Miraculous Ladybug y sus personajes no me pertenece.

Capítulo 11: Una larga noche.

II Parte.

Descasaron cada una por su lado. La joven Marinette se ocultó más allá de los muros del palacio, tras sacar unos dulces se columpió con su nuevo armamento hasta el interior de los bosques descansando en una de las ramas de un viejo alerce que amablemente le ocultó entre sus hojas. Pero antes de destransformarse, lanzó al aire aquel collar que sus poderes le habían otorgado para hallar a su nueva compañera. Las ciento de mariquitas volaron por los cielos, marchándose para reparar todo lo que las batallas anteriores habían destruido, entre ello sus heridas.

Al fin, pensó en enorme suspiro moviendo su extremidad inferior con una libertad que extrañaba. Su traje se desvaneció quedando en sus prendas de día a día, aquel vestido blanco con vuelos rosas y corsé negro. La pequeña Tikki descansó en sus manos y simplemente se dedicaron a hablar del plan de esta noche. Rena Rouge seria la pieza más importante para que el plan funcionase, tendría que mantener ocupado a Chat Noir mientras ella buscaba el Miraculous, dejó muy claro que: No debía pelear Chat Noir. Había una gran posibilidad que el modo de pelea de Chat pudiese vencerla y lo último que quería Marinette era que su mejor amiga fuese lastimada por el Soldado de Jade.

Por otro lado estaba la joven morena, oculta entre los jardines mientras a Trixx comer un trozo de pan a medida que repasaban el plan. Ladybug se introduciría en el castillo y ella debía mantener a los guardias lejos del interior, incluyendo al Gato Negro. Estaba nerviosa y ansiosa. Ladybug le había confiado un "Miraculous" ahora tenía algunas cosas más claras. Definitivamente la ladrona no era un espíritu, era una persona normal, como ella, que de seguro poseía un Miraculous en su día a día. Le había explicado la situación de un modo conciso: "Los Miraculous son un tipo de armamento utilizado en las antiguas guerras, estas otorgan habilidades únicas a sus portadores y si esto cae en manos de Bourgeois mucha gente podría morir. Dos están perdidos en Villa Naciente, de estos dos uno entre las pertenecía de Bourgeois, necesito tu ayuda para recuperarlo". Los Miraculous eran una gran responsabilidad, si algo así caía en manos de un juramentado de Agreste las cosas podrían ponerse aún peor. Alya haría de todo para impedirlo y ayudar a Ladybug... pero había un problema.

Quedaron en juntarse tras recuperarse en la torre suroeste de vigilancia. Y tras esperar alrededor de 20 minutos, Ladybug llegó encontrándose con Rena Rouge esperando pacientemente a los pies de la torre.

—Muy bien, Rena Rouge. Lo hiciste muy bien. — felicitó la joven de caperuza moteada sonriendo—. Necesito que lo repitas.

—Ladybug... — llamó preocupada la joven—. Chat Noir no está.

Ese era el gran problema. Se suponía que la joven de tapado anaranjado debía dedicarse a distraer el chico-gato que debiera estar haciendo guardia en los tejados o en el mismo muro, pero había desaparecido.

Era imposible que se hubiese agotado, no había usado sus poderes. Lo que significaba que el Gato Negro estaba ahora mismo de civil. Podía ser cualquiera.

—Ya veo... — susurró pensando. — Entonces ven conmigo, pero mantente oculta, si llegasen a pillarme, necesitaré que tu existencia sea desconocida.

—¡Puedo pelear! ¡Mi hermana me ha enseñado desde la expulsión de Couffaine! — aseguró emocionada—. Permíteme ayudar.

—Por favor, confía en mi— habló con suavidad—. Necesito que Chat Noir no sepa de ti, si él logra vencerme, tú serás mi única esperanza, Rena.

Pese a que deseaba estar a su lado, la joven de tez morena asintió con enorme seguridad, si Ladybug decía que era lo mejor, ella creería en su palabra. Crearon un nuevo plan, Ladybug se introduciría al castillo y ella le esperaría oculta desde el balcón de la habitación de Bourgeois, vigilaría desde la venta si notaba que la situación se tornaba peligrosa para la moteada ladrona los poderes de Trixx intervendrían.

Así lo hicieron. La joven de vestimentas moteadas se adentró por una de las ventanas de los pasillos del tercer piso corriendo con la mayor rapidez. No perdería el tiempo, Chloe había evidenciado que el Miraculous estaba en el espejo de oro de su madre, por lo tanto la búsqueda sería bastante rápida. No dudó. Activó sus poderes cayendo ante ella un puñal dejándola sorprendía ante el arma que el amuleto encantado le había dado: ¿Qué debía hacer? ¿Apuñalar hasta la muerte la puerta?; Miró bien sus alrededores y sonrió al comprender.

Con cuidado, deslizó la fina hoja negra del puñal introduciéndolo alcanzando el resbalón de la puerta y obligándolo a volver a ocultarse dentro del pomo abriendo la puerta sin generar algún daño. Como se imaginó, la habitación estaba vacía.

Se adentró mirando de reojo hacia el balcón, la joven morena se encontraba saludando entusiasmada desde el exterior, esperando que algo ocurriese para apoyarla. Sus ojos comenzaron a pasearse por la habitación y sonrió al ver una hermosa peineta incrustada en un marco de oro de un espejo.

—Al fin. — susurró sintiendo un peso menos en sus hombros.

Se colocó el brazalete y por un instante, se sintió algo débil. Ante él una pequeña tortuga aparecía levitando del mismo modo en que Plagg lo hacía, se tonalidad musgo y enormes ojos, la criatura se presentó con una elegancia y respeto que el felino carecía.

—Waze a sus órdenes, maestro. — saludó con suavidad generando una reverencia levemente. Adrien sonrió, jamás creyó tener otro Miraculous en sus manos. Si tan solo Plagg fuese más informativo las cosas serían mucho más sencillas. — veo que usted es el portador del Miraculous del Gato Negro.

—Mi nombre es Adrien, un placer. —habló con una sonrisa en los labios para después tornarse serio—. El Miraculous de Ladybug ha caído en malas manos, pido tus poderes para poder derrotarla y recuperarlo.

Waze pareció sorprenderse ante la información, observó al felino que yacía sobre el hombro de rubio y este asintió no muy convencido. El kwami agradecía que alguien le permitiese volver a manifestarse, hacia tantos años que nadie usaba su Miraculous y lo último que supo fue que estaban en guerra peleando contra Darckblade hasta que su portador pereció en batalla, lamentablemente, Waze se perdió entre todo ese caos. Ahora que volvía a ver aún viejo compañero, la circunstancias no eran las mejores un Miraculous de tan importancias como era el de Tikki, estaba en malas manos.

—Permítame ayudar— habló con seguridad Waze—, pero debo advertir. Usar dos Miraculous es demasiada carga le recomiendo entregar mi Miraculous a alguien de fiar.

—¿Se pueden usar dos a la vez? — inquirió mirando el brazalete. — ¿Eso es posible?

—Lo es, Maestro. Pero como he dicho, requiere de una gran energía y una agudeza mental que...

—¡No posees Chico! — se burló el felino ganándose una mirada de reproche del rubio.

Una aguda trompeta resonó a las afuera del establo. Adrien comprendió de inmediato que el palacio corría peligro y no podía perder más tiempo. Ladybug había vuelto aparecer. Su transformación se desató tras ordenar a Plagg que le convirtiese en Chat Noir. Se quitó el brazalete y los guardó entre sus prendas saliendo a gran velocidad del establo, corrió por los jardines hacia el tejado buscando desde su altura al conjunto de guardias que le ayudase a evidenciar la ubicación de la ladrona moteada. Pero no veía a nadie.

No entendía. Estaba seguro de haber escuchado la alarma.

—¡¿Dentro?! — preguntó al aire alarmado.

Idiota. No lo había pensado con más rapidez.

Se introdujo por uno de los balcones... Del segundo piso.

Corría siendo seguido por una gran cantidad de guardias, todos aquellos que estaban resguardando el patio principal a su lado. Uno de ellos había escuchado un grito de un hombre pidiendo ayuda, y por ello ordenó que la alarma fuese activada. Nino no dejaría que esa mujer se escapase de nuevo, tendrían que atraparla de una vez por toda. Llegaron al tercer piso en tiempo record y tal como había imaginado las puertas de la habitación principal del palacio estaban abiertas siendo que habían sido cerradas con llave. Se adentró la habitación, pero todo parecía en su lugar, no veía rastros de saqueos ni destrozos ¿Realmente Ladybug había estado allí?

—¡Mi señor! ¡El espejo! — evidenció Ivann el Terrible apuntando directamente al marco que había sido destrozado faltando un trozo.

Se llevó un pedazo de oro, aquello fundido valdría mucho dinero y podría venderse en cualquier lugar. Había destrozado una de las pertenecías de la mujer de Bourgeois, no quería estar allí cuando la mujer diera un grito a los dioses por la incompetencia de los soldados al no atrapar a Ladybug por haber destrozado una de sus cosas.

—¡Búsquenla! Y también el soldado que pidió ayuda. — ordenó el moreno—. No quiero bajas, no sabemos de lo que es capaz.

Los guardias asintieron esparciéndose por el tercer piso.

—Ustedes dos, a mi lado. — Ivann y Kim asintieron.

Nino analizó la habitación una vez más, introduciéndose en la habitación revisando bajo la cama y el ropero mientras los dos soldados se mantenían en el umbral vigilando que nadie entrara ni nadie saliera. Los ojos marrones del Soldado de Jade se paseaban buscando impacientes, hasta que se detuvo en el espejo, se observó de reojo mirando el emblema del Gato de Jade en su pecho. Por alguna razón, recordó a la chica de la posada, sonriente y alegre, con una fuerza que emanaba desde el corazón.

Dorado. Sus ojos vieron algo dorado en el espejo, se acercó con más interés observando el reflejo pero no exactamente de él, había algo dorado colgando del techo... Una... ¡¿Armadura?! Se volteó con rapidez y del techo, siendo sujetado de la boca y el pecho estaba un soldado que le miraba aterrorizado con Ladybug sujetándolo. ¡Estaban el techo! ¡Pegada! ¡¿Cómo era posible?!

La chica lanzó un chasquido de lengua y lanzó al guardia a la cama matrimonial destrozando el dorado dosel. La ladrona dio un brinco hasta el umbral posando cada pie en los yelmos de los jóvenes guardias haciéndoles perder el equilibrio, corriendo por la pared sin dificultad.

—¡Atrápenla! — ordenó, pero los dos jóvenes estaban aturdidos intentando acomodar sus apretados yelmos. Nino dio un grito impotente y comenzó él mismo a perseguir a la ladrona.

La chica era muy rápida, ahora comprendía porqué los soldados nunca podían atraparla, pero daría todo de su persona para detenerla. Para su suerte, un grupo de guardias bloquearon el paso de la joven moteada obligándole a detenerse, Nino desenvainó su espada y se preparó para pelear. La ladrona le miró de reojo.

—¿No eres el Patiño del Príncipe?

Pero Nino no respondió. Recordaba perfectamente el instante en que esta mujer pisaba a su amigo con descaro, amenazando aplastar su cabeza sin dudar. Su presencia le enfurecía. Atraparla no solo traería paz a los Bourgeois, sino que además podría recuperar el orgullo que le fue arrebatado al instante que hozó lastimar a su mejor amigo pasando por sobre su persona.

—¡Ladybug! — llamó el moreno ignorando su pregunta—. En nombre de la familia Agreste, te ordeno detenerte en este instante. Serás juzgada ante Bourgeois por tus crímenes y se te condenara por alta traición. Así que: ¡Ríndete!

—He llegado demasiado lejos para rendirme.

—¡Atrápenla! — ordenó a los soldados.

Sin dudarlo los guardias se abalanzaron hacia ella, la joven dio un brinco apegando sus pies al techo cual insecto corriendo lejos del lugar. Nino comprendió que las habilidades de Ladybug se asimilaban a las de una mariquita real, pero aun así jamás la había visto volar lo que significaba que tenía limitantes.

La persecución estaba durando demasiado, los soldados habían perdido el paso a causa de las pesadas armaduras y ahora eran solo la descarada ladrona y él. No debía preocuparse, podía ganarle ¡Solo debía alcanzarla!

Un peculiar sonido atrapó su atención, había sonado a lo lejos, desde el traje de Ladybug. No estaba seguro qué había sido, pero se asimilaba a un: "Pim, pim". La chica le miraba de reojo, y tras unos segundos aterrizó frente a él, aún escapando.

La joven dobló en una intersección y esta vez se detuvo retrocediendo. Nino al fin logró alcanzarle y por primera vez desde que había llegado a Villa Naciente vio a un muchacho de traje negro y antifaz, de orejas que asimilaban a un gato.

—Chat Noir... —susurró impresionado. Era intimidante.

—¿Divirtiéndose sin mí? Mi Lady, nunca pensé que me engañarías de esa forma.

—Hazte a un lado. — gruñó no dispuesta a pelear. —. No repetiré esto contigo.

—¿Por qué? — interrogó dudoso el felino, miró de reojo al moreno—. Nino ¿No? ¿Qué fue lo que tomó?

—Un trozo de oro del espejo de la señora Bourgeois. — informó con espada en mano.

El rubio arqueó la ceja ¿Solo eso? Miró a la chica con cuidado, no veía el arco ni tampoco flechas. Si seguía con lo dicho por Plagg, podía ser un ilusión al igual que la anterior ¿Cómo averiguarlo? ¿Si la tocaba desaparecería? ¿O sería algo así como una copia real?

—¿Se te agotó la ambición? ¿He? ¿Mi Lady? — inquirió mirándole atento—. Hace unos días te vi salir del palacio con un enorme saco de mercancía robada en tu espalda, por lo tanto un espejo de oro seria pan comido. Dime ¿Qué robaste en realidad?

La chica sonrió de lado.

—No eres tan tonto como te vez, Chaton.

—Lo tomaré como un cumplido preciosa. —habló desenvainado su espada para después borrar su sonrisa posando la mirada en el moreno—. Mantén distancia.

Se lanzó con rapidez, sin vacilo, su espada fue directo hacia la cintura de la chica, pero de un brinco la joven lo esquivó, dando una patada orientado al rostro dl rubio, pero esta se agachó con agilidad eludiendo el ataque. Ladybug desencajó la hebilla de su cinturón liberando su nuevo yo-yo atrapando uno de los tobillos de Chat Noir haciendo perder el equilibrio y siendo lanzado contra una de las paredes, estampándose con fuerza sanado un poco de sangre de su nariz. Lamentablemente aquello no terminó allí. La ladrona con todas sus fuerzas volvió a girar su yoyo, atrayéndolo a su persona, golpeando con su puño el rostro del portador del Plagg.

Nino miraba impresionado la velocidad de la pelea. Ladybug era muy fuerte como para levantar de aquella forma a un hombre, y no solo eso, dejarlo aturdido de un solo puñetazo.

La joven de ojos azules se posó en el pecho del Chico-Gato, tomando la mano derecha enguantada. ¡Era su noche definitiva! Serian dos Miraculous. Los problemas se solucionarían.

Fue un placer conocerle, Princesa. —

Se detuvo. Un enorme nudo invadió su estómago. No podía creerlo, estaba dudando.

Nino no desaprovechó la distracción, con su antebrazo atrapó el cuello de Ladybug desde atrás, ahorcándola con demasiada dificultad. La joven ladrona era fuerte y forcejeaba cual bestia, pero el Soldado de Jade era terco, no podía permitir que Chat Noir fuese derrotado era la única oportunidad que tenían para vencer a la poderosa Ladybug. La chica se lanzó contra el muro, aplastando al moreno por un instante. Pero Nino no redujo la presión. La ladrona repitió el movimiento, dos veces, sintiendo como el aire del moreno se escapaba contra su oído ante cada golpe. Miró de reojo, notando como el chico parecía mareado, pero aun así no liberaba su cuello.

—¡Eres molesto! — gritó lanzando un puñetazo directo al rostro del moreno.

Nino cerró los ojos al ver los nudillos dirigirse hacia él.

—Ni lo pienses.

La chica le fue arrebatada de los brazos. Y al abrir los ojos solo pudo ver como la Ladrona recibió un fuerte golpe directo en el rostro. Confundido, elevó la mirada hacia el rubio que yacía enfurecido frente a él.

Volteó el rostro hacia Nino y le ofreció ayuda.

—¿Estas bien?

—Viviré... — susurró posando su mano en sus costillas—. Pero necesito un descanso...

El rubio le miró con preocupación, posando sus manos en los hombros del Soldado de Jade. Ladybug pudo romperle la espalda con tales golpes, no había medido su fuerza, si hubiese tardado más quizás su amigo no hubiese terminando en buen estado.

—¡Chat Noir! —advirtió le moreno agotado. El rubio volteó notando alarmado como la ladrona estaba huyendo.

Las palabras de Plagg volvieron a su mente: "Alguien está usando el Miraculous del zorro, es solo eso. Fue una ilusión." Por lo que había dijo Waze, usar más de un Miraculous a la vez gastaba energía, lo que significaba que Ladybug tenía un compañero. Si atrapaba a Ladybug, aún estaba su compañero...

Miró de reojo al moreno que lentamente recuperaba el aire mientras sobaba sus costillas enderezándose contra la pared a causa de dolor que se apoderaba en su espalda. El rubio se agachó a su altura, mirándole preocupado.

—Estoy bien. — aseguró el moreno—. Fue como si un caballo se sentase sobre mí, pero estoy bien.

—No me asustes así, viejo. — habló más aliviado el rubio buscando entre sus ropas—. Sé que te duele, pero necesito que te pongas esto. Waze te explicara. Si lo activas, el dolor será más soportable— habló el chico-gato, entregando en sus manos un viejo brazalete—. Ve a una habitación antes de colocártelo. Nadie debe verte. ¿Bien?

—N-No... — dijo confundido el moreno. — ¿Por qué me entregas esto?

El rubio se tomó su tiempo para responder, y finalmente sonrió.

—Porque eres la persona en que más confío, Nino. — habló colocándose de pie—. Dime viejo: ¿Por qué desnaturalizan el queso? — preguntó con una gran sonrisa para después correr intentado alcanzar a la ladrona.

El moreno con dificultad se colocó de pie, mirando el objeto entregado. Elevó la mirada hacia la dirección donde el Chico-Gato se había ido, intentando comprender la pregunta. Hasta que finalmente recordó lo ocurrido esta mañana.

—¿Adrien? — preguntó sin aliento al aire.

No la encontraba. Tal vez había salido del palacio y huido. Se lanzó a los jardines para continuar la búsqueda, Chat Noir estaba frustrado. Había lastimado a su mejor amigo ante sus narices. Esto no quedaría impune.

—Aquí... Gatito, gatito, gatito— llamaba burlesca entre la oscuridad la joven de traje moteado—. ¿Me buscabas?

Le estaba esperando. Evidentemente era una trampa para arrebatarle su anillo. El compañero de Ladybug de seguro estaba cerca y harían una emboscada.

—Dime... — habló el rubio—. ¿Qué fue lo que encontraste en el castillo?

—Te lo diré si me das tu Miraculous.

—No me parece un trato justo. — dijo burlesco Chat Noir—. Vamos preciosa, responde mi pregunta.

—Lo lamento. — el yoyo de hace un instante volvió a hacerse presente girando sobre su eje con una velocidad impresionante—. Pero no puedo, me disculpo por el golpe, por cierto.

—Perdonada.

El yoyo fue lanzado con rapidez contra su persona, Chat lo esquivó de inmediato. Había cambiado su arma, y ahora era un juguete ¿Qué clase de broma era esta? Él tenía una espada, podía cortar el hilo si quería. Pero debía admitir, el dichoso yoyo era bastante molesto para esquivar. Se movía con una flexibilidad única, de lado alado, luego de arriba abajo. No había logrado a darle.

Pim. Pim.

—¿Es música lo que hoyen mis oídos? — preguntó al momento que la chica atrapó su yoyo en el aire—. ¿Es acaso que Mi Lady ha ocupado sus poderes?

La chica no respondió, solo volvió a girar le yoyo.

—Creo que no necesitaré las espada, esta vez— dijo liberando sus garras, listo para pelear—. Dime ¿Cuánto te queda? ¿Tres minutos? ¿Dos?

—El suficiente. — hablo con una sonrisa— ¿No es así? ¿Ladybug?

El rubio arqueó la ceja. Sus oídos percibieron unos pasos a sus espaldas y su sentido gritó, advirtiendo que se agachara, obedeció de inmediato, esquivando una patada. Dio brincos hacia atrás y aterrizó con agilidad. Elevó la mirada y chasqueó la lengua.

Lo que imaginaba.

—Lamento la demora, llevé a los guardias hacia los bosques, como lo hablamos— dijo la segunda Ladybug—. ¿Qué tal el gatito?

—Travieso. —respondió la otra Ladybug comenzando a girar el yoyo otra vez—. ¿Me ayudas a enseñarle una lección?

—Oh. Sera un honor— aseguró sacando su yoyo e imitando a su gemela.

Los yoyos le atacaron al mismo tiempo. Esquivó cada golpe con agilidad, saltando, agachándose y deteniendo los ataques con la hoja de su espada. Uno de los yoyos era falso, tal vez si lograba atrapar el hilo de ese yoyo se desvanecería la ilusión. Uno de los Yoyos se enrolló en su brazo izquierdo. Claramente esa no era la ilusión. El hilo se contrajo y Chat Noir voló en dirección hacia una de las Ladybug, quien, dulcemente le recibió con una potente patada en las costillas, lanzándolo contra la segunda Ladybug que estampó un puñetazo en su mejilla tirándolo varios metros lejos.

—¡Wow! ¡Buen golpe! — felicitó una.

—¿Eso? ¡Para nada! ¡Tu patada fue genial!

Jugaban con él. Agitó su cabeza y se colocó de pie, agitado, desenvainando su espada. Pero el maldito yoyo otra vez apareció, enrollándose en el mando de su arma arrebatándosela con facilidad debido a su estado.

—Lo lamento, se prohíben los cuchillos.

—¿No te dijo tu mamá que con cuchillos no se juega? — inquirió una burlándose.

Chasqueó la lengua liberando sus garras.

—Miau— canturreó una empezando a agitar el yoyo, siendo imitada por su gemela—. Alguien está enojado.

—Oh... ¿El gatito se enojó?

Lanzó un grito y se abalanzó una vez más contra las Ladybug's, pero el resultado fue el mismo. Lo lanzaban como una pelota de lado a lado, golpeándolo y pateándolo sin piedad. Comenzó leer los movimientos tras múltiples golpes y tras otro puñetazo, se tambaleó hacia la siguiente Ladybug cayendo ante las dos.

Elevó la mirada, una vez más el pitido. El tiempo se acababa para una. Un segundo pitido. Más bien para las dos.

Elevó la mirada y el enorme muro que yacía a espaldas de las chicas se elevaba sobre los tres. Imponente. El muro limitante, si tan solo pudiese... Un segundo. Una de las dos no tenía un yoyo real, solo era una ilusión. Eso significaba...

Sonrió. Dio un brinco colocándose de pie y brinco saltando sobre la pared limitante del palacio.

—Vamos bicho maravilla. — habló el felino. — Es mi turno.

Las chicas intercambiaron una mirada, y sin dudarlo le siguieron. Una aterrizó frente a él, mientras que la otra a sus espaldas. Las ladronas comenzaron a girar sus yoyos.

—Es mi turno. — habló rubio. Elevó su mano sobre su cabeza y una oscura energía rodeó su mano. —¿Nerviosas?

—¡Ja! ¿Por ti? — preguntó una.

—¡Para nada gatito! ¡He visto ardillas más aterradoras!

—¿Qué harás gatito? No has podido alcanzarnos en toda la noche.

—¿Y quién dijo que era para ustedes? — preguntó al aire el rubio.

Chat Noir posó su mano en el muro. Este comenzó a hacerse pedazos justo bajo los pies de ambas chicas. El felino dio un brinco hacia uno de los arboles notando como las dos le imitaron, para su suerte, una de ellas saltó con más lentitud que la otra perdiendo el equilibrio en el derrumbe, sus ojos verdes observaron con entusiamos el momento que aquella Ladybug lanzaba el Yoyo hacia uno de los arboles del jardín retomando el movimiento. Aterrizando a metros de la otra.

Ambas se miraron, observándose en busca de alguna herida. Al no encontrarla, se sonrieron mutuamente.

El felino tacleó a una. Se posó sobre su pecho afirmando su cuello, ahogando a la chica. Fue directo a los aretes y arrancó uno.

—Solo la Ladybug tiene un yoyo real. Lo lamento. Pero yo gano. — la chica le miró aterrada, y luego... Sonrió.

El arete de desvaneció en su mano.

—Lo siento gatito... — susurró apenas la joven bajo su cuerpo. —. Pero caíste.

Las tonalidades rojas se desvanecieron convirtiéndose en anaranjadas y blancas. La tez blanca se tornó morena y los ojos azules se volvieron de tonalidad miel. Chat liberó un poco el agarre confundido, sin poder creer que se había equivocado.

—¡L-Ladybug! — gritó con dificultad, lanzando el yoyo hacia la portadora de la mariquita. Esta le atrapó en el aire y lanzó el hilo hacia la muñeca del rubio, atrapando su mano derecha. La pelirroja se movió con rapidez, realizando una lleve que inmovilizó al rubio. — ¡Ahora!

—Se acabó Chat Noir, tu Miraculous me pertenece—. Dijo atrapando la mano del chico, el muchacho cerró el puño impidiendo que le arrancara el anillo.

—¡No! ¡Quítense! —gritaba forcejeando.

Pero ya no podía ganar.

El golpe dio directamente en la espalda de la verdadera Ladybug lanzado lejos del rubio. La pellirroja perpleja por el repentino ataque disminuyó la presión de su llave, dando oportunidad al rubio de liberarse tras golpearla en el rostro. De un brinco cayó lo suficientemente lejos para recuperar el aire.

—Y dime hermano ¿Estos renos son la plaga?

No pudo evitar sonreír al ver a un joven de traje verdoso. Tonalidades musgo, antifaz y una gran capucha. El recién llegado alzó el brazo, atrapando el escudo que asimilaba un caparazón, posándolo en su espalda.

El rubio sonrió al ver como su mejor amigo extendía su mano en ayuda, y sin dudar aceptó.

—Pudiste decirme. — regañó el moreno.

—Menos regaños, mas acción— habló posándose ambos espalda contra espalda ambos mirando a al jóvenes que se colocaban de pie lentamente. — Iré por Ladybug, encárgate de la otra.

—No digas tonterías— gruñó el moreno con una sonrisa mirándole de reojo. — demostrémosles lo qué es el trabajo en equipo.

El rubio le miró, y luego asintió comprendiendo. Sin hablarlo más se lanzaron juntos contra las dos chicas. Primero fue el felino que brincó dando una gran patada que Ladybug esquivó. El chico-gato revotó contra uno de los árboles y saltó al aire. El recién llegado lanzó su escudo contra Rena, golpeándole las costillas desviando el caparazón hacia el rubio que lo atrapó en el aire golpeando con él a la portadora de la mariquita, aturdiéndola, dando tiempo suficiente al moreno de darle una fuerte patada en el estómago lanzándola contra su compañera.

—¡Eso tienen por jugar con mi corazón! — habló el rubio con una enorme sonrisa.

Pim. Pim. Ladybug acarició sus aretes. Ye elevó la mirada, le quedaba poco tiempo, tal vez dos minutos como mínimo, necesitaba destransformarse o perdería y su identidad seria revelada.

—¡Chat Noir! ¡No eres más que una deshonra para ese uniforme! — gritó Rone Rouge apuntando al felino.

—¡Ja! ¡Ustedes deberían avergonzarse! ¡Ladronas! — respondió el rubio.

—¡Ríndanse! ¡No tienen oportunidad! — exclamó...Exclamó... Em... — ¡Carapace y Chat Noir traerán justicia a este reino!

—¿Carapace? Nada mal— felicitó el rubio con una sonrisa, volviendo a mirar con seriedad a sus enemigas—. ¿Escucharon? Es hora de bailar.

—¿Bailar? ¿Contigo Gatito? — inquirió la azabache—. Creo que paso.

Aterrizó entre ambos bandos. Las miradas recelosas de los presentes se posaron en él. Todo era muy triste, ver tales fuerzas de bien luchando entre si era demasiado para su alma. Era hora de poner un alto.

—Poderes tales como los suyos, deben ser usados para devolver el equilibrio al universo— habló desde lo más profundo de su capucha—. Esto es triste. Pondré un alto.

Era la voz de un chico. Ladybug detectó de inmediato cierto tono suave y amable que generó un escalofrió en su columna. Tenía un mal presentimiento, extendió una de sus manos hacia su amiga, en un instinto protector que nació desde sus tripas.

—Por favor. — habló elevando sus manos con suavidad dejando ver unos guantes negros en la yema de los dedos y gracias a una imperceptible luz se detectaba una tonalidad aguamarina—. Sean comprensibles...

—¡No es justo! — gritó el felino irritado— ¡Dile a tu amigo que no se meta! ¡Es dos contra dos!

—¡Si no es justo! — apoyó el moreno agitando su mano en el aire. Pero su sonrisa se borró al ver las reacciones de las dos jóvenes. — viejo... Creo que ellas no lo conocen.

El rubio le miró con atención, y finalmente lo notó: Ambas jóvenes parecían intimidadas.

—Oye Bicho maravilla— hablo el rubio—. ¿Amigo tuyo?

—No... —respondió— ¿Tuyo?

—Mis amigos no son tan aterradores. — dijo con una sonrisa ladina—. Tienden a ser más coloridos...

El recién llegado al no ver ningún tipo de cooperación por parte de los grupos suspiró y movió una de sus manos a su muñeca contraria, rozando levemente su brazalete generando un brillo amarillento que alertó a Ladybug.

—¡Tiene un Miraculous!

—¡El enemigo de mi enemigo es mi amigo! — gritó el rubio listo para pelear— ¡¿Qué dices bichito?!

—¡Me parece justo!

El chico del brazalete se abalanzó de inmediato contra Chat Noir, atrapándolo del cuello y lanzándolo contra los escombros del muro. Carapace atacó por la espalda, pero con una agilidad sorprendente esquivó el escudo, recibiendo un golpe en el abdomen quitándole el caparazón y lanzándolo contra Rena Rouge directamente contra su cabeza, noqueándola. Ladybug se abalanzó contra el desconocido, lanzando golpes que el recién llegado esquivaba con sorprendente agilidad. Era como si lograra leer sus movimientos o prevenirlos o... Como si ya supiese lo que iba hacer.

Lanzó un puñetazo. El muchacho lo detuvo con la palma de su mano. La joven utilizó el puño izquierdo, pero al igual que el golpe anterior, fue tenido de la misma forma, comenzando un forcejeo de fuerza bruta.

—No había pasado esto... — dijo en un susurro el muchacho—. Me pregunto quien ganara.

—¿Quién eres?

—Lamento ser tan descortés— habló desde el interior de su capucha—. Pero ese Miraculous no te pertenece. Tikki debe estar agotada, se comprensible.

¿Sabía de Tikki?

Chat Noir apareció por detrás, atrapó al recién llegado del cuello, arrastrándole lejos de la chica de ojos azules.

—Sorpresa... —musitó en su oído el felino aumentando la presión.

El desconocido forcejeo, intentando liberarse y tras no conseguir ningún afloje, posó su mano en su muñeca y...

—¡Tiene un Miraculous!

El recién llegado acarició su garganta. Chat Noir era más problemático de lo que creyó. Pero ya llevaba una semana en esto ¿Qué perdía una vez más? Se abalanzó contra el chico gato, una vez más tal como lo había repetido las últimas veces después de entender que atacar primero a al chico tortuga era mala idea ya que Chat Noir lo atrapaba por la espalda. Agarró del cuello al felino, lanzándolo contra los escombros del muro. Capareace atacó por la espalda, la primera vez le había dado en el hombro dislocándole, pero ahora lo esquivó, dándole un golpe en el abdomen, quitándole el caparazón y lanzándolo contra Rena Rouge directamente contra su cabeza. Hace dos días la chica había defendido al tal Carapace y le había derrotado juntos, así que noquearla una vez más parecía funcionar. Otra vez, solo quedaba Ladybug... ¡Y Chat Noir! Pero aún tenía un par de segundos más. La joven azabache se abalanzó contra él. Primero izquierda. Luego derecha. Parada. Puñetazo. Puñetazo otra patada.

Y una vez más, el forcejeo de fuerza bruta volvió, esta vez, no se detuvo a conversar, atrapó a la chica de la muñeca lanzándola contra Chat Noir que venía por su espalda. Al fin, estaban todos derrotados, el timbre de advertencia final de Ladybug resonó.

Ladybug se desvaneció... Y Marinette emergió.

Chat Noir abrió los ojos, encontrándose como las prendas moteadas de se desvanecían dejando un vestido blanco que en un suave degrade se convertía un precioso rosa. Sus ojos se encontraron y el rubio dejó escapar todo el aire que contenía en sus pulmones.

—Su tiempo se agotó... — evidenció el desconocido.

La joven Rena Rouge elevó la mirada aturdida. El moreno apoyándose en el árbol más cercano logró ponerse de pie. Y ante todos, la identidad de la ladrona más buscada fue revelada.

—¿Ma... Marinette? — dejó escapar la pelirroja sin poder creer lo que veía.

El desconocido reaccionó al nombre. Lo conocía. Claro que lo conocía, volteó el rostro hacia la muchacha que descendió la mirada avergonzada, para después volver a llevarla hacia el encapuchado.

Se colocó de pie con ayuda del felino que aún no parecía comprender del todo la información que acababa de recibir.

—No te entregaré mi Miraculous — dijo con seguridad—. Mi deber como Ladybug es restablecer el orden, y para eso debo recuperar todos los Miraculous que están esparcidos por el continente. Y sin importar cuanto me tome, pero te arrebataré tu Miraculous y traeré la paz en el mundo de la magia.

El joven encapuchado guardó silencio, asintió y posó sus manos en la capucha, dejando ver un cabello oscuro con visos turquesa, y antifaz de la misma tonalidad. Sonrió levemente...

—No importa cuánto tiempo pase, Marinette. — habló con un tono dulce y sincero en su pecho—. Sigues siendo tan dulce como una encantadora briza de verano...

Marinette reconoció enseguida aquellas palabras. Pero el muchacho no le dio tiempo, activó sus poderes en el instante que la joven había corrido hacia él para abrazarle.

—¡Tiene un Miraculous!

Con una suave sonrisa desvió la mirada hacia chica moteada que una vez más extendía su brazo para proteger a su amiga. Este era el destino. Se habían vuelto a encontrar de un modo maravilloso... Y para mejor, su camino estaba enlazado.

Repitió su ataque. Primero Chat Noir. Luego Carapace, pero al momento que lanzó el escudo, esta vez, golpeó las piernas de la pelirroja haciéndole perder el equilibrio en vez de noquearla. Se abalanzó contra Ladybug, directamente, la chica se defendió con su yoyo, pero él logró esquivarlo con agilidad. La atrapó de la cintura y con la chica entre brazos se escapó del lugar.

La azabache golpeaba y empujaba como podía, intentando liberarse, pero el desconocido no se inmutaba. Aterrizó entre los árboles, a pies de la entrada a Villa Naciente, la dejó y luego retrocedió al ver un futuro puñetazo.

—¡¿Qué crees que haces?! — gritó a todo pulmón la chica.

—Tu tiempo está por acabarse. — dijo con tranquilidad—. No quieres que tus enemigos sepan tu identidad— evidenció. La joven se relajó ante aquellas palabras—. Villa Naciente está a un par de minutos desde aquí. Es más seguro que el bosque.

Y con eso se volteó comenzando a interiorizarse en el bosque.

—¡¿P-Por qué me ayudaste?! — gritó confundida.

Él sonrió.

—Nos veremos pronto... — musitó alejándose—. Ladybug...

Y tal como había pronosticado, su transformación se desvaneció. Tikki cayó en su hombro mirando en la misma dirección que ella, sin entender del todo que acababa de pasar.

—¿Marinette?

No estaba segura de qué había ocurrido, pero algo tenia muy claro. Dio un potente grito al aire y comenzó a patear una roca frustrada, odiaba que le salvaran... Y últimamente aquello se estaba volviendo recurrente.

¡ATENCIÓN! Les informo que me iré de vacaciones! Y no me voy a un lugar cualquiera me voy al campo así que posiblemente mis actualizaciones se tardaran más de lo normal o no... Quién sabe. Solo espero que sean comprensibles y nos leemos en el próximo capítulo! Saludos!

RESPUESTA REVIEWS

Mich Rangel

¡Todo un desastre! ¡Carapace ha hecho su aparición! ¡Y ahora un nuevo enemigo ha aparecido! ¡Muchas gracias por leer!

karen Agreste

¡Alguien hizo su aparición antes de lo esperado! Pero su aparición fue necesaria salvando a Ladybug de un desastre. ¡saludos!

Emely-nya

¡Van 5! Tienes todas la razón! Me pregunto qué portador más aparecerá en este fic! ¡saludos!

The Multirat

¡Al parecer nuestro nuevo personaje parece más amigable de lo que aparenta! Pero ¿Amigo o enemigo? Chan Chan ¡Saludos!

sonrais777

Si Nino supiera que acaba de golpear a la chica que le gusta se estaría lanzando a un rio ¡Te lo aseguro! Jajajaja ¡Me alegro que te este gustando este fic! ¡saludos!

MySweetxSarcasm

Jajaja ¡Lo siento! Si dejaba los dos capítulos unidos tendríamos un cap de 10 mil palabras! ¡Demasiado! Así que lo correcto era dividirlo... Espero que este cap te guste y el anterior también xD ¡Saludos!

¡Muchas gracias a todos por dejar un Review! Siempre es un gusto leer su opinión y más responderle!

¡No olvides tu review! Tu opinión es importante para mi

¡Muchas gracias a todos por leer!

Se despide: Momoleft~