Saludos, pequeños terrícolas. Hoy, año 2020, doy comienzo a una nueva historia, o bien serían dos, pues paralelamente a esta hago otra. Bueno, empecemos y ya, que voy a terminar enredándome.

Un pequeño accidente

En uno de los tantos mundos que conformaba el llamado campo N se estaba suscitando una pelea. Las armas de las dos contendientes chocaban con empecinado esfuerzo. Shinku y Suigintou estaban entablando un nuevo combate a muerte, aunque la verdad es que venían peleando tantas veces que los demás ya no esperaban con temor que solo una quedara con vida. De hecho, sobre el techo de una casa cercana estaban Kanaria, Suiseiseki, Souseiseki, Hinaichigo y Kirakishou, todas sentadas en unas hamacas de playa y comiendo algunos dulces mientras se entretenían con el espectáculo y gritaban algunas indicaciones sobre dónde deberían conectar los golpes.

Suigintou consigue por un momento superar las defensas de Shinku y darle un golpe que la dispara al interior de uno de los oscuros edificios que allí se encontraba. Shinku termina atravesando algunas paredes en el proceso, pero consigue frenar y lanzar su contrataque, el cual Suigintou no consigue frenar ni esquivar. El intercambio de golpes entre ellas resultaba sencillamente brutal, tanto por la intensidad y la velocidad de sus golpes como por la saña que se tenían a lo largo del combate.

Una iba golpeando a la otra para recibir otro golpe de vuelta. Iban de un edificio a otro, y en eso levantaban innumerables paredes de polvo y escombros que tornaba el lugar más sombrío de lo que ya era de por sí. Una de esas paredes de polvo, al momento de regresar a tierra y asentarse, termina por hacer caer algo de suciedad en el jugo de Kirakishou, la cual mira su vaso con un gesto triste.

─ Mi juguito de melocotón con fresas. Lo acaban de contaminar.

─ Es tu culpa por no proteger tu jugo como se debe-desu ─ le regaña Suiseiseki mientras mostraba su vaso de jugo con tapa y un popote cubierto ─. Para la próxima deberías tener más cuidado, que así no se puede disfrutar tanto de la función-desu.

─ ¿Quieres un poco de jugo-nano? ─ ofrece Hinaichigo a su hermana menor, y esta acepta contenta.

─ Gracias. Tú sí eres considerada, onee-sama rosada.

Shinku y Suigintou por su parte eran completamente indiferentes a las interacciones de sus otras hermanas. Para ellas lo único importante era zanjar de una vez por todas sus diferencias. Chocaban sus armas sin cesar, sin descanso, poniendo todo su esfuerzo y retrocediendo al poco rato. Sus cuerpos les pedían un momento de descanso, pero sus espíritus combativos en cambio les exigían pelear más y hacer lo posible para superar a su contraria y poner fin a su longeva rivalidad. Para cuando sus armas quedan totalmente inutilizadas para continuar con la pelea, el siguiente recurso que usan es golpearse usando pétalos y plumas que al momento de chocar envolvían todo lo que había alrededor. Tales impactos devastadores debilitaban las estructuras adyacentes. Ninguna de las dos tenía idea del desastre que estaban por desatar si no tenían cuidado con lo que estaban haciendo.

─ A mí me parece que esa catedral se viene abajo ─ observa Souseiseki ─ ¿No creen que deberíamos avisarles para que no sigan peleando allí adentro?

─ ¿Tú crees que debamos? Yo creo que la catedral aguanta un poco más-kashira ─ opina Kanaria, pero apenas empieza a beberse su jugo, el edificio se viene completamente abajo ─ ¿Ehhh? ¿Qué acaba de pasar-kashira?

─ Exactamente lo contrario de lo que acabas de decir que pasaría-desu ─ le responde Suiseiseki.

─ ¡Cuánto polvo se levanta! Se nota que Suigintou jamás ha limpiado por aquí-nano ─ dice Hinaichigo mientras señalaba la enorme nube que se erguía ante todas.

Ninguna de las cinco muñecas que estaban allí se mostraba especialmente sorprendida por el edificio caído, pero sí estaban claramente inquietas por lo que podría haber pasado con Shinku y Suigintou, especialmente tomando el hecho de que ninguna de las dos había salido de la catedral al momento en que ésta colapsa. Tardaba bastante para que aquella nube se pudiera asentar del todo, pero las cinco muñecas estaban dispuestas a esperar el tiempo que hiciese falta. Kirakishou le devuelve el jugo a Hinaichigo mientras tanto, y las demás se terminaba su respectiva ración.

Para cuando finalmente consiguieron distinguir el suelo de la catedral, lo primero que las muñecas podían ver era exactamente lo que esperaban: centenares de piezas de muñecas y juguetes hechos trizas, regados por todos lados. Voltean la mirada a otro sitio, y ven más de lo mismo. Parecía que la única alternativa que les quedaba era bajar ellas mismas para ver qué había sido de ellas, y así deciden hacerlo.

─ Espero que no se hayan matado las dos por imprudentes-desu.

─ ¿Quieres apostar? Yo no estaría tan segura de que hayan tenido ese mínimo cuidado-kashira.

─ Onee-sama negra y onee-sama roja se pasaron de brutas en esta ocasión. Menos mal que se decidieron a pelear aquí y no en otro lado.

─ Y que lo digas. Se pelean en mi campo N y me dejan sin juguetes-nano.


Zona de desastre

Las cinco muñecas se dispersan para realizar la búsqueda por toda la zona, aunque desde el primer momento no hacían más que encontrarse con indicios que llamaban al peor de los pesimismos. El lugar era un caos total, no quedaba nada íntegro allí, y mientras más avanzaban en su búsqueda, menos probable les parecía que fueran a encontrarlas completas y sin daño, idea que a Hinaichigo y Kanaria les causaba algo de miedo.

─ ¡Creo que finalmente las encontré! ─ anuncia Kirakishou.

─ ¿Ya hallaste a Shinku y Suigintou-desu?

─ ¿Qué? No, me refiero a que encontré las botas que perdí la semana pasada ─ Kirakishou alza unas botas blancas que habían quedado sucias por la polvareda ─. Me puse algo tonta y las pasé por alto. Soy muy afortunada de encontrarlas nuevamente.

─ Ok, eso es bastante bonito y todo, pero recuerda que estamos buscando a Shinku y Suigintou ─ recuerda Souseiseki.

─ Entendido. Sólo quería expresar la alegría que me causaba encontrar mis botas viejas.

Las muñecas reanudan la búsqueda, y Kanaria, mientras se apoyaba en Pizzicato para barrer con piedritas y escombros, se encuentra con un brazo cubierto en un vestido rojo. La marca resultaba inconfundible, por lo que Kanaria no tenía tiempo que perder.

─ ¡Todas, la acabo de encontrar-kashira!

─ Como sea que tú también perdiste unas botas, yo misma te hago perderlas otra vez-desu.

─ ¡No! De verdad me encontré a Shinku, o por lo menos aquí está su brazo-kashira.

Rápidamente todas unen sus esfuerzos para desenterrar a Shinku. Era algo bastante afortunado ver que el brazo estaba junto al resto del cuerpo, y que Shinku no parecía haber sufrido ningún daño grave, aunque estaba claramente inconsciente. Ahí tenían la primera parte de las labores de rescate que estaban desempeñando, por lo que les quedaba encontrar a Suigintou, a la cual no tardaron mucho por hallar.

─ Parece que ya las tenemos a ambas ─ señala Kirakishou ─ ¿Creen que tengan algo de dinero guardado en la ropa? Podríamos comprar unos juegos nuevos de vasos para pasar el rato.

─ No creo que tenga nada. Ya yo apliqué esa táctica esta mañana-desu ─ responde Suiseiseki ─. Mejor centrémonos en ver cómo se encuentran y ya-desu.

Hinaichigo, Kirakishou y Souseiseki empiezan entonces a revisar a Shinku. Afortunadamente no tenía ningún daño apreciable, y simplemente concluyeron que se encontraba desmayada por algún golpe que haya recibido en la cabeza. Suiseiseki y Kanaria por su parte se ponen a revisar a Suigintou, y la peliverde se percata que el brazo su hermana mayor estaba separado del resto de su cuerpo. Pensando que no era nada serio, Kanaria toma el brazo desprendido, desnuda un poco la mitad superior del torso de Suigintou y trata de introducir el brazo, pero lo que logra es romper tanto la conyuntura del hombro como los bordes del agujero en que la misma iba. A Kanaria se le aparece una sombra azul que le cubre la mitad del rostro.

─ Onee-sama amarilla, ¿en qué momento es que te pusiste tan fuerte? Eso ha sido algo tremendo ─ las palabras de Kirakishou estremecen a Kanaria, pero consigue recobrar la compostura a tiempo para que no se notara lo asustada que estaba.

─ Yo siempre he sido una muñeca muy fuerte aparte de inteligente. De todas las Rozen Maiden, es obvio que yo estoy a un nivel completamente distinto al resto.

─ Claro que sí. Tu nivel de estupidez es incomparable-desu ─ dice Suiseiseki terminando de remover la mitad superior de las ropas de la prusiana ─. Aquí se nota que ha llevado más golpes que un jugador de fútbol americano en un mal día. Mira cómo tiene de agrietado todo el cuerpo. Está claro que se iba a romper si le forzabas el hombro-desu.

─ No podemos dejarla así, no teniendo su cuerpo roto ─ apunta Souseiseki ─. Una de nosotras tiene que buscar ayuda...

─ La única opción que tenemos en Jun-nano ─ suelta Hinaichigo.

─ En ese caso voy yo ─ Suiseiseki se pone de pie y mira a todos con un gesto muy serio ─. Como la hermana mayor en pie, les ordeno que se queden vigilando los cuerpos de Suigintou y Shinku mientras vuelvo con Jun.

─ ¿Cómo que la mayor? Te recuerdo que soy mayor que tú-kashira ─ regaña Kanaria, y Suiseiseki se la queda mirando unos segundos.

─ Me corrijo. Como la hermana más madura aquí, les ordeno que se queden mientras regreso.

─ Yo veo eso como algo discutible ─ dice Souseiseki para sí misma.

Kanaria infla los cachetes con enojo y se cruza de brazos mientras Suiseiseki se retira de allí a paso ligero, pues tenía muy presente que no tenía tiempo que perder. Y en cuanto a todas, pues tendrían que esperar en silencio a que Suiseiseki regrese.

─ ¡Acabo de encontrar una linda moneda! ─ todas esperarían en silencio... menos Kirakishou.


Casa Sakurada

Tomoe y Nori estaban asomadas por la puerta de la habitación de Jun, el cual se encontraba armando un barco dentro de una botella (a mí me explicaron cómo es que se hace, pero nunca lo terminé de entender). Nori se veía contenta, mientras que Tomoe estaba extrañada de ver que su amigo tenía un pasatiempo normal.

─ Nori-san, ¿cómo le hiciste para que Jun-kun empezara a tener un pasatiempo como el que una persona promedio tendría? Estoy realmente sorprendida.

─ Es algo bastante simple, Tomoe-chan ─ empieza a explicar Nori mientras se ajustaba los lentes ─. Me inscribí en una de esas páginas que Jun-kun siempre anda mirando, y lo hice usando un nombre falso. Bueno, después de eso puse en oferta el barco armable con la inscripción de que el barco cargaba con una maldición que atormentaría por siempre al comprador si no conseguía armarlo correctamente dentro de la botella. De ese modo le doy a Jun-kun un motivo para hacer algo más normal que coleccionar baratijas embrujadas sin chiste, y yo por mi parte tengo parte del dinero que él usa para así comprar comida.

─ Esa ha sido una estrategia algo extrema, pero realmente bien pensada, Nori-san. Con toda seguridad terminará de comportarse como alguien normal al verle el lado divertido a las actividades ordinarias.

Jun no escuchaba nada de lo que su hermana mayor y su amiga estaban hablando, pese a que éstas ni se tomaban la molestia de bajar la voz. Su concentración estaba tan centrada en armar el barco que estaba prácticamente desconectado de la realidad alrededor, o al menos lo estaba hasta que...

─ ¡CHIBIIIIII! ─ Suiseiseki asusta a Jun, haciendo que tirara la botella y se desarmara el barco en su interior ─ Es una emergencia, así que tienes que venir conmigo ahora mismo-desu.

─ ¿Qué crees que haces, muñeca del demonio? ─ protesta el chico ─ ¡Justo estaba armando el barco para salvar mi alma de su maldición y...!

─ ¡Puedes dejar para después tus fetiches de humano raro! Ahora mismo importa más que vengas conmigo, que Suigintou y Shinku te necesitan-desu.

─ ¿Suigintou y Shinku? ¿Qué fue lo que les pasó esta vez?

─ Será mejor que las veas tú mismo-desu.

Suiseiseki se lleva a rastras a Jun, y Nori y Tomoe se hacen a un lado mientras se les quedaban mirando.

─ Parece que tu estrategia al final no funcionó del todo, Nori-san.

─ Es una lástima. Supongo que será para otro momento. Pero hay que admitir que fue divertido ver a Jun-kun intentando armar ese barco. Creo que fue incluso mejor idea que comprarle aquellas revistas...

─ ¿Qué revistas, Nori-san? ─ las palabras de Tomoe hacen que Nori se diera cuenta que estaba pensando en voz alta.

CONTINUARÁ...


Y de ese modo pongo el corto a este primer capítulo del fanfic ¿Cómo ha comenzado según ustedes? En fin, nos vemos en el siguiente capítulo.

Hasta otra