Justificación: ¿Cuándo fue la última vez que escribí sobre este fic?

Uno, dos o tres años atrás. No recuerdo.

Tal vez por ello, por la nostalgia y tal vez también porque no tenía deseos de escribir otra cosa. He decidido volverlo a continuar y en si volver desde el principio, a rescribirlo. Como pueden ver empiezo otra vez y como no desee perder sus anteriores reviews volvi a reescribirlo una vez mas aqui. Después de todo, había también algunas cosas suprimidas a lo largo del fic anteriormente escrito y no fue por error mío sino por cuestiones de esta pagina, creo. Espero y les guste y si. Opinen otra vez de este que fue y será, mi primer fic de esta pareja que todos queremos. Ha cierto, cada tercer día traeré un capitulo nuevo hasta completarlos todos, espero y me sigan nuevamente en esta historia. Gracias!

-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-

My Lost Memories- Mis Memorias Perdidas

Autora: YukaKyo

Serie: Inuyasha. Y pertenece a su respectiva autora.

Pareja: Sesshoumaru x Kagome

Categoría: Romance, Drama, Angst, Tragedy, Death.

-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-

CAPITULO UNO. — Mente En Blanco

Había empezado primero como un latente silencio abrumador que en la oscuridad le rodeaba.

No supo en que segundo se transformó por completo hasta convertirse en un cruento zumbido escuchándose claramente a una considerable lejanía, pero que golpeaba a sus oídos, haciéndole notar que no se encontraba para nada lejos. Sino que aquel irritante y molesto sonido sin ninguna duda provenía de su interior y para ser más exacto de su lugar de origen. En el interior de su cabeza lo percibía.

Fue tan suave y calmado al principio que en lo absoluto le había molestado pero de un momento a otro la intensidad del mismo había aumentado de manera considerable y poco pausada.

Fue tanta la irritación que le había causado que sin que lo deseara salio del adormilado estupor en el que estaba sumergido. Su conciencia lentamente regresaba, pero no en una completa y necesitada soledad, sino que muy al contrario volvía muy mal acompañada.

El dolor lacerante y profundo se hizo presente también aumentando y decreciendo de una incontrolable manera que de un momento a otro le mareo sin poder evitar llevarse una mano a la cabeza.

Más no era el único lugar en su cuerpo que dolía.

Podía sentir un malestar que se presentaba de forma general en todo su cuerpo. Como si por dentro estuviera más que mutilado. Sentía la presión de las telas que cubrían su piel y la húmeda sangre que manchaba las mismas. Su propio cuerpo emitía una temperatura excesiva y todo su ser manaba un humor fuertemente afiebrado.

No le pareció extraño el no haber podido abrir los ojos, los parpados le dolían incluso y estos en un acto de evidente rebeldía se negaban a acatar a su orden mandada. Desistió por unos momentos en su empeño por abrirlos, teniéndose que confortar con seguir en aquella indeseable oscuridad tan solo llena de un vació precario y envolvente.

Aunque a eso le podía agregar la inmaculada pantalla nívea que su mente le regalaba.

Como si alguien le hubiera borrado todo recuerdo, dejándole absolutamente nada…

No había un solo recuerdo

No existía absolutamente nada

Ni siquiera un solo atisbo de algún descifrable color

No había recuerdos, estaban borrados

¿Por qué?

¡Demonios!

¡Ni siquiera sabia quien diablos era él!

No podía permanecer de aquella manera. En medio de la soledad de aquel inhóspito vació reunió algo de fuerzas, haciendo un esfuerzo por recordar algo. Sentía que incluso una pequeña imagen le seria más que suficiente.

Podía lograrlo

¡Tan solo necesitaba recordar una!

Y finalmente después del pesado esfuerzo que le costo una nueva punzada de dolor sobre las sienes, lo consiguió.

Un brillo escarlata y de metálico olor le nublo los sentidos y mancho por algún momento la visión en su mente.

Sangre

Tiñéndolo todo de rojo, sus manos impregnadas de aquel liquido vital. La sangre era vestigio de sus memorias perdidas que llevaba ahora muy presente en su confusa mente.

Sus párpados se abrieron de golpe y mirando hacia el infinito, un infinito que empezó a convertirse en un rustico y viejo techo, compuesto tal vez de madera, tierra y algunas ramas que lo componían. Entonces se encontraba en una de aquellas comunes y como veía demasiado corrientes chozas humanas.

Parpadeo confuso al pensar de pronto al repasar en su mente aquella conclusión a la que había llegado y le pareció incomprensible el que fuera posible recordar todas aquellas cosas, pero que la simple y sencilla tarea de traer a sus labios su nombre fuera algo tan difícil lograr.

Aun confuso intento levantarse, pero al momento de tratar de levantar su cuerpo de aquel futón donde estaba recostado, un intenso dolor en su costado izquierdo lo mando nuevamente contra las mullidas y húmedas mantas en las que hasta segundos atrás había estado recostado.

Brotó de sus labios un quejido lastimero y dejo de moverse al mismo tiempo que dejaba de luchar por vencer el dolor producido. Mordió su labio inferior con fuerza, pero sin aplicar demasiada como para romper la delgada piel que cubría los mismos. Espero confiado a que con aquello el ardor que le hormigueaba sin piedad en aquella zona disminuyera.

Con todo aquel lío no se había fijado en un trozo de tela que aun estaba algo húmedo y que con el movimiento había caído seguro de su frente.

Estaba demasiado lastimado, mucho más de lo que había pensado

¿Que le había pasado?

Y ¿Por que no lo recordaba?

Atormentarse a si mismo con aquellas preguntas no respondería absolutamente a ninguna de ellas. Debía buscar a alguien, a quien fuera. Eso si quería las respuestas a sus interrogantes.

Esta vez, teniendo un mayor cuidado con sus movimientos y sin desear que una vez más fracasara en su intento. Coloco con destreza ambos brazos cerca de sus costados haciendo presión en sus palmas abiertas, logrando así levantar su torso. Hizo caso omiso a la terrible punzada que le ataco aquella zona lastimada.

Mostrando en su rostro tan solo una mueca de dolor, mordiéndose una vez mas los labios con una mayor fuerza tragándose el quejido que hubiera dejado salir de su boca su esta hubiera estado abierta.

Finalmente logro sentarse, innegablemente el dolor ahora si que era terrible. Mas dejo de pensar en ello cuando sintió la viscosa humedad bajando por el costado herido mojando los de por si ya manchados vendajes que le cubrían.

Hizo el ademán de palparse la herida para comprobar si lo que había sentido era realmente sangre y probar así si una vez mas la herida que al parecer era mas que reciente ahora se encontraba abierta de la minúscula cicatrización que había tenido.

Sí, había intentado tocarse con su mano izquierda y la misma ahora se encontraba suspendida a escasos centímetros de su objetivo. Mientras sus ojos dorados la contemplaban extrañados y hasta cierto punto inseguros

Algo andaba mal con el mismo

Era como si su instinto le dijera que aquello una realidad para nada podía ser

Volvió a colocar su brazo sobre su regazo y con el derecho de forma pausada e imprecisa la dirigió hacia la piel descubierta que estaba mas a la vista.

Había varios raspones y heridas leves en la piel y tal vez uno que otro hematoma, pero las rayas rojas que bajaban por el dorso y que subían por el antebrazo eran exactamente iguales a las que poseía la mano que lo examinaba.

No había duda era su brazo

Pero si lo era

¿Qué eran entonces aquellas advertencias que su instinto le prefría?

Con una sobrada lentitud retiro algunas de las frazadas con las que estaba cubierto, esto mas que nada para intentar acomodar parte de la yukata que con sus bruscos movimientos se había abierto mucho mas de la cuenta.

Aunque aquello le dejaba observar los vendajes que lo cubrían, había también algunas cuantas pequeñas heridas aun no cicatrizadas y en carne viva minuciosamente cubiertas con algunas hierbas ya de por si secas con su alta temperatura corporal.

Cerró los ojos abrumado por un incipiente mareo que lo golpeo de súbito haciendo que con esto su fatídica mano izquierda se posara en su rostro, como la única solución efectiva para calmar aunque fuese solo un poco ese repentino malestar.

Y ahora se daba cuenta por su fino tacto de sus dedos que en su cabeza, también había algunos vendajes mas.

Tuvo el primitivo deseo de arrancarlos, pero su tarea se vio afectada al percatarse que los mismos estaban muy bien sujetos, impidiendo que se desenredaran. Eran firmes sobre su piel y evitaban el solo marcarle, no le molestaban en lo mas mínimo.

Abandono aquel intento de librarse de los mismos cuando su vista hambrienta de conocimiento se poso sobre algunas mantas mas que estaban a su costado. Había también una vieja vasija de sarroso barro llena en su totalidad de cristalina agua, así como también más de aquellas hierbas medicinales como las que tenía sobre el cuerpo.

Dirigió una de sus manos hacia la vieja vasija jugueteando con sus garras en el agua impregnándolas de aquel liquido que a su tacto le parecía hasta cierto punto frió. Al parecer hacia poco tiempo que alguien la había traído, giro los ojos concentrándose en las frazadas y tardo mas en mirarlas que en llevar sus dedos también ahí, comprobando la tibia calidez que aun desprendían.

Alguien había estado a su lado, alguien que seguramente le había cuidado en medio de la inconciencia en la que se había sumergido por su demacrado estado. Pudo percibir un ligero y dulzor aroma que sobresalía al ambiente raído y enfermo que embargaba por completo la habitación y dedujo que tal vez pertenecía a esa persona.

Le era familiar de alguna forma. Pero permanecía en un completo desconocimiento de su mente.

Un nuevo mareo le asalto en su magullado cuerpo, que le hizo desequilibrarse por un breve momento. Estaba cansado y por lo visto su estado no mejoraba en nada. No le pareció tan desagradable la idea de volverse a echar contra las mantas de su futón.

Ansiaba descansar otro poco y solo tal vez después de eso. Aquella persona volvería a su lado, despertaría y podría una vez mas buscar aquellas respuestas a las preguntas que inundaban su nublada mente.

El estremecedor silencio que lo envolvía en aquella solitaria y oscura choza fue interrumpido de pronto. El fuerte golpeteo de unos talones descalzos rasgando la tierra fue percibido con una sobrada intensidad por sus sentidos.

La improvisada puerta hecha con un viejo paño de piel fue abierta con brusquedad, dejando entrar por un breve momento algunos retazos de sol junto a la figura no muy alta de un joven. Los cabellos plateados de este se agitaron con violencia y el flequillo en su frente se alejo dejándole al descubierto el rostro de una mala mueca y ceño fruncido.

Pudo percibir el rechazo, un odio y celos apenas contenidos en la insolente faz de aquel que ahora hacia él se aproximaba.

Sus miradas chocaron, enfrentándose en una silenciosa batalla. Unos orbes dorados brillantes de rabia y frustración contra las otras vacías y faltas. Reflejando en el contorno de oro un profundo desconocimiento hacia aquel que frente a él se encontraba.

El platinado se dejo observar por el otro que, aun sentado sobre el revoltorio de mantas con la mirada fija en él le recorría de pies a cabeza intentando recordarle de alguna manera.

Se sintió extraño con esas pupilas doradas encima, asimilando cada detalle de él con suma parsimonia, tan solo deseaba recordar un solo pequeño atisbo de él que le recodarse quien era.

Absolutamente nada

El joven dejo de observarle antes de bajar la vista a su regazo suspirando decepcionado. El de cabellos níveos parpadeó perplejo al notar como el otro se movía hasta echarse una vez mas contra el futón, arropándose después con las mantas para luego, sin más darle la espalda.

¿Qué demonios había sido todo aquello?

— ¡Maldita sea!. ¿Cómo te atreves a ignorarme así?. ¡Sesshoumaru! — Gruño molesto el chico de cabellos blancos, agazapándose hasta tener entre sus garras el cuello de la yukata del mencionado.

No fue necesario hacer uso de demasiada fuerza para sacarlo de donde estaba echado y dejarlo ahora frente a frente de sus pupilas doradas.

Los ojos de Sesshoumaru lo miraron con desprecio por un breve momento, antes de cerrarlos con violencia presa del crítico e insoportable dolor proveniente de sus heridas. Inuyasha no había sido para nada considerado con su estado y al alzarlo de aquella manera solamente había conseguido que las mismas una vez más se abrieran por completo.

Sesshoumaru se mordió los labios con fuerza haciendo un sobrenatural esferazo por ignorar los continuos espasmos que le recorrían.

Le había llamado Sesshoumaru

Ese

¿Ese era su nombre?

Pero...

¿Por qué no lo recordaba?

-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'

Continua...