Como un No muerto has vivido, como un Elegido fuiste seleccionado por tus defectos y virtudes, como Cazador te adaptaste al ambiente y como un Héroe serás recordado por tus acciones desinteresadas a lo largo del trayecto.


Ohayo, bienvenidos todos a una nueva actualización de esta historia. Sé que tardé bastante en actualizar… eso es todo, no puedo ofrecerles una disculpa porque les advertí que actualizaré cuando pueda, y ya que no pude fue por eso que tardé tanto en traerles este capítulo, así de sencillo. Dejando eso de lado comencemos de una vez… Go.

Disclaimer: Los personajes de Boku no Hero Academia le pertenecen a su creado Kohei Horikoshi, por lo cual escribo sin lucro alguno y solo por diversión.


Capítulo 4: Sin Sentido

Abrir los ojos no es difícil una vez que escucha la alarma de su teléfono sobre la mesita de noche, no, lo verdaderamente difícil para él es encontrar un buen motivo para salir de la cama, para levantarse y afrontar este nuevo día que se presenta ante él.

¿Qué sentido tiene?, es la misma pregunta que se ha hecho durante cada mañana de los últimos 10 años. No es como si viviendo esta monótona vida fuese a despertar una particularidad, no es como si aún tuviera chance para cumplir el único sueño que su corazón albergó hace mucho tiempo.

No sucedería, por lo tanto no tiene ningún sentido levantarse, puede quedarse en cama todo el día y no comer hasta que su final lo alcance con sus frías garras. No es una mala idea, él no se percibe de otra forma que un error, una muerto viviente o un cascaron vacío, que algo así desapareciera de este mundo no sería una tragedia.

"Izuku"

Suspiró, se resignó a abandonar su deprimente pensamiento solo porque sabe que una persona llorará si él no está: su madre. Ciertamente su padre también estaría triste, pero no tiene el mismo nivel de cercanía con él como el que tiene con su progenitora que gran parte de su vida le ha criado sola.

Ella se sentiría devastada si él muere, solo esa idea frustra cualquier pensamiento suicida de su parte y lo obliga a levantarse de la cama para "vivir" otro día en esta tragicomedia que es su vida.

Una vez de pie se dirigió al baño, se cepilló los dientes mientras observó ese inexpresivo rostro en el espejo.

Luego de haber tomado una rápido ducha, salió con una toalla alrededor de su cintura y fue al armario de su habitación para sacar la misma ropa que tenía puesta ayer, la cual está obligado a vestir en vista de que no tiene otra cosa que ponerse, si tan solo le hubieran dado unas horas para empacar algunos trajes de su casa… ya no importa, ya está vestido.

Un nombre pasó por su cabeza y nació una idea que puede serle de ayuda.

Camino hasta la mesita de noche para tomar su teléfono y marcó el número de una de las reducidas personas en este mundo en la cual puede confiar.

[Buenos días Izuku-Sama], la voz de la mujer provino del otro lado de la línea.

-Hola Oryu, necesito que me envíes un traje limpio lo antes posible-, le dijo monótonamente a su asistente.

[Ya fui a su casa y empaqué algunas cosas para usted, no deben tardar en llegarle con su transporte], dijo la mujer con calma sin sorprenderlo por su nivel de anticipación.

No la contrató por nada, hace ya 7 años que empezó a trabajar para él y sin falta ha estado a la altura de su tarea de asistirle en casi todo.

-Ahora quiero hablar de tu colaboración en este "proyecto", Oryu-, dijo el hombre sin ninguna emoción legible en su rostro, solo una pizca de severidad en su voz.

[Entiendo su descontento Izuku-sama, también le dije a su madre que no es una buena idea llevarlo a un Omiai sin su consentimiento, pero ya puede imaginarse que no logré convencerla], decía Oryu con un poco de cansancio. [De cualquier forma la ayudé con la publicación de la invitación y en la compra de la casa en la cual se encuentra actualmente, usted me indicó que cumpliera cualquier deseo o capricho que tuviera su madre así que tuve que colaborar], se explicó la mujer con tranquilidad.

Él por supuesto no la culpa, sabe que solo estaba siguiendo órdenes, no está molesto ni nada por el estilo, solo quería una explicación y la obtuvo, tan sencillo como eso.

-Bien, de cualquier modo no le demos importancia a este proyecto de mi madre, sigamos como de costumbre-, indicó cerrando sus ojos con calma.

[De acuerdo, dentro de poco una caravana lo irá a buscar y lo traerá a la sede principal, a las 7 en punto tiene una cita con Maguro Koromu de recursos humanos, a las 7:30 am tiene una reunión con el comité ejecutivo de Productos de Apoyo para Héroes, a las 8: 15 am tiene una videoconferencia con el presidente Chie Qin de la sede Automotriz en china, a las 9:05 am tiene un encuentro con Derek Field líder de la junta de abogados de nuestra división en América, a las 10:25 am debe asistir a la inauguración de nuestro nuevo hospital en Nagoya y luego a las 11:45 tiene una reunión con la junta directiva, luego de eso tiene un descanso para almorzar, ¿continuo?], decía Oryu la larga agenda de la mañana del CEO Midoriya.

El timbre de la casa sonó.

Izuku caminó hasta su ventana y observó tres vehículos estacionados al frente de su nueva casa.

-No por ahora, acaban de llegar mis cosas, me cambiaré y te veré en mi oficina-, le dijo él a su asistente mientras camina a la puerta y sale de la habitación.

[Entendido, le estaré esperando con su café], respondió la mujer y él colgó la llamada.

Caminó a través del pasillo hacia las escaleras mientras se rasca la cabeza, sin ninguna prisa bajó a la primera planta y se dirigió a la entrada de la casa donde abrió la puerta.

Frente a Izuku se encuentra un fornido hombre trajeado de gafas oscuras que sostiene una maleta en sus brazos. En la calle se encuentran estacionadas 3 camionetas negras y había varios hombres trajeados haciendo guardia frente la casa del CEO.

-Señor-, fue el respetuoso saludo del hombre castaño hacia el CEO.

-Hola Fudai-san, gracias por traerme esto-, agradeció el peliverde tomando la maleta que donde Oryu le empacó ropa. –Dame 10 minutos y estaré afuera-, le dijo al hombre que asintió en silencio.

Izuku cerró la puerta y se dio la vuelta con intenciones de volver a su habitación, fue entonces cuando observó a Nana bajando las escaleras con los ojos cerrados mientras bosteza somnolientamente.

-¿Midoriya-san?, buenos días, ¿vas a algún lugar?-, le preguntó con pereza la desaliñada adolescente al peliverde.

Él se guardó cualquier crítica relacionada con la despreocupación de la adolescente, la cual debería arreglarse antes de salir de su habitación en vista de la ropa tan ligera que viste, de cualquier forma lo dejaría pasar por esta ocasión.

-A trabajar, no volveré hasta la noche seguramente-, respondió él monótonamente mientras sube las escaleras pasando de largo. –Y por cierto Shimura-san, si no te apresuras llegarás tarde a la escuela, hoy es lunes, ¿no es así?-, le dijo a la joven mientras se va por el pasillo dejando sola a Nana en la primera planta.

Nana confundida ladeó la cabeza hacia un lado, tomándose unos cuantos segundos para analizar las palabras del CEO. Luego sus ojos se abrieron con pánico y corrió rápidamente escaleras arriba en dirección a su habitación, necesitaría cada segundo posible para estar lista y tomar el tren.


Vale, esta no es la manera en la que ella esperaba ir a la escuela.

Sentada en una camioneta negra con ventanas blindadas, con 4 hombres de traje y gafas oscuras escoltándola con expresiones tan duras y rígidas como piedras. Se siente pequeña y apretada a pesar de estar en una camioneta tan grande y espaciosa, quizás debió rechazar la propuesta de Midoriya-san.

"Vas tarde, llegarás más rápido a la escuela si te llevan mis hombres, si lo que te preocupa es que no sean confiables entonces no te preocupes, yo mismo contraté a cada uno".

Ese no es el problema, ciertamente todos parecen bastante capaces de brindarle protección a alguien tan importante como lo es el CEO más poderoso de Japón, quizás sus Quirks también estén a la altura, el problema es que cuatro desconocidos la están llevando a la escuela.

Al menos le hubiera gustado que Midoriya-san hubiera querido venir con ella en el mismo vehículo, pero…

"¿Ir contigo?, yo también tengo que ser puntual con mi horario y mi edificio no está en la misma dirección, tendrás que conformarte con este trato si quieres llegar a tiempo, Shimura-san".

Ugh, sinceramente prefiere estar en el tren como está acostumbrada, pero no quería rechazar la generosa oferta del CEO que en primer lugar no estaba obligado a darle un tercio de su sequito personal.

Nana se giró a ver al hombre castaño sentado en el asiento de copiloto, el cual tiene una cicatriz en su frente que desciende hasta su mejilla por encima de su ojo derecho. Se ve bastante intimidante, como uno de esos típicos estereotipos de Yakuzas en las películas.

-D-Disculpe, ¿señor…?-, trató de hablarle al hombre que Midoriya-san personalmente le encargó escoltarla.

-Fudai Kintarou, jefe de seguridad del CEO Midoriya-, se presentó el hombre con voz gruesa sin apartar la mirada del camino.

-Oiga Kintarou-san, ¿no necesita que le dé indicaciones?-, le preguntó Nana con un poco de timidez al guardaespaldas.

-No es necesario, Midoriya-sama ya nos indicó que estudias en Yuuei, no es difícil saber dónde está una de las mejores escuelas de héroes del país-, respondió Fudai sin cambiar su tono de voz.

Nana se sintió un poco tonta por haber olvidado eso, actualmente todos saben de Yuuei, de la academia fundada hace 25 años y recientemente ganó más prestigio gracias a los profesionales famosos que se graduaron de allí.

Pese a su vergüenza, la chica se rehusaba a volver al incomodo silencio en lo que resta de camino. –Y… ¿Cómo es proteger al Midoriya-san todo el tiempo?-, le preguntó Nana al jefe de seguridad de Midoriya-san tratando de entablar una conversación.

-Difícil, pero le debo demasiado a ese hombre, con gusto moriría por él-, fue la sincera y breve respuesta del serio hombre que no apartó su mirada del camino.

La joven se sorprendió un poco, entonces se volteó a ver las expresiones de los guardaespaldas sentados a su lado y también la del conductor a través del retrovisor, pese a tener todos gafas oscuras, puede afirmar que parecían comprender las palabras de Kintarou y opinaban igual.

Se sintió asombrada de que los cuatro hombres mostraran tal lealtad hacia el CEO tan… difícil de entender con el que ahora vive.

No es que lo juzgue, sabe bien que es más amable de lo que está dispuesto a admitir, pero sin duda él debe ser realmente un jefe increíble para infundir tal influencia en sus guardaespaldas, el compromiso que muestran en protegerlo no parece sostenerse por el sueldo que reciben, sino por genuino respeto.

-¿Y cómo llegó a pensar así de él?, debe ser un jefe bastante genial y agradable para que le tengan tanta estima-, le decía Nana con una sonrisa al hombre castaño, el cual se negó lentamente con la cabeza.

-En lo absoluto, es distante, severo, solo piensa en trabajo y es muy terco en obedecer mis órdenes para ponerlo a salvo, hablando objetivamente es el jefe más problemático que he tenido-, respondió tranquilamente Fudai mientras que sus tres subordinados asentían respaldando sus palabras.

Nana se sintió bastante confundida. -¿E-Entonces… por qué lo respeta tanto?-, le preguntó un poco dudosa al hombre.

Fudai levantó ligeramente la comisura de sus labios, mostrando una casi imperceptible sonrisa. –Porque es el mejor jefe que he tenido-, dijo el hombre con un trasfondo en sus palabras que un extraño no puede descifrar sin haber trabajado por años para el CEO.

La pelinegra no lograba comprender del todo a Fudai o lo que lo motiva a servir a Midoriya-san, pero si tiene que decir algo, es que seguramente él también ha logrado ver un poco del verdadero Izuku Midoriya, alguien que de una manera rara logra atraer a las personas a su alrededor.

La chica sonrió complacida para sí misma, la verdad se siente más tranquila al saber que hombres tan leales estaban dispuestos a proteger la vida del CEO del que se enamoró.


Sus ojos apagados observaban fijamente la pantalla en la cual está hablando Chie Qin, la videoconferencia se extendió un poco más de lo previsto a causa de cierta competencia en el mercado automotriz en china, de modo que tuvo que oír la extensa explicación del presidente Chie asegurándole que las ganancias no iban a disminuir en lo más mínimo.

No es que le importara las ganancias, en primer lugar algo tan caótico como el dinero es un medio primordial por el cual las personas se corrompen y la avaricia los posee por completo, raros son los casos de personas que realmente no le den ni la más mínima importancia al dinero.

Él es uno de esos casos.

Quizás es por tener demasiado hasta el punto en que ni sus tátara tátara tátara nietos lograrían gastarse un tercio aun si se empeñaran en quemarlo diariamente. Fácilmente puede ser una de las diez personas más adineradas en el mundo y eso le sigue importando nada.

Su familia nunca pasó por dificultades, su padre trabajaba en el extranjero mientras que su madre lo criaba con humildes comodidades, no puede mentir descaradamente diciendo que se volvió CEO para ganar dinero por necesidad, solo es algo que terminó siendo eventualmente.

Asi como un niño sale a caminar y termina jugando soccer con sus amigos, o como un oficinista en dirección a casa luego de una larga jornada de trabajo pero termina en un bar deshojando sus penas, algo así, solo que menos emocionante.

No podía ser un héroe, entonces estudió, fue el mejor en toda materia, se graduó con honores, fue a la universidad y trabajó al mismo tiempo, obtuvo un título y la cadena de acontecimientos se extendió por años hasta que antes de darse cuenta ya era cabeza de una pequeña empresa con prometedores acuerdos multinacionales.

Para muchos su vida puede ser envidiable, asquerosamente millonario y con una influencia global, pero lo que para muchos es una vida de ensueño para él solo es un aburrido papel que ejercer una vez se despierta hasta que se duerme, no hay emoción en ese proceso.

-Y ese sería mi reporte, Midoriya-sama-, decía respetuosamente el presidente Chie Qin en japonés.

-Bien, asegúrate de sembrar buenas relaciones con los recién llegados, seria agradable que su empresa se asocie con la nuestra para evitar futuras rivalidades, ¿fui claro?-, dijo sin emoción el poderoso CEO con sus codos sobre el escritorio de vidrio.

-Absolutamente Midoriya-sama, procederé como ordenó-, respondió el presidente de la sede automotriz en china agachando la cabeza para luego acabar la videoconferencia con su superior.

Izuku cerró los ojos y recostó su espalda en su asiento de cuero.

-Sigue siendo un hombre enfocado en cuidarse de la competencia-, comentó tranquilamente la mujer de pie junto al CEO, quien en silencio concordó con ella.

Chie Qin, cuando lo conoció en un viaje de negocios a china solo era un mecánico en los barrios pobres de Shanghái, lo que tenía de trabajador y astuto, lo tenía de competitivo, aun con eso en mente le ofreció dirigir una empresa automotriz amigable con el medio ambiente y hasta el momento no le ha dado motivos para arrepentirse de aquella decisión.

-Oryu, ¿Cuánto falta para mi encuentro con Field-san?-, preguntó el peliverde abriendo los ojos sin voltearse a ver a su asistente.

-Cinco minutos-, respondió la mujer, entonces Izuku giró su asiento para verla.

Frente a él está una preciosa mujer rubia con su cabello recogido a excepción de dos hebras que descienden por los laterales de su rostro. Sus ojos amarillos son agudos y sus rasgos delicados no cuadran del todo con su fría expresión. De proporciones bastante considerables que generosamente son recalcables por su traje de oficinista, una belleza equiparable a una modelo pero con un aire profesional envolviéndola de pies a cabeza.

Oryu Tatsuma, su confiable mano derecha en todo lo que respecta a su vida como CEO.

-Recuérdame que necesita el líder de nuestra junta de abogados en américa-, le pidió a la mujer que se colocó sus lentes de lectura para leer la información en su Tablet.

-Dice que un conjunto de compañías de electrodomésticos tratan de demandarnos por la patente de nuestra gama de televisores inteligentes, los cuales patentamos hace 5 años pero argumentan que les robamos la idea-, leía Oryu tranquilamente.

Izuku no mostró ni la más mínima pizca de interés. –Otro pleito sin sentido, en primer lugar no tenemos manera de saber si la idea la tuvieron ellos, y aun si ese fuera el caso lo importante es quien lo patenta primero, al final el juzgado nos favorecerá a nosotros-, dijo el hombre apoyando sus codos sobre sus rodillas. –Lo mejor será enviarles una advertencia para que desistan, perderán tiempo y dinero si llevan esto a juicio y pierden, lo cual va a suceder-, se decía a sí mismo con un poco de fastidio.

Oryu se quitó sus lentes de lectura. –Pero si ganamos el caso obtendremos un aproximado de 35 millones de dólares, ¿le parece bien darles una advertencia para que retiren la demanda?-, le preguntó la mujer a su jefe.

-No me importa, estamos perfectamente bien sin ese dinero, solo me interesa ahorrarme problemas, en caso de que no acepten la advertencia entonces solo compraré las compañías y contrataré a todo el personal-, dijo con simpleza el peliverde mientras se pone de pie con la mirada puesta en su secretaria.

La mujer sonrió ligeramente y se acercó a su jefe para arreglarle la corbata. –Usted siempre es así, es demasiado gentil con el enemigo-, decía la rubia con tranquilidad para luego levantar la mirada para ver a Izuku.

El CEO sin emociones solo cerró los ojos. –No es gentileza ni tampoco lastima, solo me favorece tener más aliados que enemigos, eso es todo-, dijo el hombre de forma monótona para luego volver a abrir sus ojos.

El reloj en la muñeca de Oryu sonó captando su atención.

Fue entonces cuando el ascensor del fondo emitió un pitido y sus puertas se abrieron, del interior salió un arreglado hombre mayor afroamericano con una frondosa barba canosa: Derek Field, uno de los mejores abogados en américa con su maletín en una mano caminó en dirección al escritorio del fondo de la espaciosa oficina del CEO Midoriya.

Oryu con serenidad le dio espació a Izuku que comenzó a caminar hacia Derek Field. Internamente estaba satisfecha con la puntualidad del abogado al llegar a la hora pautada, solo un minuto de retraso sería imperdonable dado que el tiempo del ocupado CEO es demasiado valioso.

Izuku llegó frente a Derek y ambos se dieron un fuerte apretón de manos. -Field-san, espero que el viaje haya sido agradable-, saludó el CEO cortésmente a su subordinado, quien humildemente agachó la cabeza.

-Lo fue señor Midoriya, si no es molestia quisiera que comenzáramos de una vez, no me gustaría ocupar mucho de su tiempo-, habló respetuosamente el líder de la junta de abogados en América y el peliverde estuvo de acuerdo.

Izuku fue a sentarse en su sillón mientras que Derek tomó asiento frente al escritorio del importante CEO. Oryu tranquilamente se ubicó unos pasos atrás junto a Izuku para atestiguar el desarrollo de la reunión.

El fundador de inexpresivos ojos verdes adoptó una postura firme mientras mira al americano. -Muy bien, comienza-, le ordenó a su subordinado que no tardó en comenzar a explicarle el trasfondo y los detalles al CEO.

Durante estos momentos sin importancia de su aburrido día a día, no puede evitar preguntarse cómo estará Nana Shimura en Yuuei, ¿Cómo se sentirá estudiar para convertirse en un héroe algún día?.

Esa es una experiencia que él nunca experimentará sin importar cuanto trabaje.


Fue bastante aburrida la clase de matemáticas, entendió cierta parte del contenido pero aun así no estaba mínimamente interesada como de costumbre en aprender integrales impropias ni nada de eso, nunca se le dieron tan bien las matemáticas como quisiera.

Gracias a Kami-sama que el timbre dio por finalizada la clase y eran libres de tomar un descanso antes de la siguiente materia, la cual para su suerte es entrenamiento básico para héroes con JagguarMan-Sensei, algo en lo cual ella si puede destacar.

-Entoooooonces Nana-chan-, escuchó la juguetona voz de su mejor amiga en el asiento de al lado y se volteó a verla. -¿Ya puedes decirme por qué llegaste de esa forma?-, preguntó con una sonrisa una joven chica de ojos oscuros, cabello grisáceo atado a una malla y tiene de adorno una jeringuilla en él.

-Ya te lo dije Chiyo-chan, no puedo decírtelo, al menos no por ahora-, respondió Nana divertida por la insistencia de su amiga, la cual no ha parado de tratar de interrogarla por su llegada en la mañana.

Y es normal, no la culpa por tener tanto interés como el resto de sus compañeros de clase, ella también estaría curiosa si una compañera llegara en una camioneta con cuatro intimidantes hombres trajeados a su alrededor.

-Shimura, espero que no te hayas metido en problemas otra vez-, le advirtió un atlético chico de cabello blanco a la pelinegra, quien se giró a ver a su relajado amigo sentado en el asiento del frente.

-Bueno, no es un problema esta vez Kaito-kun, no te preocupes-, dijo Nana con alegría para tranquilizar a su desconfiado compañero, quien entrecerró sus ojos mirando a la chica hasta rendirse y suspirar.

-Es asunto tuyo, solo asegúrate de no involucrarme de nuevo, ya te he salvado el pellejo varias veces-, le espetó con cierto aire de indiferencia a la chica, la cual se rascó la cabeza con una sonrisa nerviosa.

Entonces la amiga de Nana se jactó divertida. –Oh cierto, el generoso Gran Torino siempre salva el día-, se burló la chica irritando a Kaito. –Que yo sepa se lo debes a Nana-chan, ¿o te recuerdo la prueba de admisión?, además gracias a ella es que aprendiste a desplazarte por el aire, sé agradecido Furuichi-kun-, le dijo con cierta condescendencia.

El chico frunció el ceño. -Cállate, al menos yo sí puedo luchar contra villanos, ¿y Recovery Girl que puede hacer?, ¿besarme hasta morir?, solo puedes curar heridas, Shuzenji-, replicó él con enojo, molestando a Chiyo y ambos estaban a punto de empezar a discutir.

Nana al verlos a ellos dos no pudo contener su risa, llamando la atención de Kaito y Chiyo que se voltearon a verla confundidos.

-¿De qué te ríes, Nana-chan?-, le preguntó Chiyo a su amiga con intriga.

La pelinegra se limpiaba una lagrimilla de un ojo. –S-Solo pensé en que ambos van a discutir de esta forma cuando estén casados-, contestó Nana divertida, provocando que sus dos amigos se estremecieran y luego se miraran el uno al otro, sintiendo repulsión y asco por aquella idea.

-¡No hay manera!-, rechazaron ambos mirando con enojo a Nana, quien ignoró las quejas de sus amigos y se levantó de su asiento con la mirada puesta en ellos.

-Me alegra que seamos amigos, cuando tengamos nuestra agencia vamos a ser un equipo increíble-, decía la pelinegra mirando con entusiasmo a sus amigos. –Mientras que Kaito-kun y yo pateamos traseros, Chiyo-chan curará a los heridos, por supuesto con más miembros seremos invencibles, ¿no lo creen?-, les dijo Nana con una radiante sonrisa.

Gran Torino y Recovery Girl sonrieron ligeramente ante el fuerte optimismo de su amiga.

Chiyo se acomodó en su asiento. –Aunque todavía no me entusiasma andar besando extraños para curarlos, ¿nadie piensa en mis labios?, quisiera haber nacido con otra particularidad, ¿qué pensaría mi futuro esposo?-, dijo la joven estudiante con un aire dramático mientras junta sus manos.

-¡Pensaría que eres Recovery Girl, la enfermera que cura a los héroes!-, respondió Nana con emoción y las manos en la cintura, divirtiendo un poco a su amiga.

-¿Qué te sucede hoy Shimura?, estás más ruidosa que de costumbre-, comentó Kaito con calma y de brazos cruzados viendo a la pelinegra. -¿Acaso estás feliz porque conociste a alguien?-, se burló el chico peliblanco cerrando sus ojos.

-No seas tonto Furuichi-kun-, desacreditó Chiyo como si de una broma mala se tratara. –Sabemos Nana-chan solo tiene ojos para el CEO Midoriya, no importa cuanto lo intente, no logro que ella se lo quite de la cabeza-, decía divertida Recovery Girl. –Aunque no la culpo, él es joven, guapo y exitoso, ni supermodelos extranjeras han logrado nada con él, es inalcanzable para nosotras como si fuera una estrella pop-, argumentaba con cierto aire soñador a su alrededor.

Nana por su lado estaba viendo en otra dirección con un tenue sonrojo en sus mejillas, haciendo todo lo posible por no sonreír como boba mientras escucha a su amiga hablar de Midoriya-san.

Sencillamente se siente afortunada, aun ahora parece un sueño que de verdad ayer haya conocido a su héroe del que ha estado enamorada por tanto tiempo.

Y es cierto, para chicas de su estatus y edad él está en una liga completamente diferente, normalmente ni siquiera tendría la oportunidad de intercambiar palabras con él, sin embargo el universo halló la manera en que ambos hayan cenado juntos y hayan dormido bajo el mismo techo.

No solo eso, sino que tiene la oportunidad de casarse con él, aunque es pequeña, sigue siendo mucho más de lo que cualquier mujer haya avanzado antes con él CEO.

-¡Nana-chaaaan!, ¡tierra llamando a Nana-chan!-, decía Chiyo en voz alta en el oído de su amiga que se asustó y dio un respingo mientras se apoya en su escritorio.

-¿Q-Qué sucede Chiyo-chan?-, le preguntó Nana con un poco de nervios.

-Estabas distraída viendo a ninguna parte con una sonrisa rara, ¿de nuevo estás pensando en el CEO Midoriya?-, le preguntó Recovery Girl a Nana con calma, provocando que el rubor en las mejillas de la chica se intensificara un poco.

-¡P-Para nada!-, contestó con una sonrisa sospechosa rascándose la cabeza mientras desvía la mirada en otra dirección.

Sin lugar a dudas no sabe mentir, tanto Kaito como Chiyo lo saben desde que la conocieron.

-Hagamos como que te creo y cambio de tema-, consintió Recovery Girl con sencillez mientras apoya su mentón sobre su mano. -¿Puedo ir a tu casa hoy?, necesitamos hacer la tarea que mandó Red Ring-Sensei-, preguntó la joven de cabello grisáceo mirando a Nana, la cual se tensó.

¡Maldición!, también es mala en inglés… ¡Momento, eso es lo menos importante!,

Justo ayer comenzó a vivir con Midoriya-san, ¿de verdad es correcto que lleve a Chiyo-chan allí?, es decir, conoce a su curiosa y algo entrometida amiga y sabe que va a empezar a preguntar muchas cosas, por ejemplo: "¿por qué vives en otra casa, Nana-chan?, ¿Quién más vive aquí?, ¿Por qué rayos vives con el CEO Midoriya?".

Y que Chiyo-chan supiera de su "prueba de matrimonio" no es especialmente malo, la verdad se muere por contarle todos los detalles, es su mejor amiga después de todo, pero por el otro lado no sabe si lo mejor es mantener todo el asunto en secreto.

No es por vergüenza, al menos no completamente, es cierto que sería humillante que le dijera que puede casarse con Midoriya-san pero al final él no corresponde sus sentimientos, pero eso es solo la punta del iceberg, la verdad prefiere guardar todo en secreto lo mejor posible por la reputación de Midoriya-san.

Solo hay que pensarlo un poco, no le daría buena fama a él que en las noticias y redes sociales lo difamen por casarse con una estudiante de 17 años pese a que técnicamente puedan hacerlo al cumplir ella la edad requerida, hay personas que no dudarían en criticarlo y ella honestamente no quiere eso, no desea darle problemas a él.

Sabe que su amiga no dirá ni una sola palabra, el asunto es que por distintos medios el secreto puede llegar a oídos de otros y así comenzaría el caos, personalmente quiere tomar todas las precauciones posibles para evitar ese indeseado desenlace.

-N-No creo que se pueda hoy, Chiyo-chan-, decía Nana un poco nerviosa mientras se sienta en su puesto. –Es que ayer comencé a reordenar mi habitación y está todo hecho un desastre-, mentía tratando sonar lo más convincente posible. -¿N-No podemos hacerla mañana en tu casa?-, le preguntó a su amiga forzando una sonrisa.

Chiyo sabía que Nana le estaba ocultando algo, pero la conoce bien, ella no estaría mintiendo si no fuera algo importante, seguro tiene que ver con el motivo por el cual llegó a la escuela escoltada por esos intimidantes hombres, sin embargo ella dijo que esta vez no está en problemas y le creería.

-Seguro, no hay problema-, respondió Recovery Girl con una sencilla sonrisa siguiéndole la corriente a su mejor amiga.

Nana se sintió aliviada y dejó caer sus hombros, internamente agradecida de que su amiga le haya creído, no es buena mintiendo y si la presionaba lo suficiente terminaría soltando toda la sopa, lo cual sería un gran problema cuando Kaito-kun y el resto de sus compañeros siguen en el salón.

Quisiera no tener que mantener su "relación" con Midoriya-san en secreto de sus amigos, pero es necesario para proteger su reputación y no darle problemas, aunque…

Es un poco emocionante, vivir secretamente con el CEO.


-Mamá, sabes muy bien que no voy a cambiar mi agenda por una adolescente, deberías saber que estoy demasiado ocupado como para jugar a la casita-, le decía él a su progenitora con un poco de agotamiento.

No físico, sino psicológico, sinceramente su madre es la persona que más puede causarle una jaqueca, principalmente porque toma las decisiones sin su permiso y él no puede hacer otra cosa que aceptarlo obedientemente.

Se encuentra sentado en el asiento de atrás de una camioneta, con Fudai al volante y con Oryu sentada a su lado, tanto adelante como atrás estaban las otras dos camionetas de su escolta.

Justo ahora eran las 10:00 pm y está regresando de una reunión con unos socios del mercado alemán que le invitaron unos tragos para charlar. Él se abstuvo de beber y se centró en hablar de negocios, acabando rápidamente con el asunto importante y decidiendo irse a casa antes que ellos, sabe por experiencia que sus socios harían un alboroto en aquel club.

[Pero hijo, tienes que darle una oportunidad a Nana-san, ¿Cómo esperas que te enamore si no estás con ella?], le decía Inko a su hijo desde el otro lado de la línea.

-No espero sentir nada, la de la idea fuiste tú, no planeo disminuir mi trabajo por este plan tuyo de casarme-, respondió el hombre pellizcándose el puente de la nariz con su mano libre.

[Bien, comprendo tu punto y sé que no querías esto, pero si tan solo le dieras la oportunidad entonces quizás ella te sorprenda, Nana-san parece una buena chica y sería una lástima que pierdas la oportunidad de conocerla], argumentó la preocupada madre.

Él guardó silencio mientras cierra sus ojos, sigue sin apoyar los motivos que impulsan a su madre con este estúpido plan de casarlo, pero sabe mejor que nadie que es mejor seguirle la corriente a Inko Midoriya, porque si no las cosas van a irle bastante mal a él.

No hay error, su madre bien puede ser la mujer más pura y amable de la faz de la tierra, pero también es la mujer más fuerte y terca que conoce, si ella insiste en algo entonces no dejará de hacerlo hasta que esté complacida.

-No cambiaré mi agencia, pero si surge la oportunidad trataré de conversar con ella, eso es suficiente, ¿cierto?-, dijo él tratando de mantener un punto medio con el cual su madre pueda estar de acuerdo.

Ella quiere que interactúe mucho más con Nana Shimura, él no puede permitírselo por su trabajo, al menos ahora trataría de no ser tan distante con la aspirante a héroe.

[De acuerdo Izuku, solo por favor recuerda que hice esto porque te quiero, no es saludable que solo pienses en trabajar], le dijo Inko a su hijo, el cual se permitió sonreír ligeramente.

-¿Segura que no planeaste esto porque quieres nietos?-, preguntó él retóricamente.

[¡Izuku!, ¡sabes que si quiero pero tampoco te pido que le hagas eso a Nana-san!], la voz de la mujer aturdió un poco al CEO que alejó el teléfono un poco de su oído. [Es muy joven y aún tiene un futuro como heroína por delante, pueden hablar de eso una vez que lleven unos cuantos años de casados], decía la madre Midoriya de forma estricta.

Él cerró sus ojos con calma. –Dudo mucho que eso vaya a suceder, no me veo a mi con hijos, sería un mal padre… uno ausente-, dijo él con un atisbo de amargura en su voz que Fudai, Oryu e Inko no pasaron por alto.

No odia a su padre, no puede cuando sabe que todo el tiempo que estuvo en el extranjero trabajando es para mantenerlos a su madre y a él, sinceramente le está muy agradecido, pero… haber crecido sin su padre presente no le inspira ni la más mínima esperanza en que él sea un padre mejor.

Es un hombre en exceso ocupado, cada hora de su día tiene un asunto diferente que atender, sobre sus hombros descansa la estabilidad de una de las compañías más poderosas e influyentes del mundo, con tanto trabajo no se puede permitir tener tiempo para una familia.

[Izuku], la voz de su madre fue suficiente para que él CEO supiera que estaba preocupada, que tiene algo que decir al respecto, pero no necesita escucharlo, él ya sabe lo que ella dirá, aun así este sigue siendo un tema al cual no desea darle importancia.

Formar una familia, algo que la mayoría de personas aspiran a lograr en algún punto de sus vidas.

Casarse y tener descendencia, todo por la esperanza de que eso brinda felicidad y plenitud, claro él no niega ese pensamiento y respeta a aquellas personas que piensan así, después de todo no puede hablar en base a su propia experiencia.

Él nunca se enamoró, en sus 27 años solo ha llegado a querer a su madre y respetado a su padre, esos son sus únicos dos lazos íntimos, pero nunca ha llegado a amar a otra persona a pesar de que lo ha intentado.

Estuvo vacío desde que su sueño se frustró por ser Quirkless, por ello trató llenar ese vacío con eso llamado Amor. Salió con algunas chicas en la universidad, pero no hicieron ningún cambio, no sentía nada excepto lastima por ellas por gastar tiempo y esfuerzo en tratar de gustarle.

Quizás nació incapaz de amar al igual que es incapaz de ser un héroe.

Eso explicaría porque no siente ni el más mínimo interés en compartir su vida con alguien y tener descendencia, aunque tiene otro motivo para no desear eso ultimo… uno que lo enoja bastante.

-Señor, ya casi llegamos-, la voz de su jefe de seguridad captó la atención del CEO, quien dejó de lado sus divagaciones sin sentido y se volvió a enfocar en la conversación con su madre.

-Ya debo irme, buenas noches-, se despidió el peliverde de su progenitora, la cual tardó unos segundos en responder.

[… Buenas noches mi bebé, descansa], con eso dicho la conversación acabó y el joven hombre guardó su celular en su bolsillo.

El vehículo se quedó en completo silencio, de modo que el empresario de rizos verdes observó de reojo a sus dos empleados, Oryu solo observaba a través de la ventana mientras que Fudai sigue con la mirada en el camino.

Él suspiró. –Si tienen algo que decir díganlo antes de que lleguemos-, dijo tranquilamente el CEO sabiendo de antemano que ellos no son sordos y tenían sus propias opiniones con respecto a su conversación por teléfono.

Oryu se giró a ver a su jefe. –No creo que usted vaya a ser un mal padre, Izuku-sama-, opinó la joven mujer con una pequeña sonrisa.

-Si puedo opinar Señor, creo que será mejor para su salud que reduzca sus horas laborales en cierta medida, sería malo si colapsa por fatiga o estrés-, dijo Fudai desde el asiento de piloto viendo al peliverde a través del retrovisor.

-Es cierto Izuku-sama, usted sabe que tenemos a suficiente personal para aligerar su trabajo significativamente, no tiene por qué asistir a todas las juntas de proyectos y gestiones, puedo asistir en su lugar e informarle de todo-, argumentaba la asistente del CEO con calma mirando al hombre sentado a su lado.

-Saben que agradezco su preocupación, pero no puedo hacer eso, mi deber como cabeza de la compañía es mostrar lo comprometido que estoy, no me parece justo encargarles a otros el papel que solo yo puedo hacer-, dijo Izuku sin ningún atisbo de seguridad o duda en su voz, entonces Oryu y Fudai solo guardaron silencio.

Solo son palabras vacías, ensayadas con antelación para sonar creíbles, ¿comprometido?, solo trabaja en exceso para tener algo que hacer, algo que distraiga su mente de la frustración y la amargura que siente cuando está solo.

Trabaja para olvidar el dolor, trabaja y trabaja y trabaja y trabaja y trabaja solo como medio para que el tiempo pase más rápido y antes de darse estará moribundo en un hospital. Si deja de trabajar, ¿qué le queda?, ¿éxito, fama y fortuna?, no necesita nada de esas cosas.

Si está solo con sus pensamientos sabe que cometerá una locura, sabe que los demonios en su interior van a tentarlo a hacer algo que sabe que no debe hacer, se conoce y sabe que ese resultado es bastante probable.

No puede dejar de trabajar, porque si lo hace morirá, su vida acabará en el momento en que Izuku Midoriya recuerde quien es Izuku Midoriya y cómo fue que terminó así, viviendo entre miseria y también entre abundancia sin alguna felicidad propia.

Se odia por haber permitido que su vida terminara así, al mismo tiempo que sabe que lo intentó, intentó encontrar algo que le diera significado a su existencia, pero fue una búsqueda infructuosa que aun hoy en día sigue sin recompensa.

Izuku Midoriya no debió nacer en este mundo.

Si su madre hubiera tenido a un hijo más optimista, determinado y perseverante entonces no estaría preocupándose todo el tiempo, ese hijo hubiera seguido adelante con su vida y hubiera encontrado un nuevo sueño que perseguir, pero quien nació fue Izuku, si él no fuera su hijo ella estaría más feliz.

De cualquier forma sabe que pensar en eso no tiene sentido a estas alturas.

Ahora es el CEO Midoriya, el fundador de industrias Midoriya, un hombre obsesionado con el trabajo porque es lo único que sabe hacer, lo único que puede hacer, así ha vivido los últimos 7 años y eso no cambiaría.

No importa si sus pensamientos son sombríos y depresivos, no importa si ha pensado en suicidarse, no importa si odia su existencia y se arrepiente de haber nacido, nada de eso importa, en realidad todo lo referido a su persona le importa menos que el café que bebió en la mañana.

Y así como todo un silencio de menos de un minuto le alcanzó para recordar su propia desdicha, le fue sumamente sencillo el abandonar el tema que no necesita su atención.

Miró a sus dos empleados que estaban en silencio, sabe que están preocupados por él y no pudo evitar sentirse un poco culpable. Si tan solo fuera un buen jefe entonces ellos no estarían preocupados, si tan solo no fuera tan patético…

El auto se estacionó frente a la casa donde ahora reside el CEO, las luces estaban prendidas asi que Nana Shimura ya debía encontrarse adentro.

Izuku apartó la mirada de la ventana. -Saben, hagamos algo, este fin de semana no trabajaré, tomaré un descanso solo porque me lo piden-, dijo sin emoción el hombre mirando a sus subordinados que reflejaron sorpresa en sus expresiones. –No se sorprendan tanto, solo será por dos días, luego de eso no quiero otro comentario al respecto, ¿entendieron?-, les decía mientras se rasca la parte posterior de la cabeza.

-Entendido señor-, respondió Fudai con calma desde el asiento de piloto mirando a su jefe.

Oryu sonrió ligeramente mirando al CEO. –Siéndole honesta voy a seguirle insistiendo en que descanse, me preocupa el bienestar de usted, Izuku-sama-, le dijo al joven hombre que le dio la espalda y abrió la puerta.

-Descansen, aguántenme de nuevo mañana-, se despidió Izuku de su asistente y de su jefe de seguridad para luego salir del vehículo cerrando la puerta.

Observó la casa al frente suyo inexpresivamente.

(Si tan solo no fuera tan patético, no estaría obligado a vivir con una adolescente), pensó para sí mismo con un poco de cansancio para luego dirigirse a la puerta.


Nana con prendas cómodas se encontraba en el sofá de la sala viendo televisión, observando una película que ya había visto pero la colocó solo para matar el tiempo en lo que espera la llegada de Midoriya-san.

No está preocupada, sabe que él es un hombre bastante ocupado y es normal que regrese tarde a casa, ella sabe eso, pero aun así quería estar presente cuando él volviera para darle una cálida bienvenida, eso lo alegría un poco, ¿no es así?.

Escuchó el sonido del picaporte de la entrada sacudiéndose, ella se volteó y observó como la puerta se abría y el CEO ingresaba al lugar, entonces no dudó en apagar la T.V y saltar del sofá para correr a darle la bienvenida.

-¡Bienvenido, Midoriya-san!-, saludó con una gran sonrisa la adolescente deteniéndose justo al frente del alto hombre.

Él se quedó quieto observándola, los apagados ojos verdes se posaron en los radiantes ojos oscuros de la joven que se estaba comenzando a sentir un poco nerviosa por el silencio del peliverde.

-Hola-, fue todo lo que dijo Izuku para luego caminar de frente pasando de largo de Nana, la cual suspiró y cerró la puerta que él dejó abierta.

El CEO se quitó su saco y lo dejó sobre en una silla del comedor, luego se aflojó la corbata de su cuello y se dirigió directamente hacia la cocina donde tomó un delantal para ponérselo encima.

Nana observaba al hombre desde el comedor. -N-No hace falta que me cocine también a mi Midoriya-san, ya cené un Ramen instantáneo que compré de camino-, le dijo la chica a Izuku con una pequeña sonrisa, no deseando darle más trabajo cuando apenas acaba de volver para descansar.

Quisiera haberle hecho algo de comer a él, pero reconoce que sus habilidades culinarias son inferiores al promedio, como máximo puede hacerse un sándwich o servirse cereal con leche, eso es todo y no está orgullosa de ello.

-Bien-, aceptó él sin ganas de insistir en cocinarle algo más nutritivo.

No es su padre, si ella no quiere comida entonces no tiene derecho a forzarla a comer, solo quisiera que fuera más consciente de que un aspirante a héroe debe estar en óptimas condiciones, una alimentación balanceada ayuda bastante, no un Ramen barato de alguna tienda de conveniencia.

Él se quitó el delantal y fue al comedor a tomar para tomar asiento en la silla donde dejó colgado su saco. Se cruzó de brazos tranquilamente con la mirada puesta en Nana, la cual no sabe concretamente qué hacer o decirle al CEO.

Honestamente este silencio es bastante incómodo para ella.

-¿Cómo te fue?-, la voz del hombre captó la atención de la pelinegra.

-¿Qué?-, preguntó ella que no logró escucharle bien.

-¿Cómo te fue en la escuela?-, preguntó él monótonamente mirándola fijamente, cumpliendo su parte del acuerdo con su madre, hablaría un poco con Nana Shimura.

La joven estudiante se sintió feliz de que él mostrara interés. -¡Me fue bastante bien!, las clases de la mañana fueron un poco aburridas, ¡pero en el entrenamiento básico de héroe me superé!, ¡nadie me puede derrotar en el aire!-, exclamó la emocionada Nana con un poco de orgullo.

-¿Cuál es tu Quirk?-, preguntó él solo por seguir la conversación, no es que le importara la particularidad de ella.

-Oh cierto, no te lo dije, creo que debí haberlo dicho en el Omiai, ¿cierto?-, dijo ella un poco apenada por haber omitido ese detalle. -¡Mi Quirk es Flotador!, asi como escuchas, me permite flotar en el aire, prácticamente puedo volar, ¡es genial!-, decía Nana con una gran sonrisa mientras se eleva varios centímetros en el aire con su Quirk.

Él en vista de que ella parece tan enorgullecida de su Quirk, se forzó a fingir un poco de asombro. –Vaya, debe ser muy útil-, dijo sin un tono especifico en su voz.

-Lo es, puedo volar bastante rápido y logro durar mucho en el aire hasta que me canso-, decía ella volviendo a poner sus pies en el suelo.

-Entonces tu objetivo sería extender el tiempo en el que puedes utilizar tu Quirk, asi como mejorar tu movilidad para el combate-, opinó el hombre con calma desde su asiento, sorprendiendo un poco a la chica.

-¡Eso es exactamente lo que dijo JagguarMan-Sensei!-, dijo asombrada la adolescente. –Eres increíble, Midoriya-san-, dijo ella mirándolo con alegría.

Pero él no aceptó esas palabras. -Para nada, cualquiera llegaría a esa conclusión considerando la forma en la que lucharías cuando seas profesional-, dijo neutralmente con los ojos cerrados.

-Puede que tengas razón-, dijo Nana llevándose un dedo al mentón.

El CEO se puso de pie y tomó su saco. –Ya es tarde, será mejor que te vayas a dormir si mañana quieres llegar a la escuela por tu cuenta-, le dijo el hombre a la adolescente para luego dirigirse hacia las escaleras.

Ella recordó algo y corrió hasta las escaleras con la mirada puesta en la espalda del peliverde que estaba subiendo a la segunda planta.

-Por cierto Midoriya-san, se me olvidó decirle algo en la mañana-, la voz de la joven captó la atención de Izuku que la observó sin interés por encima del hombro. –Gracias por ayudarme a llegar a tiempo a Yuuei, me salvaste en serio-, dijo Nana con una linda sonrisa en su rostro.

Él volvió a darle la espalda. –No me agradezcas-, luego aconteció un breve silencio en el cual no se movió. –Descansa-, se despidió para luego terminar de llegar al segundo piso y avanzar por el pasillo, perdiéndose de la vista de la joven.

Nana lo vio irse y al quedar sola, se permitió sonreír bastante feliz con las mejillas ligeramente ruborizadas.

Pudo conversar un poco con él, aunque no durase mucho, aunque no hablaran de algo relevante, aunque él en realidad no estuviera interesado, no cambia el hecho de que fue él quien tomó la iniciativa para iniciar la charla.

Ese minúsculo detalle la hace feliz.

Quiere saber más de él, quiere pasar más tiempo a su lado, quiere que él corresponda sus sentimientos, quiere todo eso y más, pero al menos por ahora es feliz si él le pregunta sobre su día.

Estar enamorada del CEO es más complicado de lo que imaginó.

*Fin del Capítulo*


Y eso ha sido todo amigos. Como vieron los amigos de Nana en Yuuei son los jóvenes Gran Torino y Recovery Girl, Yuuei todavía no es la mejor escuela de héroes y para que sepan Oryu es abuela de cierta heroína dragon que ya conocemos, ustedes seguro ya saben quién.

Siéndoles sincero de verdad quisiera responder todos sus Reviews, pero eso ocupa espacio y sería más sencillo contestarles por PM, a pesar de que las respuestas serian casi la misma: "Gracias por leer, sé que este Izuku es raro y apático, carente de aspiraciones y se rechaza a sí mismo, Nana tendrá que esforzarse para que con el tiempo él se abra a ella. A pesar de que esta historia puede ser predecible, me gusta la premisa de un hombre que no pudo ser un héroe con una chica que puede serlo, un hombre vacío con una joven llena de vida, esa es la historia que quiero contar y trataré de no decepcionarlos".

Espero que les haya gustado y si es así comenten en los Reviews. Sin nada más que decir me despido hasta la próxima… Sayonara.