5 Años

Apenas entró al ascensor, la vista especialmente aguda de Kohaku notó de inmediato los ridículamente grandes mechones de cabello blanco con puntas verdes y su corazón se paralizó en su pecho.

De no haber estado distraída mientras entraba lo habría notado antes y hubiera preferido usar las escaleras antes que tener que estar cerca de él. Pero por congelarse al verlo las puertas se cerraron en su cara antes de que pudiera escapar.

Maldijo y de inmediato se fue al otro extremo del ascensor, tratando de ignorarlo y esperando que él haga lo mismo. Ni siquiera quería mirarlo.

-¿No vas a saludar a un viejo amigo, leona?- por supuesto, Ishigami Senku nunca fue de cumplir sus deseos, ni tampoco de mantener su bocota cerrada. -Porque según recuerdo dijiste que estaba bien que sigamos siendo amigos. ¿O acaso era mentira?-

Kohaku no quería nada más que mandarlo al diablo o quedarse callada hasta llegar a su piso, pero ese bastardo siempre encontraba la forma de provocarla para seguirle el juego.

-Eso que dije fue antes de que me mintieras respecto a la fecha en la que te ibas.- apretó los puños, sin poder contenerse de voltear a verlo con rabia. -Y antes de que cambiaras tu número. Y antes de que no me respondiera ningún mensaje en tus redes sociales. ¡¿Qué mierda, Senku?! ¡Después de todo lo que vivimos, simplemente me borraste de tu vida sin decir nada! ¡¿Y ahora te atreves a actuar como si nada hubiera pasado después de cinco PUTOS años?!- crujió los dientes, odiándose cuando las lágrimas comenzaron a nublar su visión.

Ishigami Senku fue su novio por dos años, mientras estaban en preparatoria. Lo conocía desde la secundaria y siempre fueron amigos cercanos, pero también siempre lo vio como algo más que un amigo. Cuando le pidió ser su novia casi no lo podía creer, dejando de lado el hecho de que fue en circunstancias muy extrañas, pues él siempre aseguró no estar interesado en el romance. Aún así aceptó ser novios y esos dos años fueron los mejores de su vida.

Y luego se graduaron y todo se fue al diablo.

Él quería estudiar en una universidad en Estados Unidos y Kohaku, a pesar de que había vivido gran parte de su infancia en USA, no podía seguirlo por estar dedicada a cumplir su sueño de abrir un Dojo de kendo y competir en el Campeonato mundial de kendo como soñaba desde pequeña.

Oh, la ironía.

Senku no esperaba que ella quisiera quedarse en Japón, sin embargo no pareció molesto por eso y decidieron terminar su relación en buenos términos y seguir siendo amigos, aunque ella debía admitir que estaba dispuesta a esperar por su regreso y así planeaba hacerlo, pero no lo dijo porque no quería presionarlo a saber que ella estaría esperando no solo que regresara sino también que no encontrara a nadie más.

Aún a pesar de todo, quería esperar por la oportunidad de poder volver a estar juntos. O eso pensó hasta que fue al aeropuerto el día que él le indicó solo para quedarse allí como una tonta hasta que llamó a su padre y este le dijo que se había ido dos días atrás.

Pronto descubrió que ya no tenía el mismo número, y que no pensaba contestarle por redes.

Y pronto descubrió lo mucho que dolía que te rompieran el corazón. Y de esa forma tan ruin y cobarde, sin siquiera dar la cara.

Ahora era una reconocida deportista, un ícono para las niñas que se interesaban más en el kendo gracias a ella y vino a este edificio a tener una entrevista para la revista más exclusiva de Tokio, nunca esperó encontrar a su ex. Sabía que era exitoso y en tan poco tiempo se convirtió en uno de los científicos juveniles más aclamado del mundo, pero ni siquiera se enteró de que había regresado a Japón.

Jamás pudo reclamarle nada. Y ahora al encontrarlo tan repentinamente después de años sufriendo por él no pudo evitar gritar y estar al borde del llanto.

Y él solo se quedó allí, mirándola con indiferencia.

-Es bueno ver que aún te acuerdas de mí.- finalmente dijo, con completa sequedad.

Ella exhaló con brusquedad, avanzando un paso con toda la intención de deformarle el rostro de un puñetazo, pero logró contenerse a último momento y en su lugar un sollozo se escapó.

¿Por qué todavía amaba a un bastardo como él?

Retrocedió lentamente hasta acabar de nuevo en la otra punta del ascensor mientras las lágrimas rodaban por su rostro.

Se daba pena a si misma. Era admirada por su fuerza tanto física como mental y aquí estaba llorando por un novio de la escuela. Qué ridículo.

Quiso apretar un botón para bajarse en el piso más cercano no importa que no fuera el suyo solo para no tener que verlo, pero se congeló al darse cuenta de que nada estaba funcionando. Ahora que lo pensaba, ya debería haber llegado a su destino. Y solo al pensar en eso se dio cuenta de que el ascensor se había detenido quien sabe hace cuánto tiempo.

-Pero qué diablos.-

-Finalmente notas lo del ascensor ¿eh?- Senku rascó su oído con una sonrisa traviesa. -Y no, no tienes tanta mala suerte. Yo hice que esto pasará. ¿No te han dicho que compre la revista que va a entrevistarte, lo cual incluye todo este edificio? Y tranquila, no pedí que te llamaran, la compré porque te llamaron. Soy muy rico ahora, todo el mundo adoró mi idea de los nanobots reparando tejido a altas velocidades. ¿Eso si lo sabías, verdad?-

Kohaku lo miró con la boca abierta, solo para cerrarla y llevarse una mano a la frente. Típico Senku, siempre saliéndose de los márgenes de lo normal.

-¿No podías ir a mi casa y ya, no?- negó con la cabeza.

-Habían diez billones por ciento de probabilidades de que cerraras la puerta en mi cara.- sonrió suavemente. -Así que armé esta jugarreta. Y no te dejaré salir de aquí hasta que me escuches. ¿Lo harás o prefieres perderte tu entrevista?-

Ella lo miró seriamente, con ojos llenos de desconfianza y hasta desprecio.

-¿Qué hay que hablar, Senku? Lo que me hiciste fue imperdonable. Nunca esperé algo así de ti.- las lágrimas volvieron a llenar sus ojos. -No solo me lastimaste, me decepcionaste y mucho.-

Él tomó aire, frotando sus sienes.

-¿Me creerías si te dijera… que yo pensé algo muy parecido a eso el día en que terminamos?-

Kohaku amplió los ojos. No estaba esperando eso.

-¿Qué quieres decir?-

-No quería terminar contigo, Kohaku. Tú fuiste quien lo dijo. Solo lo acepté porque era lógico, pero no estaba de acuerdo ni un milímetro. Creí que vendrías conmigo y cuando dijiste que no estaba pensando en quedarme.- encogió los hombros. -Pero sugeriste romper y ser amigos, así que decidí simplemente seguir con mi vida y centrarme en la ciencia. Lo del vuelo fue un imprevisto, pero admito que pude avisarte que me iría antes, simplemente no quise hacerlo. Estaba…- hizo una mueca, luchando por decir sus siguientes palabras. -Estaba resentido. Sentí que era tu culpa el fin de nuestra relación y no podía perdonarte fácilmente por eso. Esa es la verdad tras mi comportamiento en ese entonces.- explicó.

Kohaku tragó saliva, sin estar segura de cómo debería sentirse respecto a eso. ¿De verdad lo hirió tanto que le dijera que debían romper? Ella también sufrió pero él se escuchó tan desinteresado en ese momento que nunca hubiera imaginado que estaba descontento con esa decisión.

-Eso… tú… yo…- de verdad no sabía qué decir. -No entiendo por qué me dices esto ahora.- frunció el ceño, más confundida que otra cosa. -¿Qué es todo esto? ¿Por qué dices que compraste la revista por mí?- honestamente eso era un poco espeluznante.

-Porque tenía el presentimiento de que todavía quieres estar conmigo, teniendo en cuenta que nunca saliste con nadie más según nuestros amigos.-

Ella se quedó con la boca abierta. ¿Sus amigos le habían estado pasando información de ella a Senku? ¡Esos traidores! Aunque la verdad debía admitir que también les pedía información de Senku pero…

-Eso no significa que yo…-

-Y por lo que acabo de ver con ese discurso y tus lágrimas… es verdad.- la interrumpió. -Todavía me quieres, o no habrías llorado por mí. O… todavía me odias y estoy perdiendo el tiempo, porque en caso de que no lo hayas notado con tu entrañable pero en ocasiones muy molesta ingenuidad, yo todavía quiero estar contigo.-

Una vez más, Kohaku se quedó con la boca abierta.

-¿Qué?- no podía estar hablando en serio, no luego de todo el daño que se hicieron, toda su indiferencia, todos esos cinco años separados y todo lo que cambiaron al pasar de ser adolescentes a ser adultos.

-Lo sé, lo sé. "Ex novio espeluznante atrapa a la joven estrella de kendo en un elevador para persuadirla de volver con él luego de cinco años sin contacto", parece título de revistas amarillistas para espantar a la comunidad y sobredimensionarlo en algún programa de chismes el domingo por la noche, lo sé.- bufó. -Pero tenía que intentarlo ¿de acuerdo? Triunfe en América y finalmente no tuve nada que me detuviera para regresar a Japón y armé todo este circo para que no puedas escapar de mí porque siento que vales la pena, incluso si terminas mandándome al diablo, no voy a arrepentirme de intentarlo.- frotó sus sienes antes de sonreírle con cansancio. -¿Qué hay de ti, Kohaku? ¿Te arrepentirías de rechazarme? ¿Sientes que vale la pena volver a intentarlo? ¿O aquí y ahora se acaba todo? La decisión es tuya.-

Ella cerró los ojos lentamente, llevándose una mano al pecho.

Desde que le dijo que todavía quería estar con ella, en el fondo ya sabía lo que quería responderle pero… su orgullo se lo estaba impidiendo.

Fueron años los que desperdició sufriendo por él, aunque eso la ayudó a enfocarse en su meta y su entrenamiento, de igual forma le dolió mucho. ¿Cómo podría perdonar tan fácil?

Si… no era fácil perdonar, pero ella nunca fue buena mintiendo y menos a Senku, así que realmente no tenía más opción que decir la verdad. Sin embargo… eso no significaba que no quisiera hacerlo retorcerse un poco. Una pequeña venganza por no haber sido sincero en primer lugar y quedarse callado respecto a querer seguir con ella, lo cual les habría evitado esta situación en primer lugar.

-Senku… temo que te han informado mal.- él alzó una ceja, obviamente sin esperarse esa respuesta. -Aunque no los culpo, ya que nunca le dije a nadie…- bajó la cabeza para que su rostro no delatara la mentira, cuidando su tono de voz. -Es cierto que, como dijiste, quiero estar contigo pero…-

-¿Pero?- era una lástima que el tener que cuidar su actuación le impidiera ver su rostro, pero incluso en su tono de voz ya detectaba cierta preocupación oculta por la simple confusión que intentaba aparentar.

-Ya tengo un novio, Senku.- mintió, mintió descaradamente y terriblemente, mordiendo la esquina de su boca para no reírse al imaginar su rostro. Esperaba que no se hubiera dado cuenta, porque se esforzó mucho en que su voz no la delatara y de verdad quería saber qué diría a eso.

Sin embargo todo lo que recibió fue silencio, provocando que alzara la mirada con confusión, encontrándose con el rostro increíblemente serio de Senku, que no delataba ningún tipo de expresión.

-¿Novio?- prácticamente escupió luego de un momento. -¿Tú tienes novio?- la acidez e incredulidad en sus palabras la hizo ofenderse un poco.

-¿Por qué te parece tan difícil de creer, bastardo?- le frunció el ceño.

-No me parece difícil de creer, simplemente lo lamento por el pobre diablo.- se cruzó de brazos todavía con esa mirada de repulsión.

-¿Por qué lo lamentas?- no lo había entendido.

-Porque ya admitiste que quieres estar conmigo, y no dejaré que nada me impida hacer lo que quiero ahora mismo.- se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa.

-¿Lo que quieres? ¿Y qué es lo que…? ¡MMM!- la calló lanzándose repentinamente sobre ella para unir sus labios con los suyos en un beso que la dejó inmediatamente sin aliento y desesperada por más, por lo que no le permitió alejarse y envolvió sus brazos alrededor de su nuca cuando se apartó brevemente para tomar aire, besándolo con desenfreno y pasión reprimida por cinco años. -Era mentira, era mentira.- ya completamente derretida, confesó el engaño en medio de sus besos.

Él se apartó para mirarla con desaprobación, solo para rodar los ojos y sonreír traviesamente.

-Bueno, eso solo significa que tendré que castigarte.- volvió a presionar su boca contra la suya. -Te perderás esa entrevista leona, porque no te dejaré salir de aquí sino es con tu interior lleno de mi…- ya conociendo la costumbre de Senku a hablar sucio cuando tenía la libido por los cielos, Kohaku lo interrumpió con otro beso desesperado.

Al diablo con la entrevista y con lo indecente que era hacerlo en un ascensor, cinco años fue un largo tiempo y ellos tenían mucho que recuperar.

Fin.

Holaaaaaaaaaaa! :D

Estoy teniendo muchos problemas para escribir, estoy sin nootbook por el momento así que tuve que escribir esto por el celular y yo odio escribir por el celular OnÓ

Pero bueno, ojalá que les haya gustado y gracias por su apoyo, los amooooo! :3

Los personajes pertenecen a Inagaki y Boichi!

COMENTEN! *o*

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!