Satogahama, un instituto ubicado en una ciudad bastante modesta, en su mayoría de plantel son chicas pero igual algunos chicos han entrado debido a que ya no hace más de dos años se volvió mixta. Durante la ceremonia de entrada todo iba normal, eso hasta cierta presentación.
- ¡Son bienvenidos de unirse al club de béisbol femenino, juro que nos divertiremos! – Una chica de largo cabello castaño se encontraba en el escenario haciendo aquella promoción con la cual buscaba llamar la atención, obviamente el resto de los ingresados le vieron con mucha extrañeza; muy atrás en los últimos asientos se encontraba un joven que ni tenía interés en la ceremonia y solo estaba sentado ahí con su brazo apoyado y sosteniendo su cabeza; simplemente se limitó a ver de reojo la presentación improvisada que se llevaba a cabo mientras chasqueaba su lengua.
- Que estupidez…
Un joven de estatura alta, cabello rubio con un estilo parado y de espinas, ojos rasgados y porte atlético caminaba por los pasillos con sus manos en los bolsillos, el resto de alumnos parecía sentir miedo hacia él.
- Es Shimazu Taiga, ten cuidado.
- No voltees a verlo si no deseas meterte en problemas.
- Da mucho miedo, que hará un delincuente como él en esta escuela.
Escuchaba los murmuros de los distintos estudiantes sobre él; sin embargo, los ignoraba, no le importaba para nada lo que dijeran sobre él.
- Idiotas… - Se limitó a susurrar siguiendo su camino. Justo al avanzar una puerta se abre justo en su cara, causando que chocara y se diera un fuerte golpe en el rostro. – Mierda.
- Lamentamos las molestias. – Cuatro chicas fueron las que salieron de aquella sala, una de cabello castaño y ojos azules, otra de cabello negro corto y ojos verdes, la tercera de largo cabello rubio y ojos verdes claros, y la última de pequeña estatura, llevando un suéter con capucha aunque se notaba un cabello castaño corto y de ojos amatistas.
- Tsubasa-chan, parece que lastimaste a alguien. – Señaló la rubia justo a la puerta que se cerró, ahí el joven estaba inmóvil debido al golpe y con su nariz roja.
- Esto… ¿lo siento? – Buscó disculparse teniendo un gotón en su frente, Taiga tardó un poco en despabilarse del golpe para ver a las cuatro chicas.
- ¿Tú me golpeaste? ¿Eh? – Buscó sonar amenazante para asustarlas, obteniendo efecto al menos con la pequeña de la capucha. – Debes ser muy valiente para desafiarme.
- … No tenía esa intención, solo salía de la sala del consejo estudiantil, no sabía que estabas ahí. – Respondió la castaña con calma sin saber en el lío que estaba metido.
- Tsubasa-chan, no creo que debas decir nada más. – Le advirtió su amiga pelinegra a un lado, Taiga simplemente se limitó a soltar un suspiro.
- Olvídenlo… no vuelvan a hacer algo así. – Y se fue como si nada, ya las otras tres chicas pudieron calmarse.
- Tsubasa-san, eso fue muy peligroso. – Expresó la pequeña, la castaña de nombre Tsubasa no entendía nada.
- ¿Por qué? No sé quién es.
- ¿Realmente no sabes? – preguntó la rubia. – Su nombre es Shimazu Taiga, está en primer año igual que nosotras pero ya ha formado su fama por ser un delincuente y corren muchos rumores acerca de él, incluso dicen que ha llegado a apalear a personas en la secundaria.
- No se ve tan peligroso. – Expresó Tsubasa de manera inocente, asombrando a las otras tres.
- Realmente no tienes un sentido del peligro… - Expresó la pelinegra soltando un suspiro.
- Pero era realmente muy alto… - Pensó la pequeña castaña de nombre Akane. – Daba miedo…
- Y se veía con una buena complexión. – Pensó la rubia de apellido Nozaki. – Quizás ha practicado algún deporte.
- ¿Será bueno en béisbol? – Preguntó Tsubasa algo emocionada.
- No sé lo que tengas pensado Tsubasa-chan, pero no creo que sea buena idea meterse con él. – Advirtió su amiga de nombre Tomoe.
- Tomocchi, necesitamos a toda la gente posible para formar nuestro club de béisbol femenino, si sabe algo de béisbol, entonces podría ser nuestro entrenador. – Expresó ella con una sonrisa.
- Arihara-san es una persona muy optimista. – Pensó Akane mientras las otras dos simplemente reían de forma nerviosa.
Taiga estaba saliendo de la escuela, observaba de costado a los estudiantes yendo directamente a sus clubes, los deportivos practicando justo afuera en el campo, portando solamente su maleta con libros, caminó hacia la puerta frontal con tal de irse, no deseaba conocer nada sobre clubes, no era su estilo.
- (Ya abandoné todo eso…) – Pensó para sus adentros mientras cerraba los ojos y se alejaba de la escuela. En el camino a su casa siempre pasaba por un sitio en particular aunque no lo deseaba, ese centro de bateo estaba justamente en el tramo a su hogar y obligatoriamente pasaba justo frente a él, normalmente evitaba observarlo debido a recuerdos muy feos que llegaban a su mente. – (Maldita sea…)
Una vez llegó a su casa, abrió la puerta, señalando su llegada y quitándose los zapatos.
- Ya estoy en casa.
- Bienvenido Nii-san. – Un joven de cabello castaño menor que él se presentó al asomarse por la esquina de la entrada, el rubio ya se limitó a sonreír.
- Oh Kazu ¿estuviste esperando por mí? Eres muy amable. – Empezó a acariciar el cabello del chico de primaria el cual soltaba unas risas.
- ya basta nii-san, arruinarás mi pelo.
- Eso te ganas por aparecer frente a mí. – Expresó el rubio de forma alegre.
- ¿Cómo vas en el instituto?
- Lo normal, las clases aburridas, compañeros normales, nada a destacar.
- ¿Y los clubes? ¿Acaso entraste a alguno? Como antes practicabas…
- No digas eso. – El rostro de taiga se puso serio, causando que su hermano menor dejara de hablar. – No tengo interés en los clubes, sobre todo en los deportivos, no vuelvas a decirlo.
- … Entendido… - Bajó la mirada un poco triste, ya nuevamente Taiga acariciaba su cabello. - ¡No lo sigas haciendo! – Se quejó, provocando que el rubio continuara de esa forma. - ¡Basta!
- Es tu culpa por ser tan débil, te faltan mil años para derrotarme. – Expresó de forma altanera, el pequeño hizo un puchero.
- Te derrotaré algún día, ya lo verás.
- Me gustaría que lo intentes. – Empezó a reír mientras ya entraban, el resto de la noche pasó normal para él dentro de su familia y no ocurrió nada más.
Al día siguiente en la escuela, nuevamente Taiga iba solo y los estudiantes lo evitaban como ya era algo habitual en su persona, seguía sin importarle y solo deseaba ir por sus propios rumbos. Su camino lo llevó hasta el tejado de la escuela, un sitio prohibido para acceder pero casi sin vigilancia por lo que era adecuado para esconderse o deseas estar solo.
Llegando justo ahí y apoyándose contra la cerca que tapaba justo la orilla del edificio, observó por debajo, ahí encontró a esas cuatro chicas que encontró el día anterior ahora con una nueva de cabello azulado oscuro con forma de hongo la cual parecían molestar.
- Esas chicas no parecen rendirse con algo si molestan al resto… mejor no vuelvo a encontrarme con ellas en alguna ocasión…
Nuevamente las clases terminaron y estaba caminando a casa, pasando otra vez por ese centro de bateo por el que siempre evitaba mirar o acercarse, fue justo que a medio camino detuvo su andar para mirar de reojo aquel sitio.
- … Tsk. – Chasqueó la lengua, no podía olvidar la conversación que tuvo con su hermano menor Kazu acerca de los clubes deportivos. – En serio… por qué se esfuerzan tanto por algo que solo les durará tres años…
Simplemente para querer olvidar esos pensamientos, hizo su entrada al centro de bateo, pagando la entrada para jugar aunque ni él mismo sabía por qué estaba ahí, simplemente sus pies se movieron, ahora ya estaba en la sala donde estaban las distintas cajas de bateo automático, estaba totalmente vacío debido a la hora.
- No es realmente un paisaje que me guste recordar… - Hizo su camino para sujetar un bate de béisbol y meterse dentro de una caja. Ya en ese momento iba a empezar con los lanzamientos por lo que se puso en posición.
Su cuerpo no podía olvidar la sensación y por ello tampoco las técnicas, mantuvo una posición bastante estática y equilibrada, como si realmente supiera lo que estaba haciendo, sujetó el bate con fuerza mientras la luz señalaba que el tiro estaba por hacerse.
La pelota fue disparada, en ese momento Taiga bateó con todo lo que tuvo, golpeando la pelota justo en medio, el sonido metálico resonó por toda la sala mientras la pelota fue mandada a volar, golpeando justo en el punto que señalaba un Home Run de una lona atrás del lanzador.
- … Parece que no he perdido la técnica. – Pensó para sí mismo. Se llevó a cabo el segundo lanzamiento, golpeando un Hit nuevamente con una curvatura directo hacia la zona de dos puntos.
Continuó bateando por un tiempo más, no supo en que momento perdió la noción pero estaba perdido en ese trance de lanzamiento de pelota y batear, solo podía escuchar el ruido de la pelota golpeando el bate mientras sentía como todo se movía a cámara lenta.
Un ruido ajeno lo despertó, justo había otra persona en una cámara de bateo un poco alejada de él. Pudo presenciar a una chica de largo cabello negro jugando igualmente, sus ojos purpuras estaban totalmente enfocados en la pelota la cual golpeaba con precisión, Taiga no pudo evitar observarla.
- (Por su postura y la forma en que batea… ella es buena, quizás lleve años jugando…) – No se dio cuenta de lo distraído que estaba cuando observó que la chica le estaba viendo, rápidamente volteó la mirada para disimular. – (Eso estuvo cerca… aunque creo reconocerla de algún lado…)
- ¡Vamos chicas, hay que practicar! – Escuchó más voces femeninas acercándose, Taiga se puso rápidamente de espaldas para disimular aunque acechaba de rabillo, eran nuevamente aquellas chicas que conoció antes y ahora eran más, apretó los dientes.
- (Justamente quienes no dan gusto encontrar aquí)
- Quiero ver que tan buenas son bateando. – Exclamó Tsubasa mientras cada chica entraba a una caja de bateo, Taiga ahora no tenía una forma de escapar de ese sitio sin ser visto, solo le quedaba esconder su rostro de alguna forma y no ser reconocido.
Llegó a presenciar como Tsubasa y aquella chica de cabello negro tuvieron un enfrentamiento en las cajas de bateo, fue así que no logró darse cuenta antes, Tsubasa igualmente era bastante buena bateando, ella igual tenía experiencia jugando béisbol e incluso lo veía superior a la otra chica, aunque todo eso se detuvo cuando ella se fue, al parecer teniendo una pequeña discusión con la castaña.
- (Debo aprovechar para irme) – Abrió la puerta de la caja de bateo para escapar disimuladamente, una lastima que su intento fue arruinado debido a que tiró dos bates que estaban acomodados ahí.
- ¿Eh? – Justamente una chica de cabello corto de color verde y con lentes reposados en este observaron a Taiga. - ¿Acaso él no es?
Taiga se quedó totalmente inmóvil al saber que lo descubrieron, su mente estaba en blanco como para reaccionar o si quiere pensar en una excusa para estar ahí.
- ¡Ya sé quién es, es el afamado delincuente de primer año, Shimazu Taiga!
- ¿De qué hablas Nakano-san? – Tsubasa estaba confundida hasta ver a Taiga. - ¡Eh, eres tú! Así que igual juegas béisbol.
- N-No es así, simplemente vine por capricho propio, nada más. – Rio nerviosamente mientras sudaba, claramente algunas chicas sabían que estaba buscando excusarse.
- No hay que mentir, aprecio mucho que la gente se divierta jugando, si realmente es igual contigo, entonces podría pedirte si puedes unirte a nosotras al equipo de béisbol femenino, necesitamos un entrenador. – Tsubasa buscó reclutarlo para ese puesto, sin embargo, Taiga bajó la mirada.
- ¿Yo, entrenador? Que buena broma… yo abandoné el béisbol y nunca más volveré a él, ahora piérdanse. – Dicho eso, Taiga se fue de ahí antes de que Tsubasa pudiera detenerlo, Tomoe se acercó a su amiga.
- Tsubasa-chan…
- Tomocchi… tenía una mirada de dolor al decir eso, acaso él… - Nadie más supo que decir, primero con la partida de la otra chica y ahora él, se quedó un sabor amargo en sus bocas.
Al día siguiente, Tsubasa y Tomoe estaban en camino hacia la pequeña sala que obtuvieron gracias a volverse una asociación que recién se fundó, fue en ese momento que alguien apareció, era Nakano.
- Arihara-san, ya tengo información. – Expresó de forma inmediata, la castaña no sabía que decir.
- A que te refieres.
- Investigué un poco y logré dar con algo interesante acerca de Shimazu Taiga. – La reportera sacó un folder para pasárselo a ambas chicas los cuales abrieron y revisaron las hojas que estaban ahí.
- … Escuela secundaria Hikariyama… se me hace conocida.
- Es una secundaria de nivel que cuentan con un equipo de béisbol de nivel nacional. – Expresó la reportera con orgullo. – Shimazu Taiga fue jardinero central del equipo hasta el año pasado y se le observaba un buen futuro.
Mientras más revisaban las hojas, más cosas vieron que las sorprendían, el equipo llegó a participar en el nacional aunque perdieron justo en semifinales, pero viendo lo lejos que llegaron, se denota mucho el nivel del equipo.
- Tenía razón… él es bueno, sería un entrenador perfecto para nosotras. – Expresó Tsubasa con una sonrisa. – Necesitamos tenerlo en el club.
- Bueno… - Nakano puso una expresión complicada en el rostro. – Deberían ver la última hoja que anexé.
Las dos chicas revisaron justamente esa hoja que la peliverde señaló. Ahí estaba una noticia que justamente hablaba sobre ese juego en semifinales que hubo y un pedazo en particular que llamaba la atención.
- ¿Estragos en el equipo? – preguntó Tomoe.
- No pude obtener más detalles, parece que se lo callaron pero antes del juego, Shimazu-san abandonó el equipo, debido a ello, perdieron ese partido.
- ¿Abandonar el equipo? – Preguntó Tsubasa. - ¿Por qué?
- Ese es justamente el misterio, nunca se reveló la razón y después de eso, Shimazu-san desapareció del mapa y nadie supo más de él, incluso había obtenido una beca para un equipo de alto nivel en un instituto reconocido.
Tsubasa no sabía qué pensar, si Taiga realmente era tan bueno ¿Cuál fue la razón por la que dejó de jugar béisbol? Nuevamente recordaba ese momento que hablaron anoche, la expresión dolorosa en su rostro, algo bastante malo debió sucederle en el pasado para renegar el béisbol.
- … Eso no puede ser, pude observarlo por un poco pero puedo decir que le gusta jugar. – Expresó Tsubasa de forma segura.
- Tsubasa-chan, no deberías meterte en más problemas, si llegas a molestarlo, puede que algo malo suceda. – le advirtió Tomoe pero Tsubasa negó con la cabeza.
- Primero con Shinonome-san y ahora Shimazu-kun… quiero hacer algo por ellos, quiero que se diviertan y sepan que el béisbol puede ser muy divertido cuando todos juntos jugamos, realmente quiero verlos sonreír en nuestro equipo. – Expresó Tsubasa con seriedad, Nakano y Tomoe se vieron antes de sonreír.
- Arihara-san es una persona muy terca ¿no? – Preguntó la peliverde, Tomoe asintió.
- Pero si no fuera por esa terquedad, jamás habríamos llegado a formar la asociación y estar a pasos de formar el equipo completo… deberemos apoyarla.
- Entendido, Shinonome-san puede ser un poco más sencilla pero Shimazu-san es realmente una persona complicada, hay que ir con cuidado respecto a él.
- No hay problemas. – Tsubasa se dirigió a las dos chicas. – Yo me encargaré de convencerlo, su experiencia y habilidad como jugador será útil para nosotras y con ello tendremos un mejor equipo para que todas podamos divertirnos.
Tsubasa tenía una meta. Shimazu Taiga es un chico realmente complicado de tratar y no será fácil convencerlo, pero ella se fijó ese objetivo de convencerlo, ahora que este encuentro se ha forjado, todo que vendrá en el futuro para los dos será un camino incierto, de lo que se está seguro, es que no será algo perdido.
Un nuevo fic, la verdad que no sé si podré hacerlo periódico como los otros pero intentaré escribirlo conforme pueda. La verdad que, cuando vi este anime, sentí que no se pudo sacar todo su potencial a la historia, igual como sé que el juego del que se adapta tiene a un chico que hace función de entrenador así que quise tomar eso para crear esta historia y avanzar conforme a ella. Tomaré ciertos aspectos mostrados en el anime pero la mayor parte de la historia será algo original que luego podré inventar, ya lo verán. Espero puedan acompañarme en este nuevo viaje y observen a este grupo de chicas progresas directo hacia sus sueños. Nos vemos.