Disclaimer: Los personajes que reconozcan no me pertenecen; pertenecen a Disney.


Y nuevamente estaba ahí, solo, perdido, abandonado. No importaba cuánto corriera, nunca encontraba algo o a alguien que lo auxiliara.

¡Armin! ¡Armin!

Una voz de repente comenzó a hablarle. No sabía de dónde provenía, pero lo que oía era claramente una voz femenina. ¿De quién se trataba?

¡Deja de huir, Armin! ¡No puedes escapar de tu destino!

La mujer no dejaba de insistir, lo cual comenzaba a desesperar al niño que no entendía nada de lo que ocurría. Con sus manos tapó sus oídos para dejar de escuchar esa desesperante voz, cuando de repente una Black Rock brotó frente a él desde el suelo. Era una roca hermosa que brillaba ante su presencia. Quitó las manos de sus oídos para tocarla. Su luz era hipnotizante.

¡Vuelve a casa, Armin! —siguió exclamando la voz femenina—. ¡Sigue las rocas!


Despertó exaltado luego de haber tenido ese extraño sueño otra vez. No era la primera vez que lo tenía… Es lo único en lo que ha soñado en sus 6 años de vida.

Estaba oscuro, lo cual indicaba que todavía no amanecía. Algo bueno que saliera de despertar de esa forma.

Se levantó rápidamente y se vistió con sus prendas favoritas: Una camisa de botones color blanca, un chaleco de lana sin mangas tejido a mano de color azul, unos pantalones negros y unos zapatos que se sujetan con cordones, también de color negro. Se peinó un poco su alborotado cabello y listo. Ya se veía decente en apariencia.

Ahora venía la parte difícil.

Abrió la puerta de su habitación tratando de hacer que rechinara lo menos posible. Cuando lo logró, fue a la cocina y sacó un par de manzanas.

—Todo listo. —Guardó las frutas en un pequeño bolso colgante y caminó de puntitas hacia la puerta de salida. Fue un gran alivio para el pequeño salir sin llamar la atención de su tía abuela, quien todavía debía estar profundamente dormida.

Esa era la vida de Armin. Un niño que tenía prohibido salir solo y que era demasiado sobreprotegido. Eso no era para nada del agrado de él, y es por eso que en cierto modo agradece tener ese sueño que lo despierta temprano y le permite salir al mundo sin que su tía se entere.

Ella era alguien misteriosa y nunca se le podía ganar en una discusión, porque sí, ellos dos discuten mucho, y no es para menos. Un pequeño niño curioso, amante del mundo exterior, que muere por saber miles de cosas, contra una mujer que lo quiere mantener en casa y que se niega a responder sus dudas. Definitivamente la química de esa relación no era la mejor, y que fueran familia no ayudaba.

—Creo que es suficiente. —Armin notó que el sol comenzaba a salir, señal de que debía volver antes de que descubrieran que se fue.

Sacó la última manzana que le quedaba y la degustó mientras caminaba rumbo a casa muy alegre. Había encontrado de casualidad una pequeña piedra de color azul. Dice la leyenda que son lágrimas de sirena, por lo cual, de ser cierto, fue muy afortunado de encontrar una no estando tan cerca del mar. ¡El día empezó genial para él y nada podría arruinarlo!

O eso creyó.

Entró a casa y dejó su bolso en la habitación. Luego regresó a la cocina y preparó un desayuno abundante para su tía y algo poco para él. Las manzanas fueron más que suficiente, pero no podía dar a entender que había comido previamente o ella sospecharía.

Colocó todo lo que preparó en la mesa y se sentó en espera de su tía, la cual pocos minutos después apareció.

—¡Buenos días, tía Willow! —saludó el niño al verla.

—Buen día, Armin —contestó ella. Se sentó frente a él y le sonrió con ternura—. Ya te he dicho que no debes despertar tan temprano para prepararme el desayuno.

—Tonterías tía, es mejor que hacer nada. ¡Hay que aprovechar las mañanas así! —Realmente haber encontrado esa gema azul lo puso de buen ánimo. Era raro que sus salidas secretas tuvieran hallazgos así de interesantes.

Ambos comenzaron a comer y todo estaba en silencio. Aunque fueran familia, nunca lograban entablar una conversación sin terminar discutiendo. Pero Willow debía decirle algo.

—Debes preparar tu mochila, Armin —rompió el hielo la mujer, llamando la atención de su sobrino—. Mañana temprano nos iremos de aquí.

Y ahí empezó otra vez.

—¿Qué? —La indignación no se hizo esperar por parte del chico—. ¡Pero creí que nos íbamos a quedar aquí para siempre!

Y ahora se daba cuenta de que fue un error creer eso. ¿En serio pensó que su tía cambiaría su horrible estilo de vida porque sí? Siempre se la pasan acampando en distintos lugares, con la excusa de que a ella le gusta recorrer el mundo y que detesta estancarse en un solo lugar. Armin nunca se tragó esa tontería. Siempre tuvo la sensación de que Willow huye de algo y la cara de susto que tiene la mayor parte del tiempo se lo confirmaba.

Hace un par de semanas su tía le informó que se quedaron sin dinero y que comenzaría a trabajar en un pequeño pueblo por un tiempo. Iban a acampar cerca de ahí, pero haberse encontrado con aquella cabaña abandonada, actual hogar, fue un regalo del cielo que les vino de maravilla. Le dieron toques hogareños en poco tiempo y Armin de verdad pensó que era el inicio de una estancia prolongada por primera vez en su vida.

—¿Te sorprende? Te dije que era temporal… Ya me han pagado el salario de este mes y podremos sobrevivir con eso un tiempo, así que no hay necesidad de permanecer en este lugar… Ya hemos estado demasiado tiempo aquí —le informó Willow casi sin importarle el enojo que Armin desprendía por los poros.

¡Vaya forma de arruinarle el día! Ya estaba cansado de no poder permanecer en un solo lugar, hacer amigos, jugar fuera de casa… Él solo quería dejar de sentirse un prisionero y tener una vida normal. ¿Pero qué conseguiría discutiendo con Willow? Nada, como siempre.

Tratar de que su tía lo entendiera o que hablara sobre él y su pasado era más difícil que hacer que un cerdo volara. Sus preguntas existenciales siempre han sido las mismas: ¿De dónde viene? ¿Quiénes son sus padres? ¿Qué significa ese sueño que ha tenido toda su vida? ¿De qué huyen?

Pero cada vez que tocaba uno de esos temas, Willow los desviaba o se excusaba diciendo "No estás listo para saberlo". Él tenía todo el derecho del mundo a saberlo, después de todo son cosas de su vida, pero ella no pensaba de la misma forma. Lo único que Armin sabe de su madre es que es sobrina de Willow. No es difícil de creer dado el parecido que ellos dos tienen. Sí, él era igual a su tía en cuanto a rostro, aunque su pelo negro y sus ojos heterocromáticos azul-verde rompían con el parecido exacto. Siempre se ha imaginado a su madre como alguien parecido a Willow, pero nunca ha podido confirmarlo.

—¿Armin? —La mujer rompió el silencio, sacando al pequeño de sus profundos pensamientos—. ¿Me has escuchado?

—¿Eh? —se aclaró la garganta, algo avergonzado de haber quedado como un descortés—. Disculpa tía… Sí escuché, prepararé mi mochila entonces —le dijo con notoria decepción en cada palabra pronunciada.

—Perfecto. —Se levanta y le da un beso en la frente, agradeciendo a los cielos que Armin se haya comportado y no haya iniciado una nueva pelea absurda—. Ahora iré a renunciar a mi empleo y a buscar el dinero —dijo Willow. Tomó un pequeño bolso y abrió la puerta.

—¿Puedo salir un momento a jugar mientras llegas? —preguntó casi por acto reflejo y se arrepintió al instante al notar el rostro de enfado de ella.

No le gustaba salir cuando Willow no estaba en casa, ya que pensaba que si en su ausencia algo le pasaba a la cabaña que en realidad no era de ellos, se sentiría sumamente culpable, pero si su tía iba a hacer solo unas cosas y volver rápido, ¿por qué no jugar unos minutos? No le hacía daño a nadie.

—Claro que no, ya hemos hablado de eso —le contestó Willow lo más calmada posible—. ¿No lo entiendes aún? Debo cuidarte, es lo que ellos hubieran querido.

Armin sabía de antemano que se refería a sus padres. Por alguna razón, siempre los mencionaba como "ellos".

—Ellos no hubieran querido que me mantuvieras encerrado de esta forma —se quejó cruzándose de brazos.

—¡No lo hago por gusto! ¡Ya te he dicho que es por tu seguridad! —le gritó, perdiendo la paciencia. Por una vez creyó que no discutirían, pero se adelantó a los hechos y ya estaba cansada de siempre tener que decir lo mismo—. ¡¿Acaso quieres terminar muerto, al igual que ellos?! ¡Quédate aquí y punto!

Y lo próximo que escuchó Armin fue un portazo bastante fuerte. Al parecer sí la hizo enojar, y mucho.

Muertos…

Nunca había sido tan brusca al decir algo que tenían que ver con ellos. ¿Entonces estaban muertos? ¿Por qué? ¿Y por qué Willow no lo dijo antes para evitar darle falsas esperanzas?

Posiblemente lo dijo para asustarlo y para que se tomara más en serio el asunto. No estaba seguro y a lo mejor nunca sabría la verdad.

Miró por la ventana. Cuando vio que su tía ya estaba lo suficientemente lejos, soltó un enorme grito de frustración y pateó las paredes. Aunque no actuara de acorde a su edad en muchas ocasiones, seguía siendo un niño y los berrinches son esperables.

Fue a su habitación a ordenar sus cosas en una mochila que era casi de su tamaño. Le entristeció ver cómo la decoración que se preocupo de darle al lugar fue en vano. Al terminar volvió a la sala de estar.

—Maldición… —Se dejó caer en el maltratado sofá de la cabaña—. Ya me estaba gustando estar aquí…

Quiso calmarse y trató de hacerse a la idea de que esa era su vida y no iba a cambiar por mucho que quisiera, pero un repentino temblor lo hizo reaccionar.

Se puso de pie, pero el temblor había pasado. Posiblemente duró 3 segundos, o incluso menos. No le tomó tanta importancia en ese momento, mas otra cosa llamó su atención.

Miró nuevamente por la ventana a lo lejos una luz color azul que sobresalía por los árboles del bosque. No entendió la razón, pero se sintió atraído casi de inmediato, como si algo en su interior le estuviera diciendo que fuera en esa dirección.

¿Y su tía qué?

—Bueno… Si voy y vuelvo rápido, no se enterará —se dijo para sí, y tras sus palabras, salió de la cabaña y corrió hacia la luz.

Trato de correr lo más rápido posible, sintiendo que estaba a punto de llegar al lugar, pero cuando estuvo lo suficientemente cerca, la luz desapareció, por lo que solo se encontró con muchos árboles sin más.

—¿Qué? —No podía creer que ya no hubiera nada si hace instantes algo emanaba luz. No pudo haber desaparecido de la nada.

Se estaba tardando y el pánico invadió su cuerpo unos instantes. Debía volver. Tenía que volver… Pero la curiosidad fue más grande. ¿Qué había sido eso?

De pronto, nuevamente un pequeño temblor sacudió el lugar y escuchó como desde el suelo algo se escuchaba a unos metros. Se acercó a paso lento y notó que se había formado un pequeño agujero del cual salía una cosa oscura.

—¿Y eso?...

De aquel agujero brotó algo abruptamente, provocando terror en Armin, quien cubrió su rostro con sus manos inconscientemente por el miedo de que apareciera algo que lo lastimara.

Mas no fue así. Y su sorpresa fue mayor al quitar sus manos y ver con atención.

Una extraña roca de color negro y bastante afilada había aparecido de repente. Nunca había visto una roca de ese tipo. Para él, que siempre quería encontrar cosas nuevas, era un descubrimiento más que genial y único. ¿Qué eran y cómo es que habían salido desde el suelo tan rápido? ¿Eso era acaso posible?

—Son muy lindas. —Lentamente colocó una de sus pequeñas manos sobre la Black Rock. Al levantar la vista, su curiosidad se acrecentó al notar que habían varias de esas rocas, una seguida de otra, como si estuvieran formando un camino—. Curioso…

Tenía muchas ganas de seguir aquel trayecto que estaba siendo marcado, pero ya había tenido muchos problemas en casa por alejarse mucho. "¡¿Acaso quieres terminar muerto, al igual que ellos?!"; aquella frase proveniente de la discusión de esa mañana vino a su mente y sintió un escalofrío de pies a cabeza. Siempre le han enseñado que no debía desobedecer las órdenes que buscaban protegerlo, y él lo aceptó aunque no fuera de su agrado.

Luego de un profundo suspiro lleno de frustración y pena, se dio media vuelta y empezó a caminar para volver a casa, pero algo lo detuvo. Una luz a sus espaldas lo hizo frenarse en seco. Vio como su sombra crecía poco a poco y el césped reflejaba una tenue luz azul. Volteó nuevamente ante ese extraño fenómeno para descubrir que aquella luz provenía de las Black Rocks. ¿Rocas que podían emitir luz?

—¿Eh? Pero… eso es imposible…

Recordó entonces el sueño que solía tener de vez en cuando. Sí, estas rocas eran idénticas a las que ha estado soñando toda su vida. Algo lo estaba llamando, podía sentirlo. "¡Sigue las rocas!", aquella voz volvía a sonar en su cabeza.

Tuvo la intención de volver a acercarse a aquellas extrañas rocas, pero un repentino agarre lo obligó a retroceder. Comenzó a ser jalado lejos de las Black Rocks, las cuales dejaron de brillar hace un par de segundos. Asustado, levantó la vista para ver quién lo estaba sosteniendo con tanta brusquedad: Era Willow.

—¿T-Tía? —Tragó saliva al reconocerla. No había necesidad de mirarla atentamente para notar lo furiosa que estaba, incluso más que antes—. ¡Tía, alto! ¡Me lastimas! —Intentó zafarse del agarre, pero fue en vano.

—¡No puedo creer que me hayas desobedecido! —Llegaron a casa donde cerró la puerta y lo soltó—. Ve por tu mochila ahora mismo.

—¿Eh? ¿Mi mochila?... —preguntó desconcertado, aunque en el fondo conocía la respuesta—. Se supone que nos iríamos mañana.

—Nos vamos de aquí ahora, no es seguro quedarnos ahora que esas rocas nos encontraron, hay que-… —calló Willow repentinamente, notando que había hablado de más.

Armin abrió los ojos con sorpresa tras escuchar eso. Tras una vida de secretos, esa era la primera vez que su tía abuela revelaba algo de tal importancia y no iba a dejarlo pasar así como así. Tenía que sacar más información como fuera, aunque eso significara meses de castigo.

—¿Acaso esas rocas son la razón por la cual vivimos viajando?... ¿Por qué? ¿Qué tienen de especial? ¿Sabes acaso por qué he estado soñando con ellas? —comenzó a interrogar, cruzándose de brazos para hacer notar su interés en escuchar alguna explicación.

—Las Black Rocks no son algo que deba importarte —respondió de forma cortante mientras guardaba algunas cosas en su bolso—. Son peligrosas para ti y mi tarea es protegerte…

—¡Sí me importa! Por favor tía, necesito saber de esas rocas… —Su sueño parecía cobrar más sentido. Todo indicaba que las Black Rocks tenían relación con él y su familia. "¡Vuelve a casa, Armin!", recordó aquella frase en especial—. Tal vez mis padres no están muertos como crees…

Willow se arrodilló frente al niño y lo tomó de los hombros

—Ellos querrían que te mantuvieras lejos de todo el peligro y de esas rocas… Tu madre me pidió que cuidara muy bien de ti, así que si de verdad te importa tanto tu mamá, me harás caso e irás ahora mismo por tu mochila… Hazlo por ella.

Armin no supo cómo seguir aquella conversación. Su tía había sido astuta y mencionó a su mamá de una forma bastante conveniente. Luego de haber estado varios segundos en silencio, terminó asintiendo ante esa orden y corrió hacia su habitación para ir por esa dichosa mochila con sus cosas ya guardadas.

Se tapó la cara con ambas manos y evitó llorar. Pasó tantos días de su infancia rogándole a su tía que le contara sobre su madre o padre sin resultados positivos, que todo lo que ha pasado hoy le daba un nuevo rumbo a las cosas. Odiaba llorar, siempre lloraba cuando era más pequeño, pues su vida es difícil, pero aprendió a hacerse fuerte. No, no iba a llorar ahora.

Pensó en las Black Rocks que su tía parecía conocer muy bien. Los estaban siguiendo, ¿por qué a ellos exactamente? ¿Por qué brillaron cuando él estuvo tan cerca? Todo parecía tener conexión.

Tenía que tomar una decisión. Tal vez era peligroso como tanto le han dicho, pero sentía que por fin las respuestas a todas sus interrogantes estaban más cercas que nunca, respuestas que evidentemente nunca saldrían de la boca de Willow. Él mismo debía aclarar todo. "¡Sigue las rocas!". Sí, probablemente esa era la clave.

Se colocó su mochila y suspiró profundamente.

—Perdóname tía —se dijo a sí mismo mientras abría silenciosamente la ventana—, pero como tú jamás me dirás nada, yo mismo lo averiguaré.

Y habiendo dicho eso, salió por la ventana de su habitación y corrió hacia el lugar donde estaban las Black Rocks. Estaba ansioso por encontrar respuestas de quién era en verdad, de dónde venían estas rocas y cómo se formaron, qué tenían que ver esas cosas con él… Pero lo que más anhelaba era hallar a sus padres. Tal vez estaban vivos, quién sabe.

Soñar es gratis.

—¡Armin! ¡Ya sal de ahí! —Willow estuvo esperándolo diez minutos. Pensó que debía estar afectado por los hechos y que necesitaba un momento a solas, pero se estaba excediendo. Debían salir de ahí—. Debemos irnos… ¡Voy a entrar!

Le dio un par de segundos más para dejarlo salir por las buenas, mas no hubo movimiento. Cumpliendo con sus palabras, entró a la habitación para encontrarse solamente con una ventana abierta.

—¡Armin! —Sabiendo lo que debió pasar, salió apresuradamente de la pequeña cabaña y fue al lugar donde encontró a su sobrino instantes antes. Seguramente las Black Rocks llamaron su atención y decidió volver ahí en contra de la voluntad de la mayor.

Al llegar ahí, su desesperación aumentó al darse cuenta de que no había ninguna roca, y Armin tampoco se veía cerca.

—No es posible…

Willow sabía desde hace años que las Black Rocks estaban en busca del niño, y ahora que estas lograron el objetivo de hacer que Armin las siguiera, harían lo posible para que nadie interfiera con ello, incluso hacer desaparecer el rastro que él ya recorrió.

Las rocas eran muy astutas.

Viéndose derrotada, se dejó caer de rodillas al suelo y las lágrimas no tardaron en aparecer. No sabía a dónde ir para encontrarlo. El pequeño que tanto había cuidado como si fuera su propio hijo ahora estaba perdido y solo. ¿Podrá encontrarlo antes de que llegue a ese reino?

—Perdóname Rapunzel… Lo intenté, pero si Armin llega a Corona, será su fin.