Era un día soleado. Todomatsu iba camino a la cafetería donde solía trabajar. Apenas comenzaba su rutina del diario. Podría parecer aburrida, pero mientras fuese un paso más para su persona, no había problema alguno. Era perfecto.

- Su cambio es de 3,400 yenes. ¡Gracias por venir! - Todomatsu estaba en la caja cobrando a un cliente, y no sólo a él, sino a muchos otros. Era un día cálido, por lo que la gente al salir solía comprar mucho y por ende, había mucho trabajo. El local estaba lleno.

- Te estás esforzando mucho. ¡Buen trabajo! - Por detrás suyo llegaron Sacchi y Aida. - Al parecer no tendremos descanso hoy... ¿Verdad, Totty? - Rió una de las chicas.

- Así parece. Pero por mí está bien, así mejoraré mi desempeño en el trabajo... - Todomatsu sonrío y les guiñó un ojo para seguir ocupándose de la caja.

La fila fue disminuyendo. Aún así, casi todas las mesas del lugar estaban llenas. Sólo quedaba un chico al cuál atender.

- Buenas tardes, ¿qué desea ordenar? - Le extendió al joven un menú dónde venían las variadas bebidas que podía adquirir. Sonreía energéticamente.

- Buenas tardes. - El joven sonrió un poco. Qué sonrisa más estética... - Quiero un frappé mediano, por favor. - El chico no le quitaba la mirada de encima al joven empleado. Parecía querer provocarle miedo, ¿o acaso...?

- Entendido... - Todomatsu no podía desviar la vista. Era una persona preciosa. Se comenzó a sentir extraño. No sólo era alto, sino que también era muy atractivo. Vestía de traje y su forma de hablar era muy formal. Bastante inusual, no hallas a una persona así en cualquier parte, independientemente de su género. - Espere en la mesa seis, por favor. - Con señas le indicó cuál era la mesa que le correspondía.

Entre ellos no estaban ni muy cerca ni muy lejos.

Pasó un poco de tiempo. El chico sacó una computadora portátil del maletín que portaba y se entretuvo un poco en la mesa tecleando algo mientras esperaba. Se veía como una persona de bien y bastante tranquila. Por alguna razón daba una sensación de seguridad.

- Aquí está su frappé. - Todomatsu llegó a la mesa dejando el vaso cuidadosamente sonriendo un poco. - Gracias por esperar, que lo disfrute.

- Espera... - La voz grave del muchacho lo detuvo casi como si este le hubiese dado una orden.

- ¿Si? - Sentía curiosidad. Justamente cuando pensó ver una persona guapa, éste le había hablado. No sentía humillación ni mucho menos, pero hasta ahora, sabía que él era posiblemente el más tierno y atractivo de sus cinco hermanos. Llegado hasta ese punto, nunca vio a alguien que se asemejara a su círculo social. Por ello, hablarle lo ponía un poco nervioso. "No estoy a su nivel", pensaba para sí mismo. Algún instinto le indicó que se había ruborizado.

- ¿Nos hemos visto antes?

- N-No... Supongo que no.

- Eh... Qué extraño. Sentí un ambiente un tanto inusual y por eso lo creí, lo siento. Cómo me mirabas de esa manera... - No tenía mala intención, pero seguía sonriendo con tranquilidad. No quitaba sus ojos del chico más pequeño. Lo miraba hacia arriba de manera juguetona.

- ¡¿Eh?! N-No... Lo siento, no quería incomodarlo. Perdóneme. - Se ruborizó notablemente. Se sentía más nervioso. Le hubiera gustado decir: "El que me miraba así eres tú", pero, ¿tanto se notaba su interés? Qué vergüenza...

El muchacho rio. Su voz era grave, pero con un toque de dulzura.
Todomatsu no hizo más que mirarlo aún avergonzado, y por alguna razón, aún no se había retirado de la mesa, qué pena.

- Con permiso... - Trató de retirarse lo más rápido que pudo, pero el chico lo tomó de la muñeca. Se detuvo en seco por el agarre y volteó a verlo. Advirtió que cuando se acercó un poquito a él, olía bastante bien. Despedía un aroma fresco y dulce. ¿Qué perfume usaba? ¡También eso era especial, por Dios!

- Espera, no quiero que esto se quede así. No es un buen inicio.., de otra forma no podré sentirme tranquilo viniendo aquí de nuevo. - Sonreía forzadamente soltando al menor. - Me llamo Atsushi, mucho gusto. - Le extendió la mano.

- Ah... Soy... Todomatsu. - Le dio la mano estrechándola con la de él. Era tan suave. Qué buena sensación, pero, ¿por qué se sentía así?

- Ya veo. Mucho gusto, Todomatsu. -Sonreía aún sin soltar su mano. Le dio un leve apretón.

- Ah.., debo seguir con el trabajo. Lo siento y hasta pronto. - Se soltó del tacto y agitó su mano diciéndole "adiós".

Atsushi lo miraba mientras se retiraba. También había algo que le atraía de él, púes por supuesto que él sabía que se le quedó viendo bastante cuándo recién entró al local.
Le gustaba. Le gustaba porque era un chico dócil. Es inusual también, ¿cuántas veces encuentras a un chico así de lindo por ahí en la ciudad?

Además su actitud le atraía. Se ponía nervioso bastante fácil con verlo a él. Y tenía pinta de ser alguien que busca superarse a sí mismo, era muy trabajador, se esforzaba, y a simple vista, Atsushi fue capaz de darse cuenta de esos detalles. Era sensacional. Ambos sabían que se habían interesado el uno con el otro, pero, ¿por qué?

Sin poder evitarlo,durante ese pequeño transcurso del día cruzaron miradas varias veces. Demasiadas. Era inevitable. La atracción no se podía disimular. Bueno, Atsushi no tenía problema alguno,en cambio, Todomatsu trataba lo más que podía de evadirlo. Incluso cuando trataba de ignorarlo, por el rabillo del ojo podía notar que Atsushi lo observaba detenidamente por largos ratos. Qué incómodo.
Si tan sólo el pudiese verlo así...

Pronto Atsushi terminó su café y el trabajo que estaba realizando mediante su laptop. Había hecho un intento por quedarse un poco más, pero no se veía que la clientela fuese a disminuir, así que se decidió y se levantó de su asiento, dejando igual que antes la pequeña mesa.
Todomatsu lo notó enseguida. Llevaba un buen rato cuidándolo sin que Atsushi lo notara. Simplemente por más que tratara,no podía dejar de verlo...

En ese momento, cuándo Todomatsu observaba la espalda del mayor retirándose, este último se volteó por unos segundos ( "¡segundos que parecían minutos!" ) y le guiñó un ojo al mismo tiempo que le dedicó una hermosa sonrisa para después salir del lugar. ¡Qué muchacho más espléndido!

Todomatsu no le quitó la mirada ni cuándo el atractivo joven salió de ahí. Sólo alcanzó a ver cuándo abrió la puerta de un hermoso auto gris estacionado cerca,y se metió en él para irse conduciendo.
Qué maravilla. También eso era tan genial.

¿Aquél muchacho volvería?
¿Volvería a ver a Atsushi?
Ojalá así fuera, pero... Pero...
¿¡Por qué de repente el interés!? Algo está mal, definitivamente.
Pero ha sido un día interesante. No se puede negar.

Oscureció y fue su hora de salida. Debía ir a casa. Qué horror,¡debería ver a sus hermanos! Esos demonios que lo atormentaban...

- ¡Ya llegué! - Gritó por lo alto para que todos lo escucharan.

- ¡Bienvenidooo! - Era la voz del mayor, Osomatsu.

- ¡Welcome, brother! - Ese fue Karamatsu, indudablemente.

- ¡Si, Si, Si! - Jyushimatsu se escuchaba igual de alborotado que siempre.

- Bienvenido... - Era el tercero de los hermanos, Choromatsu.

-... bien. - Habló Ichimatsu. Apenas y Todomatsu escuchó su tenue voz.

Subió las escaleras y entró a la habitación dónde estaban sus cinco hermanos, holgazaneando. Estaba muy cansado, y verlos así lo irritaba bastante.

- ¿Cómo estuvo tu día, eh, Totty? - Hablaba Osomatsu bastante animado con una falsa curiosidad.

- Más pesado que otros días.

- Osomatsu nii-san, déjalo descansar. - Jyushimatsu entró en "su defensa". - El pobre debe estar cansado, por eso deberías dejarlo dormir, es el único que prefiere desperdiciar su tiempo en algo aburridooo...

- ¡Para nada! ¡Estoy haciendo algo por el bien de mi persona, futuro y familia! ¡No es perder tiempo. - Todomatsu exclamó enfadado. A veces parece que no piensan.

- Ahh..~ Yo también conseguiré un trabajo pronto. - Choromatsu se metió. - Y cuando eso pase, yo...

- Sabes que no pasará, Choromatsu. - Karamatsu soltó en secó.

- ¡Cierto, Cierto! - Jyushimatsu le siguió el juego.

Al día siguiente Todomatsu tenía su día libre. Así que no cabía ni la más mínima posibilidad de volver a ver al joven, aunque así lo quería. Pensó en él toda la noche... ¿Qué estará haciendo? ¿En dónde vivirá? ¿En dónde y cómo estará?

Era una mañana tranquila. Choromatsu madrugó, así que tuvo que esperar a que sus hermanos se levantaran también. Para dejar pasar el tiempo, se puso a leer algunos mangas que tenía en aquella habitación. Después de todo, eran ninis, podían levantarse a la hora que quisieran y no tendrían ningún problema. Una hora después,el resto de sus hermanos despertó. Todos seguían muy soñolientos,aún estaban con los cabellos alborotados y no dejaban de bostezar... A excepción de Jyushimatsu, el siempre era el más animado de todos, gracias a él las mañanas solían llenarse de alegría y les levantaba los ánimos un poco.
Todos seguían en la habitación sin ánimos de nada, aún encima del futón.

-¡Tardan mucho en despertar! Es aburrido tener que esperarlos cada mañana- Decía Choromatsu protestando a sus cinco hermanos.

-¿Eh?, ¿por qué te molestas?- Contestó Osomatsu sin ponerle mucha importancia- No tenemos nada que hacer de todas maneras...

-¡Eso no importa! ¡Esto no debería de ser así diario! Ya es más de medio día- Riñó el tercero. - Son cosas pequeñas, pero... ¡De esta manera jamás podremos dejar de ser ninis! - Subió el tono.

-Choromatsu, ya nos has dicho eso miles de veces, y aun así nada a cambiado.- Respondió Karamatsu.

-Sólo hablas de responsabilidad, pero tú no eres diferente a nosotros... -Habló Ichimatsu casi para sí mismo.

-¡Deja de preocuparte, Choromatsu nii-san!- Dijo Jyushimatsu con su típica sonrisa.

-¿Esperabas a que despertáramos para gritarnos? Qué horrible - Dijo Todomatsu desviando la mirada.

-No lo tomen de esa manera,ustedes mismos se dan cuenta de que no somos lo que pensábamos de nosotros mismos cuando pequeños- Dijo Choromatsu analizando lo que había dicho- ¡Pongan un poco de su parte! ¿No les importa?

-No. - Contestaron todos al unísono.

-¡Serán...! -Choromatsu estaba a su límite. Fueran cosas pequeñas, pero esos detalles los convertían en lo que eran: ninis.

-¡Tengo hambre! -Gritó Jyushimatsu interrumpiendo al tercer hermano.

Se cambiaron y bajaron a la cocina. La comida ya estaba lista, pues era realmente tarde y su madre cocinaba para ellos temprano.
Sus padres, Matsuyo y Matsuzo no estaban en casa. Su papá iba a trabajar y su mamá salía de compras de vez en cuando.

Todos estaban sentados alrededor de aquella mesa redonda y pequeña donde solían comer.
Mientras desayunaban Choromatsu volvió a sacar el tema de antes. Trataba de convencer a sus hermanos de que salieran a buscar trabajo.

-¡Ya deja eso, Choromatsu! Se está volviendo un dolor de cabeza. Además, no nos pidas ir, si quieres hacer algo, ve y hazlo, please, brother- Karamatsu intentó acabar con la conversación de Choromatsu, que por cierto ya habían escuchado una y otra vez.

Aquellas palabras por parte del segundo fueron suficientes para que Choromatsu dejara de hablar. Pronto empezaron a perder su tiempo como de costumbre... No tenían absolutamente nada que hacer.

2:00 pm.

-¿Eh? Todomatsu... ¿Vas a salir? -preguntó Osomatsu al notar que salía más arreglado de lo normal.

-Ah, si... Solo será un momento. -Respondió el más pequeño,algo nervioso al parecer.

- ¿Eh? ¿Podemos ir contigo?

- No hace falta, voy y vengo rápido. - Debía inventarse cualquier cosa para no tener que soportar una carga tan pesada. - ¡Ya me voy! ¡Vuelvo pronto, adiós! - Salió corriendo y cerró la puerta.

Había sol, pero el viento que hacía era helado y gracias a ello, el día se calificaba como frío.
En realidad no había pensado a dónde ir cuándo saliera. Sólo no quería estar en su día libre junto con sus tontos hermanos. Eso sería desperdiciarlo totalmente. Ahora solo caminaba por los alrededores. Merodeaba entre las calles viendo tienda tras tienda, y decidió ir a comprar ropa. De cualquier manera, le gustaba estar a la moda y no vestir siempre igual que sus hermanos. Ser sextillizos ya era demasiada calamidad.
Además, estando con ellos no podría salir de compras. Eran muchos y además son muy inquietos y ruidosos. ¿Cómo no se iba a sentir avergonzado? Lastimosamente debía cargar con eso toda su vida.

De repente, escuchó un motor detrás suyo. Volteó rápidamente para ver quién era. Nunca debes fiarte en la calle. Al principio se asustó demasiado, pero el conductor del automóvil bajó los vidrios para dejarse ver.

- Hola, Todomatsu. - Era Atsushi. Lucía igual de arreglado que ayer. - ¿A dónde vas? - Sonreía sin despegar una mano del volante mientras se recargaba con el otro brazo en el asiento del automóvil.

- Qué sorpresa... ¡Me asusté! - Dio un suspiro de alivio.

- Discúlpame... - Río un poco apenado.

- No,no... - Negaba con la cabeza sonriendo por el nerviosismo. - Hola,A-Atsushi-kun... - Era la primera vez que mencionaba su nombre. Por alguna razón no se acostumbraba a mencionarlo. - Iba hacia...

Por un momento lo pensó. Es cierto que había simpatizado un poco con Atsushi, pero darle su confianza de esa manera no estaba bien. Después de todo seguía siendo un desconocido.

- Hacia... - Titubeó al tratar de hablar. ¿Debería de decírselo o no? - ... la plaza comercial. - Lo dijo. A pesar de habérselo pensado detenidamente, se lo dijo.

- Oh, qué coincidencia. Justo voy para allá también. ¿Quieres que te lleve? - De nuevo su casual sonrisa carente de inseguridad.

Todomatsu se lo pensó por un momento. Aquel chico era un desconocido, pero sentía ganas de saber más de él. Desde el día de ayer en la cafetería despertó su interés y deseaba saciárlo ahora. No podría suceder nada malo. Además, ya era un adulto, podía cuidarse solo.

- Si, gracias... - Todomatsu se acercó al automóvil de Atsushi para abrir la puerta y entró cuidadosamente. Decidió sentarse en el asiento del copiloto, púes no pensó que tuviera algo de malo, y Atsushi desde luego no se lo negó. El auto olía a nuevo por dentro y lucía muy bien.

Cuándo estaba adentro se sintió incómodo. No por el lugar, sino por el silencio que reinó entre él y el imponente muchacho, Atsushi. No volteaba a verlo. Tenía la miraba fija a su propio regazo, y después la dirigió hacia delante para ver la carretera. No sabía que hacer,pero debía disimular.
Pasaron unos segundos ó tal vez minutos en los que sólo se podía escuchar el leve sonido del motor. Pero si se concentraba bien, también podía escuchar otra cosa... La respiración del joven a su lado. Sonrió un poco sin darse cuenta de lo que había pensado con exactitud.

El lugar quedaba un tanto lejos, así que tardarían un poco en llegar. "Este podría ser uno de los momentos más desesperantes de mi vida", pensó Todomatsu. Lo meditó un poco en medio de ese silencio que le permitió adentrarse en sus pensamientos, y se dio cuenta de que, en efecto, Atsushi le atraía. Sintió una emoción desagradable y trató de negarlo. No podía ser... Él no era ese tipo de persona. Se sonrojó un poquito.
Por si fuera poco, la luz del semáforo cambió de verde a rojo. El tráfico los atrapó por un momento, ¡pero sentía que pasaban miles de minutos!

- Qué agradable coincidencia, ¿verdad? - Atsushi habló aún con la vista en el parabrisas. Su voz grave sacó al menor de sus pensamientos.

- Ah... - Lo tomó por sorpresa. - Si, la verdad no me lo esperaba. - Sonrió de una manera nerviosa, pero tierna, como es digno de él.

- Esperaba poder hablar contigo alguna vez en privado, como ahora. - Le dirigió la vista.

Por su parte, Todomatsu sentía que se derretiría. Aquel chico era tan dulce, y su aroma encantaba a cualquiera. Seguramente era muy popular entre las chicas.

- Ah... ¡Y-Yo también! A decir verdad, cuándo te vi también pensé que ya nos conocíamos de otra parte. - Mentiras.

- Ah, ya veo. - Desvío la mirada. Menos mal, aquellos ojos tan profundos estaban volviéndolo loco.

Llegaron a la plaza comercial. Todomatsu compró algunas cosas que necesitaba y Atsushi dijo arrepentirse de querer comprar aquel día. Todo había sido una mentira para pasar tiempo con el chico más bajito, aunque este último en medio de su ingenuidad no lo notara.
Caminaron juntos por todas partes. No intercambiaban muchas palabras, sólo lo necesario. Ambos disfrutaban estando el uno con el otro. ¿Eso se puede? Cada quién tenía a su chico especial, pues ambos habían encontrado en el otro alguna peculiaridad que no podían ignorar y que les gustaba. Atsushi lo sabía ya, estaba enamorado de Todomatsu.

En cambio, Todomatsu se negaba a aceptar aquel sentimiento. A él le gustaban las chicas, ¿no? Así que el hecho de que un hombre le atrajera, era casi una humillación. O eso tenía entendido. ¿Por qué sería una humillación? No, no podía estar pasando.

Acabaron con todo lo que debían de hacer. No pasó mucho realmente. Estaban en un lugar de la plaza en dónde el estacionamiento quedaba cerca.

- Todomatsu. - Atsushi volteó a verlo hacia abajo. Era notablemente más alto que él.

- ¿Si? - Lo miró abriendo los ojos un poco más.

- ¿Te parece si vamos a ese pequeño restaurante de allá? - Era una pequeña cafetería. Era súper cara, pero valía la pena ir con él. Además, el dinero no le faltaba.

- ¿Eh, de verdad? Pero...

- No te preocupes, yo invito.

- De acuerdo. - Le dedicó una sonrisa.

Fueron a dejar las bolsas de las compras al coche, ya que no les quitaba casi nada de tiempo. No era ninguna molestia en lo absoluto.
Llegaron a la cafetería y ordenaron. Un capuchino para Atsushi y un Smoothie para Todomatsu. El sol estaba ocultándose, pero a ellos no les importó. Siguieron platicando.

- Muchas gracias por lo de hoy, Atsushi-kun.

- Ni lo menciones, es un placer para mi.

Se sentía tan nervioso hablando con él. Deseaba desde el fondo de su corazón que aquellos nervios y aquél temor desaparecieran para siempre. Necesitaba estar solo.

- Discúlpame, debo ir al baño un momento... - Se levantó lentamente y se retiró evadiendo su mirada.

- Está bien. Adelante.

Atsushi se daba cuenta de que Todomatsu se ponía nervioso cuando estaba junto a él y eso le gustaba. Parecía un juego que podría ganar fácilmente.

En el baño, Todomatsu se vio al espejo y se decía a si mismo: "Tranquilo, respira y relájate. Nada puede salir mal. No te pongas así por ese chico, ¿qué te sucede? ¿Te pones así por un muchacho? No puede estar pasándote algo como esto. Es una broma, lo que yo siento por él fue solo curiosidad".

No sabía cómo convencerse de que no le gustaba aquel chico. Pero algo que más le intrigaba, ¿a él le gustan los chicos en vez de las chicas? Todo fue tan repentino, no tenía tiempo de explicarse nada.

Todomatsu había tardado ya mucho en el baño, así que Atsushi fue a buscarlo. El local ya estaba solo. Solamente quedaban ellos dos, pues pronto cerraría, ya estaba oscuro.
Atsushi fue al baño y tocó la puerta.

- Todomatsu, ¿puedo entrar?

- Ah... ¡Adelante..!

Atsushi entró.

- Whaa... ¿Qué tanto haces aquí?, ¿te sientes bien?

- Lo siento, me sentí mareado. - Mentiras, otra vez.

- Ya veo - Atsushi caminó un poco hasta donde se encontraba Todomatsu recargándolo un poco contra la pared.

- ... ¿Atsushi-kun?

- Todomatsu,hay algo que debo decirte. No lo puedo seguir ocultando y no pienso permitirlo. - Su tono de voz pasó a ser un poco más grave que antes. Sonaba muy sensual.

- ¿Eh?, ¿q-qué sucede? - Sonrió forzadamente. Sus mejillas se tornaron de un vivo color carmesí. Inconscientemente comenzó a temblar un poco.

- Me gustas. Suena algo fuera de lugar, pero cuándo te vi, supe que eras especial y que quería estar contigo. No lo tomes a mal,por favor.

- Atsushi-kun, yo... - Jamás pensó que se le declararía de repente, o de tan siquiera que lo fuera hacer. - ... yo no puedo corresponderte. A mi no me gustan los chicos... - Seguía tratando de autocorregirse, pero muy en el fondo sabía que era una mentira. - por eso, lo siento...

- Ya veo. Bueno,de ser posible hubiese deseado que me hubieses dicho algo lindo. - Rió apretándolo más contra la pared. - Pero, quieras o no, haré algo de lo que he tenido muchas ganas.

Atsushi era muy fuerte. Con un movimiento un poco brusco tomó a Todomatsu del rostro con sus dos manos y levantó su rostro. Atsushi se agachó un poco acercándose al rostro del menor.

- ¡N-No..! ¿¡Atsushi-kun, qué hac...!? - No pudo acabar de hablar.

Atsushi le dio un tierno beso.
Todomatsu tenía los ojos desmesuradamente abiertos,todo lo contrario al mayor. Los corazones de ambos latían a mil por hora. Qué sensación más placentera. El tacto de sus labios era tan dulce...
Todomatsu seguía recargado fuertemente contra la pared,estaba soportando parte del peso del cuerpo de Atsushi.
Incluso en eso era especial. No fue un beso vulgar ni obsceno. Sólo fue el roce de sus labios que se tocaban gentilmente. Atsushi era demasiado dulce.

- ¡Mmh! - Todomatsu comenzó a forcejear. Atsushi era más alto y fuerte, era difícil quitárselo de encima. No quería admitirlo, pero Atsushi lo enloquecía. Le gustaba todo de él... Su aroma, su voz, le gustaba sentirlo cerca de él. Pero cuando esos pensamientos llenos de sentimientos y emociones comenzaron a surgir, se estremeció. Pensó que lo mejor sería mantenerse alejado de él. No valía la pena realmente. ¿Chico con chico? Por favor...

- ¡P-wah! - Atsushi se despegó de los labios del más pequeño. Ambos tenían la respiración agitada por la falta de aire.

No hacían más que mirarse a los ojos a tan solo pocos centímetros de distancia.
Ambos tenían un rubor exagerado, sus mejillas estaban muy calientes.

- A-Atsushi-kun... - Todomatsu hablaba entre jadeos. No creía lo que acababa de suceder. - ¿Por qué?

- Te lo dije... desde el principio... - Jadeaba, consecuencia de la falta de aire. - Me gustas, estoy enamorado de ti... Y si no quieres tener algo conmigo, está bien. Pero debes saber algo. Haré lo que sea necesario para lograr que me quieras también.

Todomatsu ya no podía más. ¿Por qué se comenzó a sentir así? Se sentía tan triste. Demasiado triste, ¿pero por qué?
Sólo se hacía tonto el solo. Entendía perfectamente porque su corazón se sentía tan roto. Tan marchitado...
No sólo se dio cuenta de que se había enamorado profundamente de un chico al cuál no conocía bien, sino que para empezar,se dio cuenta de que le gustaban los chicos. Ya,por fin lo había aceptado. ¿Qué dirían sus hermanos cuándo se los dijera o se dieran cuenta por otro medio? Quizá... lo volverían a echar de casa. ¿Qué pensarían sus padres? Seguramente que ya no era el ejemplo de los sextillizos ni de la familia. Estaba tan triste y se sentía tan solo. ¿Por qué las cosas se dieron así?
Además había algo que lo terminó de romper.
La persona que amaba estaba ahí, en frente de él, y aún así no quería aceptarlo frente a frente. Que lo amaba. Lo quería muchísimo...

Y también, ¿qué acababa de decir?
"Haré lo que sea necesario para lograr que me quieras también."
Auch... ¡Pero si ya lo quería!

Solamente era cuestión de decírselo.

- Salgamos de aquí... - Se mantuvo cabizbajo.

Salieron. El baño no era el mejor lugar. Aunque aquel restaurante era de lujo, así que no hubo incomodidad por el olor, la limpieza, ni mucho menos.
Subieron al auto de Atsushi de nuevo. Todo estaba en silencio. El muchacho mayor estaba serio y Todomatsu, deprimido. Atsushi echó andar al auto. Se dirigían en dirección a la casa de los Matsuno, pues Todomatsu lo guiaría. Estaban bastante lejos, así que tardarían mucho en llegar. Era totalmente de noche, durante el camino solo podían ver las luces de los otros autos, la luz de los locales, la luna, las estrellas, los semáforos, la luz de neón...

El olor a perfume, la sensación de frío y soledad, el tráfico infinito, el ruido del claxon, los vidrios empañados, y el saber que tu persona especial está a tu lado sin hablarte desde hace un tiempo considerable... ¿Cómo no sentirse triste, nervioso y lleno de miedo?

Dentro del auto no se escuchaba nada. "Sólo la respiración del joven que tengo a mi lado". Ambos se escuchaban, estaban conectados.
El tráfico parecía jamás acabar. El silencio fue interrumpido por los sollozos del más pequeño, Todomatsu. Lloraba cómo si jamás fuese a parar. Había perdido la vergüenza, no podría soportarlo ni un momento más. Las lágrimas recorrían sus mejillas, cuyos caminos más lágrimas ya habían recorrido con anterioridad.

- Todomatsu... - Por primera vez, se le vio sorprendido. - No llores, por favor. Te lo suplico, ¿qué sucede?

- Perdón. Lo siento... mucho...

El pobre muchacho no entendía nada. Pero...
Atsushi se acercó a Todomatsu y con delicadeza tomó en su mano izquierda su barbilla, y con la derecha limpió sus lágrimas con mucho cuidado. Lo hacía como si estuviese puliendo una fina pieza de porcelana.

- Dime... ¿Qué sucede, Todomatsu-chan?

- Atsushi... Yo... ¡Lo siento! Simplemente yo no quería aceptarlo. -Mantenía su mirada en los ojos del muchacho.

Atsushi sólo atinaba a seguir limpiando sus lágrimas y a asentir mientras sonreía dulcemente.

- Atsushi-kun... Tú también me gustas. Me gustas mucho... Te quiero. - Su linda voz estaba quebrada.

- Qué alegría... - Sonrió. - Me hace muy feliz escuchar eso... Yo también te quiero. - Tomó y juntó ambas manos del jovencito y depositó un sincero beso en ellas.

El semáforo cambió de color y avanzaron. Atsushi se estacionó en una esquina de la calle para poder charlar. El clima estaba helado.

- Entonces eso quiere decir que, ¿aceptas salir conmigo? - Esperaba una respuesta positiva del dócil chico.

- Atsushi-kun - ¿Cómo le diría? -, este... no es el estilo de vida que... yo tenía planeado. Te quiero mucho... pero no podrá ser. - Sus ojos se humedecían en lágrimas de nuevo. - Creo que si no empiezo a salir con una chica, ¡no soy digno de salir con nadie! - Ante esta última frase río aún con lágrimas en sus ojos.

- ¿No podrá ser, eh? - Le dolía muchísimo verlo así.

- Lo siento tanto... - Lloraba a cántaros.

Atsushi se quitó el cinturón de seguridad y se dio vuelta al asiento del copiloto para darle un cálido abrazo a Todomatsu. Dejó que llorara en su pecho.
Su camisa quedó empapada de lágrimas del menor. Estaba muy dolido y necesitado de consuelo. Todomatsu abrazó también a Atsushi, estaba aferrado a su espalda. No parecía grave, pero en Japón, una relación de chico por chico es considerado un tabú. ¿Qué les harían? ¿Serían discriminados y maltratados por las calles? ¿Serían siempre odiados por el mundo?
Qué mundo tan cruel...

Pasó un rato en que el que sólo se escuchaba el llanto del joven.
Después de un momento, se calmó.

- ¿Por qué en un día normal, nosotros...? - "Nos gustamos", quería decir Todomatsu.

- Quién sabe... Seguro eso dicta la estrella bajo la cuál nacimos. Estábamos destinados a encontrarnos y... enamorarnos.

- Ya veo... - Sonrió. Quizás tenía razón. - Atsushi-kun, gracias.

- ¿Por qué?

- Por existir.

- ... de nada. - Sonrió.

Duraron unos segundos viéndose sin decir ni una sola palabra. Estaban con la mano agarrada,con los dedos entrelazados mientras platicaban. Así,se podían sentir más cerca el uno al otro. Sintiendo el calor de sus cálidas manos.

- Atsushi-kun, el amor de un chico por otro chico no puede ser.

- ¿Por qué no? A mi me gustas tú.

- A mi también me gustas, pero no puede ser. Trae problemas, ¿entiendes? - Todomatsu decía tenuemente con tristeza, y sintió como Atsushi apretó un poco su mano.

- Si dices que no puede ser, no puede ser - Lo miró juguetón. - ¿Esta será la última vez que nos veremos?

- Definitivamente.

- Ya veo. Qué triste... - Cerró sus ojos y los apretó. Se levantó después de estar recargado en el asiento del auto y tomó ambas manos de Todomatsu entrelazando sus dedos.

- No quiero dejar de verte nunca, pero... - Al parecer sus ojos llorosos no desaparecerían por esa noche - si mi familia se enterara... tendría muchos problemas y no sería capaz de seguir viviendo más.

- No te preocupes, te entiendo. Por lo mismo yo ya no vivo más con ellos.

- Ya - Asentía.

- Bueno...

- Atsushi-kun, creo que es mejor que camine a casa.

- ¿De verdad? ¿estarás bien?

- No te preocupes, ya soy un adulto.

- Ah, tienes razón - Sonrió dejando ver sus dientes; era tan lindo.

- Bueno, entonces...

Ambos se miraban con ojos cristalinos. ¿De verdad sería la última vez que se verían? Qué destino más despiadado...
Incluso si no son aceptados por el mundo,nacieron el uno para el otro. Peor, ahora dos almas que fueron creadas y educadas para destinarse a vivir juntas son separadas cruelmente. Quién sabe si algún día serán capaces de encontrarse de nuevo. Hay una posibilidad. El hilo rojo del destino los unirá por siempre.

- Adiós.

- No digas eso - Dijo Todomatsu en forma de reproche.

- Ojalá el destino nos juntará algún día de nuevo.

- No sé si eso es algo bueno o algo malo... - Soltó una risilla. - Nos conocimos de repente y ahora nos despedimos para siempre de repente.

- La confianza. Me sorprende la confianza.

- Tú me sorprendes...

- ¿Por qué?

- Nada en especial - Rió. Abrió la puerta del automóvil y salió.

- Espera - Atsushi jaló de la camisa a Todomatsu, dándole un pequeño beso en la mejilla.

- Este no es un buen beso de despedida. - Volvió a reír, derramando lágrimas.

- Entonces... - Lo besó en la boca, atrayéndolo a un beso dulce.

Cuando Atsushi le sujetó la cara, se dio cuenta de que tenía las mejillas mojadas, pero era cálido.

Se separaron y este último solo vio como Todomatsu se iba caminando. No sabían nada el uno acerca del otro, y era mejor así.
Tal vez algún día se vuelvan a encontrar...

CONTINUARÁ…