EDICIÓN DE 2/8/20: Esto fue escrito para subirse en San Valentín de 2019.

Este es un OneShot con Fem!Jeremy, o sea, Jessica. Sin embargo no es del AU BMF. Simplemente es Genderbend de Jeremy como en el OneShot anterior con Fem!Michael.

Referencias a Hamilton y Pansexual Michael is my sin.

Mientras otros suben cosas fluffs por San Valentín a mí me domina mi lado +18(?)

Esto está dedicado a mi novia por nuestro aniversario.
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Michael podía afirmar sin lugar a duda que era un novio consentidor. Incluso se atrevía a reprocharse el ser más un novio "malcriador" que otra cosa, porque el nivel al cual llegaba rozaba su propia estupidez.

Desde siempre, en cuanto se hizo amigo de Jessica, trataba de hacer feliz a la cobriza en todo lo que pudiera. Al fin y al cabo, esa sonrisa radiante y esos brillantes ojos como zafiro eran su tesoro, y estaba más que entregado a su noble causa de mantenerlos así, y al corazón de su enamorada protegido y querido.

El único problema es que él no sabía medirse.

Cuestión: Tenía un examen importantísimo en biología, clase que por cierto no compartía con su novia. Ella había tenido un examen, pero era de lenguaje y como era de esperarse le fue bien, sin embargo él no tenía tanta buena suerte como ella al tener justamente una evaluación de una materia en la que le iba bien.

Se había jurado que iba a estudiar mínimo una hora al día una semana antes del día de la prueba. Al principio todo iba acorde al plan, luego Jessica empezaba a tener más tiempo libre y cuando le pedía ir a una cita no se negaba.

No sería un problema si fueran citas de una noche y luego cada quién para su casa, pero estamos hablando de Jessica, alias "Acompáñame a mi habitación solo un rato, te haré creer que solo vamos a charlar pero cuando menos te lo esperes voy a chuparte el alma como una digna súcubo". Y eso, por si no se entiende, significaba que Jessica le aplicaba al "Ven a mi casa a ver Netflix" pero lo único que no hacían era ver Netflix, si saben a lo que me refiero ¿Y quién era la que empezaba todo? Ella ¿Quién más sino?

Cuando se hizo su novio no esperaba que al ser ella tan tímida ocurriera... Bueno, esto.

No sé quejaba. Como todo buen adolescente en su etapa más hormonal y calenturienta esta forma de vivir le venía bien... ¡Pero no todos los días, santa María virgen purísima de Guadalupe! ¡A este paso se quedaría tan seco que ni para llorar tendría!

No tenía idea si se debía a la primavera y el amor flotando en el aire, pero Jessica estaba tan pegota en ese sentido últimamente que ya hasta era normal escaparse durante el almuerzo al armario del conserje.

En serio, piedad al pobre Michael.

Esa mujer no tenía descanso, ni siquiera cuando le recordaba que tenía que estudiar, claro estaba que si lograba mencionarlo, porque era muy fácil hacerle ceder a una cita cuando escuchaba su voz acaramelada. Literalmente pasaba de estar súper motivado para ponerse a leer esos libracos viejos a mandar todo a la mierda.

Estaba muerto, estaba frito. El examen era mañana y ni haberse puesto a leer todo el día resultaría. Le aburría tanto el tema que probablemente lo olvidaría al día siguiente ¡Precisamente por eso se limitaba a una hora por día, maldita sea! Pero lo lograría ¡Por Atenea juraba, puta madre, que pasaría ese examen sin importar lo que tuviera que hacer o las ojeras que tendría al día siguiente!

Eso había pensado antes de que Jessica llamara diciendo que necesitaba quedarse en su casa a dormir porque su padre y la señora Hansen estaban teniendo una cita y era incómodo estar presente cuando se notaba la tensión innombrable ahí.
Fue imposible negarse a su petición luego de oír en el altavoz cómo ambos adultos se decían apodos empalagosos y cursis. Hasta él sentía pena por la pobre chica.

Así que ahí estaban ahora: él, sentado frente al libro de biología en su escritorio, dando la espalda a su novia. Ella había prometido no molestarlo y solo mirar películas o algo así en su laptop, y si era necesario le daría algo de ayuda.

Por media hora todo funcionó correctamente con ella en silencio y él empezando a memorizar mejor todo el tema, pero entonces Jessica bufó fastidiada.

–UuuuUUUuUuGGgGGGhHHHH ¡Michael! Estoy aburrida.

–Jessica, estoy estudiando ¿Qué quieres que haga? –Murmuró intentando no prestarle mucha atención, estaba ocupado leyendo sobre las arterias principales del corazón.

–Podrías dejar de estudiar y... Divertirte conmigo. –Usó un tono seductivo al final. Michael volteó apenas solo para encontrársela posando sobre la cama, pero no le resultó mucho para tentarlo. Su necesidad de un 8 en esta materia era más grande que cualquier deseo lujurioso.

–No, olvídalo. Tengo que estudiar o no paso.

–¡Prometo que será rápido! ¡Solo una vez!

–No. –Respondió firme, tratando de dar la conversación por finalizada, pero la cobriza se acercó casi gritándole en el oído.

–¿Mínimo un oral?

–¡Jessica, no! ¡Tengo que estudiar! Además prometiste estar tranquila ¡Lo prometiste! –Reprendió sin paciente a la chica más alta, quién por un momento se quedó enfurruñada pero repentinamente cambió su expresión a una traviesa.

–Ah, ya capté... Necesito un castigo ¿He sido una niña mala, daddy?

A Michael prácticamente se le pintó la cara de rojo. Lo último que pretendía en este momento era hacer referencia al BDSM y al Daddy kink. –¡MIERDA, JESS, POR FAVOR!

–Cambiarás de parecer después, ya verás. –Declaró convencida y molesta, volviendo a su sitio asignado.

Michael rodó los ojos y se dijo que solo sería por esta vez. No le duraría mucho el enojo pues a simple vista solo era un capricho más, por lo que no se preocupó al respecto y siguió estudiando. Estaba tan confiado y concentrado que ni siquiera se dió cuenta de que Jessica se había escabullido fuera del sótano en cuánto se le prendió el foco.

Justo cuando estaba empezando a creer que tenía todo lo necesario memorizado y que lo repasaría un par de veces más por si acaso, escuchó a alguien tocar la puerta del sótano. Por eliminación supuso que era Jessica, quién había cerrado por accidente la puerta después de salir—para ir al baño, tal vez—ya que sus madres no estaban, así que se levantó y subió para abrir.

No estaba listo para lo que vio, mucho menos para lo que escuchó.

No duermes desde hace una semana. Estás débil, estás cansado. No hay bastardo huérfano más deseoso por un descanso.

Michael tuvo que parpadear dos veces para procesar lo que sus ojos veían.

Jessica se las había arreglado para encontrar su camiseta de "Creeps", la cual la desgraciada sabía que era su debilidad sobre su criminalmente lindo cuerpo. Y no solo eso, se había arreglado el cabello para cubrirse un ojo y dejarlo caer sobre sus hombros, imitando a un personaje musical que reconocía perfectamente con solo escucharla rapear con esa letra modificada.

Maldita sea, esta mujer no se rendía.

–Qué demonios...

Extrañando la libertad, a tu novia también. Fue entonces que me aparecí en tu puerta y dije:

Sí, en definitiva no estaba listo para escucharla cantar con ese tono meloso y seductor que por poco lo hizo derretirse. Mierda, olvidaba siempre cuan lindo podía cantar Jessica si se lo proponía.

Sé que usted es un hombre honorable. Lamento tanto a estas horas aparecer~ Pero no sabía a dónde ir y vine sola hasta aquí~

–Esto tiene que ser una broma. –Murmuró para sí mismo, preguntándose si era muy descortés cerrarle la puerta en la cara y volver a sus estudios, o si él mismo sería capaz de hacer tal cosa ahora que ya estaba bajo el hechizo de la pecosa.

Mi esposo me hace daño. –Ella continuó, haciendo varios ademanes dramáticos. –Me engaña, me hiere y me lastima. Hace poco él me dejó y ya no sé qué hacer~

Llamen a Michael un grandísimo idiota, pero él ya estaba empezando a considerar una opción tentadora seguirle el juego para ser su "héroe con conveniente cama a poca distancia" o para entretenerla un rato y que le permitirse volver a los libros.

Sí... Era solo la segunda opción.

–No vas a parar hasta que siga tu juego ¿Verdad? –Preguntó, escéptico ante su asentimiento. –Me voy a arrepentir... Le ofrecí dinero, le ofrecí acompañarla a casa y dijo:

Juraba que casi le dio un infarto cuando la más alta entrelazó su brazo de forma invasiva, creyendo por un minuto que iba a echársele encima en ese momento.

Qué gentil es usted~

Tragando en seco, el de gafas no pudo hacer más que escoltarla abajo de las escaleras. Estaba nervioso, pero no dejaba de pensar: Ok... Michael, no te derrumbes ahora, es lo que ella quiere ¡Solo dale su show musical y todo saldrá bien!

Sí, claro.

–Oh Dios... Le di treinta dólares, ella vivía a una cuadra de distancia. Me dijo:

–Esta es mía, señor~

Michael bufó, no recordaba la letra tan bien como su novia y mucho menos en este momento, sin embargo se esforzó buscando en el fondo de su cerebro. –Uh... Le dije "Debería irme a casa ya"... Y... –Fue cuando después de pensar tanto que llegó a acordarse de cómo seguía, lo que lo hizo separarse inmediatamente de su novia con notorios nervios. –H-Haha... Oye ¿Sabes qué? Esto fue divertido, pero yo tengo que seguir estudiando y...

Estaba claro que ella no lo escucharía, ya que se tardó un solo segundo en empujarlo a la cama con ella. De suerte no ló aplastó con la caída, lo que significaba que estaba bien pero a medias, porque el ataque cardíaco que le estaba dando ante semejante imagen no era normal. No todos los días tienes a una chica linda sobre tus caderas.

Quédate~

Oh... Mierda, ahora entendía a Hamilton.

–No... NONONONONO ¡Yo tengo que estudiar!

No le digas a esto "no"~

–¡JESSICA, MALDITA SEA!

Por la diosa Afrodita ¿Cómo es que esta chica tenía tanto poder sobre él con solo mirarlo así? ¿Era bruja? ¿Era la auténtica diosa que bajó de los cielos? ¿Era una ninfa? Le valía verga, porque daba igual lo que fuese, el poder sobrenatural que tenía para hacerlo cambiar de parecer era algo fuera de este mundo y su mortal entendimiento humano.

Tranquilo, Michael, piensa en la biblia. No pienses en lo atrayente de su mirada, no te fijes en la forma en la que la camiseta se le resbala por un hombro, no te detengas ni siquiera a ser consciente de cómo te abraza con sus piernas y... MALDITA SEA ¡¿POR QUÉ ESTABA PENSANDO EN ESO?!

Rápido, sigue la canción ¿Cómo continuaba? Hamilton siendo infiel y cediendo al pecado... ¡Mierda! ¡Ni eso le ayudaba!

Quería pedir perdón de rodillas a sus madres por la mala nota que seguramente obtendría en biología, porque a estas alturas no era capaz de negar que el temblor el sus manos se debía a nada más y nada menos que su debilidad ante el demonio. No habría otra forma de referirse a su novia.

–¿Y bien? –Frunció el ceño al visualizarla llevar ambos brazos atrás de sus hombros con una mirada engreída y una sonrisa autosuficiente. –¿Sigues prefiriendo a esos libros?

No hizo falta responderle, había quedado bastante claro en el instante en que invirtió posiciones sin que ella lo previera. En su sonrisa ahora había una mezcla de emoción y nervios, por no mencionar asombro ante ese movimiento inesperado y la forma en que la arrinconó en el colchón.

En definitiva esto era lo que quería.

–Si me va mal en ese examen vas a lamentarlo.

Jessica se estremeció y pensó que por esa voz amenazadora y profunda suya sí que valía el riesgo.

–Voy a atenerme a las consecuencias.

De sobra es explicar que lo último que Michael hizo esa noche fue estudiar.

. . .

–No puedo creer que me arrastraras a algo tan bajo como copiarme.

Michael reprendía a su novia desde la mañana, convencido de que en algún momento sentiría un mínimo rastro de culpa y pediría perdón por haberlo mantenido despierto casi toda la maldita noche, pero sin obtener nada de eso.

Jessica se veía de lo más feliz y fresca, y por supuesto sin remordimientos encima. No era de extrañar, había conseguido lo que quería y también había ayudado a Michael a copiarse pasándole las respuestas por teléfono. Cosa fácil cuando el maestro se la pasa durmiendo.

–Oh, vamos. Todo salió bien después de todo. –Restó interés con un gesto. –¡Ahora eres libre! Y no tuviste que hacer nada.

–Aun así estoy molesto. Copiarme no es lo mío. –No podía presumir el ser un alumno estrella, mas eso no borraba la culpa que le daba hacer trampas en los exámenes, cosa que claramente su novia no entendía ni quería entender.

–Bueno, puede que un slushie al salir de clases te suba el ánimo. –Propuso. Intencionalmente agachándose para llegar a la altura de Michael. –A menos que lo único que te pueda hacer sentir mejor es castigarme por lo que hice.~

Michael no lo pensó dos veces.

¿Para qué? Él no sabía decir que no.