Nostalgia

A Zenitsu siempre le llamó la atención el suave y gentil sonido de los latidos de Tanjirou, sobresalían del resto de los sonidos de su alrededor y le daban la tranquilidad y fuerza necesaria para seguir adelante en su vida como cazador de demonios.

Cada persona, cosa o animal tenía un sonido, los demonios también eran dueños de sonidos únicos y temibles. Nezuko era un demonio, pero los sonidos de ella, a pesar de ser distintos, no eran aterradores como los de los demonios normales que combatían. No, los sonidos de aquella hermosa niña eran bellos también, similares, pero muy distintos a los de Tanjirou. Tal vez ambos sonaban gentiles por un tema de ser hermanos, Zenitsu no podía decirlo con seguridad ya que él había escuchado latidos de hermanos en otras ocasiones y estos sonaban completamente diferentes.

¿Será que los latidos de Nezuko intentaban imitar los de su hermano para sentirse más humana o segura? ¿Lo hacía de forma consciente? ¿Sabía lo que estaba haciendo? O tal vez le estaba dando muchas vueltas y los latidos de la chica sonaban similar a su hermano antes de transformarse en demonio y lo que quedó de aquella melodía era lo que escuchaba ahora.

Lo sabría una vez que la joven volviera a ser humana, por ahora solo le quedaba esperar.

Pero como odiaba esperar.

Esperó por una buena familia que lo quisiera, esperó por encontrar a la chica ideal, esperó por ser un buen espadachín, esperó para no morir con aquellas arañas, esperó… siempre esperó, pero las cosas no siempre llegaban por mucho que esperara.

Y ahora esperaba a que Tanjirou despertara de aquel sueño en el que se había sumergido luego de haber peleado con todas sus fuerzas contra los demonios del distrito rojo. No podía negar que la batalla había sido horrible y pensó que moriría, mas no fue así para ninguno de ellos o eso pensaba hasta que se enteró de que su amigo no despertaba.

- Tanjirou…

Susurró suavemente mientras levantaba su mano para tocar con sus dedos los del otro joven y comenzar a subir lentamente hasta cubrir su palma con la del otro.

- Despierta.

Los sonidos gentiles que le daban ganas de llorar no se escuchaban con la fuerza de siempre, ni siquiera cuando Tanjirou dormía sonaba de esa forma ¿En qué clase de sueño se encontraba como para no poder despertar, para sonar tan lejano y apagado, casi ausente? Aquello solo le daban más ganas de llorar.

Silencioso, su amigo estaba tan silencioso.

Tanjirou llevaba durmiendo una semana y sin ninguna señal de despertar. Todos se encontraban preocupados, Nezuko cuando podía se quedaba al lado de su hermano para observarlo con la mirada triste y lejana, Inosuke también se encontraba herido y descansando en otra habitación, pero no se escuchaba como Tanjirou, los sonidos del rey de la montaña seguían siendo tan ruidosos como siempre dándole tranquilidad y confianza al rubio de que despertaría. Pero no era lo mismo con Tanjirou.

- No me gusta verte así.

Siguió derramando lagrimas mientras tomaba con sus dos manos la del chico durmiente tratando con ello de darle de sus energías o fuerzas para despertarlo, lo que sea para ver esos ojos burdeos nuevamente, para escuchar ese gentil y maravilloso sonido, para ver sus sonrisas sinceras, para estar junto al muchacho que tanto quería y necesitaba a su lado.

- ¿Eh?

Abrió los ojos sorprendido ante su ultimo pensamiento. Sabía que estimaba a Tanjirou, Inosuke también era importante y que decir de Nezuko que era la luz de su vida, pero ahora, con el cuerpo durmiente de Tanjirou, con los cables en su cuerpo para mantenerlo saludable, con el silencio latente y horrible al estar en esa condición impidiéndole escuchar al verdadero chico cazador de demonios le daba a entender otras cosas. Le hacía pensar en otras cosas.

¿Por qué este silencio, esta distancia le estaba doliendo más de lo normal? Apenas llevaba una semana sin escucharlo y sentía que iba a morir de agonía.

- ¿Qué me pasa Tanjirou?

Las lágrimas siguieron cayendo, pero ahora era por el caos que sentía internamente.

- Quiero escucharte.

"Quiero sentir que estás presente y no solo ahí, acostado, casi muerto. No quiero sentir que estas tan lejos y en un lugar donde no puedo alcanzarte."

Odiaba pensar de esa forma y sobretodo sentir que estaba perdiendo el mundo porque Tanjirou no abría los ojos.

Pero no podía sacárselos de la cabeza ni de sentirlo.

- Por favor despierta.

Llevó la mano de Tanjirou a su frente y siguió rogando a lo que sea para que su amigo volviera a abrir los ojos, para que su mundo regresara.

Un mes y Tanjirou seguía en ese sueño profundo, en ese silencio que lo atormentaba y le dejaba sin saber qué hacer.

Nezuko se encontraba al lado de su hermano todas las noches, a veces la veía acariciando su cabeza mientras tarareaba algo desconocido para Zenitsu, tal vez una canción de cuna, tal vez un ruego para que abriera los ojos.

Solía salir para darle la privacidad necesaria a los hermanos, pero hoy se quedó y la chica tampoco hizo algún gesto de molestia por tenerlo al frente.

- Tanjirou.

Susurró suavemente, los más suavemente que pudo para que ni Nezuko lo escuchara. Hablarle a Tanjirou se había transformado en su nueva rutina, al igual que verlo, al igual que pasar sus dedos suavemente por la mano del otro para sentir su calor como prueba de que seguía vivo, de que no se había ido.

Levantó la mano con la intención de tomar la otra, pero dudó, Nezuko estaba presente, no era algo que solía hacer con compañía. La chica solo le asintió cuando notó la mano del rubio cerca de la de su hermano y siguió en lo suyo dándole más privacidad.

Zenitsu no evitó sonreír con aquello. Nezuko era hermosa, fuerte y valiente. Podía ver la fe y convicción en sus ojos, ella sabía que su hermano despertaría de aquel sueño interminable. No cabía duda de que sería una excelente esposa, fue feliz por sentir aquellos sentimientos por ella, sentimientos que al analizarlos bien descubrió que solo eran de hermandad y que sus verdaderos sentimientos de amor tenían como destinatario a otra persona.

No sabía si fue bueno haber descubierto que le gustaba Tanjirou de esta forma, tal vez su vida hubiera sido mucho mejor si hubiera seguido pensando que quería a Nezuko. Pero aquí estaba, junto a la muchacha, tomando la mano de su hermano, rogando que despertara nuevamente, que mostrara su dulce sonrisa, que le cantara con los sonidos gentiles de su corazón.

Volvió a llorar, le sorprendía que haya podido hacerlo todos los jodidos días. No sabía que su cuerpo tuviera espacio para tantas lágrimas y mocos sueltos, pero ahí estaba, llorando nuevamente por el joven durmiente, por el amor que hace poco descubrió y que aún no había podido confesar.

¿Debía confesarse? Sabía que cuando se conocieron le exigió que debía hacerse cargo al quedarse sin pretendientes o personas que lo protejan.

- Dijiste que te harías cargo de mí. – Esta vez habló con un tono más alto, pero sin miedo, Nezuko seguía observando a su hermano. - ¡No puedes dejarme solo! ¡Prometiste protegerme!

Técnicamente no se lo había prometido, pero Tanjirou nunca lo abandonó y siempre habló de la fuerza de Zenitsu.

Quería que regresara, necesitaba que regresara.

Llevó la mano de Tanjirou a su rostro para colocar en su mejilla y frotarla suavemente, las lágrimas ahora se deslizaban por la mano y brazo de Tanjirou tan silenciosas como los sonidos del joven durmiente. Como odiaba ese silencio.

- Tanjirou.

Abrió los ojos cuando una mano acarició su cabeza. No se dio cuenta cuando los había cerrado, tampoco le importaba, Nezuko lo observó con preocupación.

- ¿Despertará?

La chica no dudo en asentir con la cabeza. Mas lágrimas salieron de sus ojos. Nezuko se escuchaba tan bien, tan confiada, ella sabía que su hermano despertaría, solo necesitaba el tiempo para descansar y recargar energía para luego volver al mundo nuevo y renovado.

- Si Nezuko lo dice, entonces te creo.

Le sonrió a la muchacha y siguió acariciando la mano de Tanjirou, ahora en su regazo. Observó al joven durmiente, el horrible y silencioso sonido seguía presente, pero él debía tener fe. Si Nezuko lo decía entonces pasaría, Tanjirou despertaría.

Lo haría.

Así que debía esperar.

No sería la primera vez que lo hacía.

Y era bueno esperando, por mucho que odiara admitirlo.

Un mes y medio había pasado. Zenitsu se encontraba cansado y con dolor. Había tenido que realizar algunas misiones solitarias y aquello lo había dejado cansado tanto física como mentalmente, sin mencionar su parte emocional.

Inosuke seguía sin abrir los ojos al igual que Tanjirou, pero podía escuchar el ruido normal de su amigo e incluso podía jurar que era aún más escandaloso, tal vez eso indicaba que se despertaría pronto. ¿Ocurría lo mismo con Tanjirou?

Todas las veces que podía lo iba a ver. Atento a cualquier cambio a algún sonido nuevo o al menos esperar escuchar los latidos normales, pero nada parecía cambiar.

También seguía llorando y en las noches Nezuko se dedicaba a acariciar su cabello y el de su hermano.

- ¿Despertará?

Era su pregunta de todas las noches y Nezuko asentía con la cabeza fuertemente en respuesta, la misma respuesta junto con el mismo sonido de determinación. Aquello era lo único que mantenía a flote a Zenitsu.

El tiempo siguió pasando y una idea tonta pasó por su cabeza. Hace mucho tiempo había escuchado a alguien hablar sobre una persona durmiendo y otra dándole un beso para despertarla, lográndolo con éxito al primer intento.

Zenitsu no estaba seguro si aquello funcionaría, técnicamente era una idea tonta e infantil. Shinobu siempre le decía que lo que Tanjirou necesitaba era descanso y que el decidiría cuando despertar, pero Zenitsu podía escuchar los sonidos de la duda en el corazón del pilar. A pesar de que Nezuko siempre afirmaba con fuerza cuando le preguntaba si Tanjirou despertaría los días continuaban pasando y Tanjirou seguía con los ojos cerrados en el silencio del sueño.

Tal vez un beso le ayudaría a despertar. El rubio no estaba seguro si funcionaría si era él el que se lo daba, pero no perdía nada con intentarlo. Es decir, su amor por Tanjirou era fuerte, tal vez sus sentimientos llamarían la atención del joven durmiente, incluso si era por rechazo Zenitsu sería feliz con ver al otro despierto.

Decidido esperó un momento del día en que no lo molestarían para intentar aquello. Moriría de vergüenza si alguien supiera lo que iba a hacerle a su amigo.

Se encontró de frente en la cama de Tanjirou, el rostro durmiente lo saludo como cualquier otro día, el silencio fue el recordatorio de que Tanjirou no estaba al 100% a su lado. Tragó saliva con duda ¿sería buena idea hacerlo? Solo había sido una historia que escuchó por ahí. ¿Sería malo probar?

- Tanjirou.

Susurró mientras llevaba su mano a los dedos del otro para acariciarlos con cuidado, lentamente sus dedos fueron subiendo por el brazo, el hombro. Zenitsu se dedicó a observar el rostro de su amigo por alguna respuesta ante lo que estaba haciendo, llegó al cuello y lo acarició suavemente.

- Tanjirou.

Volvió a llamarlo, esta vez acariciando la piel del rostro de su amigo. Tanjirou era suave y duro debido al entrenamiento, las manos de este estaban con callos debido al esfuerzo que hizo por entrenar con la espada, los músculos del brazo eran firmes, lo mismo que su cuello, su rostro en cambio era suave, como su sonido, como la personalidad de este.

- Por favor.

Acarició los labios de este, algo secos debido a que no había consumido agua por bastante tiempo, los cables que lo mantenían con vida eran la prueba de ello, pero a Zenitsu no le importaba. Se fue acercando lentamente mientras sus dos manos tomaban cada mejilla del joven y movían su cabeza en un ángulo específico para que le beso no fuera tan incómodo.

- Despierta.

Terminó de susurrar mientras juntaba sus labios a los del otro joven rogando, deseando, llorando, llamándolo con todo su corazón. Solo deseaba verlo despierto, sonriendo, sonando con esa gentileza de siempre. Lloró aun con los labios pegados a los de su amigo.

"Te extraño, regresa."

Pensó antes de alejarse lentamente del otro y lo observó. La expresión de su amigo seguía igual. Suspiró y luego sonrió con tristeza, lágrimas y mocos.

"Supongo que no soy lo suficientemente bueno"

Pero un ruido lo sobresalto, un sonido suave, único y conocido inundo los oídos de Zenitsu y esta vez no evitó llorar con alegría.

- Tanjirou.

No evitó decir cuando el sonido gentil de su amigo se escuchaba con un poco más de fuerza.

¿Había funcionado? ¡Que importaba! Tanjirou estaba haciendo nuevamente esos hermosos y gentiles sonidos, suaves y lejanos, pero haciéndolos, al fin y al cabo.

Inosuke había despertado, Zenitsu nunca había dudado de que su amigo despertara, el tema ahora era obligarlo a quedarse en cama.

También se sentía un poco más tranquilo, ya que los sonidos de Tanjirou lentamente comenzaban a escucharse a los que estaba a acostumbrado de oír. Nezuko tal vez también lo sentía porque podía escucharla aún más entusiasmada que antes y eso solo lo alegraba un poco más.

- Falta poco.

No evitó hablarle a su amigo mientras le tomaba la mano con una y acariciaba la misma con la otra.

- Despertarás.

Volvió a sonreír al escuchar aquella gentil melodía.

Para su desgracia no pudo estar presente en el momento en que aquellos ojos volvieron a abrirse ya que se encontraba en una misión.

Había tenido miedo, casi había muerto y su gorrión lo había abandonado en algún momento de aquella semana infernal para aparecer una noche como si nada pasara volando de un lado a otro en completa felicidad y con un papel en la pata.

Lo abrió después de gritarle y llorarle por haberlo abandonado en un momento tan horrible y luego rogar a que la pequeña ave le dejara sacarle el papel para leerlo.

Sus ojos se abrieron en sorpresa mientras las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus ojos. Era una carta de aquellas niñas que siempre le ayudaron en la finca de la mariposa diciéndole que Tanjirou había despertado, se encontraba bien y sin secuelas por la batalla, sonrió con cariño al saberlo y agradeció a todo ente que le fuera posible por haber despertado a su amigo de aquel sueño profundo.

- Tanjirou.

Susurró nuevamente mientras abrazaba la carta y se arrodillaba para seguir llorando, pero esta vez de felicidad. Chuntaro aleteó de un lado a otro sin saber qué hacer, pero aquello a Zenitsu no le importaba.

Tanjirou había despertado y eso era más que suficiente.

Ahora solo debía terminar su misión con vida para poder verlo otra vez, ver su sonrisa, escuchar aquellos sonidos tan gentiles y únicos que tanto había extrañado. Habían sido dos meses infernales sin la presencia de su amigo.

Solo quería verlo, abrazarlo, llorarle y gritarle por haberlo preocupado de esa forma tan horrible.

Y tal vez… solo tal vez poder confesarse.

Aunque lo último lo dudaba mucho, pero ahora se sentía con fuerzas para hacer de todo y se dejaría abrazar por aquel sentimiento hasta que se le pasara.

Estaba tan feliz.

- Tanjirou.

Volvió a susurrar con las lágrimas rondando sus ojos.

Inicio – 27 – 10 – 19

Término – 27 – 10 - 19

Primer día de la semana Zentan.

Espero que les haya gustado. Saludos!