My Fault

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III

Esa mañana llegó tarde a clases. Luego de encontrar a Sakura ambos habían acordado que no era el momento indicado para tener esa conversación. La frustración que sintió cuando ella se negó a hablar con él se transformó en vergüenza al estar de vuelta en la estación de metro. Había hecho el ridículo. Cuando lo había visto Sakura lo ignoró. En frente de todas las estudiantes ella fingió no escuchar sus llamados, ni siquiera cuando Sasuke agarro su brazo se volteó para mirarlo. Hicieron una escena. Los murmullos aumentaron y el brazo de Sakura comenzó a temblar, entonces Sasuke recordó para que había ido. La soltó y trató de explicarle por qué estaba ahí, pero Sakura lo interrumpió. Ella ya lo sabía.

−Es por lo que viste ayer –dijo Sakura. Estaba segura de sí misma.

Ella le comentó que no podían hablar en ese lugar y que al ser una secundaria privada eran muy estrictos con la asistencia. No podía solo faltar a clases, menos cuando varias alumnas la habían visto montar un espectáculo con un chico desconocido. Sasuke tuvo que tragarse su molestia y admitir por esa vez que ella tenía razón. Prometieron hablar más tarde, cuando ambos salieran de clases y pudiesen ir a un sitio más privado. Sakura no parecía querer huir. Cuando se lo preguntó ella le respondió que no era necesario.

−Sabes dónde estudio, podrías venir cualquier día y yo no podría evitarlo –dijo riendo, tan vacía que se preguntó porque si quiera había tratado de fingirlo. –Incluso puedes preguntarle a Naruto donde vivo, es imposible huir. Tengo las de perder desde que te conocí –y se vio tan triste que Sasuke se arrepintió de haberla buscado.

Acordaron verse en una cafetería. Él no pasaría por ella ni ella por él, solo se reunirían como si fuesen amigos. Como si no se hubiesen conocido el día anterior. Sasuke había llegado primero, cuando había pasado la hora acordada, comenzó a pensar que Sakura lo había plantado. Se dijo a si mismo que no tendría que haberse confiado, y justifico su descuido por su inexperiencia al hacer este tipo de cosas. Él no era impulsivo, pero toda esta situación sacaba su peor lado. El lado que no quieres mostrar a los demás. El mismo lado que él egocéntricamente trato de desenterrar de Sakura. No tenía ningún derecho en exigirle a Sakura que se reuniera con él. Pero Sakura llegó y Sasuke se preguntó porque ella confiaba tanto en un extraño como él. Aún no se daba cuenta que él no era el único que buscaba ganar algo con ese encuentro.

−Bien, ¿de que querías hablar? –pregunto Sakura. Miraba su café. Reunirse en una cafetería era la excusa perfecta para no tener que mirarse a los ojos. Estaban frente a frente, pero seguían siendo extraños.

−Esas marcas… −no sabía cómo comenzar. Pensaba en muchas formas de decirlo, pero ninguna era lo suficientemente sutil para expresarlo. Quizás no había forma sutil de decirla. No para él. –No, más bien… Sakura, sufres de acoso escolar ¿cierto? –dijo Sasuke.

Sakura no respondió. Sujeto su taza de café y tomo un largo sorbo. Cuando volvió a dejar la taza sobre la mesa sus manos temblaban. Sasuke no pudo mirarla a la cara. En su lugar miro sus manos, los puños de Sakura se cerraron y comenzó apretarlos. Se estaba enterrando las uñas.

−¿Por qué piensas eso? –pregunto Sakura. Su voz era normal. Todo ese tiempo callada lo uso para calmarse. No quería mostrar debilidad.

−Solo lo supuse –respondió Sasuke. Sintió como lo miraba y él desvió sus ojos hasta su propia taza. No había mentido. El día anterior había pensado mucho en ello y sacó sus propias conclusiones. Algunas de las pruebas que necesitaba las había conseguido hace solo unas horas. –Esas marcas, no parecen ser algo que tú hayas hecho. Naruto menciono que tienes una buena relación con tus padres –eso había descartado la opción de violencia intrafamiliar −. Y comentó que vas a una secundaria distinta de todos los demás, en específico una privada –terminó de explicar.

−¿Solo eso? –lucia sorprendida. Era incapaz de creerle. − ¿No tienes algo más concreto? ¿Entiendes que puede que estés malentendiendo algo? –no lo decía en serio. Estaba tratando de engañarlo.

−No puedes confiar en mí –dijo Sasuke.

−Tú tampoco podrías. Todo es tan repentino –suspiro. Estaba cansada de todo esto. –Sasuke-kun, ¿Por qué viniste hoy? ¿Naruto te pidió que lo hicieras? No entiendo porque estas tan interesado en esto… en mí.

−Yo… −se había estado preguntando lo mismo desde el día anterior. No lo hizo por ella, no la conoce lo suficiente. Tampoco por Naruto, su amigo solo le compartió su preocupación por ella. En ningún momento Naruto lo obligó a hacerlo. No había sido ninguno de ellos. –Fue por mí –respondió Sasuke.

−¿A qué te refieres? –pregunto Sakura. No lo entendía. Y él tampoco lo hacía.

−¿Conoces ese sentimiento… cuando ves a una persona que necesita ayuda, pero no haces nada? –había empezado a divagar. Ambos lo sabían, sin embargo Sakura no lo interrumpió. –Una casa incendiándose, un ladrón huyendo, una mujer a la que están insultando –contó, todas eran situaciones comunes. A sus catorce años había presenciado todas ellas al menos una vez. En ninguna ocasión hizo un esfuerzo por ayudar. –Nadie ayuda. Piensan, alguien más vendrá, alguien capacitado y mejor que yo; entonces yo no tengo que hacer nada –Sasuke era uno de ellos.

−Entonces… −hablo Sakura. −¿Te acercaste a mí por pena? −preguntó. −¿Me compadeces y esta es tu forma de sentirte mejor contigo mismo?

No supo cómo responder. Su reflexión había estado basada en su propia experiencia como espectador. Sasuke no se mencionó como parte de ese grupo al que criticaba, pero Sakura entendió sus palabras. Él era uno más de los que observaban la desgracia ajena, sin embargo Sasuke deseaba salir de ese ciclo y esta era una buena oportunidad para calmar su consciencia. Sakura comprendió sus intenciones mejor que él mismo.

−Gracias –y Sakura sonrió. Una sonrisa real como ninguna que le había visto anteriormente. Ni siquiera con Naruto. Recordó a su mejor amigo y lamentó haber tenido razón en sus sospechas, quizás Naruto sabía que no podía ayudar y por esa razón se expresaba tan mal de la secundaria de Sakura. Porque era privada. Porque la había hecho sufrir. Y porque Sakura nunca pidió su ayuda. Era más fácil abrirse con alguien que acabas de conocer que con alguien con quien ya tienes una relación. O al menos esa fue la única explicación que Sasuke pudo pensar cuando se preguntó nuevamente porque Sakura había decidido hablar con él.

Sasuke buscaba salvar su consciencia y Sakura buscaba mantener una conversación genuina con alguien como hace meses no hacía. Solo un gracias se necesitó como señal para comenzar con un acuerdo de beneficio mutuo.

−¿Fue tan obvio que se trataba de acoso escolar? –pregunto Sakura. −¿Dije algo que te hiciera pensarlo?

−Solo lo supuse –respondió Sasuke. No deseaba explicarle todas las ideas que había pensado. Tampoco exponer el tiempo que había gastado. –Esa escuela tiene algo… me desagrada.

−¿Te desagrada? ¿Por qué? –tenía curiosidad. Quería saber en qué se había equivocado.

−Solo no me gusta –dijo molesto. –No necesito una razón.

−No, en realidad no –contesto Sakura.

No se necesitan razones para odiar, menos aún para ser odiada. Y eso Sakura lo sabía muy bien.

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