Mr. Brightside

Los personajes principales pertenecen a J.K Rowling.

Este fic está inspirado en la canción Mr. Brightside de The Killers. Contiene Slash.


Capítulo 1. James Black

Se miraba al espejo. La imagen que éste le devolvía era la que siempre hacia voltear las cabezas a donde quiera que fuera, no importaba si era hombre o mujer. Sonrió con ese aire de suficiencia que desde siempre lo caracterizaba mientras se anudaba la corbata, complacido de su innata y hasta natural vanidad. Los años no le habían restado en nada su belleza, esa belleza sobrenatural, que según decían los chismosos en Hogwarts se debía en parte porque era Veela, nada más lejos de la realidad. Sólo contaba con 26 años y los años sólo habían acrecentado ese atractivo.

Draco Malfoy se preparaba nuevamente para su día de trabajo, ser uno de los más importantes relacionistas públicos de Inglaterra no era nada fácil, un trabajo engañoso desde cualquier punto de vista. La gente pensaba que por estar las 24 horas del día rodeado de famosos, gente "in" y estar en cualquier fiesta o sitio de renombre era una vida fácil. Igual que todo el mundo, tenía que lidiar con el estrés de su lujosa, envidiada y gratificante profesión, que más que todo lo hacía por diversión, él no necesitaba ninguna remuneración.

Al terminar su séptimo año se desligó, al igual que mucha gente, del mundo mágico al cual partencia, los últimos días de la guerra habían sido caóticos y decidió por su salud mental y espiritual alejarse de aquel mundo en el que sólo había conocido el lado de la oscuridad y en él que no lo aceptaban como en realidad era. Con sus dos padres muertos y una inmensa fortuna en sus espaldas, decidió instalarse en el mundo muggle del que tantas veces renegó, la vida no era tan mala.

Se miró por última vez en el espejo de su lujoso cuarto de baño, no se veía nada mal, nunca se veía mal, su cabello rubio peinado con una raya de lado, los jeans que cargaba, su impecable camisa blanca, su corbata y su chaqueta de vestir negra hacia que se viera perfecto, como siempre. Se quitó una imaginaria pelusa que creía tener en una punta del cuello de su camisa y salió del baño

- Jared, cuando estés listo… ya sabes – dijo haciendo un gesto con la mano y volteando solo un poco su cabeza hacia la puerta del cuarto de baño.

El hombre que yacía medio despierto en su cama entendió el mensaje. Estar con Draco Malfoy era una cuestión de suerte y Jared era afortunado, pues estaba con él. Jared sabía que cuando estuviera bien despierto se vestiría y se iría de aquel agradable apartamento, esperando a que con suerte, Draco volviera a estar de ánimos como para estar con él o simplemente tener la gracia de que Draco no se hubiera conseguido a otra persona.

Conducía su lujoso Bentley por encima del puente Londres, apreciaba el hermoso Tamesis que podía divisar por su lado derecho, su celular empezó a sonar, "¡joder! No son ni siquiera las diez y ya están empezando a llamar" pensó. Extendió su brazo izquierdo y alcanzó el teléfono que estaba en el asiento de al lado, puso los ojos en blanco cuando vio a quien pertenecía la llamada, contestó

- ¡Hey! Jared ¿Ya te fuiste?

- Buenos días Draco- contestó el castaño del otro lado de la línea, con cierto rin tin tin – no me he ido, pero dentro de un rato lo hago, no te desesperes, te llamo para avisarte que me voy esta tarde a Francia, volveré pasado mañana.

- Que te vaya bien.

- ¿Siempre será así?

- ¿Así como?- ya Draco estacionaba su carro en el edificio donde mantenía su oficina.

- Así, siempre tan despreocupado, sin demostrar nada.

- Jared, no te pongas dramático, tu sabes como son las cosas.

- Sí, eso lo sé – respondió el castaño al otro lado de la línea.

- Bueno, entonces que tengas buen viaje, nos vemos.

- Gracias por la oferta, pero no. no creo que nos volvamos a ver, no de la manera que tenemos acostumbrada, contigo la he pasado increíble, pero no puedo estar con alguien que no tiene corazón.

Las palabras golpearon duramente al rubio.

- Veo que te pusiste dramático, pero temo contradecirte, sí tengo…

- Bueno Draco - lo interrumpió Jared, sin dejar de terminar al rubio la frase - eso me gustaría verlo algún día, que estés bien, quizás en el camino nos volvamos a ver, aunque no parezca Londres es muy pequeño.

Nuevamente una relación que terminaba en la vida de Draco Malfoy.


- ¡BLACK!

- Harry dio un respingo en la tarima mientras miraba a su pareja de la obra de teatro.

Harry Potter era actor de teatro, su nombre iba cobrando cada día más y más fama, aunque ahora por otras razones muy distintas a las de su época escolar, al igual que muchos, y él con más razón que cualquier otro, se había desligado completamente del mundo mágico después de la guerra, en la cual él había sido el vencedor, sólo algunos Weasley eran la pequeña unión que él tenía con aquel mundo. A veces pensaba que la vida era muy irónica, él siempre había huido de la fama y resulta que terminó encajando perfectamente y con mucho talento en una profesión donde se estaba expuesto todo el tiempo una vez logrado el éxito, y ahora él iba en buen camino enrumbándose a ese éxito, su nombre artístico era James Black, en honor, por supuesto, a su querido e inolvidable padrino.

- Dime Robert- dijo con algo de fastidio el Chico Que Vivió.

- Tienes que agarrar a Kate con brusquedad, siente la ira, el dolor que te causó que ella se haya alejado, siéntelo James, Siéntelo – le decía el exagerado director de la obra.

- Entiendo. Pero si la agarro con más brusquedad le terminaré por destrozar el brazo.

Kate se sobaba el brazo izquierdo y miraba suplicante a Robert.

- Está bien, pero sabes James que este estreno es muy importante, debutarás por primera vez en el circuito del West End- Robert alzaba sus brazos como intentado mostrarle a Harry la grandeza de lo que decía – productores, directores, actores, agentes vendrán, es una oportunidad que tanto tu como Kate no deben desperdiciar, si todo sale bien se consagrarán.

- Eso lo sé- dijo Harry con una sonrisa, entendiendo que Robert sólo quería que todo saliera bien.

Llegó a su casa extremadamente cansado, Robert sabía como extenuarlo con esos ensayos y mucho más si mañana era el gran día. Su apartamento era cómodo, luminoso. Al entrar se observaba los lindos sofás de color rojo "muy a lo Gryffindor", pensaba a veces, el agradable ventanal al fondo, donde se podía apreciar buena parte de Londres y el río dividiéndola en dos, cubierto por unas sobrias cortinas de color crema, el elegante mesón de granito de la cocina, el cual se notaba desde la sala y su acogedor y cómodo cuarto era todo cuanto necesitaba para sentirse relajado.

Se desprendió de su abrigo justo cuando cerró la puerta, lo tiró en el sofá y se dirigió agotado a su cuarto, la amplia cama de líneas rectas, moderna, con su colcha blanca. El dormitorio era sobrio, al igual que el resto de su hogar, un baúl, lleno con todos los recuerdos de lo que alguna vez fue su vida, yacía en una esquina de la habitación cerrado, habilitada la tapa ahora como pequeña mesa, en la cual tenía puesto una pequeña figura de lechuza blanca y los libretos que se aprendía para su trabajo, miró cansado a su alrededor, se quitó la camisa, se desabrochó el pantalón e hizo su camino al baño, al terminar la ducha, se puso unos boxers y se metió a la cama, estaba extremadamente cansado, mañana era el gran día.

Después de un agotador día de trabajo, en el que había tenido que lidiar con la excéntrica modelo Susan Perkins, Draco se preparó una fuerte bebida al llegar a su casa, escuchó algo de música brit pop, la cual era su favorita, se relajó un poco y después se fue a dormir, hoy no tenía ganas de "socializar", así era como él llamaba a ir a fiestas, discotecas y demás.

Al día siguiente los nervios en Harry Potter eran incontrolables, faltaban sólo unas horas para que comenzara la función. Ginny Weasley se encontraba con él, aún no habían salido del apartamento, era el gran día y ella como su mejor amiga había ido a darle su apoyo

- ¡Harry cálmate! - le dijo la pelirroja algo desesperada – lo vas a hacer bien, eres un gran actor y está será tu gran noche, desde hoy tu vida va cambiar para siempre – terminó de decirle con una gran sonrisa.

La pelirroja se encontraba en el cuarto de Harry, sentada en su cama, y observaba por la entreabierta puerta del baño como Harry se peinaba el incontrolable cabello por décima vez sin ningún resultado como siempre.

Harry salió derrotado, su cara era un poema.

- Sí, mi vida va a cambiar para siempre, quizás todo sea un fracaso y no logre ver luz más nunca – dijo con cierta pesadumbre.

- ¡Vaya! si eres exagerado y dramático, vas a ver que cuando seas un actor famoso y compartas cartel al lado de Jude Law, el escocés ese que esta buenísimo, que no me acuerdo como se llama…

- ¡Ewan McGregor! – la interrumpió Harry

- Ese mismo- dijo Ginny – bueno cuando estés al lado de ellos, vas a ver que profesionalmente habrás tenido éxito y en cuanto al amor quizás te consigas a alguien parecido a ellos, ellos son únicos, pero parecidos y estaré muy envidiosa de ti, de buena manera claro está.

- ¡Cuidado! Mira que si te escucha Casper…

- Casper no dirá nada porque tu no le vas a contar esta conversación, él está muy bien y lo amo con locura, pero Jude es Jude y Ewan, Ewan.

Los dos se echaron a reír un rato, la verdad es que Harry había contado con suerte de que Ginny entendiera o fuera más abierta en cuanto a su sexualidad o que no le importara, en el mundo mágico casi era un crimen ser homosexual, en ese aspecto parecía que estaban en la época medieval y a pesar de que Harry era el héroe que había derrotado a Voldemort muchos lo juzgaron y le dieron la espalda al enterarse de sus preferencias, a otros Weasley como George y Fred tampoco les había importado, pero Ron y los demás terminaron por pertenecer más a la era de Merlín. Hermione quien estaba casada con Ron, no le importaba en absoluto, era muggle y como tal sabía como eran las cosas y lo encontraba de lo más normal, pero teniendo al esposo que tenía no era muy fácil comunicarse o estar con Harry.

Ya era la hora de ir al teatro y Casper los estaba esperando en su carro abajo en el edificio. Casper era el novio de Ginny, un chico muggle agradable y simpático, de ojos azules y cabello castaño, quien a su vez hacia de agente de Harry. Bajaron y se montaron en el carro, Ginny adelante y Harry atrás

- ¿Nervioso?- fue ante todo el saludo de Casper.

- Más o menos la verdad – contestó Harry.

- Tranquilo amigo, con tu actuación, esta noche vas a hacer que el mismo Shakespeare se levante de su tumba para aplaudirte – dijo con una sonrisa.

- Gracias – replicó algo cohibido el moreno, tenía mucha, mucha presión.

Los asientos del teatro en el West End estaban copados, no cabía ni un alma, a pesar de que Harry era un actor casi desconocido se había escuchado mucho de él, además que esta era la obra que abría la temporada dramática. La obra como era de esperarse resultó todo un éxito, a decir verdad, Harry se consagró esa noche, recibió la mejor de las críticas, al igual que Kate y Robert. Al terminar la función hubieron muchas felicitaciones, brindis y por supuesto la fiesta, el temor de Harry se había disipado por completo, brillaba con luz propia como sólo él sabía hacerlo, en la recepción él seguía siendo la estrella.

- ¡Te lo dije, vistes, te lo dije!- lo abrazaba Ginny.

Casper y Harry estrechaban las manos.

- Harry excelente, que gran actuación, disculpa, James Black- le decía Casper a modo de broma.

- James Black, un gran nombre para una gran estrella.

- Escuchó que decía Harry una voz conocida a sus espaldas, Ginny tenía una gran sonrisa.

¡Fred! – dijo Harry sorprendido – no sabía que estuvieras en la obra

- No me la iba a perder por nada del mundo – contestó el pelirrojo – George no pudo venir, sabes los negocios, pero me mandó a decirte que sabía que lo ibas a hacer bien, que cuando pueda viene a ver la obra.

- ¡Que bien! Dile que me avise.

Una tras otra, personas, ejecutivos, actores, el "quien es quien" de Londres se iban acercando a Harry para felicitarlo y en cada felicitación recibía una propuesta de trabajo, en la cual Casper se presentaba decía quien era y como sólo el sabia hacerlo dejaba las propuestas en el aire, dando a entender que podía ser posible como que no. A las 12 de la noche emprendieron el camino a casa, dejando a Harry justo en la puerta de su edificio

- Harry mañana hablamos, tenemos que trabajar muchísimo –fue la despedida de Casper – excelente, lo hiciste excelente.

Ginny se bajó del carro y abrazó a Harry, lo miró a los ojos por un momento y le acomodó el cuello de su chaqueta.

- De ahora en adelante te esperan cosas grandes Harry, estoy muy feliz por ti, te quiero- lo abrazó y le dio un beso en la mejilla al moreno – Nos estamos hablando.

La pelirroja se montó en el carro y Harry entró a su edificio, contento de que todo estuviera saliendo bien.

- Menos mal que Harry juega en la otra banca, te lo juro que si no fuera por eso estaría muy celoso – dijo medio en broma, medio en serio Casper.

- No seas tonto Casper sabes que Harry es una de las personas que más quiero en esta vida, es mi mejor amigo.

- Lo sé amor, solo que me maravilla ver esa clase de amistad tan fuerte, es como mágica.

Ginny se echo a reír.

- Tal vez, amor, tal vez…


Un nuevo día en Londres y Draco Malfoy se encontraba en su oficina, estresado porque Emily Dock había dejado una rueda de prensa tirada en pleno Japón, se preguntaba internamente que se metía esa condenada para ser tan temperamental o si era que el Bafta se le había subido a la cabeza, probablemente las dos cosas, dijo para si mismo, no se daría mala vida (como nunca lo hacia) y decidió mandarle un ultimátum, o se empezaba a comportar o tendría que buscarse a otro publicista, Dock era inteligente y lo más seguro es que hiciera lo primero, su carrera podría hundirse si le faltaba lo segundo.

La oficina de Malfoy era luminosa, quedaba en el chic centro de la ciudad, su escritorio de vidrio, que en realidad era una mesa art deco, contrastaba con la elegante silla de cuero verde oscuro en la cual se encontraba sentado, existían cómodos sofás a un lado donde él se sentaba a discutir un nuevo contrato, en el medio una chimenea donde extrañamente había una escoba colgada horizontalmente en la que se podía leer en el mango Nimbus 2003- por algo tenía fama de excéntrico- un televisor pantalla plana último modelo, varias revistas y periódicos se encontraban en la mesa que quedaba al lado de uno de los sofás, una oficina muy elegante y limpia, muy al estilo Malfoy

¡Toc toc!

- Adelante – dijo Draco que se encontraba bebiendo uno de los múltiples tés que lo relajaban mientras estaba sentado en uno de los sofás

- Que más Malfoy – fue el saludo de Elly, la socia de Draco.

Elly Goldsmith al igual que Draco era publicista, juntos habían montado esta empresa, que sin lugar a dudas era la más importante y lucrativa de Inglaterra.

- Mejor que tu Goldsmith, pareces un mapache, qué son esas ojeras, así habrás socializado anoche –dijo con su típico tono desdeñoso.

- Siempre tan tierno querido, pero fíjate, no, no estuve socializando, estuve trabajando y es a eso a lo que he venido.

Se sentó en el otro sofá disponible.

- ¿Quieres algo de tomar?

- Un café Malfoy, por favor

Draco llamó a su secretaria y le pidió el trabajo, en el momento en que ésta entró con la bebida y se la dio a Elly comenzaron a hablar.

- Tú dirás… - la animó Draco a hablar.

- Ayer fui a ver Mr. Brigthside, la obra esta que estrenaron en el West End, déjame decirte que me acordé mucho de ti, es un hombre que se cree el dueño del mundo, tal como tu.

Draco levantó una ceja.

- Sé de qué trata la obra, Tom Martín se inspiró en mí para hacerla, el muy bastardo… por eso no fui a verla, me imagino que se estaba pavoneando, por las reseñas sé que tuvo mucho éxito.

- Sí me lo suponía, te pintó muy bien, misterioso, sin escrúpulos, sin corazón, aunque dudo que llegue a ser como el final de ella, se inventó una donde tu te enamoras perdidamente de una mujer y ésta resulta ser una copia al carbón del tal Mr. Brigthside, claro dudo que llegue a ser así, primero porque no te enamorarías de una mujer y segundo porque no te enamorarías, tu estas enamorado de ti mismo.

- Vaya Elly me sorprende lo bien que me conoces – dijo el rubio algo sarcástico.

- Draco, el asunto es que, aparte de que la obra es muy buena, la hizo excelente el actor, un tal James Black y de él es de quien te vengo a hablar. Hablé con su agente Casper Lampard.

- ¿Lampard? ¿él no trabaja con músicos?

- Sí, pero ahora está representando a Black, y Black es una de los mejores actores que he visto en mi vida, el próximo Jude Law, aparte del enorme talento que posee, tiene carisma y es deliciosamente atractivo, si lo llegamos a tener en nuestros clientes sería muy buen negocio para nosotros…

- Y te lo podrías llevar a la cama.

- Puede ser, por que no – dijo pícaramente Elly – hablé anoche con Casper y está muy complacido de que le haya propuesto ser su publicista, pero en estos momentos estoy muy copada, sabes que viajo por tres meses, tengo que trabajar en la promoción de la película así que le dije a Casper que viniera y firmara el contrato contigo y claro que viniera Black también.

Al oír el nombre por cuarta vez, a Draco Malfoy pareció como si una alarma se le hubiera prendido en el cerebro, recordó su pasado, Black, así se llamaba el padrino de Potter. Se quedó viendo por un momento la escoba y parecía perdido viendo aquel instrumento de aseo colgado en su pared, Elly se dio cuenta.

- Nunca he entendido esa escoba colgada, es bonita, pero es como un raro souvenir, es como si exhibieras un bate ¿pero una escoba?

Draco al escuchar los devaneos de Elly, volvió a la realidad.

Es algo que forma parte de mi, nunca lo entenderías – le dijo viéndola a los ojos.

- Como sea, nunca he cuestionado lo que coleccionas o te gusta ¿quedamos así? ¿me puedo ir tranquila a Sydney? ¿atenderás a Lampard y Black?

- Sí por supuesto, si Black promete claro que si.

- Ok, entonces me voy tranquila, Lampard llamará a tu secretaria.

Elly se paró del sofá y caminó a la puerta.

- Estamos hablando Malfoy- dijo despidiéndose y salió por la puerta.

Draco volvió a mirar a la escoba, Black, tenía tanto tiempo que no escuchaba ese apellido.