Disclaimer: harry Potter pertenece a J.K. Rowling

Esta historia pertenece a Stephanie Howard yo solamente la adapto al mundo del Dramione

Argumento:

¿Acabaría dándose cuenta de que él podía darle la felicidad que tanto merecía?

Quizá Draco Malfoy consiguiera con sus encantos que la mayoría de las mujeres cayeran rendidas a sus pies, pero había una que parecía inmune a tal poder. Al menos eso era lo que creía la madre divorciada Hermione Granger hasta la noche en la que Draco se hizo pasar por su cita... y lo hizo tan bien que entre ellos surgió algo muy especial. Poco tiempo después, Hermione descubrió que estaba embarazada. Ella ya había pasado por un matrimonio difícil que la había dejado traumatizada durante mucho tiempo. ¿Qué tendría que hacer draco para demostrarle que él era diferente?

Prólogo

HAY ALGO extraño con las bodas que hace que las familias se abalancen sobre los miembros del clan que quedan solteros. Eso fue lo que le ocurrió a Hermione Granger tras la boda de su amigo Harry. A partir de ese momento, todas sus amigas empezaron a revolotear a su alrededor como moscas sobre la miel, algo que a Hermione no le acababa de gustar.

—Tienes que volver a salir.

— ¿Adónde exactamente? —dijo Hermione con una sonrisa a pesar de que sabía exactamente lo que su hermana mayor quería decir. Pero no quería hablar de ello.

—Con hombres —suspiró Ginny.

—Ah, te refieres a eso.

Su siguiente Amiga Luna asintió con la cabeza mientras tomaba un sorbo de champán.

—Cariño, ya hace mucho tiempo. No puedes sentarte en casa y esperar a que llegue la menopausia.

¿Cómo que no podía? Hermione opinaba justo lo contrario ya que estaba pagando una hipoteca y no le quedaba mucho para hacer nada más.

Luna asintió dándole la razón a Ginny.

—Sólo porque no saliera bien la primera vez no significa que no puedas encontrar a un hombre magnífico.

—Cualquiera diría que vivo como una ermitaña —se quejó Hermione.

—¿Y no es así? —Ginny levantó una ceja—. ¿Cuándo fue la última vez que saliste a divertirte?

—El mes pasado fui con Rose a la playa.

—Eso es diversión entre madre e hija. Yo me refiero... —inclinó la cabeza para acercarse más y guiñó un ojo—. Diversión de verdad.

—Quiere decir sexo —intervino Luna aclarando lo obvio.

Hermione tomó aire y se reclinó sobre la silla.

— ¿Por qué no puedo ser feliz estando sola?

—Porque no eres feliz —dijo Luna.

—¿Quién dice que no lo soy? —preguntó Hermione.

—Es evidente que no lo eres.

—¿Por qué es tan evidente?

—¿Ves? Si lo fueras no estarías a la defensiva —intervino Ginny.

—A veces me gustaría que no te tomaras el papel de madre tan en serio con el resto de nosotras. Estoy bien —dijo Hermione.

Ginny, que se había ocupado de sus hermanos cuando su madre no estaba, se limitó a encogerse de hombros.

—Puedes tratar de convencerte, pero a tu vida le falta algo y todas sabemos lo que es. Y tú en el fondo, también. Sólo digo que tu vida quedará medio vacía si no te das una segunda oportunidad y sería una pena.

—Mi vida no está vacía. Tengo una hija —dijo ella mirando a su alrededor hasta que sus ojos se posaron sobre su niña de diez años. Su bebé. Ella era la razón por la que se levantaba todas las mañanas y trabajaba hasta tarde. Era su madre y nada en el mundo era más reconfortante que eso—. No quiero cargar con otro matrimonio fallido a mis espaldas. Estamos bien solas.

Luna le dio unas palmaditas a Hermione en la mano.

—Cariño, nadie te está diciendo que busques otro marido pero, tal vez, sería bueno para ti encontrar a alguien con quien pasar —se detuvo mientras buscaba la palabra y sonrió—, buenos ratos de vez en cuando.

Hermione parpadeó varias veces muy rápidamente sorprendida. No era que no creyese en el amor y la pasión. Simplemente, creía que era posible para otros, no para ella. La Hermione que una vez deseó todo eso para ella había recibido ya muchas bofetadas de la dura realidad.

—¿Me estás sugiriendo que salga por ahí y me acueste con alguien? —dijo ladeando la cabeza—. ¿Así sin más?

Al momento, un murmullo desordenado se levantó alrededor de la mesa. Fue Ginny la que finalmente tomó la palabra.

—Una cana al aire podría serte beneficioso. Necesitas volver a sentir. Es como si te hubieras desconectado del mundo real y nos preocupa. Es una pena.

—Así es, Hermione —corroboró Luna—. Eres una hermosa, decidida, inteligente y divertida mujer pero no quieres que nadie lo vea. No deberías encerrarte. Trata de divertirte. Ten una aventura si eso es lo único que estás dispuesta a tener, pero permítete sentir de nuevo. Siéntete como una mujer de nuevo.

Hermione no hizo caso a las palabras de sus amigas. Al fin y al cabo los amigos nunca eran objetivos en sus opiniones. Abrió la boca para decir algo, pero volvió a cerrarla.

No creía que estuviera encerrándose en sí misma. Tal vez lo hubiera hecho al principio, tras el divorcio, cuando tuvo que admitir que se había casado por razones equivocadas. Aunque sus amigas tenían razón. Hacía mucho tiempo ya.

—Y vosotras estaríais dispuestas a buscarme un grupo de hombres adecuados para que yo elija, ¿verdad? —aunque la sola idea le daba asco. No pudo evitar pensar en esas citas organizadas.

—No —sonrió Luna, tratando de no delatar el hecho de que ésa había sido una idea discutida—. Sólo pensamos que deberías abrirte a la idea de ser Hermione, y no sólo la madre trabajadora, de vez en cuando. Pensamos que si se presenta la oportunidad deberías aprovecharla.

—No estamos diciendo que salgas a buscarlos a la desesperada —dijo Ginny.

—No, no es eso —dijo Luna riéndose.

—Sólo deja entrar a alguien en tu vida.

Hermione suspiró y miró hacia el techó cubierto de globos. Sus intenciones eran buenas, pero ella no se consideraba una mujer proclive a tener aventuras amorosas. Puede que hubiera sido así antes, cuando era joven y alocada, pero eso la había llevado a un embarazo no deseado, a un matrimonio y a un divorcio.

Cuando volvió al presente, los sonrientes rostros de sus amigas la miraban esperanzadas. Hermione suspiró y sacudió la cabeza al mismo tiempo.

—Trataré de mostrarme más abierta si se presenta la oportunidad, pero no sé si estaré dispuesta a lanzarme a una tórrida aventura.

—Paso a paso —dijo Luna.

—Lo comprendemos —añadió Ginny.

—Es sólo que estamos preocupadas por ti —dijo Luna.

Hermione sabía que eso era cierto. Todas ellas estaban felizmente casadas. Incluso su amigo harry había decidido sentar la cabeza. Se había enamorado de una mujer que había resultado ser su media naranja. Algo así hacía que una incrédula como Dana albergara una mínima esperanza en que el «comieron perdices» podía existir.

Y probablemente fuera cierto. Simplemente no se le había presentado a ella. Ella había tenido su oportunidad y no había funcionado. En ese momento lo único que podía hacer era superarlo y continuar con su vida. Su vida laboral estaba sufriendo cambios y quería conseguir una casa mejor para su hija y para ella. Tenía esperanzas y sueños para el futuro de su pequeña. No había conseguido ser una buena esposa, pero podía ser la madre que ella no había tenido.

Claro que ella también pensaba que sería agradable volver a sentirse como una mujer. En su interior se escondía una mujer pletórica de sensualidad.

Hermione se pasó la lengua por los labios de forma inconsciente al pensar en ello. Era una lástima que no abundaran los hombres capaces de hacer salir de su escondite a esa mujer. Aunque tal vez fuera mejor así para su supervivencia.

De forma también inconsciente recorrió el salón con la vista hasta posarse sobre un hombre alto que estaba de pie junto a su amigo harry. Draco, su padrino. Era exactamente el tipo en el que ella se habría fijado instantáneamente... antes. Alto, guapo, encanto a raudales. Pero su mayor error había sido casarse con uno así.

Suspiró. En lo que se refería a apasionadas aventuras Dana se sentía como si estuviera en medio de un vasto desierto y aún le quedara mucho para encontrar agua. No importaba cuáles fueran sus necesidades básicas.