Comenzando a amar"

"Por Sumire-chan"

Capítulo 7:"Luces"

Nadie comprendió lo que sucedió, el shock estaba clavado en sus rostros que permanecieron fijos mirando el borde de la torre. Majik simplemente cayó de rodillas brillando de una manera intensa, su mirada azulada pronto se empañó sin saber lo que sucedía pero su otra parte si lo sabía. Comenzó a sollozar. Su maestro no comprendía qué le estaba sucediendo y Artia los hizo alejar a sabiendas que en ese estado Majik podría hacer cualquier locura. De pronto, él dejó de brillar...

Orphen y Cleo se le acercaron lentamente. Él les miró desde la incomprensión de perder al ser que amaba. Cleo sintió muchísima tristeza y las lágrimas brotaron de sus ojos mientras caía al lado de su amigo.

- Ella... no debió hacer eso – murmuró Majik muy suavemente, como si estuviera a punto de quebrarse. Y así era. Lo hizo en brazos de la rubia que rápidamente le rodeó. Las lágrimas por fin recorrieron las mejillas del joven aprendiz de hechicería, quien temblaba y se contraía en cada espasmo de llanto.

Cleo miró a Orphen y se vió reflejada en un mar negro preocupado que la hizo pestañear repetidas veces. De pronto, un recuerdo le vino a la mente. Apartó la mirada sonrojándose y frunció el ceño. Se preguntó, ¿Alguna vez había visto a su hermano parado en una gran torre?

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- ¿Dónde está – le preguntó Cleo a Asali. Ambas estaban en el bello jardín donde Cleo gustaba sentarse. Un lugar lleno de paz, donde había una especie de fuente y plantaciones de flores que se mantenían frescas gracias a ella. Era un salón muy mágico y bello.

- Encerrado en la biblioteca – contestó dando el paradero de su amigo Artia – esta destrozado, no quiere hablar con nadie. No entiende que eso le hace mal. Sólo ella podía hacerle entrar en razón y a duras penas.

- es normal que extrañe a Ellis. Majik también está que ni el sol le calienta, no ha comido ni bebido nada. – suspiró- Orphen se encuentra mal por él.

Asali la miró.

- Tu...

- No me gusta que mi hermano sufra.

- Ahh – Soltó suavemente la mujer. Por un momento, pensó que Cleo había recuperado la memoria, pero era obvio que aún no.

- A ti, ¿te gusta mi hermano?

- ¿Ah? Tu sabes...

- ¿Tu historia...? – asintió – Sé todo. Por supuesto, yo estuve ahí. Mi hermano siempre te ha amado, ¿Tu no lo amas a él?

- Yo... – sonrió tenuemente pensando si de su contestación valdría el futuro de Orphen con esa muchacha, ¡¿Cómo explicarle a esa jovencita el profundo cariño que le tenía a Chrillancelot?! ¿Cómo decirle que él era como su hermano? Y que lo amaba, pero como familia, como madre. Ella jamás amaría a alguien como a Chariman. A nadie – yo amé a alguien, el único en mi vida, Cleo, para siempre.

Una sonrisita se escapó de sus labios y la ocultó inmediatamente haciendo una mueca de dolor, luego frunció la expresión.

- No quiero ver a mi hermano sufrir.

- Si miras hacia atrás no lo verás sufrir – fue el consejo de la hechicera antes de abandonar el salón.

Cleo la miró salir y luego su cristalina mirada se posó en el agua que caía gracilmente de la fuente, se sentía confusa y horriblemente inquieta, sin saber si lo que sentía era lo correcto. La voz de Orphen, un Orphen distinto al actual, llegó hasta sus oídos como de un lugar lejano y la imagen de una mujer de cabellos dorados se escabulló entre sus recuerdos, supo que pertenecía a un ser querido para ella. Y descubrió el sentimiento de hermandad hacia esa persona. Supo que era su hermana y que en algún lugar ella la esperaba, junto a su madre. Ellas eran... su única y verdadera familia.

Vio lo ridículo de la situación y sonrió para sí muy suavemente, se había estado negando a sí misma sentimientos y para ocultarlos mejor había asumido un papel que no le correspondía. Se había escondido en un caparazón, como una niña jugando a las escondidas. Pero ya todo comenzaba a ser muy claro.

Caminó hasta donde el agua podría deslizarse por su cuerpo y la frescura del alivio la invadió. Ahora sus sentimientos habían encontrado la salida, ahora ella quería ser Cleo Everlasting, la misma de antes. Era el momento para que reconociera quién era y que dejase de avergonzarse de lo que su corazón le mandaba a sentir.

Una vez más, sonrió, totalmente empapada; la ropa se le adhería a su cuerpo, amoldándose a sus cabellos rubios, a su figura esbelta y a su estrecha cintura, a su buena proporción. Entonces, ella se fijó en la puerta que se abría, con una sonrisa totalmente perteneciente a la antigua Cleo.

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Asali atrapó en sus brazos a su niño que corría por los pasillos y reía alegre.

- Chariman, no debes andar gritando, recuerda que estamos de luto.

- ¿Luto? Yo no estoy de eso, mamá.

- ¿Ah no?

- No, hoy acabé el luto.

Asali sonrió con ternura ante la inocencia del pequeño.

- ¿Dónde has estado todo el día?

- Estaba muy aburrido acá en la torre, no hay cosas divertidas para hacer. Así que bajé al pueblo, pero no fui solo, mamá. Mi maestra me llevó a dar una vuelta por los campos de arroz, charlamos mucho y jugamos...

- ¿Tu maestra? Amor tu sabes...

- No, ella está viva, mamá. Ellis y yo estuvimos jugando, incluso practicamos magia, mira... – le enseñó una cortadura leve en una de sus muñecas – me lastime, el hechizo de mi maestra, puedes comprobar. Fue ella...

- No – afirmó con un tono terminante – Ellis se fue amor y no quiero que hables más de ellos. Hace daño, ¿Entiendes?

Chariman asintió.

- Lo siento – susurró suavecito.

Ella lo rodeó con los brazos, había algo muy diferente entre el amor que le tenía a ese Chariman y al anterior.

El niño no lloró, igual que cuando se enteró de la muerte de su maestra. Le acarició la cabecita con dulzura y él le sonrió antes de salir corriendo por el pasillo. Lugo se detuvo en el corredor y soltó una risita suave, mirando hacia una esquina con evidente complicidad mientras se sentaba en el suelo.

- Ellos mienten, ¿verdad?

- Lo siento.

Una lágrima corrió silenciosa por su mejilla inmediatamente después de esa confesión.

- Entonces, ya no jugaremos más.

- Tengo poco tiempo, mi pequeño.

- Yo sé... pero me gustaría.

- A mi también Chariman. Pero ya no me queda tiempo y tengo cosas que terminar aquí.

- ¡Pero...! – y no pudo terminar, pues se encontraba totalmente solo – Pero maestra...

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Asali miró correr a su bebé y luego caminó hasta un saloncito donde se encontraba la biblioteca. Entró sin llamar y muy lentamente, moviéndose con suavidad se acercó a una mesita donde una figura se inclinaba sobre un libro. Tenía los cabellos cortos cubriéndole la mirada y leía un libro de antaño, tenía ojeras.

- Aún sigues aquí – murmuró ella y el silencio hizo eco en el cuarto – No quieres contestarme, ¿verdad? Artia, ¿Crees que Ellis querría encontrarte de esta manera? No es justo – ella le acarició la mejilla con dedos trémulos – no me gusta verte así. Yo... yo te quiero mucho.

El hombre que había estado escuchando levantó la cabeza al instante en que ella atravesaba la puerta, y la tristeza cubrió como sombra sus ojos.

- Deberías ir tras ella.

Miró hacia la ventana y sus ojos se dilataron.

- Te quiere y te has estado portando mal con ella.

- Tu...

- Yo no estaré aquí siempre. Y no habrá alguien después de mi que trate de ayudarte también. Piensa... sólo piensa que tengo una pequeña oportunidad y tu también a tienes.

- Una oportunidad...

- ¡Vamos Hombre Cangrejo! ¡Sé feliz!

- Tu...

- Yo soy feliz por ti.

Artia, el hechicero, sonrió suave.

- creo que tengo miedo.

- No puedo creer que lo admitas.

- No lo haré otra vez.

- Eso me parece bien, maestro – ella soltó una risita – te quiero mucho, ¿de acuerdo? Ahora ve.

Él corrió hacia la puerta y luego se volteó, ya no habia nadie. Nuevamente echó a correr y encontró a la mujer a mitad del pasillo. La tomó del brazo y le sonrió.

- ¿Has cambiado de opinión? – preguntó ella.

- Tenías razón. Me comporté mal contigo y me han hecho pensar... quien fuese. Quiero aprovechar esta oportunidad, Asali, ¿Qué me dices? ¿Me ayudarías?

- Por supuesto.

- Asali...

- Dime.

- Yo también te quiero mucho.

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Orphen caminó un solo paso, las manos le temblaban y el corazón le palpitaba muy fuerte en su pecho. La figura que estaba frente a él sólo tenía comparación con un ángel de belleza inigualable, hermosa blancura y destellos dorados contrastando en una piel lechosa. Una piel húmeda que le fascinaba y le hacía verse a sí mismo acariciándola. Ella estaba empapada.

Se acercó más.

- Eres... tu no eres mi hermano, ¿porqué no me lo dijiste?

El hechicero negro abrió grandes los ojos. Por fin aquel Dios se ponía de su lado y esa mujer a la que amaba, le recordaba. Entonces, tuvo la duda, ¿le correspondería esa mujer? Recordó las miles de veces que habían peleado, discutido, muchas de ellas por algo tan simple como la comida. Se dio cuenta que a él le gustaba pelear con ella, se veía increíblemente hermosa cuando se enojaba. Sonrió.

- No podía obligarte a recordar.

- Pero... pero eso no estaba bien. ¡Orphen me estuviste mintiendo!

Su sonrisa se desvaneció.

- Y regresé Orphen, la antigua Cleo. – suspiró – quiero pedirte disculpas, estoy alterada. Yo... tonta, no eres mi hermano.

- No lo soy.

- He tomado una decisión. Hoy mismo debo volver a mi ciudad, debo hablar con mi hermana y mi madre, deben estar preocupadas por no recibir noticias mías y además yo... tengo que resolver algo. Aún debo aclarar esto, no debiste permitir que yo siguiera esta mentira. Una mentira que yo misma me impuse – y al terminar pasó por el lado del hechicero.

Este se quedó mirando el lugar donde ella había estado. Quizás sería lo mejor... Una parte de él le obligaba a dar la vuelta, tomarla en brazos y amarla y besarla hasta que decidiese que debía quedarse con él en la torre. Y otra parte, simplemente se negaba y explicaba que las cosas estarían mejor si se alejaban un tiempo. ¡Al diablo todo! Dijeron ambas partes. ¡Jamás estaría mejor sin ella!

- No – la escuchó decir - ¡¿Por qué soy tan cobarde?! No quiero volver a casa, estoy escapando. No quiero regresar... sin ti.

Orphen volteó a verle, ella sonreía tímidamente, el agua se deslizaba por su cuello de una manera que hizo que envidiara ese líquido.

- Realmente te necesito y estoy cansada de simular que no o que no siento nada por ti. Yo sé que tu amas a Asali. ¡Pero no me importa! Por alguna razón sé que me basta estar para cuando me necesites y luchar por un lugar en tu corazón, aunque a veces seas tan fastidioso. – sonrió – aunque me hagas rabiar.

Las palabras de esa mujer, de su adorada, de la mujer a la que algún día, estaba seguro, llevaría al altar; le dejaron en repentino shock, del que salió solito, ante la mirada celeste de Cleo. Se le acercó despacito y simplemente la abrazó, rodeándola con sus fuertes brazos. La encontró tan pequeña...

- También te necesito y quiero que estés conmigo, no sólo eso, te obligaré a estar conmigo, si es necesario – la soltó un poco y enfrentó su mirada – Y aunque te necesito tanto, no me pidas que deje de hacerte enfadar.

Ella pestañeó confundida, se encogió de hombros y sonrió de una manera muy bella. Rodeó con sus brazos el cuello del muchacho y recostó su cabeza en su hombro. Orphen saltó levemente con su contacto, se separó y se inclinó hacia ella. Cuando se dio cuenta de lo que iba a pasar, Cleo se aferró a los hombros del hechicero y cerró los ojos mientras terminaba de cerrar la distancia. El contacto fue leve en principio, muy suave; hasta que él, extasiado con esos labios, pidió permiso para ir más allá y seguir tocando el cielo con las manos. Ella accedió y se encontró con una lengua cálida, que se imponía y que le gustaba, arrastrándola a un juego hermoso, que se acabó lentamente cuando les faltó el aire. Cleo jamás había besado así.

La mirada de la joven brillaba y Orphen supo que Cleo solía verse hermosa al enfadarse y que quizás por eso se enamoró de tan bella mujer. Sus manos corrieron hacia su cintura, sin tocar más de la cuenta y ella soltó una risita.

- ¿De que te ríes?

- No voy a golpearte porque me acaricies.

Él levantó una ceja.

- ¿En qué estás pensando?

- ¿yo? En nada – y volvió a reír, dejando a Orphen pensando dos cosas.

La primera que Cleo tenía unas ideas muy extrañas, pero valía la pena probarlas. Sonrió él entonces y abrazó a la mujer. La segunda, que sin duda Cleo era una tigresa hermosamente enfadada pero así... tan feliz, era hermosísima y se convertía en la mujer a la que había comenzado a amar, como un hombre de verdad. La besó, una y otra vez... y muchas veces más.

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El cielo se teñía de un rojizo anaranjado muy hermoso, el viento soplaba levemente y un olorcito a salado inundaba el ambiente. Majik se encontraba en aquella terraza, solo como quería estar, su mirada fija en aquel paisaje y las lágrimas recorriendo sus mejillas pálidas. Una risa se escuchó detrás suyo y él volteó a ver.

- ¿Porqué te haces esto? – preguntó ella y él pensó en lo bella que la encontraba y en lo tonto que había sido al perder tanto tiempo con esa mujercita - ¿No sabes como actuar? Tengo poco tiempo, Majik, hay un lugar allá para mí y debo ocuparlo. Sólo quería despedirme.

Él saltó con esa palabra y corrió a abrazarla, no quería volver a sentir la sensación de vacío. La suavidad de los castaños cabellos y su aroma... Su mejilla rozó la suya y la sintió increíblemente fría.

- Yo no... – él la calló con sus dedos, tocando sus gélidos labios, sonrió internamente, triste, ella ya no podría volver. Tenía un lugar donde aguardaban su llegada y en el que ella tendría nuevas ocupaciones y obligaciones. Ella no podría estar mucho más tiempo. Sólo una despedida.

Sintió la mano de Majik recorrer su espalda y quedarse en su cintura. La otra acaricia con infinita ternura su mejilla, mirándola intensamente.

- no quiero perderte.

- Perdóname por tanto mal...

- No, te amo y lo haré siempre. No sabes lo feliz que me ha hecho esto. Aún me haces muy feliz.

- Entonces, ¿porqué llorabas?

Él volteó la mirada y la soltó sin perder la suavidad. Fijó sus ojitos en el atardecer.

- Es hermoso, ¿no?

- Lo es – murmuró ella- Tengo que irme.

- No, ¡No lo hagas!

- No soy yo quien decide – le sostuvo la mano – lo mejor... será que me olvides. Ya no debes acordarte que Ellis existió. Que sea una recuerdo lejano, que casi piensas haber inventado.

- Estás demente.

Ella rió.

- Sí, quizás.... Majik es lo mejor.. o no, Majik... te amo. – se puso en puntitas hacia él y con lentitud le besó. Había tanta magia en ese beso como en cualquiera de sus hechizos. Él rubia la deseó y a la vez se prometió no olvidarla.

Lentamente, la caricia se profundizaba y a la par la esencia se desvanecía, como aire, como el agua que fluye. Como una paloma que alzó vuelo, ella ya no estaba allí. El joven se encontró solo, caminó hacia atrás, que belleza había encontrado en esa mujer y en su propia vida... Se preguntó porqué había sido tan torpe y sonrió, sin dejar de caminar. Había hecho cosas buenas, también cosas malas, pero había sido genial viajar con su maestro y con Cleo, entendió que había gente hermosa en el mundo pero que este no tenía un verdadero sentido si le faltaba una parte de su alma. Y una parte muy importante en realidad.

Entonces ahora todo se mejoraría y quizás él recuperaría ese pedacito. Pero estaba agradecido.

La puerta de la azotea se abrió, escuchó voces, y todo los que habían subido a aquel lugar, guiados por algo especial, incluso el mismísimo Ken, vieron el cuerpo del muchacho caer hacia atrás, hacia el vacío...

Chariman se acercó al borde corriendo y le siguieron los demás, anonadados, miró al cielo oscuro y sus ojitos se fijaron en dos luces que chocaban entre sí.

- ¿los ves mamá? – gritó – Dijeron los dioses que las almas que están destinadas a amarse van al más allá juntos...

Asali miró a su niño y luego a Artia, se abrazó al pequeño mientras el hechicero se les acercaba, ojalá Chariman tuviera razón. Cleo sintió los brazos de Orphen rodearla y lloró de tristeza y felicidad por su amigo, que guiaba a su amada hacia la luz de su nuevo hogar, donde les esperaban y donde se tendrían el uno al otro. Esperó que recorrieran el buen camino.

Entonces, deseó la felicidad para Orphen y para ella, al igual que para todos los demás.

En la oscuridad, las risas se escuchaban...

FIN

Bueno, fue un final un tanto extraño, ya cansada de los finales felices-felices donde todos comen perdices y nadie sale dañado y hay mucho amor y hadas y que se yo cuantas cosas más. Así que para variar un poco, hice este final, donde ellos mueren, pero es un final feliz, pues están juntos. Eeeen fin, me gusta ese estilo de finales, pero tampoco se me va a hacer una costumbre, tengo contratadas las hadas para mis próximos finales.

¿Planes? Bueno, tengo más o menos 8 fanfictions en varias secciones que tengo que terminar. Para los fanáticos de Shaman King, en Frío y Calor (uno de mis primeros fics, de esta serie el primero para ser más precisa) se acerca el final y ya falta poquísimo. En Amar es... (El mas nuevito) aún queda para rato y es una de mis prioridades luego de terminar los que ya tengo hace tiempito. Cadenas de amor, lo tenemos momentáneamente detenido hasta que encuentre nuevamente el hilo de la historia que perdí por culpa de aislarme con otras historias. Para Rurouni Kenshin, mis queridos amigos... Hechiceros y Demonios finaliza, Snif, y ya no volverá pero aparecerá de la nada "El reinado de fuego" y haré líos por allí. "otra vez la misma historia..." de Gundam Wing, seguirá y seguirá porque acabo de comenzarlo y aunque les arte me seguirán viendo. Y el de Slam Dunk "El basketball es cosa de familia" Esta detenido momentáneamente también y quizás pronto vuelva con él, pero por ahora perdónenme pero no puedo continuarlo. Quizás pronto suba un cap y lo detenga. Inuyasha... "Forjando Cambios" nuevo fic, ya veremos cómo va.

Y para esta adorada sección, que está creciendo cada vez más día a día volveré, amigos, sin duda, con un nuevo fic del que no adelantaré nada por ahora ni siquiera el nombre, al que tengo que modificar y buscar uno que me convenza más.

Sin más que decirles sólo agradecerles su apoyo y su inmensa paciencia para conmigo paso a los reviews:

Clea Everlasting: muchísimas gracias por todo tu apoyo durante la vida de este fic, aunque no he tenido muchos reviews esto ha sido lo de menos teniendo tantos ánimos bonitos de gente como tu, y esto me ha puesto contenta porque también te conocí como amiga. Clea, ha sido divertido y seguira siendo, ánimo con tus fics (realmente les recomiendo a esta muchachita) y ya sabes que cuentas conmigo para lo que sea, okas?

Cleoru Misumi: ooh miles de gracias, ojalá te haya gustado este final, nos veremos seguramente en el próximo fic, o eso espero, ¿no? Bueno, amiga, graacias.

Erychan: fue un final un tantito triste yo sé y que tu querías que los alegrara, pero después de todo fueron felices, ¿o no? La verdad yo creía que era momento de variar, y quizás las cosas en la tierra se harían más difíciles para ellos, después de todo los tenemos a Ken quien también ama a Ellis, en fin, gracias.

BUEEEENOOOO, me despido no para siempre, ya me emociona esta parte, ja ja, ja, ja, simplemente digo que nos veremos prontito, y volveré sólo para atormentarlos. Ahora si, nos vemos, los adoro y muchas gracias.

HASTA PRONTO!

Suu-chan

Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de