Draco jugó bien sus cartas en la guerra y, ahora que la luz casi ha ganado, es de sus mejores agentes. Por eso le confiaron la valiosa misión de recuperar la única arma que podría derrotar al Señor Oscuro; sólo que no contempló el caer por ella. O por él, mejor dicho. Slash.

Mi accidentado regalo de cumpleaños a Luadica. Para bien o para mal (Jo, me encanta como suena esa frase XD). ¡Felicidades!


Química en tres patadas

La tercera (y última) patada: Productos (…pero quizá puedas traslaparlos.)


"Can you hear me?

Are you near me?

Can we pretend to live again?"

My Chemical Romance—Helena

¿Puedes oírme?

¿Estás cerca de mí?

¿Podemos pretender que vivimos de nuevo?

My Chemical Romance—Helena


—Y entances… al borregueto hizo ¡Puf!... y tevimos comeda para toda la semana—declaró orgullosamente Mark Lewis, ignorando su torpeza vocal.

El público (conformado por 5) rompió en alcoholizados vítores. Emily Pissant trató de abrazar al gemelo, pero cayó al suelo por falta de equilibrio.

Y Paris Lewis, al ir a levantarla, cayó junto con ella. Kyle Turner se desternilló de la risa (cómo no) tirado en el suelo.

La chica, al final, se levantó sola y miró a los alrededores con aire soñador.

— Mi padre y—risa— yo—risa— solíamos ir a un parque que se parecía mucho a este

— ¿Igual de tétrico?—preguntó Kyle.

— Igualito¿Quién quiere jugar a las escondidas?

— ¡Yo!—corearon los demás.

— Bueno, pues yo los busco¡Escóndanse!—les gritó. Y los chicos se desparramaron torpemente por el lugar, buscando un recoveco para ocultarse.

Era más de medianoche y el sexteto estaba completamente alcoholizado en un parque de nombre impronunciable ubicado en París.

Aunque, a juzgar de James, más que parque parecía bosque… a lo mejor era una reserva natural o algo. En fin, que después del show habían quedado con otro grupo para tomar unas copas y, lo que al principio habían sido un par de cervezas, había acabado en una sesión de alcoholización masiva.

Y Química, siendo toda una "familia feliz", se había marchado para seguir la juerga por ahí. En el mentado parque, jugando a las escondidas.

¿Por qué tenía que haberse ido caminando por el empedrado? Los demás se habían internado entre los árboles y ahora estaban a gusto, bien ocultos. Pero él no, él había escogido la dirección equivocada.

Cuando menos parecía que Emily había decidido irse a por ellos primero, porque no oía nada. Siguió caminando, tratando de recordar por qué se escondía de Emily.

Para el momento en que alcanzó el centro del parque (o eso parecía porque había una enorme fuente de estilo antiguo llena de agua), se dio por vencido. No podía recordar qué estaba haciendo ahí, así que se sentó en la fuente.

¿Por qué estaba sentado en la fuente?

— ¡Bu!—sintió que alguien lo empujaba y se aferró lo más fuerte que pudo de esa persona; haciéndole caer junto con él al agua.

— ¡James!—chilló la persona. Era Malfoy.

— ¡Tú!... ¿Por qué'mpujas?—Se vengó empujando a Malfoy hasta el cemento de la fuente.

Estaban tirados en el fondo y tenían que hacer esfuerzos para mantener la cabeza fuera del agua.

— ¿Por qué jalas tú?—contestó el otro, empujándolo a su vez.

— ¡Me'astaste!—renegó él, enfrascándose en una lucha dentro del agua (que les llegaba a las rodillas).

De pronto, ambos rompieron en carcajadas olvidándose del pleito.

— ¡Es que'bieras visto tu cara!—reía Malfoy.

— ¡Tonto!—gruñó James girando la cara, ofendido.

Draco analizó su perfil lentamente a la luz de la luna, aún sentados dentro de la fuente y sin aparente preocupación del frío que les envolvía.

Era muy atractivo, de ceja poblada, azules ojos cautivadores y nariz masculinamente alargada. Sin mencionar los finos y pálidos labios.

Muy atractivo, pensó Draco.

Y sin meditarlo mucho, se inclinó sobre James Halliwell para besarlo. El peliazul se quedó paralizado unos segundos, pero luego pareció encontrarle hilaridad al asunto porque empezó a devolverle el beso entre espasmos de risa.


Lo primero que notó James al despertarse fue a su fiel martillo, golpeándole la cabeza como si no hubiera un mañana. Lo mismo de siempre…

Lo segundo fue que tenía resaca, estaba desnudo, pegajoso y olía a sexo (todo al mismo tiempo). Lo mismo de siempre…

Y lo tercero fue que había alguien a su lado (se giró para verle la cara); lo mismo de siem…

"Malfoy"

…pre.

Se levantó de un salto. ¡Qué demonios estaba haciendo acostado con Malfoy?... Se llevó las manos a la cabeza. Acostado con Malfoy en una cama que no recordaba haber visto en su vida.

Y desnudo.

Casi se cae al dar un paso, tanto porque el mundo se sacudía a su alrededor como porque los recuerdos le volvieron de golpe.

¡Lo había hecho otra vez¡Y con Malfoy!

Maldijo en voz alta, localizando sus pantalones colgando de una sucia lámpara. Se los puso, observando que era muy temprano.

5:45 a.m. le confirmó su reloj de pulsera.

Y, a juzgar por el empapelado sucio, se encontraba en alguna habitación de motel. Hizo su camino al baño pensando en qué podía tomar para la resaca.

Alguna droga muy muy muy fuerte, que le hiciera olvidar lo que acababa de hacer. Sintió un escalofrío sacudirle desde los pies hasta la punta del pelo.

"Pero si te encantó", le dijo una vocecilla molesta en su cabeza, La Vocecilla Molesta de Su Cabeza.

Puta voz.

Gruñó a su reflejo, mientras se lavaba la cara.

Vagamente se reconocía, pero eso ya no le preocupaba. Tenía años de no saber quién le miraba con esos ojos azules tan extraños; producto de un aún más extraño hechizo que se había inventado, con ayuda, pero él.

Gracias a ese hechizo era que la cicatriz había desparecido de la vista. El bendito hechizo.

Lo curioso era que, fuera del cabello teñido a la manera más muggle, todo en él seguía siendo como antes. Hasta su lunar en el vientre seguía como siempre, pero ya no era él.

Sobre todo, ahora que acababa de dormir con Malfoy.

— Te moriste—le dijo a su reflejo— ahora me toca a mí vivir. Y no puedes volver a perseguirme¿Entiendes? Ni tú ni nadie…

Ni tú ni Malfoy, quiso decir. Pero no se atrevió a pronunciar el antaño familiar apellido en voz alta. No quería conjurar demonios que no estaba listo para combatir.

— No puedes matarme—continuó diciéndole a su reflejo, quien le miraba impávido. No era como si fuese a contestarle…

… como solían hacerlo los espejos en el mundo mágico.

— Tengo una vida—siguió, fulminando al maldito reflejo con la mirada e imaginando que sus ojos "verdes" le respondían, avergonzados por las acciones perpetradas— no puedes quitármela. No puedes consumirme en este infierno… no voy a dejarte. Y con él o sin él, voy a salir de ésta. Pedazo de mierda…

El reflejo, aún con sus ojos azules, le miraba impasible. Sin reflejar nada más que la propia desesperación del peliazul. Dejando salir un grito de frustración, le asestó un puñetazo.

Un certero puñetazo en la nariz a su maldito reflejo, que se rompió en miles de pedazos. Miles de pedazos que se incrustaron en su blanca piel.

Y ahí se quedó, observando la sangre fluir de su herida… Así que¿Así se sentía? Tenía mucho tiempo que no experimentaba el dolor físico.

Hacia demasiado tiempo que nada, o nadie, le golpeaba.

— ¿Pero qué dem…?—la pregunta quedó sin finalizar. Y él no quiso ni voltear para ver a Malfoy correr con una toalla y enredársela en la mano.

No quiso escuchar sus exclamaciones de asombro, no quiso obedecer sus órdenes de que le contara qué había pasado, no quiso ver la preocupación en sus ojos grises, no quiso sentir de nuevo el estremecedor contacto de esa piel sobre la suya.

Así que se desmayó.


"I can't go on like this. I loathe all I've become

I've woken now to find myself in the shadows of all I've created

I'm longing to… be lost in you

Away from this place I've made

Won't you take me away from me?"

Evanescence— Away from me

No puedo seguir así. Aborrezco todo en lo que me convertido.

He despertado para encontrarme en las sombras de lo que he creado

Estoy anhelando… perderme en ti

Lejos de este lugar que he construido

¿No me llevarías lejos de mí?

Evanescence— Lejos de mí


Emily apretó su cabeza con ambas manos, deseando que la maldita resaca desapareciera mientras observaba el ir y venir del personal del hospital.

Se recargó en la pared, le parecía increíble que de tantos años visitando Francia ese fuera el primero en que acababa visitando un hospital.

Y todo por James.

Tenía que reconocerlo, algo de culpa tenía ella en todo el asunto. Si hubiera dejado un poco el papel de la frenética artista y se hubiera dedicado más a ser la supuesta mejor amiga del chico ahora no estaría viéndoselas con aquello.

Pero siempre había sido así con él, a pesar de ser la persona más noble que jamás hubiese conocido en la vida (y eso era precisamente lo que le había atraído de él en un principio) tenía una especie de sombra tenebrosa rodeándole. Y esa sombra tenebrosa estaba engulléndolo en este momento, pensó con impotencia, sin que le dejara hacer nada por ayudarle.

Con aquello en la mente, tomó valor. James era suyo, la familia que había perdido. No dejaría que nada lo lastimara, incluyéndolo a él mismo. Avanzó hacia la cortina en la que estaba el objeto de sus pensamientos, esperando a que le suturaran las heridas.

— Es usted un hombre afortunado, señor Halliwell—le decía el estudiante que le estaba haciendo la sutura, en un inglés más o menos decente— unos milímetros más abajo y se habría suicidado involuntariamente—terminó, cargado de sarcasmo.

Obviamente el joven médico no se tragaba eso de que el espejo le había caído encima de la mano, quebrándose en el proceso.

— ¿Qué puedo decirle?—intervino ella, en el francés impecable que había aprendido de su padre— Es un sobreviviente innato

El joven desvió su atención unos segundos, para esbozar una media sonrisa cargada de ironía.

— Lo vi en su expediente—le contestó en francés— Sobredosis, accidente de auto, atentado terrorista, balacera a quemarropa… la lista es larga e interesante. Asumo que usted es E. Pissant; la firma para el seguro

— Asume usted bien—se fijó en la credencial que colgaba del cuello del hombre— Dr. Sauniére—le tendió la mano— Emily Pissant

El doctor dejó la sutura de James para estrecharle la mano— Pierre Sauniére

James los miraba a ambos sin entender una palabra, aunque captando que se estaban presentando.

— Y dígame, doctor Sauniére¿Qué ha sido del rubio que trajo a James?

— El señor ¿Muller, no?—murmuró el joven, terminando por fin su trabajo— muy buen francés, por cierto. Creo que fue por alguna bebida, lucía algo desorientado…. Usted me comprende, como después de una noche de copas, exactamente como lucen todos ustedes

— La cruz del artista, doctor—se giró hacia James— ¿Listo?

— Por supuesto—contestó el peliazul, saltando de la camilla.

— Bien, sólo hay que encontrar a Daniel y nos podremos ir… nuestro avión sale en una hora. Que tenga muy buen día, doctor

— Igualmente, traten de no tropezar con más espejos

— Lo intentaremos. Vámonos, James

­— Como digas

Emily esperó hasta que estuvieron solos, caminando hombro con hombro (figurativamente, claro, porque James era más alto que ella) por el pasillo para comenzar con lo que creía sería La Conversación de sus vidas.

— ¿Y ahora¿Un espejo?

— No es tu asunto, Emily—contestó el otro, secamente.

— Tengo miedo, James

El peliazul giró la cabeza para verla detenidamente.

— Mucho miedo—recalcó.

— ¿De qué?

— De que un día no alcance a llegar para sacarte del hospital. De que no amanezcas, de que te consumas sin que yo haga algo por impedirlo

— No es tu deber salvarme

— Ni era el tuyo, pero lo hiciste. Fue hace tiempo, lo sé, pero en eso baso mis creencias sobre ti. Te conozco—le apretó el brazo— y no quiero perderte

James pasó la mirada desde la mano que le retenía hasta la cara de su dueña. Dueña de la mano, cabe aclarar.

— Para eso ya es un poco tarde, quiero decir. Sabes que he (o hemos) cambiado mucho; quien solía ser ya no existe. Y, en parte, me has empujado a esta nueva vida. Así que no deberías tener miedo, todo cambia… o al menos eso creo

— Pero no quiero perderte. No quiero que me odies, no quiero que nuestra amistad se termine

En ese, el momento cúspide de su diálogo, apareció Daniel Muller con un vaso desechable de algo que humeaba.

— ¡Ahí están!—exclamó, con el acento británico a más no poder.

Se acercó al par, parándose junto a James.

Muy cerca de James.

Emily miró con gesto interrogativo la forma en que el rubio pasaba una mano por la cintura del que usaba el nombre de su primo, la forma en la que miraba al ojiazul. Había demasiada intimidad en su contacto como para dos chicos que supuestamente se odiaban. O al menos para uno que odiaba al otro.

— ¿Ja-a-mie?—preguntó, con los ojos como platos.

James le miró, desenfocado. Había algo en su media sonrisa que le erizó el vello de la nuca.

— No te preocupes, Emily—miró fugazmente al rubio— no te odio

Y ambos caminaron lejos de ella. Tenía un mal presentimiento, uno muy muy malo.

— El avión sale en una hora—gritó.

Era bien sabido que Emily Pissant jamás tenía malos presentimientos en vano.


Draco se preguntó cómo era posible haber vivido todos sus años (que tampoco eran tantos) sin conocer a James Halliwell.

Se preguntó cómo era posible que un muggle cualquiera (bueno, quizá no tan muggle… pero impuro sí que era) fuera capaz de trabajar tal magia con su cuerpo.

El joven seguía siendo todo un enigma para el rubio, a juzgar por lo que había oído era una persona asquerosamente noble y nada dada a cuidarse a sí mismo. Lo segundo le constaba más, habiendo sido testigo de sus últimos ingresos al hospital y, particularmente, de la vez en que había quebrado el espejo. Pero aún así, mucho de su personalidad le resultaba extraño.

Y tenía que reconocer, también, que Halliwell parecía ser alguna especie de alma en pena.

Sin embargo, había dos momentos en que el peliazul se transformaba en otro. Sobre el escenario, cuando tocaba la guitarra con una pasión que le hacía estremecer y sobre la cama; cuando lo tocaba a él con una pasión que le hacía mucho más que estremecer.

Moría y renacía infinitamente en manos del ojiazul; jamás había tenido un polvo tan bueno en la vida. Nunca.

— Hey, Daniel, se te ve muy concentrado eh… ¿En qué piensas?—La chica de maquillaje le sonreía amigablemente.

— Cosas, creo que estoy feliz de estar de vuelta—señaló el lugar.

La chica rió— Dicen que no hay lugar como el hogar

­ — ¿Eso dicen?

— Claro¿Que tú nunca viste El Mago de Oz?

— No lo creo, pero no importa… ¿Te molesta si termino de maquillarme yo solo?

— Para nada—sonrió ella— sirve que me da tiempo para colarme en el camerino de Joel Madden… o de Gerard Way—la chica casi daba saltitos de emoción— ¡Daniel¡Eres genial!—le plantó un beso en la mejilla y se fue corriendo.

Draco frunció el ceño, jamás entendería a los muggles.

— Si la encuentran en el camerino de alguien, va a tener problemas­—comentó casualmente una voz que conocía muy bien— y, además, ese par está tras Emily… ¿No los viste en la comida?

El delineador negro que estaba sobre el tocador fue levantado por una mano blanquísima. James comenzó a pintarse la orilla de los párpados como si fuera la cosa más normal del mundo.

— ¿Te refieres al tipo de cabello negro hasta los hombros y al otro que tiene un gemelo?

— Exacto

— Sí, los vi. Al igual que todo el mundo, no fueron muy sutiles a decir verdad

— Creo que no querían ser sutiles… ¿Quieres que te delinee los ojos?

— No, gracias. Creo que con lo que ya llevo encima me basta

James sonrió.

— Así estás bien¿Qué tal yo?

Draco lo miró de arriba abajo. El chico usaba unos jeans azules apretados, tenis negros, camisa negra y corbata azul. El cabello lo llevaba en picos hacia todas partes.

­— Perfecto para una presentación—le dijo, sonriendo mientras se le acercaba— aunque yo te prefiero diferente

— ¿Ah si?—preguntó el otro, haciéndose el inocente— ¿Cómo me prefieres?

— Cuando no llevas nada encima

James se llevó una mano a la boca, fingiendo escandalizarse. Una verdad era que sonreía por dentro.

Y otra verdad era que Draco se moría porque esas manos de uñas barnizadas en negro recorrieran cada centímetro de su cuerpo.

— Eso podemos arreglarlo—comentó tranquilamente el ojiazul.


"Bless me, undress me
Pick your prey in a wicked way
God I must confess
I do envy the sinners

A sin for him
Desire within
Desire within
Fall in love with your deep dark sin..."

Nightwish— She is my sin

Bendíceme, desvísteme

Toma tu presa en una forma perversa

Dios debo confesar

Envidio a los pecadores

Un pecado para él

Deseo encerrado

Deseo encerrado

Enamórate de tu profundo oscuro pecado…

Nightwish— Ella es mi pecado


Draco delineó con el dedo índice la delgada y larga cicatriz que se extendía por la cadera derecha de James. El cuerpo del de ojos azules estaba lleno de pequeñas cicatrices, cada una más impresionante que la anterior.

Accidente de carro; la curiosa marca en forma semi redonda de su hombro izquierdo.

Balacera a quemarropa; el "orificio" en su estómago.

Atentado terrorista; la cicatriz de quemadura en su tobillo derecho.

Pero aún así, a Draco no le quedaba otra más que reconocer la increíble belleza del cuerpo que yacía durmiendo junto al suyo.

Cada centímetro de piel era tersa, juvenil, ligada a músculos que parecían estar cincelados a punta en el cuerpo. Jamás había podido llegar siquiera concebir la imagen de alguien tan remotamente perfecto.

Merlín¿Acababa de pensar eso él?

Se levantó de la cama, asustado. Cada vez le costaba más despegarse de Halliwell, dejarle por las mañanas para luego asaltarle en la ducha, en el desayuno o donde fuera resultaba de lo más tentador.

Y ni siquiera había comenzado a pensar en cómo haría para llevarlo con la Orden. Porque, agradeciendo a Emily, ya estaban en Londres; pero le preocupaba cómo decirle lo que tenía que decirle. Un "Oye, mira, queremos que acabes con el mago oscuro más poderoso del siglo" no era suficiente.

Mejor ni hablar de las complicaciones emocionales, pensó, pero al segundo siguiente se arrepintió.

¿Complicaciones emocionales¡Por favor! Si él no tenía complicaciones emocionales ni con él mismo, mucho menos con un completo desconocido que además provenía de familia muggle y tenía problemas para mantenerse vivo; que tenía una sonrisa de esas que derriten hasta a un témpano de hielo, una mirada que erizaba los vellos de la nuca, unos labios que causaban escalofríos, una voz aterciopelada y…

¡Basta¡No más!

Se envolvió en uno de los albornoces del hotel, desesperado por conseguir algo de espacio personal. Caminó hasta la terraza y ahí, tiritando por el helado de la madrugada, se permitió negar que ese estúpido muggle le afectaba otra parte del cuerpo que no fuera la entrepierna.

Y como prueba de ello, decidió, lo entregaría a la Orden al día siguiente. Justo después del concierto final.

Dejaba de llamarse Draco Magnus Malfoy si no lo hacía.


James no pudo evitar la semi sonrisa malévola que se le escapó al ver las miradas de total confusión con que el par de hombres obsequiaban a Emily.

El de cabello largo había sugerido que montaran un numerito juntos, para el concierto por supuesto, ambas bandas. Y el otro, nada tonto, se había incluido en el asunto para no dejar a su presa en manos del rival.

Lo más hilarante del asunto era que la presa resultaba ser nada más y nada menos que Em (a quien ya se permitía llamarle Em de nuevo, y no Emily), la única fémina del mundo que se bloqueaba totalmente ante cualquier estímulo externo a la hora de dedicarse a lo suyo; la música.

Porque la chica había aceptado gloriosamente la propuesta del chico, encantada de probar algo nuevo en su carrera (aunque fuera sólo para esa ocasión) y cuando el otro se había autoinvitado (para total disgusto del autor de la idea), casi había saltado de contento ante la perspectiva de compartir escenario con tan populares agrupaciones.

Así que ahora hacían un pequeño ensayo juntos, la docena y tantos que eran. El chico de cabello castaño que estaba junto a él le lanzó una mirada socarrona.

— ¿Es mi imaginación o tu amiga es más densa que la leche cortada?

— Más que eso—le sonrió de vuelta al chico, quien lucía simpático aunque algo cerrado— Casi diría que tu amigo está perdiendo el tiempo

Para su sorpresa, el aparentemente tímido bajista soltó una carcajada bastante fuerte.

— ¿Gerard? A ese no se le van ni las moscas—contestó, con algo parecido al orgullo resonando en su voz.

—Pues la va a tener difícil—intervino el chico que estaba al otro lado de él; en un escenario tan pequeño como el que se había montado para la gira Dessens no cabían tres bandas al mismo tiempo— porque Joel no es de los que se dejan vencer

El bajista de cabello castaño miró, tras sus gafas, con genuina incredulidad al otro chico de cabello oscuro, que increíblemente también era un bajista. ¿Por qué lo habían puesto con los bajos a él, si era guitarra principal?

— Y yo les digo a ustedes dos que ni se emocionen. Em no es de las que cae por nadie, menos en un momento como este

— ¿Momento como este?—el bajista de cabello oscuro frunció el ceño.

— Tocando, música, absorción del cerebro de esa castaña. No tiempo ni espacio para otro pensamiento; ya verán a lo que me refiero, es una maniática obsesiva de la perfección

— ¡Oí eso!—gritó una voz a lo lejos, Emily tenía radar para detectar cuando él hablaba mal de ella— Y ni creas que vas a salir bien librado, James Halliwell

El aludido se encogió de hombros, como si con ello mostrara la veracidad de su punto.

— ¡Ja! Ahora no te hagas el inocente, trae acá tu escurridizo trasero que vamos a empezar a ensayar…

— ¿No les dije?—comentó, con un suspiro resignado, antes de darse la vuelta y marchar hacia su frenética cantante— una maniática perfeccionista

Ambos bajistas se miraron en algo bastante cercano a la confusión.

— Sigo diciendo que Joel la va a ganar—comentó el de cabello oscuro

— Y yo que Gerard

— ¿Apostamos?

— Seguro


James acabó de conectar su guitarra, parado junto a Emily quien intercambiaba "notas" con los otros dos vocalistas. ¿Aún no habían entendido que la chica era un caso perdido?

— Em¿Qué se supone que vamos a hacer?

— ¡Ay¡Jamie!—la chica lo miró con ojos brillantes, notando que ya la llamaba por su mote de nuevo— mira, quiero que Joel y Gerard nos escuchen tocar alguna canción para que vean qué les apetece cantar ellos y juntar todo ¿Ok?

— Seguro, tú mandas

Emily le plantó un beso, como todos los suyos, en la boca pero sin nada de segundas intenciones. Y luego le apretó las mejillas.

— Por eso te adoro… ¿Dónde está Daniel? No lo he visto en todo el día

James se encogió de hombros, perdiendo todo el color en su expresión de pronto. "Daniel" era algo en lo que no quería pensar.

— ¿Jamie¿Te sientes bien?

James negó con la cabeza. La verdad era que se sentía fatal, cada vez que pensaba en lo que estaba haciendo una mezcla de miedo, culpabilidad, excitación e incluso ira le embargaba.

Cada vez sentía más duro el encontronazo entre la parte de su ser que pedía revelarse ante Malfoy y la otra que le aconsejaba mantenerse oculto bajo James. Al fin y al cabo no podía decirse que estuviera engañando a nadie¿No?... Porque ahora él era James y no había razón por la cual traer su pasado a relucir.

Además, si Malfoy también usaba otro nombre por algo sería. Quizá también quería olvidar el pasado; y no sería él quien devolviera tan escabrosos recuerdos a la mente de nadie.

¡Y por supuesto que no vivía una mentira! Para nada. Nunca. No.

— La verdad es que no estoy bien—levantó su mano, aún vendada por el encuentro consigo mismo— pero no es nada que podamos solucionar¿No crees? Siempre ha sido así

Emily posó una mano en su hombro, en señal de apoyo. ¿Cuántas veces no había tenido más que esa mano para consolar su llanto?

— Al menos antes podíamos manejarlo

Daniel Muller escogió ese momento para aparecer, violín en mano, en el escenario. Tan fresco y atractivo como nunca.

James sintió un tirón en el estómago cuando él le sonrió y desvió la mirada. Emily apreció la escena completa.

— Pero antes no estaba él—agregó en poco menos que un suave murmullo.

El ojiazul no pudo más que asentir con la cabeza.

— Quisiera que me contaras sobre él, hay algo tan espeso flotando entre ustedes—la chica rió sin humor— incluso alguien tan densa como lo aprecia a simple vista….

James asintió lentamente— Espeso es poco

Emily le dio un amistoso pellizco en la mejilla— Mea culpa, mea maxima culpa—suspiró— ¡Daniel!

El rubio volteó, desconcertado ante la cantidad de personas que se encontraban sobre el escenario.

— ¿Sí, Emily¿Podrías explicarme qué ocurre aquí?

— Si hubieses llegado temprano lo sabrías—le reprendió ella— pues resulta que vamos a tocar acompañados—señaló a la abrumadora (para él) cantidad de gente— y te quería preguntar ¿Puedes tocar la canción que practicabas en Milán? Sé que es muy nueva para ti y todo eso, pero te escuché. Realmente creo que podrías hacerlo

Daniel levantó una ceja con algo parecido a la indignación.

— Por supuesto que puedo hacerlo

— ¡Bien!—contestó Emily, con una sonrisa falsa ante el tono del rubio— ¿A qué esperas, entonces?

Daniel contuvo las ganas de poner los ojos en blanco (No sería muy Malfoy de su parte; aunque técnicamente no era un Malfoy en esos momentos…) y se acomodó el violín, empezando a tocar.

Con las primeras notas de la melodía vino el reconocimiento, luego la batería (Kyle había quitado al tipo que se sentaba ahí momentos atrás; dado a que no cabían dos, mucho menos tres, baterías) y entonces James supo que era su momento.

Las cuerdas de la guitarra siempre le habían proporcionado una buena forma de sacar todo lo que lleva dentro… y le parecía irónico que hubieran elegido justamente una canción que hablaba de pecados cuando se sentía así.

La voz de Emily pronto llenó el lugar; la chica había nacido para cantar aunque en el camino le hubiera enseñado a él a tocar la guitarra. Tan pronto se quebraba en un lamento, como en un grito de furia o una exclamación de alegría a la variación de segundos.

Allí era donde él pertenecía, pensó, mientras intercambiaba miradas con los gemelos que sonreían socarronamente ante la escena.


"Dressed as one, a wolf will betray a lamb"

Nightwish— "She is my sin"

Vestido como uno, un lobo traicionará a un cordero.

Nightwish—"Ella es mi pecado"


Draco observó con un ligero interés toda la concurrencia que se había armado porque dos tipos querían salir con Emily y ella ni los notaba.

Los pelinegros habían sido la risa de todos los demás músicos presentes durante un buen rato; y ahora que los tres cantantes discutían detalles, el resto de Química y la banda del de cabello corto se permitían relajarse frente a ellos.

— Es demasiado para cualquiera¿No crees?—preguntó Kyle, observando a los dos hombres pelear por la atención de la castaña— es guapa, pero no creo que valga tanto

Draco no tenía nada qué opinar, sobre todo porque estaba siendo Draco y no Daniel en ese momento; así que se encogió de hombros.

— Y se supone que es tu amiga

— Lo es—suspiró— pero a veces nos complica tanto la existencia

— A mí no me molesta

— ¿Ah no?—preguntó Kyle, con un tono malicioso— mira hacia allá y dime si no te molesta que éstos estén con nosotros—le señaló a la derecha.

Draco giró la cabeza para ver a James conversando animadamente con un chico de cabello oscuro y complexión delgada.

El chico gesticulaba airadamente, mientras James hacía obvios esfuerzos por no partirse de risa. Luego cambiaban de lugar y ambos parecían disfrutarlo.

Frunció el ceño¿Y ese quién se creía para tratar con tanta intimidad a su James?

James, entonces, colocó la mano derecha sobre su rodilla al tiempo en que hacía gestos a su interlocutor. El chico colocó su siniestra sobre ella y luego dejó a James que la cubriera con la suya propia.

El rubio apretó los dientes¿¡Qué demonios estaban haciendo?

Cuando las cuatro manos (todas con las uñas de un brillante color negro) estuvieron juntas, James sacó la suya del fondo y la colocó encima con un estruendoso golpe; luego el chico hizo lo propio y así empezaron a golpearse al colocar sus manos hasta la cima.

— Ah James… es tan lindo e inocente a veces—escuchó que decía Kyle maliciosamente.

— Ese juego es estúpido—comentó, con un tono más duro que el apropiado.

El pelinegro amplió su sonrisa socarrona.

— ¿Estás celoso, Daniel?

— ¡Por favor! Yo no tengo nada de qué estar celoso—declaró.

— Sí, comienza a repetírtelo a ver si te lo crees un día de estos—retrucó el otro.

Draco entrecerró los ojos, por supuesto que se lo creía. Y la prueba fehaciente de ello era que su transacción estaba a punto de finiquitarse.

Porque eso era, una mera y simple transacción.

—¡Ja!—se escuchó de fondo; el chico de cabello oscuro hablaba— ¡Gané!

— ¿La revancha?—preguntó James, a quien llegaba a conocer lo suficiente como para saber que no le gustaba perder— No me vas a vencer de nuevo

— Seguro. Eres tú quien pone las reglas, Jamie

­— Bien, ahora tú empiezas

Los dientes de Draco rechinaron al apretarse tanto.

— No te culpo—comentó Kyle, con una mirada demasiado inocente para ser creíble— James es ciertamente una gran persona. Ya sabes, valiente, entregada, pasional, interesante, divertida, inteligente…

— ¿Qué?—ladró, sin poder contenerse— ¿Te gusta?

Kyle le miró con un brillo triunfante en los ojos. Si hubiera mantenido la cabeza un poco más fría habría notado que ahí era donde el pelinegro había querido llevarlo desde el principio.

— ¿A mí? Para nada; los prefiero rubios—le dijo, batiendo las pestañas en un gesto exageradamente fingido— pero a ti sí que te gusta

Draco entrecerró los ojos, incapaz de negar lo obvio del asunto.

¡Maldito muggle observador!

— ¡Emily!—Ladró Draco, sin preocuparse de mantener un tono despreocupado.

Emily estaba embobada viendo la interpretación de la banda del pelinegro de cabello largo, pero giró sobresaltada al oír su nombre pronunciado con tanta rabia.

— ¿Ocurre algo, Daniel?

­— Sólo quería saber si ya terminamos con el ensayo. Necesito hacer algo

— Pues… no precisamente—al ver la cara del rubio añadió— pero si es muy urgente puedes irte, sólo vuelve antes de las 7 ¿Quieres?

— Me parece perfecto—dijo, y antes de que cualquiera pudiera decir "Quidditch" (Claro, si alguien hubiese conocido la palabra) estaba fuera del lugar.

James, que aún jugaba manotazos con el bajista, miró la precipitada salida del rubio con algo de desconcierto.

— ¿Me perdí de algo?—preguntó Emily a Kyle.

El pelinegro se encogió de hombros.

— Todos los hombres son iguales¿Sabes?... Por eso prefiero a las mujeres; al menos sí reconocen sus sentimientos

Emily arqueó una ceja. ¿De qué demonios se trataba todo eso?


Draco, por su parte, había corrido como alma que lleva el diablo hasta que sus piernas lo traicionaron y tuvo que detenerse. Estaba en una calle que no reconocía y se enfriaba como pocas veces lo había hecho, estando tan acostumbrado al clima inglés.

Suspiró derrotado y se apareció en el Cuartel General de La Orden del Fénix. Había que aprovechar el ser de los pocos que tenían permiso para aparecerse en el lugar.

— ¡Draco!—escuchó su nombre por primera vez en tanto tiempo. Y justo vino a ser de voz de la Weasley.

— Ginevra—devolvió el saludo— ¿Cómo has estado?

La pelirroja le miraba de arriba abajo, incrédula. Quizá no había sido muy buena idea presentarse en jeans negros, camiseta a rayas rojas y negras con los espantosos "converse" negros.

— Yo bien¿Pero a ti qué te pasó?

— Cubierta, no tuve tiempo de cambiarme. ¿Está—vaciló al no saber exactamente con quién debía hablar— alguien con quien pueda hablar de la misión?

La pelirroja parpadeó desorientada, pero asintió.

— Me parece que Dumbledore y Snape estaban conversando en el estudio, pero no estoy…—la pelirroja se interrumpió al notar que Malfoy ya no estaba—segura. Tan buenos modales como siempre—suspiró, regresando a la lectura de la novela que tenía en mano.

Si tan sólo el chico fuera un poco más respetuoso…

Draco entró como vendaval al estudio, sólo para encontrarse con que la pelirroja no se había equivocado. Severus y Dumbledore estaban ahí, platicando tranquilamente.

— Joven Malfoy—saludó el viejo alegremente— qué agradable sorpresa

Draco contuvo las ganas de golpearse contra la pared ante el tono "qué bello es el mundo" que siempre usaba el vejete. En lugar de eso, miró con toda la desesperación que llevaba dentro a su antiguo maestro.

— Draco¿Qué ocurre?

— Severus, esto tiene que acabar ya.

— ¿De qué demonios estás hablando?—repuso el hombre, confundido.

Fue ese el momento que Dumbledore, como buena mente maestra, escogió para intervenir.

— Joven Malfoy, luce usted muy alterado¿Por qué no se sienta y nos cuenta exactamente qué ha sucedido?

El rubio no tenía ganas de sentarse, pero por acelerar las cosas lo hizo.

— ¿Sucedido? Nada fuera de lo normal. Tengo a Halliwell y al resto de la banda aquí, en Londres y…

— Bueno—interrumpió el viejo¿Por qué siempre los interrumpía?— eso es magnífico

— Quizá—gruñó él— pero tiene que acabar ya. Me estoy volviendo loco, no puede esperar que viva con esos muggles un minuto más. Y no sé cómo van a lograr que Halliwell coopere de buena voluntad, porque él ni siquiera sabe que es un mago. Ahora, yo no sé cómo es posible llegar a adulto sin un entrenamiento mágico, pero él lo hizo y no sé cómo van a hacer para persuadirlo…

— Pero ese era su trabajo, joven Malfoy, el persuadirlo

Draco negó con la cabeza— Yo logré meterme en el grupo— "Y en su cama" pensó, pero se cuidó de no añadirlo— y tengo cierto nivel de confianza con él, pero he comprobado que es una persona de creencias muy… cerradas en cuanto al asunto. No creo que ayude a menos de que algo muy importante para él esté en juego

Severus, mirando con ojo crítico la nueva apariencia de su alumno favorito y sabiendo que toda esa perorata no era en vano (Ningún Slytherin que se hiciera respetar hablaba tan desparpajadamente sin tener algún propósito en mente. Y Draco era el epítome de la respetabilidad Slytherin), decidió hacer la pregunta.

— ¿Y, exactamente qué cosa preciada tienes en mente, Draco?

El rubio aparentó haber sido cogido con la guardia baja por la pregunta. Lució sorprendido unos momentos y, luego, con la claridad que da una buena idea rondando en la mente, sonrió triunfante.

— Su prima, Emily Pissant—Sabía que con su posición muy bien podía haberse mencionado él mismo, pero no quería verse expuesto de aquella manera. Y Emily era un muy buen ejemplo¿O no?... Se notaba que a James le preocupaba su bienestar.

Severus miró a Dumbledore, quien parecía meditar todo el asunto con el ceño fruncido. Después de un largo silencio, el maestro de pociones aventuró su pregunta.

— ¿Qué opinas, Albus?

— ¿No hay alguna otra manera?

El rubio negó con la cabeza— La banda regresa pasado mañana a Norteamérica; el último concierto es esta noche y no hay más tiempo ni manera de que yo regrese con ellos.

Dumbledore desvió la mirada, cosa muy rara en él, hacia el techo. Aunque parecía más perdido en su mente que en considerar la situación.

— De acuerdo¿Confío en que ustedes se encargarán de todo?

Severus asintió, notando que Draco parecía sumamente aliviado. Exageradamente aliviado, sería un término más fiel.

— Bien—murmuró Dumbledore, meditando algo— sólo… sólo tengan cuidado con la chica Pissant¿De acuerdo?

Draco asintió— No le haremos nada

Severus tuvo la extraña sensación de que la advertencia era no para que cuidaran a la chica, sino para que se cuidaran de ella.


"In the dark, in the darkness you will find

Dirty little secrets we all hide

'cause we all have a darker side,

A place we keep where no one else will find"

Good Charlotte— Secrets

En lo oscuro, en la oscuridad encontrarás

Pequeños sucios secretos que todos escondemos

Porque todos tenemos un lado oscuro

Un lugar que mantenemos donde nadie lo encuentre

Good Charlotte— Secretos


James rió junto con toda la multitud, al grito de "¡Fondo¡Fondo!" habían obligado a más de uno a beberse la botella entera de alcohol. Pero no le preocupaba, esa era una fiesta sana si las comparaba con las cosas que llegaba a ver en otras partes.

— ¿Quién lo iba a decir, ah?—le preguntó Paris, riendo estúpidamente— ¿Quién iba a decir que Em caería?

James frunció el ceño— ¿De qué hablas?

— Psss… mira hacia atrás.

El peliazul obedeció, sólo para encontrarse con que Emily, en el sofá, se besaba con el bajista de cabello castaño… ¡El que le había parecido tan tímido!

— Si mi'rmano me hissssiera eso—comentó una voz ebria a su izquierda; uno de los cantantes que andaba tras Em— yo… yo… uh…. Lo mataría, sí, yo que tú lo mataría…

El otro pelinegro estaba junto a ellos y sólo fruncía el ceño, murmurando por lo bajo algo que se parecía mucho a "me la va a pagar".

James se giró hacia Paris con ambas cejas enarcadas.

— La vida es tan irónica¿No crees?

— Seeeeh… ¿Quieres una cerveza?

— Claro

El gemelo desapareció, presuntamente por la cerveza.

En ese momento alguien le subió el volumen a la música y el cuarto comenzó a vibrar bajo las notas de todas esas canciones para bailar que sonaban exactamente igual las unas que las otras.

James suspiró de alivio al notar que eso parecía tener pinta de una fiesta normal, sin complicaciones. Porque el cielo sabía la clase de líos en los que se había metido por fiestas complicadas.

Y, prometiéndose no intoxicarse demasiado (al menos no como para perder el sentido como en otras ocasiones), se decidió a disfrutar el momento.

— ¡Hey, James!—le gritó Paris, lanzándole la cerveza que atrapó en el aire.

Sonrió de medio lado mientras se empinaba la botella. Esa noche sólo tomaría inocentes cervezas; nada más.

— ¿Bailas, guapo?—Le preguntó una chica de cabello morado, a la que reconoció como la guitarrista de un grupo metalero que sólo estaba formado por chicas.

Sonriendo, asintió para seguirla hasta donde los demás bailaban. La chica vestía lo que debía ser la más pequeña minifalda que jamás hubiera visto en cuero negro; botas de plataforma en el mismo color hasta la rodilla, corsé a juego y múltiples cadenas y accesorios en el mismo estilo.

Le llamó la atención especialmente la gargantilla de cuero en su cuello, que tenía aros engarzados y cadenas entreveradas. ¿No sería molesto cargar esa cosa todo el día?

La chica sonrió de una manera bastante extraña y se le pegó como una lapa, pero como la canción daba pie a ello, decidió no protestar. Al fin y al cabo, sólo estaban bailando.

Sin embargo, barrió el lugar en busca de Daniel. Al no encontrarlo por ninguna parte, una parte de él comenzó a preocuparse. ¿Dónde estaría¿Con quién?

Un escalofrío le atravesó desde la base de la espalda hasta la nuca. Mal presentimiento.

Y uno muy grande.

Se separó de la chica y, balbuceando una disculpa, salió corriendo. ¿Dónde estaba Daniel?

En el baño se encontró al rollo de Emily, quizá él podría darle razón de Daniel...

­— ¡Hey!—le llamó, notando por primera vez que no conocía su nombre— ¿Has visto a Daniel?

El chico le miró confundido.

— Rubio, de mi estatura, ojos grises…

— ¿El del violín?

— Sí¿Lo has visto?

— Hace rato lo vi hablando con una pelirroja que vestía raro, luego ambos se llevaron a Em porque tenían que hablar a solas y ahora no la encuentro… ¿No la has visto tú?

James negó con la cabeza. Ese asunto no le gustaba para nada.

— Oye… ¿Cómo te llamas?—le preguntó el chico.

— James¿Y tú eres…?

— Mikey—completó el otro— No te ves muy bien

— No me siento bien—casi rió sin humor— ¿Te parece que tú los busques por allá y yo por acá?

— De acuerdo—contestó el chico y se fue.


James revisó cada rincón, cada habitación, cada lugar en el que alguien podía estar pero no encontró nada. Al final decidió salir a la calle, si no los encontraba al menos podría tomar algo de aire fresco.

Cuál fue su sorpresa al observar, en la acera de enfrente, a Emily en medio de Daniel y una chica pelirroja que se parecía increíblemente a Ginny Weasley, discutiendo.

— ¡Pero es que esto no es posible, Daniel¡No puedes dejar la banda!

James se detuvo en seco¿Dejar la banda? Daniel no le había dicho nada de que pensara abandonar el grupo.

La respuesta del rubio vino en voz demasiado baja como para que la oyera, pero Emily no parecía querer la misma discreción.

— ¡Y me importa un cuerno lo que quieras¡No nos puedes abandonar así como así, bastardo¿Ya le dijiste a James, al menos? Y no me refiero sólo a lo de la banda…

Sintió una especie de nudo en el estómago al ver a Daniel negar con la cabeza. Lo que no entendía era qué tenía que ver esa pelirroja ahí.

Justo como si le hubiera leído la mente, Emily se giró hacia la chica y la miró despreciativamente.

— No creas que se me escapa la realidad, Muller. Y una cosa es muy obvia—le dijo, mirándolo como si fuera algo que se le hubiera pegado a la suela del zapato— te dimos demasiado crédito, Jamie y yo, maldito hijo de puta…

Justo en ese momento pasó lo que nunca se hubiera imaginado, Severus Snape surgió de las sombras (ese andar de murciélago era inconfundible) y, varita en mano, desmayó a Emily.

— Era eso lo que debió de haber hecho usted desde un principio, Weasley, para eso la trajimos—le dijo fríamente a la pelirroja.

James se congeló en donde estaba parado. ¿Weasley? Si ésa era Ginny, aquél era Snape y habían hechizado a Em… ¿Qué demonios debía hacer?

No tenía ni idea, pero si de algo estaba seguro era de que no se iba a quedar parado ahí como idiota.

— ¡Em!—corrió hasta donde estaba tendida la chica, arrodillándose a su lado— ¿Qué demonios le hicieron?

Snape le miró con indiferencia.

— ¿Ves que no era tan difícil, Draco?

James sintió la ira bullir en su interior¿Cómo era posible que se hubiera dejado engañar tan estúpidamente?

— ¡Tú!—bramó, lanzándose sobre el rubio— ¡Maldito hijo de puta!

— Parece que el vocabulario es cosa de familia, ah—murmuró el profesor, apuntándole con la varita— Petrificus totalus

El peliazul, furioso como estaba, no sintió ganas de dejarse petrificar. Así que sin reparar mucho en ello, levantó un escudo que repelió el hechizo.

Snape se quedó desconcertado unos segundos, pero entonces entendió. Aquél chico de apariencia extraña en realidad era El Arma.

— Señorita Weasley…—Ginny no necesitó más señal y le lanzó al muggle uno de sus más potentes Desmaius. Y no por nada había pasado los cursos de Auroría con la más alta nota.

James cayó en la oscuridad escuchando la conocida voz de Ginny Weasley.

— Su voz me pareció conocida—decía ella— aunque no sé de dónde…

Y luego la del maldito Draco Malfoy.

— Es un músico, Ginevra, sus estúpidas canciones inundan este maldito mundo muggle que tanto amas…


James despertó al sonido del Enervate pronunciado por los labios de la pelirroja. Desorientado, le miró sin creérselo.

— ¿Estás bien?—le preguntó ella.

Eso fue todo, frunció el ceño y le mandó una mirada asesina.

— Tan bien como se puede estar¿Dónde está Em?

­— Ella está bien, no te preocupes… ¿James?

— ¿Qué?—gruñó él.

— Te esperan afuera, para hablar contigo

— ¿De qué¿Qué demonios ocurre¿Qué fue lo que nos hicieron?

Casi le daba lástima ver a la chica en tal predicamento moral. Casi.

— Tu…tuvimos que hechizarlos, pero estarán bien. No te preocupes, ahora sólo tienes que hablar con Dumbledore y todo estará bien.

Deliberadamente ignoró la última parte y se concentró en su teatrito.

— ¿Hechizarnos, dijiste?

La pelirroja asintió y él hizo su mejor esfuerzo por mirarla como si estuviera loca.

— Llévame entonces, están totalmente desquiciados….

Mientras seguía a Ginny por Grimmauld Place, deliberadamente ignoró los recuerdos que se agolpaban en su mente. La prioridad en ese momento era tomar a Emily y salir de ahí, que el lugar se fuera a la mierda.

Llegaron hasta un cuarto que él no recordaba haber visto, pero Ginny tocó y la voz de Dumbledore les indicó que pasaran. Preparándose para el encuentro, puso su mejor cara de indiferencia.

Y le costó, sobre todo al ver a "Daniel" tranquilamente sentado en un sofá frente al escritorio del viejo; además, la presencia de Snape tampoco ayudaba.

— Aquí está el señor Halliwell—dijo Ginny, para luego marcharse rápidamente.

Oh santo cielo, que las deidades le protegieran.

— Tanto tiempo sin verte—escuchó que Dumbledore le decía— La última vez, creímos que habías muerto… pero¿Por qué no te sientas?

Lentamente, obedeció el velado comando. Lo único que le llamaba la atención eran las caras de desconcierto de Malfoy y Snape.

Así que ellos no sabían nada, vaya, qué curioso.

— Mucho mejor… y, dinos Harry¿Por qué tan lejos?

— No sé de qué me habla, señor. Con todo el respeto¿Podría devolverme a mi prima y dejarnos en paz?

— Me temo que no, Harry. La señorita Pissant se encuentra en un predicamento

Las alarmas en su mente se dispararon¡Alerta¡Peligro¡Cuidado, frunció el ceño y fingió desconcierto.

— Mi nombre es James, no Harry. Y ¿Qué le pasó a Em¿Qué problema tiene?

— Como gustes—contestó tranquilamente el anciano— James. Y ya conoce el problema de la señorita Pissant… el predicamento es que ha venido a caer con nosotros, y tenemos la obligación moral de denunciarlo

Problema, problema… ¿Denunciarlo?...

— Oh por Dios—murmuró, al caer en cuenta. Se llevó una mano a la boca— No lo harían…

— Si nos ayudara a solucionar un predicamento de nosotros, señor Halliwell—casi sentía la burla en el apellido— no lo haremos. Le entregaremos a su "prima" y todos podremos seguir con nuestras vidas, fingiendo que nunca pasó nada.

No se lo podía creer. No tan descaradamente.

— ¿Me está chantajeando, señor?

— Eso parece. ¿Accederá?

Se enfrascó en un duelo de miradas con el maldito viejo, ambos sabían a quién tenían en frente y quizá por eso era más duro.

— Eso parece—contestó, limitando el reproche a su mirada— ¿Exactamente a qué, si puedo preguntar?

— Claro que puede…. Y verá, se trata de un asunto muy simple que ha estado rondándole por años…

Con eso lo supo todo. Malditos desgraciados.

Negó con la cabeza— No puedo creer que esté haciendo esto, Dumbledore¿Ni siquiera es capaz de mantener sus estúpidas batallas sin tener que involucrarme en la mierda?—dejó escapar, sin pensar en lo mucho que revelaba.

— Mi querido niño, esto no es cuestión mía y lo sabes. Es tu destino, tienes que cumplirlo aunque sea para liberar a la salvadora de tu existencia

Le entraron tales ganas de golpear al viejo que tuvo que apretar el descansabrazos de la silla.

Había creído que estaba librado del "morir o matar", pero parecía que se equivocaba de nuevo.

— No tengo tiempo para organizar una cacería por él—contestó, a medias creyéndolo y a medias pensando en que no podría hacerlo.

— Y no tienes que hacerlo—respondió el viejo, como midiendo sus emociones— ya lo tenemos, sólo necesitamos que acabes con tu trabajo pendiente

Escondió la cabeza entre las manos, la única muestra de debilidad que se iba a permitir. Porque no podía matar a Tom, no podía….

— ¿James?—escuchó la voz de Malfoy llamándole¿Cómo se atrevía el bastardo, después de lo que le había hecho?— ¿Estás bien?

Se levantó como impulsado por un resorte y encaró al viejo.

— Dígame cuándo y dónde

— Aquí y ahora—contestó el viejo, mirándole con algo parecido al cariño. Y todavía se atrevía— y luego podrás irte sin que nadie sepa que estuviste aquí; o que aún estás vivo

— ¿Y qué garantía tengo de eso? Porque su palabra no me vale nada, Dumbledore

— ¿Qué tal mi juramento de mago?

Suspiró, no le quedaba de otra. Tenía que sacar a Emily y largarse de ese infierno.


"And it makes no sense

This means nothing.

You feel nothing

Nothing at all"

Simple Plan— Perfect World

"Y no tiene sentido.

Esto no significada nada.

Tú no sientes nada.

Nada de nada"

Simple Plan— Mundo Perfecto


Severus miró interrogantemente al que había sido su guía durante tantos años, ahí había pasado algo grande y prueba de ello era el cansancio que de pronto parecía haberse apoderado del viejo. Y considerando que Dumbledore era una de esas personas en las que siempre se puede tener la esperanza, una de esas personas indestructibles, le preocupaba.

— ¿Qué sucedió aquí, Albus?—preguntó, sin embargo, tranquilamente poco después de que Weasley se hubiera llevado a Halliwell.

Draco observó el intercambio con el más grande interés.

— Perdí la última batalla con él, Severus, ese chico vive como vive por mi culpa—suspiró— por mis errores

— Un momento—intervino Draco— ¿Está diciendo que usted conocía a James?

Dumbledore le miró con una sonrisa extraña en la cara, como si supiera la debacle de sentimientos que se desataba dentro de él.

— Sí… James, como tú lo llamas, es alguien a quien le fallé en demasiadas ocasiones. Y, adelantándome al "¿Por qué no lo trajo usted?" Te diré la sencilla razón; es obvio que él hubiera preferido no tener ningún contacto con nosotros. No te preocupes, Draco, hiciste lo mejor que pudiste

Draco frunció el ceño al verse tuteado— Eso no me preocupa

— Entonces¿Por qué la mueca de dolor?

— ¿Mueca de dolor?—resopló— No sé de qué me habla—añadió, con una risita nerviosa que no pudo controlar.

Severus le miró con una ceja elegantemente arqueada. Demonios, de ésta no se iba a librar.

— Vaya, serán los años entonces. ¿Vienen a ver el espectáculo?—añadió, con un gesto de repulsión y señalando hacia las habitaciones de seguridad.

Draco asintió rápidamente, más que nada para no quedarse con su profesor… y con el torrente de preguntas que le dejaría caer encima.

Los tres hombres caminaron hombro con hombro hasta las habitaciones de seguridad, pero por el lado de las vitrinas. Grandes paredes de un cristal muggle (se sorprendió al ya no notar la natural repulsión ante la idea) que por un lado era simple espejo y por el otro era claro como el agua.

Según les había informado Granger con su voz de sabelotodo (es decir, con su voz usual), esos cristales los usaban los aurores muggles para observar los interrogatorios a los sospechosos. Y ahora les serviría para observar la ejecución del siglo.

Se introdujeron en la vitrina de la mismísima habitación del Lord Oscuro. Tuvo que ahogar la exclamación al ver a Emily Pissant tumbada a cuatro patas en el suelo de la habitación, con un joven palidísimo parado frente a ella como si estuviera haciéndole algún encantamiento sin varita.

El joven levantó la cabeza justo cuando Draco más atentamente los miraba y casi se va de espaldas al ver los ojos rojos tan llenos de ira con que le miraba.

Ojos rojos. Ojos rojos. Ojos rojos.

— ¡El Lord!—exclamó, incrédulo. La última vez que había visto al temido Lord Voldemort era un hombre que aparentaba cuarenta y algo, no un jovencillo que no parecía más viejo que él mismo.

Severus y Dumbledore le miraron.

— Pensé que ya le habías visto—comentó Severus con tranquilidad— Resulta increíble que sea él¿No?

Draco asintió furiosamente. El joven todavía "le miraba" (porque lo único que podía ver el ojirojo era su propio reflejo; de eso estaba seguro) desde el otro lado de la vitrina.

Dumbledore levantó su varita y pronunció algunos encantamientos que él desconocía. Inmediatamente una respiración entrecortada que venía de la nada llenó la habitación.

— Tienes que calmarte—se escuchó otra voz, aparentemente de ningún lugar, que calmadamente reprendía a la voz que respiraba— si no lo haces morirás

— Genial—gruñó la voz que había respirado al principio y, de pronto, la reconoció como Emily— eso sí que es reconfortante

— Bienvenida a mi muerte—contestó la voz masculina, con un cierto deje de burla.

Entonces se dio cuenta de que el hechizo había sido para escuchar lo que hablaban al otro lado de la vitrina.

Emily trató de pararse, tambaleante en su vestido blanco de concierto, pero cayó de bruces al suelo.

— Te dije que estuvieras tranquila. Las barreras de la celda absorben la magia… y si haces esfuerzos será más rápido

— Pero—jadeó— ¿Por—jadeó— qué—jadeó— tú…?

— ¿Por qué a mi no me afecta igual?—ofreció él.

Ella asintió con la cabeza, incapaz de hablar.

— Porque yo no soy una bruja elemental, mi magia no proviene del mundo… al menos no de la misma forma en que la tuya. Tu magia es un festín para estos hechizos sanguijuela…

Draco giró la cabeza hacia Dumbledore. Era increíble… Emily era una bruja elemental…

Entonces, intervino una vocecilla en su mente, aquella vez que discutía con James y había comenzado a llover lo más probable era que hubiera sido ella quien iniciara la tormenta; no él.

Pero Dumbledore lo sabía, e iba a canjear la denuncia (Era bien sabido que las brujas elementales eran un peligro para la sociedad mágica y debían ser eliminadas) al Ministerio por la liquidación del Lord por parte del arma.

Tan… Slytherin de su parte.


La puerta de la habitación de seguridad se abrió (donde estaban el Lord y Emily), para dar paso a la figura atlética de James.

El peliazul corrió al ver a Emily y se arrodilló frente a ella.

— ¿Em?

— Los hechizos—indicó suavemente el Lord, mirando al joven americano con algo indescifrable en los ojos.

— Oh por Dios—le oyó murmurar— ¿Tú la despertaste?

Voldemort asintió.

— Tiene tu esencia impregnada en toda ella, no podía dejarla morir sin que me explicaras la razón.

— Me devolvió a la vida—contestó James, alternando la mirada entre Emily y el Lord— y ha sido mi única amiga desde entonces, Tom

¿Tom¿James llamaba Tom a Lord Voldemort? Jamás había oído a otra persona que no fuera Dumbledore referirse así al mago oscuro.

— Lo supuse—contesté— Las brujas elementales son fuertes en batalla, pero casi nunca construyen buenas barreras mentales¿Sabes? Y no hallé nada de deseo hacia ti en esa cabeza castaña

— Ya lo sabía. Ambas cosas; tú me enseñaste lo primero y la conozco bien—contestó— No voy a dejar que muera

— ¿Y cómo evitarás eso?

— Hice un trato—contestó inexpresivamente.

­— Déjame adivinar—le dijo el Lord, irónicamente— Yo a cambio ella

—Tan agudo como siempre—observó James, con una semi sonrisa tristona.

¿De dónde demonios conocía y trataba con tanta familiaridad un muggle al Lord? Más bien¿Por qué demonios parecía que habían tenido algo que ver?

— Ya ves, no es tan fácil doblegarme… no que tú

Para su sorpresa, James rió… pero ese era un sonido, tan diferente a las carcajadas de humor que le había escuchado en el pasado, que le heló los huesos. El peliazul se acercó más al Lord; era tan sólo unos centímetros más bajo que él, ahora que los miraba.

— Ya lo sé—susurró.

— ¿Vienes a matarme?—preguntó el Lord, sin atisbo de duda en sus ojos.

— Así es—respondió el otro en un susurro.

El ojirojo asintió lentamente con la cabeza.

— Nunca pudiste devolverme la humanidad del todo¿Sabes?... y me conoces, no me gustan las cosas a medias…

Draco se asombró de ver a James asentir tan fríamente, pero la sorpresa fue mayúscula cuando el peliazul extrajo una navaja (simple navaja suiza muggle, la misma que siempre cargaba) del bolsillo de sus jeans y la blandió sin emoción alguna.

Dio dos pasos al frente, hasta encontrarse a milímetros del que alguna vez fuera el Lord Oscuro. Y, tomándole suavemente por las muñecas, deslizó la brillante hoja por ellas.

La sangre brotó abundantemente, dándole una especie de surrealismo a la situación. De todos los escenarios posibles para la muerte del Lord, jamás se habría imaginado uno siquiera remotamente parecido a ese.

— ¿Y no me darás, al menos, un beso de despedida?—le escuchó preguntar.

Atónito, observó que James se inclinaba para sostener al aparente joven en sus brazos. Por lo que le pareció una eternidad, juntó sus labios con los de él.

Un beso de despedida. Su muggle le daba una beso de despedida al Señor Oscuro.

Al final, James soltó a Tom y su cuerpo cayó pesadamente al suelo. La camiseta a franjas negras y blancas que vestía el ojiazul estaba empapada en sangre.

— ¡James!—escuchó chillar a Emily. Cuánto esfuerzo no le habría costado echarse a los brazos de James.

El peliazul acarició el cabello de la chica, llenándolo de sangre. Parecía tan ausente que le daba miedo.

— Arruinaste tu vestido—comentó, viendo que la nívea prenda se hallaba manchada con la sangre que él llevaba encima.

— ¡James!—volvió a chillar ella. Esta vez con un tono de preocupación.

Pero James no hizo más que mirarla sin verla realmente, luego la soltó y cerró los ojos fuertemente. Draco pudo ver trazas de lágrimas en sus mejillas.


"For what you did to me,
and what I'll do to you,
you get, what everyone else gets,
you get a lifetime!"

My Chemical Romance— It's not a fashion statement, it's a deathwish

Por lo que me hiciste,

Y lo que yo voy a hacerte

Tú obtienes, lo que todo mundo obtiene

¡Obtienes una vida!

My Chemical Romance— No es una declaración de moda, es un deseo de muerte


James apretó a Emily con toda la furia de saberse impotente, de nuevo, ante su vida. ¡Era su maldita puñetera vida¿Por qué no podían simplemente irse al infierno y olvidarse de él?...

Hundió la cara en el pelo de la chica, deseando dejar de temblar. No podría salir de ahí con la dignidad intacta si no se controlaba… pero para controlarse tenía que apaciguar la ira que bullía en su interior. Y eso lo veía difícil.

Muy difícil. Jamás habría querido matar a Tom; no después de lo que habían pasado. Aunque no podía evitar pensar que era por culpa suya que estaba en la situación que vivía¿No?... En esencia, Jamás habría sido "El Harry Potter" si Tom no hubiera decidido matar a sus padres. Se la debía; en más de una forma.

Y él lo sabía condenadamente bien. Quizá por eso había colaborado tanto, dejando ir su magia y dándole un aspecto tan apacible a la muerte que hasta le invitaba a probarla.

Sacudió la cabeza, no podía pensar eso nunca de nuevo. No ahora, ni mañana.

Sintió que Emily le apretaba un poco más fuerte, había algo extraño en el aire… magia. La magia de Tom se estaba evaporando en el espacio y…

— ¡James!—escuchó a Emily, pero no veía nada. De pronto, todo el mundo se había vuelto una luz blanca y un dolor intenso.

Cuando por fin pudo ver algo, se encontró con que ahora estaba en brazos de Emily; por lo que asumió que se había desmayado. Un vistazo a su alrededor le confirmó que aún estaban en la misma celda.

¡Y la magia de Em estaba siendo absorbida por ella!

Se paró de golpe, asustando a la chica. Caminó hasta la pared-espejo que bien sabía ocultaba, cuando menos, a Dumbledore, el maldito de Malfoy y Snape; podía sentir sus presencias.

— ¡Contentos?—gritó, mandando al cuerno aquello de tranquilizarse.

No obtuvo respuesta. Pero ya se lo esperaba.

En ese momento, sin embargo, una nueva perspectiva de la situación lo golpeó. Él era mucho más poderoso que todos ellos¿Por qué tenía que someterse a sus deseos?

Alzó los brazos, con las manos en puño y ambos dedos medios levantados. Ese era el gesto que mejor expresaba todo lo que sentía.

Si hubiera volteado hacia Em, habría notado la sonrisa de orgullo en su cara.

Giró para largarse, pero cambio de opinión a medio camino. Iba a matar a ese maldito bastardo de Malfoy con sus propias manos…

Y, en un extraño Déja vú, le dio un puñetazo al "espejo". El cristal cayó hecho trizas, aunque más probablemente por su magia que por el golpe.

Quizás, si hubiera estado un poco más calmado, habría disfrutado de la expresión de sorpresa en la cara de Snape. Pero como no lo estaba, lo único que hizo fue abalanzarse sobre Malfoy y darle un bonito puñetazo en la cara con la misma mano que había usado en el espejo.

Tan furioso estaba que ni sentía los cristales incrustados en ella.

El rubio se tambaleó y fue a caer sobre Snape, pero por alguna extraña razón sólo le miraba con la boca abierta; sin hacer nada por defenderse.

­— La próxima vez que alguno de ustedes, malditos hijos de perra, se vuelvan a colar en mi vida juro que no responderé. Simplemente les haré volar en mil pedazos—miró a Dumbledore— y usted sabe que puedo hacerlo…

Dumbledore, sin embargo, no pareció tan afectado como los otros dos hombres que le miraban incrédulos.

— Jamie—escuchó una débil voz a su izquierda, Emily se tambaleaba por llegar a donde estaba él.

— ¡Em!—corrió a sostenerla antes de que cayera— ¿Estás bien?

Ella asintió, mirándolo con una mezcla de confusión y sorpresa—Jamie… la cicatriz… no está…

— ¿De qué hablas? Claro que no está, la escondimos con el hechizo…

Ella negó con la cabeza— El hechizo cayó desde que te desmayaste

Contuvo el aliento por la impresión, aunque si lo pensaba era lógico. Ahora que Tom ya no estaba, no habría conexión ni símbolo de la misma. Muy lógico. Con la chica propiamente aferrada, se dirigió a Dumbledore— Me dio su palabra de mago; ahora queremos irnos

Dumbledore asintió— De acuerdo, pero me gustaría que primero se deshicieran de esas ropas—señaló a sus atuendos llenos de sangre— Severus¿Querrías llamar a la señorita Weasley? De seguro podrá dejarle algo que le quede a la señorita Pissant, traerle una muda de sus hermanos a… James; y, además, Draco necesita que le arregle la nariz.

Snape asintió, pasándolos como una exhalación.

Tras unos minutos, Emily se separó de él ya mucho más repuesta. Y, con una vista a su iracunda expresión, James supo que la cosa se iba a poner buena.

La castaña dio un par de pasos en la pequeña habitación, como si fuera la cosa más normal del mundo ser secuestrada y terminar deambulando bañada en sangre.

— Y, dígame, señor ¿Qué tan bastardo hay que ser para atreverse a dar la cara después de lo que le hizo a Jamie?—preguntó tranquilamente.

— Creo que eso es algo que a usted no le concierne—contestó Dumbledore en igual tono.

Draco les observaba interesado, apretando su nariz con la diestra.

— Eeep—dijo, imitando a un timbre— Respuesta incorrecta. La correcta era "mucho"—le miró con un odio que helaba la sangre— Ahí en ese cuarto acaba de morir la primera persona que le dio algo de libertad; la libertad que usted le negó…

— Le repito, señorita, que esto no es algo en lo que usted esté involucrada

— Créame, viejo de mierda, que estoy involucrada hasta el cuello en toda su porquería. Gracias por volver a jodernos, por cierto…

Dumbledore suspiró y se dirigió a él.

— En serio lo siento, Harry, jamás pretendí hacerte daño

— Pues lo hizo—contestó James en tono frío— y ya le dije que no me llame Harry; gracias a usted, Harry está muerto… Lo abandonó en manos del Señor Oscuro, brillante plan ¿No cree?

El anciano negó con la cabeza y se retiró pausadamente. Era increíble ver cómo los años le pesaban de pronto.

Segundos después de que se hubiera marchado, Ginny entró corriendo con un montón de ropa en las manos y un botiquín muggle encima.

Draco miró incrédulo al que creía un muggle extraño. ¿Acaso toda esa perorata significaba que era Harry Potter?

— ¡Por Merlín!—La pelirroja los veía, asustada— ¿Qué les pasó?

— No quieres saberlo—le contestó Emily.

— Tú…—Draco parecía al fin haber caído en cuenta— Tú… eres… eres…

— ¿Acaso importa?—preguntó James, molesto de que el rubio se atreviera a hablarle con tanta naturalidad.

— ¿Qué pasa?—preguntó Ginny confundida, mientras le tendía unos jeans y un suéter a Emily.

— Queremos irnos. Es todo—dijo, y se sacó el vestido sin el menor pudor. Le quitó los jeans de las manos a Ginny y se los puso, luchando un poco con el cierre; luego se colocó el suéter y miró a todos como retándolos a que dijeran algo.

Siguiendo el ejemplo, James se desvistió de igual manera. Los pantalones le iban algo holgados, pero tampoco era demasiado y la camisa no acababa de ser lo que hubiera querido, aunque considerando de dónde venía… mejor ni hablar.

— ¡Potter!—chilló Malfoy. ¿Acaso era de reacción retardada?

Ginny se sobresaltó y le miró con los ojos como platos.

— Dulce Merlín… Harry¿Eres tú¡Creíamos que estabas muerto!

— Harry está muerto—contestó él con toda naturalidad— ¿Acaso no supiste? El Lord Oscuro lo mató; pero no te preocupes… todo ha acabado. Ahora, si me disculpas, me gustaría continuar con mi vida—volteó a ver a Malfoy— ésta vez sin intromisiones

Ginny pareció incómoda ante el asunto— Ah… esto, mira, en serio lo sentimos. Estoy segura de que Draco jamás pretendió engañarte, pero ya ves que las cosas se complicaron y era la única forma de…

James levantó la mano— No tienes que disculparte por él. A mi me importa un comino lo que "Daniel"—simuló las comillas con sus dedos— haya querido hacer o no. Para mí, jamás existió… ni él ni todos ustedes.

Acto seguido, tomó a Emily del brazo y la jaló hasta la salida. Los pasos apresurados de ambos no eran sino seña de las ganas que tenían por largarse.


— Yo que tú, James, me hubiera suicidado al descubrir la clase de gente en quien ponía mi confianza—le dijo Emily, cuando estaban por alcanzar la puerta principal.

— Créeme que lo intenté—contestó él, secamente.

— ¡Esperen!—Ginny llegó corriendo— al menos déjenme darles las gracias. Si acabaron con Voldemort, entonces les debemos la tranquilidad

Para su sorpresa, fue Em quien, viendo cómo Draco les alcanzaba discretamente con la nariz ya arreglada, contestó.

— Más bien él acabó con nosotros, ahora que lo mencionas, pero supongo que podemos recibir tu gratitud; sobre todo después de la brillante actuación de tu amigo la estrellita marinera…—exclamó con sorna.

James negó con la cabeza— Ya déjalo, Em, vámonos

— ¡Sí¡Déjalo!—Draco estaba tras Ginny, mirándolos como si quisiera matarlos— Siempre tan cobarde. Huyendo de tu destino, huyendo de las complicaciones, huyendo de los problemas… nunca has sido más que un maldito cobarde¿No, Potter?—se rió sin humor— Valiente mártir, mintiendo a todo el mundo para su propio provecho

¿Cómo era posible que aún se atreviera a reclamar algo?

— ¿Tengo acaso que sentirme ofendido, Malfoy¿O quizá debería sentirme avergonzado? Me engañaste y te engañé; en lo que a mi respecta estamos a mano—se giró a Ginny— Y jamás nos volveremos a ver. Hasta nunca, Ginny

La pelirroja se llevó las manos a la boca. El acento era diferente, pero la voz era la misma— ¡Harry!

Emily empujó a James por la puerta sin esperara a la reacción y se giró hasta ellos.

— Hasta nunca, pelirroja. Y tú, Muller…—negó con la cabeza— no importa. Nos veremos en el infierno de cualquier manera.

La pesada puerta de madera se cerró. Ginny corrió tras ellos, pero en cuanto pudo salir no encontró señal alguna del par. Parecía que la misma tierra se los había tragado.


Cancún, México. Un año después.


— ¡Quiero ver esas palmas en el aire!—Emily corría de un lado a otro en el escenario, ataviada en un diminuto bikini que de seguro entretenía a más de uno.

A la seña de Kyle, James comenzó a tocar la guitarra. La multitud que se aglutinaba para verlos estaba respondiendo muy bien al show de la banda.

Y al spring break en general, pero eso ya era otra cosa.

Em empezó a gritar la canción, seguida del público que le acompañaba en la letra. La castaña brincaba totalmente entregada al espíritu de la fiesta interminable que era el reventón de primavera.

James agradeció al accidente con el tinte de la semana pasada; de no haber sido por ese accidente no se habría tenido que rapar y en ese momento tendría más calor del que ya sufría.

A pesar de haber pasado todo el día haciendo el tonto en la playa con los chicos, el calor era insoportable. Y ni la camiseta empapada en sudor, ni los shorts mojados gracias a Paris y sus bromitas pesadas con las botellas de agua que les daba el patrocinador lograban menguar el asunto.

I wanna see what your insides look like—Emily brincaba en una esquina, haciendo señas al público que le respondía la siguiente línea de la canción.

I bet you're not fuckin' pretty on the inside. I wanna see what you're insides look like, I wanna see'em!


Quiero ver cómo lucen tus entrañas.

Apuesto a que no luces tan jodidamente bien por dentro.

Quiero ver cómo lucen tus entrañas.

¡Quiero verlas!

My Chemical Romance— Entiérrame En Negro (Bury Me In Black)


Siendo la guitarra principal del grupo, eran escasos los momentos en que podía darse el lujo de descansar en la canción de turno. Pero ese era uno de ellos y lo aprovechó para sacarse la camiseta que se le pegaba con el sudor.

Kyle, que estaba sentado justo tras él, le sonrió maliciosamente.

— Apuesto a que no la arrojas para el público

Negó con la cabeza, el pelinegro era un manipulador.

— ¿En serio?

— 20 dólares a que no

Pero 20 dólares eran 20 dólares. Levantó la prenda y, tras darle un par de vueltas, la arrojó al enloquecido público. Una chica en bikini negro la atrapó, gritando como loca y restregándosela de una manera que se le antojó asquerosa; sobre todo por la cantidad de sudor que contenía.

"Ponle nombre y cara a lo peor que te podría pasar en este paraíso" le dijo Em, corriendo entre línea y línea de la canción.

¿Un groupie¿Algún fan trastornado que pudiera hacerles daño?

Miró con atención a la centena de cuerpos jóvenes que se arremolinaban, brincando como posesos en la arena. Ninguno lucía potencialmente peligroso, tampoco irradiaban alguna clase de aura oscura pero nunca se podía saber con qué iba a encontrarse en el siguiente show…

Giró la cara hacia Em, quien disimuladamente estaba esperando su respuesta. Siguió la mirada café con la suya verde (¿En serio usabas lentillas¡Pero si tienes unos ojos increíbles!) hasta toparse con lo que realmente quería la castaña que él viera.

Y sintió que el mundo se había detenido tres veces.

— ¡Ray!— El chico de cabello rizado, que estaba observándolos tras bambalinas como el resto de su banda, le miró sobresaltado ante el grito— ¡Ven aquí!

El llamado Ray se acercó lentamente a él, infinitamente sorprendido por tal ataque de efusividad en el siempre calmado James Halliwell.

— ¿Si¿Qué ocurre, James?

— Necesito que me hagas un favor tan grande como tu vida

— Claro, dispara


"You'll never make me leave
I wear this on my sleeve
Give me a reason to believe

You're running after something
That you'll never kill
If this is what you want
Then fire at will"

My Chemical Romance— Thank you for the venom

Nunca me harás marchar.

Llevo esto en mi manga.

Dame una razón para creer.

Corres tras algo

Que nunca matarás.

Si esto es lo que quieres

Entonces dispara a voluntad.

My Chemical Romance— Gracias por el veneno


El chico parpadeó desconcertado al perder de vista al guitarrista. Un minuto estaba ahí y al siguiente un tipo de cabello alborotado lo reemplazaba… ¿A dónde demonios había ido?

James exhaló el aire (que ni siquiera había sido consciente de retener) cuando se halló a salvo debidamente perdido entre la multitud que miraba de lejos el show del Warped Tour.

No era que estuviera huyendo, para nada, sólo estaba poniendo distancia segura entre él y el rubio. Aunque para su apreciación personal ni un mundo era suficiente distancia entre ellos.

Jamás habría suficiente distancia entre ese malnacido y él.

Desde la primera vez que le había visto, le había parecido una persona no muy agradable. Con el tiempo había confirmado su opinión, y cuando se había permitido darle el beneficio de la duda y de su… cariño; cuando lo había tenido tan cerca, él sólo lo había querido usar para cumplir los propósitos de su estúpida guerra.

E incluso había lastimado a Em, su querida Em, en el proceso.

Sabía que lo que debería hacer era partirle la cara al hijo de puta, pero no podía. Simplemente no lograba colocar toda su ira junta (después de tanto tiempo) como para ir a cazarle.

Podría matarle si quisiera, podría torturarle hasta que pidiera clemencia; hasta que se arrepintiera por haber si quiera elucubrado tan estúpido plan. Hasta que no tuviera más que…

¿A quién engañaba?

Nunca había sido del tipo que disfrutan haciendo daño, para eso siempre había tenido a Tom. Y ahora que él no estaba, quizá le comenzaba a afectar; después de todo estaban conectados de alguna forma.

Suspiró, por todo eso no era conveniente que el maldito Malfoy se le acercara. Porque no sabía si iba a golpearlo, a besarlo, a descuartizarlo o a cogérselo en cuanto estuviera a su alcance.

Todas las opciones se le antojaban interesantes. Pero no se iba a permitir ninguna.

Confiaba en Ray para que le reemplazara en el escenario, en ese tiempo que Emily había decidido convertirse en una chica normal y mantener un romance con el bajista de la banda, había llegado a conocer a los demás chicos del grupo. Y sabía que el castaño era muy buen guitarrista.

La propia Em le había hablado emocionada (porque aunque hubiera decidido iniciar una relación con el chico, no dejaba de ser ella) de cómo el guitarrista casi podía igualarlo. Casi, había dicho ella, aunque en ese momento ni siquiera había notado el pequeño cambio.

Tan concentrada en lo suyo como siempre.

So i won't stop dying, won't stop lying… if you want i'll keep on crying—Cerró los ojos mientras se apoyaba en una columna, dejando que la voz de Emily le transportara a la historia de la canción— Did you get what you deserve?... Is this what you always want me for?

I miss you, I miss you so far…. And the collision of your kiss that made it so hard


Así que no voy a dejar de morir, no voy a dejar de mentir

Si quieres seguiré llorando

¿Recibiste lo que merecías?

¿Es esto para lo que siempre me quisiste?

Te extraño, te extraño muy lejos

Y la colisión de tu beso que lo hizo tan duro

My Chemical Romance— Paseo Cementerio (Cemetery Drive)


Draco suspiró, no podía estar tan lejos realmente… ¿O sí?

Además, no tenía la más remota idea de qué iba a hacer cuando lo enfrentara. Porque lo único que no se mezclaba en su cabeza con la confusión de sentimientos que había sido él durante todo un año era el hecho de que tenía que encontrarlo.

Quizá para verlo, para que le mirara con desprecio y entonces pudiera largarse sabiendo que realmente no lo quería ver y que el deseo en sus ojos azules había muerto junto con la farsa de ellos.

Quizá era que él lo había matado, pero ¿Qué se suponía que debía hacer? Tampoco era el total victimario; porque también tenía que contar el hecho de que él había sido engañado.

Todo ese tiempo creyendo que estaba engatusando a un muggle cualquiera cuando con quien se acostaba era con Potter.

Aunque no podía quejarse, se recriminó con un escalofrío ante el recuerdo, no había nada de lo que pudiera quejarse en esa mera acción.

¿Entonces…?

Miró a una de las columnas del hotel tratando de obtener la respuesta de ella, pero la construcción no le dijo nada. Ni ella ni el tipo que se apoyaba en…

¡Un momento!

Esas cicatrices sólo podían pertenecer a una persona. Potter estaba ahí, aunque de cerca ese estilo a lo "calvo" le quedaba aún peor que en las fotografías.


I will avenge my ghost with every breath I take
I'm coming back from the dead and I'll take you home with me
I'm taking back the life you stole

My Chemical Romance— It's not a fashion statement, it's a deathwish

Voy a vengar mi fantasma con cada respiración que tome

Estoy regresando de la muerte y te llevaré a casa conmigo

Estoy recuperando la vida que tú robaste

My Chemical Romance— No es una declaración de moda, es un deseo de muerte


James abrió los ojos sólo para encontrarse con "el nombre y la cara de lo peor que le podía pasar en ese paraíso" para ponerlo en palabras de Em. Draco Malfoy, en unas elegantísimas (o al menos lo más elegantes que podían ser) bermudas grises, dirigiéndose con paso seguro pero sin correr hacia él.

Casi se había olvidado de lo apuesto que era.

— Hey—le dijo, al llegar.

Arqueó una ceja— Hey—contestó, sin embargo.

— ¿Decidiste que el cabello azul era una tontería?

— Tuve un accidente con el tinte

— Ah, no sabía que lo tiñeras de manera muggle

— Casi nadie lo sabe

— ¿Por qué pusiste a ese tipo a tocar por ti?

— Para librarme de ti, no es que quiera verte muy a menudo rondando cerca de nosotros; ¿Qué quieres esta vez?

El rubio se encogió de hombros.

— Ni yo mismo lo sé…

Brillante, pensó James. Como si no tuviera suficiente con recordarlo maravillosamente seguro de sí mismo, arrogante y perfecto; ahora también tendría que recordarlo pequeño y con expresión perdida.


Lets say goodbye, the hundreth time
And then tomorrow we'll do it again

I never thought it'd be this way
Just me and you, we're here alone

I never thought would be enough
To show you just what I've been thinking

Without, without a sound
And I wish you away

My Chemical Romance— Drowning Lessons

Digamos adiós, por centésima vez

Y entonces mañana lo haremos de nuevo

Nunca pensé que sería de esta manera

Sólo tú y yo, aquí solos

Nunca pensé que sería suficiente

Para mostrarte en lo que he estado pensando

Sin, sin un sonido

Y te deseo lejos

My Chemical Romance— Lecciones para ahogarse


Sin embargo, aún así se inclinó para recibir el beso que el rubio le estaba ofreciendo.

Sin un sonido.

Yquizá, pero sólo quizá, ya no lo deseara lejos.


Meimi aquí: SE ACABÓ!

Al fin, juro que este extraño capítulo me demostró lo viajada que hay que estar para aventarse a escribir algo así; en fin.

Oye Ludi, comadre, te debo el lemmon xD… quizá cuando cumplas 18 :P…(Nunca se sabe quién pueda estar mirando y luego los abogados cuestan una fortuna )

Cualquier similitud que encuentren las y los conocedores con la vida real es mera coincidencia; los nombres los tomé prestados y si alguien los identifica, pues bien por él o ella. Aunque, pensándolo bien, podría regalar un drabble a quienes me adivinen los pequeños detallitos esos… ' su premio por ser observadores y saber relacionar las cosas.

Ahora; por ocio haré una lista de las canciones que aparecieron en éste ficclet por orden cronológico. Digo, por si a alguien le interesa bajárselas xD, ampliamente recomendables todas y cada una de ellas.

Good Charlotte: The Anthem.

Simple Plan: Welcome To My Life

My Chemical Romance: To The End

Evanescence: Away From Me

My Chemical Romance: Helena

Nightwish: She Is My Sin

Good Charlotte: Secrets

Simple Plan: Perfect World

My Chemical Romance: It's Not A Fashion Statement, It's A Deathwish

My Chemical Romance: Bury Me In Black

My Chemical Romance: Thank You For The Venom

My Chemical Romance: Cemetery Drive

My Chemical Romance: Drowning Lessons

Ahem, y el premio se lo lleva My Chemical Romance xD… pero es que pensé que ya les tenía hartos con las canciones de Evanescene… y aquí es donde demuestro que también oigo a otros grupos :P

Bien, ya para despedirme respondo reviews…

Jack Dawson: Gracias! Me alegra que te haya gustado

Layn: Mira, para serte sincera, es sólo una expresión. Y no refleja para nada mi opinión o consideración sobre los colombianos. De hecho, trato de reflejar la situación: un hospital en EUA. Aunque no quiero generalizar, por supuesto, la mayoría de las personas allá tienen adoptados muchos estereotipos sobre los latinos (y que si lo sé) y ése es uno de ellos, lamentable e injustamente (ahora pregúntame por qué no me gusta ir de vacaciones a "gringolandia"). De cualquier manera, el asunto no va más lejos que una simple frase… ok?

Desiré Black: Pues esto ha contestado tus dudas, no?... Y sí, jejeje, me gusta la música "dark" como tú la llamas; aunque no la considero tan dark… es más como un punk moderno, no?... quizá algo de emo… y Evanescence es rock alternativo… Por cierto, si tienes la oportunidad de oírlos, a los grupos, son buenos xD… seee, eso digo por que me gusta el bajista XD.. en fin… nos vemos!

Espero saber de ustedes en mi siguiente fic... sea cual sea O.o... xD

Meimi Dowen. 27 Mayo 2005