Muy bien chicos y chicas, ¡ha llegado la hora! Oficialmente estamos dando inicio a Temporada de pandas 2.0...o al menos espero que el trabajo sea lo suficientemente bueno como para ser considerado una mejoría, porque si no habré desperdiciado BASTANTES horas de nuestras tan preciadas vidas jeje.

Ahora, antes de que alguien me lo señale, sí, recuerdo haber dicho que publicaría los capítulos modificados dentro del documento original y reemplazar los antiguos...pero decidí mejor no hacer eso al final de cuentas. Un lector mío de la versión en inglés, Titanking666, me mencionó cómo algunas personas podrían no estar 100% de acuerdo con que la obra original sea borrada del mapa así como así; ¿y saben qué? Tenía razón, hubiera sido una muy mala pasada (especialmente después de que leí algunos de los reviews que me dejaron en el último capítulo/anuncio de Temporada de pandas y realmente caí en cuenta de lo mucho que el fic podía significar para mis lectores). Por eso decidí hacer un documento nuevo para esto.

También quisiera disculparme por lo mucho que tarde en publicar esta pieza, pero literal no tuve NADA de tiempo para trabajar adecuadamente en ella durante el semestre (canijos maestros de universidad y su adicción a las tareas). Además de eso, en caso de que haya nuevos lectores uniéndose a nosotros, si nadie notó el contador de palabras, este primer capítulo terminó siendo un excelente ejemplo de mi estilo de escritura actual (osease: es ridículamente largo); lo cual ocurrió porque, aunque mantuve la idea general del capítulo 1 original, escribí esto de cero. Créanme cuando les digo que NO es mi intención que los capítulos salgan tan largos y tardados; yo simplemente escribo hasta que me siento satisfecho con el resultado (siempre ha sido así) y desde hace rato, esto parece significar que las actualizaciones deben ser enormes.

No se preocupen demasiado ¿okey?, no voy a hacer TODOS los capítulos de este modo; para algunos mantendré el escrito original y nomás le haré ajustes para que encaje con los nuevos parámetros de la versión nueva; así como a lo mejor añadir un par de cosas si lo considero necesario. Esperemos que eso sea suficiente para que el tiempo entre actualizaciones sea menor.

Una última cosa: les aviso de un inicio que, con el mismo objetivo de tardar menos, planeo utilizar un traductor para…pues, traducir jeje, los capítulos en lugar de hacerlo todo por mi cuenta; de ese modo sólo queda revisar la traducción automática y retocarla para que tenga el estilo apropiado. Debería ahorrarme tiempo…pero también hay que reconocer que involucra el riesgo de que los capítulos acaben sonando medio raros. Ustedes me dicen qué les parece el experimento.

De cualquier modo, continuemos. Todos ustedes conocen cómo funciona esto (es bastante estándar para cualquiera que haya pasado el tiempo suficiente en el sitio de Fanfiction); pero en caso de que tengamos novatos aquí, les diré cómo va de todos modos:

Lean el capítulo

Decidan si les gustó, si lo odiaron o si les provocó cualquier otro sentimiento

Háganmelo saber en un review (No, NO es de a fuerzas...pero realmente se los agradecería)

Mis queridos lectores, gracias por darle una oportunidad a este pequeño trabajo mío; en especial a todos aquellos que me han aguantado desde el mero principio y todavía están aquí para acompañarme en este nuevo proyecto. Sépase que no soy tonto…y reconozco que no sería NADA sin ustedes. Espero que disfruten del capítulo.

Oh, pero primero, una pequeña guía para leer la nueva obra más cómodamente (los diálogos y pensamientos invierten el formato cuando se trate de recuerdos/sueños):

"Diálogos"

"Pensamientos"

*Sonidos*

Ahora, sin más preámbulos y por los viejos tiempos: ¡SIGAMOS A LA HISTORIA!

Disclaimer: Kung Fu Panda, sus increíbles personajes, ubicaciones, etc. NO me pertenecen. Toda esa barbarosidad es propiedad de DreamWorks y de nadie más.


Por aquel a quien amas (Re-escrito de Temporada de pandas)


Las noches en El Valle de la Paz eran una ocasión especial para todo aquel que llegaba a ser partícipe de ellas. No, no porque poseyeran una animada vida nocturna que todos pudieran disfrutar, con bares, restaurantes, juegos y cualquier clase de compañía que pudiera considerarse apetecible; sino porque una vez que la luna tomaba su lugar correspondiente en los cielos, era prácticamente un hecho innegable que todas y cada una de las almas residiendo en su interior, agotadas tras un duro día de trabajo o viajes agobiantes, podían irse a dormir en paz; sabiendo que su descanso no sería perturbado hasta la luz del día siguiente.

Habiendo dicho esto, la presencia de una atmósfera apacible y jubilosa casi se había vuelto una norma implícita a lo largo del territorio hoy en día; desde que el malvado pavo real, Lord Shen, había sido derrotado por algunos de los más formidables protectores de China hace casi un año y medio atrás. Claro que la paz no gobernaba suprema; incursiones de bandidos, robos y asaltos por villanos tanto serios como mediocres aún se daban de vez en cuando, pero nada muy problemático con lo que no pudiera lidiarse en unas cuantas horas o menos.

Sí señor, El Valle de verdad que estaba haciéndole honor a su nombre con mucho éxito.

Esta noche en particular, las cosas no parecían ser muy distintas; todos, a excepción de los guardias nocturnos en turno, estaban arropados en cama y durmiendo con tranquilidad dentro de la comodidad de sus hogares tal y como lo habían estado durante las últimas horas. Aun así, todavía quedaba algo de tiempo antes de que la fría mañana invernal llegara para anunciar el comienzo de otro gran día. Tiempo que todos esos animales que dormían tan dichosamente aprovechaban al máximo para disfrutar de sus sueños.

Uno de dichos animales, una felina rayada que respondía al nombre de Tigresa, mejor conocida como la Maestra Tigresa de los Cinco Furiosos, parecía estar disfrutando de una fantasía especialmente placentera; al menos si la expresión de felicidad en sus hermosas facciones podía tomarse como un indicio confiable. Era una verdadera demostración de lo tranquilas que se habían vuelto las cosas cuando incluso ella, la viva imagen de la disciplina y el comportamiento radical, podía permitir que su frecuentemente estoico rostro se relajara de la forma en que se encontraba ahora; sin ninguna señal de tensión en su ceño y una pequeña pero notoria sonrisa curvando sus oscuros labios.

Aunque claro que cuando de ella como individuo se trataba, las cosas habían visto una mejoría particularmente significativa desde la derrota del tirano emplumado; quizás no TANTO como había llegado a descubrir que en realidad deseaba, pero...había sido muy agradable, lo bien que iban marchando las cosas. Y si el universo estaba de acuerdo, así seguirían. Los giros y eventos aún por ocurrir serían a su favor, guiarían su vida en la dirección correcta...hasta que la realidad coincidiera con sus tan anhelados sueños.


Capítulo 1: Amado panda


El Valle de la Paz – Palacio de Jade – Cuartel de los estudiantes – Habitación de Tigresa – Sueño

Decir que hoy había sido un día agitado sería tan inadecuado como decir que su temperamento podía llegar a ser sólo un poco amenazante; y eso realmente debería significar algo si quien lo decía era ella. Honestamente, la constante lucha contra el mal y las arduas sesiones de entrenamiento a diario no eran nada en comparación a la escrupulosa atención y la bulliciosa emoción de los ciudadanos del Valle durante las festividades del día de hoy.

Aunque suponía que no podía culparlos; no era cosa de todos los días que dos de los guerreros más renombrados del país se unieran en sagrado matrimonio. Rayos ¡ella era quien más feliz estaba de entre todos ellos!

Después de todo, había sido SU boda.

"¡Casi no puedo creerlo…ahora soy una mujer casada!"

Ese pensamiento provocó que las famosas mariposas revolotearan dentro de su estómago de la misma forma que lo hacían cada vez que alcanzaba una meta personal; excepto que esta vez lo hicieron con mil veces más vigor y fueron acompañadas por un cosquilleo muy agradable a lo largo de su columna. Asumía que era algo comprensible, teniendo en cuenta lo sorprendente que era para cualquier hembra lograr casarse a los treinta y un años; ni hablar de una machorra intimidante y emocionalmente inexperta como ella. No sólo eso, pero había logrado hacerlo con un gran hombre que eligió por su cuenta, por amor verdadero y devoción mutua y con experiencia romántica virtualmente nula.

"Poniéndolo de ese modo realmente hace que resalte cuanta suerte tuve" Su mente le señaló reflexivamente, animándole a dirigir la mirada de sus llameantes ojos al anillo reposando sobre la pata que era sostenida por su esposo. Era una bella pieza de joyería, con una piedra de jade de buen tamaño esculpida en forma de un dragón enroscado encima de una simple banda dorada; que había sido hecha desde cero como un favor personal de su macho para representar su unión en plenitud. Del mismo modo, la argolla que ahora adornaba la pata derecha de él lucía una piedra ámbar igualmente cautivadora, trabajada para representar la imagen de un tigre agazapado para así demostrar el vínculo que compartía con ella "Lo que me da toda la razón que necesito para no dar nada por sentado"Pensó ella con convicción mientras presionaba su cabeza contra la mandíbula del macho para luego proseguir a acurrucarse hasta quedar acomodada en la región anterior de su cuello; permitiéndole a su impulso de ronronear fluir desinhibido para variar.

No le importaban los desafíos que les esperaban en su nueva vida matrimonial; nada los iba a separar jamás. Nunca sería capaz de perdonarse a sí misma si permitiera que la felicidad por la cual deseo y peleo tanto le fuera arrebatada por cualquier otra cosa que no fuera la muerte misma...a una edad grandemente avanzada...y sólo si ella era la primera en partir. Eso no era algo por lo que estuviera dispuesta a negociar.

*¡Ajem!*

El sonido de alguien aclarando su garganta sacó a la felina del profundo ensimismamiento en el cual aparentemente había entrado sin darse cuenta, haciéndola consciente repentinamente del hecho de que ya no se encontraba sentada a un lado de su panda al pie de la cama nupcial, sosteniendo su pata con un tazón vacío sobre su regazo; sino que ahora estaba subida encima de sus muslos en un arrumaco mucho más íntimo, mientras que dicho plato ahora descansaba en el suelo hecho pedazos. No sólo eso, pero a menos que sus ojos le engañaran y el pelaje en el cuello de Po no estaba algo desalineado y ligeramente húmedo, tal parecía que en algún momento había comenzado a besar y mordisquearlo aquí y allá.

Todo delante de sus figuras paternas y amigos más cercanos; que se habían unido a ellos en la recámara matrimonial para pasar un tiempo de calidad juntos después de que la ceremonia hubo concluido, tal como dictaba la tradición.

"Bueno,parece ser que ya nos hemos quedado demasiado tiempo ¿no piensas lo mismo, Ping?" Un viejo panda rojo, comúnmente conocido como el Gran maestro Shifu del Palacio de Jade, preguntó a su recién declarado consuegro con una sonrisa ladina. Una imagen verdaderamente inquietante en la cara de un hombre que por lo general era bastante estricto.

"¡Oh, concuerdo por completo, amigo mío!" Un ganso de edad similar, el cual era el padre adoptivo del novio, respondió mientras devolvía la mirada con la misma expresión "¡Qué grosero de nuestra parte! Acaparando todo el tiempo de los tórtolos con charla y bromas sin importancia cuando podrían estar haciendo algo mucho más productivo, ¿eh?" Si la inflexión en su tono no era pista suficiente, la forma en que sus cejas bailaron de arriba hacia abajo al terminar su oración ciertamente le dejó bien en claro a la feliz pareja lo que era ese 'algo'.

Obviamente, esto causó que al par, ya avergonzado de por sí, se le subieran los colores al rostro todavía más; de hecho, de no ser porque el color de su pelaje lo ocultaba extremadamente bien, Tigresa estaba segura de que el calor que podía sentir cubriendo su cara habría convertido su cabeza en una cereza gigante. De la misma forma que le había ocurrido a su marido.

"¡¿Enserio, papá, ¿por qué?!" No por primera vez esa noche, el Guerrero de blanco y negro protestó la falta de tacto tan propia de su padre con un lloriqueo de mortificación que, si bien molesto por su agudo tono, su compañera apreciaba ya que servía para transmitir el sentimiento por parte de ambos.

"¿Qué? No es ningún secreto que quiero tener nietos. Y aunque aparentemente soy el único con el valor para expresarlo abiertamente, por hecho que todos los aquí presentes están igual de ansiosos por escuchar pequeños pasitos corriendo por la casa; ¡¿fue construida grande por una razón, saben?!" El chef de fideos proclamó descaradamente; por el contrario al resto de los animales en la habitación, quienes rápidamente encontraron distintos sitios al azar en la decoración por los cuales desarrollar un repentino y absoluto interés. Incluso el mismísimo Maestro Shifu, para sorpresa de la felina presentemente pasmada "¡¿Así que más vale que ustedes dos se pongan trabajar, de acuerdo?! ¡Y rápido, que no me estoy volviendo más joven!"

"¿Podría alguien matarme ahora mismo?" Po preguntó con voz lastimera, plantando su frente firmemente contra una de sus palmas.

"¿Mientras tu sobreprotectora esposa aún está sentada encima de ti? Lo siento, amigo, pero nadie aquí quiere morir joven" Le respondió una cierta mantis religiosa "Además, SÍ sabes lo que debe ocurrir en la noche de bodas, ¿verdad? ¿lo que estás a punto de experimentar? De un hombre a otro: aguántate, haz tu parte y SÓLO después de eso puedes decidir si deberías morir de la vergüenza" Por su tono, era fácil inferir que estaba tratando de aligerar el ambiente con una broma de mal gusto. Pero considerando que todo lo que logró con sus esfuerzos fue recibir un zape detrás de la cabeza, cortesía de la víbora de bambú enroscada a su lado, y una mirada asesina por parte de la susodicha recién casada...el comentario no fue bien recibido en lo absoluto.

Por el lado bueno, sirvió para darle a la maestra del estilo tigre el empujón final que necesitaba para abandonar el estado de estupor generado por su propia pena y rápida pero agraciadamente, bajarse del —bastante cómodo— regazo de su macho.

"Voy a aplastar a ese bicho más tarde" Pensó ella mientras demostraba su desagrado hacia el pequeño maestro de kung fu con un sonoro gruñido.

"¡OK! Creo que será mejor que nos vayamos antes de que las cosas se pongan feas. Estoy bastante seguro de que sería de mala suerte planear un funeral justo después de celebrar una boda" Otro compañero suyo, el Maestro Grulla, declaró apresuradamente.

El resto de los animales dentro de la recámara nupcial parecieron concordar en silencio con las sensatas palabras del maestro emplumado y se apuraron a ponerse de pie, o simplemente enderezarse en el caso de Víbora y Grulla, antes de ofrecer al par de recién casados una última ronda de sinceras felicitaciones y dirigirse a la puerta.

Ahora, si bien todavía sentía los efectos residuales de todas las bromas a las que se le había sometido durante el último segmento de su día de bodas, el Guerrero dragón sabía que sería correcto de su parte el acompañar a sus invitados a la salida. Así que, dando a su amada una sonrisa gentil y ligeramente apenada, llevó su pata izquierda hacia sus labios, depositó un tierno beso sobre sus duros nudillos y se preparó para levantarse de la cama.

"No tienes que pararte, Po. Sabemos perfectamente bien donde está la salida" Víbora le aseguró con una amable sonrisa, la cual pronto se tornó un tanto traviesa cuando agregó "No hay necesidad de hacer que a Tigresa se le suba demás la calentura por andar haciéndola esperar demasiado a que empiece la diversión de la noche ¿o sí?"

"¡Víbora!" Sale sobrando decir que la felina rayada se sorprendió enormemente al escuchar a su usualmente prudente hermana serpiente decir una cosa así. Mientras tanto, su pareja recuperó el poco grado de rojo que había alcanzado a dejar sus mejillas...aunque ciertamente obedeció y permaneció sentado en su lugar.

La maestra del estilo víbora rio ante la reacción que obtuvo con su última bromita y les dio un guiño juguetón antes de deslizarse fuera de la habitación a velocidad moderada, seguida de cerca por Mono y Mantis, ambos riendo por lo bajo, y un Grulla que parecía haber quedado conmocionado por igual. El Maestro Shifu, mostrando una reacción mucho más leve en forma de una sutil sacudida a su cabeza acompañada de una pequeña sonrisa burlesca, volvió su atención a la pareja he hizo una reverencia.

"Me hace muy feliz el haber vivido para ver este día; espero que su nueva unión sea siempre prospera y de gran felicidad" Les expresó con sinceridad absoluta que tanto la novia como el novio fácilmente podían notar; y aunque sus palabras significaban mucho en general...sin duda conmovieron a la primera mucho más. Después de todo, era algo muy especial para ella el escuchar que había ganado la aprobación de su padre adoptivo "Ahora, como Ping tan elocuentemente dijo: pónganse a trabajar" Y, de regreso al nerviosismo.

"¡PADRE!" La felina exclamó completamente sorprendida. Estaba bastante segura de que ni su pelaje podía ocultar su sonrojo después de esto.

"¿Qué? ¿Cuesta tanto creer que yo también quiero ver algunos nietos antes de que llegue mí hora?" Preguntó el viejo panda rojo, alzando una ceja con diversión ante las expresiones en sus rostros "Ya he estado preparando algunos regímenes de entrenamiento para niños de vez en cuando desde que su relación me pareció lo suficientemente estable"

"¿Su…pongo que eso suena lógico?" Po dijo, intentando sonar como si no acabara de quedar ridículamente desconcertado y fallando miserablemente en ello. No como que su esposa pudiera reclamarle nada aunque quisiera ya que ella se encontraba del mismo modo.

Riendo en tono bajo ante la estupefacción de los maestros más jóvenes, el Gran maestro se dio la vuelta tranquilamente y salió para dejarlos solos; acción que fue imitada por el padre adoptivo del panda casi inmediatamente después, aunque dicha ave no perdió la oportunidad de avergonzar a su hijo por última vez, dándole un visible y eufórico pulgar en alto al mismo tiempo que cerraba la puerta corrediza tras de sí.

Y eso fue todo. Ahora sólo quedaban ellos dos dentro de la habitación. Solos adentro de su habitación MATRIMONIAL para ser precisos...siendo esta su noche de bodas.

"¿Cuándo empezó a hacer calor aquí?" Le vino el pensamiento, a la par que hacía todo lo posible por resistir un impulso repentino de rebullirse nerviosamente en su lugar; sintiéndose muy consciente del calor emanando del macho sentando al lado suyo.

"Así que...¿también te sientes medio rara o soy sólo yo?" Po preguntó, sonando bastante incómodo a pesar de que probablemente estaba haciendo un esfuerzo enorme por no hacerlo. No obstante, saber que ella no era la única teniendo un repentino episodio de pudor efectivamente puso a la hembra un poco más tranquila.

"*Ajem* No, definitivamente no eres sólo tú" Admitió ella; dándole una media sonrisa de perfil.

"Ach, ya me lo esperaba" El oso se quejó con una leve mueca de fastidio, pero se apresuró a reemplazarla con una sonrisa casi contrita mientras que dirigía su mirada completamente hacia la tigresa y tomaba su pata en la suya de nueva cuenta "Perdón por mi papá y sus comentarios raros"

Al escuchar la disculpa innecesaria, su amante felina rodó los ojos con cierta exasperación ante su tendencia de andar echándose culpas. También hizo un buen trabajo en reinstituir un ambiente un poco más normal entre ellos.

"Ni que fuera culpa tuya, Po. La...extravagancia...de tu padre no es nada nuevo para mí; era un personaje peculiar antes de siquiera empezar a pretendernos, nunca asumí que eso cambiaría una vez que nos volviéramos más íntimos" Declaró la maestra en un tono gentil, dedicándole una sonrisa —supuestamente— despreocupada y apretando su pata afectuosamente "Ahora, ¿la actitud que tomaron Víbora y mi padre al final? Eso SÍ que me tomó desprevenida"

"Jeje, eso sin duda...Gatita" Po respondió, intentado deshacerse de la incomodidad restante arqueando su sonrisa de tal modo que se viera desafiante al pronunciar ese maldito apodo. Cualquier otro día le habría propinado un buen zape en la nuca, zampado un golpe en el brazo o quizás hubiera trapeado el piso con él —de haber estado en pleno entrenamiento— ...pero hoy lo dejaría pasar. Sólo porque era su noche de bodas. Aun así, entrecerró los ojos peligrosamente y permitió que un gruñido semi-amenazante retumbara en la profundidad de su garganta en respuesta a haber sido provocada. Sin embargo, en lugar de acongojarlo con su demostración predatoria, esta despertó algo…distinto en él; al menos si estaba interpretando el peculiar brillo que entró en sus ojos de jade correctamente "¿Y ahora qué sugiere que hagamos, Sra.Ping?"

Un fuerte escalofrío de emoción subió por su columna al escucharlo utilizar su apellido, ahora legalmente suyo también, para dirigirse a ella; especialmente con el tono ligeramente ronco que aplicó al hacerlo. Debía ser por todas las emociones melosas que había experimentado, y sido rodeada por, durante todo el día, pero podría jurar que su deseo, su pasión, por ella se elevó de manera tan súbita en ese momento que casi podía probarlo.

Y, siendo una mujer extremadamente honesta, tenía que admitir que era una sensación sumamente...estimulante.

"Jmm, ignorando la falta de tacto, creo que nuestros padres y hermana plantearon un buen punto" La fémina felina dijo, esforzándose en sonar pensativa y no excitada como realmente se sentía en el momento "Digo, ya acabamos con todo lo demás en la lista: cumplimos con las etiquetas que consideramos aplicaban a nosotros, toleré ser acarreada por ahí en frente de un maldito desfile como una doncella debilucha, primero por ti y luego por los sirvientes del palacio dentro de esa estúpida caja, reverenciamos al cielo y a la tierra y llevamos a cabo la ceremonia de té" Mientras relataba la serie de eventos que habían tenido lugar más temprano ese día, la hembra removió la corona de fénix de su cabeza y cuidadosamente la dejó de lado; aunque no le prestó demasiada atención a dónde fue a parar "Después de eso vinimos aquí, bebimos el vino, comí los dumplings y nuestra familia bromeó y charló con nosotros por un rato"

"Qué bromear y charlar ni que nada, ¡un poco más despiadados y se hubieran estado mofando de a de veras! ¿Y por qué hablas en plural? ¡Si yo era el blanco de todos, como, cada nueve de diez veces!" El panda comentó, golpeando su hombro contra el de ella juguetonamente.

"Calladito, panda. Arruinas el momento" Tigresa le respondió con un toque de regaño, aunque le devolvió el pequeño empujón de todos modos "Como decía, ya cumplimos con todos los pasos ceremoniales...excepto uno" Y moldeando su expresión a una de intenciones nada inocentes, la felina rayada se trepó al regazo de su amado y atrapó su cintura entre sus piernas lo mejor que pudo en su atuendo de bodas; descansando sus fuertes patas sobre su pecho cubierto de seda "Así que, Guerrero dragón, la pregunta no va en torno a 'qué hacer ahora', sino…¿A si estás preparado para lo que viene?" La pregunta fue planteada utilizando un segundo gruñido desafiante; el cual, a juzgar por la ligera reacción que pudo sentir contra la zona inferior de su cuerpo, funcionó exactamente como ella quería.

Además de eso, emitir tal sonido le servía bien para cubrir el nerviosismo que aún había dentro de ella respecto a lo que estaba por ocurrir.

"Oh, deberías saber mejor que nadie..." Sus encantadores orbes de jade poco a poco se llenaron de esa implacable confianza que ella sabía solía ser reservada para las batallas más duras y tuvo que ejercer una gran concentración para evitar que su propio valor vacilara ante la electrizante sensación provocada cuando las firmes patas del macho sujetaron sus caderas "…que siempre estoy listo para la acción" Entonces, así como había surgido, el fuego en sus ojos se atenuó ligeramente y un deje de pena entró a sus facciones "Uhh, aunque hay un pequeño problema...no estoy del todo seguro de por dónde empezar jeje"

"Ugh, debí imaginarlo"No importa cuánto haya crecido a lo largo de los años, su panda siempre sería un alma inocente. A menudo, esa cualidad hacía que su amor por él se avivara como un placentero fuego en su corazón; le inspiraba a querer protegerlo y animaba a disfrutar de su cálido resplandor. Sin embargo, en ocasiones como esta, también caía en cuenta de lo molesta que podía llegar a ser "Oh bueno" Pensó, haciendo lo posible por no permitir que se le subiera el fastidio y acabar deshaciendo lo que quedaba de la apetecible atmósfera, al mismo tiempo que mandaba sus persistentes nervios al fondo de su mente con dificultad casi tortuosa y rodaba los ojos de forma entre divertida y exasperada. Tendría que dar el primer paso "Bueno ¿qué tal un beso para empezar? Estoy segura que puedes con al menos eso" Le declaró, con un tono que claramente indicaba tanto una provocación juguetona como un poco de impaciencia; lo cual hizo que el oso diera una risilla nerviosa de nueva cuenta.

"Sí...claro. Puedo hacer eso" Rápidamente recuperando su valor, el guerrero de blanco y negro reafirmó su agarre sobre el cuerpo de su amada y la acercó al suyo propio a tal punto que sus pechos acabaron presionados el uno contra el del otro; acortando aún más la brecha entre sus rostros como resultado.

Pasaron un par de segundos así, simplemente mirándose a los ojos y percatándose del nervioso anhelo que residía en su interior; sintiendo cómo sus exhalaciones chocaban y se entremezclaban a cada momento.

"Llegó la hora...este último paso...y nuestra unión estará completa" No importaba en lo más mínimo cuan nerviosa se sentía por el acto que estaba por darse, la idea de consumar plenamente su relación le traía una felicidad enorme; más que suficiente para calentar todo su ser y acelerar su corazón como un fuego artificial en ascenso, cuya mecha se iba agotando y pronto estallaría en una ráfaga de bellos colores.

Fue entonces que sus labios blancos finalmente se unieron a los suyos; en un beso fugaz tan suave, ligero y tentativo que casi podría llamarse renuente...pero que, de alguna forma, igualmente fue perfecto para que esa felicidad que ascendía sin pausa hiciera explosión y estremeciera su alma. Así, con ese tentador bocado de contacto íntimo incentivándole, la novia felina deslizó sus patas hacia arriba hasta que pasaron por encima de los hombros de su pareja y perezosamente envolvió sus fuertes brazos alrededor de su cuello con el fin de halarlo para un segundo beso; más firme pero tan breve como el primero.

Este proceso se repitió unas cuantas veces más; cada una animando a la pareja a sostener a su otra mitad con más fuerza y más deseo, a permitir que sus patas exploraran más del cuerpo del otro y hacer el siguiente beso más osado y exigente que el anterior.

Para vergüenza de la tigresa, un leve gemido de emoción escapó de sus labios cuando las patas del panda pasaron por debajo de las pesadas mangas tipo manto de su vestido de novia verde y acariciaron amorosamente el pelaje de sus brazos y hombros; por suerte el sonido rápidamente se perdió entre sus apasionados besos. Aunque haya aprendido a no ser demasiado retraía cuando los dos están juntos, preferiría guardarse para sí misma lo fácil que él, y sólo él, podía derrumbar el inquebrantable autocontrol que había impuesto meticulosamente sobre sus deseos carnales durante los últimos trece años.

"Jah…¿conque así de…jah…ansiosa estás, eh, Gatita mía?" Po preguntó con un deje de burla, respirando entrecortadamente mientras hablaba, para luego separarse de sus demandantes labios negros, pero sin dejar de recorrer su cuerpo oculto con sus palmas y dedos; ahora no sólo dándole suaves roces, sino que frotando más firmemente y usando sus garras poco afiladas para rascar su piel de vez en cuando.

Tal parece que el maldito sonido había logrado alcanzar sus oídos antes de ser acallado, después de todo.

"Maldita sea" La felina maldijo para sus adentros. Aun así, esto no significaba que simplemente se quedaría de brazos cruzados tras ser provocada, por lo que niveló la mirada más fulminante que pudo generar en su presente estado de excitación y abrió la boca para responder autoritariamente "¡Si-Silencio, panda!" Excepto que su traicionero cerebro parecía tener otros planes. Una mayor cantidad de sangre —como si le hiciera falta estando en una atmósfera tan íntima y siendo partícipe en tantas demostraciones amorosas— subió a sus mejillas ante la risa ronca que salió de la boca del macho luego de su lastimera réplica; sin embargo, la dulce mirada dentro de sus ojos al momento que los enfocó en los de ella la disuadió de sentirse molesta por ello.

"Oye, no te angusties. Por dónde lo veas, es el honor más bárbaro que podría haber llegado a recibir...bueno, después de que hayas aceptado ser mi esposa, claro" Dijo el úrsido con sinceridad innegable; avergonzando aún más a la hembra, pero también provocando que su corazón revoloteara con aún más ímpetu de ser posible. Se le ocurrió que debía regañarlo —sin mucha intención— por intentar convencerla de dejar pasar su pequeña burla diciendo cosas tan melosas, sólo por seguir un poco el juego y a sabiendas que arriesgaba el que su voz le fallara de nuevo; sin embargo, él la detuvo en seco al remover la prenda ceremonial, revelando sus brazos desnudos y un chaleco dorado con bordado de flores verde muy similar al que usaba a diario, para luego acariciar el costado de su cuello con su hocico"Te amo, Tigresa"

Escucharlo decir esas significativas palabras hacia un buen número en…básicamente todo su ser; un número extremadamente placentero y maravilloso que la dejaba sintiéndose eufórica y hasta medio atolondrada en cada ocasión. ¿Pero el efecto que tuvieron en ella ahora, estando rodeada de tan exquisita atmósfera? ¡Debería ser ilegal!

Por supuesto que la queja sin propósito apenas y registró dentro de su mente, al tiempo que instintivamente optó por disfrutar el afecto de su macho respondiendo a este con un sonoro ronroneo de felicidad mientras inclinaba la cabeza hacia un lado para proporcionarle una mayor área de contacto.

"Yo también a ti...jah...más que a nada...mmm...mi Guerrero dragón" Fue la respuesta verbal que ella le dio; un tanto más jadeante de lo que pretendía, gracias a las atenciones de su amado sobre su piel sensibilizada —¡¿acaso era normal que el que su cuello fuera besado y mordisqueado se sintiera tan divino?!— pero quería pensar que no le restaba significado a sus palabras "Ahora, ¿qué dices si...jm...dejamos de coquetear...ah...y proseguimos a...jah...demostrarlo de verdad?"

Su propuesta fue recibida con una mordida particularmente pronunciada, seguida por un fuerte chupetón que le arrebató el aliento por un segundo y casi garantizaba que tendría una marca muy visible para mostrar en la mañana. La idea de ello era...peculiarmente deseable.

"Yo diría..." La voz de Po acarreaba un tono enronquecido mientras hablaba contra su piel, aplazando su respuesta al darle una suave lamida en la zona que había marcado, antes de reenfocar su intensa y lujuriosa mirada en sus deseosos orbes de fuego "...prepárate para sentir el trueno, Gatita"

Era tan propio de él dar inicio a un evento tan sagrado como lo era la consumación de su matrimonio con una línea cursi que había inventado para 'sonar genial' en batalla; casi podría decir que una parte de ella hasta lo vio venir. Lo que la tomó por sorpresa fue lo efectiva que resultó ser sobre su cuerpo.

Soltando lo que sólo podía describirse como una extraña mezcla entre un afanoso ronroneo y un gruñido casi amenazador, la tigresa le ofreció una sonrisa colmilluda a su marido antes de jalarlo a un nuevo beso más contundente; no como que el guerrero de blanco y negro se quedara muy atrás, ajustando sus labios a cualquier posición que mejor coincidía con los suyos, mordiendo la parte inferior y luchando con su lengua con la misma asertividad.

En medio de toda esa pasión, el sutil movimiento de los dedos del macho poniéndose a trabajar en desfajar su chaleco casi pasó desapercibido, pero ella logró darse cuenta de sus intenciones justo cuando la tela fue liberada de los confines de la falda alta que su atuendo lucía. No queriendo quedarse atrás, la fémina también preparó sus patas para aflojar el traje ceremonial rojo cubriéndolo a él...no obstante, justo en el momento que las yemas de sus dedos rozaron el ceñidor dorado que rodeaba su cintura, fue sorprendida cuando el panda la tomó firmemente de los glúteos, arrancándole un pequeño grito de la impresión, y usó el peso de su cuerpo para súbitamente levantarla y luego girarlos a ambos y así dejarla completamente recostada sobre la cama mientras que su forma más voluminosa quedó descansando encima de ella.

"Jeje, perdón si te agarré desprevenida, Gatita..." Dijo, denotando lo poco que realmente lo sentía de acuerdo con su tono, al mismo tiempo que colocaba sus patas a cada lado de su cabeza para evitar que pudiera apartar la mirada de sus hambrientos ojos de jade y lasciva sonrisa mientras se inclinaba hacia adelante; dejando su rostro cerniendo sobre el suyo "…pero acabo de decidir que quiero estar arriba primero"

Tomó un poco de tiempo para que el shock dejara su sistema; no fue hasta que la declaración terminó y su cerebro procesó las palabras pronunciadas que sus pensamientos comenzaron a fluir una vez más.

"¡Vaya, vaya, esto sí que es una sorpresa!" La verdad, incluso si sabía mejor que nadie lo impredecible que podía ser el Guerrero dragón, simplemente era incapaz de comprender de dónde salió esta particular confianza tan repentina...pero tampoco podía negar que encendió un chispazo de emoción en su interior. Con eso en mente, la poderosa hembra le regaló una sonrisa ladina y eliminó brevemente la distancia entre ellos para dar un lengüetazo rápido sobre sus suaves labios como señal de aprobación "Mm, está bien; pero ni creas que no le daré vuelta al asunto si no puedes manejarlo. Más vale que no me decepciones...Guerrero dragón" Gruñó ella en tono bajo y sugestivo; aunque este pronto se convirtió en un sonido de deleite cuando el pecho de su macho retumbó con su propio gruñido y sus fuertes dedos se pusieron a trabajar en desabrochar su chaleco.

"Oh, no te preocupes, me aseguraré de no hacerlo" Un tierno beso sobre su —ahora expuesta— clavícula volvió su pequeña promesa aún más significativa, arrancando un leve maullido de placer de sus labios negros. Más sonidos similares pronto le siguieron cuando el último seguro fue liberado y la prenda cubriendo la parte superior de su cuerpo fue removida; a un paso sensualmente lento y con una serie de provocativas caricias y besos estratégicamente colocados en cada centímetro de piel que era descubierto como acompañamiento. Unos momentos más tarde, la confección de seda por fin cedió su agarre; dejando sólo las vendas de su pecho para cubrir su torso "Ahora, eso es lo que yo llamo una bella vista" Po dijo en su voz enronquecida, irguiéndose y arrojando el chaleco a un lado para luego comenzar a consentir sus costados y tonificado abdomen con caricias amorosamente extensas.

"Jmf, ya soy tuya, panda...jah...deja de perder tiempo con tantos piropos y cursilerías" Le llamó la atención su mujer, aunque ella bien sabía que el éxtasis en su voz revelaba la poca seriedad con la cual lo dijo y el acelerado latir de su corazón junto a la calidez en su rostro lo mucho que disfrutaba su aprecio...que la mirara con tal admiración "Sólo...mmm...no te detengas...ah"

"Lo que mi perfecta esposa ordene" Tan pronto dio su respuesta, el macho empezó a alejarse de ella, sólo deteniéndose brevemente para depositar ligeros besos sobre su ombligo y cada uno de sus arduamente ganados abdominales, y permitió que sus patas bajaran por su deseoso cuerpo hasta alcanzar la cinturilla de su falda. La fémina se estremeció un poco de emoción por la sonrisa que recibió cuando se dispuso a retirar la tela ornamentada de sus piernas. Sin embargo, esta no duró mucho una vez comenzó a hacerlo. Por alguna razón, parecía que por cada centímetro de la prenda que era removida, su expresión se tornaba más y más incrédula; hasta que se encontró parado frente al pie de la cama, sosteniendo la falda entera en un gran manojo de seda entre sus patas, y le dio una mirada tiernamente exasperada "¿Enserio, Tigresa? Entiendo que la habitual blusa holgada se sintiera como peso muerto para ti, pero ¿tenías que ponerte esos también?"

Sin entender del todo a lo que se refería su marido, la felina se levantó a medias apoyándose sobre sus codos para ver cuál podría ser el...oh...era eso.

"La verdad se me olvidó que los traía puestos" Pensó mientras observaba los pantalones de entrenamiento tres cuartos de color negro que cubrían sus piernas; aunque al menos dejaban una vista muy atractiva de sus bien torneadas pantorrillas. Aun así, si bien el hecho de haberse olvidado de su presencia era ligeramente inoportuno, la reacción del panda le parecía un tanto exagerada; por lo cual centró sus ojos en él y alzó una ceja al responder a su pregunta "¿Con nuestra suerte? Claro que debía; a menos que hubieras preferido que luchara en ropa interior si algún villano oportunista decidía irrumpir en nuestra boda y hubiera tenido que quitarme la falda"

Su respuesta provocó que el oso soltara una risa leve y enternecida mientras se deshacía de la prenda antes de arrodillarse frente a sus pies y tomar los elegantes zapatos que los adornaban.

"Por supuesto que no, pero nos aseguramos de que todos nuestros enemigos serios estuvieran encerrados para el día de hoy. No tenías por qué molestarte" Al mismo tiempo que hablaba, el macho removió lentamente su calzado; teniendo cuidado de no dañarlo "Además, los otros se hubieran hecho cargo. Apenas y te dejaron caminar durante toda la ceremonia; dudo que partirle la cabeza a los malos hubiera sido una forma más aceptable de usar tus bárbaras patitas" Probablemente queriendo reforzar el punto, sus dedos se posaron sobre dichas extremidades y comenzaron a frotarlas cariñosamente.

"Mm...lo que hiciera con ellas en ese caso hubiera sido cosa mía, panda; y puedes apostar que si alguien hubiera sido tan estúpido como para irrumpir en MÍ boda, me habría asegurado de mandarlo directo al inframundo con varios huesos rotos...¡jng!" Pequeños sonidos de placer abandonaron sus fauces mientras inclinaba la cabeza hacia atrás y cerraba los ojos complacidamente por el servicio que sus pies estaban recibiendo. Como el oso había mencionado, apenas y les había dado uso hoy, pero dado lo ruda que solía ser con ellos, era agradable que los consintieran para variar. Después de todo, sólo había usado los árboles de hierro en ellos al punto de aprender —rigurosamente— cómo soportar dolor, pero siempre asegurándose de que nunca se volvieran incapaces de sentir como sus manos. Algo así hubiera arruinado su equilibrio y la estabilidad de sus formas sin duda alguna.

"Además, ¿qué mujer en su sano juicio querría perderse la maravilla de recibir un buen masaje de pies de vez en cuando?" Pensó, sintiéndose muy cómoda. Abruptamente, un cosquilleo extrañamente placentero surgió de la almohadilla central en su pata derecha y se extendió al resto de su cuerpo al sentir algo resbaladizo y suave deslizarse mesuradamente sobre esta del fondo al ápice. Dicha sensación causó que sus ojos ambarinos se abrieran de golpe y un gemido de placer más fuerte escapara de sus labios entreabiertos. Una vez que el apogeo del estímulo hubo pasado, su atención se volvió al macho arrodillado frente a ella; mirándolo con una conmocionada expresión de intriga, mientras él la observaba con asombro "¿Acabas de…lamer mi pata?"

"Eh...sí, bueno…parecías estar disfrutando mucho el masaje y escuché por ahí que eso podía...*ajem*, seh" Po respondió nerviosamente, irrumpiendo el ímpetu de su cautivante confianza. Afortunadamente, hizo todo lo posible por recuperarla sin demora y le lanzó una mirada pícara "No es una queja ¿verdad? Digo, a juzgar por ese sonido tan sexy que acabas de hacer, logró su cometido bastante bien" Aunque hubiera pensado en negarlo, el gemido más tenue que prosiguió a escapársele cuando el úrsido levantó su pie izquierdo y arrastró su lengua gentilmente por un costado de la almohadilla le habría delatado "Sip. Funciona de maravilla, no hay duda"

"Jng...ignoré tu primer comentario sobre mis ''patitas''...jah...porque sé que muchas cosas son 'bárbaras' para ti, panda...mmm... pero si sigues dándoles tanta atención, empezaré a pensar que...ah...intentas decirme algo" Ella le respondió entre suaves gruñidos y jadeos mientras él continuaba la espontanea veneración a sus pies; mostrándole una sonrisa marcadamente acusatoria todo el tiempo.

"Aunque no voy a negar que un montón de cosas me parecen increíbles...ya te dije que para mí nada es más bárbaro que tú...mi querida Gatita" El macho declaró en medio de sus gentiles lamidas, besos y mordiscos "Y con eso…me refiero a ti por completo: mente...corazón...espíritu...y cada pedacito de tu hermoso cuerpo también" Cada parte de ella que mencionaba iba acompañada por un firme beso en algún lugar de sus plantas acolchadas; eso combinado con sus cautivadoras palabras prácticamente la hicieron derretirse frente a sus inesperadas, pero agradables, atenciones. Una serie particularmente estridente de gemidos escapó de su ser cuando una rápida sucesión de besos fue depositada por sobre cada uno de los dedos de sus pies "Y eso incluye hasta el último de tus radicales deditos" Dio cierre a sus palabras tomando su pulgar derecho dentro de su boca y chupándolo por un momento, antes de soltarlo con un leve tronido y besar la punta justo debajo de la garra.

"Por Oogway, con todas las bobadas que se te llegan a ocurrir de verdad que a veces se me olvida lo bueno que puedes ser con las palabras" La felina dijo exasperadamente, con su respiración un tanto laboriosa y la cara ruborizada en un lindo tono de rojo, pero mirándole con tal nivel de afecto que ni un ciego podría no verlo. La expresión le duró un par de segundos más antes de ser reemplazada por deseo y fiereza "Pero como bien dije antes...ya me casé contigo. Así que, por más placentero que haya sido todo esto, ¿qué tal si vuelves a la cama y realmente me muestras de lo que el Guerrero dragón es capaz?" Le propuso gruñendo.

Sonriendo y devolviéndole el sensual sonido, el macho colocó un último beso en el costado de su pata izquierda y se empujó hacia adelante con claras intenciones de retomar su posición arriba de ella; solamente para ser detenido en seco por ese mismo pie siendo plantado con firmeza en su ancho pecho.

"Aunque sé que la mayor parte de la atención se ha centrado en mí...no puedo ignorar que también soy la única que ha perdido ropa" Dijo ella con un tono pícaro, trazando el borde de su túnica roja con la garra de su pulgar "Y no permitiré que avancemos...a menos que eso cambie, mi amor"

El oso frunció el ceño ligeramente para darle un toque más serio a su sonrisa predatoria y soltó otro gruñido antes de cumplir con sus deseos; poniéndose en pie y enderezándose hasta alcanzar sus 1.89 metros de altura y además dando un par de pasos atrás para que pudiera apreciarlo completamente.

El extraño ronro-gruñido volvió a presentarse fuerte y claro al tiempo que la acalorada tigresa observaba a su pareja retirar el ceñidor de alrededor de su cintura, dándole una sugestiva ojeada del cuerpo oculto debajo cuando la prenda aflojó, luego sujetar cada lado para desvestirse con velocidad sensualmente lenta. El volumen del sonido se hizo más intenso a cada segundo que pasaba; hasta que alcanzó su pico al mismo tiempo que la ropa cayó al suelo, dejándolo desnudo de la cintura hacia arriba —la porción inferior de su cuerpo aun siendo cubierta por un par de pantalones de seda verdes— y revelando un torso visiblemente más robusto al que había llegado a asociar con el úrsido en el pasado.

"Oh, sí. Así está MUCHO mejor" Tigresa pensó con lujuria, relamiendo sus labios inconscientemente mientras sus ojos ámbar inspeccionaban codiciosamente sus brazos fornidos, pectorales decentemente sólidos y abdomen impecablemente más firme; todos ellos producto del que haya aumentado su entrenamiento voluntariamente después de la caída de Lord Shen —que su miserable alma y las de sus simpatizantes ardan en el inframundo donde pertenecen.

"¿Supongo que te gusta lo que ves?" Po le preguntó con voz arrogante; claramente disfrutando de la reacción que logró obtener. La verdad no podía reprendérselo, aunque sí medio quería hacerlo, considerando que iba por la vida con el torso descubierto el noventa y nueve por ciento del tiempo y aun así podía conseguir que sus hormonas se volvieran locas ocultando su físico por unas horas y luego revelándoselo en privado más tarde.

Aunque claro...

"Dos pueden jugar ese juego" Pensó la felina al mismo tiempo que dejaba salir un torrente de profundos ronroneos sin restricción alguna y un astuto plan rápidamente tomaba forma en su enardecida mente. Sin embargo, antes de siquiera poder empezar a moverse para poner las cosas en marcha...

*Toc* *Toc* *Toc*

El par de apasionados maestros quedó petrificado instantáneamente ante el sonido de firmes golpeteos en la puerta de su alcoba y la atmósfera que habían generado para consumar su matrimonio cayó en picada hasta estrellarse debido a la interrupción ridículamente inoportuna. Ambos pares de ojos siguieron mirándose el uno al otro, sin poder creer lo que estaba ocurriendo durante unos cuantos momentos más, viendo cómo el fuego de la pasión rápidamente se extinguía de sus adentros, antes de que el panda soltara un suspiro de agobio y prontamente diera la vuelta para ir a ver quién había llamado a la puerta.

Obviamente, la novia felina sintió cómo sus entrañas rápidamente comenzaban a arder con rabia e indignación ante la osadía de quien se había atrevido a irrumpir en su noche de bodas. El interrumpir a una pareja de recién casados mientras estaban en medio de la consumación no sólo era una afronta inconcebible, una completa falta de respeto por las tradiciones, ¿pero hacerle tal cosa a ELLA? Este era un ultraje que NO pensaba tolerar.

"No me importa si es el mismísimo emperador o lo urgente que crean que es la situación...los voy a hacer sufrir…y mucho" Tigresa pensó maliciosamente mientras se sentaba por completo, con la mirada clavada sobre la entrada aún cerrada. Usualmente tendía a ser rápida en dejar de lado ideas y emociones de esa naturaleza, ya que la hacían sentirse decepcionada e incómoda consigo misma...pero en esta ocasión podía decir que se sentía muy justificada.

Justo cuando planeaba en agarrar la manta para cubrir su torso semi-desnudo y así poder recibir al entrometido, y antes de que su pareja pudiera cubrir la mitad del camino hacia la puerta corrediza de la habitación, esta se abrió ligeramente; dándole paso a la cabeza del susodicho y permitiéndole observar a la pareja con una sonrisa ladina en sus muy entretenidas facciones.

La maestra del estilo tigre sintió sus ojos crecer con asombro cuando reconoció al intruso, provocándole quedar congelada en su lugar debido a la impresión una vez más; aunque la rabia dentro de ella se siguió acumulando sin interrupciones. Jamás olvidaría esa maldita, delicada y engañosa cara manchada o los inteligentes y sagaces orbes violeta que le acompañaban. Si creía que su furia estaba incrementando peligrosamente rápido antes, entonces...

"Ups, lo siento ¿los estoy interrumpiendo?"

"Esa pequeña hija de…" El sonido de la atractivamente aguda voz de la transgresora sacó a la felina rayada de su estupor, ya que hizo que su ira finalmente le sobrellevara. Sin embargo, antes de que pudiera saltar sobre su objetivo para ajusticiarse a la otra hembra —habiendo olvidado por completo su preocupación por el estado indecente en el que se encontraba— el panda parado al frente respondió a la pregunta; en un tono nada contento pero tranquilo que ciertamente no era el indicado en esta situación.

"Song, ya lo habíamos hablado: esta noche íbamos a ser sólo Tigresa y yo. A ti te iba a tocar otro día esta semana DESPUÉS de que tuviera la oportunidad de discutir todo esto con ella. Sí comprendes que es mi esposa ¿o no?" Po dijo, frunciendo el ceño irritadamente.

La tigresa no sabía qué le inquietaba más, la poca molestia que su pareja aparentemente sentía ante la interrupción de la fulana manchada, al menos de acuerdo con su tono de voz, o el hecho de que parecía tener alguna clase de conocimiento sobre lo que estaba pasando aquí. Desafortunadamente, el problema y su migraña no hizo nada más que crecer cuando la otra hembra hizo un puchero como respuesta.

"Oh, pero ¿cómo podías esperar que nos quedáramos así sin hacer nada cuando podíamos oír toda la acción desde el otro cuarto? Si querías privacidad, debiste haber construido la casa con materiales que bloquearan mejor el ruido, cariñito" Fue su réplica; en un tono seductor que no hizo nada para amortiguar la descarada picardía en su mirada y su sonrisa.

El pelaje de Tigresa se erizó ante el atrevimiento de esa mujer de hablarle a SU panda con tal familiaridad, pero el desconcierto generado por sus palabras sirvió para darle freno a sus ideas de una retribución violenta.

"¿Por qué habla en plural?"

"Sin embargo, sea como fuere, sí violamos nuestro acuerdo al venir hoy. Así que..." Dejando la oración en espera por un momento, la intrusa terminó de abrir la puerta para revelar el resto de su escultural cuerpo —vestido en un numerito de color negro que apenas y podía llamarse ropa con lo poco que realmente cubría— y se hizo a un lado para que un grupo de otras siete hembras irritantemente atractivas —entre ellas una coqueta osa malaya, un par de ansiosas gemelas oso negro, un cierto trío de leopardas nebulosas con claras intenciones nada decentes ¡y una muy apenada Víbora para colmo!— pudieran entrar a la habitación; cada una de ellas luciendo atuendos de la misma naturaleza que la primera entrometida y mostrándose muy prestas para posar sus ojos libidinosos sobre su pareja "...¿qué dices si te lo compensamos, jm?"

"Muy bien, ya fue suficiente" La novia declaró para sus adentros, finalmente reaccionando apropiadamente; apresurándose a arrojar las elegantes sábanas de su cama matrimonial sobre su cuerpo y permitiendo que su ira acumulada se mostrara a través de una fiera mirada asesina "¡¿Qué demonios creen que hacen?! ¡Lárguense de mi casa, malditas zorras!" Exclamó casi rugiendo, alzando los labios para develar sus afilados colmillos a modo de advertencia; teniendo especial cuidado en proyectar un mayor desdén cuando sus coléricos ojos surcaron sobre las cuatro criminales y su traicionera hermana reptil.

Pero, lejos de sentirse intimidadas, la mayoría de las otras féminas simplemente se rieron frente a su hostilidad. Víbora al menos tuvo la decencia de desviar la mirada con vergüenza; aunque claro que eso no sirvió de nada para suavizar el dolor de su traición.

"Ay, vamos Tigresa, no te portes así. Aquí todas somos amigas" Dijo la mayor de las infames hermanas leopardo; una sonrisa casi maliciosa curvando sus labios mientras ella y el resto seguían adentrándose más en la alcoba "De hecho, luego de esta noche vamos a ser mucho más que amigas"

"¡Co-miembros de la hermandad del panda para ser precisas!" Los otros dos tercios del trío añadieron en perfecta sincronía mientras observaban al oso semi-desnudo con deseo voraz; provocándole que se sonrojara inconscientemente de la pena mientras que la agraviada tigresa gruñía aún más salvajemente de ser posible ante su descarada declaración.

"En el momento que cualquiera de ustedes se atreva a siquiera rozar un solo pelo de su pelaje, yo..."

"¡A ver, a ver, a ver! ¡Tiempo!" Po se apresuró a intervenir, sonando algo alarmado, girándose y tomando un par de pasos cautelosos en dirección a ella con las patas levantadas en señal paz; acciones que pasmaron tan grandemente a su esposa como deleitaron a las otras hembras "¡No hay por qué ponerse violentos, Tigresa! ¡Déjame explicar!" Le pidió, prácticamente rogando.

Con un mal presentimiento lo suficientemente poderoso como para causar que algo similar al temor comenzara a crecer en su interior, Tigresa estrujó las sábanas cubriéndola con mucha fuerza antes de mandar una mirada penetrante al notablemente nervioso macho que claramente le exigía que se apresurara a hacerlo.

"Um, okey…pues, verás, la cosa es que...yo, eh... acepté que, jeje...ellas se nos unan como mis...*glup* concubinas" Él respondió con gran dificultad. Al parecer no se había esperado que ella accediera a su súplica tan fácilmente y quedó bastante desprevenido por ello; no como que tuviera derecho de sentirse así en medio de este fiasco.

Una atmósfera tan sofocante que habría rendido hasta al guerrero más tenaz descendió sobre la habitación cuando la respuesta del panda fue revelada. O al menos así lo sintió Tigresa, quien repentinamente se encontró con una tremenda falta de oxígeno y siendo incapaz de recuperarlo; como si un enemigo invisible se hubiera acercado a ella a gran velocidad para arremeterle un poderoso puñetazo directo al estómago.

"¿Qué dijiste?" Preguntó con apenas un hilo de voz, aun sabiendo con certeza que lo había escuchado perfectamente; la brusca manera en que él se estremeció una vez que su tenue voz alcanzó sus oídos fue más que suficiente para comprobarlo.

El horrible giro que tomó su velada fue absolutamente devastador para la felina rayada. Uno pensaría que luego de ser una maestra de kung fu durante doce años, sería increíblemente más duro pasmarla de esta forma...pero cuando de asuntos concernientes a su eternamente resguardado corazón se trataba, todo tendía a tener una probabilidad ostentosamente mayor de afectarle en sobremanera; tanto para bien como para mal.

La orgullosa felina prácticamente podía sentir cómo se desmoronaba desde el interior con cada segundo que transcurría; notando como su mente gradualmente dejaba de funcionar, el dolor indescriptible en su pecho y el picor de las lágrimas que comenzaban a invadir su visión. Se sentía tan destrozada que ni siquiera reaccionó cuando vio cómo todas las otras féminas rodearon al muy pesaroso Guerrero dragón, deteniéndole de tan siquiera dar un paso hacia ella para intentar reconfortarla, y rápidamente comenzaron a consentirlo de manera íntima para distraerlo del daño que acababa de infligirle a su pobre corazón.

"Oh, no pongas esa cara tan triste, Tigresa. Una novia no debería verse así en el día de su boda"Escuchó decir a la intrusa manchada original, justo a un lado de ella y con un tono odiosamente mordaz, y su cerebro distraídamente registró cómo le pasó un brazo por encima de sus hombros. Ni siquiera se había percatado de que hubiera ingresado hasta ese punto de la habitación o el que haya tomado asiento en el sitio que su esposo debería haber ocupado más tarde esa noche. Una parte de ella, muy en el fondo, quería arrojar a la descarada delincuente hasta el otro lado del cuarto; pero su mente simplemente no podía liberarse del asfixiante agarre de su dolido ser. Atrapada dentro de sí misma, la maestra no fue capaz de reaccionar cuando la otra felina llevó sus labios más cerca de su oído y le dijo en un susurro"Además, no entiendo por qué estás tan afectada ¿no llegaste a pensar que realmente eras lo suficientemente buena para que él se conformara con ser sólo tuyo, o sí?"

La maliciosa sonrisa plasmada en sus labios podía escucharse con extrema nitidez en su atrayente voz; causando la formación de dolorosos nudos en su estómago y garganta. Lo peor de todo era que ella sabía perfectamente bien que la única razón por la que sus palabras le causaron tal nivel de angustia...

...era el hecho de que no podía refutarlas.

*¡Clac!*

Fin del sueño

Sus cautivantes ojos ambarinos se abrieron de golpe, revelando el par de bellos rubíes descansando en su interior, al momento que su dueño se enderezó con tanta fuerza que por poco y vuela fuera de la cama. Afortunadamente, la visiblemente alterada felina reaccionó a tiempo para prevenir que tal cosa ocurriera; deteniendo su impulso para simplemente acabar encorvada en su lugar. Su respiración jadeante interfería con el apacible silencio de la noche mientras su intranquila mirada recorría su austera habitación dentro de los cuarteles estudiantiles en el Palacio de Jade; acompañada de sus nerviosas orejas que giraban en varias direcciones de manera constante como en búsqueda de una amenaza oculta.

Pasado aproximadamente un minuto sin que algo relevante sucediera, la maestra del estilo tigre empezó a calmarse lentamente y no perdió tiempo en enfocar su mente en recuperar el control sobre el ritmo irregular de su respiración.

"No fue real...sólo una estúpida pesadilla" Tigresa pensó con alivio; soltando un suave suspiro tan pronto sus funciones pulmonares fueron estables de nuevo. Disfrutando de la sensación de tranquilidad que siempre venía después de que la adrenalina de un mal sueño disminuía, se tocó las mejillas distraídamente en busca de espacios húmedos; encontrando una segunda razón para sentir alivio cuando su visión nocturna le permitió confirmar que su pata estaba seca una vez la llevó frente a sus ojos para examinarla "Muy bien, ausencia de lágrimas: verificado. ¿Evidencia de...estimulación positiva?" Una mueca de fastidio cruzó sus facciones de sólo pensar eso, junto con un sonrojo bastante notorio, pero considerando el inicio de su sueño...más valía asegurarse. Así que, resignada, se preparó para el posible resultado e inhaló profundamente "Jmf, bueno el aire tiene una cierta fragancia, y lo más seguro es que yo también, pero no es tan intenso como yo..."

"¡Oye, ten cuidado! ¡¿Quieres que nos descubran?!"

"¡Perdón!"

Instintivamente, las orejas de la hembra rayada se alzaron atentamente en presencia de los susurros que escuchó cerca de su ubicación...más específicamente, exactamente al otro lado del pasillo. Sus ojos, antes llenos de cansancio, se endurecieron al mismo tiempo que eran estrechados con recelo dada la tonalidad placenteramente aguda que su excepcional oído detectó en las voces.

Sin pensárselo demasiado, la radical maestra se levantó de la cama de forma fluida y caminó hacia su puerta con pasos largos, firmes, pero perfectamente silenciosos; no inmutándose en lo más mínimo ante el frío suelo de madera bajo sus pies descalzos.

La puerta de papel que bloqueaba su salida de la habitación fue abierta rápidamente, aunque con el cuidado suficiente para no hacer ruido o correr el riesgo de acabar arrancándola, y sus pasos la llevaron a quedar de pie frente a la entrada cerrada de la habitación situada enfrente de la suya. A esa distancia, fue fácil para su altamente entrenado sentido del olfato percibir la molesta fragancia de perfume...así como el aroma de dos entidades desconocidas.

"Parece que no estaba imaginándome cosas" No como que haya dudado mucho de sus sentidos o intuición en un principio; el pasado año y medio casi la había convertido en una experta en este extraño trabajo de medio tiempo. No obstante, era algo en extremo irritante, así que suponía que alguna parte de ella todavía tenía esperanzas de estar equivocada. Oh bueno, quejarse no le serviría de nada; además, decir que no habría visitado la habitación en un par de minutos después de haber sido despertada de tan horrible manera sería una descomunal mentira "Aunque claro, su presencia probablemente tuvo algo que ver con que las cosas terminaran tan mal" El sólo pensarlo le llenaba de rabia; al punto de batallar para aguantarse las ganas de gruñir bestialmente.

Justo cuando posó su patas sobre el marco de madera, las voces desconocidas volvieron a alcanzar sus oídos; mucho más nítidas que la primera vez, aun si todavía estaban susurrando.

"Uf ¡oye, échame una pata aquí! Jah ¡Yo no puedo trepar esto tan fácil como tú!"

"Ach ¿de verdad tengo que? ¡Tengo al premio justo aquí! Estaba a punto de...empezar la diversión" La sugerente vibra en el tono de la voz era más que evidente para la maestra tigre, cuyo pelaje detrás de su cuello se erizó todavía más al oírlo.

"¡Ah no! ¡Eso sí que no! ¡Acordamos empezar esto juntas! ¡Como un equipo! ¡Esa es la clave al éxito!" Le reprendió la otra voz "¡No hay manera de que se niegue a ambas cuando despierte! ¡Ahora ven a ayudarme!"

"¡Ay, está bien!" Fue la respuesta obtenida, en tono muy bajo y bastante llorón, antes de que el sonido de pasos cuidadosos moviéndose alrededor de la alcoba se escuchara.

Si antes no tenía suficiente motivo para irrumpir en la habitación invadida como el orgulloso y territorial depredador que era, ciertamente lo tenía ahora. Y nada le hubiera complacido más que abrir las puertas agresivamente, entrar dando pisotones y mandar a las intrusas a volar con un golpe de fuego a través de la ventana que obviamente habían usado para colarse...

...pero eso no sería digno de una maestra de kung fu. Así que, en su lugar, forzó a su poderosa ira a retroceder a los confines de su ser, donde se condensó en una bola de furia contenida aún más peligrosa, y ''tranquilamente'' abrió las puertas para permitirse acceso.

Una vez adentro, su excepcional visión nocturna fue recibida por una visión que ya se esperaba, pero indudablemente no apreciaba: una alcoba bastante decorada, en estándares de un maestro de kung fu, con unos pocos afiches clavados a los marcos de madera de las paredes, una estantería que contenía algunos rollos y una variedad relativamente amplia de figuras de acción a la derecha, un cofre de buen tamaño que ella sabía contenía varios artículos de ropa al lado de esta y un futón considerable en la parte posterior con una gran figura cubierta por una manta delgada durmiendo pacíficamente sobre él. Todo eso era normal; el problema era la ventana abierta...a través de la cual una esbelta, voluptuosa y escasamente vestida pantera intentaba jalar a lo que ella suponía que era una osa malaya; jadeando y resoplando del esfuerzo.

"De sólo verla me da vergüenza ajena" Pensó la maestra con enorme desdén mientras observaba la deficiente demostración de fuerza en silencio por un breve momento. Prontamente sintiéndose aburrida e incluso aún más molesta, se adentró a la recamara perturbada con sigilo y amenazante gracia; hasta que llegó a estar justo detrás de la delincuente de pelaje oscuro. Ninguna de las dos, aparentemente demasiado absortas en su esfuerzo actual para hacerlo, notó su peligrosa presencia en absoluto "Enserio que me dan pena"

Luchando contra el gruñido que su rabia contenida quería hacerle emitir, la maestra del estilo tigre se cruzó de brazos e inclinó su cuerpo hacia delante para que sus fauces se ubicaran justo al lado de la oreja de la otra felina. Notó de inmediato como la invasora se petrificó del miedo una vez su presencia finalmente registró en su cerebro debido a la nueva proximidad entre ellas...pero ya no importaba. Permitiendo que una sonrisa siniestra curvara sus labios negros, Tigresa recurrió a sus emociones embotelladas para modular su voz al tono más tóxico que jamás había utilizado en alguien que no era un villano.

"¿Saben que meterse en propiedad ajena sin permiso es un crimen, par de resbalosas?" Una profunda satisfacción floreció en su interior al ver la mirada de terror que cayó sobre el ciertamente atractivo rostro de la gata cuando esta ligeramente volvió la cabeza para mirar a su imponente figura por encima de su hombro; y se duplicó cuando vio que la misma expresión rápidamente adornó las facciones de su cómplice úrsida "¿A No? Bueno, lo es...¿y quieren averiguar lo que le hago a los criminales?" Prosiguió a preguntar, recogiendo los labios lo suficiente para que sus afilados colmillos resplandecieran a la luz de la luna.

Aparentemente sacadas de su atemorizado estado de shock al ver su letal dentadura, la osa malaya dio un leve chillido de pánico y soltó su agarre sobre la felina oscura antes de dar media vuelta y correr despavorida en alguna dirección aleatoria; revelando —para gran desprecio de la tigresa— que su cuerpo, cautivador a su propia manera, también estaba casi desnudo. Su compañera tomó sus acciones como su propia señal para huir...pero fue detenida por un par de patas firmes que la sujetaron por la nuca y también taparon su boca para acallar el grito de espanto que trató de escapársele.

Tigresa volteó en la dirección que la otra hembra había huido e hizo una mueca de fastidio cuando vio la distancia que había logrado cubrir en tan sólo unos cuantos segundos. Era más que seguro que todavía podía alcanzarla con facilidad, rayos, lo más probable es que hasta podía usar a la liviana pantera como proyectil para tumbarla; pero preferiría no sucumbir a su furia a ese nivel. Estas dos fulanas ciertamente no lo valían.

"Sólo lo voy a decir una vez: si vuelvo a verte a ti o a tu amiguita a menos de un kilómetro de este templo o, más importantemente, de él...te mostraré por qué tantos delincuentes me temen. ¿Nos entendemos?" Le dijo, gruñendo en tono bajo; causando que la aterrorizada intrusa temblara de tal forma que el riesgo de que orinara sus provocativas y probablemente caras pantaletas era algo muy real. Afortunadamente, al parecer tenía suficiente autocontrol para al menos prevenir eso y pronto asintió tímidamente con la cabeza "Perfecto. Ahora lárgate...y si te topas con cualquier otra hembra con brillantes ideas como esta, hazles un favor y comparte el mensaje. La tuya es la única advertencia que daré" Habiendo dicho su pieza, Tigresa liberó a su presa y observó cómo saltó por la ventana sin más preámbulo antes de alejarse corriendo a cuatro patas; perdiéndose en la penumbra de la noche.

La felina rayada continuó vigilando los oscuros alrededores del cuartel durante unos momentos más, sólo para asegurarse de que ninguna de las dos había sido tan estúpida como para quedarse esperando a que ella se fuera, antes de inhalar profundamente por la nariz y luego soltar el aire, junto con tanto como se pudo de su ira almacenada, en forma de un pesado suspiro.

"Se están volviendo más determinadas; nunca habían intentado entrar directamente al cuartel antes" Pensó irritadamente mientras que tomaba un par de pasos hacia atrás para cerrar la ventana "Tsk, como si estos trabajitos no fueran lo suficientemente molestos ya" Sin embargo, ella bien sabía que no tenía derecho a quejarse tanto; nadie la obligaba a hacer de guardia intermitente todos los días. Aunque al mismo tiempo, no era como que tuviera opción; era tomar el puesto o permitir que mujerzuelas como esas dos se pusieran juguetonas con SU...

"¿T'gresa? ¿Qu' stss hacindo aquí?" La guerrera felina dio un pequeño respingo de sorpresa ante la inesperada y somnolienta voz masculina que vino de su izquierda y giró la cabeza en su dirección aprensivamente; dando con un panda gigante muy adormilado que estaba elevando su torso para mirarla a través de ojos color jade visiblemente perdidos "¿P'sa algo?"

Manteniendo una fachada tranquila mientras maldecía desenfrenadamente dentro de su mente, la maestra del estilo tigre terminó de cerrar las puertas de papel de la ventana antes de siquiera pensar en dirigir su completa atención al oso de blanco y negro.

Siendo una felina con impecable visión nocturna, un fuerte rubor llenó sus mejillas cuando se percató de que las cobijas cubriendo el cuerpo del panda se habían desacomodado con su movimiento; brindándole una vista parcial de su corpulento, pero bien torneado torso. Unos cuantos improperios más resonaron dentro de su psique por automáticamente reaccionar de tal forma, en especial cuando sintió unas molestas ganas de ronronear ante la placentera imagen frente a ella. No es como que la sensación fuera algo nuevo, la había experimentado muy seguido durante los primeros meses que su régimen de entrenamiento intensificado después del fiasco de la Ciudad de Gongmen comenzó a rendir frutos visibles, pero se suponía que ya había aprendido a suprimirlo perfectamente, luego de extensas horas de meditación, hace rato.

Muy probablemente tenía que agradecer a la mitad más grata de su sueño por su presente debilidad. Enserio, todavía no se podía decidir si estaba más complacida o molesta de haber encontrado ese...material informativo...sobre intimidad entre parejas hace ya varios meses atrás —aun cuando ciertamente no le había dado uso en exceso— considerando las penurias que de vez en cuando le ocasionaba a su célibe mente.

"Por lo menos no estoy en celo" Tigresa pensó en un intento de ser optimista; aunque recordar las oleadas de deseos primitivos que debía reprimir durante cada una de esas malditas semanas sólo le hizo estremecerse de la incomodidad todavía más. El último año había sido particularmente difícil...teniendo en cuenta que por fin había encontrado un macho que en su opinión valía la pena. Ese pensamiento avivó algo igualmente familiar dentro de la felina que provocó que el calor invadiendo su rostro se esparciera rápidamente; eliminando cualquier vestigio de la furia caustica que había sido incapaz de expulsar de su interior hasta que todo su ser se sentía calmo y placenteramente extasiado.

A lo largo de su vida jamás había tenido mucho interés en el romance y las relaciones amorosas; casi podría decirse que su entera existencia estaba dedicada al kung fu, especialmente una vez que alcanzó la edad adulta en total plenitud. Además, en la rara ocasión que su mente había llegado a tocar el tema, la verdad es que nunca había tenido grandes esperanzas de conocer a un macho capaz de llamar su atención de una forma que importara; impresionarla era una labor difícil, conscientemente evitaba dejarse atraer por cuestiones estéticas de cualquier clase, su estilo de vida y residencia limitaban cuántos candidatos potenciales podía llegar a conocer y sabía perfectamente que no encajaba en el molde de ''hembra ideal'' que la mayoría de los hombres en China buscaba en una esposa, por lo cual la probabilidad de que ELLA fuera a ser tan estúpida como para siquiera pensar en confiarle su corazón a desconocidos que insinuaran lo contrario era risible.

De cierta forma, el tomar todos esos factores en consideración debería hacer que la fuerza tras los sentimientos que tenía hacia el úrsido que había elegido pretender, así como la intensidad con la que lo... protegía...fueran muy comprensibles. Después de todo, este magnífico oso HABÍA logrado impresionarla constantemente; captó su atención con su gentil forma de ser, lealtad férrea, revitalizante inocencia y carisma juvenil; no sólo VIVÍA con ella, sino que hacía de todo por llegar a conocerla mejor y probablemente era la única persona en toda China que podía seguirle el paso…más o menos; y aunque no podía asegurar qué tipo de mujeres él consideraba atractivas...si una persona pudiera llegar a sinceramente sentirse de ese modo por alguien como ella, lo más seguro es que sería él.

Su mejor amigo...su Guerrero dragón...su Po.

"No, Po. No pasa nada, tranquilo" Respondió la tigresa enamorada, una sonrisa suave curvando sus labios mientras se acercaba al úrsido adormilado y tomaba rodilla tranquilamente a su lado. Poniendo una pata contra su esponjoso pero fornido pecho, la fémina no tuvo problema en hacerlo volver a recostarse en el futón bajo su cuerpo dado su estado actual, aun haciéndolo con el máximo cuidado. Tomando la amontonada cobija después, su suave voz procedió a añadir al mismo tiempo que volvía a arroparlo "Sólo vuelve a dormir. Todavía hay tiempo antes de que suene el gong"

"¿Segu-uaah-ra? Si t'viste una pesa-uaah-dilla y n'cesit's un abr'zzo, s'lo dilo" Él replicó a medio murmurar, aunque sería obvio para cualquiera que el sueño merodeando a su alrededor estaba más que listo para someterlo a la menor provocación.

"Sí, ya sé" Dijo la felina rayada, sonrojándose un poco ante los cálidos recuerdos de noches intranquilas a causa de los acontecimientos de Gongmen durante las cuales se reconfortaban el uno al otro; conversando, derramando algunas lágrimas...unos cuantos abrazos...e incluso una ocasión en la que terminaron durmiendo acurrucados en el mismo futón. Es cierto que lo hicieron por accidente, sosteniéndose con fuerza y presionando sus cuerpos después de ser arrullados por el agotamiento y la comodidad de su compañía, pero para ella seguía siendo un atesorado momento "Aun así, fue bueno que yo despertara primero y lograra escabullirme antes de que sonara el gong" En ese entonces, sus sentimientos amorosos hacia el macho todavía la incomodaban, por lo que haber sido pillada en esa posición no hubiera hecho nada más que causar problemas "Y lo aprecio mucho, pero no es necesario. Todo está bien"

Los aletargados ojos color jade del panda la observaron por un momento como si estuviera ponderando la validez de sus palabras; el tiempo suficiente para que incluso se despejaran ligeramente en el proceso. Sin embargo, su expresión determinada pero cálida no mentía en lo absoluto —obviamente no lo hacían, ya se había encargado del problema, por lo cual no podía estar mintiendo— liberando su mente de dudas una vez más. Dando un pequeño resoplido para señalar que aceptaba su respuesta, la mirada de Po volvió a tornarse exhausta por un instante antes de que sus pesados párpados bajaran a ocultarla.

"Si 'stás seg'ra" Murmuró en respuesta mientras permitía que su mente fuera vencida por su deseo de seguir soñando a un ritmo impresionantemente rápido. Luego de un último bostezo, el panda chasqueó sus suaves labios antes de murmurar un rápido "B'ns nochez T'gresa" y prontamente caer en un profundo sueño; si la forma en que su respiración se niveló era de fiar, al menos.

Divertidamente enternecida por su asombrosa habilidad para quedarse dormido en cuestión de segundos, la maestra del estilo tigre sacudió la cabeza de lado a lado levemente y se permitió soltar una pequeña y callada risa, luego se inclinó hacia adelante y prosiguió a acunar su esponjosa mejilla. Acariciando gentilmente su pelaje y piel, anhelando que realmente pudiera sentir el contacto, la hembra habló con voz suave a la tranquila atmósfera nocturna.

"Buenas noches...mi amado panda"

Incluso si nadie estaba despierto para oírla, el utilizar ese término tan afectivo igualmente provocó que su rubor aumentara un poco. No obstante, ciertamente estaba feliz de ser capaz de decirlo en absoluto, ya que demostraba que todo el tiempo invertido en aclimatarse a su afecto y aprender a manejar y expresar sus emociones mejor durante el último año y medio no había sido un desperdicio. ¡Aunque apreciaría que la mejoría no fuera tan condenadamente gradual! ¡Que pudiera sentirse lo suficientemente cómoda consigo misma para confesarle sus sentimientos al hombre que había robado su corazón y reclamarlo como su pareja frente a todas esas otras mujeres de una buena vez!

Desgraciadamente, ese no era el caso; ocho años de ir por la vida como una radical y fría guerrera de kung fu y los hábitos que esto conllevaba no eran algo fácil de adaptar, ni se diga intercambiar, a las cualidades y actitudes que su investigación sobre lo que una pareja romántica debería aspirar a ser le había revelado que era más adecuado. Era un proceso lento y complejo que requería amplia dedicación cada día; al punto que incluso ella, con toda su disciplina y ambición, a veces se sentía harta.

"Pero al final valdrá la pena" Tigresa pensó con seriedad mientras retraía su pata, sintiendo un sutil revoloteo en su corazón cuando las facciones del oso durmiente se torcieron en una ligera mueca que parecía denotar resentimiento ante la repentina ausencia de su toque, y se ponía de pie. Es cierto que el ajustar su comportamiento con la esperanza de asegurar su posición como la media naranja de su macho elegido una vez que finalmente se hiciera del valor para confesarse podía ser muy molesto, pero los beneficios que obtendría como resultado serían más que compensación suficiente "Además, no es como que sea una tarea imposible; Po logró madurar después de lo ocurrido en Gongmen...una madurez muy discreta, quizás, pero que está ahí es irrefutable"

Pensar en el auto-mejoramiento del úrsido durante los últimos dieciséis meses mientras se dirigía a la salida de la habitación trajo una sonrisa complacida a los labios de la tigresa. Además de su evidente aumento de fuerza y habilidad en el kung fu a través de entrenamientos más intensos, por no mencionar el atractivo físico que esto incluía, las experiencias vividas en su última misión importante ciertamente habían dejado huella dentro de la psique del úrsido. Honestamente, darse cuenta de ello le había entristecido un poco en su momento, pero no podía discutir con los resultados positivos que acarreaba.

Para la mayoría de la gente, el cambio del Guerrero dragón sería mínimo o inexistente, pero para ella había sido extremadamente obvio; considerando que probablemente era la persona que más le prestaba atención, no contando a su padre ganso, por supuesto. Cualquier vestigio restante del insufrible ego que había manifestado durante su primer año como protector del Valle de la Paz había sido virtualmente erradicado, su afición a holgazanear había visto un decremento significativo, proporcional a su nivel de atención, capacidad de ponerse serio —a su propia manera— y disposición a asumir responsabilidad. Claro, todavía podía actuar como un perfecto bobalicón inmaduro, lento, escandaloso y medio torpe que a veces no pensaba bien las cosas...pero en lo que a ella concernía, era por eso que contrarrestaba las características neutrales y negativas de su propia personalidad tan bien.

Porque Po Ping era todo lo que ella no, para bien y para mal, y una vez que logró librarse de la frívola mentalidad que no podía ver más allá de cómo ese hecho le fastidiaba, se dio cuenta de que su mera existencia le había traído la calidez que había olvidado que anhelaba tener en su apática vida. Este panda, este macho, había derribado sus paredes por sí solo, recuperado su felicidad del sombrío pozo en el que la había abandonado y cuidó de ella a pesar de su caprichosa personalidad sin pedir nada más que su amistad a cambio. Enserio ¿cómo podría alguien esperar que no se enamorara de alguien así? ¿Que la complementaba, le hacía desear ser la mejor versión de sí misma y causaba que su corazón se sintiera verdaderamente entero por primera vez en veintidós años?

"Tendría que ser la hembra más idiota en todo el cosmos" Concluyó la felina; deteniéndose en las puertas abiertas de la habitación para admirar a su futura pareja una última vez. Observó a su figura descansando pacíficamente con anhelo por unos momentos, luego suspiró resignadamente y abandonó por completo la alcoba; cerrando la entrada tras de sí "Tu sólo espera, mi amor; pronto estaré lista para ti" O al menos eso esperaba; como se dijo anteriormente, su progreso no iba tan rápido como ella querría, pero le gustaba creer que los logros que sí había alcanzado eran relevantes. Después de todo, ahora se sentía mucho más cómoda con mostrar su lado más suave, dado que su amado estuviera presente, y las demostraciones físicas de afecto sin duda la incomodaban menos...aunque eso estaba limitado en su mayoría a Po y de preferencia en privado.

¡El que por fin se haya enamorado, no significaba que debiera armar un circo sobre ello! ¡Si esa fuera su intención, simplemente se vestiría como una callejera y pasaría sus días ''merodeando'' alrededor de su macho elegido con ilusiones de que su inocente mente fuera capaz de lidiar con avances tan agresivos sin sufrir un colapso!

"Aunque…bueno…" Nuevamente, Tigresa sintió sus mejillas arder cuando su mente súbitamente le hizo muy consciente de su actual atuendo para dormir y bajó los ojos inconscientemente para contemplar la camisola de seda color vino que de momento cubría su torso desvendado —de longitud lo suficientemente corta para exponer un poco de la marcada V de su abdomen bajo que su pelaje disimulaba bastante bien y con una cantidad mínima de escote— junto al par de pantalones verde bosque semi-ajustados ornando sus piernas.

Ese era otro logro suyo que había conseguido desde que aceptó plenamente sus sentimientos...bueno, más o menos. La idea original había sido cambiar su vestimenta diaria por algo que pudiera captar la atención de Po y hacer que la viera más como la mujer que era, pero eso resultó ser una tarea imposible; su atuendo de siempre era demasiado práctico y cómodo como para tomarse la molestia de buscar algo nuevo que fuera lo suficientemente atractivo y decente para sus gustos.

Siendo este el caso, tuvo que conformarse con usar ropa más femenina al irse a dormir, en lugar de simplemente remover todas las vendas de su atuendo habitual por la noche, y ponerse un cambio limpio en la mañana; de esa manera tendría algo con que deslumbrar y cautivar a su futuro macho, una vez que su relación alcanzara ese grado de intimidad, sin sentirse incómoda al respecto. Bueno, eso y también empezar a usar más ropa interior más femenina; ¡aunque nada demasiado atrevido como las cosas que todas esas fulanas acosando a su panda usualmente se ponían cuando intentaban robar o de plano profanar lo que era SUYO por derecho!

"¡Maldita sea, lo estoy haciendo de nuevo!" Tigresa refunfuñó con molestia dentro de su mente ante ese pensamiento tan posesivo. ¡Enserio, a veces aun no podía creerse que realmente era una hembra celosa! Seguro, había llegado a sentir envidia por otros antes —hacia Tai Lung y el amor que Shifu le tenía, hacia Víbora y la cercana relación que tenía con su padre y el que Po haya sido elegido como el Guerrero dragón eran buenos ejemplos— ¿pero por un hombre? Jamás lo hubiera imaginado. Portarse un tanto sobreprotectora con él lo entendía, pero la manera casi codiciosa en que ocasionalmente trataba su estatus para con ella era algo ridículo. Aun así... "No como que esté mal mantener a MI Po alejado de mujerzuelas atrevidas que sólo buscan revolcarse" Y eso lo creía sin una pizca de duda; no porque él le perteneciera o algo por el estilo, sino porque ella era su mejor amiga y cualquier otra hembra que quisiera tener el privilegio de ser su pareja necesitaría tener SU aprobación para lograrlo.

No era culpa suya que ninguna de las mujeres interesadas que se habían atrevido a dar la cara durante el último año y medio fueran lo suficientemente adecuadas para garantizar la felicidad y protección del panda que ella amaba; en realidad, no eran nada más que un montón cazafortunas buscando aprovecharse de su envidiable posición social o cabezas huecas con calentura cuyo único interés era su atractivo físico mejorado.

"¿No llegaste a pensar que realmente eras lo suficientemente buena para que él se conformara con ser sólo tuyo, o sí?"

Hablando de mujerzuelas, por alguna insufrible razón a su cerebro le pareció una buena idea recordarle el hecho de que había tenido que escuchar a la que ella más despreciaba restregándole sus propias inseguridades después de haberse colado en su inicialmente placentera fantasía. Esa era una última cosa que había aprendido, a fondo, sobre sí misma durante su misión autoimpuesta para conseguir el amor de su macho: su mente, por más disciplinada que fuera, tendía a escoger los momentos más peculiares para tener pensamientos que involucraban a su espectro emocional. De veras ¿así era para todos o simplemente era otro efecto secundario que debía soportar por haber elegido rechazar sus emociones durante tantos años?

"Tch, como sea" Pensó la maestra con aire desinteresado, dejando el tema de lado al mismo tiempo que dirigía sus pasos a su habitación sigilosamente con planes de ponerse un conjunto de entrenamiento de repuesto e iniciar con su día extra temprano —esto refiriéndose al hecho de que solía despertar más temprano que los demás con el fin de tener unas cuantas horas de entrenamiento extra casi todos los días; sólo así podía asegurar que sus habilidades siguieran cumpliendo con las altas expectativas que ella misma se imponía y también poder pasar tiempo de calidad con Po— para luego tomar un baño y regresar a su habitación a tiempo para el gong. Obviamente hacía lo posible por mantener su rutina personal en secreto; si no su familia intentaría detenerla en favor de ''cuidar'' su salud.

Lo que la creadora del estilo tigre no sabía, era que su ''insignificante'' mal sueño en realidad era más importante de lo que ella pudiera imaginar; casi podría decirse que era una señal, un augurio, advirtiéndole que sería mejor que se preparara...

...Porque las cosas en su relativamente simple seudo-romance iban a complicarse muy pronto y a gran velocidad.


Municipalidad de Gongmen – Bosque de bambú – En un campamento a kilómetros del Valle de la Paz

Y así pasaron las horas hasta que el sol estaba a tan sólo media hora de anunciarse; lo cual, para la mayoría de los residentes dentro del acampamiento, significaba que todavía les quedaba un buen rato de dichoso sueño por disfrutar. Por desgracia, este no era el caso para una cierta individua manchada que por el momento se encontraba acurrucada bajo las cobijas y abrazando una amplia y esponjosa almohada de cuerpo completo dentro de la yurta* más grande del sitio; cuyos dulces sueños estaban a punto de verse interrumpidos. Una verdadera pena, dado que de acuerdo con la visible sonrisa de felicidad adornando sus cautivantes facciones y los constantes y profundos ronroneos abandonando su ser, realmente era un sueño muy placentero del que ciertamente preferiría no despertar.

No obstante, el deber llamaba y que la partiera un rayo si llegaba el día en que se atreviera a descuidar sus responsabilidades por una razón tan frívola. Por lo cual, siendo madrugadora por naturaleza más dos años y medio de ajustar su reloj interno para hacerlo, los ronroneos se hicieron más leves de manera gradual pero veloz hasta que pararon por completo y el cuerpo bajo las cobijas se revolvió por unos segundos antes de, tras un momento de percatarse de su propia falta de sueño, suspirar resignadamente y por fin alzar sus párpados; revelando un precioso par de ojos color violeta.

"Un nuevo día" Las palabras resonaron en su cabeza con un desgano abrumador, pero igualmente liberó a la almohada de su agarre y se sentó sobre la cama sin chistar, revelando un torso desnudo cubierto de inmaculado pelaje blanco, con un abdomen decentemente tonificado y modestos pero turgentes pechos, una vez que las cobijas cayeron amontonadas sobre su regazo; sin inmutarse en lo más mínimo ante la baja temperatura de la mañana invernal, siendo una leoparda de las nieves y todo eso. Dejando que un bostezo escapara de sus labios, la hembra cambió su posición para sentarse en el costado de la cama por un instante, antes de finalmente ponerse en pie.

Moviéndose hacia el tocador ubicado al otro lado de su alcoba casi arrastrando sus pies descalzos, sus manos tomaron la jarra de cerámica descansando encima de este con pesadez y vertieron algo del agua en su interior dentro del cuenco a juego que se encontraba a un lado; ahuecando las palmas y sumergiéndolas en el líquido, prosiguió a remojar su rostro un par de veces para lavarlo. Ahora que se sentía mucho más despierta, aunque todavía con el ánimo por los suelos, la felina moteada se miró en el espejo e hizo una mueca de disgusto ante la patéticamente lastimera imagen que era su reflejo.

"¡Ay, por todos los...! ¡Ya deja de tenerte lástima! ¡Eres la líder de las Damas de la Sombra, no una…patética y debilucha adolescente o doncella enamorada! ¡Esta no eres tú! ¡¿Dónde está la mujer orgullosa, astuta y de cabeza fría que se ganaba la vida bailando, pateando traseros y robándole a idiotas calenturientos sin el más mínimo remordimiento?! ¡¿Dónde está, eh?! ¡¿Dónde está la verdadera Song?!" La ahora identificada leoparda de las nieves se recriminó en su mente, soltando un leve gruñido de frustración, y agarró una pequeña toalla de un cajón con la cual secar su rostro. Tras hacer eso, tomó asiento en el taburete, hundió el pedazo de tela dentro del cuenco con un poco más de fuerza de la necesaria y, después de escurrirlo rápidamente, comenzó a frotar distintas partes de su cuerpo "¿Y qué si te enamoraste por primera vez, pero no pudiste quedarte para ver a dónde llevaba? ¿Y qué si no has sabido de él en veintiocho meses y contando? ¿Qué más da si alguna…otra mujer...probablemente ya lo hizo suyo?" Se pensó con amargura.

Sin embargo, ella sabía muy bien que sus palabras de reproche no rendirían fruto cuando de abatir su desánimo se trataba; no habían funcionado en un inicio cuando apenas había comprendido por completo la profundidad de sus sentimientos y el dolor en su corazón existía a un nivel manejable, mucho menos en meses más recientes que una tormentosa nube de depresión finalmente había decidido tomar residencia permanente sobre su linda cabeza. De hecho, aunque su discurso le amonestaba por su patética actitud, todo lo que esas duras palabras dirigidas a sí misma lograban era recordarle de la fuente de su sufrimiento.

Los resultados de dicha situación se dieron a conocer cuando, mientras luchaba por continuar con su monólogo interno, sus ojos dirigieron su afligida mirada a una sección específica del espejo como por voluntad propia; donde un rollo de aspecto simple residía, extendido y colgando de un pedazo de cordel clavado al marco.

La bella felina manchada sintió una punzada particularmente fuerte dentro de su pecho al visualizar la imagen de un corazón marcado con una cruz que estaba pintada sobre el papel; aun así, no podía obligarse a apartar la mirada. Olvidándose de su rutina de limpieza por el momento, Song extendió su mano hacia el pergamino y lo acarició a lo largo delicadamente con la yema de sus dedos; un brillo anhelante llenando el par de amatistas que eran sus ojos.

"¿Oh, a quién quiero engañar? Esa mujer ya no existe realmente, ¿o sí? No lo ha hecho desde que nos conocimos y su corazón tuvo una probada de tu inigualable calidez; y si los últimos dos años y medio me han enseñado algo, es que de eso no hay vuelta atrás" Pensó, sintiendo como su alma se marchitaba un poco más en el océano de la melancolía "¿No es así...amor mío?"

Por fortuna para la ex-ladrona, su espíritu se recuperó ligeramente cuando varias memorias de un cierto rostro monocromático y regordete lleno de alegría, así como de un par de ojos color verde jade desbordantes de inocencia, llegaron al frente de su mente. Esto le fue suficiente para reunir las fuerzas necesarias para terminar de lavar el resto de su sensualmente esbelta figura, luego proseguir a darle una cepillada rápida a su pelaje antes de continuar su rutina matutina y vestirse con un juego limpio de vendas para su pecho, ropa interior y su habitual atuendo; el cual consistía de un chaleco rojo y café con un par de pantalones marrones, asegurados a su cintura por un ceñidor de color rojo más intenso y a sus tobillos por vendajes blanco cenizo, guantes marrones y sandalias.

Finalmente preparada para enfrentar el día, al menos en lo concerniente a su imagen, Song salió de su yurta —tomándose un minuto para amarrar las solapas— para hacer sus rondas del campamento antes de tener que sonar el gong y despertar al resto de sus chicas; asiéndose de su distintivo paraguas rojo de salida.

Tristemente, conforme el tiempo pasaba y sus pies seguían la ruta de revisión con la cual se había familiarizado a lo largo de sus dos años y medio como líder de Las Damas de la Sombra, cuestionando al último turno de vigías con preguntas rutinarias durante el trayecto, casi en automático…sus sentimientos de pesadumbre y desaliento reafirmaron su lugar en su corazón sin piedad alguna. Para cuando llegó el momento de sonar la alarma matutina una vez que los rayos del sol habían comenzado a alumbrar el campamento, su estado de ánimo había vuelto a ser lastimeramente deplorable.

Con sus deberes cumplidos en tiempo y forma, la leoparda de las nieves oji-violeta caminó en dirección al centro del acampamiento sin prestarle mucha atención a sus alrededores. Tal era su nivel de distracción, que desde su punto de vista su destino, así como la enorme mesa de madera ahí ubicada, apareció frente a ella como por arte de magia.

A sabiendas de que tomaría unos cuantos minutos más para que el desayuno se sirviera, considerando que las cocineras del grupo se levantaban incluso antes que ella para tener todo listo a primera hora del día, Song caminó hasta su lugar habitual alrededor del mueble, reclinó su arma contra el banco y se dejó caer pesadamente sobre su asiento; luego procedió a cruzar los brazos encima de la superficie y hundió la cabeza sobre ellos con un suspiro desolado.

"¿Sabes? Cada día que pasa te pareces más y más a un yuán gui* o algo. De verdad que empieza a preocuparme" Se escuchó a una voz a su derecha reprender ligeramente, causando que las orejas gachas de la felina cabizbaja se irguieran por un momento antes de relajarse a una posición más normal al reconocer de quién se trataba. Girando la cabeza letárgicamente en esa dirección, frunció el entrecejo de manera malhumorada al confirmar la presencia de una atractiva y notablemente alta leoparda de las nieves, luciendo el vestuario estándar de la tropa —el cual era prácticamente idéntico al suyo, con la excepción de que implementaba un qipao color rojo grisáceo de manga corta y un ceñidor en una tonalidad roja muy oscura alrededor de la cintura— quien le observaba con los brazos cruzados y una expresión bastante impasible, aunque también había un toque de preocupación brillando en sus ojos grises "Así que...¿debería preocuparme? Porque supongo que podría cuidarte hasta que dejes de portarte como una adolescente emproblemada de ser así"

"Si vas a fastidiar, hazlo en otra parte, Ming" Respondió la líder, ahora sintiéndose algo molesta; aunque todo lo que su actitud arisca logró obtenerle fue un rápido rodar de ojos de parte de la otra felina y un leve zape en la nuca "¡Auch! ¡Oye, para alguien que dice estar preocupada por mi bienestar, tienes una forma muy rara de demostrarlo!" Se quejó mientras se enderezaba en su asiento y frotaba la zona afectada, sonando un poco lloricona pero también menos abatida tras haber recibido tan repentina sacudida. Aunque, sinceramente, el evento tampoco le sorprendía tanto; después de todo era algo muy propio viniendo de la segunda hembra —su mejor amiga y mano derecha— Ming Ling.

"Bueno, si todavía puedes ponerte así de conchuda tan repentinamente, no puedes estar tan mal" Le replicó la mujer de ojos grises, una pequeña sonrisa socarrona adornando su hocico blanco, al mismo tiempo que tomaba asiento a la derecha de su compañera bailarina/ex-ladrona "Pero hablando enserio, ¿te sientes bien? Parece que tuviste una muy mala noche" Añadió, esta vez mostrando su ansiedad sin pudor alguno a través de un tono de voz más compasivo y una expresión acorde. En respuesta a la pregunta, las grandes orejas de Song decayeron hasta quedar planas contra su cabeza nuevamente y una mueca de angustia cruzó sus rasgos.

"No realmente, más bien...una noche muy buena de la que no quería despertar, supongo" Contestó en un murmullo lúgubre; causando que su amiga frunciera el ceño y asintiera comprensivamente. Después de todo, este tipo de situación era una ocurrencia que se había vuelto más y más frecuente a lo largo de su tiempo como líder de la tropa "Pero no tienes que preocuparte por eso; no es como que haya tenido más problemas para salir de la cama hoy que ayer o la semana pasada" Ahora, si bien esta declaración la hizo con mayor fuerza y un cierto grado de convicción en su voz, no sirvió de mucho para tranquilizar a la otra fémina; dado lo sencillo que le era deducir que esas emociones habían sido implementadas forzosamente para dar una fachada de fortaleza frente a las otras miembros de la organización, que habían comenzado a ocupar el área para ese entonces.

Ver la actitud de su mejor amiga no hizo nada más que provocar que el entrecejo de Ming Ling acabara aún más fruncido; en proporción a la persistente preocupación carcomiendo su interior.

Siendo completamente honesta, su aprensión había empezado a tomar forma desde el primer instante en que se enteró sobre todo lo que había ocurrido durante la trascendental visita de Las Damas al Valle de la Paz dos años y medio atrás. En ese entonces ella estaba lejos del campamento a causa de unos cuantos asuntos personales que le habían dejado...bastante indispuesta por un tiempo, por lo que regresar a su antiguo hogar sólo para descubrir que había sido abandonado en un obvio estado de urgencia la había alterado muy severamente en primer lugar.

Aun así, lo que sintió en ese momento absolutamente palidecía en comparación con el grado de shock que llenó su ser cuando escuchó el resto de la historia, luego de pasar la mayor parte de los siguientes seis meses rastreando la nueva localización de su grupo, y todos los cambios que esta había traído al mundo como lo conocía. El hecho de que su mejor amiga, a quien amaba como si fuera su hermana de sangre, le había dado la espalda a su antigua líder y básicamente usurpado el puesto para legitimar el estilo de vida del grupo, y todo aparentemente por un MACHO para colmo, casi la había mandado al suelo de la impresión.

En un inicio hasta llegó a pensar que se trataba de una broma, simplemente se negaba a creer algo tan ridículo, en especial después de haber interrogado a las gemelas sobre el tema y obtener una descripción detallada del presunto oso que lo dejó pintado en su mente como poco más que un idiota gordo y arrogante sin remedio alguno. No obstante, su negación fue prontamente erradicada cuando se encontró cara a cara con su MUY claramente cautivada nueva líder un corto tiempo después.

Escuchar la perspectiva de Song sobre los acontecimientos poco después le había servido inmensamente para tener un mejor entendimiento de los hechos, no como que pudiera pretender asimilar la profundidad de todo a la perfección y reservó su derecho a desconfiar ligeramente del relato dado que sabía muy bien el efecto que un enamoramiento podía tener sobre el estado mental de alguien, pero...al mismo tiempo había actuado como una especie de detonante para despertar por completo esa sensación de intranquilidad en su psique. La situación de su hermana respecto al romance y el sexo opuesto era compleja y delicada en el mejor de los casos, casi podría decir que siempre había sido así, entonces había asumido que era algo natural sentirse perturbada. Además, Song no era ninguna tonta y con lo duro y rápido que sus sentimientos habían florecido, aun cuando apenas y había descifrado su profundidad para el momento en que ella regresó al campamento, había dado por sentado que el enamoramiento no duraría.

Habiendo llegado a esa conclusión, se conformó con restarle importancia al asunto y simplemente puso su mejor esfuerzo en ayudar a su hermana en la ambiciosa misión de reformar a su poco ortodoxa y nada pequeña familia.

Por supuesto, viendo el deplorable estado que la leoparda de las nieves oji-violeta había alcanzado poco a poco debido al doloroso anhelo de su corazón, ahora se sentía decepcionada y molesta consigo misma por no haber hecho algo al respecto antes. Para este punto ya ni siquiera le importaba la duda que sentía hacia el tan atrayente Guerrero dragón como una posible pareja; sólo quería que su mejor amiga volviera a su adorablemente mordaz forma de ser.

"¿Qué no vas a comer?"

"¿Eh?" Parpadeando un par de veces mientras su mente regresaba al presente, Ming Ling posó su mirada sobre la mesa delante de ella por instinto; donde se encontró con un humeante tazón de fideos esperándola "¿Y cuándo llegó esto aquí?" Se preguntó brevemente para luego trasladar su atención a la izquierda, de donde había emergido la callada pregunta. Y he ahí, otro excelente ejemplo de la alarmante mentalidad que justo había estado contemplando recibió su mirar; este siendo Song, sentada a su lado cohibidamente y jugando con las cuerdas de harina en su propio tazón mientras los observaba con profunda tristeza "Déjame adivinar, está pensando en su ''agradablemente desastrosa'' seudo-primera cita" Concluyó para sí misma, ahora sintiéndose un tanto molesta y consecuentemente pronunciando su ceño fruncido todavía más "Lo haré cuando tú lo hagas" Declaró con firmeza.

"La verdad no tengo mucha hambre de momento" Respondió la líder oji-violeta, su tono fallando míseramente en ocultar el dolor de su célibe corazón en deterioro "Creo que mejor voy a esperar hasta la hora del almuerzo" Añadió, suspirando con resignación y abandonando su inane actividad con la sopa, antes de simplemente subir un codo a la mesa para dejar que su brazo descansara allí y recargar la cabeza sobre su pata; dispuesta a esperar a que todas sus otras compañeras terminaran con su comida y así tener la oportunidad de distribuir las labores del día.

La segunda al mando de la banda sintió sus ojos crecer y su rostro decaer con desasosiego por unos segundos antes de que ambos se endurecieran en una mezcla de indignación y rabia. Desde el comienzo de todo este desbarajuste emocional, ella había tolerado e incluso ignorado varias señales de alerta presentes en su amiga; la manifestación ocasional de un apetito reducido entre ellas. La cosa era que nunca antes había rechazado una comida, a lo mucho comía porciones más pequeñas, por lo que escuchar esa respuesta era...

"Muy bien, oficialmente ya tuve suficiente" Se pensó con agria determinación. ¿Podría estar exagerando por alcanzar dicha conclusión por un incidente aislado? Tal vez, pero como ya había establecido antes, la relación que Song tenía con sentimientos románticos era un territorio complicado y en gran parte desconocido; y en lo que a ella respectaba, prefería morir a quedarse de brazos cruzados mientras esta estúpida depresión realmente le empezaba a estropear la vida. Resolutamente decidida, Ming terminó su desayuno a una velocidad nada digna de una dama —menos mal que la relación entre ella y su familia con dicho término apenas e iba más allá que un nombre artístico— y pronto sobresaltó a todas las hembras alrededor de la mesa al ponerse de pie repentinamente, luego proceder a sujetar a su taciturna mejor amiga por el brazo y rápidamente llevársela a rastras fuera del área.

"¡OYE! ¡Espera! ¡¿Qué diantres pasa contigo, Ming?!" Song exclamó con sorpresa, habiendo salido de su más reciente episodio de melancolía gracias al abrupto movimiento y haciendo todo lo posible por recuperar el equilibrio mientras era acarreada a tirones por el campamento contra su voluntad "¡Aun si no planeaba comer, se suponía que me quedara para dar el informe matutino!" Agregó en un claro tono de queja; no como que le sirviera de algo, ya que su segunda al mando simplemente se quedó callada y siguió avanzando hacia su destino. Donde sea que eso fuera.

A final de cuentas, su pequeño recorrido espontáneo terminó un corto tiempo después; y con lo extenso que era su campamento, dado que debía tener espacio suficiente para acomodar hasta casi cien individuos a la vez, ese bien pudo no haber sido el caso. Sin embargo, el fin de su travesía hizo poco para aplacar su confusión, ya que resultó que los pasos de Ming Ling las habían llevado de vuelta a la tienda de la que ella había emergido hace menos de una hora.

"Am...Ming, ¿qué estamos hacie...?"

"Entra ahí y comienza a empacar" La felina moteada de mayor estatura interrumpió su desconcertada duda, mirándola a los ojos con firmeza para denotar la severidad de su decreto mientras le empujaba hacia la entrada cubierta un tanto forzosamente.

"¿C-Cómo? ¿Empacar? ¿Para qué?" Fue lo único que se le ocurrió replicar a la oji-violeta, aunque sí logró reaccionar lo suficientemente bien físicamente como para arrebatar su brazo del agarre de su amiga y dar la vuelta para encararla con una expresión que transmitía perfectamente se ahora exasperada perplejidad "Sé que no he estado del todo presente últimamente, pero estoy muy segura de que no me toca salir del campamento" El listado de cuántas y quiénes de Las Damas tenían derecho a dejar el acampamiento para presentarse en aldeas cercanas o conseguir provisiones casi era un documento sagrado entre los miembros del grupo, ya que prácticamente era lo único que impedía que perdieran la cordura debido a su recluida vivienda, y por ende debía ser respetado bajo toda circunstancia por cualquiera que quisiera tener un lugar entre ellas. El no cumplir con la rotación simplemente generaría un caos "Ming lo sabe, ¿entonces por qué...?"

"Vas tomarte unas pequeñas vacaciones" Su mejor amiga dijo con finalidad, rodando sus ojos grises irritadamente mientras procedía a desatar las solapas de la tienda antes de volver a tomarla por el brazo y entrar con ella por la fuerza "Vas a salir de aquí e irte derechito al Valle de la Paz para que tu pequeño enamoramiento llegue a una conclusión apropiada y así puedas dejar de tenerte lástima de una buena vez" Se le explicó a mayor profundidad, casi dejándola catatónica de la impresión —sus orbes de amatista creciendo desproporcionadamente— lo que provocó que tropezara y cayera con brusquedad sobre su cama cuando fue empujada en dirección a esta tras entrar en la alcoba.

"¡Espera un momento! ¡Tiempo fuera!" Song demandó casi a gritos luego de volver en sí diez segundos más tarde, poniéndose de pie con un poco de dificultad antes de moverse en dirección a su mano derecha; quién ya se había hecho de una mochila de viaje de muy buen tamaño y empezado a hurgar dentro del baúl donde su ropa estaba guardada "¡¿De qué demonios estás hablando?! ¡No puedo irme así como así! ¡Y además ¿quién te nombró jefa para que puedas decidir este tipo de cosas por mí cuando te da la gana?!" Exigió saber con una cierta indignación.

"Digamos que es mi derecho como mejor amiga" Ming Ling respondió casualmente, evadiendo con facilidad el intento de la hembra de ojos violeta de arrebatarle los cambios de ropa que ya había reunido en sus brazos, antes de tirarlos sin decoro dentro de la bolsa abierta "Ya has pasado demasiado tiempo aquí encerrada añorando y torturándote, y yo he pasado demasiado tiempo permitiéndotelo" Prosiguió a decir, volviéndose hacia el baúl para continuar con su misión; aunque su vista de este estaba siendo bloqueada por la iracunda figura de su hermana "Y como obviamente eres demasiado terca como para luchar por lo que quieres o simplemente seguir adelante, he decidido darte un buen empujón en la dirección correcta" Por la forma en que lo dijo, era evidente que nada le disuadiría "Ahora, decides si quieres ayudarme a elegir qué ropa quieres llevar para ganarte a ese panda del que te enamoraste o te haces a un lado y dejas que yo me encargue"

O puedo tomar la opción número tres: no moverme de este lugar hasta que recuperes la cordura!" Song respondió con severidad, cruzando los brazos frente a su pecho en una muestra de desafío y adoptando una postura visiblemente firme "¡Enserio, ¿qué mosca te picó, Ming?! ¡¿De cuándo acá te importa tanto mi vida amorosa?! Esperaría este tipo de cosas de las gemelas o una de las miembros más jóvenes, pero nunca de ti" De hecho, Ming Ling tenía un bien establecido y conocido rol dentro de la banda como la integrante más sensata y confiable a la que uno podía acudir cuando un problema parecía no tener solución; no le sorprendería si algunas de las otras chicas genuinamente pensaban que fuera mucho más adecuada para dirigir la organización que ella —la cual era la razón principal por la que se le había dado su puesto como segunda al mando. De no ser porque el tema en cuestión era tan delicado e íntimo, esta demostración tan impropia de ella le hubiera causado preocupación al instante.

"¡Pero ese es el problema, ¿verdad, Song?! ¡Tu NO tienes vida amorosa! ¡Estás demasiado ocupada escondiéndote aquí o alguna otra estupidez como esa para conseguirla!" La felina oji-gris replicó, usando un tono quizás demasiado severo, dado cómo la otra mujer se encogió ligeramente como una cachorra reprendida. Tomando nota de dicha reacción, suavizó su voz un poco al momento de añadir "Y ya te lo dije…simplemente ya tuve suficiente de verte sufrir por un macho que ni siquiera ha tenido la oportunidad de meter la pata"

El silencio reinó dentro de la rústica morada durante un par de minutos después de que esas palabras fueron dichas, en lo que una de las leopardas de las nieves las procesaba cuidadosamente y pensaba en cómo responder y la otra esperaba pacientemente dicha objeción. Finalmente, la primera dio un profundo respiró para calmarse antes de soltarlo como un suspiro de exasperación.

"Primeramente, yo no me escondo de nada; la razón por la que me quedo es que yo fui quien tomó la decisión de ser la nueva líder de Las Damas de la Sombra y además cambiar el paradigma de nuestro estilo de vida. Mi responsabilidad es demasiado grande como para sólo botarla por un capricho mío cuando me pega la gana" Song dijo en completa seriedad; sin embargo, las versadas orejas de su hermana lograron detectar un deje de inseguridad en sus palabras "En segundo lugar, ¿tú crees que me gusta sentirme así? ¿Recordar los momentos más felices de mi vida sabiendo que son cosa del pasado? ¿Pensar día y noche en lo que pude haber tenido? ¡¿Preguntarme constantemente si el primer macho que he amado en TODA mi vida siquiera recuerda que existo cuando lo más probable es que alguna tipeja ya me lo robó?!" Para cuando terminó de hablar, su respiración se había vuelto pesada, su voz sonaba perturbada y sus ojos ardían con una ira asesina debido a los celos.

"Siendo honesta, yo lo dudo mucho; si sus ''encantos'' no ahuyentan al 99% de las hembras que se atrevan a acercársele, con lo distraído que parece ser no debería tomarle mucho tiempo hartarlas al punto de no querer nada más que huir" Ming Ling pensó de forma cínica, rodando los ojos tan discretamente como pudo para no molestar más a su amiga. Lástima que dicha felina también la conocía demasiado bien como para que su plan tuviera éxito; lo cual se pudo ver un instante después cuando su ceño se frunció con hostilidad.

"Y eso es lo último, ¿por qué de repente quieres apoyarme? No creas que no me di cuenta de que mi elección de hombre te pareció una tremenda estupidez desde el principio. ¿Por qué animarme a buscar una relación ahora?" Song le cuestionó, reflejando un poco de dolor en sus orbes de amatista antes de que este fuera sofocado rápidamente por su presente indignación. En respuesta a la declaración, su segunda al mando tuvo la decencia de mostrarse un tanto arrepentida, pero se apresuró a dejarlo de lado en favor de contestar.

"Porque ahora estoy demasiado preocupada por ti y lo mucho que has permitido que todo esto te afecte como para cuestionar la clase de hombre que acabó llamando tu atención de esa forma por primera vez. Prefiero arriesgarme a que hagas el intento con él y ver qué pasa al final a dejar que las cosas continúen como están" Declaró Ming resueltamente "En cuanto a tus responsabilidades como líder, aunque es genial que te tomes tu puesto en serio, yo puedo suplirte por un par de semanas. No sería molestia" Le dijo, encogiéndose de hombros despreocupadamente. No es como si fuera gran cosa; ella ERA la segunda al mando, por lo que sabía todo lo que había que saber sobre cómo dirigir las operaciones.

Por un breve instante, los ojos violeta de Song crecieron mientras resplandecían con una esperanza inmensurable ante la idea, prácticamente erradicando hasta la más mínima emoción negativa en su interior por ese momento, antes de que ella misma la aplastara brutalmente y barriera los restos bajo la metafórica alfombra; lo que se dio a ver por medio de un resonante suspiro y una pequeña risa tristona mientras sacudía la cabeza de lado a lado levemente, su severo e indignado estado de ánimo previo completamente remplazado por desolación así sin más. Quizás su mejor amiga tenía la idea correcta; sintiéndose preocupada por su salud mental.

"Okey, admitiré que es una oferta muy tentadora, pero...no podría dejarte mi carga por algo como eso. Me quedaría con un muy mal sabor de boca" La deprimida líder aceptó en tono de derrota "Además, con lo...bueno, lento que Po puede ser probablemente me tardaría más que una o dos semanas para tener cualquier tipo de progreso. Sin mencionar que aun si tuviera éxito y lograra hacerlo mío, ¿qué haría después? ¡Él es el Guerrero dragón, defensor del Valle de la Paz y salvador de China! ¡No puede sólo renunciar a su trabajo para viajar conmigo y no creo que sería capaz de volver a dejarlo sólo durante meses luego de empezar a cortejarnos! Simplemente no..."

*¡Zas!*

Cualquier otro argumento que la afligida leoparda de las nieves planeaba decir fue prontamente interrumpido por una contenida, pero firme, bofetada que impactó con su bello rostro; cortesía de su hermana que, si bien se había visto irritada antes, ahora parecía estar absolutamente colérica...y tal vez un poco decepcionada.

No hacía falta decir que Song se encontró sumamente perpleja mientras alzaba una pata para tocar la mejilla afectada y observaba a Ming Ling incrédulamente. El golpe no había sido duro y no era la primera vez que alguien en el grupo le soltaba un tope —por distintas razones— pero el que Ming reaccionara de ese modo era extremadamente raro y NUNCA sin justificación. El haber llevado a su amiga a hacerlo...¿acaso de verdad estaba TAN mal de la cabeza?

"¡Con un demonio, hermana, contrólate!" Exclamó la felina oji-gris en un tono férreo que generalmente reservaba para sermonear a las miembros más jóvenes y/o ingenuas en sus rangos. Que lo haya utilizado en ELLA, la LÍDER de la organización, sirvió en gran medida para enfatizar lo mucho que la situación significaba para la segunda al mando; no sólo eso, pero ella evitaba el uso del término 'hermana' para instancias que debían de tomarse muy en serio o aquellas donde Ming estaba extremadamente enojada con ella, así que eso también era un factor a considerar "¡Ahora sí que de verdad estás muy mal si todo esto puede hacer que pierdas la compostura de ese modo! Ya no puedes escudarte en lo absoluto con eso de ''el liderazgo es primero''; ¿qué tan útil puedes ser como líder estando así?" Dijo la fémina, posando sus patas sobre sus caderas con una mirada nada amigable.

Escuchar una declaración tan contundente estremeció a Song hasta lo más profundo de su ser y sus oídos decayeron desesperanzadamente como una innecesaria prueba. Aun así, ella no era el tipo de persona que rehuía de los enfrentamientos verbales, por lo que abrió la boca para contraargumentar.

"Pero, Ming...yo sólo..." El problema era que no había mucho que pudiera decir en su defensa. Luego de un minuto más sin poder pensar en algo, y con todos los factores en su contra, la antigua ladrona/seductora finalmente hizo lo sensato y decidió rendirse ante la voluntad de su hermana en todo menos sangre. Dejando que su agotamiento se mostrara en su postura y soltando un suspiro resignado, una expresión de desasosiego repentinamente se asentó en sus facciones antes de que, en un tono tímido que no cuadraba con ella para nada, una simple pregunta emergiera de sus labios "¿De verdad crees que todavía tengo oportunidad? ¿Incluso después de mantenerme alejada por tanto tiempo?"

"Y por fin lo deja ver" Fue el pensamiento de Ming Ling mientras sentía sus coléricas emociones abandonar su alma sin más preámbulo con la admisión de derrota de su líder; así como por la lastimera expresión de duda profanando su generalmente confiado rostro. Había sido obvio desde un inicio que la razón completa por la cual Song se negaba a siquiera contemplar la posibilidad de cortejar al macho de sus sueños —literalmente— aunque sea tenía un poco que ver con inseguridad emocional, pero no por eso era más sencillo para la otra hembra verlo en carne propia "Más vale que ese panda valga la pena. Juro que si se atreve a lastimarla, lo voy a cazar para castrarlo aunque sea lo último que haga" Prontamente se prometió para sí, antes de responder a la cuestión con una sonrisa leve pero alentadora "Song, estoy muy segura de que tienes mucho más que una simple oportunidad"

"¿Porque el macho del que me enamoré es un zoquete inmaduro que probablemente ahuyenta a todas las hembras a la redonda?" Song ''preguntó'', dando una pequeña sonrisa que definitivamente no denotaba diversión al expresar los pensamientos que su amiga había tenido anteriormente casi al pie de la letra. Al mismo tiempo, por fin dio media vuelta cansadamente y comenzó a ojear los artículos de ropa contenidos en su baúl.

"Bueno, yo no lo diría de esa forma…" Ming empezó a replicar, sonando un poco indecisa mientras sopesaba que tan honesta debía ser, pero fue pronta en detenerse cuando la otra felina moteada le arrojó una mirada escéptica y crudamente apática por encima del hombro "…Ok, ok, me atrapaste. Sólo no te aloques; me gustaría conservar mi cabeza" Prefirió admitir, sintiendo una ligera sensación de temor arremolinándose dentro de su externamente compuesta persona. Habían pocas cosas en esta vida que genuinamente podían estremecer su magnífico temple, lo cual más o menos era de esperarse dado su inusual y peligroso estilo de vida, y la identidad que su mejor amiga adoptaba cuando la rabia le embargaba por completo ciertamente era una de ellas; algo que, según aprendió en los últimos dos años, podía ser fácilmente —y de forma un tanto impredecible— ocasionado cuando se trataba de asuntos que involucraran a su añorado macho "Como ese rollo que él le dio" Sólo pensar en el último incidente que esa cosa provocó le daba escalofríos.

Afortunadamente, Song simplemente estaba demasiado agotada para tomarse en serio sus difames pensamientos —no que lo hubiera hecho en otras circunstancias...probablemente— y lo dejó ir con nada más que un pequeño bufido agraviado mientras continuaba eligiendo cuáles atuendos le serían útiles en su espontánea misión.

"Pues esperemos que el resto de las solteras que pudieron llegar a interesarse en él durante los años tuvieran mentes así de cerradas" Le expresó con simpleza, y también un poco de desdén, causando que el atractivo rostro de su amiga se tornase algo amargo ante la crítica indirecta que había recibido. No obstante, la fémina oji-violeta debió sospechar de su sentir dado que se apresuró a añadir "Mira, perdón si soné insensible, pero no lo digo como una tonta enamorada idealizando a su futuro esposo; sé que Po tiene fallas, algunas odiosas y extremadamente obvias, pero a diferencia de casi todos los demás…yo sí pude conocerlo bien. Seguro, no pasamos mucho tiempo juntos, pero una ventaja de que sea tan…simple…es que no tuve ningún problema en determinar su carácter a la perfección y…de verdad me gustaron los resultados" La interesada leoparda de las nieves sintió una sonrisa llena de contentamiento curvar sus labios por primera vez en el día tras expresarse en voz suave "Era tan inocente, auténtico y despreocupado…y me hacía sentir feliz, segura y aceptada sin siquiera intentarlo…fue como haber encontrado una cálida luz sólo para mí que podía mantener la oscuridad del mundo a raya"

Aunque las facciones de Ming Ling efectivamente se relajaron, el escepticismo permaneció fuerte y constante en sus ojos grises. Song tenía un buen punto, pero en base a lo que sabía del panda y los limitados rumores semi-confiables que había oído —era sorprendente cuan poco realmente se sabía de una figura tan afamada en China; sin contar sus hazañas más grandes— tomaría un tiempo cambiar su opinión.

"Si tú lo dices" La felina más alta cedió de igual forma, luego prontamente comenzó a sacar la ropa que antes había depositado dentro de la mochila para poder doblar y guardarla apropiadamente "¿Supongo que tendrás que demostrármelo cuando por fin decidas traerlo aquí y presentarnos, no?" Preguntó, alzando una de sus cejas jocosamente al ver a su amiga.

"Mm" Song respondió distraídamente; ahora sí dedicando su completa atención a elegir qué ropa llevaría en su viaje.

Sin la tensión respecto al asunto que previamente había inundado su mente, más la impecable ayuda de su mano derecha, la tarea de empacar sus pertenencias y otras necesidades —como dinero— se completó con eficiencia magistral; y aunque todavía se sentía un poco insegura sobre el cometido —francamente egoísta— en el que ahora estaba metida, su previo ánimo decaído empezó a mejorar a medida que la idea de ver a su amado panda otra vez se iba asentando en su mente y alma con cada posesión personal que entraba en la mochila. Finalmente, lista quince minutos más tarde, con su preciado rollo siendo el último artículo en ser cuidadosamente guardado, Song cerró la bolsa y la colocó sobre sus hombros antes de mirar a su mejor amiga con seriedad.

"¿Estás absolutamente segura de que puedes manejar las cosas por aquí por un tiempo? No era pura habladuría cuando dije que todo esto muy probablemente no se resolverá pronto" La leoparda de las nieves oji-violeta inquirió tentativamente "En especial si acabo topándome con...complicaciones" Añadió mentalmente para sí misma.

La otra felina moteada soltó un suave resoplido y rodó los ojos con exasperación, aunque de un tipo más afectuoso en esta ocasión, como su respuesta inmediata y rápidamente empezó a empujar a su amiga hacia la puerta de su aposento de tela con firmeza.

"Sí sí, tú no te preocupes" Ming Ling replicó confiadamente "Y antes de que lo vuelvas a mencionar, ya lidiaremos con lo que sucederá entre tú y el grupo cuando llegue el momento; por ahora no dejes que tus tontas inseguridades te hagan perder la cabeza"

"¿No quieres decir si llega el momento?" Song preguntó, parte en broma y parte enserio, sintiéndose un poco mejor gracias a las palabras de aliento de la hembra de ojos grises; aunque la duda todavía le agobiaba.

"Ay, por favor. Cuando dije que tenías más que una simple oportunidad, quise decir que ES IMPOSIBLE que no vayas a poder ganarte a tu 'pequeño cachorro del yin & el yang'; el que la relación vaya a durar ya es otro boleto" Ming aseveró como si estuviera respondiendo una pregunta ridícula, sonriendo divertida —pero sin burla— ante el evidente rubor que invadió las mejillas de la bailarina de menor estatura luego de que el cariñoso apodo que había elegido para su macho deseado fue lanzado al aire sin consideración alguna y una leve risa emanó de sus labios cuando además recibió un empujón no muy gentil por su bromita "Ya sabes lo que pienso de ese panda, Song. Si no salta de felicidad ante la oportunidad de cortejarte, al menos una vez que logres hacerle entender que eso es lo que quieres, entonces debe ser aún más idiota de lo que yo creía posible"

Si bien escuchar el voto de confianza de su mano derecha en cuanto a su capacidad para ganarse el corazón de su amado, aun si había sido insensible, ciertamente le reconfortó en gran manera, la felina manchada enamorada tuvo que retener un gruñido inconsciente al haber tenido que escuchar como dicho úrsido era insultado en su presencia por segunda ocasión. Reiterando, ella no estaba cegada por su amor y no negaba las fallas que Po tenía...pero tampoco podía evitar ser muy protectora con él; sabiendo que sus cualidades fácilmente superaban esos defectos si no se era demasiado obstinado e idiota para verlo. De hecho, de no ser porque fue su mejor amiga en todo el mundo quien se atrevió a hablar así de SU Guerrero dragón, las consecuencias habrían sido…bastante severas.

Realmente, aun tomando en cuenta ese importante detalle, dejar pasar el comentario sin ponerse a la defensiva fue mucho más difícil que la primera vez.

"Gracias, Ming. Necesitaba oír eso" Song dijo con sinceridad al mismo tiempo que llegaron a estar de pie frente a la entrada cubierta, antes de soltar un pequeño suspiro cuando otro pensamiento se formó en su mente "¿Deberíamos convocar una reunión de emergencia para explicarle la situación a las chicas o sólo me voy y te dejó hacerte cargo de eso más tarde?" Preguntó, rascando su mejilla con una sonrisa medio apenada en los labios. Dicha expresión se convirtió en una de confusión cuando la cabeza de su amiga se volvió hacia ella con una mirada que denotaba un increíble asombro "¿Por qué me ves así?"

"ENSERIO que estás mal si no pudiste notarlo" Ming Ling expresó en voz monótona mientras sus encantadores ojos grises se entrecerraban en reproche. Notando que la confusión en las facciones de Song no se disipaba en lo más mínimo, negó con la cabeza incrédulamente y movió a un lado la cortina que bloqueaba su vista del campamento circundante al otro lado de la tienda.

"Oh…" Fue todo lo que se le ocurrió decir a la líder de Las Damas de la Sombra al momento que sus gemas amatista crecían al tamaño de platos ante la visión que le había recibido: treinta miembros más de la tropa, como mínimo, amontonadas alrededor de la entrada de su yurta, todas dirigiéndole sonrisas de distintos tipos; aunque aquellas que reflejaban intenciones pícaras y/o insinuantes eran las más comunes sin ninguna duda "¿Cuánto escucharon?" Les preguntó con aire severo una vez se le pasó la impresión.

"Lo suficiente para fastidiarte durante meses luego de que regreses" Una leoparda de las nieves de aspecto bastante convencional —estatura promedio, rasgos atractivos, cuerpo en buena forma y seductores ojos azules— que lograba destacar del montón gracias a su variante personal del uniforme —una versión blanca con bordes negros del qipao regular, un par de pantalones negros asegurados por un ceñidor en un tenue tono de verde y vendas blanco cenizo, junto con sandalias color caoba y sin guantes— le informó a su ahora defensiva líder. Esta hembra en particular respondía al nombre de Zhi e irónicamente era la principal médica del campamento. Perfectamente consciente de la sutil animosidad que estaba llenando la expresión de Song a gran velocidad, así como de su relativa inestabilidad emocional, se apresuró a arrojar un par de objetos en su dirección para así distraer su atención al forzarla a atraparlos "No puedes dejar el campamento sin eso ¿o sí? Sería imprudente tomar riesgos innecesarios mientras viajas"

La líder ligeramente anonadada parpadeó un par de veces mientras su mente recuperaba el enfoque después de su reacción automática, luego dirigió su mirada a los dos elementos que ahora residían en sus patas: su confiable paraguas, el cual había olvidado junto a la mesa cuando Ming Ling se la llevó a rastras, y un saco de tamaño mediano que, de acuerdo con su peso y aroma, contenía una cantidad razonable de comida para el camino. Obviamente, el amable gesto fue suficiente para que la ex-seductora dejara ir de su molestia hacia sus compañeras por haberla espiado —el que la verdad no fuera una sorpresa tan grande, considerando que el chisme era una de las actividades MÁS favorecidas en el campamento, también ayudaba— y les regalara una sonrisa de agradecimiento por su implícita muestra de apoyo.

"Gracias, chicas"

"Bah, ni lo menciones" Otra felina moteada, una de las miembros más jóvenes del grupo, dijo con actitud despreocupada; restándole importancia al asunto con un gesto de su pata. Un instante después, sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa "Pero ten en cuenta que vas a tener que contarnos hasta el más mínimo detalle sobre cualquier cosa que suceda entre ese esponjoso semental tuyo y tu; me encantaría saber qué tanto tiene de dragón" Añadió, moviendo las cejas sugestivamente.

"No cuentes con ello, niña" Song pensó ásperamente mientras el resto de las felinas congregadas mostraban varias reacciones ante el comentario; algunas viéndose más que felices con la idea mientras que otras parecían indiferentes, irritadas, extrañadas o simplemente asqueadas. Esas también la cabreaban en extremo; si bien la figura de su macho elegido no era precisamente atractiva en estándares convencionales para felinos, eso NO significaba que fuera repulsiva "Claro" Finalmente se atrevió a decir, sonriendo de forma muy forzada, causando que las féminas que parecían interesadas chillaran de emoción.

Muy pronto, luego de algunos minutos más de plática, consejos femeninos que iban desde lo aceptable a lo absolutamente escandaloso, y palabras de ánimo de parte de las miembros de su inesperado séquito, la felina oji-violeta intercambió abrazos de despedida con cada una de ellas —así como con algunas otras chicas que se le acercaron de camino a la entrada del campamento y recibieron un breve recuento de la situación— y se encontró parada afuera de su hogar junto a su mejor amiga.

"Bueno...aquí estamos" Ella dijo, una extraña mezcla de emoción y terrible nerviosismo arremolinándose en su estómago, mientras avanzaba un par de pasos para luego darse la vuelta para ver de frente a Ming Ling.

"Sip, aquí estamos" La felina manchada de ojos grises concordó...antes de abandonar su usual comportamiento de forma abrupta y prácticamente abalanzarse sobre la mujer más baja para envolverla en un fuerte abrazo "Ve a ganarte a ese oso, hermana...y hazme el favor de decirle que si te molesta en lo más mínimo, aun si eso sólo significa comerse tu cabeza por accidente de nuevo, tendrá una turba de felinas furiosas persiguiéndolo para arrancarle la cabeza a él conmigo liderando la carga"

Aun sabiendo que cada palabra era la absoluta verdad —osease, no estaba bromeando...para nada— Song rio jubilosamente mientras devolvía el abrazo con el mismo vigor; incluso ronroneando afectivamente con sutileza y acurrucándose un poco contra su amiga para expresar su gratitud al mismo tiempo que unas cuantas lágrimas aparecían en sus ojos.

"Eso haré, hermana" Le respondió sinceramente, apartándose del agarre de la otra hembra y secando sus ojos con el antebrazo. Sintiéndose rebosante de energía repentinamente, la líder de la banda de ex-criminales mostró una sonrisilla traviesa, mucho más propia de su verdadero ser, y rápidamente dio la vuelta para iniciar su travesía hacia El Valle de la Paz...y su amado panda con pasos llenos de confianza; la mirada de su mejor amiga alegrándose ante la vista "Mejor prepárate, querido, porque voy a reclamar mí lugar. Te mostraré que somos el uno para el otro...y a cualquiera que intente meterse en mí camino" Song juró con determinación; sintiéndose vigorizada ahora que los grilletes impidiéndole buscar su felicidad habían sido removidos. Ese panda era SUYO...de nadie más.

Por supuesto, sin que la apasionada leoparda de las nieves lo supiera, las cosas serían más complicadas de lo que jamás hubiera podido imaginar.


Yyyyy con eso se termina el primer capítulo de la reescritura de Temporada de pandas. Espero que les haya gustado y estaré esperando sus comentarios para saber qué opinan

Los veré en la próxima actualización (esperemos que no me tome tanto; no son los únicos que les fastidia mi velocidad para publicar).

¡Nos leemos más tarde!

Aclaraciones:

*Yurta: Tienda portátil y de forma redonda que está cubierta de pieles (aunque supongo que en el universo de KFP más bien son telas gruesas, porque de no ser el caso, pues...bueno, Las Damas de la Sombra serían mucho más aterradoras de lo que podría haberse pensado) usada como vivienda por varios grupos nómadas; como los mongoles y quienes viven cerca de ahí...osease el norte de China.

*Yuán gui: Fantasmas agraviados, parte del folclore chino, que deambulan por el mundo de los vivos como espíritus deprimidos y sin descanso.