Capítulo 1
En el espejo se refleja el rostro de un hombre cansado, agobiado por el pasar de los años.
Recuerdos llegan a su mente de una tarde soleada de agosto de 1885.
Tenía 14 años cuando a su cuarto entró su padre:
─Terry, hijo mío es tiempo de que te entrenes en el arte amatorio.
─Papá, ¿de qué me hablas? ─se expresó con ira el muchacho, quien había sufrido el desprecio de la familia Granchester, dada a su condición de bastardo. El joven era el producto de una aventurilla entre una joven actriz y un joven duque.
Sin embargo, era importante que este muchacho se entrenará en el arte amatorio para casarse lo más pronto posible con la hija del archiduque de Mónaco: el ilustrísimo Peter Marlow tercero heredero de la corona Hamilton.
Él se negaba porque en realidad quería casarse con Karen una linda castaña de ojos color miel. Desde pequeños se habían prometido matrimonio. Pero el duque había logrado un acuerdo con el secretario de la reina Isabel primera; en donde accedían eliminar todas las pruebas de adulterio cometido por el duque a cambio de un matrimonio que les permitiera controlar las tierras cercanas al Río Avon; ubicado según las coordenadas en el afluente del río Clyde. Escocia, Reino Unido.
─¡Hemos hablado ciento de veces de esto! De acuerdo a los estatutos de la corona, por ser hijo fuera del matrimonio de la realeza, jamás heredarás título alguno. Te amo hijo mío y he pensado en tu futuro por lo que llegué a un trato que beneficiará a todos. Tanto tu futuro como el de tus hermanos y el mío. Una vez te cases serás preparado para reinar en tierras lejanas a Inglaterra. Escocia ese país inferior al nuestro será tu hogar. Ninguno desea vivir en tierras inhóspitas.
─¡Me rehúso! Iré con mi madre.
El duque sostuvo a su hijo por el brazo y con gesto de bravura sin contemplación lo golpeó.
─¡Tu madre es una mujerzuela! Harás lo que te he dicho.
El duque salió de la habitación y el joven sumergido en la tristeza, esperó la llegada de la sirvienta encargada de prepararle el baño.
─Su tina está lista, señorito Terry ─sin respuesta alguna del muchacho esperó que este hiciera lo propio: desnudarse y sumergirse en el agua tibia.
Ella con una esponja le frotaba la espalda y el pecho hasta llegar a la entrepierna. El duque le había dejado instrucciones específicas de lo que debía hacer para entrenar a su chico.
Poco a poco sentía que el chico reaccionaba a sus enjabonadas.
─Estás endurecido. ¿Siempre te pasa?
─Sí. Pensé que lo notabas.
─Nunca lo había visto tan templado. Tengo la cura para eso.
La mujer ante la mirada de Terry se despojó de su vestimenta. Quedó extasiado, nunca había visto unas curvas tan prominentes y unos senos tan enormes, la cintura de esta mujer definitivamente era delgada y apetecible a la mirada de cualquier hombre.
La sirvienta no tardó en incorporarse en la tina. Sentándose a horcajadas y rodeándolo con las piernas la cintura, logró que la polla endurecida del chico le atravesara el húmedo coño. Terry sintió la delicia de sumergir su polla en el coño de una mujer adulta con experiencia comprobada.
Esta señora que había entrado como sirvienta al imperio real, contratada por su padre hace un mes; en realidad era la madame de la casa de burlesque más famosa de Francia en donde atendían a todos los hombres de la realeza incluido su padre. Por eso le resultó la más idónea en la tarea y no se había equivocado, porque veía a su hijo en acción amasándole y chupándole los senos hasta hacerla chillar.
La madame; aunque era una mujer de casi cuarenta años sabía satisfacer a un chico como Terry, que en más de cinco ocasiones seguidas se vino en el coño de la mujer. Ella recibió con orgullo en sus entrañas, el líquido ardiente y jugoso de Terry.
El duque entró y lo felicitó:
─Sabía que no me decepcionarías. ─De su saco sacó un fajo de billetes ─Toma por tus servicios ─para entregar a la mujer que en seguida cogió la bata y, tomando el dinero se retiró; no si antes besar al padre y sentarsele en las piernas, sintiendo la dureza que se avivaba en él.
El duque consideró que era importante enseñarle al hijo cómo se debe coger a una mujer para que sepa quién manda.
─Terry esto que verás es para que sepas como los hombres de verdad tratamos a las mujeres. Te vi coger y te falta todavía estilo.
El duque sacándose su enorme polla se lo mostró a su hijo. Callado y atento a lo que hacía el padre; grabó en su mente lo que a continuación vio: con fuerza el duque empujó a la mujer contra la pared, subiéndole la bata y mostrándole al hijo el culo y el coño bañado en leche espesa, le pegó varias veces en las nalgas a la mujer hasta ponérselas roja. La mujer no paraba de llorar.
─Acaba con esto y mételo de una buena vez ─imploró la mujer.
La enorme polla del duque le llegaba hasta las entrañas, la polla de Terry era desarrollada, pero la del duque más. Ya sintiendo el deseo de acabar se lo sacó del coño la volteó y arrodilló, y, acto seguido le hizo tragar a esa mujer todo el líquido que tenía almacenado en sus bolas desde hacía tres días; cuando folló con dos putas de la avenida Roosevelt y que más tarde haría probar a su hijo. Al terminar se subió el pantalón y dijo a su muchacho:
─Todo culo es bueno para desahogarse. ¿Entiendes hijo?
El muchacho no habló sino que asintió con la cabeza.
Dos semanas después Terry se arreglaba para encontrarse con su novia Karen una mujer delgada de porte elegante. Debía informarle que él debería casarse con otra mujer.
─Terry, amor, ¿por qué me citaste en el establo?
─Quería hablar contigo, pero no aquí. Subamos a mi caballo ─Terry con delicadeza la ayudó a montarse y luego él se subió.
Habían cabalgado largo tiempo en silencio. Al llegar justo en el centro del bosque Terry paró al caballo y se bajó.
Karen con timidez le siguió sin decir nada. Al entrar a un oscuro sendero la miró a los ojos y empezó a besarla tocándole su escaso pecho y cintura. La volteó desabotonándole el vestido.
─¿Me amas? ─preguntó Terry.
─Sí.
─Yo también. Déjate llevar ¿Sí?
Karen mordiéndose el labio inferior aceptó dejarse llevar aunque sentía que lo que hacía era incorrecto, pero su amor por él era tan fuerte que no le importó nada más sino hacerle feliz.
Terry al tener ante él ese coño rosado y virgen sintió el deseo de lamerlo como se lo había hecho a las esposas de los condes, que en más de una ocasión lo habían invitado a sus mansiones, disfrutando de largas noches, bebiendo vino y fumando opio de la mejor clase. Mientras sus maridos hacían viajes de negocios. Su padre le dijo que a ninguna mujer se debía de rechazar.
Ese mismo, éxtasis que les hizo sentir a esas mujeres quería hacérselo sentir a la mujer que más amaba para ese momento Karen Kleis.
─Esto te gustará ─hundió su lengua en los pliegues femeninos de Karen hasta hacerla chillar de placer.
─Oh, Terry por un momento creí que moriría.
─Karen... ─dijo cabizbajo.
─Pero, luego sentí la gloria. ¡Puedes hacérmelo otra vez!
─Gracias, Karen ─Él se paró y Karen pudo ver el bulto que se le hizo en el frente del pantalón.
─¿Y eso que tienes? Nunca te lo había visto así hinchado.
─Es mi polla, siempre se me pone así. Para que vuelva a su estado original debo desahogarme.
─¿Cómo?
─Metiéndolo en tu coño. Te dolerá un poco, pero luego se te pasará.
Terry lo sabía bien porque su padre, le llevó tres niñas vírgenes para que se entrenara y tuviera suficiente experiencia desvirgando mujeres. Tendría cuidado con Karen, que se veía insegura.
─Karen confía en mí. Quiero que tengas un hijo mío.
─Pero, ¿y la boda?
─Serás mi amante. Te daré todo lo que necesitas. Eres la sobrina de un simple médico. Conmigo tendrás bienes y riquezas. Es lo que te puedo ofrecer. Si me amas aceptarás.
─Acepto.
Esa tarde Karen había sido follada con amor. Terry se encargó de que no le doliera tanto. Se lo hizo unas cuatro veces garantizado que preñaría a su amada.
Subiéndose el pantalón, le dijo:
─Me caso en tres días con Susana. Estaré durante cinco meses en El Río Avon. Al llegar estaré feliz de saber que llevas un hijo mío, que se parezca a mí. Cerca de aquí he ordenado que construyan una casa para que vivas, quiero llenarte de hijos.
─Terry, te amo. Me tratas con mucho amor.
─Lo sé. Dinero no te faltará. Cada mujer que folle, lo haré pensando en ti. Mañana a esta misma hora, mandaré a un carruaje por ti, para que te traiga hasta aquí, quiero darte más duro. ¿Hace cuanto te vino la regla?
─Hace dos semanas.
─Entonces, seguro estarás en cinta.
En la noche el duque brindaba con su hijo al saber que su muchacho entendió cómo se trata a las mujeres.
Pero pronto su vida daría un giro inesperado.
Continuará.
Hola chicas soy nueva escribiendo Fanfic, espero me dejen sus review para seguir teniendo ideas para escribir más. Soy escritora aficionada nunca había escrito nada, pero es que Terry inspira.