APRENDIENDO A SER UN HOMBRE

Ranma ½ y sus personajes no me pertenecen. Son propiedad y obra de la gran Rumiko Takahashi.

Capítulo I: NODOKA

Es invierno en la lejana Prefectura de Akita, por todo el lugar hay indicios de la última nevada, el color natural del follaje de los árboles ha sido reemplazado por el blanco de los finos copos de nieve, a las afueras de la ciudad en lo alto de una colina, resalta una única construcción de estilo clásico japonés, se trata de una casa de buen tamaño cercada por bardas en color blanco, un sendero de rocas atraviesa su jardín también cubierto por la nieve, la casa se encuentra en perfecto estado de conservación, el interior es cálido y denota buen gusto en su decoración, parece que fue diseñada para una familia numerosa, sin embargo, solo esta habitada por su dueña Nodoka Saotome, quien a base de arduo trabajo había adquirido la propiedad algunos años después de que Genma y Ranma partieran a su viaje de entrenamiento. Ella sueña con que algún día cada una de las habitaciones sean habitadas por Ranma, su esposa y sus descendientes.

Nodoka tenía por afición escribir cada noche en su diario, no eran notas rigurosas de su día a día, sino registros de sus ideas, sus sueños, sus miedos, todo lo que pensaba y sentía estaba ahí, era su forma de desahogarse, de sobre llevar esa soledad a la que estaba sometida por una promesa, para ella representaba un pacto sagrado, pues como descendiente de una casta de guerreras Samurái sabía que estaba en juego el honor de su propia familia.

Justo esa noche se cumplían quince años de su partida, desde entonces para ella fue como si el tiempo se hubiese detenido, tuvo que guardar todo ese amor de madre que tenía para Ranma, tuvo que renunciar a verlo crecer, a enseñarle sus primeros pasos, la separación fue terrible para ella, Ranma no tenía ni el año de edad, estaba segura que su hijo no la reconocería cuando se volvieran a ver, que no habría en su memoria ninguna huella de su existencia.

Nodoka se preguntaba desde el fondo de su corazón si esa separación realmente era necesaria, Genma argumentó cosas que solo le partieron el alma, le dijo que ella sería nociva para el desarrollo de su hijo, que Ranma no podría llegar al máximo de su potencial si tenía tantas comodidades, ella sintió que era mentira, pues la casa en donde vivían era más bien modesta, apenas con lo básico, tampoco estaban bien económicamente, Genma se la pasaba fantaseando con un gran futuro, pero el presente de la joven familia era más bien inestable, cuando surgió esa locura de que se irían lejos ella trató de persuadir a su testarudo esposo, pero no lo consiguió, a cambio solo obtuvo una garantía, Ranma debía convertirse en un gran artista marcial en un hombre entre los hombres, de no ser así ellos cometerían el seppuku.

Nodoka quedó muy impresionada al escuchar la palabra Seppuku, para ella con ancestros Samurái no podía existir una garantía más honorable, en ese momento fue consiente del llamado que tenía Ranma a ser un gran guerrero, se sintió egoísta al querer atar a su hijo a una vida común, desde ese momento ella se convirtió en la guardiana de esa promesa, así que confiando en que su esposo haría un buen trabajo, los dejó partir aquella noche de invierno.

Su vida fue dura, escuchaba rumores de que su esposo la había abandonado, llenó sus días dando clases de Katana hasta convertirse en la maestra más respetada de la región, ocasionalmente le entristecía la ironía de que ella transmitía su arte a todo aquel que estuviera dispuesto a someterse a la disciplina, pero nunca al verdadero heredero de su linaje.

El tiempo siguió pasando y Genma se comunicaba cada vez menos, él solía enviar alguna postal con algún saludo escueto cada que se quedaban en algún lugar por mucho tiempo, nunca profundizaba en cómo estaba su hijo o en los progresos de su entrenamiento, Nodoka no sabía si Ranma alguna vez pensaba en ella o si la extrañaba, ignoraba si él dormía bien, nunca recibió una fotografía, así que tampoco sabía a quien se parecía más, de su ultimo día juntos solo recordaba unos ojitos azules que la observaban sin comprender por qué la vida los estaba separando.

En la última postal que Nodoka recibió, Genma le explicó que aún no estaba satisfecho con el entrenamiento de Ranma y que por ese motivo harían un viaje a las pozas encantadas de Jusenkyo en China, después volverían a Japón a visitar a su viejo amigo Soun Tendo. Ella no volvió a saber de ellos, la angustia la consumía todos los días, pensaba en toda la clase de peligros a los que se pudieron haber enfrentado en ese desconocido país, pensó en ir a buscarlos, aún sabiendo que según la promesa ellos serían los que debían volver algún día.

Para el cumpleaños 17 de Ranma, Nodoka no tuvo un sitio a donde dirigir una carta de felicitación para su hijo, fue entonces cuando decidió no esperar más, tomó entre sus manos esa última postal de su esposo y se dirigió hacia Nerima Japón con la esperanza de encontrar la casa de Soun Tendo, quien había sido compañero de entrenamientos de Genma en su juventud, ella no le conocía, ambos amigos habían tomado cada quien su rumbo años antes de que ella conociera a Genma. Nodoka como cortesía envió una nota a la casa de los Tendo informándoles que los visitaría.

La noticia cayó como bomba a Genma Saotome, siendo fiel a su naturaleza cobarde trató de escapar sin dar mayor explicación pero Soun no se lo permitió. Todos en la familia se preguntaron con intriga, quien sería esa tal Nodoka que tanto había perturbado al tío Genma, de acuerdo a su perfil de vividor, no les fue difícil imaginar qué podría deberle a esta pobre mujer, dinero, comida, un nuevo compromiso, podía ser cualquier cosas. Genma sintiéndose acorralado y suplicando que los dejaran ir, terminó confesando que se trataba de Nodoka Saotome la madre de Ranma.

-¡No sabía que Ranma tenía una madre!.-Dijo Nabiki sorprendida mientras iniciaba con los cálculos para vender esa jugosa noticia.

-¡Es increíble!.–Akane quien también estaba muy impresionada se llevó ambas manos al pecho, sintió un vacío al pensar que eso jamás le podría pasar a ella, pues su madre había muerto muchos años atrás, al mismo tiempo se sintió feliz por Ranma, aunque realmente no estaba entendiendo qué pasaba, ellos jamás habían mencionado una sola palabra sobre ella, volteo a ver a su prometido esperando encontrar una respuesta, pero le pareció que él estaba igual de confundido.

-¿Mi madre?.-Ranma estaba visiblemente aturdido, era consiente de que todas las miradas estaban sobre él, en su cabeza repetía una y otra vez el nombre de su madre, esperando encontrar algún recuerdo, por más remoto que fuera, pero no ocurrió, no sabía cómo sentirse al respecto, no importaba que tanto forzara su mente, solo aparecían él y Genma, Ranma creció con esa incógnita en su corazón, la lógica y la biología le decían que sí debía tener una madre, como cualquier otro niño, pero desconocía qué había sucedido, su padre nunca le habló de ella, no sabía si los había abandonado o si ya había muerto, solo tenía la certeza de que no estaba con él, siempre obtuvo un gran silencio, incluso en ese momento.

-¡Saotome! le exijo una explicación en este momento.-Le dijo Soun tomándolo violentamente del cuello de su ropa de entrenamiento.

-No hay tiempo para dar explicaciones Soun, solo le pido que nos deje ir en nombre de nuestra amistad. –Todos se alarmaron ante la negativa de Genma, qué podía ser tan terrible como para hacerle palidecer y desear estar en el otro lado del planeta, antes que alegrarse por ese reencuentro. Genma se soltó del agarre de Soun e intentó desesperado noquear a Ranma que se negaba a cooperar con su huida, todos lo veían con recelo, él solo repetía que debían irse que si ellos se quedaban ocurriría algo terrible.

Mientras Genma pataleaba y suplicaba como si su vida estuviera de por medio, se escuchó con claridad que alguien tocaba la puerta, la recién llegada se anunció como Nodoka Saotome, los Tendo salieron a recibirla como si fuera una más de la familia, de hecho lo era, se trataba de una mujer de mediana edad muy hermosa, su piel era clara y lucía tersa, tenía facciones finas, muy femenina, llevaba un kimono azul marino, su cabellera negra estaba recogida hacia atrás con un prendedor plateado, sus ojos azul cobalto irradiaban una gran paz, apenas al llegar generó una gran simpatía y admiración, su porte y gallardía hablaban por ella, el indiscutible parecido con Ranma eliminó cualquier duda sobre su parentesco, estaba ante ellos la matriarca de la dinastía Saotome.

-Nodoka sea bienvenida a nuestra casa.-Dijo Soun entre lágrimas mientras hacía una respetuosa reverencia junto con sus hijas, de inmediato la pasaron al comedor para que estuviera más cómoda, no tenía mucho equipaje solo una bolsa de mano y de su espalda colgaba un objeto cilíndrico alargado que tenía un envoltorio café.

-Muchas gracias Señor Tendo, sé que ustedes han acogido a mi esposo y mi hijo en su hogar, estoy profundamente agradecida por ello.-Dijo con una sonrisa sincera y cautivadora.

-No hay nada que agradecer, Genma es para mí un gran amigo, lamentablemente tanto él como Ranma se encuentran de viaje de entrenamiento, sin duda van a estar felices de encontrarse más adelante con usted.

-Es una lástima que mi hijo y esposo no estén aquí, tenía una gran ilusión de encontrarlos, saben, no he visto a Ranma desde que salieron a su viaje de entrenamiento cuando él era solo un bebé.-Lágrimas de sufrimiento se asomaron de inmediato en sus hermosos ojos azules, nadie se explicaba cómo es que una mujer de su categoría se pudo haber fijado en Genma, a todas luces un vividor y bueno para nada.

Akane se apresuró a proporcionarle un pañuelo, podía sentir el dolor y la soledad de sus palabras, se preguntó qué pudo haber ido tan mal como para haber tenido que separase de su hijo.

-Ojalá tenga más suerte en su próxima visita.-Mintió Soun no muy seguro de sus palabras, no entendía del todo por qué debía mentirle a esa gran mujer que llevaba tanto tiempo sin saber de su esposo e hijo, le parecía muy cruel.

En ese momento Nodoka escuchó el ruido de una pelea al exterior de la casa, corrió emocionada hacia el jardín pensando que podría tratarse de Ranma, pues creyó haber oído la voz de un chico, al salir se encontró con una enojada adolescente de cabello rojo siendo inmovilizada por un oso panda, ambos estaban mojados, discutían sin percatarse de que estaban siendo observados por todos.

Nodoka se decepcionó al ver que no se trataba de su hijo, de hecho recordó que ya había tenido un encuentro con esa chica pelirroja, era la misma a quien había tratado de ayudar a salir de un arrollo ese mismo día por la mañana, un mal calculo en el peso dio como resultado la caída de ambas al agua, había sentido una simpatía inmediata por esta chica, no se explicaba por qué al tenerla cerca su corazón latía acelerado, sentía la necesidad de proteger a esa chica desconocida, de hecho ante la mirada atónita de todos, de una elegante patada mandó al panda hacia la barda perimetral liberando a la chica de su yugo, la ayudó a levantarse y a sacudir sus ropas.

Más tarde con todos reunidos en el comedor, Nodoka explicó a los Tendo sobre la solemne promesa que tenía que cumplir, que si su hijo a esa edad no era un hombre entre los hombres debería cometer seppuku, dándoles muerte a ambos, un rayo de comprensión atravesó a todos, Ranma era la mitad del tiempo una mujer, solo en cuerpo, su mente seguía siendo la de un chico, sin embargo, en su versión femenina poseía un cuerpo de diosa y un increíble carisma, que tal vez podría poner su masculinidad en entre dicho.

Ranma palideció, sintió una gran ira hacia su padre que una vez más le había jodido la vida, esta vez, tal vez literalmente, qué clase de padre comprometía la vida de su propio hijo, le pareció que era una gran ironía haber caído en ese estanque de Jusenkyo que justo lo convertía en una chica.

-Por cierto aún no sé tu nombre.-Dijo Nodoka dirigiéndose a la distraía chica pelirroja, el ambiente se puso muy tenso, todos de manera inconsciente contuvieron la respiración y dirigieron su mirada hacia Ranma. Genma en forma de panda escribía letreros desesperado, tratando de persuadirlo.

-Bueno… yo… me llamo Ranko, soy prima de Akane y sus hermanas.-Rió de manera histérica, no entendía del todo por qué debía mentir, le parecía injusto, pero sin duda había preferido la vida.

La charla avanzó hacia temas menos mortíferos, así fue como Nodoka supo que Ranma estaba comprometido, que Soun y Genma habían decidido unir las escuelas de combate libre, de manera que por las venas de sus herederos corriera la sangre de la dinastía Tendo Saotome. Nodoka anotó mentalmente que debía actualizar su imagen de Ranma siendo un bebé a la de un hombre que incluso estaba por casarse, en cuanto supo que la menor de las hijas de Soun sería su nuera, sintió una gran simpatía por Akane Tendo, estaba cautivada por su hermosura y sencillez, le pareció perfecta para Ranma, así que quien mejor que su novia para saciar su curiosidad sobre cómo era su hijo.

-Y dime Akane ¿Te parece que Ranma es un hombre entre los hombres?.- Nodoka sorprendió a todos por su pregunta tan directa, Akane sorbió nerviosa su taza de té, se dio tiempo para contestar con un esquivo monosílabo.

-Mmmm, sí… -Ranma se sintió ofendido ante la respuesta insegura de su prometida, supo que mientras él estuviera en su forma de Ranko, no podía hacer nada para impresionar a su propia madre o decir algo a su favor.

-¿Crees que Ranma es varonil?-Los ojos mar de Nodoka resplandecían con ilusión.

-Pues… sí.

-¿Y es apuesto?

-Sí….

-¿Y caballeroso?

-Sii…

Ranma se estaba poniendo muy tenso con el interrogatorio a su prometida, era muy notoria la falta de sinceridad en sus respuestas, no entendía por qué dudaba tanto, era una realidad que no tenían la mejor relación, pero si su vida estaba en juego, le parecía que Akane debía ser más empática con su situación y proyectar hacia su madre una imagen favorable de su persona. Afortunadamente para él, Nodoka pareció no darse cuenta de todo aquello, solo se quedó con las respuestas afirmativas que ella anhelaba escuchar.

A partir de ese día la vida familiar de los Tendo y Saotome se convirtió en una locura, Nodoka llegaba de sorpresa y estaba resultando cada vez más complicado sostener la mentira, cuando parecía que Nodoka y Ranma estaban cada vez más cerca de tener ese encuentro madre e hijo, Genma boicoteaba los avances, también sucedieron varios incidentes en los que a ella le pareció ver un hombre vestido de mujer, siempre huyendo, ese no podía ser su Ranma, un hombre de verdad debía dar la cara. Finalmente un día todo se descubrió, el corazón de Nodoka se lo gritaba, Ranko y Ranma eran uno solo, su anhelado hijo por fin estaría con ella, entendió que se trataba de una maldición, para ella fue claro que el cambio en su cuerpo no cambiaba la esencia de quien era su hijo, por dentro seguía siendo el mismo en su corazón y en sus pensamientos.