Rurouni kenshin no me pertenece, es propiedad de otro señor que no soy yo, "y de cuyo nombre no quiero acordarme". (No, El Quijote, tampoco me pertenece, ese sí que se que le pertenece a Cervantes)

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En la ciudad de Kyoto, en una de sus tortuosas calles, había un dojo donde se estaba produciendo una discusión enérgica entre las personas que allí habitaban.

-¡¡¿Qué?!!!- Gritó una voz adolescente. Al parecer no había recibido las noticias que él esperaba oír.

-Pues que Himura y Kaoru san vienen de visita.

-¡¡Mamá!! Por favor, ¿No puedo irme del Aoya mientras estén ellos aquí?- preguntó el adolescente.

-¿Qué pasa aquí?- preguntó Aoshi; el antiguo Okashira entró en la cocina donde su mujer y su hijo discutían mientras Misao servía el desayuno.

-Tu hijo está enfadado- respondió Misao.

-¿Por qué?

-Papá, te lo suplico, cuando vengan Himura san y Kaoru san déjame que me vaya, mándame a alguna misión facilita o algo, pero no quiero estar aquí cuando ellos vengan.

-Pero si siempre te has llevado muy bien con Kenji kun, Hannia- dijo Misao alentándolo.

-¿Papá? Por favor - dijo mientras miraba con ojos suplicantes hacía su padre, puede que pudiera convencer al ex okashira, desde luego a su madre no la iba a convencer.

-Ya has oído a tu madre.- respondió tajante el padre.

-Pero..

-No hay peros que valgan - interrumpió Aoshi.- Te quedas aquí, no vas a ser un maleducado delante de nuestros invitados, son nuestra familia Hannia.

Misao se acercó a su marido y le puso una mano en el hombro.

-Hannia, tesoro, ¿por qué quieres irte?, siempre te gustaba ir a Tokio o que ellos vinieran a Kyoto, siempre te ha gustado jugar con Kenji kun o entrenar con él.- agregó Misao como diciéndole a su hijo "explícamelo, que no lo entiendo"

-Haru- respondió secamente el muchacho- No la aguanto, la odio, es una pesada, mimada y siempre me fastidia, como aquella vez en que me caí al río y casi me ahogo por su culpa.- Dijo en un suspiro.

-Bueno Hannia, pero Haru habrá crecido, además ya no os va a interrumpir en vuestros juegos a ti y a Kenji kun, no tenéis precisamente edad para jugar, ya no sois unos niños.

-Seguro que se las arregla para amargarme, esa niña mimada de papá- refunfuñó.

-La primera en la frente Hannia kun- le dijo sonriendo su padre- por el momento, te trasladas, ella dormirá en tu cuarto y tú y Kenji kun dormiréis juntos.

-¡¡¿Qué?!!¿Estás de broma, no?- preguntó incrédulo.

-No es la verdad, además hazlo los cambios lo antes posible, llegan esta tarde.

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En Tokio, en una de las vías que conducían hacia las afueras de la ciudad, se situaba un viejo dojo de aprendizaje de espada, desde la calle, se podían oír los ruidos de cosas cayendo, gente gritando como si la guerra hubiese estallado, claro que, todos sabemos lo que supone irse de vacaciones.

-¡Qué bien! ¿Eh Kenshin?- preguntó una mujer de cabello negro obscuro y ojos azules.

-Sí, es una suerte poder ir de vacaciones todos juntos, ya tenía ganas.- Dijo un hombre de pelo rojo, cuerpo cultivado y ojos color malva- va a ser MUY divertido- dijo mientras le hacía cosquillas a su mujer en el cuello.

-Kenshin para, este no es el momento, hay que dejar todo listo, el tren sale dentro de dos horas.

-Mou!- dijo él imitando la muletilla de disconformidad de su esposa.- Iré a ver que hacen tus hijos.

-¿Mis hijos? ¡¡Kenshin!! ¿Por qué cuando hacen algo malo son mis hijos y cuando hacen algo bueno son los tuyos? ¿Umm?- preguntó indignada.

Kenshin rió y la besó fuertemente en los labios, le acarició el rostro y le murmuró - Para ser una abuelita de treinta y ocho años sigues siendo una niña.

-Mou Kenhsin yo no soy vieja, tú lo eres más.- le dijo mientras le sacaba la lengua y cruzaba los brazos en su pecho.

-Kenshin rió fuertemente y le dio una palmada en el trasero se acercó a su oreja y le mordió el lóbulo- Ya te enseñaré esta noche lo viejo que estoy.

Kaoru se pudo roja como un tomate y le dio un empujoncito juguetón echándolo de la habitación.

En otra habitación del dojo Kamiya.

-Kenji, devuélveme eso- dijo una chica de unos dieciséis años a su hermano pelirrojo.

-Ni en tus sueños, ¡Vamos Haru! ¿No puedes correr más? Deberías
adelgazar.

-Mou Kenji. ¡¡¡Dame mi obi!!!

Haru era una hermosa adolescente de un increíble parecido con su madre
cuando ésta era joven, tenía el pelo negro, pero los ojos eran los de su
padre, ojos de color malva, profundos, podías perderte en ellos, tenía
una complexión delgada y frágil, una cintura minúscula, piel blanca y
piernas delgadas.

Kenshin entró en ese momento, parecía que su hijo mayor estaba haciéndole
de las suyas a su niñita, a su hime-chan del alma.

-¡¡Kenji!!-gritó Kenshin- devuélvele lo que le hayas quitado a tu
hermana, ya- ordenó.

Haru miró a su padre y luego miró a su hermano con una mirada victoriosa,
recogió el obi de las manos de su hermano con una posición triunfante
"mira lo que pasa Kenji cuando te metes conmigo "Decía la mirada de Haru"

"Mira lo que pasa cuando te metes con la niña preferida de papaíto" pensó
Kenji.

-¿Has recogido todas tus cosas ya Kenji?

-No papá.

-Pues a ver a que estás esperando.

Kenji se fue hacia su habitación con la mirada pesada, su hermana siempre
ganaba cuando su padre estaba delante, pero ella no tenía nada que hacer
con Kaoru, Kenji sabía que todo lo niña de papá que era Haru con Kenshin
, lo era él con Kaoru.

Su madre siempre se ponía de su lado, le defendía en todo, su padre, era
severo con él, aunque nunca le negó un cariño, era duro, pero amoroso y
cariñoso, pero con Haru. con Haru nunca era severo o duro, siempre la
mimaba y le dejaba hacer lo que quisiera ella, su madre era más dura con
ella, pero igualmente, su hermana, era la mimada de la casa.

Con estos pensamientos terminó su maleta y se fue hacia el patio del dojo
donde todos le esperaban ya animosos y ansiosos por coger el tren a
Kyoto.
Todos juntos, y con Kenji y Kenshin cargando las innumerables maletas de
las mujeres de su vida, se fueron hacia la estación.

El humo en la estación era una cortina impenetrable de vapor grisáceo que apenas dejaba ver el otro lado de la vía, esta era un ir y venir de gente que se tansformaban como en pequeñas mareas humanas; la serpiente de hierro rechinaba y chillaba como una bestia a punto de ser devorada, era ella la que parecía devorar en su interior a los pasajeros que en ella se adentraban.

Haru estaba eufórica, desde luego adoraba el viaje hasta Kyoto, adoraba ir además durante la fiesta de primavera porque eso significaba ver muchas tiendas y puestecitos de abalorios y prendas de vestir, que ella pensaba comprar, gracias al dinero de su papá, y el de su, siempre dulce con ella, abuelo Hiko.

Subieron al tren y se acomodaron en la habitación que Kenshin había encargado para el viaje. La comodidad del vagón, y la deliciosa comida que Kaoru había preparado para el tren hicieron del viaje un trayecto corto, cuando menos se lo esperaban, estaban ya en Kyoto, era media tarde, al sol, le faltaban aún horas por caer.

Kenshin y Kenji cogieron los bultos de ambas mujeres de la familia, y estas dos bajaron rápidamente del tren, sobre todo Kaoru, que se abalanzó fuera del vagón y del tren con la esperanza de abrazar a su amiga del alma Misao.

Misao estaba allí en la estación, el humo y la gente no la dejaban ver, buscaba entre caras desconocidas algún rostro familiar, un destello rojo, unos ojos azules, un "mou" o un "oro" escuchados desde la lejanía.

De repente los vio, allí estaban los cuatro.

-Mira anata, allí están.

-¡¡Kaoru chan!!, ¡¡Aquí!!- dijo mientras agitaba los brazos en el aire entusiasmadamente para que pudieran verla.

Kaoru salió corriendo hacia ella, y le dio un gran abrazo, poco a poco llegaron los demás y se fue completando el reencuentro.

Misao:- Caramba Kaoru que guapa estás, ¡Haru san, como has crecido, te pareces a tu madre! Kaoru- Gracias Misao chan, si que es verdad que está crecidita, pero Kenshin piensa que no, ¿verdad Kenshin?

Misao rió:- Vamos, podemos hablar mientras vamos hacia el Aoya, hoy hace calor.

Kenji: Ano.. Tía Misao, ¿Dónde esta Hannia? Tengo ganas de verle.

Misao se puso nerviosa, en realidad había quedado con su hijo en que iría con ella y con Aoshi a recoger a Himura y los suyos a la estación pero de alguna manera, Hannia se había escaqueado.

Aoshi:- Ha tenido que ir a un recado Kenji kun, espero que no te importe.

Kenji: -No Aoshi san, es sólo, que eso.. Tenía ganas de verle.

Aoshi: - Le verás, tranquilo.

Charlando de sus cosas se fueron caminando hacia el Aoya, donde les esperaba una deliciosa merienda, merienda que tomaron sin Hannia, a quien la tierra, parecía haberse tragado. Kaoru y Kenshin decidieron echarse una siesta para recargar fuerzas por el viaje, aunque, Kenshin no dejó a Kaoru dormir mucho rato, digamos que las vacaciones ponían "alegre" al ex -rurouni.

Haru decidió deshacer maletas y arreglar el cuarto que iba a ser suyo por el próximo mes. Después ella y Kenji, irían a ver al abuelo Hiko.

En la cocina, Aoshi y Misao fregaban los restos sucios que habían quedado de la merienda.

-Aoshi, ¿Dónde estará Hannia?

-No te preocupes Misao, habrá huido, pero volverá antes de las diez, te lo aseguro, él conoce las consecuencias de llegar más tarde de lo acordado.

Misao le sonrió, y continuó fregando y secando.

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La tarde había pasado amenamente para todos, Kenji había regresado sólo de la montaña y cansado, al parecer, Hiko le había obligado a bajar varias veces a la ciudad para comprar cosas para que su nieta pudiera estar a gusto la noche que iba a pasar con él en la cabaña, después, con el entrenamiento de Kenji, no quedaría espacio, y mucho menos, atención que dedicarle a su niña, porque centraría su concentración en el entreno de Kenji.

Kenji odiaba esta situación, su hermana, era también la perlita de su abuelo, y él, era el maltratado, el hijo del baka deshi, el nuevo baka deshi del Maestro Hiko.

Llegó al Aoya por la noche, aún el sol no se había escondido del todo, pero la luz clara, era ya inexistente. Sus padres según Aoshi, seguían dormidos, y Hannia, aún no había vuelto de "el recado"

Kenshin y Kaoru se levantaron al fin con el olor de la cena cocinándose, Kaoru se quejó a su marido porque habían dormido demasiado, y esa noche no podrían dormir, a lo que Kenshin respondió con una sonrisa pícara, "sino podían dormir por la noche, mejor" pensó.

Se levantaron y se dirigieron a la cocina, donde sólo estaba Misao cocinando, Kaoru se unió a ella.

Aoshi y Kenji estaban en el despacho del primero, mirando unos documentos según Misao, Kenshin descubrió que los "documentos" eran en realidad dibujos de mujeres muy bellas, poco ataviadas o sin ataviar.

Eran ya las nueve y media pasadas cuando llegó Hannia, entró directamente en su habitación, su padre le oyó llegar desde la mesa donde estaban sentados los comensales, se disculpó, y se dirigió al cuarto de este.

Aoshi:- Ya era hora, tu madre se moría de los nervios, nos has hecho quedar muy mal Hannia, y además, he tenido que mentir por tu culpa.

Hannia: Lo siento, no quería verla, ya sabes. Pero. ¿qué es todo esto?

Aoshi:- Las cosas de Haru san, se quedan un mes Hannia, aprende a convivir con ellos. Por cierto, ella no está aquí.

Hannia-¿No ha venido?- preguntó esperanzado.

Aoshi- Creía que eras un buen ninja hijo, ¿Qué no estás viendo sus cosas? Claro que ha venido, pero pasará esta noche en la cabaña de Seijuro Hiko. Ven a la cocina, Kenji tiene ganas de verte.

Ambos se dirigieron a la cocina donde todos pararon al ver entrar a la nueva figura, hacía tres años que no veían a Hannia, él prefería quedarse en Kyoto cuando sus padres iban a Tokio, y cuando Kaoru y Kenshin solían venir a Kyoto, él simplemente no estaba. Kenji era el que más contacto de los Himura tenía con él.

Kenji:- Hannia, ¿qué tal?

Hannia:- Bien. ¿Y tú Kenji?

Kenji:- ¿No me ves?- rió- mejor que bien, no me quito a las mujeres de encima.

Hannia rió, y a todos les cayó una gota de sudor por el cogote.

Misao:- Hannia, no seas maleducado, saluda a Kaoru y a Himura.

Hannia:- Lo siento mucho Himura san, Kaoru san- hizo una reverencia.

Hannia se sentó a la mesa justo junto a Kenji.

Kaoru:- Eres igualito a tu padre, antes te parecías más a tu madre.

Misao:- Sí, pero de unos años atrás a aquí empezó a parecerse a Aoshi, y mírale, igualitos- dijo suspirando.

Hannia:- Me alegro mucho de que hayáis venido. ¿Cómo va todo por Tokio?- se interesó.

Kenshin:- Bien, sigo haciendo trabajos para la policía, y el dojo va muy bien.

Kenji:- Aún así nos viene justo el dinero para pagar los caprichitos de mi hermana- interrumpió Kenji.

Hannia rió "Lo sabía, sigue siendo la mimada pija que siempre fue, no se como voy a convivir con ella".

Terminaron de cenar y charlaron agradablemente, después se fueron todos a dormir, sólo que algunos, no durmieron.

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Hannia se levantó pronto junto con Kenji, Kenji se iba a la montaña de Hiko, quería entrenar unos días, y Hannia, tenía que poner una excusa para poder salir de casa antes de que Haru volviese.

Kenji:- Buenos días tía Miso, que bien huele- dijo refiriéndose al desayuno- ¿Y mis padres?

Misao:- Aún no se han levantado Kenji kun, ¿por qué no desayunas tú?

Kenji:- Muchas gracias, sí, así me iré antes a la cabaña del Maestro.

Misao:- ¿Y tú Hannia?

Hannia:- Sí mamá, tengo hambre. Misao les dispuso la mesa y llamó a Aoshi para que todos compartieran un agradable desayuno, Kenji pensó que los desayunos en el Aoya eran bastante más tranquilos que en el Dojo. Apenas habían empezado parecieron en la cocina Kenshin y Kaoru, que tenían ya sus propios planes.

Misao:- ¿Qué vais a hacer hoy Kaoru chan, Himura?

Kenshin:- Pasaremos el día en la cabaña de Hiko, y luego iremos al cementerio, queremos presentarle nuestros respetos a Tomoe san.

Kaoru: Sí, y llevarle unas flores y limpiar la tumba, nadie se ocupa de ella, y merece tener un lugar decente ¿Verdad anata?

Kenshin: Hai Kaoru dono.

Kenji:- Mamá sugirió el año pasado trasladar los restos mortales de Tomoe dono a Tokio y enterrarlos en el dojo, bajo el árbol de sakura, pero papá no quiso.

Todos se quedaron en silencio. Kenshin había olvidado por completo esa época de su vida, y quería alejarla lo más posible de su familia, sobre todo de Kaoru

Una vez acabado el desayuno cada uno de ellos se marcharon hacia sus destinos. Kenhsin y Kaoru pasaron un hermoso día en la cabaña del Maestro Hiko viendo como humillaba a Kenji y como humillaba a Kenshin. Kenshin tuvo que aguantar como de costumbre las continúas insinuaciones de Hiko hacia Kaoru, que siempre se ponía roja como un tomate, lo cual a Kenshin le desesperaba, Dios sabía que guapa estaba sonrojándose. En realidad Hiko quería a Kaoru como a una hija, y ella lo sabía, pero le gustaba molestar su baka deshi.

Kenshin y Kenji practicaron sus katas.

Después del medio día Haru se dispuso a marcharse, los demás se quedaron allí.

Haru:- Abuelo, me voy, quiero ver el festival y comprarme algunas cosas, vendré todos los días- se acercó a él y le dio un fuerte abrazo acompañado de un beso, bajo manga, su abuelo le dio una buena suma de dinero de sus ventas de cerámica, para que su niña no se privara de nada.

Haru sonrió y se marchó.

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Haru volvía a la ciudad, y decidió pasar antes de ir al festival por el Aoya y preguntarle a su tía Misao sobre el festival, y sobre los mejores sitios donde podía comprar y lo más importante, ¿cómo llegar al festival? Haru desconocía por completo Kyoto.

Hannia había vuelto ya al Aoya, estaba revisando unos documentos de su padre, de repente sintió hambre y se fue hacia la cocina, justo cuando abrió la puerta y salió por ella, colisionó con alguien que era evidentemente más pequeño que él, porque el golpe hizo retroceder a esa persona unos cuantos pasos. La barbilla de Hanni había colisionado con la cabeza de la otra persona.

Hannia se frotó la barbilla insitentemente y cuando agachó la mirada para ver con quien había colisionado sus ojos pudieron ver unos piececitos minúsculos, de los pies arrancaba un kimono blanco con flores rosas que abrazaba un cuerpo delgado y esbelto, pequeño y gracioso, unos piernas que se adivinaban preciosas debajo de la falda que concluían en unas caderas bien formadas. Más arriba Hannia pudo encontrar dos pequeña colinas que.........

Haru:- No está bien quedársele mirando a una mujer.

Hannia miró entonces hacia arriba, hacia la cara de la chica, entonces contuvo el aliento y pareció que se quedaba sin aire, el corazón se le detuvo y el estómago le dio un vuelco.

Hannia:- yo..yo..Ano....-"vamos dile que lo sientes imbécil" le decía su conciencia "es que no puedo, no puedo hablar"

Haru:- ¿Hannia?

Ante la pronunciación de su nombre Hannia reaccionó.

Hannia:- ¿Um?

Haru:- ¿Hannia kun? Soy Haru- entonces Haru rió coquetamente y Hannia sintió que el corazón se le iba a salir del pecho.

Hannia:- ¿Haru? "No puede ser"

Haru sonrió e hizo una reverencia formal.

Haru:- ¿No te acuerdas de mi?

Hannia no se acordaba de esta Haru, se acordaba de la "otra" Haru, la niña mimada y repipi de papá, no esta.esta.belleza.

Haru rió un poco más:- Cuando éramos pequeños, me tirabas del pelo y me rompías las muñecas ¿te acuerdas?

Hannia ante el recuerdo se puso rojo como un tomate y se propuso rápidamente a disculparse torpemente, apenas podía hablar, sólo titubeaba mientras Haru lo miraba divertida.

Haru:- Eres muy elocuente.

Hannia se puso más rojo aún.:- Lo siento mucho Haru san.

Haru:- No tiene importancia, espero que no te importe que duerma en tu habitación, es muy amable por tu parte dejármela hasta que nos vayamos a Tokio.

Hannia: Es un placer- se apresuró en decir, entonces se puso rojo ante la cálida sonrisa que Haru le estaba dedicando- umm...ano.¿dónde ibas? Si no es mucho atrevimiento preguntar, quiero decir que..."Idiota aprende a hablar"- se decía a sí mismo.

Haru:- No te preocupes, estaba buscado a tu madre.

Hannia:- Pues está en la cocina. Te acompaño.

Hannia acompañó caballerosamente a Haru hasta la cocina. Misao se sorprendió mucho al verlos entrar por la puerta juntos. "Espero que no haya pasado nada, ahora Hannia estará todo el día de mal humor" pensó.

Misao:- Hola Haru, Hola Hannia- dijo mientras se ocupaba de sus quehaceres.

Haru:- Tía Misao ¿Cómo voy al festival? Me apetece mucho ir, me puedes indicar.

Misao:- Bueno Haru.... claro, pero es que no se....Kyoto es peligroso.

Haru:- ¿Y tú no me puedes acompañar? ¿Um?

Misao:- No cariño lo siento, no hay nadie, y no quiero que vayas sola.- Misao miró entonces hacia su hijo. Pensó entonces que esto podía servir para limar asperezas entre ellos dos.

Misao:- Hannia, ¿por qué no la acompañas tú?

Haru:- No tía Misao, no quiero molestar, a no ser...que a ti no te moleste Hannia kun -dijo mirando tímidamente hacia Hannia

Hannia:- Por supuesto que no me molesta.

Haru:- ¿De veras?

Hannia asintió:- ¿Cuándo quieras nos vamos? Si estás lista..."¿Eso si existe la posibilidad de que te puedas poner más hermosa?" Pensó.

Haru:- Vámonos.

Hannia entonces le mostró muy cortésmente el camino a Haru.

Hannia:- Y.. dime..¿Qué quieres comprar?

Haru:- De todo, y algunos regalos para mis amigos de Tokio.

Hannia:- ¿Amigos?, ¿Algún novio quizás?

Haru lo miró con una mirada suspicaz.

Haru:- Puede.- le dijo secamente.

Hannia suspiró tristemente "Tiene novio, maldita sea" "Un momento. ¿Qué estoy pensando?

Haru: Hannia kun, ¿tú tienes novia?

Hannia:- ¿Cómo?, No, yo no tengo novia.

Haru:- Genial, eso significa que durante este mes tendré a alguien que me haga compañía, si tú quieres.

Hannia:- Claro, me encantará.

Haru:- ¿Me prometes que no me tiraras del pelo? Le dijo mientras le sonreía.

Hannia:- Te lo juro.

Haru:- Está bien. Y Hannia...............

Hannia:- Dime

Haru:- No tengo novio.

Hannia le sonrió y le indicó por donde tenía que ir, pronto vieron las luces del festival, estaba repleto de gente, ya a Haru se le iluminaba la cara de emoción antes la cantidad de posibilidades de buenas compras que ofrecía este festival, sin pensarlo, cogió a Hannia de la mano, y corrió como una chiquilla hacia la entrada de la diversión.

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¿Y bien?, ¿qué os parece?, no creo que vaya a ser un fic muy largo, de muchos capítulos. Dejad reviews.