Dios, no sé qué decir al respecto. Sé que no es posible nada de lo que he escrito, pero le verdad me ha gustado mucho hacerlo. Esta pareja no existe en realidad en la obra, ni siquiera un guiño a su existencia como lo tienen Ellen o la profesora de Shidou. Por alguna extraña razón mi mente empezó a escribir sobre ello y cuando me di cuenta ya estaba terminado. Sin más que decir, aquí está.


Date a Live.

Historias cortas.

Un loco intento de asesinato

Jessica Bailey había fallado tantas veces en contra de los espíritus que Westcott se vio obligado a mandarla en una misión de espionaje al igual que lo hacía con Ellen, pero en esta ocasión no habría DEM que la ayudara ni equipo para usar en contra de las chicas, únicamente sería ella valiéndose por sí misma.

—Como detesto esto—se quejaba ella—. Tener que mudarme frente a la casa de esos tontos.

La castaña lanzaba insultos cada tres segundos ya que ahora debía vivir frente al enemigo sin poder hacer absolutamente nada.

—Mientras yo me aburro aquí, Ellen seguro disfruta de mi ausencia—por más que ella quería despejar su mente, la imagen de su líder disfrutando de las simulaciones de batalla la hacía rabia—. Pero bueno, solo es una misión más y ya después regresó a mi puesto.

El solo pensar en que muy pronto regresaría a usar su equipo evitaba que se volviera loca como para a ir a atacar de frente al enemigo.

De pronto algo llamó su atención. Con ayuda de unos binoculares, se dedicó a ver hacia la casa de enfrente donde logró reconocer a la Princesa y al resto de las chicas. Parecía que todas se iban a ir, pero atrás de ellas se encontraba Itsuka Shidou. El solo verlo la hizo rabiar ya que ella lo culpaba de muchos de sus fracasos.

Las chicas parecían despedirse de él, por lo que intuyó de que probablemente él se quedara solo. Contando a cada una de los espíritus, de inmediato supo que él se encontraría solo, quizás indefenso y tal vez sin saber que su nueva vecina era en realidad una de los mejores elementos de DEM.

Sí, esa era la oportunidad que tanto había esperado. Por fin se podría vengar de todos y regresar a su vieja gloria.

—Serás mío, Itsuka Shidou.

La mujer rápidamente dejó su puesto de vigilancia para ir a buscar entre sus maletas un buen vestido que le hiciera juego con su belleza natural. Su mente estaba preparada para vengarse y humillar al hermano de quién la había derrotado hace mucho. No había forma alguna de que su plan fallase.

Ella rápidamente encontró un hermoso vestido negro con el que lucía fabulosa resaltando sus atributos y que dejaba lucir sus bien torneadas piernas las cuales se vieron ayudadas con un par de sandalias de tacón del mismo color. Tan pronto se miró al espejo, supo que era el momento de ir al hogar del chico y hacerle pasar el peor rato de su vida, y si se podía, lo capturaría como regalo para su superior.

No había falla alguna. Salió disparada de su habitación bajando rápido las escaleras y saliendo para cruzar la calle hasta aquella tranquila residencia la cual se volvería un caos. Nada parecía salir mal y ella lo sabía. Solo faltaban escasos pasos para llegar, tocar, seducir y asesinar; nada que no haya hecho antes.

«Por fin me podré vengar de ti, Itsuka Shidou»

La puerta de la residencia se abría, ya faltaba tan poco.

—¿Eh? ¿Eres tú de nuevo?... ¡Oye! ¡Cuidado por donde pisas!

—¿Qué?

Y como si el destino no fuera cruel con ella, una cáscara de banana se encontraba en el suelo la cual pisó haciéndola caer encima del Itsuka quien llevaba un bote de basura el cual derramó todo sobre la bella mujer.

—¿Te encuentras bien? —preguntó él, pero la respuesta que recibió vino en forma de sollozos—. ¡Oye! ¡No llores!

—¡¿Por qué no habría de llorar?! —gritó ella mientras tomaba el chico de su camisa—. ¡Tú y esas chicas solo me han causado desgracias desde que los conozco! ¡Incluso me vestí elegante para tratar de seducirte y matarte solo para terminar embarrada de porquería! ¿Acaso no crees que ya he tenido mucho con que DEM me castigara espiándolos?

Jessica se dio cuenta del error que cometió tras gritarle a Shidou. Parecía que la pobre estaba destinada a fracasar, incluso sospechaba que ese chico no iba a poder ser seducido por ella por la cantidad de chicas hermosas con las que convivía como para prestarle atención a una anciana.

Todo esto era un desastre, sin embargo él trato de calmarla recibiendo insultos en otro idioma que desconocía. ¿Qué podía hacer para tranquilizarla? Pedirle que dejara de llorar nuevamente no era una opción, ni tampoco decirle que si se podía ir pese a lo que le acababa de confesar. ¿Entonces que podía hacer?

—Oye… ¿Jessica? —le habló él con una voz suave que llamó la atención de la mayor—. Creo que ese vestido te queda muy bien.

—¿Eh?

—¡Digo! Creo que sí en verdad me hubieras tomado por sorpresa, creo que me hubiera quedado sin habla al verte—explicó él notando como ella se tranquilizaba un poco—. Déjame quitarte esto.

Con cuidado, él le quitó la basura que se encontraba su hermoso cabello. Sabía que todo lo que hacía era gracias a las experiencias que había tenido con las chicas, incluida la propia Ellen, pero esta era la segunda ocasión donde no recibía ayuda de Ratatoskr, llegando incluso a creer que Reine y el vice comandante se encontraban vigilando a las chicas para que no hicieran algún desastre.

Al observarla bien, su rostro parecía sincero en cuanto a sus emociones. No parecía ser que ella tratara de engañarlo, simplemente la vida no había sido justa para ella, al menos si él buscaba verlo por el lado de ella. A veces se maldecía por las decisiones que tomaba y ésta era una de ellas.

—¿Quieres comer algo? Preparé un poco de comida, pero creo que alcanzará para ti también.

—No necesito de tu lástima.

—No es lástima, simplemente quiero disculparme por lo que sucedió.

Shidou con cuidado la ayudó a levantarse notando que en verdad su vestido ahora estaba arruinado como uno de sus zapatos. Ella se encontraba humillada, pero sobretodo decepcionada de sí misma.

—Me duele—habló en tono bajo—. Me duelen las rodillas y mi tobillo derecho—ella sabía que se había raspado y que además se había lastimado justo en el pie cuyo zapato se le había roto el tacón.

El chico le sonrío esperando que ella confiara en él. Al agacharse, notó que las rodillas de ellas estaban raspadas, pero además de que su tobillo se encontraba inflamado probablemente por la caída que ambos sufrieron. Con cuidado, él desabrochó las sandalias para quitárselas notando como ella alzaba ligeramente su pie derecho mientras hacía gestos por el dolor.

—Está inflamado—dijo él.

—Gracias, Einstein.

—No tienes que llamarme así.

Viendo que de nada serviría enviarla de regreso a su hogar, decidió ir por la mejor opción que conocía. Con u rápido movimiento y intentando no avergonzarse en el acto, Shidou terminó cargando a Jessica la cual nuevamente comenzó a lanzarle insultos en otro idioma sin notar que su rostro había adquirido una coloración carmesí.

—¡Ya! ¡No me grites! —pedía él a la vez que intentaba no caer con ella—. Solo voy a curarte y a reparar tu ropa.

—¡Eres un pervertido! —exclamó ella mientras era dejada en el sofá—. ¡No me toques así nuevamente!

Shidou no pudo evitar suspirar. Sabía que era una mala idea, pero en fondo conocía perfectamente esa actitud como para saber que ella seguía triste.

Jessica miró como él se alejaba dentro de la casa. Nada de esto era lo que buscaba, ni mucho menos el ser humillada de tal forma en frente de un niño al que casi le doblaba la edad. De pronto notó que sus ojos nuevamente se llenaban con lágrimas que buscaban escapar reflejando lo que en verdad sentía en su interior.

Al cabo de unos minutos regresó Shidou con unas prendas las cuales le llenaron la atención.

—Estas son las prendas de Reine, creo que te pueden quedar perfectamente—dijo él mientras dejaba el conjunto de ropa a lado de la miembro de DEM.

—Eres mi enemigo. ¿Acaso no deberías odiarme y alegrarte por las desgracias que me suceden?

—La verdad no me importa si me quieres matar o no, sinceramente no es algo que me plazca hacer en primer lugar, pero tampoco me es justo dejarte así.

La castaña estaba a punto de decir algo cuando sintió como su tobillo se enfriaba de repente. Shidou le estaba aplicando un gel para desinflamar el cual la ayudaría con ese dolor que tanto la aquejaba. A los minutos de ser aplicado, la hinchazón bajó y el dolor ser había ido sorprendiendo mucho a la mayor.

Justo cuando estaba a punto de decirle algo al chico, nuevamente sintió otra sensación en su cuerpo, pero esta ocasión fue como un ardor intenso seguido de una sensación de frescura el cual reconoció de inmediato. El chico se encontraba limpiando las heridas de sus rodillas con alcohol para después aplicarle unos parches para que las heridas cicatrizaran sin problema alguno.

—Ya quedó—dijo él mientras dejaba de lado sus cosas—. Oh cierto, ahorita te traigo algo de comer.

—Yo no… —la mujer que estaba por negar la comida sufría nuevamente por el universo. Su estómago gruñó a tal punto que su rostro nuevamente se coloreó de vergüenza, pero en esta ocasión se cubrió con ambas manos para nos ser vista—. ¡Solo será un poco y después me voy!

—Bien, bien; estaré en la cocina si necesitas algo.

—¿De ti? ¡Nada! ¡Y ni se te ocurra espiarme mientras me cambio!

—Como tu digas.

Jessica infló sus mejillas mientras veía como Shidou desaparecía por una puerta. Ella soltó un suspiro tomando la ropa que le trajo y viéndola a detalle. Era curioso que un chico como él también conviviera con una mujer que igual le doblaba la edad, pero eso a ella no le importaba en lo absoluto ya que aquella mujer no era un espíritu o alguna clases de ser que tramara una serie de eventos para revivir un viejo amor.

El cambiarse fue sencillo, pero lo que más le llamó la atención a la miembro de DEM era que tenían un olor particular el cual ya había olido hace poco. En ese momento llegó el único miembro masculino de la casa con dos platos de una especie de sopa de crema cuyo olor despertó aún más el apetito de ella.

—Es crema de champiñones con cebollines—informó Shidou—. Veo que las ropas te han sentado muy bien.

—No son mi estilo—respondió ella mientras desviaba su mirada a otro lado—, pero creo que me sientan bien pese a todo.

—Te hacen lucir más joven—opinó llevándose de parte de Jessica una mirada molesta—. Creo que no debí ha de dicho eso, ¿verdad?

—Para ser alguien que se la pasa rodeado de mujeres, eres pésimo al relacionarte con ellas.

Shidou no dijo nada al respecto ya que en parte era verdad. Casi siempre recibía ayuda de Reine o de Kotori para poder llevar sus citas con éxito en un inicio, y justo en este momento rezaba para que parte de ese conocimiento nuevamente resurgiera como momentos atrás sucedió.

Tan pronto la mujer probó un poco, los sabores estallaron en su boca haciendo que ella gritara de alegría recordándole a Shidou cierto personaje de anime que chillaba de la emoción casa vez que comía los alimentos que su protegido preparaba acompañada siempre por una buena lata de cerveza.

—Lamento eso—dijo Jessica tras darse cuenta de su infantil comportamiento.

—No pasa nada, puedo ver que es la primera comida deliciosa que has probado en un tiempo.

—Sí, la primera desde que me mandaron a este trabajo.

Por alguna razón la expresión de la castaña cambió y Shidou se había dado cuenta de ello. En su mirada no estaba esa locura con la que enfrentó a Mana, ni mucho menos se encontraba ese odio que tanto profesaba hacia él como hacía las chicas; ella no mostraba nada de eso que tanto decía, sino que mostraba tristeza, decepción y odio, pero tal vez hacia sí misma.

Los dos comieron en silencio. Nuevamente una extraña atmósfera ocasionaba que se trataran como completos extraños haciendo que Jessica pensara las cosas una y otra vez analizado todo solo para darse cuenta de que la compañía de Shidou no era tan mala como creía.

Ya terminada la comida, Shidou fue a lavar los platos siendo su salida seguida por aquellos ojos celestes que durante un tiempo lo habían vigilado. Tan pronto se perdió de la vista de Jessica, ésta soltó un suspiro fuerte que denotaba cansancio. Ella no podía odiarlo ahora que tuvieron una extraña convivencia porque de alguna forma su sentido común le había gritado haciendo que se cuestionara las órdenes que el presidente de DEM y Ellen le habían ordenado por tanto tiempo.

—¿Por qué me es tan difícil odiarlo ahora? —se preguntaba ella mientras recordaba que hace una hora estaba feliz con matarlo y en este momento se encontraba verdaderamente feliz a su lado—. ¿Será porque es la primera vez en mucho tiempo que tengo a alguien con quien hablar?

Para Jessica todo era extraño y confuso. Por alguna extraña razón, desde que él la cargó, no, desde que él le dijo que esas palabras cuando lloraba, todo se había ido por el caño.

—Me sentí feliz y como una chica nuevamente—murmuró para sí misma mientras desviaba su mirada hacia donde él había desaparecido—. Puede que sea esta la razón por la que Ellen-san no ha querido venir aquí.

La chica se imaginó a su superior en los brazos del joven Itsuka quien disfrutaba de ver el rostro sonrojado de Ellen quien gritaba para ser bajada al piso.

Después de unos minutos regresó Shidou con un poco de flan para ambos siendo recibido por una feliz Jessica que agradeció tímidamente logrando sonrojarlo. Los dos se encontraban sentados el uno al lado del otro comiendo ese postre en silencio el cual terminó cuando ella comenzó a reír de repente.

—¡Dios! ¿Acaso no podemos tener una conversación normal para dejar este silencio? —ella miro seriamente a su compañía quien reía nerviosamente ante el cambio de actitud que tuvo—. ¿No me digas que te ha asustado la bella y sexy Jessica Bailey? ¡Eres Itsuka Shidou! ¡Tú enamoras mujeres con tu encanto y ahora te pones nervioso?

—¡No es lo mismo! —dijo buscando defenderse de alguna forma ante las palabras de la mujer—. Yo no le temo a tu presencia—la actitud que Shidou había tomado llamó mucho la atención de la castaña.

—¡Entonces hablemos! ¡Sí, hagamos eso! —Jessica no sabía si era la tensión o algo más que la hacía hablar, pero agradecía que su boca no se haya mantenido cerrada—. ¡No debes dejar a una bella mujer como yo en silencio! ¡En especial cuando disfruta un flan como este!

—¿Eh? ¿Gracias?... ¡Quiero decir! ¡Por supuesto que no te dejaré aburrirte en silencio! —y él tampoco sabía como los dos terminaron elevando su voz en una conversación así—. Sabes, creo que es la primera ocasión en que no encuentro nada para conversar… Creo que te has decepcionado de mí.

—Creo que Itsuka Shidou puede hacerlo mejor, pero necesita ayuda—dijo ella—. ¿Quieres saber un poco de mí?

Shidou iba a decir que no era necesario, pero al verla notó lo risueña que se encontraba y por ello decidió aceptar su propuesta. Tal vez lo que ella le dijera sería útil en un futuro, o puede que no, pero de cierta manera se sentía atraído por conocer más de la agente de DEM quien hace poco buscaba matarlo y con quién ahora compartía un delicioso flan que de alguna manera creía que los había ayudado.