AMOR PROHIBIDO.

By Valery Ryddle.

Nota (2014) : Esta historia fue publicada el 9 de Febrero del 2004, cuando apenas contaba con 15 años, ahora 10 años después, no pude evitar leerla y pensar: ¡Por Merlín! ¿Qué mierda escribí? Así que decidí editar algunos errores (que digo errores, HORRORES) y reescribir algunas partes donde mi redacción e ideas eran incoherentes, tratando de dejarles una mejor historia con personajes lo más apegados al cannon. ¿El motivo de la reedición? Es que esta historia tiene una secuela… que no he terminado pero que pienso continuar, pero para poder hacerlo primero debo corregir todo este desastre, y así finalmente mis musas podrán trabajar en paz. En fin, ¡Gracias por leerme!

Capítulo 1: El Reto.

-¡Vamos Ginny, ya es tarde!- le gritó Ronald Weasley desde la escaleras. Ginny tuvo que levantarse muy a su pesar, y empezarse a vestir apresuradamente, eran las 10 de la mañana del primero de Septiembre.

Ese día Ginny y Ron (los únicos Weasley que quedaban en Hogwarts) tenían que regresar al colegio. Se vistió lo más rápido que pudo y salió prácticamente corriendo hacia la cocina; en las escaleras chocó con alguien, era Harry; él y Hermione habían pasado ese verano en la madriguera. Ginny sintió que sus rodillas temblaban cuando él le sonrió gentilmente. Desde el primer día que lo vio en la Estación King Cross había sentido algo por él que se empecinó en denominarlo como "amor". Por su puesto, Harry nunca le dio realmente alguna señal de que la viera como algo más que la hermana pequeña de su mejor amigo, sin embargo con el paso de los años, lejos de desechar ese sentimiento, lo consolidó, había algo en la bondad de Harry, en sus ojos verdes... o en su sonrisa, que le hacía aferrarse a ese sentir.

"Harry es tan encantador como quieras, pero tienes que olvidarte de él" le dijo una vocecita muy molesta en su cabeza; ella sabía que debía olvidarlo, porque mientras más tiempo siguiera amándolo de esa forma tan obsesiva, la única que iba a salir herida era ella. Ginny suspiró algo desalentada, ya no podía intentar nada con Harry, él ya era de otra, de Hermione. Ellos dos se habían hecho novios, precisamente, ese verano, en su propia casa, en sus propias narices, y tanto Ginny como Ron se habían sentido fatal cuando les dieron la noticia, pero al parecer él que mejor lo había asimilado era Ron, porque ella cada vez que los veía juntos, sentía la rabia, el enojo y la tristeza recorrer todo su cuerpo.

La pelirroja llegó a la cocina aún con un pequeño temblor en sus rodillas, y con lágrimas avecinando sus ojos.

-¿Estás bien, Ginny?- le preguntó Hermione cuando entró.

-Si claro, es sólo que tengo mucho sueño-mintió Ginny restregándose los ojos.

-Oh- murmuró Hermione a modo de respuesta, antes de volver la mirada al libro de "Magia Ancestral" que tenía entre sus manos.

-¡Te dije muy bien que te durmieras temprano!-le reprochó su madre, que estaba haciendo el desayuno. La pelirroja no contestó, simplemente se sentó frente a la castaña.

-Buenos Días-murmuró Harry cuando entró a la cocina, le sonrió a Hermione mientras se sentaba a su lado. Ginny se sintió enferma cuando Harry le dio un rápido beso en los labios a Hermione a escondidas de la señora Weasley, ahí estaban ellos de nuevo, demostrándose que se querían. Clavó su mirada en su plato mientras luchaba para que las lágrimas no salieran de sus ojos. Se obligó a llevarse un par de cucharadas de comida a la boca, pero cuando finalmente se percató de que no podía continuar fingiendo simplemente desistió.

-Eh… No tengo mucha… hambre, voy a terminar de arreglar algunas cosas- balbuceó Ginny levantándose de la mesa, y evitando a toda costa las miradas interrogantes de la "parejita".

Ginny llegó a su habitación, cerró la puerta casi de golpe, se tiro en su cama y tapo con una almohada sus sollozos. ¿Por qué? ¿Por qué se había enamorado y no era correspondida?, miles de preguntas sin respuestas se arremolinaban en su mente mientras dejaba que gruesas lágrimas deslizaran por sus mejillas. De pronto, se escuchó el pequeño chirrido de la puerta al abrirse, la joven se limpió el rostro para quitar los rastros de su llanto. Se giró con el rostro altivo para enfrentarse al recién llegado, se encontró con Ron, quien la veía preocupado.

-Ginny, no puedes seguir así-murmuró Ron sentándose en la cama.

-¿De qué hablas?-preguntó a la defensiva Ginny, esforzándose para que su voz no temblara.

-Ginny, yo sé que quieres a Harry, o algo así… -comenzó a decir el pelirrojo, se rascó la cabeza algo confundido y finalmente suspiró antes de continuar.-Pero ya no te puedes aferrar a él, y pensar que puede que cambie de opinión y deje a Hermione para que estar contigo

-Pero Ron, ¿cómo puedes aceptar su relación?-le replicó Ginny, testaruda.

-Son mis amigos, y ya sé que fui novio de Hermione, pero ahora ellos se quieren, y no lo puedo evitar-explicó calmadamente Ron.

-Pero Ron…. tú todavía la quieres-reprochó Ginny sin pensarlo, un brillo extraño apareció en los ojos de su hermano, y se arrepintió de haberlo dicho casi al instante.

-Sí, la quiero todavía, pero yo tuve mi oportunidad y la desperdicié porque soy un idiota; ahora Harry tiene esa oportunidad, y sé que él no la desaprovechará-murmuró lentamente el pelirrojo, con el pesar reflejado en su rostro-Se quieren, Ginny; y queramos o no seguirán juntos

-Vaya, hermanito, ¡Has madurado!-exclamó Ginny, sonando entre irónica y sorprendida.

-No, me resigne, y creo que tu también deberías hacer eso- Ginny le sonrió, mientras asentía lentamente.

-¡Esa es mi hermanita!-exclamó Ron, y luego titubeó unos segundos antes de proseguir-Total hay muchos jóvenes en Hogwarts que seguramente buscarán tu compañía- la animó Ron sonriendo, aunque en su rostro denotaba que la idea en sí no le agradaba realmente, ella le golpeó el brazo juguetonamente mientras reía.

-Sí, claro, y obtendrá mi compañía si pasa el interrogatorio de mi hermano- se burló.

-¿Ves?, ya vas comprendiendo todo-dijo energéticamente Ron siguiéndole la burla.-Ahora creo que es hora de irnos, y lo mejor será que no olvides nada- Ginny asintió mientras guardaba su última túnica en el baúl-¿Traes tu insignia?- preguntó Ron desde la puerta.

-Oh, se me olvidaba-murmuró Ginny sonriéndole. Ella había sido elegida como prefecta en su quinto año, ahora empezaría su sexto año; al igual que Ron que también era prefecto y que empezaría su séptimo y último año.

Díez minutos después iban camino a la estación King Cross en unos autos del ministerio, que eran mucho más espaciosos de lo que parecían, ya que cabían perfectamente siete personas: la señora Weasley, los gemelos, Harry, Hermione, Ron y Ginny, y todavía 4 grandes baúles, dos lechuzas (la de Harry y la de Ron) y un gato (el de Hermione)

Llegaron justamente diez minutos antes de que el Expreso de Hogwarts partiera. Se despidieron rápidamente de sus familiares y subieron corriendo al expreso.

-Bueno, creo que los veo, después-murmuró Harry algo desalentado- Deben ir al compartimiento de prefectos, ¿o no?-

-Sí, pero espero que nos dejen retirarnos rápido-murmuró Hermione con nostalgia mientras abrazaba a Harry.

-¡Voy a vomitar!-se burló Ron haciendo unas señas muy graciosas, Ginny consiguió reír por la burla de su hermano mientras que Hermione se había sonrojado y Harry solamente sonrió. Se despidieron de pelinegro antes de irse al compartimiento de los prefectos.

Ginny entró rápidamente y sin mirar a nadie se sentó lo más alejado posible de todos, Ron y Hermione se había sentado juntos cerca de la puerta y platicaban animadamente.

Se concentró en un libro de novelas muggles que había encontrado en el sótano; unos minutos después el compartimiento se abrió de nuevo, Ginny apartó los ojos de su lectura para mirar a quien había entrado, era Draco Malfoy, que traía colgada en su brazo a Pansy Parkinson. La chica trataba de llamar su atención a toda costa, pero visiblemente no lo conseguía dado que él tenía cara de fastidio y ni siquiera la miraba. El Slytherin estaba examinando el compartimiento buscando un lugar, su mirada fría se encontró con la de Ginny y ella tuvo que apartar su mirada algo incomoda, ¿era su imaginación o Malfoy se veía mucho mejor ese año? Se regañó a sí misma ante esa idea, ¿qué tipo de pensamientos tan descabellados eran esos?, sobre todo si Malfoy era prácticamente su enemigo.

Trató de concentrarse de nuevo en su lectura pero por el rabillo del ojo pudo notar con cierto desagrado que Malfoy se dirigía hacia ella, cuando vio su mano temblar aferró con más fuerza el libro para detener el temblor, ¿qué diablos la pasaba?, solamente era el engreído y estúpido hurón.

Malfoy se sentó a su lado, y dejó parada a Parkinson frente a él. Ginny trató de concentrarse en su lectura de nuevo, pero la mirada de odio por parte de Parkinson que estaba frente a ella la incomodó.

-¿Ahora qué diablos quieres, Parkinson?-se vio obligada a preguntar Ginny dejando su libro a un lado y tratando de evitar a toda costa la mirada del rubio.

-Que te salgas, ese es mi lugar-le respondió Parkinson cruzando los brazos y poniendo cara de fastidio.

-Yo no veo tu maldito nombre en esta silla- dijo mordazmente Ginny mientras una sonrisa irónica aparecía en su rostro.

-Claro que no tiene mi nombre, pero mejor que te salgas de ahí si no te quieres abstener a las consecuencias-la amenazó Parkinson mientras metía su mano en su túnica con ademán de sacar su varita.

-No sabía que las vacas podían hacer hechizos- se burló, Parkinson apretó los puños y sus ojos se inundaron de furia, la pelirroja pudo notar como Malfoy ahogó su risa en una tos poco disimulada.

-¿Lo quieres probar?-murmuró lentamente Parkinson mientras se llevaba la mano a su bolsillo, seguramente en busca de su varita, Ginny ni siquiera se inmutó pero Ron y Hermione ya se había parado de sus asientos y comenzaban a acercarse hacia ellos.

Ginny se limitó a sonreírle burlonamente a Parkinson, mientras Malfoy las observaba atentamente sin intervenir; con un rápido movimiento la pelirroja sacó su varita y desarmó a Parkinson sin mayor dificultad. Pansy ni sabía lo que le había pasado, ella estaba en el suelo y su varita a un metro de ella.

-¿Decías?- preguntó Ginny burlonamente, sintió una penetrante mirada por parte de Malfoy, los demás prefectos la veían sorprendidos y un poco temerosos, Ron y Hermione le sonrieron mientras se volvían a sentar. Parkinson se levantó muy indignada.

-¡Draco!-chilló Parkinson como suplicándole que interviniera.

-¿Crees que si tú no pudiste sacarla de su asiento yo pueda hacerlo?- murmuró Draco sonriendo con ironía, Ginny no creyó sus palabras, sabía que si él quería podría sacarla, el detalle estaba en que no quería.

Parkinson miró a Draco con lágrimas de indignación amenazando con salirse de sus ojos, luego hizo un terrible berrinche, propio de una niña de 6 años, se agachó a recoger su varita y se sentó en el único lugar libre que quedaba, mientras Malfoy sonreía complacido.

-Pelea tus propias batallas-le replicó Ginny a Malfoy entre dientes mientras guardaba su varita, sabía que Malfoy se había acercado, para que fuera ella y no él, la que se deshiciera de Parkinson. Pensó que el rubio no la había escuchado pero entonces la miró directamente a los ojos.

-¿Para qué? Es más divertido ver que realizar la pelea-respondió, ella lo miró con un intenso odio, y luego Malfoy soltó una risa burlona. -Ahora no molestes Weasley, porque si no seré yo quien te saque a ti-amenazó mientras se recostaba en su asiento.

-¡Vaya! Si vieras cuanto me desilusiona no hablar contigo-dijo entre dientes Ginny muy sarcásticamente, pero Malfoy decidió no hacerle caso y cerró los ojos. La pelirroja volvió a centrar su mirada de nuevo en la lectura, y de vez en cuando miraba a Malfoy de reojo, tenía puesta en su túnica la insignia de prefecto en el pecho y justamente a lado una de Premio Anual; Ginny se tuvo que regañar varias veces a sí misma, no sabía porque pero al parecer sus ojos tenías vida propia y se desviaban a cada instante hacia el rubio, era como si fueran atraídos magnéticamente, ¿por qué le estaba pasando eso? Comenzó a enfadarse por el hecho de no poder ignorarlo de manera como él lo hacía, así que finalmente cerró el libro con fuerza y decidió irse a sentar cerca de Ron y Hermione.

Malfoy le murmuró "cobarde" cuando se levantó, pero ella lo ignoró, y casi disfruto el gruñido que hizo cuando la vaca de Parkinson se sentó a su lado. .

Apenas comenzaba a cruzar un par de palabras con su hermano cuando llegó McGonagall a darles instrucciones. Por seguridad todos debían patrullar por los pasillos del expreso, se dividieron en dos equipos, vigilarían los pasillos por parejas en medio viaje y cambiarían. A Hermione, Ginny, Malfoy y otros cuantos les tocó la primera ronda, ellos vigilarían primero y cuando acabara el tiempo los otros que habían descansado los sustituirían.

El primer tiempo pasó sin ningún contratiempo para Ginny, ya que le tocó hacer guardia con Hermione y todo estaba muy tranquilo, cuando terminó su recorrido se dirigieron al compartimiento donde Harry y Ron platicaban muy animadamente, Ron se despidió de ellos, y murmurando un par de maldiciones se dispuso a realizar su guardia.

-¿Por qué no pasas, Ginny?- le preguntó Hermione que ya se había sentado junto a Harry, la pelirroja estaba en la puerta, y le bastó ver las miradas ansiosas de Harry y Hermione para comprender que querían un poco de privacidad.

-Eh.. Yo quede de verme con unas amigas-balbuceó Ginny y se alejó rápidamente de ellos; eso no era verdad, no tenía ninguna amiga que la esperara, pero suponía que querían estar solos y además, no quería verlos juntos, por que se sentiría enferma de nuevo. Deambuló por los pasillos hasta que llegó a un compartimiento donde había cuatro jóvenes Hufflepuff que iban en su mismo curso.

-¿Puedo sentarme con ustedes?-preguntó Ginny cuando abrió la puerta.

-Claro Ginny-le respondió Melva Roberts, una simpática joven de gafas y cabellos oscuros. Ginny se sentó a su lado, y observó a las otras cuatro jóvenes que la observaban con reticencia.

-¿Juegas, Ginny?- le preguntó Melva mientras la volteaba a ver.

-¿Cómo va a jugar? Recuerda ella es prefecta y no le gusta romper el orden-terció Katherin Holmes, quien nunca fue del agrado de Ginny. Katherin, de rubios cabellos y ojos saltones, tenía una pésima reputación, prácticamente todo el Colegio rumoraba cosas horribles de ella; sin embargo, no era eso lo que le desagradaba de ella, sino su tendencia a molestarla sin un motivo aparente.

-¡No seas ridícula!-reprochó Ginny de mal humor, sin poder contenerse.

-Entonces, ¿juegas?-preguntó Katherin alzando una ceja. Ginny tragó saliva costosamente, ¿En que se estaba metiendo?

-¿Qué están jugando?-preguntó la pelirroja aparentando serenidad.

-Se llama "Sé mi elfo"-respondió animadamente Elizabeth, una joven morena con una prominente nariz.-Es un juego de retos…-aclaró.

-Oh-logró murmurar Ginny, ¿Qué clase de persona jugaba a ser el elfo del otro? Arrugó ligeramente el entrecejo tentada huir de ahí cuanto antes para no meterse a un juego tan estúpido como aquel, pero las palabras de Katherin la mantuvieron en su lugar.

- ¡Les dije! ¡Ginny nunca se atrevería a jugar esto!-siseó la rubia, ganándose una fría mirada de parte de Ginny. Odiaba que le dijeran cobarde, y parecía ser que Katherin lo sabía perfectamente.

-¿Sólo se ponen a hacer retos tontos y ya?-preguntó con cierta acidez, tratando de desacreditar el juego infantil.-¿Alguien dice cual es el reto y debes cumplirlo? ¿Cuál es el chiste?

Los ojos de Melva se abrieron delatando el horror que le habían producido las palabras de la pelirroja.-¡No son retos tontos!-se quejó la joven.-¡Es bastante divertido! Y no es tan sencillo, todas nosotras nos aplicamos un hechizo para poder jugar "Sé mi elfo".-Extendió su brazo y subió su manga para poder mostrarle un pequeño dibujo de elfo que aparecía en su muñeca, el cual Ginny contempló ciertamente horrorizada.-Primero todas unimos nuestras manos y en un hechizo conjunto prometemos que cuando sea nuestro turno debemos realizar el reto asignado, sino se realiza entonces nos crecerán orejas de elfo por una semana, cuando termina el juego… se termina el hechizo y la imagen de elfo desaparece de la muñeca. –explicó animadamente, acomodándose las gafas.-Entonces, ¿juegas?

¡Por Merlín! ¿En qué se estaba metiendo? Carraspeó ligeramente antes de fijar su mirada en ella.-¿Y quién asigna el reto?-preguntó en un hilo de voz.

-¡Ah eso es lo mejor!-exclamó con tal entusiasmo Elizabeth que la sobresaltó.-Tu tendrías el último turno, en tu turno giras tu varita a quien apunte será la persona que debe hacer el reto, a quien apunte el mango será quien asigne el reto… lo mejor (y peor) de este juego.. Es que puedes participar y quizá nunca te toque un maldito reto…-dijo señalando a Stacy Hamilton, quien le sonrió con timidez. Era una joven retraída, larguirucha y de tez extremadamente pálida.-¡Vamos, en la sexta ronda y a Stacy no le ha tocado hacer ningún maldito reto!-se quejó.

De cierta manera eso la tranquilizó, observó con desconfianza a las Hufflepuff, ¿Qué tan malo sería participar en un juego así con ellas? Se mordió ligeramente el labio inferior mientras se debatía, y finalmente ante otro comentario sobre su cobardía, expresado por la maldita Katherin finalmente se escuchó así misma aceptar.

Todas unieron sus manos en el centro para realizar el hechizo, cuando terminaron Ginny contempló con cierto hastío el dibujo de elfo que ahora aparecía en su muñeca. Y entonces el juego comenzó, cada una de las Hufflepuff giró su varita en su turno y la pelirroja no pudo evitar sentirse realmente aliviada de que en ninguna ocasión el reto hubiera estado destinado para ella. Y poco a poco empezó a divertirse realmente, Melva tuvo que cantar ópera a medio pasillo ante la risa de los alumnos, Elizabeth cacareó cual gallina frente al chico que le gustaba, Stacy, cuya su racha de buena suerte se fue al caño, tuvo que caminar por todo el pasillo del tren con su ropa interior puesta sobre su uniforme mientras fingía modelar y finalmente Katherin tuvo que escribir una carta de amor de lo más cursi y ridícula a un Ravenclaw y leérsela enfrente de un puñado de alumnos que se carcajearon hasta el cansancio.

Cuando las chicas regresaron al compartimiento para continuar con el juego, Ginny todavía continuaba riendo divertida ante el recuerdo del rostro rojo como la grana del pobre Ravenclaw que había observado estupefacto a Kateherin declararle su amor.

-¡Ya dejen de reír!-gruñó la rubia, llevándose las manos a sus mejillas para ocultar el rubor que aún teñía su rostro. –¡A jugar! Todavía nos faltan unas rondas más…-dijo apremiante.

Todas se volvieron a sentar en círculo, era el turno de Ginny para girar su varita, la pelirroja empezaba a sentirse más tranquila, porque después de todo no pensó que podría llegar a divertirse con las Hufflepuff, tomó aire lentamente e hizo girar su varita. Su corazón se detuvo cuando vio que esta se detuvo apuntándola a ella misma, sentenciándola a ser la próxima en hacer el reto… mientras el otro extremo apuntó a Katherin quien sonrió complacida. ¡Mierda! ¡Había caído por su propia varita!

-¿Y cuál es el reto?- preguntó lentamente, mirando a Karina.

-Veamos.-empezó a decir Katherin mientras se sobaba la barbilla- Creo que ya lo tengo… Ya viste a Draco Malfoy..-

-Tuve el desagradable placer, ¿qué con él?- respondió secamente Ginny.

-Ah… entonces ya viste lo bueno que se puso...-terció Melva maliciosamente.

-¿Bueno?...ese es un buen chiste, es un maldito hurón-mintió Ginny aparentando indiferencia. Claro que sabía lo bien que se había puesto, ¡su cuerpo había reaccionado ante eso!

-Si eres tan valiente bésalo-la retó Katherin, el labio inferior de Ginny la tembló levemente.

-No me puedes pedir eso-rió nerviosa.

-¿Qué, tienes miedo?-murmuró Katherin burlonamente. Había dado en el clavo, el miedo que había sentido Ginny al imaginarse que tenía que besar a Malfoy se disperso y una furia se apoderó de ella.

-No soy una miedosa-replicó enojada la pelirroja.

-Entonces. ¿Lo harás?-

-Cl-claro-balbuceó Ginny, ahora ya no estaba tan segura.

-En serio-preguntó Melva viéndola sorprendida.

-Claro-dijo logrando sonar más segura, aunque sentía un ligero temblor en las rodillas que nada tenía que ver con el aspecto de Malfoy, sino por la reacción que él tendría ¿Qué haría Draco Malfoy si era besado por una Weasley? Temía terminar cruciada por él.

-¡Entonces vamos!-exclamó Katherin sonriendo mientras se ponía de pie.

-¿Ahora?-preguntó aterrorizada Ginny, toda su seguridad se había ido por el caño.

-¡Claro que no, mañana!-comentó sarcásticamente Katherin mientras la arrastraba fuera del compartimiento.-Ah, y tiene que ser un buen beso, o si no pensaremos que tienes miedo y terminarás con orejas de elfo-le aclaró, Ginny gimió casi imperceptiblemente, había olvidado el detalle de las estúpidas orejas.

-Pe-pero no sabemos dónde está-dijo rápidamente Ginny, buscando una escapatoria, no estaba preparada para besar a Malfoy, quizá nunca lo estuviera, ¡Por Merlín! Tendría que lavarse la boca hasta hacérsela sangrar después de eso.

-Yo si sé- intervino Stacy, Ginny quiso haberla matado, pero no pudo ya que antes de que se diera cuenta, había sido arrastrada justo frente al compartimiento donde Malfoy estaba sentado solo, y muy tranquilamente observaba el paisaje gris ésco del camino por la ventanilla.

Ginny abrió la puerta del compartimiento por la insistencia de las Hufflepuff, le temblaba la mano. El Slytherin la volteó a ver con esos ojos grises tan fríos que le heló la sangre, y de pronto comenzó a considerar que después todo no sería tan malo tener orejas de elfo un tiempo. Se dio la vuelta dispuesta para huir, pero algo inesperado pasó, Katherin la empujó hacia el interior del compartimiento y cerró la puerta tras ella. Ginny casi cae encima de Malfoy que no se inmutó, escucharon las fuertes risas de las Hufflepuff en el pasillo, la pelirroja se alejó de él lo más que pudo.

-¿Qué quieres, Weasley?-rugió Malfoy poniéndose de pie y enfrentándola.

-Eh. Nada, ya me iba- dijo rápidamente Ginny alejándose hacia la puerta trató de abrirla pero estaba cerrada, dio un suspiro de frustración y se volvió para enfrentar a Malfoy.

-Creo que debo preguntarte otra vez, ¿qué carajo quieres?-le dijo amenazadoramente.-Porque si no quieres nada, ya te hubieras ido- Ginny titubeó un momento, sabía que Katherin había puesto un encantamiento que seguramente se rompería cuando ella cumpliera su reto, el problema es que ya se había arrepentido, sentía que sus piernas flaqueaban ante la mirada de desprecio de Malfoy.

-Voy a matar a Katherin-murmuró en un susurro casi inaudible, mientras clavaba su mirada en suelo.

-¿Qué dices, Weasley?-preguntó Malfoy mirándola con odio.

-Nada-volvió a repetir Ginny sintiéndose una tonta, ¿por qué no se le había ocurrido algo mejor que contestar?

-Bueno, si no es nada porque no te largas-le dijo con ironía, mientras se volteaba para darle la espalda. Ginny sintió que el enojo volvía y con él, su valor, iba a besar a Malfoy y luego lo dejaría en ridículo, ahora ya lo sabía, "Si no es ahora, nunca será" se dijo a sí misma.

-Malfoy-susurró Ginny casi en un ronroneo, había optado por emplear ese tono de voz porque había visto a sus exnovios poner cara de idiotas cada vez que lo empleaban, era como si se sintieran embelesado por un ridículo ronroneo. El rubio se giró a verla con las manos en los bolsillos, el asombro que logró leer en su rostro le hizo sonreír complacida. La evaluó con la mirada, Ginny se acercó a él lentamente, tratando de ser seductora…, parecía muy tranquila aunque por dentro sentía que su corazón que golpeaba violentamente contra su pecho. Trabó su mirada en la de él, mientras continuaba avanzando para quedar lo más cerca posible, pero sin llegar a tocarlo. Los ojos grises del Slytherin se hacían cada vez más grandes por la impresión, pero seguía sin moverse. Ginny alargó los brazos y lo abrazó por la cintura, " ¿Por qué hice esta estúpida apuesta?" Pensaba Ginny mientras acercaba sus labios a los labios de un muy sorprendido Malfoy, que al parecer se había quedado petrificado. La Gryffindor posó sus sonrosados labios en los pálidos y fríos labios del rubio mientras cerraba los ojos, empezó a besarlo lentamente, sintió una descarga eléctrica que recorría su cuerpo, su corazón se había desbocado y latía tan fuerte que ella lo escuchaba, lo besó unos segundos sintiéndose extasiada y embriagada, ¿por qué sentía eso?, esa pregunta rondaba en su cabeza mientras disfrutaba de los labios del rubio, sintió que debía de dar la retirada cuando se percató de que Malfoy casi no había contribuido con el beso, seguía así: con las manos en su bolsillos sin abrazarla ni nada parecido, no sabía porque pero se sentía desilusionada.

Retiró los brazos de la cintura para alejarse de él, pero algo inesperado pasó, Malfoy dio un pequeño gruñido antes de sacarse las manos del bolsillo y atraerla hacia él bruscamente. Ginny colisionó con fuerza contra el pecho del rubio perdiendo el equilibrio, por suerte Malfoy logró sostenerlos a ambos de pie. Unas firmes manos se posaron en su cadera haciéndola ponerse de puntillas, mientras los labios del Slytherin la besaban con exquisita furia. La pelirroja trató de apartarse, sintiéndose aturdida ante la violencia del beso, cerró firmemente sus labios negándose a continuar el contacto, pero la lengua dominante del rubio se abrió paso por su boca haciéndola sentirse embriagada, estiró sus brazos para enrollarlos en el cuello de Malfoy. Ese beso fue mucho más apasionado que el otro, Ginny no pudo reprimir un gemido de placer cuando Malfoy acarició su espalda, sabía que debía alejarse pero no podía, estaba perdida, no sabía hasta donde llegaría ese beso, pero era el beso más excitante que le habían dado en toda su vida. Ginny tuvo que reprimir otro gemido cuando la posesiva mano del Slytherin se posó en su trasero, empujándola hacia él, una pequeña llama de alerta se encendió en ella, pero decidió ignorarla; sabía que debía pararlo, decirle que hasta ahí, luego alejarse y burlarse un poco, pero no podía, era casi un placentero pecado.

De pronto Malfoy se alejó de ella apartándola de golpe, Ginny lo miró sorprendida. Los dos tenían la respiración entrecortada, la túnica de Ginny estaba un poco alzada mientras la de Draco tenía abiertos los primeros tres botones ¿En qué momento le había desabrochado la túnica?

Malfoy se pasó una mano por su cabello mientras se acomodaba de nuevo la túnica

-Creo… que ya tuviste lo que querías, ¿no es así?-preguntó Malfoy fríamente, Ginny sintió sus palabras como una daga que le apuñala en el corazón, y dio unos pasos hacia atrás.-Ya te di, lo que querías-

-Pe-pero…-Ginny se sintió mareada, Malfoy pasó a lado de ella y abrió la puerta.

-Me marchó-murmuró Malfoy mientras salía del compartimiento, luego se volteó y agregó- Y Weasley… No vuelvas a provocarme… porque soy un hombre como cualquier otro y tú...una mujer que es… "aceptable"- observó su cuerpo de pies a cabeza, y detuvo su mirada en una de sus piernas donde tenía subida la túnica, Ginny se apresuró a bajarse la túnica- Y la próxima vez que busques solo besos veo con otro… Porque yo querré más que besos, te lo puedo asegurar-luego envió una furiosa mirada y se fue. Ginny tuvo que sentarse porque se sentía aturdida, sabía perfectamente bien que nunca debió haber aceptado la apuesta; pero lo peor de todo ¿Por qué ella había reaccionado así?