La historia es una adaptación del libro Loving the White Liar de Kate Steward y los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. Si tienes la oportunidad te recomiendo que leas el libro original.


Epilogo

Hay un dicho o tal vez una canción que dice "siempre lastimas a aquellos que amas". Pero, para mí, la parte que le falta es que, aquellos que sobreviven esas heridas pueden acabar prosperando juntos al final.

Nunca sabes cuánta fuerza tienes hasta que te ves obligado a pasar a través de lo imposible. Nunca sabes cómo de horribles se pueden poner las cosas hasta que has estado en las trincheras. Y nunca te puedes imaginar cuánto puedes amar verdaderamente a alguien hasta que han experimentado ese dolor junto y compartido la pala de excavar para salir de la oscuridad.

Me encantaría decirte que mi relación con mi esposo fue más sencilla de mantener, que discutíamos menos, que nos amábamos más y que no nos preocupábamos por las pequeñas cosas, pero eso no sería la verdad.

No, la verdad es una historia mucho mejor que contar.

Y la verdad era, que discutíamos durante nuestros primeros años de matrimonio, pero luchamos el uno por el otro. En retrospectiva, miró hacia atrás, a esos días como lo mejor y lo peor. Fue tan difícil como Carlise Cullen prometió que seria y todavía luchamos. Pero luchamos siempre juntos, con el mismo objetivo y siempre tenemos un adversario en común. Y con cada año que nos pasó, celebrábamos nuestra victoria, sin perder jamás el interés y sin permitir jamás que un duro invierno arruinara nuestro verano sin fin. Había aprendido más sobre mi misma en mis años con Jasper de lo que alguna vez habría podido descubrir por mi sola.

A día de hoy, después de dos años de verano de casados, miré hacia mi amor mientras hablaba incesantemente con mi hermana, Jane, quien por primera vez en diez años llevaba su propio color de cabello. Me reí internamente al darme cuenta y miré hacia Rosalie para ver si estaba haciendo lo mismo. Pero sus ojos estaban ocupados disparándose entre Emmett y su adorable hija.

Rosalie y Emmett había salido brevemente hace unos años cuando se conocieron en nuestro apartamento, pero habían roto cuando Emmett había insistido que quería más de Rosalie y ella había insistido en que no tenía nada más para dar. Podía ver el arrepentimiento claro en sus ojos mientras miraba a su pequeña niña corriendo en el patio de Mallory. Rosalie me miró mientras le guiñara un ojo y asentí para que fuera a hablar con él. Se encogió de hombros y le dio un gran trago a su té "especial" y luego se abrió paso hacia él.

Bajo la mesa de picnic, observé a mi hermano Brady mientras se quejaba del calor con el tío de Jasper, Caius. Se había aparecido en una de sus sudaderas de mierda y pensé que él la incomodidad se la tenía bien merecida.

Mi hermana pequeña Bree estaba ocupada corriendo detrás de Trip para conseguir sacar de su boca lo que estaba segura era un objeto extraño. Me reí cuando Trip desató el infierno cuando consiguió quitárselo. Ella me miró completamente disgustada cuando él le lamió la cara.

Esto era el paraíso.

No sólo teníamos un almuerzo en casa de mi madre, teníamos un día familiar en casa de Mallory también. Mi madre y Mallory se habían vuelto muy amigas durante los últimos dos años y habían hecho un viaje a Las Vegas juntas. Pensé que encajaba completamente de alguna manera. Estaban viviendo como señoras independientes y hasta donde podía ver no tenían planes para desacelerar. Me reconfortaba infinitamente continuar siendo tan amiga de Allie, quien estaba callando a su nuevo esposo al final de la mesa.

Edward se inclinó, pareciendo disfrutar su incomodidad mientras ella lo regañaba con sus susurros. Le lancé un guiño a él. Edward había terminado siendo la pareja perfecta para Allie. La volvía completamente loca, pero de una buena manera. Jasper y yo pasábamos a menudo los fines de semana con ellos, jugando a cartas y viendo películas, mi esposo todavía seguía siendo un hombre hogareño. Hubo un momento cuando pensé que perdería a mi mejor amiga a tener un esposo, no me di cuenta que la vida estaba empujando a Allie al de ella.

Nuestra amistad nunca había perdido su fuerza y nunca lo haría. Ella era una amiga malcriada y llorona y como dije, esas son las más importantes y las que más perduran. Estábamos condenadas a cadena perpetua ella y yo. Y cuando estuve a su lado en su día de boda, vestida elegantemente con mi vestido de dama de honor y Allie miró a los ojos del novio, supe que finalmente había encontrado un hombre que no la haría cuestionarse su amor, no la haría preguntarse donde estaba su lealtad. Vi a Edward profesarle su amor a mi mejor amiga sin reservas y con todo su corazón y sólo profundizó mi apreciación por la forma en que las cosas salieron.

Algunas veces las cosas de las que estamos tan seguros pueden de repente cambiar en cosas que debemos dejar ir para poder aterrizar en el camino en que debemos ir.

En mi caso, tuve una idea clara durante años de cómo exactamente quería que pasaran las cosas y qué clase de hombre elegiría para dejar que sucedieran. Mi amor y mi relación con Jasper reacomodó por completo mi orden en una perfecto caos.

—Hazme espacio —vociferó Mallory con una olla de guiso caliente, una olla de mariscos ebullición mientras la dejaba encima de la mesa de picnic. Extendiendo frente a nosotros un festín de salchichas, maíz, patatas rojas, y patas de cangrejo sazonado de mantequilla.

El tío Caius hizo letanía india como una oración y todos respondimos "Amen" y miramos la comida. Miré hacia mi madre mientras esta recorría la mesa, observando a cada uno de sus hijos con su sonrisa medida al igual que yo. Y cuando sus ojos cayeron en los míos, su sonrisa solo se ensanchó. Nuestros ojos conectaron, nos dimos un asentimiento la una a la otra antes de regresar la atención al resto de la fiesta.

Estaba con los codos apoyados comiendo cangrejo y pensando en mi luna de miel cuando me encontré con los sabios ojos de mi esposo al otro lado de la mesa. Él parecía estar recordando lo mismo cuando me dio una sonrisa lenta, dulce y acalorada.

Era real. Era amor. Era felicidad. Erramos nosotros, para Jasper y para mí, eso significaba para siempre.

Tres años despues

Limpiando mis pies en el felpudo de la entrada, caminé a través de la puerta principal de nuestra nueva casa completamente exhausta. Peleé con Trip en la puerta con mi habitual "relájate", con un fuerte susurro mientras me quitaba los tacones y me asomaba dentro del dormitorio sabiendo que vería a Jasper dormido profundamente. Me subí a la cama y me incliné mientras observaba la pequeña tormenta de destrucción que se cernía sobre él.

Ella estaba únicamente con el pañal y un solo un calcetín, en su mano rechoncha tenía en un puño su camiseta mientras su mejilla descansaba contra él. Tenía las cejas oscuras de su padre, espesas y largas pestañas y se veía completamente comestible. Luché contra la urgencia de apartarla de su pecho solo para tenerla cerca.

Los ojos de Jasper se abrieron lentamente mientras me inclinaba y me disculpé cuando una lenta y dulce sonrisa apareció en su rostro.

—Lo siento —susurré, depositando un suave beso en sus labios.

—De ninguna forma, es noche de cita —dijo, mirando al reloj al lado de nuestra mesa de noche—, o lo era.

—Sí, tuve que resolver una crisis. Lo siento.

Miró de nuevo hacia mí y su boca se retorció.

—No te vas a librar de ella.

Zoe levantó su cabeza, abriendo sus profundos ojos azules para mirarme directamente con una pequeña sonrisa de reconocimiento antes de caer de regreso sobre el pecho de su padre y desmayarse. Jasper y yo nos reímos cuando dejó salir un suave gruñido en protesta por haber interrumpido su sueño.

Nuestro bebé vino a este mundo hacía seis meses y se convirtió en la pequeña más mimada de todo el planeta y nosotros no lo habríamos permitido de otra forma.

—Colócala en la cama. Iré a organizarme —ordenó, decidido a salvar el tiempo que nos quedaba.

—Acabo de encontrar a Trip comiéndose otro pañal —le dije mientras la levantaba contra mi pecho.

—Por Dios, al menos era uno sucio… ¿verdad? —Besé la mejilla de Jasper y me eché hacia atrás al notar su olor.

—Apestas completamente, ve a bañarte, yo me encargo de esto —dije besando la mejilla suave y regordeta de Zoe.

Jasper me mostró una pequeña sonrisa.

—Tu TOC está desapareciendo —bromeé mientras entraba a la habitación de Zoe y la puse en su cuna personalizada por Jay.

Zoe levantó su cabeza de nuevo y contuve mi aliento antes de empujar su pequeño trasero en pañales y tranquilizarla. Tracé el trabajo de plantillas en la cuna con mi dedo admirando el talento de mi esposo para hacer hermosos bebés y cunas personalizadas. Di un paso atrás para observar el resto de la habitación. Estaba llena de colores brillantes y jamás fallaba en llamar mi atención. El techo sobre su cuna era una frase en esténcil de los Beatles.

QUE LOS SUEÑOS DORADOS LLENEN TUS OJOS LAS SONRISAS TE DESPIERTEN CUANDO TE LEVANTEES.. DUERME, QUERIDA MÍA, NO LLORES Y YO TE CANTARÉ UNA CANCIÓN DE CUNA

El resto del cuarto era una mezcla de Sergeant Pepper's y The Magical Mistery Tour*. Cuando le dije a Jasper que nuestra pequeña niña venía en camino, se había puesto inmediatamente a trabajar en hacer todo perfecto. Secretamente sabía que había esperado un niño, pero cuando puse a Zoe en sus brazos, la mirada en su rostro me dijo que la decepción no existía.

Toda nuestra casa estaba amueblada casi íntegramente con el trabajo de Jasper. Después de que me tallara una silla personalizada para mecerme y me la entregara en mi baby shower delante de mis invitados, ordenes individuales habían llegado de todos lados.

Una vez que Jasper terminó un catálogo de muebles para la pequeña, la demanda de este lo alejó de su tío y lo mantuvo lo suficientemente ocupado para convertir el edificio de nuestro patio trasero en un taller de trabajo. Así que cuando no estaba trabajando, nos tomábamos turnos para cuidar de nuestra diva para ambos tener nuestro trabajo soñado.

Mi teléfono sonó y salí rápidamente del cuarto para poder responder.

—Whitlock PR, habla Isabella.

—Jefa, sé que es la noche de cita, sé que me dijo que no la llamara por ninguna razón, pero…

—Estás despedida —bromeé, abriéndome paso hacia la cocina para servir algo de vino.

—Muy gracioso —resopló mi asistente Angela–. Conseguimos la cuenta del gimnasio.

—Eso es genial, cariño. Gracias por llamar —dije, sabiendo ya esa información.

—Y a toda la cadena —añadió, paralizándome mientras descorchaba la botella, pregunté:

—¿La cadena?

—Todas, las doscientas sedes. Quieren una organización completa y luego quieren individualizar la cuenta para cada uno con un mantenimiento mensual. Acabo de enviarte un contrato para dos años. —Me senté en una silla que no existía y aterricé sobre mi trasero.

—¿Jefa, está ahí?

—Estoy… ¿qué?

Escuché a Angela estallar en carcajadas al otro lado de la línea, porque eso es lo que Angela hacía, se reía.

—Nosotros… necesitamos… —Estaba divagando como una idiota mientras los números circulaban en mi cabeza.

—Más trabajadores. Estoy en eso. Al menos cuatro, ¿verdad?

—Angela —dije con incredulidad mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

—Lo hiciste —dijo con orgullo.

—¿Cariño, por qué estas sentada en el suelo? —preguntó Jasper mientras entraba a la cocina, recién bañado y mirándome divertido.

—¿Jefa, está ahí?

—Sí. Oh, Dios, vamos a tener que…

—Nada —corrigió Angela—. Para eso fue que me contrató. Tenga una buena noche con el señor esta noche, y venga tarde y enloquezca mañana. Yo me encargo de esto. Buenas noches.

Sostuve el teléfono en mi mano y lo miré mientras Jasper me levantaba del suelo.

Me giré hacia Jasper con una sonrisa.

—Jasper, lo hicimos. Conseguimos una cadena —dije con los ojos abiertos.

Jasper me abrazó.

—Eso es increíble —murmuró—. Te mereces esto.

—¡No puedo creer que esto esté sucediendo!

—Eso fue lo que dijiste el día que renunciaste en la agencia —me recordó mientras me quitaba la chaqueta de mi traje—. Y el día que me dijiste que estabas embarazada –dijo, trabajando rápidamente en mi blusa.

»Y el día que Mallory nació. —Se rio—. Y el día que firmamos para comprar esta casa.

Miré al profundo azul que me tenía cautiva.

—No puedo creer que esta sea nuestra vida.

Sus ojos brillaron y me miraron con intenciones claras.

—Y ahora estás a apunto de tener el cabello desordenado por el sexo.

—Oh, sí, por favor —dije mientras su boca bajaba a la mía.

Su lengua se hundió profundamente mientras la abría por completo para él. En minutos, estuvimos perdidos el uno en el otro mientras estaba apoyada medio desnuda en la isla de la cocina sin mi blusa. Jasper comenzó con los botones de mis pantalones cuando noté que Trip se nos unía en la cocina, destruyendo uno de los juguetes de Mallory.

—Jay —lo interrumpí mientras dejaba besos sobre mi estómago—. Jasper, Trip tiene uno de los juguetes de Mallory.

Ignorándome, trabajó en mi cinturón, cuando lo aparté de mí pecho.

»Jasper —lo interrumpí ásperamente mientras entrecerraba su mirada.

Lo empujé suavemente mientras miraba a Trip luchar con el gran juguete de plástico en su boca gruñendo. Me bajé de la isla para quitarle el juguete y cuando me agaché para tomarlo me di cuenta de lo que era.

—Es JT. ¡Se está comiendo a JT! —Escuché a Jasper comenzar a aullar de la risa detrás de mí, mientras comenzaba a tirar con fuerza del vibrador magullado y regañaba a Jasper—. ¡Pensé que habías tirado esto!

—Lo tiré en un cajón. Soy demasiado listo como para meterme con los juguetes de una mujer. No tengo ni idea de cómo lo consiguió —rio mientras batallaba por el pedazo de plástico entre los dientes del perro.

—¡Jasper ayúdame a quitárselo!

—De ninguna manera —dijo, histéricamente—. Esto es lo más emocionante que he visto en todo el día. Mi esposa sin blusa peleando con un perro por su vibrador… ¿Tenemos palomitas?

—¡No vas a ver tetas en un año si no me ayudas!

Jasper sin dejar de reír histéricamente, le dio un golpecito en la nariz a Trip, haciéndolo chillar y soltar el vibrador en el suelo.

Lo recogí rápidamente y lo puse sobre la encimera mientras mi esposo estaba inclinado con sus manos sobre las rodillas, mirándome mientras intentaba mantener la compostura.

—No puedo creer que esta sea nuestra vida, tampoco.

Otra ronda de carcajadas, esta vez viniendo de nosotros, nos tuvo sentados en el sofá minutos después con nuestra exigente diva.

»Voy a acomodar mi oficina aquí mañana. No me voy a perder otro día de esto —dije mientras Mallory articulaba algunas cosas.

—Te extrañamos, pero hemos estado bien —dijo Jasper, agarrando su mano mientras ella soltaba sus galimatías hacia él.

—Ni un día más —dije firmemente mientras mi hija babeaba sobre mi pecho y agarraba mi cabello.

—Bien —susurró, besándome el cuello.

Mallory comenzó a lloriquear y Jasper agarró la caja con la que se había propuesto hacer la mesita de centro y le dio la vuelta, tirando de una lengüeta de plástico, circular, blanca. Sonó la canción de Piña Colada y miré lo miré sorprendida.

—¿Siempre fue así?

—Sí —se rio—. Nunca me dejaste hablarte sobre la caja.

—¿La canción del desengaño? —pregunté mientras Mallory rebotaba en mi regazo mientras tiraba de la cadena de nuevo.

—No —dijo Jasper mientras me llevaba hacia su pecho y tiraba de la cadena—. Es la canción de "todo los caminos conducen a ti".

Nos quedamos a ver Cenicienta y no pude evitar pensar en una época cuando no estaba segura si era posible tener un final feliz con Jasper. Tan tranquila como parecía nuestra vida durante estos días, en otros días lo único que faltaba era un mono al hombro y una rueda de la fortuna para convertirlo en un circo en su máxima expresión.

Jasper todavía tenía TDAH, eso jamás cambiaría y seguía sin medicación por decisión propia, sin contar una pequeña píldora de corta duración para la ansiedad que lo ayudaba cuando se sentía nervioso. No quería tener arrebatos frente a su hija y honestamente eso era lo que ambos más nos temíamos. Todos nuestros problemas jamás desaparecerían mágicamente, pero parecían perder fuerza mientras más tiempo estábamos juntos. Recibíamos asesoramiento del doctor Cullen cuando lo necesitábamos, pero el tiempo había demostrado ser nuestro mejor aliado.

Algunas veces me preguntaba si lo amaría tanto sin sus peculiaridades e idiosincrasias. Amaba a Jasper, por tanto amaba el TDAH y ese pensamiento por si solo me dejaba saber que ya había recibido lo mejor de mi archienemigo.

Jasper todavía tenía TDAH, Trip todavía tenía una habilidad especial para arruinar nuestra vida sexual, y mi hija tenía francamente, una actitud mimada que fue evidente desde el minuto en que nació. No había ni orden ni concierto en nuestra vida diaria. Seguiríamos luchando con las probabilidades durante tanto como nos quedara aliento. Nos teníamos el uno al otro para batallar y eso siempre había sido suficiente. Pero ahora que éramos tres, lo que hizo cada día y cada victoria mucho más dulce.

Miré hacia Jasper, quien estaba pasando sus dedos a través del fino cabello castaño de su hija y sonreí. Por mucho que nuestra vida hubiera cambiado, y sobre todo para mejor, las cosas todavía estaban igual.

Esperaba enseñarle a mi hija a amar incondicionalmente como mis padres me enseñaron a mí. Rezaba para que viera la belleza en las peculiaridades de su padre a medida que creciera y mantuviera su buen humor cuando la acorralara contra la pared con su escudo protector. Rezaba por si era diagnosticada con el trastorno, pudiera sentirse a salvo y cómoda en un mundo que podría hacerla sentir cualquier cosa menos eso. Que luchara como lo hizo su padre para encontrar su sitio y su paz, incluso si esa paz significaba solo momentos robados.

Hace mucho tiempo, las preocupaciones de ese tipo amenazaron con destruir lo que más quería con todas mis fuerzas: una vida con mi esposo. Ahora me centraba en el día a día, sabiendo que el futuro me traería un poco de todo.

Así que en lugar de detenerme en los que pasaría si, me senté en mi sofá agradecida por mi mentiroso piadoso, nuestro retorcido perro, y nuestra exigente diva mientras veíamos a la maltratada princesa ser rescatada por un apuesto príncipe y comíamos cazuela de pollo del día anterior porque… esas eran nuestras cosas.

Y eso era más de lo que pude haber pedido.

Y esperaba que jamás terminara.

* Sergeant Pepper's and The Magical Mystery Tour: Ambas son portadas de discos de los Beatles.