Disclaimer: Todo pertenece a J. K. Rowling.

Esta historia participa en el reto Arcoíris mágico del foro La noble y ancestral casa de los Black.

Para este reto teníamos que escribir sobre un personaje que perteneciera al colectivo LGBT+. En este caso es Charity, que es lesbiana.

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El vestido de novia es una preciosidad. Charity se quedó enamorada de él nada más verlo en la tienda. Su padre bromeó con que miraba al vestido con más amor que a su novio y Charity se obligó a sí misma a reírse mientras lo pagaba a pesar de que la broma no le hizo ninguna gracia. Su padre nunca ha tenido talento para la adivinación, pero había dado en el clavo.

Alphar entra en la habitación. La tradición dice que el novio no debe ver el vestido de la novia hasta que no sea el momento de la ceremonia, pero a Alphar Black nunca le han importado las tradiciones ni lo más mínimo. Charity lo mira con afecto. Alphar es guapo, simpático y divertido. Sería el tipo de hombre del que Charity se hubiera podido enamorar si le gustaran los hombres, pero no le gustan. Ese es el problema de esa boda, que Charity sabe que nunca se podrá enamorar de su futuro marido.

Alphar también lo sabe. Charity pensó que no era justo ocultárselo. Había creído que Alphar se enfadaría como había hecho su madre cuando se lo contó, pero en lugar de eso su prometido asintió y le preguntó qué deseaba hacer.

Charity no lo sabía. Estuvieron discutiendo sobre el asunto toda la noche. Ninguno de los dos quería casarse, pero ambos sabían las consecuencias de no hacerlo, así que siguieron adelante.

Apenas se conocían cuando los comprometieron, pero en estos meses se han hecho buenos amigos. Alphar le coloca el velo con cariño y Charity le sonríe.

–¿Estás segura de esto? –le pregunta él.

–Realmente no ¿y tú?

–En absoluto.

Se quedan mirándose por unos segundos, pero ninguno se atreve a dar el paso. Ninguno de los dos se atreve a cortar con aquello que le han impuesto desde la cuna. Finalmente Alphar se marcha y Charity se queda sola.

Ya no hay vuelta atrás. Va a casarse con un hombre al que no ama y al que nunca podrá amar. Su madre se lo dejó bien claro. Nunca podría estar con una mujer. Ella no lo permitiría. A Charity se le antojó una condena. Sigue pareciéndoselo.

Se imagina su vida junto a Alphar y sabe que no será realmente una mala vida, que podrían ser felices como amigos. No obstante, no le parece suficiente. No quiere limitarse a ser amiga de su esposo. Quiere amar y ser amada. Quiere tener la libertad para hacerlo.

Su madre viene finalmente a por ella y la acompaña hasta el salón donde tendrá lugar la ceremonia. Charity camina como si estuviera a punto de ingresar en Azkaban. Su madre no lo nota o finge que no lo hace. No hablan en todo el camino.

Finalmente se encuentra a un lado del oficiante. Al otro lado está alphar. La ceremonia empieza y Charity se encuentra deseando que pase algo, que algo interrumpa la boda, mas sabe que eso no va a pasar. Solo ella tiene el poder para interrumpirla.

–¿quieres a Alphar Black como legítimo esposo?

–No.

Su negativa resuena por el salón. La gente la mira horrorizada. Algunos ríen nerviosamente pensando que quizá se trata de una broma o de un error. El oficiante se ha quedado sin palabras. Alphar sonríe. Charity le devuelve la sonrisa.

–Yo tampoco –contesta Alphar a la pregunta que el oficiante no ha tenido tiempo de formularle.

La coge del brazo y ambos se desaparecen juntos hasta un callejón cercano a la casa de él. Una vez libres se echan a reír, una risa de alivio y de alegría. No pueden parar. Se abrazan y Alphar le quita con cuidado el velo que le ayudó a ponerse para verle bien la cara.

Luego tendrán que enfrentarse a las consecuencias de su huida, pero por un momento se quedan así, juntos y felices, disfrutando de su recién adquirida libertad.

A Charity la expulsan de su familia y a Alphar lo amenazan con hacerle lo mismo, pero al final lo dejan seguir siendo un Black porque al fin y al cabo no es el heredero. Él nunca se casa, aunque tiene varias novias que nunca presenta a su familia porque sabe que no les agradarían.

Ella guarda su precioso vestido de novia y muchos años después lo usa. Alphar vuelve a ponerle el velo y la lleva del brazo a una carpa donde esperan una oficiante y la mujer de la que Charity lleva años enamorada. La oficiante hace su pregunta y esta vez, feliz, Charity dice sí.