He regresado de la muerte en internet, y precisamente el periodo de aislamiento por el que pasé me ha dado la ideas necesarias para hacer esta clase de cosas para así regresar por todo lo alto, luego de todo lo que pasó. Espero de corazón que ustedes estén bien, al menos dentro de lo que cabe.

Aislados del mundo

Tatsuya estaba jugando en la sala, estando completamente solo en casa, puesto que sus padres habían salido juntos a pasar unos días, mientras que Madoka había salido a comprar algunas cosas. De todos modos el niño no estaba haciendo nada malo ni desastroso, se divertía sanamente mientras esperaba a que su hermana regrese, aunque daba la impresión de que se estaba tardando... hasta que oye la puerta abrirse, sonando precisamente las llaves de Madoka. Tatsuya se levanta contento para recibir a su hermana, pero se lleva una sorpresa al ver más gente con ella.

─ ¿Nee-chan?

─ ...y que no se les ocurra salir ─ dice un policía ─. Salir a la calle de manera normal y sin necesidad de ello se ha vuelto peligroso, por lo que les agradecemos quedarse, y si necesitan algo, algunos de nuestros compañeros están patrullando en las cercanías. Es cuestión de que los vean pasar cerca y les avisen sobre la necesidad que tengan.

Madoka y Kyouko asienten de mala gana. La pelirroja, al no tener casa propia, pues no tenían un sitio como tal para mandarla allí, aunque sí fue encontrada cerca de la casa de Madoka, siendo entonces su casa la solución más práctica que contemplaron los policías.

─ Nee-chan, nee-chan... ─ Tatsuya camina hasta Madoka para abrazarla, y ella lo alza en brazos.

─ ¿Te portaste bien, Tatsuya? ─ Madoka junta su nariz con la de su hermanito.

─ ¡Sí!

─ No me lo puedo creer, voy a estar confinada en una casa ajena por quién sabe cuánto tiempo ─ Kyouko pega su frente a la pared mientras habla con evidente frustración ─. Sayaka, Homura, Mami y Nagisa se enfermaron, así que este es el único lugar donde me puedo quedar mientras las autoridades nos tienen decretada la permanencia en casa por esta epidemia.

─ ¿Apodemia? ¿Qué es eso? ─ dice Tatsuya curioso.

─ Es algo de gente grande, Tatsuya. Ya te explicaré cuando crezcas ─ le dice Madoka.

─ Y encima me dejé toda mi provisión de dulces en casa de Sayaka ¿No hay alguna posibilidad de que los recupere?

─ Supongo que pudiste haberle dicho a los policías, Kyouko-chan.

─ Mierda, no se me pasó eso por la cabeza...

─ Kyouko-chan, que aquí hay un niño pequeño. Deberías controlar un poquito más tu lenguaje ─ le regaña Madoka endureciendo un poco la voz.

─ Lo siento. Es simplemente que se me hace increíble todo esto. Ahora por la epidemia no puedo ir al árcade ni al parque de diversiones. Este va a ser el periodo más largo y aburrido de mi vida ─ Kyouko se sienta sobre la mesa y se pone a mover los pies.

─ No lo veas así, Kyouko-chan ─ Madoka suelta a Tatsuya para que vaya a jugar con sus cosas ─. Tengo juegos de mesa, y también podemos contar estrellas, los autos que pasen frente a la casa...

─ ¿Cuáles autos, si sólo las patrullas pueden pasar por la epidemia?

Madoka se queda fría en donde estaba. Kyouko le hizo darse cuenta, de una manera un tanto brusca, aquel fallo en sus ideas de entretenimiento, aunque al menos Tatsuya estaba en lo suyo, sin percatarse de la humillación de la pelirrosa.

─ Bueno... entonces podemos hacer otra cosa... Como te estaba diciendo, tengo juegos de mesa para entretenernos.

─ ¿No tienes consolas de videojuegos?

─ ¿Eh? Pues no, no tengo.

─ Madoka, eres única en tu especie, sin lugar a dudas.

Madoka no entendió del todo lo que quiso decir la pelirroja, aunque igual ambas preparan la mesa para practicar algunos de los juegos que había dicho Madoka. Esperaba poder entretenerse lo suficiente en el tiempo que lleve allí dentro, pues a ella no le daba la paciencia para estar tanto tiempo confinada.


Dos horas después

─ Pues aquí tienes ─ Madoka mueve su pieza ─. Mi peón se corona como torre, y jaque mate.

─ Ya van treinta partidas seguidas y no te gano una ─ Kyouko se lleva las manos a la cabeza ─ ¿No hay manera de que me des un poquito de ventaja? Podemos intentar que por lo menos empieces sin cuatro peones, o que retires a los caballos...

─ Eso no se puede, Kyouko-chan ─ la reprende la pelirrosa mientras se levanta ─. Ya se está haciendo tarde y hay que hacer la cena. Yo me encargo, y tú puedes jugar al ajedrez con Tatsuya, a ver si al menos así ganas una.

Kyouko se queda mirando al pequeño que estaba tirado en el sofá, señalando algo en el techo. Termina accediendo al ofrecimiento de Madoka y va a buscar al niño, mientras que Madoka se pone el delantal de su padre y empieza a cocinar. En un principio no tenía demasiado claro lo que iba a hacer, puesto que su padre siempre estaba a cargo de ello, pero al final decide hacer pasta con albóndigas, para que así al menos la primera comida de Kyouko allí fuese decente.

Se dedica a preparar rápida y metódicamente cada uno de los ingredientes. El proceso fue bastante más rápido de lo que ella misma se esperaba, pues en apenas quince minutos ya tenía todo listo, y en cuanto lleva los platos a la mesa contempla la partida de ajedrez entre su hermanito y Kyouko, resultando que el niño había ganado.

─ ¡Nooooooo! ─ Kyouko se lleva las manos a la cabeza ─ ¿Cómo fue que este enano lo ha logrado?

─ ¿Tatsuya te acaba de ganar? ─ Madoka mira a su hermanito, el cual se llevaba un alfil a la boca ─ Kyouko-chan, es absolutamente increíble que hayas perdido contra mi hermano.

─ Tampoco yo lo puedo creer ─ responde la pelirroja rascándose la cabeza con desesperación ─ ¿Qué clase de lecciones le diste al mocoso para que pudiera jugar mejor que yo?

─ Ninguna. De hecho, creo que es la primera vez en su vida que está frente a un tablero.

─ Pues ese niño es un auténtico prodigio. El día que salgamos de aquí deberías decirle a tus padres que lo lleven a un programa de talentos juveniles de esos que a cada rato se referencias en las redes.

─ Yo no creo que sea para tanto ─ Madoka pone los platos sobre la mesa y recoge rápidamente todas las piezas, incluyendo el alfil que Tatsuya había elegido para entrenar los dientes ─. Tal vez sea que tú necesitas un poquito más de práctica para que juegues ajedrez de manera decente, Kyouko-chan.

─ Eso me dolió muy hondo en el alma. Casi me heriste de muerte con esas palabras tan crueles ─ Kyouko se lleva una mano al bolsillo, cuando se acuerda de algo ─. No consigo asumir que no tengo mis golosinas. Mejor voy y busco a los policías para que busquen mis cosas.

Madoka y Tatsuya ven a Kyouko dirigirse a la puerta, y luego ambos cruzan sus miradas. Tal parecía que la pelirroja iba a perderse la cena.


Veinte minutos después

Madoka termina de lavar los platos mientras que Tatsuya jugaba con sus bloques de lego a un lado de la mesa. La pelirrosa empezaba a preocuparse, puesto que Kyouko no había regresado, así que, en cuanto termina de lavar se quita el delantal y va a la puerta para comprobar qué fue lo que pasó.

Pero no hizo falta irse lejos, pues encontró a Kyouko recostada y abrazada a sus piernas, justo frente a la puerta. Eso hizo que Madoka se preocupara todavía más por su amiga. Se acerca lentamente, y Kyouko llega a notarla cuando apenas les separaban algo más de un metro.

─ ¿Kyouko-chan?

─ Esos... esos bastardos... dijeron que todos mis dulces eran un peligro latente ─ Kyouko se pone de pie mientras empieza a lloriquear ─. Me dijeron que debía comer más sano para así estar mejor protegida contra cualquier enfermedad, por lo que se negaron a traer ninguna de mis chucherías, y también me dijeron que no me permitirán comprar nada de eso mientras estemos en cuarentena.

─ Kyouko-chan...

─ El día que vuelva a verlos los voy a castrar ─ Kyouko aprieta los puños con rabia ─. Pero lo haré lentamente y con únicamente con las manos y las uñas, para que así les duela con toda seguridad.

─ Vamos, Kyouko-chan. Cuando te recomiendan una dieta balanceada es por algo, ¿no lo crees?

─ ¿Qué dices, Madoka? Yo sí me alimento bien y balanceado ─ asegura Kyouko con una mirada penetrante y seria ─. Las gaseosas y papitas me aportan todas las vitaminas que requiere mi cuerpo, las golosinas me ofrecen una cantidad invalorable de minerales y proteínas, los pockys son una fuente de antioxidantes y de fibra como no te puedes imaginar, y los churros y tortas fritas me aportan hierro y otros micronutrientes en excelentes cantidades.

─ ¿Dónde leíste tal cosa, Kyouko-chan?

─ Lo acabo de inventar, es que quiero mis golosinas ─ Kyouko se pone a hacer pataletas haciendo que Madoka sintiese algo de pena ajena ─. No es justo, no es justo y no es justo. Quiero mis chocolatinas.

Madoka suspira y toma la mano de Kyouko para que la acompañase a la cocina. Hacía tiempo que se había pasado la hora, y era seguro que la comida de Kyouko ya se había enfriado por todo el tiempo que estuvo Madoka esperando.

─ Por cierto, no he traído ropa para cambiarme ─ advierte la pelirroja.

─ Puedes usar mis pijamas. No tengo problemas en compartir mi ropa contigo, Kyouko-chan.

─ Pues atente a las consecuencias, que soy más grande que tú y tengo más pecho. Mejor debería usar la ropa de tu madre, o de lo contrario terminaremos ambas durmiendo desnudas.

Madoka alza ambas cejas. Era toda la reacción que pensaba que le merecía.


Día 3 de aislamiento

Kyouko y Madoka estaban recostadas en el sofá mientras Tatsuya estaba dormido entre ambas. Estaban bastante sorprendidas de lo rápido que habían pasado todos los juegos de Madoka hasta que ninguno de éstos logre entretenerlas lo suficiente.

─ Ne, Madoka ─ Kyouko voltea a ver lentamente a la mencionada, y ésta le devuelve la mirada ─ ¿Sabías que hay una irregularidad con las cosas de tu despensa?

─ ¿De verdad?

─ Sí: Hace un rato me puse a contar los granos de arroz de todos los paquetes que tienes, y me encontré que el primero tiene 8953 granos, el segundo 8991, el tercero 8977, y el cuarto 8984. Es curioso que haya tal disparidad en paquetes de arroz con la misma medida y de la misma marca.

─ Así de aburrida estás que te pones a contar arroz ─ Madoka se recuesta nuevamente, pero de inmediato se levanta ─. Podríamos probar a llamar a alguien...

─ Hazlo tú. Yo no tengo el número de nadie que cuente con un buen tema de conversación, y de todos modos me dejé el teléfono en casa de Sayaka.

Madoka busca el teléfono de la casa y empieza a marcar mientras regresa al sofá. Tatsuya estaba igual, por lo que ni Madoka ni Kyouko se preocupaban. El teléfono, puesto en altavoz, empieza a repicar hasta que Hitomi responde la llamada.

¿M-Madoka-san? ─ el tono jadeante de Hitomi llama la atención de Kyouko.

─ Hola, Hitomi-chan. Kyouko-chan y yo estamos encerradas en mi casa y sin nada que hacer, así que pensé que podríamos hablar un rato contigo. Espero no haber interrumpido nada importante.

N-no... Estaba... simplemente viendo una película ─ responde Hitomi de manera apresurada ─. Escuché lo que pasó con Sayaka-san y con todas las demás, y de corazón lamento lo que pasó. Deben estar pasándolo bastante mal al estar hospitalizadas.

─ Y que lo digas, y ni siquiera sé cuándo volveré a hablar con alguna de ellas ─ dice Madoka mientras se pone a mover distraídamente los pies ─ ¿Has recibido alguna noticia sobre cuánto tiempo vamos a estar así?

No lo sé, pero viendo el rigor de la medida, dudo muchísimo que esto tome menos de dos semanas, incluso en el mejor de los escenarios, y no hablemos de que a las autoridades se les ocurra darle una prórroga si ven que no ha sido suficiente.

─ ¿Dos semanas? ─ Kyouko se levanta horrorizada ─ No me jodas, niña bien. No hay manera de que sobreviva tanto tiempo a este confinamiento.

¿Sakura-san? Oh, lo siento bastante, pero eso es lo que estamos obligados todos a enfrentar ─ dice Hitomi con pesar ─. De verdad así son las cosas. Tendrán que encontrar algún método para matar el tiempo y sentirse entretenidas.

─ Hace un momento estabas entreteniéndote de lo lindo con Kyousuke, ¿verdad? ─ Madoka se sonroja al entender lo que Kyouko realmente quiso decir ─ Para ti es fácil decirlo, que al menos ustedes dos pueden entretenerse todo el día si quieren y después decir que están "viendo una película"... ¿No hay espacio por allá para una o dos personas más? De verdad Madoka y yo nos estamos muriendo del asco aquí dentro. Vamos, que está bien ser guarra, pero no egoísta de esa manera con las personas necesitadas...

─ ¡No propongas esas cosas, Kyouko-chan! ─ interviene Madoka con la cara bastante roja ─ Lo siento, Hitomi-chan. Como puedes ver, Kyouko-chan está bastante aburrida.

Lo comprendo, Madoka-san. Ehh, creo que mejor les cuelgo la llamada, que Kamijou-kun me está llamando.

─ Déjenme unirme ─ dice nuevamente Kyouko, y Madoka trata de empujarle la cara para que no siga ─. No tengo experiencia, pero aprendo rápido. Por favor, que este aburrimiento me está matando.

Madoka cuelga la llamada. Era una suerte que Tatsuya no se despertara con el alboroto que Kyouko había montado. Y la pelirroja, por alguna razón, se quedaba mirando al pequeño.

─ ¿Qué pasa, Kyouko-chan?

─ ¿Y a enanos como este cuánto tiempo les toma crecer?

─ ¿Por qué lo preguntas?

─ Para saber cuánto tiempo tendré que esperar para que sea lo bastante grandecito para que intentemos lo que hizo Hitomi.

─ ¿Qué clase de cosas estás diciendo, Kyouko-chan? ─ Madoka vuelve a ponerse bastante roja ─ Eso no está bien para nada. Para cuando tenga nuestra estatura ya nosotras seremos adultas. Y por si no te has dado cuenta, Tatsuya es mi hermano. A nadie se le ocurriría pensar en cosas como esas entre hermanos.

─ Eso díselo a Sayaka. Te sorprendería todo el material que tiene en la galería de su computadora.

Madoka ahora palidece. Estaba claro que había descubierto mucho más de lo que deseaba saber. Kyouko se vuelve a recostar, llevándose las manos tras su cabeza, mientras Madoka carga a Tatsuya para que durmiese sobre sus piernas. Kyouko ahora mira fijamente a Madoka, haciéndola inquietar.

─ ¿Qué?

─ ¿Y qué tal si nosotras dos...?

─ Olvídalo ¿Es que acaso estás mal de la cabeza, Kyouko-chan?

─ Con este encierro y con lo que falta, creo que debes hacerte a la idea de que no has visto nada ─ la respuesta de Kyouko sólo sirve para perturbar a Madoka.


Día 7

─ Vamos, que no es suficiente. No lo lograré con tan poca... ─ Kyouko aprieta los dientes mientras mira hacia arriba, y luego gira la vista hacia la calle ─ ¡NO TENGO TODAVÍA LA ENERGÍA SUFICIENTE PARA ACABAR CON LA ENFERMEDAD! ¡TODOS ALCEN LAS MANOS! ¡NECESITO UN POCO DE SU ENERGÍA, POR FAVOR! ¡REALMENTE LA NECESITOOOOO!

Kyouko vuelve a subir la mirada hacia la bola que estaba sobre sus manos. Le parecía que no era lo suficientemente grande. Llama nuevamente a toda la gente para que le done su energía, y logra ver a unos cuantos niños de las casas vecinas asomarse por la ventana y alzar las manos, tal y como Kyouko lo pidió. La pelirroja sonríe.

─ ¡SÍ, UN POCO MÁS, YA CASI ESTÁ COMPLETA LA GENKIDAMA! ¡SÍGANME DANDO SU ENERGÍA, QUE YA CASI LO LOGRAMOS...!

─ ¿A qué vienen esos gritos, Kyouko-chan? ─ aparece Madoka molesta, y a Kyouko se le cae la pelota de playa por el susto ─ Cierra esa ventana ya mismo ¿No sabes que en una hora van a fumigar la calle? Vas a hacer que los vecinos se molesten con nosotras.

─ Es que quería aprovechar antes para divertirme un rato ─ responde Kyouko jugando con sus dedos índices mientras hace un puchero.

Madoka suspira y se acerca a la ventana para cerrarla, y ambas chicas se dirigen nuevamente a la sala, a ver si encontraban otra manera de matar el tiempo.


Día 13

Madoka se pone a revisar el teléfono para ver qué tal iban las redes que ella seguía, mientras que Kyouko salía de haberse bañado. Tatsuya por su parte estaba nuevamente jugando con sus legos.

─ Kyouko-chan, Kyouko-chan ─ llama Madoka, haciendo que la pelirroja se acercara casi corriendo ─. Mira esto, Saotome-sensei nos acaba de mandar la tarea por el Wastapp.

─ Será hija de... ¿Cómo se le ocurre mandarnos tarea cuando no hay clases?

─ Kyouko-chan, nosotras estamos en cuarentena, no de vacaciones. Tenemos deberes que hacer, y este confinamiento nos está retrasando muchísimo.

Kyouko se pone a refunfuñar mientras Madoka busca su cuaderno para anotar todo lo que Saotome-sensei les había dejado. Para la pelirroja aquello era el colmo.

─ Muy bien, que empiece entonces la tortura.

─ Los que sí deben estarlo pasando mal son mis padres ─ dice Madoka como meditando ─. Imagínate que justo cuando sales de vacaciones es que nos viene esta situación, en vez de hacerlo a mitad del periodo laboral o escolar.

─ Eso sí que habría sido malo, pues eso sabotearía por completo todos los planes de disfrute y esparcimiento para celebrar que estamos libres de clases. Al menos con esto tendremos algunos días menos en la escuela. Muy bien razonado, Madoka.


Día 19

Madoka estaba revisando nuevamente su teléfono, mientras que Kyouko le daba de comer a Tatsuya, pero no parecía dar en el clavo sobre cómo acercarle la cuchara para que él acepte los bocados. Kyouko estaba a punto de tirar la toalla, cuando escucha a Madoka reírse.

─ ¿Qué ocurre? ¿Encontraste algunos chistes que valgan la pena?

─ Estaba viendo mi cuenta, y al parecer hay un grupo llamado "embusterosquesebeneficiandelpanicoajeno. com", y ponen unas cosas como que acaban de descubrir una nueva variante de la gripe aviar llamada H1000N500...

─ ¡NO! ¡Una epidemia a la vez! ─ se queja la pelirroja ─ Ya estoy sufriendo demasiado con todo esto como para que surja otra enfermedad ─ fija nuevamente su atención en Tatsuya ─. A ver, come de una vez, enano. Mira nomás el avioncito, mira que se acerca ─ el niño no cede a los intentos de Kyouko ─. Abre la boca y come de una vez. Mira el put... el bendito avión. Mira, que tiene a dos terroristas a bordo. Come de una vez para salvar a los pasajeros del avión.

─ Tú y tus cosas, Kyouko-chan ─ Madoka revisa un poco más su teléfono ─. Aquí hay otra publicación, diciendo que las autoridades señalan que esta enfermedad no es para nada lo que se esperaba, y que a modo de disculpa nos prometen a todos que el próximo virus que va a surgir vendrá capaz de crear zombis.

─ Esto se nos viene abajo ─ Kyouko deja caer su cara sobre la mesa, y Tatsuya toma la cuchara para comer por sí mismo ─. Pero pensándolo mejor, es preferible eso, pues al menos la cuarentena no tendremos que pasarla confinadas en casa, sino saliendo a matar a los zombis como lo hacen los héroes de las películas.

─ Y también hay una publicación que acaban de subir ─ Madoka toca un par de veces la pantalla de su teléfono ─. Un hombre que se hace llamar Elgu Sano señala que vendrá una enfermedad todavía peor en cuanto se acabe la epidemia. Al parecer es una enfermedad emparentada con el ébola, y a causa de eso la han llamado débola.

─ ¿Y cómo se manifiesta esa enfermedad?

─ Simple, se manifiesta de la siguiente manera: Debo la casa, debo la hipoteca, debo la comida, debo la electricidad...

─ A eso sí que hay que temerle bastante. Desgraciados que se creen que la gente está de vacaciones o faltando al trabajo por gusto. Bah, igual ellos quedarán mal parados ante la gente, te lo garantizo.

─ ¿Sabías que nuestros padres y abuelos en sus tiempos soñaban que en el tiempo en que estamos tendríamos automóviles capaces de volar, ropas que limpian solas, y hasta paradas turísitcas en la luna y varios planetas?

─ Sí. Mis abuelos se revolcarían en sus tumbas si viesen que ahora mismo nuestro único logro importante es que estamos aprendiendo a lavarnos las manos. Es para morirse de vergüenza.

Madoka alza las cejas y regresa su atención al teléfono, y Kyouko se queda viendo cómo Tatsuya iba comiendo. El niño se había acabado el plato rápidamente por su propia cuenta, haciendo que la pelirroja se preguntara para qué estaba intentando darle la comida a la boca.

─ Va a ser un verdadero reto encontrar nuevas cosas por hacer.

─ Aquí en casa no hay muchas cosas para que podamos romper la rutina, Kyouko-chan. Realmente vamos a pasar un tiempo bastante largo por el aburrimiento.


Día 26

─ Un... un poco más...

─ Kyouko-chan, esto es bastante complicado. No seré capaz de aguantar mucho más.

─ Sé fuerte, Madoka. No dejes que esto te derrote ─ Kyouko avanza un poco y se sostiene a unas rocas para así darla apoyo a Madoka ─. Tienes que escalar. Llegaremos pronto a la cima.

Madoka toma aire e intenta avanzar, pero la mano le estaba sudando, por lo que se resbala al asirse a una roca y cae.

─ ¡Noooo!

─ ¡MADOKAAAAAAAAAA!

La pelirroja alza su mano, pero no alcanza a Madoka. Sólo logra ver con impotencia cómo Madoka se precipita en una profunda caída al vacío... de apenas 20 centímetros. Resultaba que, gracias a arneses de alpinismo, cascos, picos y piedras adhesivas que ambas chicas encontraron en el cobertizo, fueron capaces de convertir la pared de la sala en un muro de escalada horizontal (porque en vertical no daba la altura suficiente), y ambas se dispusieron a practicar escalada, aunque hacerlo en desplazamiento horizontal les estaba resultando complicado. Era ya la quinta vez que Madoka se caía, y ya le dolía el trasero a causa de ello. Tatsuya gatea hasta su hermana y le toca la cara.

─ ¿Nee-chan cayó?

─ Tranquilo, me encuentro bien, Tatsuya... Auch ─ Madoka se soba por el dolor ─. Mejor tomemos un descanso, Kyouko-chan. A este paso no seré capaz ni de sentarme.

─ Eres bastante blandengue. Bueno, en ese caso descansemos. Ya llevamos casi medio día en esto, así que es natural cansarse, aunque igual tienes que volver a intentarlo, a ver si así logras completar el recorrido, que son apenas ocho metros de extremo a extremo de la pared.

Madoka infla los cachetes, pero lo único que logra con eso es que Tatsuya se ría de su cara.


Día 36

─ ¿Cuánto tiempo faltará para que esto se acabe?

─ Todavía no hay una respuesta clara, Kyouko-chan. Tenemos que esperar a que la policía nos dé una respuesta, o poner el noticiero...

─ Al noticiero ni me lo nombres. Para mí hablar de esa gente es como invocar a Kyubey... perdón, quise decir invocar al diablo, así que eso está descartado en lo que a mí respecta, Madoka.

Ambas chicas habían entrado a la habitación de los padres, puesto que era el único sitio de la casa que hasta ese momento no habían revisado, y en ese momento la curiosidad y el aburrimiento les había podido lo suficiente. Se ponen a revisar entre las cosas de Junko, encontrando algo que no se esperaban para nada, y Kyouko siente que una luz se había encendido para ellas.

─ Eso... eso es... ¡Es un Xbox! ¡Entretenimiento adictivo y sano para sobrevivir a la cuarentena!

─ Esto es bueno. No entiendo por qué mi mamá no me había avisado que tenía esto ─ Madoka saca la consola, comprobando que tenía su respectivo mando y unos cuantos juegos ─. Vamos a probarlo ya mismo.

─ Ya hablaste, Madoka.

Ambas chicas se llevan corriendo el Xbox para así conectarlo al televisor de la sala, donde Tatsuya se encontraba jugando a tirar los cojines del sofá por todas direcciones, y el niño también se emociona al ver lo que acababan de traer. Madoka conecta rápidamente el aparato mientras que Kyouko escoge el primero juego y se lo pone a la consola. Ya estando todo listo, Kyouko enciende el aparato. Era un momento mágico para ambas, pero llegan a ver que la consola se queda trabada justo cuando aparece el logo de Xbox.

Vuelven a intentarlo, pero el aparato se vuelve a trabar luego de aparecer el logo de su marca. Pensando en lo que podría estar pasando, ambas chicas abren la consola para revisarla, encontrando que ésta estaba llena de polvo.

─ El juguete está roto ─ dice Tatsuya triste.

─ No te preocupes. No es tanto así ─ le responde Madoka acariciándole la cabeza ─. Sólo tenemos que limpiarlo un poco, y entonces podremos jugar tranquilamente.

Kyouko y Madoka se dedican entonces a sacudirle el polvo a la consola. Fue una labor bastante rápida y sencilla, y luego de volver a cerrar la consola la vuelven a encender. Los tres estaban bastante emocionados desde el primer instante. Estaban que brincaban sobre el sofá, pero se llevan una sorpresa cuando ven que el logo de Xbox no aparece sino el de Playstation. Kyouko y Madoka estaban con los ojos bien abiertos y sin podérselo creer. Y como si de una señal se tratase, el teléfono de Madoka empieza a sonar con la legendaria música de Expedientes Secretos X (o simplemente Expedientes X, dependiendo de cómo lo vieron).

─ ¿Qué... pasó? ¿Qué fue lo que hicimos? ─ fue todo lo que pudo decir la pelirroja.

─ Esto debe ser aquello que se conocer como un glitch o error de la realidad ─ le responde Madoka.


Día 1,242244820785778e+31

Un débil haz de luz se asomaba por la sala de la casa. Madoka y Kyouko estaban sentadas en el sofá, y tenían el cabello blanco. Madoka tenía el rostro cubierto con ambas manos. Estaba abatida mental y físicamente luego de aquella eternidad que llevaban en cuarentena. Hacía bastante tiempo que habían perdido la esperanza de salir de allí. Daba la impresión de que el mundo había llegado a su fin años atrás.

─ Nunca creí que esto podría pasar ─ dice Madoka con voz cansada y triste ─. Nuestra vida está por llegar a su fin y no conseguimos salir de aquí, Tatsuya se ha ido de nuestro lado para nunca más regresar, se venció la renta de mi teléfono hace ya bastantes años, pese a que tenía bastante dinero en aquellos días. Y esta cuarentena que nos ha tenido aquí desde que estábamos en secundaria no se termina.

─ Lo sé, Madoka. Esta enfermedad de verdad se pasó ─ dice Kyouko con voz avejentada ─. Miro hacia atrás, y hay tantas cosas que no he hecho, como decirle a mis padres y mi hermana que los amo una última vez, o decirle a Sayaka que fui yo la que no bajó el agua del baño aquella vez... Hay tantas y tantas cosas, y no aproveché ni una sola de esas oportunidades para hacer bien las cosas.

─ No te sientas culpable por ello, Kyouko-chan. Muy pronto los veremos, y entonces les dirás todo aquello, y estoy segura que te entenderán. Yo también podré ver nuevamente a mis padres y a Tatsuya muy pronto, puedo sentirlo.

Ambas se quedan un rato en silencio, contemplando la penumbra en que estaba sumida la sala. En ese momento Kyouko tiene una idea, aunque la misma le hacía pensar que ahora sí estaba perdiendo la cabeza, luego de tanto tiempo allí.

─ Madoka, si de todas maneras vamos a llegar pronto a nuestro fin... ¿Qué tal si nos besamos?

─ ¿A qué viene eso ahora, Kyouko-chan?

─ ¿Acaso nunca tuviste curiosidad por saber qué se siente? ─ el silencio de Madoka es toda la respuesta que recibe Kyouko ─ Vamos, que igual ya no tenemos nada que perder, y si al final esto nos termina gustando, al menos nos morimos contentas.

─ Pues ahí tienes razón. De acuerdo, vamos a besarnos, que al menos la muerte nos agarre de un mejor humor a raíz de esto. Si nos gusta, pues así aprovechamos la poca vida que nos queda; y si no nos gusta, pues hacemos como que no pasó nada.

─ Exacto.

Ambas se acercan y se llevan las manos al rostro de la que tenían enfrente. Pese al tiempo tan prolongado que llevaban juntas en su confinamiento, el no haber hecho algo así antes les hacía sentirse algo nerviosas. Van acercando sus rostros más y más. Cierran sus ojos. Sus labios ya estaban por hacer contacto...

─ ¡Adivinen quién se curó! ─ aparece Sayaka abriendo de un tirón la puerta.

Madoka y Kyouko se asustan y se separan de golpe. Eso estuvo bastante cerca. Detrás de Sayaka aparece Homura con Tatsuya en sus brazos, y el niño le tiraba de los cachetes.

─ ¿Alguien me puede explicar por qué Tatsuya estaba jugando en la calle? Es una suerte que en este vecindario nadie parezca darse cuenta de que la cuarentena se acabó hace tres días, pues sería peligroso si pasa un auto ─ Homura mira ahora al pequeño ─. No te preocupes, Tatsuya, que tú te portaste bien. Fue nee-chan la que se portó mal.

─ ¿La cuarentena pasó hace tres días y me doy cuenta justo ahora? ─ dice Kyouko sin podérselo creer.

─ Eso fue lo que dije ─ responde Sayaka cruzada de brazos ─. Y no solo nosotras nos curamos, también Mami-san y Nagisa están bien y siendo recibidas ahora mismo por sus respectivas familias. Y Kyouko, debiste llevarte tu teléfono, pues no sabes lo preocupada que está tu familia. Me sorprende que tu teléfono no explotara con todas las llamadas que te hicieron desde Kazamino, y no me extrañaría si se muestran enojados en cuanto les devuelvas la llamada.

─ Ya los llamaré en otro momento, cuando me sienta lista para el sermón de mi padre.

─ ¿Y qué noticias traes de Hitomi-chan? ─ se interesa Madoka.

─ Nada extraordinario. Sólo me dijo que estaba viendo una película con Kyousuke-kun.

─ Esos dos bastardos pasaron la cuarentena infinitamente mejor que nosotras simplemente viendo su "película" ─ dice Kyouko entre dientes.

─ Y una cosa más: Los padres de Madoka me llamaron hace un rato, y me dijeron que trataron de llamarte ─ señala a la misma Madoka ─ y también dijeron que esta noche ya estarán aquí de vuelta ¿Y qué hacen ustedes con las ventanas tapadas y con polvo en el pelo? Esto parece una casa de película de terror.

Kyouko y Madoka se sacuden el polvo que Sayaka les había señalado, recuperando sus cabellos el color acostumbrado, y Homura le devuelve a Madoka su hermano. Tatsuya se ríe cuando ya estaba en brazos de Madoka.

─ Creo que habría que limpiar un poco este lugar para que puedas recibir a tus padres esta noche, Madoka. Este sitio da pena, aunque me dé cosa decirlo ─ propone Homura.

Madoka asiente, y en cuanto Homura se aleja para buscar la escoba, Kyouko se le acerca de manera disimulada.

─ Supongo que no hace falta decirte que aquello de besarnos no se lo decimos a nadie.

─ Completamente de acuerdo, Kyouko-chan. Nos salvó la campana en esta ocasión.

─ ¡Beso! ¡Beso! ─ se pone a gritar Tatsuya divertido, asustando nuevamente a Madoka y Kyouko.

─ ¿De qué está hablando Tatsuya? ─ pregunta Sayaka acercándose.

─ N-no lo sabemos, Sayaka-chan. Tal vez sea que vio a alguna pareja besándose cuando salió a la calle ─ responde Madoka con nerviosismo.

─ ¿Pareja? Pero nosotras no vimos a nadie de camino hasta acá ─ dice Homura con dos escobas en sus manos.

─ Estos niños son todo un caso ─ Sayaka se ríe divertida ─. Vengan ya y ayuden, especialmente tú, Madoka. Mira que tú eres la que debería estar más interesada.

Madoka asiente con apuro y deja a Tatsuya en el sofá antes de que ella y Kyouko se pongan a ayudar en el aseo de la sala.

Fin


Creo que no hace ninguna falta señalar a qué hago referencia cuando hablo de la "epidemia". En cualquier caso, espero que todos/as ustedes estén bien, y que sepan que mi retorno será terrible xD. Ya habiendo completado este fanfic, los dejo por ahora y les digo que tienen todo mi apoyo moral para salir de este caos.

Hasta otra