CAPITULO 1: FUTURO
Era una mañana fresca en el Santuario de Atena. Ya había pasado un mes desde el desagradable asunto con Henrich Kohn y René Gressus, y todo había vuelto a la normalidad. Bueno, la definición de 'normal' es muy diferente en el Santuario que en cualquier otra parte del mundo.
Aioria caminaba por los terrenos del Santuario, pues era su hora de verificar que los perezosos guardias estuvieran cumpliendo con su trabajo. El león dorado pasó cerca del recinto de las amazonas y sonrió. Sabía que Marín estaría ocupada esa mañana, ayudando a Shaina y June a entrenar a las nuevas aprendices. Ya la vería más tarde.
Pasó por el jardín junto al recinto. Melody, la hermana de Sorreto, estaba ahí, como de costumbre, haciendo sonar su dulce flauta de plata mientras Touma, echado en la hierba, la escuchaba embelesado la dulce melodía.
Aioria siguió caminando. Minutos después, se encontró con la cara sonriente de Milo.
-Hola, Aioria-
-Buenos días, Milo- dijo Aioria con seriedad, sin saber que se proponía su compañero esta vez.
-¿Hoy será el día?- dijo Milo sin quitar su sonrisa.
-No sé de que me hablas- dijo Aioria, rodeando a su compañero y continuando su camino, pero Milo volvió a cortarle el paso.
-Oh, yo creo que sí- dijo el caballero de Escorpión.
-Explícate- dijo Aioria, cruzando los brazos- ¿de que se trata?-
-¿Recuerdas el trato que tú y yo hicimos hace un mes?- dijo Milo.
-Que tú, Touma y yo hicimos hace un mes- corrigió Aioria, poniendo énfasis en el nombre de Touma- sí, lo recuerdo...-
-¿Y bien?- dijo Milo.
Aioria sintió un gran vacío en su estómago. El trato había consistido en que Milo se mantendría alejado de Melody y Touma dejaría en paz a Aioria cuando éste estuviera con Marín. Si hacían eso, Touma y Aioria tendrían que llevar a Milo una noche al Gypsy Moon, un extraño bar francés, y pagar toda la cuenta. Sí, era cierto que él había prometido eso, pero jamás se imaginó que Milo lo obligaría a cumplir su trato.
-No hablas en serio, ¿verdad?- dijo el caballero de Leo.
-Hablo muy en serio- dijo Milo.
-No...no esperas que te acompañemos a ese...ese...- Aioria comenzó a buscar una palabra para definir el sitio al que Milo trataba de arrastrarlo- ese bar de mala muerte, ¿o sí?-
-¿Bar de mala muerte?- rió Milo- como serás exagerado...-
-Mira- dijo Aioria- si es un lugar donde los hombres van a emborracharse mientras que hay mujeres bailando sobre las mesas, yo no puedo ir, ni creo que Touma tampoco...-
-No veo porqué no- dijo Milo. Aioria tragó saliva muy ruidosamente y se dio cuenta que sus peores temores se habían vuelto realidad. En el Gypsy Moon había mujeres bailando sobre las mesas- bueno, tal vez sea un poquito malo, pero no es la gran cosa-
-¿Y que se supone que pasará si Marín o Melody...?- comenzó Aioria, y sacudió la cabeza- ¿cómo vamos a explicarles eso?-
-Ah, si eso es lo que te preocupa...- dijo Milo- no te preocupes por ellas, por mí pueden llevarlas-
-¿Qué?- exclamó Aioria. Si tener que acompañar a Milo a ese sitio era de por sí malo, la idea de llevar a su novia le parecía mil veces peor.
-Mira, piénsalo- dijo Milo- voy al pueblo a comprar víveres, nos vemos luego-
Y el caballero de Escorpión bajó, dejando a Aioria preocupado.
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Milo bajó al pueblo. Iba cruzando los dedos, esperando que Aioria se convenciera de ir. Se imaginaba que ese sitio no sería tan malo, exceptuando el hecho de que las chicas se enfadarían si una bailarina comenzaba a bailar en su mesa. Ni modo. Era una promesa que Touma y Aioria habían hecho, y ahora tenían que cumplirla.
Milo caminó alegremente por las calles de Atenas. Entró a una tienda de abarrotes, ya conocida, y compró todo lo que necesitaba para la semana: pan, queso, vino, algunas sopas en lata...
Después de un rato salió de la tienda con dos bolsas de papel color marrón, dispuesto a volver al Santuario, cuando se encontró un patio con una carreta de madera, muy adornada por fuera, con varios listones de colores. Una carreta de gitanos. No una, había varias de ellas.
Milo se acercó un poco, quería verlas de cerca. Ya Camus le había contado sobre los gitanos que vivían en Francia, sobre todo a las afueras de París, pero quería verlo él con sus propios ojos.
Al acercarse, el caballero escuchó los gritos mezclados de tres mujeres, provenientes de una de las carretas más cercanas a una pequeña tienda de campaña, muy adornada con dibujos de soles y lunas.
-...pero así son las reglas...- dijo una de las voces, muy calmada.
-¡No me importa!- gritó una segunda voz- no me agrada que...-
-No hay nada que puedas hacer, Selene- dijo la tercera voz- desde tu nacimiento eres así, y tendrás que seguir así...-
-Cállate, Carena- dijo la segunda voz, gritando otra vez.
-Selene, Carena, es suficiente- dijo la primera voz que había escuchado.
-¡Pero Marie...!- reclamó la voz que había gritado.
-Dije que es suficiente, Selene- dijo de nuevo la voz calmada, pero en un tono autoritario- ahora sal de aquí, que estoy cansada y necesito un poco de calma-
Miloalzó una ceja, intrigado, ya queno sabía a que se referían las mujeres. Sin embargo, no pudo pensar más en ello, porque alguien abrió la puerta de golpe y la cerró de la misma manera. Era una chica.
Sin percatarse de la presencia de Milo, ella corrió hacia él sin fijarse por donde andaba, tan rápido que el caballero no pudo evitar el choque. Desprevenido, Milo cayó hacia atrás, y la chica que había salido sobre él. Ambos se quedaron así, sorprendidos de lo que acababa de suceder. Después de unos segundos reaccionaron.
-Oh, yo... lo siento- dijo la chica, con sus blancas mejillas muy sonrojadas- lo siento mucho, no me fijé por donde andaba...-
-No, yo lo siento- se disculpó Milo- no debí estar en tu camino... eh, ¿podrías quitarte de encima de mí?-
-Claro- dijo la chica, tratando de levantarse, pero resbaló con la orilla de su vestido y cayó de nuevo sobre el caballero- lo siento-
-Permíteme- dijo Milo. Tomó a la chica de los brazos y se inclinó hacia delante, levantándose y al mismo tiempo ayudándola a levantarse también- listo...-
-Gracias- dijo ella, acomodándose los bordes de su vestido- y discúlpame-
-No hay problema- dijo Milo. El caballero reconoció su voz como la de la chica que había gritado dentro de la carreta.
Milo casi no lo podía creer. Era muy bonita. Delgada, de piel muy blanca, salvo sus mejillas que estaban muy sonrojadas, largos cabellos azul claro parcialmente ocultos por una banda azul rey, y sus ojos eran de color azul grisáceo. Llevaba un vestido blanco y azul oscuro, con las mangas cortas, y cuya falda le llegaba a los tobillos, que permitían ver sus pies calzados con un par de zapatillas sencillas que hacían juego con su vestido. Llevaba largas arracadas, brazaletes y una tobillera, todo lo anterior de plata, y un collar con un dije en forma de luna en menguante.
La chica, sintiéndose observaba, bajó la mirada. Milo hizo lo mismo.
-Lo siento - se disculpó Milo de nuevo- pero es que no me habría imaginado que una chica que me cayera del cielo fuera tan linda-
Su frase no tenía ninguna intención de conquista, y ella seguía muy sonrojada, pero sonrió y soltó una risita.
-Gracias- dijo ella- pero aún no sé quien eres-
-Soy Milo, caballero de Escorpión-
-¿Caballero?- dijo ella, mirándolo con admiración.
-De Atena- agregó Milo- en el Santuario-
-Vaya- dijo ella, inclinándose ligeramente- nunca antes había conocido a un caballero...yo soy Selene, la gitana-
-Es un placer conocerte, Selene- dijo Milo.
-Lo mismo digo yo- dijo ella-¿y que hacías cerca de la carreta?-
Milo se sonrojó.
-Yo... quería... bueno, yo...- comenzó a tartamudear, nervioso, tratando de encontrar una excusa para su presencia- quería que alguna de ustedes me dijera mi futuro...-
-¿En serio?- dijo Selene, parpadeando.
-En serio- dijo Milo, rascándose la cabeza, un tanto nervioso- últimamente he estado muy preocupado por mi futuro...-
-Bueno, en eso puedo ayudarte- dijo la gitana, abriendo la tienda de campaña junto a la carreta- pasa...-
Milo entró bajo la carpa y se sentó sobre un cojín delante de la mesa, la cual tenía sobre ella una bola de cristal, un fajo de cartas y un mapa de los pliegues de la mano.
-Vaya- dijo Milo, impresionado- ¿es una bola de cristal de verdad? ¿vas a verla?-
-Eso es al final- dijo Selene con una sonrisa, arrodillándose en un cojín frente a Milo- pero primero son las cartas...-
-¿Es el tarot?- preguntó el caballero.
-¿Tarot? No, el tarot es una farsa- dijo Selene, tomando el fajo de cartas- estas son las cartas gitanas, te mostraré...-
La joven revolvió el fajo de cartas y sacó cinco, colocándolas boca abajo, una junto a otra. Volteó la primera. Era la imagen de una sirena sobre una roca, y tenía una pequeña luna dibujada en el extremo superior derecho de la carta.
-Una sirena- dijo Selene- significa una chica en tu vida-
-¿Es bonita?- preguntó Milo.
-Mucho- dijo Selene- hay tres cartas de mujeres: la sirena, la dama y la bruja. La sirena es la más afortunada que te pudo haber tocado, una mujer bella que será tu felicidad. La dama no hace ninguna diferencia. Y la bruja, es una mujer que te hará sufrir-
-Que suerte- dijo Milo.
La chica volteó la segunda carta. Era el dibujo de un hombre vestido con un traje muy elegante, portando un bastón y fumando un puro. En la esquina superior estaba de nuevo el dibujo de la luna.
-El catrín- dijo la gitana- un rival-
-¿Rival?-
-Así es- dijo ella- y al parecer tiene que ver con la chica...-
-¿Y que significa esta luna?- preguntó Milo.
-Si la carta tiene una luna, el suceso que anuncia ocurrirá de noche, si tiene un sol, ocurrirá de día-
Selene volteó la tercera carta. Apareció la imagen de una mujer con un vestido de oficina al revés, con un sol en un extremo de la carta.
-Esta es una dama- dijo Selene- una mujer, pero la carta está al revés, lo que significa que ella te tenderá una trampa en plena luz del día-
La gitana volteó la cuarta carta, pero la soltó asustada y calló al suelo. Milo la levantó. Era el dibujo de una horca y, de nuevo, tenía una luna en uno de los extremos de la carta.
-¿Una horca?- preguntó Milo, colocando la carta junto a las otras cuatro- ¿qué significa eso? Me van a ahorcar o...-
Selene sacudió la cabeza nerviosamente.
-Alguien que tú conoces será condenado a muerte- dijo ella, acomodando la carta con su mano temblorosa.
-¿Porqué tiemblas?- preguntó Milo.
-No me gustan las horcas- dijo ella simplemente, y con mucho nerviosismo volteó la última carta. Era la luna llena- mira, algo bueno-
-¿La luna llena es buen augurio?- preguntó Milo.
-Así es- dijo Selene- significa que ganarás una batalla-
-Genial- dijo Milo.
-Dame tu mano- dijo la gitana. Milo obedeció, y la chica la analizó- mmm... que extraño-
-¿Extraño?-
-Tu línea de la vida dice que ya moriste- dijo la gitana.
-Ah, eso- dijo Milo, recordando la batalla de Hades- ignora eso...-
-Claro- dijo Selene, y volvió sus ojos a la mano- y al parecer te casarás muy pronto...-
Al escuchar esto último, Milo retiró su mano con un escalofrío.
-Creo que cambié de opinión- dijo Milo nerviosamente- mejor ya no quiero saber nada más...-
-Como quieras- dijo ella, con una sonrisa.
-Muchas gracias- dijo el caballero, levantándose y dando su mano a la chica para ayudarla a levantarse-¿cuánto de debo?-
-Oh, nada, no te preocupes- sonrió la chica.
Milo sintió algo de calor en sus mejillas. Salieron de la tienda.
-Gracias por todo- dijo Milo.
-Ni lo menciones- dijo ella- fue un placer conocerte, Milo-
-Lo mismo digo- dijo el caballero- te veré luego-
-Hasta pronto- dijo Selene agitando su mano como despedida.
Milo tomó los víveres que había comprado y se fue caminando rumbo al Santuario. La joven gitana lo miró alejarse con una sonrisa, sintiendo aún muy calientes sus mejillas.
-Un caballero de verdad...- dijo en voz baja, pero sin apagar su sonrisa- es increíble...-
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Mientras tanto, en el templo de Leo...
-Es una broma- dijo Touma- por favor, dime que es una broma...-
-Lo siento, pero no lo es- dijo Aioria- y dijo que lleváramos a Marín y a Melody.
Touma se dejó caer en una silla.
-Bueno, supongo que deberíamos decirles la verdad- dijo Touma- no podemos llevarlas sin decirles la verdad-
-Solo espero que sea un lugar decente- dijo Aioria- a Camus no le hizo ninguna gracia la idea-
-Camus no está en el Santuario, ¿o sí?-
-No, fue a Francia a visitar a su familia- dijo Aioria- rascándose la cabeza- aunque no creo que apruebe lo que estamos a punto de hacer-
-Pero no tenemos opción- dijo Touma- dimos nuestra palabra y tenemos que cumplirla-
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CONTINUARÁ...
¡Hola, chicos! Muchas gracias por los reviews del fic anterior.
Este es mi nuevo fic, espero que les guste. Admiradoras de Milo: por favor no me maten, prometo portarme bien con él!
Les deseo un muy Feliz Año Nuevo, que todos sus sueños se hagan realidad!
Abby L. / Nona