Hola a todos, gracias por leer este fanfic, el cual espero sea de su agrado.

Este sera un fanfic corto, de menos de 10 capítulos en los cuales trato de demostrar ciertos acontecimientos del anime del 2019 desde la perspectiva de Hyakkimaru, y como poco a poco se fue enamorando de Dororo.

Este fanfic tomará en cuenta todos los sucesos canónicos ocurridos en el anime, con unos cuantos headcanon míos, como son ciertas habilidades de Hyakkimaru, así como acontecimientos ocurridos entre capítulos o eventos del anime.

Cabe aclarar que este fanfic no tendrá escenas de sexo ni nada subido de tono, todo será tomado desde un punto de vista romántico y desarrollo de sentimientos, más que nada por la cuestión de la diferencia de edades de ambos personajes.

*Disclaimer: Dororo (2019) le pertenece a Ozamu Tezuka, Tezuka Productions y Mappa, yo utilizo sus personajes únicamente con el propósito de la realización de este fanfic.

Capítulo 1

Encuentro con una pequeña alma

— ¡Mamá, mira! Ese chico parece una muñeca viviente…

— Basta Hiroshi. Ni siquiera lo voltees a ver, sólo sigue caminando.

Las dos flamas que en un principio se acercaban hacia él se dieron la media vuelta y retomaron su camino, evitando de esa manera pasar a su lado. Hyakkimaru no le dio mayor importancia y continúo su caminar, desde que comenzó su viaje muy a menudo le pasaba eso, por esa razón comenzaba a acostumbrarse a esa reacción por parte de esas flamas blancas con las que de repente se topaba.

Aunque realmente no le importaba, había una parte de él que no podía evitar sentirse confundido al no entender la razón de que se alejaran de él. Con un impulso involuntario, sujetó con fuerza la capa que llevaba puesta y la asió más hacia su pecho, de manera que esta cubriera lo mejor posible las prótesis que llevaba por brazos y su pierna izquierda.

Le gustaba esa capa, su padre adoptivo se la había dado antes de que partiera en su viaje por la caza de demonios. Había pasado casi un mes desde que había abandonado su antiguo hogar, y la capa había resultado más útil de lo esperado. En un principio le servía para pasar desapercibido y no llamar mucho la atención, después comenzó a usarla para acostarse sobre ella al momento de dormir o arroparse con ella en las noches frías.

Por supuesto él no tenía sistema nervioso por lo cual no podía sentir el frío ni el calor, simplemente repetía las acciones que había aprendido de aquella alma más grande que lo había acompañado desde que tenía uso de razón, de esa alma bondadosa la cual siempre demostró preocuparse por su bienestar y seguridad. Para Hyakkimaru y su falta de sentidos muchas cosas no le quedaban claras, pero él pensaba que si su padre adoptivo había hecho esas cosas por él antes debía ser por algo, así que él simplemente repetía esos patrones pues de esa manera se sentía seguro.

Permaneció caminando unos cuantos minutos más cuando una enorme flama roja, tal cual el color de la sangre pasó corriendo a gran velocidad a unos metros de él. No había duda, era un monstruo. No perdió tiempo, y con gran agilidad giró sobre sí mismo para perseguir esa flama demoníaca y acabar con él. Lo derrotó en un abrir y cerrar de ojos, por desgracia no hubo ningún cambio en su persona al hacerlo, lo que significaba que ese monstruo no tenía ninguna parte de su cuerpo. Sin nada más que hacer, dio un suspiro bajo y retomó su caminar con la esperanza de encontrar algún otro monstruo o demonio en su camino.

Tal cual como siempre lo hacía desde el inicio de su viaje, Hyakkimaru atrapó unos cuantos peces para cenar y posteriormente se fue a dormir, colocando la capa en el suelo cerca del río para acostarse y acurrucarse con ella. Esa noche tuvo una pesadilla recurrente, una pesadilla que ya en más de una ocasión había tenido cuando era más joven. Un samurái con una cicatriz de x en su frente levantaba sus manos, riendo de una manera fría y cruel. Detrás del hombre, aparecieron 12 estatuas con caras grotescas y demoniacas, riendo de una manera malévola en coro junto al samurái, posando sus atemorizantes ojos rojos y brillantes sobre un pequeño bulto que estaba en el suelo. El pequeño bulto no era nada más que un bebe al cual le faltaban muchas partes de su cuerpo, el bebé intentaba llorar, pero ningún sonido salía de la indefensa criatura. Los demonios se acercaban cada vez más al bebé, abriendo sus gigantescas bocas, mostrando unos colmillos afilados y repugnantes. El bebé intentaba moverse, pero no podía hacer nada, cada vez estaban más cerca, estaban a solo segundos de devorarlo cuando Hyakkimaru despertó y se levantó de golpe, respirando agitadamente.

Tal cual como siempre lo hacía cuando era más joven, levantó sus brazos y agitó sus palmas levemente, pero nada pasó en esta ocasión. Ladeó la cabeza; extrañado, recordando como siempre que había hecho eso antes, este simple acto hacía que su padre adoptivo viniera corriendo a su lado para asegurarse de que todo estaba bien. Hyakkimaru veía a la flama blanca colocarse delante de él, y el estiraba sus brazos para tocarlo, con ese simple acto le bastaba para tranquilizarse y saber que no debía preocuparse de nada. Pero era cierto… Ya no estaba con él. Jukai estaba muy lejos ahora, por lo que tenía que entender que ya no podría contar con él cuando tuviera esa clase de problemas, él estaba solo, ya nadie lo ayudaría jamás.

Aún con la respiración algo descontrolada, Hyakkimaru intentó hacer a un lado la experiencia vivida por ese mal sueño para volver intentar dormir, pero le resultó muy difícil lograrlo. El recuerdo de Jukai no se alejaba de su mente, y entre más pensaba en él, sentía algo extraño y desagradable, una opresión en el pecho, un dolor que no se iba y aumentaba. Hyakkimaru no sabía que significaba ese dolor que sentía dentro de él, pero una cosa si era segura, no le gustaba absolutamente nada.

Así pasaron unos cuantos días más con la misma rutina, Hyakkimaru caminaba de un lado a otro buscando demonios, cazando animales y comiendo frutos del bosque para sobrevivir, mientras la gente lo veía y evitaba. Comenzaba a acostumbrarse a ese estilo de vida y no le desagradaba del todo. Los problemas siempre venían en las noches, pues era en ese momento cuando más resentía el haberse ido de su casa y la ausencia de Jukai.

Ya no quería sentir esa opresión en el pecho, por lo que trató de hacer esos pensamientos a un lado y se concentró en cruzar un puente que estaba a unos cuantos metros de él. De reojo pudo ver una mancha roja acercándose a lo lejos por el que parecía ser un río. Volvió la vista y se concentró en esa habilidad que tenía desde pequeño, al hacerlo, se dio cuenta que, en efecto, una flama roja se acercaba cada vez más a él.

A unos cuantos metros de donde estaba también pudo distinguir cuatro almas debajo del puente, tres almas grandes y un alma más pequeña. Su habilidad de percibir almas también le permitía captar las emociones de los seres vivos, es por eso que le llamó la atención ver como la pequeña alma parecía sentirse lastimada o atemorizada por algo. Pensó en si debía intervenir, pero al darse cuenta que el demonio ya estaba por llegar al puente se dio cuenta que no era momento para eso, su única preocupación debía ser el demonio y nada más.

El demonio comenzó a atacar a las tres almas más grandes, no perdió tiempo y se deshizo de sus prótesis en los brazos para acabar con ese demonio. La pequeña alma estaba en el camino, por lo que no le iba a quedar más remedio que ayudarla y apartarla de ahí para que no le pasara nada. Unos cuantos cortes en el puente bastaron para que esta misma construcción le sirviera de ayuda para debilitar al demonio, una vez agotado y lastimado, no le costó gran esfuerzo darle el golpe final a la desagradable alma roja frente a él.

Una vez se cercioró que el demonio en verdad estaba muerto recogió su katana y se dirigió tranquilamente a la orilla del río, donde la pequeña alma ya se estaba dirigiendo a donde estaba él con paso presuroso. Le pareció muy extraño ver como la pequeña alma parecía estar sosteniendo sus prótesis ¿estaba viendo bien, o por primera vez su habilidad le estaba fallando? Para asegurarse, levantó sus katanas las cuales tenía en lugar de brazos y la pequeña alma se acercó a él, colocando sus prótesis en su lugar correspondiente. Por supuesto que al no tener oídos no podía entender nada de lo que decía, pero la pequeña alma se movía de un lado a otro alrededor de él, ocasionando que, por primera vez, Hyakkimaru se sintiera un tanto curioso de la pequeña flama blanca frente a él.

Sin previo aviso, comenzó a sentir algo extraño en su interior, su máscara cayó al suelo y su visión especial le indicaba que había algo raro con su cara. Su cuerpo ya no se veía igual que antes, había vuelto a pasar como cuando recuperó su pierna, al matar a ese demonio del río había logrado recuperar otra parte de su cuerpo, al parecer era la piel.

La pequeña alma cayó de espaldas al suelo al ver el grotesco espectáculo de la máscara en el suelo, y como la piel crecía en el cuerpo de Hyakkimaru. De nueva cuenta, podía percibir como la pequeña alma era invadida por una sensación de miedo. Hyakkimaru supuso que iba a ser como siempre pasaba, la pequeña alma se levantaría y se iría corriendo atemorizada, tal y como siempre lo hacían todas las personas con las cuales se encontraba. Jukai era la única persona que había permanecido a su lado a pesar de su monstruoso aspecto, y estaba seguro que esto no iba a cambiar.

Adelantándose a los hechos, Hyakkimaru se hizo a un lado evadiendo a la pequeña alma aún en el suelo y decidió retomar su viaje, dejando su antigua mascara en el suelo. Sin embargo, para su sorpresa, apenas había dado unos cuantos pasos cuando la pequeña alma se levantó rápidamente del suelo y comenzó a seguirlo.

Continuará

Espero este primer capítulo haya sido de su agrado, comentarios, quejas o sugerencias son más que bienvenidas. Por las mismas discapacidades de Hyakki me resulta muy complicado escribirlo, así que espero haber hecho un buen trabajo n-ñU

Se estará subiendo un capítulo nuevo cada semana, o si puedo antes lo haré.