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CAPITULO 37 – LLAMADA DE AUXILIO

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Claude había estado tratando de contener a todo el ejército de Faerghus, quien tomaba el control total del territorio de Leicester a la fuerza gracias al trabajo sucio de la Neo-Organización XIII y sus criaturas oscuras.

El ahora líder de la alianza no tuvo otro más remedio que retirarse junto con sus soldados viendo lo imposible que era lidiar con ellos.

Entonces lo que hicieron él y los demás fue dirigirse hacia el monasterio de Garreg Mach a pedir ayuda para combatir ese problema.

— ¡Yo! —los saludó el moreno en tono animado.

— Claude, que agradable sorpresa. —respondió Edelgard pasmada por su presencia. — ¿Sucede algo?

— Hola, Edelgard. Se ve que te has puesto bien guapa, Sora, Maestra, no pensé que aun siguieran con vida. —el mencionado le hizo un cumplido admirando la belleza que la peliblanca ostentaba. — Bueno, es que vine a pedirte que nos echaras una mano, un montón de soldados de Faerghus y unas extrañas criaturas oscuras se apoderaron de Leicester.

— Dimitri, de seguro Xehanort y sus lacayos han de haberles hecho un trabajo sucio. —dedujo Edelgard las palabras de su ex compañero de la academia.

— Si, no puedo creer que se prestara a hacer esa barbaridad, siempre he pensado que Dimitri sería un gran rey de Faerghus debido a su caballerosidad, hasta el momento cuando se vi cómo se juntaba con esa gente de ropas negras y empezaba comportarse de manera extraña. — reconoció Claude el problema que Dimitri tenía.

— Lo que pasa es que su corazón está muy lleno de oscuridad. —explicó Sora el motivo.

— ¿De oscuridad? —inquirió Claude levantando una ceja.

— Correcto, Dimitri cedió a la oscuridad y desde entonces ha tenido la terrible obsesión hacerse con todo Fódlan. —afirmó Riku las palabras del líder de la alianza.

— Por lo que veo ha perdido la cabeza. —Claude comprendía a lo que los demás integrantes querían llegar.

— Bueno, pasen, tendremos que discutir el plan para liberar Leicester. —Edelgard les daba permiso de entrar al monasterio para idear una forma de darles asistencia.

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SACRO REINO DE FAERGHUS

Habian muchos estragos entre los integrantes de la Neo-Organización XIII, quienes estaban sumamente molestos por lo de aquel día en el que fueron humillados.

— ¡No puede ser! —espetó Dimitri tirando un vaso de vidrio muy enojado.

— ¡No pensé que esos malditos encapuchados fueran tan capaces de dejarnos en ridículo! —secundó Kronya de la misma forma.

— Y pensar que casi nos quedábamos con el monasterio, que decepción. —comentó Vanitas decepcionado.

— Me pregunto qué fue lo que salió mal, creíamos que íbamos a teñir todo el Fódlan de oscuridad… —se cuestionó Rhea pensativa.

— Tengo una teoría… —los llamó Dedue para que lo escucharan.

— ¿Hay algun motivo para esta ridiculez? —demandó Thales.

— ¿Ustedes no se han fijado que uno de los encapuchados posee la llave espada de Sora? —les preguntó el moreno peliblanco.

— Esa arma… —Rhea comenzó a intuir lo dicho por el vasallo del rey de Faerghus, para luego comenzar a darse cuenta de la realidad. — ¿Entonces esos hijos de puta aún siguen vivos? ¿Es eso lo que me estás diciendo?

— ¡¿Qué?! ¿Esos cabrones aún no están muertos? —bramó Dimitri tras enterarse de ese grave problema. — ¡Mierda! No puedo creer que esos par de imbéciles sigan vivos, bien… Muy bien hecho par de idiotas, ahora acaban de despertar la furia del rey de Faerghus.

— ¿Qué piensas hacer al respecto, Dimitri? —preguntó Xehanort por las acciones a tomar.

— Seguiremos vigilando el territorio de Leicester, y sobre todo endurezcan la vigilancia del puente fronterizo, desde ahí atraparemos a cualquiera que intente destronar nuestra ocupación. — indicó Dimitri tomar medidas severas para los intrusos.

El rey de Faerghus estaba determinado a eliminar a Sora, Beres y a todo el ejército Imperial a cualquier costo, incluso si eso pusiera en riesgo su propia vida.

— Vamos, tenemos a un enemigo que destrozar. —Dimitri daba la orden de iniciar su movimiento.

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Por otra parte, el ejército Imperial junto a la alianza emprendió su camino hasta el territorio de Leicester, la distancia era larga por lo que entre ellos se pusieron a hablar de cosas.

— ¿Sora, recuerdas lo que conversamos anoche? —empezó Dorothea la conversación.

— ¿Qué? —preguntó el mencionado.

— Ah… no, no exactamente. —asumió el pelicafé sonrojado por la voz de su amiga.

— ¿No te acuerdas? Bueno, te refrescaré la memoria. —dijo la pelicafé en tono sugerente llegando a susurrarle al oído. — De lo que conversábamos era que, estaría feliz de ser tu concubina y cuando quieras tener sexo conmigo, me dices.

— Do-Dorothea… —titubeó Sora sonrojándose por las palabras de la mujer. —Estábamos ebrios anoche, no sabíamos lo que decíamos, ¿sí?

— Vamos, aunque los dos estábamos borrachos, eso ultimo lo que te dije es verdad. —argumentó la mencionada de forma coqueta y seductora. —Es más, no dejo de ver lo muy macho que te has vuelto, Sora. Digo esto porque eres un hombre honesto, no eres como los demás que solo se dedican a cortejarme solo para su conveniencia.

— ¿Lo soy? —preguntó Sora sintiendo un cosquilleo en el estómago.

— Si, eras un chico tierno cuando recién ingresaste a la academia, tu aspecto exótico llamó nuestra atención. — respondió Dorothea dándole un beso en la mejilla.

El beso lo hizo derretirse por dentro, Dorothea, al igual que las demás chicas se hallaba enamorada de él.

— Además, te echaré una mano siempre que lo necesites. —declaró la pelicafé su lealtad.

— De acuerdo, Dorothea.

[EL GRADO DE APOYO ENTRE SORA Y DOROTHEA SUBE A NIVEL B]

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EL GRAN PUENTE DE MYRDDIN

Después de caminar varios pasos finalmente llegaron a lo que era el puente fronterizo entre los territorios Adrestia y Leicester, pero como era de esperarse, la zona estaba fuertemente ocupada por los soldados del reino de Faerghus.

— Todo está muy resguardado. —dijo Yuri pasmado por la inmensa cantidad de ellos.

—Este es el plan, Claude, tú y tu ejército se encargarán de abatir a algunos soldados y criaturas desde lejos, nosotros nos encargaremos del resto atacando del frente. —indicó Beres.

— De acuerdo, esperen aquí, intentaré negociar con ellos, cuando yo dé la señal quiero que todos ustedes vengan, vamos, soldados. —indicó Claude mientras se dirigía hacia el puente.

El líder de la alianza fue hacia donde estaban los soldados para negociar con ellos la liberación del puente fronterizo, pero como se sabía de ante mano, los soldados de Faerghus los recibieron con hostilidades.

— ¡Lárguense de aquí, soldados de la alianza! ¡Todo este territorio le pertenece al reino de Faerghus! —les intentó advertir uno de los soldados comandados por Dimitri dispuesto a empezar el tumulto.

— Vamos, solo vinimos a negociar. —les corrigió Claude calmado.

— ¿Crees que vamos a escuchar tus artimañas, lidersito estúpido? —lo insultó Thales con malicia.

— ¡Les advertimos que estamos autorizados a usar la fuerza letal si no hacen lo que decimos! —espetó uno de los soldados intentando intimidarlos.

— O más bien, nosotros somos lo que deberíamos decir eso, señores. —comentó el moreno haciendo la señal para hacer aparecer el ejército de Edelgard.

El ejército de Faerghus se quedó hecho piedra al ver aparecer toda la flota imperial pero lo que les causo mayor temor fue la aparición de Sora y Beres.

— ¡Pero si son…! —masculló uno de los soldados de Dimitri en ese estado.

— Lo veo y no lo creo… — dijo el joven Xehanort en shock.

—Malditos… ¡Sabía que debí haberlos descuartizado desde el principio! —gritoneó Rhea enfurecida al verlos así.

— ¡Hijos de… perra! ¡Aún siguen con vida, bola de idiotas! —secundó Dimitri de la misma manera, visiblemente más furioso que el resto.

— Parece que tu golpiza no te salió muy bien como querías, 'arzobispa'. —declaró Sora recordándole lo mal que le habia salido la jugada, para el enojo de la mujer.

— ¡Cierra la boca, insolente! ¡Tienes suerte de que esa asquerosidad de tu arma les haya ayudado a salir con vida! ¡Pero la próxima vez no fallaré en ejecutarlos a ti y a esa bola de estúpidos que tienes! —los intentó sentenciar Rhea amenazándoles de muerte.

— Si claro, te olvidas de que Sora y Beres se han vuelto más fuertes, por lo que te pediría que no los subestimaras. —le advirtió Edelgard seria.

Fue en ese momento cuando Beres sorprendió a todos los presentes invocando su ya recién obtenida llave espada.

— ¿Qué demonios? —siseó Rhea molesta por lo que acababa de ver, al igual que los demás integrantes de Neo-Organización XIII.

— Beres… —dijo la emperatriz en ese estado. — Esa llave espada.

— Si, no me puedo explicar cómo es que también puedo usarla… Pero de lo que si estoy segura es que eso nos ayudará a librarnos del problema. —comentó la mencionada admitiendo no saber cómo lo hizo para conseguirla, además de hacerle ver que esto los iba a ayudar a resolver la situación.

— Bueno no importa, de todas formas no cederemos Leicester a una gran bazofia del imperio como el tuyo, Edelgard. —Dimitri les dejaba una fuerte advertencia que no cedería tan fácilmente.

— Y no pienso dejar que te lo quedes, amigo. —respondió Claude de vuelta. — ¡A la carga!

Claude dio el inicio del ataque contra ese montón de los soldados de Faerghus y las demás criaturas oscuras mientras se dividían en grupos para poder abatirlos desde lejos por medio de sus flechas.

— ¡Al ataque, soldados! —Edelgard daba la orden para iniciar el ataque.

Sora y todas las tropas imperiales hizo lo propio golpeando a gran parte del ejército de Faerghus de frente, el pelicafé, Yuri, Riku, Felix y los demás hombres se encargaban de los soldados más duros a base de varios brutales espadazos.

Luego después se dirigieron hacia donde estaban la gran cantidad de Heartless y Nobodies que causaban estragos a las chicas.

— ¡Ahí están! —los señaló Seliph.

— ¡Bien, eliminémoslos! — ordenó Beres tomar la dicha acción.

— ¡mueran, imbéciles! —espetó Dimitri intentando atacar al peliazul junto a los demás soldados.

— ¡No tan rápido! —exclamó Sora interceptándolo rápidamente siendo ayudada por sus amigos.

— ¡Muevete, maldito! —vociferó el rubio lanzándole una mirada asesina.

— ¡Detén esta locura, Dimitri! ¡La oscuridad te está cegando! ¡Abre los ojos! —el pelicafé intentó razonar con él, pero como era de esperarse, este no lo escuchaba.

— ¡Callate! ¡No me digas que hacer, asqueroso! —espetó el mencionado visible y ciegamente enojado.

— ¡Seliph, muchachos, encárguense de las criaturas oscuras, nosotros nos ocuparemos de ellos! —Beres les indicaba que fueran a eliminar al resto mientras ella y los demás se enfrentaban a los integrantes de la Neo-Organización XIII.

— ¡No, maestra, quiero pelear con ustedes! —protestó el peliazul no dispuesto a obedecer esa orden. — Déjenme luchar a su lado, perdí a mis padres a manos del desgraciado de Malfroy… Julius no deja de hacer maldades… Y tiene secuestrada a mi hermana. Por eso quiero luchar a su lado y cuando encuentren a los responsables, los enfrentaré.

— Si Seliph va, yo también lo haré. —secundó Leif tomando la iniciativa.

— Yo igual. —declaró Shannan dispuesto.

— Chicos… De acuerdo, adelante. —Beres les daba luz verde para unirse a la batalla.

Y fue así como mientras el resto limpiaba la zona, la batalla transcurrió de la siguiente manera:

-Sora se enfrentó a Dimitri chocando sus respectivas armas, ambos no estaban dispuestos a ceder tan fácilmente.

-Beres hizo lo propio con Kronya enfrentándola dándose unas buenas tundas entre ambas.

-Edelgard iba enfrentándose a Rhea con tal de ajustar cuentas.

-Leif se enfrentaba al joven Xehanort librando una feroz batalla entre ambos.

-Seliph chocaba sus espadas contra Thales demostrando así su fortaleza.

-Shannan por su parte se concentraba en pelear con Vanitas.

-Riku mientras tanto, peleaba contra Dedue en lo que trataba de persuadirle pidiendo que detuviera a Dimitri de seguir cometiendo locura, a lo que el moreno le respondía que no podía hacer mucho para hacerlo cambiar de opinión, en el fondo no quería pelear con ellos, pero tenía que hacer caso a las órdenes de Dimitri.

Todos y cada uno de ellos dieron lo mejor de sí en poder vencer al ejército de la Neo-Organización XIII, la disputa por el territorio era muy intensa entre los ambos bandos.

Después de varios minutos de estarse peleando, Dimitri y los miembros de la Neo-Organización XIII cayeron derrotados al presenciar la aplastante diferencia de fuerza de Sora y los demás integrantes del ejército imperial.

El resto del imperio y la alianza logró contrarrestar la gran parte de los Heartless y las demás criaturas oscuras, así como el resto de los soldados de Faerghus llegando a limpiar finalmente el puente.

— ¡Aaah! —se quejó Dimitri del dolor punzante en la cadera.

— ¡Maldicion…! —dijo Xehanort de igual manera frustrado.

— ¡Hijos de perra…! —masculló Vanitas percatándose de lo muy fuertes que se habían vuelto.

Aunque el equipo de Sora tampoco estaba exento de salir lastimado durante la pelea, el portador de la llave espada tenía una herida en el brazo, pero no era nada grave, de hecho, ninguno de todos los demás miembros del ejército Imperial salió herido de gravedad.

Dimitri y los miembros de la Neo-Organización habían perdido la gran parte de sus soldados, Heartless, Nobodies y los Unversed de formas muy brutales posibles.

— ¡Thales! ¡Dimitri! ¡Y todos ustedes los que forman parte de la Neo-Organización XIII! ¡Les advertimos que no se saldrán con la suya! ¡Queremos que sepan que no importa cuántos Heartless invoquen, cuantos Nobodies invoquen, no tendrán seguridad! —declaró Edelgard dejándoles una clara advertencia a los tipos. — ¡Porque, si se meten con todos nosotros, les prometo que tarde o temprano les vamos a hacer pedazos!

— ¡Vete al infierno, perra asquerosa! —siseó Dimitri visiblemente enfurecido antes de desaparecer del lugar junto a los demás.

— A ver si pueden abatir a todas las criaturas oscuras que están repartidas por toda Fódlan, bola de cabrones. —finalizó Rhea sin siquiera inmutarse desapareciendo de la zona.

— Creo que ya no queda ni un solo soldado y una criatura oscura por aquí. —les avisó Claude después de revisar minuciosamente toda la zona.

— Gracias por su ayuda, muchachos, sin ustedes no habríamos podido recuperar nuestro territorio. — les agradeció una mujer mayor de pelos cafés.

— Chicos, se llama Judith, la jefa de la casa de los Daphnel. —les presentó el líder de la alianza.

— Mucho gusto. — se presentó la mencionada sonriendo. —Tú debes ser Sora, ¿no es así?

— Sí, soy yo. —le confirmó el pelicafé mientras le estrechaba la mano.

— Claude me habló mucho sobre ti y de tu maestra, realmente son unos excelentes guerreros, no por nada ustedes forman parte de un ejército que está muy bien entrenado para ese tipo de situaciones. —los elogió Judith de manera muy casual. — Bueno, hablando en serio, esas cosas no solo tomaron este lugar que acabamos de liberar, sino Deirdriu, que es nuestra base de operaciones que nos arrebataron.

— ¿Deirdriu? —preguntó Sora intrigado.

— Si, esa es nuestra base de operaciones, así como el monasterio. —le afirmó Claude.

— No pensé que la Neo-Organización XIII les pusieran muchísimos estragos. —Edelgard comprendía las palabras de la jefa de los Daphnel.

— Pueden dejarnos a nosotros, liberaremos ese lugar. —dijo Beres tomando la iniciativa.

— Se los agradeceríamos mucho, están muy repleto de los soldados del Reino y todo tipo de criaturas oscuras, les recomendamos que se preparen por si ellos los intentan emboscar. —les aconsejó Judith estar listos para algún imprevisto.

— Lo tomaremos en cuenta, muchas gracias Judith. —accedió Ingrid entendiendo la gravedad de la situación.

La misión para el imperio era liberar Deirdriu de las fuerzas oscuras e incluso de algunos soldados de Faerghus que habían ocupado la zona.

FIN DEL CAPITULO 37