Eventualmente la familia creció, Shikadai fue el primogénito de los Nara. Un pequeño que era idéntico a su padre a diferencia de los ojos blancos que eran claro indicio de que heredó el Byakugan de los Hyuga. El pequeño era amigo de Menma Uchiha, el hijo de Naruto y Sasuke, quienes discutieron al momento de elegir el apellido del niño y evidentemente el rubio perdió debido a que fue quien estuvo embarazado(a).

Meses más tarde Hinata y Sasuke se encontraban en la dulce espera, para la Nara era la segunda vez, más para el azabache era la primera vez y estaba al borde de una crisis emocional en la sala de espera del hospital donde realizaban los chequeos mensuales.

— Sasuke, deberías calmarte. — Hinata trató de serenar a la mujer que ahora era Sasuke. — Ya vas en el séptimo mes del embarazo. Tu bebé siente todo incluida la ansiedad.

— Exacto, sabe que soy un... una desertora...— Sasuke temblaba y negaba con la cabeza. — No se si podré cuidarla bien.

— Cambiemos de tema, ¿ya sabes qué nombre elegirás?

Ahora se veía enfadada — Naruto quiere ponerle Mariko, esperamos una niña y ese no es nombre para una dama. Incluso estaría de acuerdo si hubiera elegido Kushina.

Hinata asintió — ¿Qué nombre le pondrías tú?

— Mikoto o Azumi, mi hija será más una Uchiha, Menma es idéntico a Naruto porqué lo gestó él.

La puerta del consultorio del hospital se abrió, una embarazada salió y posteriormente Sakura asomó la cabeza — Sasuke Uchiha.

De inmediato el mencionado se puso en pie y caminó hacia el consultorio. Hinata sonrió para sí, vaya que los nervios del primer embarazo eran comunes. Aun recordaba los suyos, tras la derrota a Toneri estuvo tan irritada que casi golpeó a Shikamaru, pero él sabía muy bien como calmarla; Una sesión de besos y masajes en la bañera.

La puerta de otro consultorio se abrió y esta vez Tsunade fue la que la llamó. Era el chequeo para saber el sexo del bebé. Miró el reloj de su muñeca, en cualquier momento Shikamaru y Shikadai llegarían; su esposo fue a recoger a su hijo de la academia pre-escolar.

Al estar recostada con el vientre descubierto, la puerta del consultorio de abrió dejando ver a padre e hijo con su peinado de piña característico.

— ¿Podemos pasar? — Preguntó Shikamaru. Quien se dejó crecer la barba como su padre. Era todo un galán.

— Ya están dentro — Fue la respuesta de Tsunade, mientras preparaba untaba el gel sobre el vientre de Hinata — Acérquense.

Al observar la pantalla los tres Nara no llegaron a comprender qué eran aquellas imágenes grises. Por mucho que Tsunade se esforzara en señalar brazos y piernas no había manera de diferenciar nada en aquellos contrastes, solo escucharon el latir del corazón, algo que emocionó mucho al pequeño Shikadai.

— Es una niña — Anunció Tsunade.

La alegría no se hizo esperar, la pequeña familia estaba más que feliz.

Ino se autoproclamó madrina de la pequeña que venía en camino, Choji y su esposa Karui era los padrinos de Shikadai, por lo que no opuso resistencia y al siquiera intentarlo era seguro que la Yamanaka no se quedaría de brazos cruzados.

Hinata y Shikamaru pensando en el nombre Shikari, mas Yoshino, Hiashi y Hanabi pensaban que Hineko o Nezuko estaba mejor. A Shikadai se le ocurrió que podría llevar aquellos tres nombres, después de todo él también tenía tres y solo lo llamaban por el primero.

Para cuando nació la pequeña fue evidente que los genes Nara predominaron en la apariencia, excepto en los ojos otra vez.

Las probabilidades de una vida feliz eran extensas, Hinata lo sabía, por muchas dificultades y enemigos que llegaran a la aldea siempre estaría para proteger a sus retoños, eso fue muy claro ya que cuando ambos pequeños estuvieron en la Academia ella se convirtió en mentora de nuevos jóvenes aspirantes a Chunnin.

Más tarde Shikamaru se convirtió en la mano derecha de Naruto, que siendo Hokage y padre de dos niños siempre terminaba agotado. Así muchas veces se habían quedado hasta horas de la noche acabando los papeleos y la tecnología parecía no ser de mucha ayuda.

Para cuando Shikamaru llegó a su hogar; Hinata dormía profundamente sobre el sofá, era claro que estuvo esperándolo, así que en lugar de despertarla la alzó en brazos y la llevó por los pasillos hacia su habitación. Su esposa era una mujer muy emprendedora, era claro que no pensaba estar por siempre en casa mientras sus hijos crecían y tomaban su propio rumbo.

Cada día estaba lleno de amor, Hinata nunca fue agresiva con él, fuera del sarcasmo y las miradas furiosas, se encargó de mantenerlos unidos.

— Hinata prometo que nunca dejaré de amarte. — Le susurró él.

— No dejarás de hacerlo, te tengo loco por mí. — Susurró medio dormida. — Te amo y las probabilidades dicen que será así por siempre.

Solo un genio podría amar a una mujer como ella, y Shikamaru Nara era un genio.

Fin.


Muchas gracias por acompañarme en esta pequeña historia. Al principio creía que no pasaría de las 50 lecturas, pero hoy hay más de 2k y esto se lo debo a cada uno de ustedes por disfrutar del mundo de Naruto.