Bien, por lo general esta situación solía repetirse en su vida, pero... ¿esto? Lucy quería morir.
No sólo fue atrapada (de nuevo), si no que su magia era demasiado débil para combatir en esos momentos. Ahora estaba encarcelada y sin intenciones de querer salir de allí, sus captores habían sido tan idiotas de perder la llave de su celda y ésta era demasiado robusta para poder abrirla de un golpe... daba gracias a su estupidez.
En algún momento su equipo la rescataría por lo que no era esa la situación que le preocupaba si no... bueno, llevaba más de tres meses fuera de la seguridad de su casa, ella era una omega y estaba rodeada de alfas estúpidos. Agradecía a su cuerpo que había sido astuto en alargar el momento del celo por el peligro que corría desde hace dos semanas, siendo perseguida por este grupo... ¿cómo se hacían llamar? ¿Alpha's Stone? Algo sobre una extraña cultura primitiva de la que no quería saber demasiado... Y su cuerpo no podía soportarlo más pero ella aguantaría todo lo que pudiese. Ya se habían llevado un par de arañazos y gruñidos de su parte, ni si quiera sabía que era capaz de ser tan agresiva.
Horas después desaparecieron y ella pudo descansar un poco.
Cuando despertó alguien había conseguido abrir la puerta y ella se puso alerta al instante. Se tiró a atacar a la primera persona que vio. Consiguió tirarla al suelo y amenazar con un mordisco en la glándula. Para su sorpresa, el alfa le mostró el cuello, apartando la tela blanca de su cuello, y mostró sus manos con las palmas hacia arriba.
– Soy yo, Lucy – Dijo. Tardó unos segundos en procesar que la persona debajo de ella era Natsu, su olor a leña e incienso llegó y ella se relajó al instante.
– Oh, lo siento. – Salió de encima pero aún pegada a él.
Se incorporó con ella y le sonrió –. No te preocupes, en realidad me esperaba una respuesta así. Aunque no tan agresiva.
– Lo siento. –Volvió a decir –. Me tenían un poco en vilo.
Él reparó en la manta que tenía por encima y gruñó un poco, se la quitó y ella tembló por el frío que hacía allí, se quitó el chaleco y ella se sonrojó por ver su pecho desnudo. Esto no estaba ayudando a su autocontrol. Tampoco lo hacía usar una prenda caliente que olía a él.
Natsu debió notarlo porque bajó su cabeza hacia su cuello que ella descubrió casi al instante y esto pareció hacerlo incómodo porque se levantó de golpe y le ofreció la mano para ayudarla a levantarse. Sólo cuando ella se sintió demasiado débil para hacerlo y tropezó, él la recogió en sus brazos y la llevó hacia la salida.
Escuchó a sus captores quejarse del mal trato de sus compañeros y cuando llegaron fuera los vió en el suelo con moretones y sangre. Parecía que alguien se había excedido.
Natsu la dejó en el suelo mientras Erza se acercó a ellos.
– Lucy ¿estás bien? ¿Te han hecho algo? Si es así tendrán que probar el filo de mi espada.
– No, estoy bien. Fueron lo suficientemente estúpidos como para no saber abrir la puerta.
Asintió –. De todas maneras los llevaremos a las autoridades.
Gray los estaba riñendo por su comportamiento pero no parecían estar muy arrepentidos. Natsu se acercó silenciosamente a ellos, algo que le pareció extraño, y luego soltó un gruñido que le heló la sangre. Se escondió detrás de Erza.
– Nunca había visto a Natsu así.
– Ha estado alterado estos días mientras te buscábamos. A lo que me recuerda... ¿Se lo pediste?
– ¿Qué?
Erza se dio la vuelta para mirarla –. ¿Le pediste pasar el celo contigo?
Ah. Eso...
Ella fantaseó un poco sobre ello pero no con tanta intensidad como hace días. Lucy siempre había pasado el celo sola en su casa. Se creaba su propio búnker, pasaba tres días y ya está. Estaba acostumbrada a eso, era en lo que le habían educado, debía esperar a su "compañero" para poder pasarlo con alguien... Hasta que descubrió la verdad. No hay compañeros, los alfas no son mejores que los omegas y no es obligación que estén juntos, también podía enamorarse de un beta. Por supuesto, todo lo aprendió en Fairy Tail y fue duro acostumbrarse a ellos pero le gustó su libertad y ahora no le gustaría estar en ningún otro sitio.
Fue cuando Mirajane habló con ella que empezó a redescubrir la libertad en el gremio. Podía pasar su celo con un alfa que ella eligiera y no tenía porqué haber sentimientos de por medio. Como es lógico los alfas podían negarse pero por lo general no solían hacerlo y demás debían seguir unas normas. Eso le llamó mucho la atención y Mira le guiñó un ojo al decirle que Natsu podía aceptar su propuesta.
Oh, Mavis, lo que pudo sufrir después de eso. Su mente se llenó de todo tipo de imágenes, por lo que después de mucha vergüenza aprovechó la misión para pedírselo. Estaba segura de su respuesta, siempre estaban juntos y él la protegía mucho, estaba segura de que...
– Él me rechazó.
– ¿Qué? – Erza levantó las cejas.
– Si... – Observó a Natsu castigando a esos pobres desgraciados mientras Gray intentaba calmarle –. Dijo que era peligroso, que él era un "alfa diferente", que "iba a hacerme daño" y que "no puede controlarse". – Hizo énfasis usando sus dedos casi furiosamente.
Erza suspiró –. Me cuesta creer algo así. Aunque Natsu parezca que no tiene control en realidad es todo lo contrario.
– Quien lo diría...
Erza sonrió –. Creo que tiene miedo de algo, no es posible que pueda temer no controlarse, nos criamos juntos y puedo decir que es un alfa muy educado.
A Lucy le chocaron dos neuronas al oír "Natsu" y "educado" en la misma frase pero lo dejó pasar –. Dijo algo sobre ser un alfa puro. Realmente no creo en esas cosas.
– Bueno, algunas personas lo creen. Makarov estaba seguro de ello cuando se descubrió lo que era, igual que contigo. ¿Tu familia ha sido sólo omegas verdad?
– Si... ¿pero qué tiene eso que ver? Mi madre, mi abuela... eran omegas pero, eso no cambia nada
– Algunos creen que puede hacerlo, algunos omegas pueden tener un olor diferente, más fuerte, tú lo tienes, ¿porqué sino atraes a tanta gente? Incluso los beta se dan cuenta. Y Natsu quizás sea más violento de lo normal por ello. – Lucy lo sopesó –. Cuando éramos niños conocimos a muchas personas y algunas nos contaban historias, en ellas los alfas puros eran los más peligrosos y malvados, creo que... pudo sentirse identificado.
– Natsu no haría daño a nadie.
Erza se cruzó de hombros y después se puso seria para abordar el verdadero problema ahora –. Lucy, necesito que me digas si crees que podrás aguantar. Debemos llevarlos a la ciudad para que los encarcelen pero no puedo permitir que te alteres.
Lucy quería ir... pero no estaba dispuesta a probar su suerte –. Creo que será mejor irme a casa.
La caballero asintió, se acercó a los dos hombres que ya se habían calmado y les asignó una tarea que Lucy no escuchó. Natsu puso mala cara a esto mirándola pero no dijo nada. Sus ánimos se desplomaron un poco, estaba claro que Natsu no quería ir con ella. Ahora mismo debía parecer un delicioso helado delante de sus narices que no quería tocar. Desde que él la rechazó se había estado comportando de la manera más extraña. Podía estar cerca de Erza y Gray incluso tocarlos pero si se acercaba a cualquier otro alfa era intimidado por él. Y eso comenzó a cabrearla. Ella podía acercarse a quien quisiera, no necesitaba un guardaespaldas.
Gray le dirigió un saludo tranquilizador y ella respondió con una sonrisa. Natsu recogió la mochila del suelo cerca de ella y antes de que la colgase de sus hombros Lucy le devolvió su chaleco. Él le dirigió una mirada extraña pero lo tomó igualmente, ella seguía teniendo frío pero no podía seguir torturándose con su olor rodeándola.
Esperaba que el camino a casa fuese más animado.