Más lobo que niño

Por Nochedeinvierno13


Disclaimer: Todo el universo de Canción de Hielo y Fuego es propiedad de George R. R. Martin.

Esta historia participa del Reto #106: "La suerte de los drabbles" del Foro "Alas Negras, Palabras Negras".


III

Davos Seaworth

Llegan a Skagos después de un corto pero turbulento viaje a través del mar.

La isla se alza en la entrada de la Bahía de las Focas, rodeada de bloques de hielo que flotan a la deriva, y no hay ningún otro barco amarrado en su costa. «Eso es bueno. Los skagosi siguen sin fiarse de los extranjeros.» Osha sabe que es cuestión de pronunciar el nombre correcto para conseguir la bienvenida correcta.

—Quiero ver a Sygerrik, Hijo de la piedra.

Sygerrik se muestra sorprendido por volver a verla después de tanto tiempo. Primero la mira a ella, escrutando cada nueva cicatriz; después mira al niño y al lobo que está junto a él.

—¿Quién es él?

—Es Ry, mi hijo.

—Pensé que no querías ser madre.

—El tiempo me hizo cambiar de opinión, Sygerrik —contesta sin ahondar en detalles. «Me fui en medio de la noche y sin decir adiós. Pero ya me perdonó por ello»—. Queremos permanecer en la isla.

Él les da la bienvenida a las cuevas subterráneas que cobran vida durante la noche, cuando los skagosi se reúnen a compartir el fuego y la cena.

A Rickon le cuesta acostumbrarse al calor humano nuevamente. Se muestra reticente a jugar con los demás niños y no se separa ni un instante de Peludo. Los sueños de lobo no son tan intensos en medio del mar como en el bosque, pero siguen existiendo.

Pero un día llega un caballero a perturbar la paz que tanto les cuesta recuperar. Y Osha lo odia por ello.

Dice llamarse Davos Seaworth y hablar en nombre de Stannis Baratheon, uno de los nuevos reyes de Poniente, pero Osha no cree en ninguna de sus palabras. Pero sí recuerda a los dos caballeros que lo acompañan. «Estaban en el banquete de la cosecha, eran vasallos de Lord Manderly.»

—No te lo llevarás —se anticipa a lo que va a decir.

—Es el heredero de Invernalia. Es la única oportunidad que tiene Puerto Blanco de enfrentarse a los Bolton —asegura él. Clava sus ojos en Rickon—. Pequeño, eres el último Stark con vida. Tienes un deber con tu pueblo. ¿No quieres ayudarlos?

El niño titubea y el corazón de Osha se detiene.

—Quiero ayudarlos… Es lo que haría Bran —dice vehementemente—. Pero Osha se ha esforzado mucho por mantenerme con vida. Y me gusta aquí. Nos levantamos temprano a trabajar pero durante las noches hay hogueras e historias. —Se detiene. Sostiene la mano de Osha—. Ella es mi familia ahora. Soy Ry, no Rickon Stark.

—Ahí está la respuesta, Davos Seaworth. Vaya a decírselo a Lord Manderly y su rey. Rickon Stark está muerto y quien quiera llevarse a mi hijo, tendrá que pasar por encima de mi cadáver.

El caballero se marcha a la mañana siguiente, con su capa raída y su olor a encierro. Pero Osha sabe que, como él, más hombres intentarán recuperar al heredero de Invernalia. Y ella volverá a defender su derecho a elegir.