Capitulo 1: La chica en que me he convertido.

¡Hola! Mi nombre es Sakura Kinomoto, soy una estudiante de secundaria y tengo 16 años. Llevo a cabo mis estudios en la secundaria de Tomoeda, ciudad en la que resido desde que nací. Aún no tengo muy claro lo que deseo hacer en el futuro pero sea lo que sea sé que voy a dar todo de mí para que salga bien. Cada mañana me levanto temprano para ir al instituto, o al menos lo intento ya que me cuesta un poco madrugar por las mañanas. Ago el almuerzo para mi hermano y para mí. Toya, así se llama mi hermano. Es un joven de melena oscura y ojos ceñudos al que por desgracia quiero demasiado. Se la pasa molestándome o haciendo comentarios poco adecuados. Además, tiene un instinto de protección sumamente desarrollado, con decir que no deja que ni un solo muchacho se me acerque... y eso que solo lo hacen como amigos por qué seamos sinceros, nadie se interesaría por mí. ¿Qué por qué? Simple. Soy una muchacha tetiplana, sin caderas ni curvas por ningún lado, llevo gafas y además soy demasiado alta y larguirucha. Lo único que tengo de bonito, según mi hermano, son los ojos pero claro, con las gafas apenas se ven. ¿Saben? Los ojos los heredé de mi madre, Nadesiko. Ella tenía el par de ojos más hermosos que he visto nunca. En realidad mucho más hermosos y grandes que los míos, decorados con hermosas y largas pestañas. ¡Ojalá yo hubiera salido tan hermosa como ella... Ah claro, que no se lo he comentado! Mi madre era modelo, y no una modelo cualquiera, no... ella salía en las portadas de todas las revistas de moda internacionales. Lucía en todas las fotos finísimos vestidos y costosos conjuntos. Era delicada, fina y elegante. Los medios la describían como "Un diamante en flor" y no era para menos. Tenía una larga cabellera negra que le caía en rizos ondulados y una piel pálida y tersa. Todas sus curvas estaban perfectamente alineadas y lucía en todas las fotos con una reluciente sonrisa. Sí... mi madre era una belleza. Por desgracia murió a mis tres años de cáncer. Mi padre nos contó, a mi hermano y a mí, que sufría leucemia y que hacía tiempo que su cuerpo no respondía a los tratamientos. Murió con 27 años, pero sé que fue muy feliz. Al cabo de cinco años también murió mi padre, Fujitaka Kinomoto. A él le recuerdo mucho más que a mi madre. Era arqueólogo y decano en la universidad. Sabía cocinar a la perfección y también era un manitas con las tareas del hogar, el jardín, los deportes... también vi videos en los que salía bailando con mi madre ¡y que videos! Parecían realmente profesionales. Yo le decía a mi padre que tendrían que haberse dedicado al baile pero él siempre me respondía que para él lo más importante era estar con mi madre, hicieran lo que hicieran en la vida. Se amaban mucho, y yo les amaba mucho también. Toya se parece físicamente a mi padre, aunque claro, él no necesita de gafas y su pelo no es color café como lo fue el de mi padre. Murió como ya he mencionado antes, cinco años después de que mi madre nos dejara. Una noche salió tarde de trabajar, estaba cansado, cogió el coche y se le cruzó un animal en la carretera. Lo único que sabemos a parte de eso es que no tubo tiempo de reaccionar y el coche salió disparado chocando contra un árbol violentamente. Mi padre se golpeó la cabeza y no pudo superarlo. Murió al instante, según los médicos, sin dolor.

¡Pero no voy a ponerme triste! Ahora iré a preparar el desayuno y luego iré a la secundaría. Hoy empieza un nuevo curso y debo llegar a tiempo.

Sakura bajó corriendo la escalera e ingresó a la cocina tatareando una canción. Mientras se ataba el delantal aprisa el aceite se iba calentando en la sartén y la leche en el microondas. Abrió un armario y sacó la masa para hacer unas tortitas y luego cogió un par de huevos del frigorífico.

¡Toya! ¡¿De que quieres las tortitas!- Su voz resonó estridente por toda la casa mientras asomaba la cabeza por la puerta. No hubo respuesta así que cogió aire con fuerza para gritar aún más fuerte cuando una mano aplastó su cabeza por atrás.

No hace falta que grites monstruo, vas a despertar todo el vecindario con esa bocota tuya.- Sakura frunció el ceño con enfado para propinar luego un golpe con su pie en la rodilla de su hermano.

No soy un monstruo.- Toya estaba gimiendo de dolor para total satisfacción de Sakura.- Si no me dices de que quieres las tortas te las doy a puntapiés.

¿No sabes ni preparar unas tortitas sin causar estragos?- La muchacha levantó nuevamente el pie pero esta vez su hermano la pilló a tiempo cogiendo su pierna al vuelo. Pero un poco de masa cayó al suelo haciendo que resbalase y acabaran ambos en el piso. Se miraron doloridos y sin poder evitarlo empezaron a reír a carcajadas. Estaban cubiertos de masa de torta por todos lados. – Creo que hoy tendrás que preparar otra cosa.

Creo que hay un poco de beicon en la nevera, ¿te apetece con los huevos?- Toya acarició cariñosamente la cabeza de su hermana pequeña. – Prepares lo que prepares sabrá como mil demonios, los monstruos no saben cocinar.

¡Ya deja de molestarme hermano! ¡Sabes que cocino bien!

Algo tenías que saber hacer...

Anda cállate y limpia esto mientras acabo el desayuno o no llegaré a la secundaría.

Toya es medico y ha sido quien ha cuidado de mí desde los ocho años. Él tenía dieciocho recién cumplidos, pero trabaja y estudiaba a la vez y con la herencia que nos dejó mi padre pudimos salir adelante. Yo le quiero mucho.

Venga monstruo date prisa que mis tripas están rugiendo.- Aunque a veces me pregunto por qué...

Bien... tras haber acabado por fin el desayuno ahora ya estoy camino a la secundaria Tomoeda. Cuando era pequeña hacia el recorrido con patines, pero ahora me he acostumbrado a ir en bicicleta. Ya es suficiente tener esta pinta de cría como para encima hacer cosas de niña. La vestimenta de nuestra secundaría es bastante bonita. Ahora que hace calor llevamos una camisa de manga corta de color azul celeste con una corbata azul marino que tiene solo una rayita en el mismo color que la camisa. La falda es bastante corta (demasiado para mi gusto) y plisada, también en color azul marino. Luego solo llevamos unos calcetines claros en color celeste y unas merceditas a conjunto con la falda y la corbata. (para quién no lo sepa las merceditas son un tipo de zapato). Todos los chicos de mi instituto adoran la falda del uniforme. Se sientan en las escaleras haciendo ver que charlan pero lo que en verdad les interesa es mirar por debajo de las faldas cuando pasan las chicas. Por eso casi todas llevamos unos pantalones ciclistas debajo, a mí me resultan la mar de cómodos para ir en bicicleta, aunque dudo que nadie intente mirarme a mí. ¡OH! Ya veo el edificio y ¡ah! Ahí esta Tomoyo.

Ella es Tomoyo Daidouji, va a mi misma clase y nos conocemos desde la guardería. Se podría decir que prácticamente hemos pasado toda nuestra vida juntas. Es mi mejor amiga además de ser algo así como mi prima ya que su madre y la mía lo eran. Tomoyo es una de las chicas más populares de la escuela. ¿Ven su hermosa cabellera negra? La lleva tan larga en honor a mi madre. Sonomi Daidouji, la madre de Tomoyo, quiso que su hija se pareciera a mi madre Nadesiko porqué así podía acordarse de ella todos los días. La quería mucho y aún la echa muchísimo de menos. Pero siguiendo con Tomoyo. Ella tiene todo lo que yo siempre he deseado. Hermoso rostro, bellas líneas, ojos profundos y misteriosos, piel suave y blanca... pero sobretodo tiene una dulzura y carisma que la hacen ser muy especial. Tiene adicción por la moda y también gusta de filmar todo cuanto puede, en especial a mí, aunque yo no entiendo por qué lo hace, si yo no tengo nada que merezca la pena filmar. Tomoyo es como un palmo más baja que yo, aunque no es bajita, sino más bien soy yo la que se pasa de alta.

¡Buenos días Sakura-chan!- ¿La han oído? Hermosa voz ¿no es así?. Tomoyo también posee una voz digna de los más bellos ángeles. Canta en el coro y gana todos los concursos a los que se anima a participar. Ella dice que no es para tanto, pero claro esta que la modestia es una más de sus tantas virtudes.

¡Buenos días Tomoyo-chan!- Le sonrío como siempre, de oreja a oreja, y ella me responde con una dulce sonrisa. Todas las mañanas son así. Bueno... todas las mañanas en las que consigo llegar temprano...

Buenos días Saku-chan, Tomoyo...- ¡OH! Aquí esta él. Shaoran Li. Al igual que Tomoyo lo conozco desde que tengo memoria y juntos hemos pasado las mil y una aventuras. ¿Ven mi sonrojo? ¿Notorio verdad? Así es, Shaoran Li es también mi primer amor, o debería decir, mi amor platónico.

Cuando éramos críos siempre salíamos a jugar a un bosque muy cercano al parque ueno. Se decía que allí habitaban espíritus y que a veces sucedían cosas malas. Yo, que siempre he sido una miedosa nata, me cogía a su camisa a la que oía algún sonido extraño y no me separaba en horas. Él acostumbraba a reírse de mí y yo me enfadaba, pero luego siempre era amable conmigo, en realidad siempre lo ha sido... Lo amé desde el primer momento que lo vi, estoy segura de ello, pero no fue hasta hace dos años que me di cuenta. ¿Por qué? Simple... fue hace dos años que las chicas empezaron a mostrar interés por él, y él por ellas. Yo me enfadaba cuando lo veía sonreír con alguien que no fuéramos Tomoyo o yo, y me entristecía cuando no volvíamos juntos a casa por qué tenía cosas que hacer. Pasé en ese estado de medio-enfado, medio-triste durante un par de meses y no sé como pero me di cuenta. Cuando me sonreía se me olvidaban todos los problemas, cuando jugando me cogía en sus brazos o me hacía cosquillas se me aceleraba el corazón y mis mejillas se tornaban rosadas, ¡qué digo rosadas! ¡Moradas! Y un día, simplemente, lo supe; le amaba, le amaba como jamás podré amar a nadie más. Pero jamás se lo he dicho. ¿Cómo podría? ¿Acaso no le ven? El cabello le cae por la frente en mechones color chocolate, sus cejas son firmes y sus ojos profundos océanos ambarinos. Tiene la piel sensualmente bronceada y una sonrisa devastadora, cuando se digna a sonreír claro, porqué la verdad es que cuesta arrancarle una sonrisa. Pero yo siempre lo consigo con mis payasadas, incluso le provoco carcajadas a veces con mis monerías. Además Shaoran tiene un cuerpo perfectamente desarrollado, demasiado en realidad para la edad que tiene. A pesar de ser una chica alta él me saca una cabeza y tiene brazos y piernas realmente fuertes. Es normal que las chicas babeen por él por qué Shaoran es... es... simplemente... perfecto... Junto con Tomoyo son los ídolos de la escuela y bueno yo... soy simplemente la amiga de los ídolos de la escuela. Siempre que se me acerca un chico es para conseguir el teléfono de Tomoyo, y si es una chica el de Shoaran. No es que yo sea una chica impopular, no, eso no, no me quejo en realidad. Tengo muchos amigos pues soy muy extrovertida, pero sólo me ven como tal, una amiga... Al igual que Shaoran. Bueno... tal vez no... él siempre dice que me ve como a una hermana pequeña. Tal vez porqué es dos años mayor que yo. Este año empieza la universidad, pero como es contigua a la secundaría Tomoeda podré verle igualmente todos los días.

¡Buenos días Shaoran-kun!- Le saludo efusivamente como siempre y reprimo uno de mis sonrojos causando la risa de Tomoyo que le saluda amablemente.

Veo que has logrado levantarte temprano gatita.- Ya estamos con el mote... A los diez años, yo entonces tenía ocho, Shaoran decidió que me pondría ese mote, "gatita", decía que era perfecto para una mandrosa remolona como yo. Pero yo no le veo el parecido, los gatos son muy astutos y yo soy una inocentona que se lo cree todo... si aún me creo las historias que cuenta Yamasaki... pero en fin. No puedo protestar si me lo dice mi Shao, se que lo hace con cariño, al igual que el baka de mi hermano, aunque a él si que no le perdono.

¡Hai! Logré levantarme por esta vez. A partir de ahora me esforzaré en ser puntual.

Dudo que lo logres gatita, eres remolona por naturaleza.- Vale... ahora si que no puedo evitar fruncir el ceño... por mucho que sea él quién lo diga.

¡Deja de meterte conmigo!

Nunca, es lo único que me divierte de estar contigo.- Le saco la lengua infantilmente y sigo mi camino con la bicicleta hasta el parking. Vale, le adoro, pero a veces es tan... tan... pesado. Aunque aún no llevo separada de él dos segundos y ya me arrepiento de haberme ido. En cuanto aparco la bici corro para alcanzarles pero solo veo a Tomoyo.

¿Y Shaoran?

Tenía prisa así que se ha adelantado.- Dejo escapar un suspiro. Odio cuando se va sin despedirse.- ¿Le has visto en vacaciones?

Claro, pero ya no es como antes que quedábamos todos los días. Ahora siempre tiene "cosas que hacer". Me pregunto que serán esas "cosas" a las que se refiere siempre.

Puede que este saliendo con alguien.- Al momento en que ha dicho esto he sentido como mi corazón daba un vuelco y el color se me iba del rostro. Tomoyo rectifica rápidamente notando al instante que se le había escapado un comentario muy desafortunado para mí.- Aunque no lo creo... nos lo habría dicho... además... no sé... no parece interesado en ninguna...

No sé...- Es en estos momentos en los que me siento aún más desastre de lo que soy. Y es cierto, el siempre ha estado cuidando de mí. Soy una niña para él, su hermanita pequeña, su gatita. Jamás podría verme como una chica, y en realidad lo entiendo, luzco como una cría. Tuve que arreglar dos veces el uniforme para que me quedara bien de pecho y cintura. Soy demasiado delgada y tengo dos palos por piernas.

Vamos Sakura-chan, por un día que llegas puntual apresurémonos. Quiero hablar con todos antes de que nos presenten el nuevo curso.

¡Sí!- Sonrío como siempre y las dos corremos hasta el aula.

Ha sido sin lugar a dudas un día largo. Nos han presentado a tantos profesores nuevos que siento que la cabeza me va a estallar. Además, han mezclado nuestras clases y hay un montón de alumnos nuevos que no conozco de nada. Demasiados nombres que recordar para una cabeza tan hueca como la mía. Si a eso le sumamos el itinerario de este año, en concreto el de mates, creo que el dolor de cabeza aumenta.

En fin Sakura-chan, debo irme ya. ¿Te acompaño un trozo?- Tomoyo siempre tan amable.

No es necesario, tu casa queda muy lejos de la mía, no hace falta que rodees camino. Puedo volver sola.

Como quieras. Nos vemos mañana.

Sí, hasta mañana Tomoyo-chan.- La despido con la mano mientras cojo la bicicleta. Ella se va andando. Su casa no queda lejos de la secundaría. Al contrario que la mía, que esta a unos dos kilómetros más o menos. Por eso cojo la bicicleta. Miro hacia atrás. La universidad se levanta majestuosa al lado de la secundaría Tomoeda. Ya apenas quedan estudiantes por allí.- Shaoran debe haberse ido ya...- Dejo escapar un suspiro y empiezo el camino de vuelta a casa. Siempre me distraigo mirando el paisaje y contemplando los comercios por los que paso, pero hoy no tengo demasiadas ganas. Realmente me ha fatigado la jornada. Ahora lo único que quiero es llegar a casa, preparar la cena y disponerme a dormir. Mañana será otro día y tal vez pueda hablar un rato con él... hoy no he podido... ¿Desde cuando esta tan ocupado Shaoran?

¡Por fin en mi habitación! Ya he recogido la cocina, hecho la colada y limpiado la planta baja, creo que mañana haré la de arriba... mi hermano ha llegado también muy cansado, pero aún así me ha ayudado a recoger todo, siempre lo hace, por mucho que trabaje. Ahora debe estar en el despacho revisando los informes de sus nuevos pacientes, realmente creo que trabaja demasiado. Desde niño siempre ha sido muy responsable, en contraste conmigo que no se me da demasiado bien el tema... yo soy más bien alocada e imprevisible. Creo que me levantaré y le prepararé una taza de leche bien calentita. Sí, eso haré. Pero ¿eh? Sonrió para mí misma. Un ruido en mi ventana ha parado mis pasos. Mi corazón da un brinco de contento y salgo apresurada para asomarme a la ventana. Ahí esta... siempre tan guapo. ¿Por qué le sienta tan bien el verde? Bueno... en verdad le queda bien cualquier cosa que se ponga pero cuando va de verde...

Buenas noches gatita.

¿Qué haces aquí tan tarde?- Él me sonríe. Como adoro que lo haga.

¡Baja!

Es muy tarde- ¿Y qué? Si me muero de ganas de verle. Si estoy ya pensando donde he dejado mi jersey para bajar a su lado.

Eso no importa, no puedo dormir, y si yo no puedo dormir, tú tampoco.- Le miro ceñuda.- ¿Dormir? ¡Vaya forma de desperdiciar el tiempo pudiendo estar contigo! ¡Claro que bajo! Cojo el jersey, unas bambas y salgo pitando. Pero... ahora me acuerdo de algo...

Un momento, tardo un minuto.

Tras unos minutos en los que hago lo que tengo que hacer bajo por el árbol que esta junto a mi habitación para que mi hermano no se entere de mi ausencia. Hace tantos años que lo hago que ya no necesito siquiera mirar donde están las ramas. Y allí esta Shaoran, mirándome con una cara fingida de molestia.

¿Por qué has tardado tanto?

Tenía que hacerle una taza de leche a Toya, ha venido muy cansado y esta leyendo unos informes. No quería que se acostara muy tarde, así que le he llevado un poco de leche con miel para que se relajara y le entrara sueño. Nunca falla.- le sonrío y él me devuelve la sonrisa con ternura. ¿Por qué tiene que sonreír así conmigo? Se le ve tan... tan... ¡tierno!

No se porqué te preocupas tanto por el baka de tu hermano.

Ni yo.- le cojo del brazo como siempre y ambos montamos en su bicicleta. Ya sé a donde vamos. Todas las noches que me viene a buscar, que últimamente son mucho menos frecuentes, vamos al templo Tsukimine. Hay un hermoso lago en los jardines y nos sentamos bajo la copa de un árbol a hablar de todo lo que nos apetece. Adoro esas noches... las espero con impaciencia y se me hacen cortas.

Ahora estamos bajando la carretera que nos deja justo en la entrada. Tiene una pendiente bastante pronunciada así que siempre tengo que aferrarme a su cintura por tal de no caer. No puedo describir la sensación que tengo al rozarle. Solo son un par de minutos, pero son los mejores del día. Puedo sentir su masculina fragancia y fantasear con la idea de estar siempre así, abrazada a él. Pero el tiempo transcurre rápido, y me veo obligada a soltarle demasiado pronto. Entra veloz con la bici al templo, estoy acostumbrada a su forma de conducirla pero creedme, jamás podré evitar que el estomago me suba a la boca cuando esquiva a esa velocidad los árboles del templo. Y al fin llegamos. El lago. Es tan hermoso... aunque a veces creo que si lo veo tan perfecto es por qué estoy con él. Shaoran deja la bici en el suelo con cuidado y se sienta en nuestro árbol. Tras su espalda quedan dos nombres grabados en la corteza, los nuestros. No están entrelazados ni hay ningún corazón no se crean (aunque me gustaría...) sólo están allí escritos junto a la fecha del día que encontramos ese lugar, nuestro lugar especial. Yo me acerco al lago y rozo con mis dedos las aguas cristalinas. No tardo en apartarlos mientras dibujo una mueca.

¡Esta fría!- Oigo la risa de Shaoran a mis espaldas y no puedo evitar sonrojarme. ¡Siempre me comporto como una niña! En realidad lo que más deseo es sentarme junto a él, muy cerca, y así poder notar su calor, pero me quedo allí, intentando calmarme. No sé si puedo permanecer cerca de él sin decirle todo. Son muchas las veces en las que he pensado en confesarle lo que siento. Pero tengo miedo de que todo se estropee, de asustarlo y que nuestra amistad se desvanezca ante mis ojos sin poder hacer nada para evitarlo. Pero el impulso esta ahí, y tengo miedo de que algún día se me escape y cause un desastre que nunca podría reparar.

¡Claro que está fría! Las noches aún no son tan cálidas por mucho que estemos en abril.- Shaoran se levanta y se sienta a mi lado. Le miró y le saco la lengua infantilmente de nuevo. – ¿Seguro que no tienes frío con ese jersey tan fino que llevas?- Miró mi ropa. He cogido un suéter de color rosa pálido y debajo solo llevo unos téjanos piratas. Pero no siento ningún frío, no al menos cuando estoy con él.

Estoy bien, no te preocupes.- Él me sonríe de nuevo.- Estas sonriendo mucho hoy... ¿ha pasado algo nuevo?- Entonces pasa algo que jamás había visto antes en él. ¿Su cara se ha puesto roja y ha desviado la mirada avergonzado?- ¿Ocurre algo Shao?

En realidad... Sakura ¿prometes que jamás lo contarás a nadie?

¿Acaso aún no confías en mí?- Él me sonríe y se acerca más a mí. Parece emocionado. Jamás había visto a Shaoran así. Tiene el rostro iluminado y una sonrisa de oreja a oreja. ¿Dónde está su ceño habitual?

Pues verás Sakura... en realidad no se como empezar... pero si no se lo cuento a alguien explotaré.

¿Tú? ¿El siempre introvertido Shaoran al que tengo que darle de puntapiés para sonsacarle algo?¿Tú queriendo contar algo por propia voluntad? Madre mía esto es gordo.

¡Ah! Ya déjalo Saku si no quieres no te lo cuento y punto, creo que algún animalejo de por aquí podrá escucharme mejor que tú.- Le cojo amigablemente del hombro y lo giro mientras me río con fuerza ante su fingido berrinche.

Vale, vale. Sólo bromeaba. Es que se te ve cambiado... no sé...

¿Sí?- Ahí va otra vez ese sonrojo. Esta muy gracioso así todo rojito, parece un farolito de navidad. ¿Me pondré yo así también al verlo? Un segundo... ¿pero por qué se sonroja ahora de repente cuando no lo ha hecho nunca? ¿Qué le da tanta vergüenza?

¡Y bien... tanto misterio me esta matando! ¿Has visto un fantasma en la universidad, a un profesor abusando de una alumna, has matado a alguien y la culpa te esta acechando o...?

¡Quieres dejar de decir bobadas Sakura! Si callaras podría contártelo gatita.- Ahora soy yo la que me sonrojo. Así que solo le miro fijamente y asiento con la cabeza. El viento mueve sus cabellos despeinándolos un poco más, los ojos le brillan con la luz de la Luna y con esa cara tan roja casi puedo decir que tiene luz propia. – Verás Sakura... es que hoy en la universidad he conocido a una persona.- Él me mira vergonzosamente pero yo no logro entender nada.

Ajá.- le doy una señal de que le estoy escuchando para que prosiga, pero por alguna razón parece resultarle difícil.

Y bueno... es... bueno... que me ha parecido alguien especial...

Sí...

Y bueno... nos hemos puesto a hablar... y nos hemos caído bien... y en fin.. bueno pues esto...- Mis nervios estaban ya que no podía más.

¡¿Shoaran quieres dejar de balbucear de una vez y contarme que pasa?¿Qué hay de raro en hacer amigos nuevos!- Él me mira con una sonrisa entre tímida y avergonzada. Ahora si que no entiendo nada.

Es que no se trata de eso Sakura... creo que... ¡creo que me gusta!- Mi corazón dio tal salto que creo que mi cuerpo entero ha dado el bote. No entiendo nada... ahora sí que estaba perdida en la confusión. ¿Qué le gusta? ¿Esa persona le gusta? ¿Me esta hablando que le cae bien o quizá...?- ¡Tendrías que verla Saku! Es la chica más hermosa que jamás he visto y tiene una sonrisa de un valor superior a un millón de dólares.- A cada palabra que dice el corazón se me va acelerando, noto que el color de mi piel ha pasado de pálido a realmente pálido, y mis manos están sudando a mares a pesar de tenerlas en contacto con la fría hierba.- Su nombre es Rika Sasaki y estudia también arquitectura. ¡Te encantará! Tiene...

¡Un momento un momento! A ver que me aclare... ¿me estas diciendo que has ido hoy a la universidad, por primera vez en tu vida, has entrado en clase, has conocido a una persona, una chica, has hablado con ella un rato y te has enamorado de ella?.- Mi corazón quería salirse de mi boca tan rápido como me habían salido esas palabras.

¡NO!- Una sensación de alivio me recorrió por entera- es muy pronto para hablar de amor Sakura, pero... me gusta... me gusta mucho... Me siento ridículo diciendo todo esto.- ¡Ay dios, me he tranquilizado demasiado pronto.- Pero Saku... cuando la veas lo entenderás. Tiene unos hermosos ojos marrones, un pelo suave y sedoso que forma su hermosa media melena castaña. Tiene una voz dulce y melodiosa y una sonrisa... o Saku deberías ver su sonrisa. Iluminaría hasta el lugar más oscuro de la tierra. – Shaoran esta tan inmerso en su mundo de perfección que no se da cuenta de mi cara en estos momentos. Pero sé que luzco espantosa, es decir, más de lo habitual. Noto los pedacitos de mi corazón cayendo lentamente desde mi plano pecho hasta él estomago donde se retuercen provocándome vértigo. Me siento mareada de repente y por un instante tengo la necesidad de apartar la mirada de su emocionado rostro para clavarla en el césped. Ha conocido a una chica... le ha bastado sólo un día para sentir todo eso por una persona. Jamás había visto tanta felicidad en su rostro y debería alegrarme mucho por él. Esta tan feliz que casi contagia alegría, casi, por qué a mí me ha robado la poca luz que sentía en mi fastidioso día. – ¿Sakura estas escuchándome?- La mención de mi nombre me hace volver a la realidad y al mirar sus ojos me apresuro a fingir una sonrisa. Una demasiado grande pero que parece funcionar.

¡Claro! ¡Me alegro mucho Shao! Pareces... feliz...

¿Feliz? ¡Mucho más que eso Sakura! No sé describir la sensación que tengo.. pero cuando la veo... cuando la miro...

Sientes que el corazón se te oprime a la vez que un torbellino de mariposas acarician tu estomago mientras la más profunda de las alegrías nace en tu interior. Y crees que te podrías pasar el resto de tu vida solo mirando su rostro y sintiendo su voz.- Las palabras han salido de mí solas pero enseguida noto por el rostro de Shao que me he pasado.- Es un suponer...

¿Acaso tu también sientes algo por alguien gatita?- Su sonrisa es maliciosa, sé que solo esta jugando, pero en este momento siento unas inmensas ganas de gritarle que le quiero, que siempre le he querido, solo a él y que la sola idea de que este interesado en una chica me destroza por dentro y quema mi ser como las mismas llamas del infierno lo harían.

¿Yo? Anda ya Shao, ya sabes que soy una cría y que no me interesan los hombres ni yo a ellos. – Intento parecer tranquila y bromear para así poder empujarle amistosamente y alejar mi mirada de él. Pero en un veloz movimiento se acerca aún más a mí y levanta mi barbilla con sus dedos obligándome a mirarle a los ojos.

Jamás vuelvas a decir eso. Sakura... tú eres mi mejor amiga, una persona muy especial y con un corazón grandioso. Algún día alguien te descubrirá y te amara profundamente por ser quien eres. No digas que ningún hombre se interesa en ti por que ya verás como dentro de poco alguno conseguirá arrancarte todos y cada uno de tus suspiros.- Madre mía... ¿por qué tiene que mirarme tan fijamente con esos ojos tan serios? Esta tan cerca y a la vez tan lejos...

Gra...Gracias...sé que algún día... alguien se fijará en mí...- Él me sonríe y se levanta veloz dejándome una sensación de frialdad donde antes estaba su calor. Un pequeño viento corre por mi espalda y me provoca un escalofrío.

Vamos, se hace tarde y vas a coger frío. Además... si no te llevo pronto a casa mañana llegarás más tarde que de costumbre gatita.- Finjo un pequeño berrinche mientras él corre hacia la bicicleta y yo le persigo. Ambos nos subimos a la bici y empezamos el camino de vuelta. Pero mientras subimos la calle y me cojo levemente a su cintura no puedo evitar que un par de lágrimas se deslicen por mis mejillas. Si tan solo supiera que hace mucho tiempo que él roba todos y cada uno de mis suspiros... Shaoran...

Continuará...

Comentarios de la autora: Hola! Una nueva historia! Sí, sí, sé que tengo un montón y que no actualizo y que soy la menos indicada para escribir otra historia. Pero es que cada vez que leo mis historias y veo lo mal redactadas que están me deprimo y no sé como continuarlas. Por eso quiero esforzarme al máximo y les prometo que esta la voy a actualizar muy seguido. Y las otras claro... pero a un ritmo más lento. Al contrario que con mis otras historias esta me sale muy natural porqué tiene una trama muy simple, pero aún así hermosa. Sé exactamente como se siente cada personaje y tengo claro lo que quiero que suceda. Sólo espero que les haya gustado este nuevo capitulo y que me dejen comentarios para saber si les ha gustado y continuarla.

Pst: Le he puesto gafas a Sakura y Shoaran se siente atraído por Rika... no hay magia y además tienen edades y vidas distintas. Como pueden ver no sigue la serie, es una historia paralela en la que uso los personajes de Card Captor Sakura que adoramos todas. Aún faltan muchos por salir, no se lo pierdan!

Un beso, con mucho cariño, Carrie.