Disclaimer:

Los personajes, trama y detalles originales de Hazbin Hotel son propiedad de Vivienne "VivziePop" Medrano.

Advertencias:

La clasificación indica temas que no son propiamente para menores o personas sensibles a asuntos relacionados con la violencia física, psicológica, y contenido de índole sexual en determinado momento, además de uso de lenguaje vulgar. Queda a discreción del lector el contenido.


Redención

Si dentro de cada demonio había un arcoíris, también había una tormenta, después de todo, en el pecado se lleva la penitencia, y el camino de la redención es doloroso e inexorable.


.

Capitulo I

Lágrimas inocentes

La puerta maltrecha del hotel estaba al frente, aunque limpia y con sus cristales íntegros, resultaba no más alentadora que cualquier otro pórtico del infierno. Dirigió la mano a la aldaba, pasando la punta de los dedos por la madera hinchada, golpeada y perforada por un sinnúmero de armas, garras y dientes, pintada para infundirle una vida que ya no poseía.

"¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!"

—¿Papá?

La voz de Charlie no lo tomó por sorpresa, su cercanía infundía cierto hálito de calidez en el fondo de su ser, esa sensación que creía perdida desde su destierro, hasta que vio la llama en los ojos de Lilith anunciando lo imposible.

—Oh, nena, estás ahí.

Su sonrisa pérfida tomó otro matiz cuando corrió hacia él, como lo había hecho cada vez desde que aprendió a andar por sí misma. Sus brazos rodeándolo, sus ojos llorosos y la lluvia de palabras atropelladas para expresar lo que pensaba, lo que sentía y lo que quería. Dejó que le empujara al interior, y que le sentara frente a la chimenea, como cuando le hacía tomar el té con Razzle y Dazzle.

—El exterminio anual se avecina.

Charlie se quedó en silencio, y aunque por un momento bajó la mirada, pronto recobró el valor para mantenerse firme.

—Este hotel no es una broma.

—Nunca dudé de tu determinación. Lo que realmente nunca creí posible, fue que consiguieras demonios dispuestos a intentarlo.

—Todos merecen una segunda oportunidad —insistió ella —, solo necesitan… intentarlo.

El silencio en el vestíbulo del hotel era impresionante, como si hubiese quedado vacío, pese a que contaban, para ese momento, con ocho huéspedes, más el exiguo personal.

—Sé que te decepciona, pero realmente quiero marcar una diferencia, por el bien de nuestro pueblo.

La sonrisa en el rostro del rey de los demonios no se apartó en ningún momento, pero pese a su excéntrica personalidad, casi carismática, había en el fondo un hálito aterrador, propio de los condenados, de los malditos.

—¿Qué pasa, papá?

Lucifer extendió su mano, acariciando su pelo rubio hasta tocar su mejilla.

—Gabriel vendrá, será el primer lugar.

—¿Aquí? ¿Al hotel?

El asintió.

Charlie sintió que su corazón daba un vuelco casi doloroso.

—¿Acaso él cree en este proyecto?

—No lo sé, pero ten por seguro que, de no encontrar lo que busca, el exterminio empezará a aquí.

—¡Lo encontrará! ¡Todos han sido maravillosos este año! ¡Hay tanto que hemos logrado!

—Basta —ordenó Lucifer.

Esa sonrisa seguía ahí, aunque su voz se escuchó como el gruñido de una bestia a punto de atacar. Ella volvió a sentarse en el sofá, quieta y silenciosa.

—Serás la primera juzgada, Charlie. ¿Sabes por qué? —ella iba a responder, pero se le quedaron las palabras en los labios —. Porque la redención solo la puede ofrecer ÉL.

Lucifer levantó el dedo índice, señalando hacia arriba, mostrando sus dientes impecables y afilados.

—Y tu has dado saltos por todo el infierno, prometiendo la redención de los pecadores. Eres hija de tu padre, por lo que veo, también quieres ser como ÉL.

—¡No! —exclamó con espanto llevándose las manos al pecho —¡No es eso!

—Entonces, si eres consciente de que no puedes redimirlos por tus medios, ¿cómo pensaste que lo lograrías? ¿siquiera sabes lo que es?

—¿La redención? Pues, enderezar el camino, ¿no?

—¿Y pretender que los pecados por los que estas desgraciadas almas están aquí, simplemente no sucedieron?

Charlie se sintió contrariada.

—Pues… supongo que…

Lucifer se puso de pie, tomando entre sus manos el rostro de su hija, acercándola hacia él.

—Van a matarlos a todos si no consigues que uno solo de tus huéspedes confiese su pecado, y pague la penitencia.

—Yo sé que lo harán, realmente se han esforzado, tienes que creer en ellos.

—¿Se han esforzado? —la voz de Lucifer sonaba a frustración, y el sentimiento de ser un fracaso se intensificó en ella al punto de hacerla llorar —Charlotte —dijo una y otra vez —¿Crees que estos desgraciados están aquí por sodomitas y adictos?

—¿Papá?

—Tienen que confesar su pecado, Charlotte. Una sola alma bastará para conmover a Gabriel, es el más imbécil de todos, ganarás otro año tal vez.

Charlie no supo qué responder. Hasta esa mañana, su optimismo había alcanzado nuevos niveles al descubrir que su más reciente huésped se había negado a participar en una riña callejera, pero esa breve charla había puesto todo en una perspectiva diferente.

Pensó detenidamente en los pasos del proceso de rehabilitación que había determinado: alcohol moderado, no drogas, no peleas, nada de mentir, robar y, sobre todo, nada de tortura, por no hablar de asesinatos.

¿A qué se refería con confesar su pecado?

Pensó en el asunto hasta que la tarde cayó, cuando por fin Vaggie se decidió a llamarla.

—Todos te esperan para cenar.

Parpadeó rápidamente un par de veces, como para liberarse del impacto de las palabras de su padre.

—¿Cenar? —preguntó distraídamente —¿Tan pronto?

—Hay cielo, has estado aquí todo el día, perdida en tus pensamientos.

Vaggie se acercó, poniendo las manos en sus hombros.

—Desde que tu padre se fue, nadie ha tenido el valor de preguntar qué pasó.

Charlie se puso de pie, enlazando sus manos con las de ella, acercándose lo suficiente como para juntar sus labios.

—Todo va a estar bien, lo prometo.

Caminaron juntas hasta el comedor, que súbitamente había quedado en silencio apenas se percataron de su presencia. Charlie miró a todos, la variopinta congregación de personajes se resumía, principalmente, a parias sociales, adictos y trabajadores sexuales que, aún sin el exterminio anual, conformaban la primera fila de víctimas del infierno.

Pisoteados, humillados, vejados, lo suficientemente fuertes como para no morir fácilmente y regenerarse en la misma miseria por toda la eternidad, pero no tanto como para subir en la escala de poder.

El único overlord, era Alastor, por eso tenía la cabeza de la mesa, frente a ella, aunque solía justificarlo diciendo que se debía a la sociedad que lo convertía en administrador, y no a la marcada jerarquía despótica del infierno.

—Angel —dijo, mirándolo mientras este se metía un bocado a la boca.

Él era su primer huésped, el que había cambiado tanto en todo ese tiempo. Tenía la seguridad de que sería el primero en lograr irse de ahí.

—¿Cuál dirías que es tu pecado?

—¿Mi pecado? —preguntó de vuelta, luego de tragar —. Nena, yo no tengo UN pecado, mi lista es algo extensa, eso ya lo sabes —continuó, colocando dos de los cuatro brazos sobre la mesa, haciendo ademanes con los otros dos —, pero si quieres reducirlo a uno, puedes escoger: adicción, robo, fraude, prostitución. Quizás el principal, y aunque no fue a propósito, sí fue mi culpa, suicidio.

Charlie bajó la mirada.

"Confesar su pecado y pagar la penitencia"

El pecado estaba confesado, pero parecía más orgulloso que arrepentido, con todo y que llevaba seis meses limpio.

—Mañana será la purga anual —susurró.

—Sobre eso —la voz aguda, casi llorosa del más reciente de sus huéspedes se sobrepuso al silencio abismal del comedor —¿El hotel es considerado territorio neutral?

—¿Territorio neutral?

—Me refiero… yo… yo no estoy listo… sé que no lo estoy, y si me quedo fuera… yo… yo…

—Tranquilo —respondió sonriendo —. No sé si los ángeles lo consideren neutral, pero podemos contar con Alastor para cubrir la retaguardia, ¿no?

—Por supuesto, querida —respondió con su tenebrosa sonrisa.

—¿Lo ven? Todo saldrá bien.

—Entonces, ¿por qué lo mencionas?

Respiró profundamente.

—Porque recibiremos la visita de uno de los hermanos de mi padre.

Los cubiertos cayeron sobre los platos casi al mismo tiempo, y por una fracción de segundo incluso la sonrisa de Alastor pareció reducirse.

—¿Quién? —preguntó él, intentando sonar casual, pero incluso el usual ruido de fondo que caracterizaba su voz, pareció silenciarse, como el locutor que hablaba fuera del aire.

—Gabriel, según dijo.

Si antes se podía considerar que el silencio era abismal, en ese momento escaló de nivel. Una opresión en el estómago, un nudo en la garganta, algo les quitó el apetito a todos y solo Alastor terminó de cenar.

Uno a uno, todos se retiraron a su habitación, sin dirigirse la palabra.

—¿Quieres que me quede? —preguntó Vaggie poco antes de que Charlie entrara en su pieza.

—No. Acordamos que nadie compartiría habitación. No estamos exentas de nuestras propias reglas.

Vaggie MN se sujetó el codo con una mano, tenía la mirada esquiva, pero no debido a su rechazo, que era normal y comprensible, sino esa sensación amarga que había dejado el anuncio de la cena.

—Oye, todo estará bien. Has dado lo mejor de ti para que esto funcione, ellos lo verán. Y sé que no podrás evitar el exterminio de mañana, pero es el primer paso. Un arcángel vendrá, tu idea llegó a oídos en el cielo, esto es simplemente maravilloso.

—¡Tienes razón! —exclamó con un fingido entusiasmo, más falso que las disculpas de Angel cuando se comía la última popsicle de la nevera —¡Mañana será el gran día! ¡Y no importa si esa perra rabiosa del noticiero se sigue burlando de nosotros! ¡Le demostraremos a los ángeles que los demonios pueden redimirse!

Vaggie le sonrió tímidamente, armándose de valor para acercarse y darle un beso.

—Todo estará bien —fue su turno de decirlo —. Descansa.

Pero lo cierto fue que Charlie no pudo siquiera cerrar los ojos en toda la noche.

"Confesar su pecado y pagar la penitencia"

—¿Cuál es tu pecado, Angel? —preguntó quedamente —¿No apreciar tu vida lo suficiente?

Finalmente llegó el amanecer. Las trompetas desgarraron los cielos, haciendo temblar la ciudad, hubo un destello luminiscente, más brillante de lo que ningún demonio había visto jamás, y la caótica ciudad se sumió aún más en la anarquía.

—No puedo hacerlo —dijo Angel sin atreverse a bajar las escaleras, aferrándose con todos los brazos del costado derecho a la baranda. Detrás de él, el resto de los huéspedes.

Charlie sonrió de medio lado.

—Por favor, no te mortifiques. Quédense adentro —les dijo —. No se preocupen por nada, lo arreglaré. Razzle y Dazzle estarán protegiendolos.

Charliee empezó a bajar las escaleras del pórtico del hotel, y con ella, solo Alastor.

—Déjame esto a mi. Pero sino funciona, ¿podrías ayudar a Vaggie, al menos por otro año? —preguntó ella mirándolo por sobre su hombro.

Alastor ladeó la cabeza, creyendo adivinar sus pensamientos, pero sin comprender realmente cómo podía ella creer en semejante plan tan desesperado y absurdo. No dijo nada, aunque su sombra parecía reírse. Los ángeles exterminadores estaban ahí, luciendo sus armaduras y máscaras sonrientes, con las lanzas en las manos.

—Hola —saludó Charlie con cierta timidez —. Este es el hotel… Hazbin Hotel. Mi nombre es Charlotte Magne, pueden llamarme solo Charlie, soy la gerente. Realmente agradezco el tiempo que se han tomado para venir aquí primero.

Los ángeles seguían en silencio, así que respiró profundamente, avanzó dos pasos y levantó el rostro abriendo los brazos levemente.

—Pero realmente lamento informarles que, por el momento, ningún huésped del hotel se siente preparado para ser juzgado. Lo siento, no pueden entrar.

El ángel a la derecha del líder de la comitiva, movió lentamente la cabeza hacia un lado, adelantándose a su grupo e inclinando su lanza hacia Charlie, pero ella no se movió de su sitio, así que su muestra de insolencia pareció hacer reaccionar a los demás que empezaron a avanzar.

Vaggie salió corriendo del hotel sin que nadie tratara realmente de detenerla.

—¡Charlie se ha esforzado más que nadie en hacer que esto funcione! ¡Solo hemos tenido un año para luchar contra toda la mierda del infierno!

Se puso entre Charlie y las lanzas, aunque ella trató de apartarla en vano, pero no fue capaz de moverla siquiera un poco.

—Está bien Vaggie, soy responsable de que no se haya logrado el objetivo, porque nunca entendí bien qué es la redención, así que tengo que asumir la responsabilidad por no saberlos guiar.

Vaggie la miró con horror, y luego a los ángeles. Las sonrisas en sus máscaras eran espeluznantes, y cuando uno de ellos levantó el vuelo, arrojando su lanza, no pudo detener a Charlie.

Con los ojos en rojo a punto de soltar lágrimas, los cuernos apareciendo por entre su pelo rubio y bordeada de llamas, consiguió golpear la lanza para desviar su trayecto, aun así, esta atravesó la ventana de la sala de estar.

—Por favor, no lo hagan, el hotel puede funcionar —sollozó Charlie extendiendo los brazos, como si con su cuerpo pudiese proteger el desvencijado edificio.

Otro de los ángeles hizo un movimiento con la mano y una luz intensa pulverizó el ala izquierda. El rechinido metálico del barco anclado cayendo acalló el grito de Charlie.

—¡Alastor! ¡Haz algo cabrón hijo de puta! —chillo Vaggie.

—A mí me encomendó otra cosa, querida —respondió él con simpleza y sin dejar de sonreír.

Vaggie gritó con rabia, volviéndose hacia el vestíbulo para tomar su lanza. La había dejado porque respetaba la idea de Charlie de resolver mediante un diálogo, pero dadas las circunstancias, no quedaba más remedio. Chilló cuando el muro se venció. El sitio estaba en tan malas condiciones que la simple sacudida del barco desmoronándose afuera, había derribado algunos muros internos.

Volvió a salir, pero lo que vio, hizo temblar su determinación.

Los ángeles habían levantado el vuelo, formando un ruedo que cercaba el hotel, pero no apuntaban sus lanzas, sino que formaban un halo luminoso.

—No hay manera… ¡Hay que salir de aquí!

Pero Charlie se aferró a la reja del ventanal a su espalda.

—¡Charlie!

Ella no la escuchaba, entonces se dio cuenta de que, al otro lado de ese ventanal, estaba Angel, sin su sonrisa socarrona, sin su mirada pícara de taimado diablo. Su expresión estaba en blanco, con los ojos exageradamente abiertos y la espalda encorvada, como si se estuviera escondiendo detrás de Charlie.

Solo pudo escuchar su corazón latiendo apresuradamente: Charlie no se iba a mover de ahí, no mientras todos estuvieran dentro, el problema era que estaban demasiado asustados como para atender la lógica de un plan de evacuación que los pondría en la mira directa de los exterminadores.

—Charlie, por favor, muévete —susurró.

Ni siquiera intentó decirlo en voz alta, nada la iba a quitar de ahí, por inútil que fuera su esfuerzo. Sintió que había empezado a llorar, que su pecho iba a explotar por culpa de su propio corazón. Entonces, sus pies se movieron por sí mismos, sus manos dejaron caer la lanza y antes de percatarse, ya estaba frente a Charlie, gritando con todas sus fuerzas.

Con los ojos cerrados, recordó las palabras de Lucifer, que escuchó por simple casualidad, y esperaba que el rey del Infierno no le hubiese mentido a su propia hija.

—¡Maté al bebé de mi novia! ¡Yo maté al bebé de mi novia!

Vaggie no podía escuchar nada, ni siquiera su propia voz que repetía una y otra vez lo mismo. Con los ojos cerrados, solo podía ver al bebé en su cuna y a ella con la almohada sobre su cara. Pudo ver sus pequeños pies agitándose, sus brazos tratando de empujarla.

Podía ver los ojos de vidrio del oso de felpa reflejando su rostro inexpresivo.

Podía ver la luz de la luna iluminando vagamente la habitación que ella misma había ayudado a pintar y decorar, y el móvil en lo alto de la cuna dando vueltas.

Pudo ver que, cuando retiró la almohada, había quedado sangre en la nariz del bebé, sus mejillas seguían coloradas con el sofoco, pero empezaba a palidecer, sus ojos entreabiertos estaban mirándola, y una polilla se bebía las lágrimas que se habían quedado impregnadas en su pequeña cara muerta.

—¡Yo maté a mi bebé! ¡Yo maté a Aghata!

—Vaggie…

La voz de Charlie la obligó a abrir los ojos. Estaba de rodillas, bañada en su propio llanto, rodeada por los ángeles que habían bajado, pero insistían en su silencio.

—Lois quería un bebé —susurró, mirando a Charlie —, quería que formáramos una familia, pero no podíamos pagar una inseminación anónima, así que le pidió a un amigo que la ayudara. Lo intenté, intenté quererla como si fuera mía, como si no importara cómo había sido concebida, y lo estaba logrando, la llamamos Aghata por mí. Entonces Lois le mandó una foto a ese cabrón ¡y quería verla! ¡quería que supiera que él era su padre! Lois aceptó, me volví loca, Charlie, yo no era parte de esa familia.

—¿Cómo pudiste vivir con eso?

Las dos se giraron hacia el ángel que lideraba el grupo. Su voz deformada por la máscara era más como un rechinido metálico.

Vaggie bajó la mirada.

—No pude… realmente no pude… y yo…

Se soltó a llorar de nuevo, postrándose a los pies del ángel.

—Aún ahora no sé qué hacer ¡no hay penitencia que valga para lo que hice! ¡ni siquiera puedo ser perdonada! Pero por favor, si hay algo para que el sueño de Charlie pueda hacerse real ¡solo ustedes pueden ayudarla! ¡Un año más! ¡Solo un año más!

El ángel líder caminó y Charlie se arrojó sobre Vaggie cubriéndola con su cuerpo, sin embargo, no tenía pensado atacarla, sino que dejó su lanza en el suelo, llevándose las manos a la máscara, desprendiendo los seguros que la mantenían sujeta a la gola de la armadura.

Charlie jadeó al ver su rostro, era idéntico a su padre, salvo por las facciones que le daban el aire del demonio que era, siendo en este ser, solo las de la serenidad.

—En el pecado está la penitencia —dijo.

En esa ocasión su voz no tenía el frío encubrimiento del metal, sino una melodiosa paz que logró que Vaggie levantara el rostro.

—Si por ira pecaste, librándote de ella estás redimida.

Enseguida a eso, puso la mano sobre su rostro, y como si se estuviese desprendiéndola de una máscara, el tono cetrino de su piel se tornó en uno más bien aceitunado, y el ojo que le faltaba volvió con un simple parpadeo.

Su pelo se levantó, como si se agitaran las alas de la polilla, hasta que tomó la forma de tal, alejándose de ella. Sintió que iba a llorar de nuevo cuando él la recibió en su mano, tocándola con cuidado con el dedo índice de la otra mano, escuchándose entonces la risa de un bebé.

Vaggie se llevó las manos a la cara.

—¡Aghata! —gritó.

—Está bien —repuso el ángel.

—No es por tu culpa que estuviera aquí. Ella estaba con Lois, hasta que decidiste acabar con tu vida, entonces se fue contigo. Al bajar aquí, sus almas se unieron.

Charlie la ayudó a incorporarse, acariciando su cabello con dulzura, besando su cabeza.

—Perdón Vaggie. De verdad que soy tonta. Ni siquiera he podido ayudarte a ti. No creí que tu corazón estuviera sufriendo tanto, solo me he estado preocupando de lo evidente.

—Charlie, no. No es tu culpa.

Gabriel extendió la mano a Vaggie, y esta, aún llorosa y sin querer separarse de Charlie, pero comprendiendo que era la única oportunidad que tenían, se fue con él.

—Nos vemos el próximo año —dijo el arcángel, a la vez que la luz volvía a abrir el cielo.

En el estudio de 666 News, que había enviado un corresponsal para grabar la destrucción del hotel, se preguntaban qué había pasado, por qué no habría exterminio, y la misma pregunta se repitió en labios de todos los que habían estado mirando, listos para celebrar la derrota de la puta hija de Lucifer, que era como lo había anunciado Katie Killjoy.

Solo hasta que el cielo volvió a oscurecerse, fue que Charlie rompió a llorar, y tan propio de ella, dedicó una última canción a Vaggie.

—Yo… yo no puedo hacerlo —tartamudeó uno de los inquilinos —¡No puedo! ¡A la mierda con esta estupidez!

Y salió corriendo, sin que Alastor siquiera intentara detenerlo, mientras que su sombra seguía riéndose.

—Lo sé —susurró, caminando hacia afuera para levantar a Charlie—, esto se está volviendo más interesante.

.

—¿Está bien hacer esto? —preguntó a Gabriel uno de los ángeles quitándose la máscara —¿No hacer el exterminio a cambio de una sola alma redimida?

SUS modos de obrar son misteriosos, y SUS tiempos, perfectos —respondió mientras se quitaba el peto de la armadura—. Una de las semillas que ÉL permitió nacer en el infierno, está creciendo. Su propósito tendrá, podemos esperar.


Comentarios y aclaraciones:

Hasta nuevo aviso, esto es un One Shot, es decir, está terminado, con todo y que quedan mil preguntas, como ¿cuál es el verdadero pecado de Angel? ¿Por qué Alastor es tan desgraciado y qué espera hacer ahora? Husk y Niffty con básicamente el personal, no huéspedes, pero ¿podrían ellos redimirse? ¿Qué hará Katie Killjoy al respecto de que, en este año, ella quedó como estúpida? ¿Cuál es el papel de Lucifer como ex ángel y rey del infierno?

¿Y Vaggie? ¿Qué será de ella ahora?

¿Los ángeles son honestos con lo que pasa? ¿estarán todos de acuerdo con Gabriel?

Tengo algo en boceto para Angel Dust, pero no puedo hacer promesas.

De todo corazón, si alguien quiere responder esas preguntas, puede hacerlo, solo avísenme para ir a leerlos.

En fin, ¡gracias por leer!