Capítulo 12

Estuvieron así por unos segundos, hasta que el grito de enojo de Koike los hizo reaccionar.
-¡PAOLA! –exclamaba por el micrófono- Dónde te has metido¡te requerimos en el escenario!
-¿Eh? –murmuró Paola separándose de Kojiro -Perdóname, yo...-quiso decir Kojiro, pero la muchacha se lo impidió poniendo su dedo índice sobre sus labios -No digas nada, no me arruines esto –le pidió Paola sonriéndole con cariño y dándole un tierno beso en los labios antes de marcharse

Paola entró en el salón, todavía con el corazón que le latía a mil por hora debido a lo que acababa de ocurrir, cuando una luz la cegó.
-¡Y aquí está señores! –exclamó Koike triunfal- ¡Por fin apareció la reina del baile!
-¿Que yo qué? –preguntó Paola contrariada, mientras sus compañeros la empujaban hacia el escenario -Felicidades Pao –dijo Naoko sonriente- Tú y Ken ganaron.
-¿Qué?

Pero no tuvo tiempo para que su amiga le explique nada, ya que en un dos por tres se hallaba en medio escenario, parada frente a todos sus compañeros de colegio (bueno, al menos los que ya tenían edad para estar allí) y le estaban colocando una linda tiara y le regalaban un ramo de rosas rojas.
-Creo que fueron más de tres votos –comentó Ken divertido, colocando el ramo de rosas de su amiga sobre el asiento que le correspondía y la tomaba de la mano para ir a bailar el vals de honor -Voy a matarlos... –amenazó Paola avergonzada

La pareja salió a bailar, siendo observados con embeleso por muchas miradas curiosas, más que todo femeninas. Entre el tumulto de gente reconoció a Kojiro, que los miraba atentamente.
-¿Y? Se lo dijiste o no –le preguntó Maki interesada -Sí, se lo dije –confesó Kojiro satisfecho -¡Qué buena noticia! –se alegró Takeshi al oírlo -Pero ella y yo sabemos que no podemos herir a Ken –siguió Kojiro con un dejo de tristeza al ver a su amigo sonreírle a Paola- ¿Vámonos, sí?

Kojiro, Maki y Takeshi se fueron. La fiesta continuó hasta pasada la media noche, cuando todos se vieron obligados a retirarse. Paola, entre contenta y extrañada, regresó a su habitación, en el que se apresuró a acercarse a su ramo de rosas blancas "coleccionadas" y las acarició con cariño. Su celular sonó y contestó.
-¿Hola? –contestó sonriendo, pensando que de seguro Touya la estaría buscando porque le había dicho que allí estaría esa noche, y había olvidado llevar su teléfono -Tu voz puede alegrar mis noches más oscuras y llenar de alegría mi vida –dijo una voz ciertamente melosa del otro lado del teléfono, que borró de inmediato la sonrisa de la muchacha -¿Qué cara...mbas quieres? –espetó Paola furiosa -Me alegra saber que regresarás a Alemania, por cierto ¿recibiste mi regalo?
-Cuál regalo -El que te mandé, sé que a ti te encanta la plata, más que el oro -¿Fu...fuiste tú? –preguntó Paola sorprendida -Claro¿quién más creías que era?
-Alguien que valiera la pena –respondió la muchacha mordazmente -¡Vaya! Noto que aun estás algo molesta conmigo -¡No seas cínico Schneider! –refunfuñó Paola, deshaciéndose con una mano el moño de su cabello- ¿Y por qué dices que regresaré a Alemania¡De Japón no me muevo!
-Ja, tus padres no opinan lo mismo...

Antes que tener que seguir escuchando al alemán, Paola prefirió colgarle y descargar su rabia arrojando sus almohadas hacia todos lados.
-¡Vaya! Casi me das –se quejó Yuuki- ¿Qué ya no quieres que compartamos contigo la habitación?
-Oh, lo siento muchachas, no fue mi intención...

Paola no pudo conciliar el sueño, las palabras de Karl horadaban su cerebro cada vez más ¿a qué se habrá referido?.

A la mañana siguiente despertó con unas ojeras de tamaño descomunal, aun así bajó a desayunar. Cuando estaba por entrar al comedor la regente le dijo que tenía visitas. Algo más animada, pensando que sería Touya, se fue rápidamente a la Dirección. Grande fue su sorpresa y desilusión al descubrir que sus padres, junto a Genzo y Kenji, eran los que la esperaban.
-¿Qué hacen aquí? –les preguntó Paola cuando hubo reaccionado del shock -Primero buenos días –le reclamó su madre malhumorada -Nos alegra verte, aunque por lo visto no compartes el sentir –comentó su padre indignado -BUENOS DÍAS PADRE Y MADRE y "hermanitos" –exclamó Paola casi sarcástica- ¿Ahora puedo saber qué hacen aquí?
-Vinimos a recogerte –respondió su madre sin inmutarse -¿Para qué?
-Vendrás con nosotros a Alemania –explicó su padre impasible -Ja¿están bromeando verdad? –preguntó Paola nerviosa- ¡Yo no me quiero ir!
-Pues lo harás jovencita –le dijo su madre, que estaba empezando a enojarse- ¡Ya nos enteramos que tú y Touya han estado diciendo cosas horribles sobre la familia!

Un buen rato se escucharon gritos de Paola en la Dirección, diciéndole a Genzo y Kenji su vida en verso y negándose rotundamente a irse con sus padres. Pero ellos la amenazaron con no volver a dejarla ver a Touya si no se iba con ellos. Sin más remedio, y muy triste, aceptó con un silencio total. Sin dejarla despedirse se la llevaron, mientras Genzo se sentía algo culpable porque quería mucho a su "hermanita", algo rebelde, pero era su hermanita.

En el comedor, sus amigos la esperaban, para empezar con la sarta de bromas que ya le había tocado a Ken soportar.
-¡Oh, gran soberano¿Quieres que te sirva otra taza de café? –se burlaba Koike, dramatizando )
-Ya párenla, que no tiene gracia –dijo Ken impaciente :
-Buenos días –saludó Kojiro sentándose a la mesa -Hola capitán –lo saludó Kazuki- ¿Viste por ahí a Paola?
-No, no la vi -¿Buscan a Paola? –les preguntó Yuuki como quien no quiere la cosa- La regente le dijo que tenía visita y se fue a la Dirección -¿Creen que...? –dudó Ken pensativo- ¿Genzo y Kenji volvieron?
-No lo creo –respondió Koike despreocupado, pellizcándole una mejilla- No te acongojes querido rey

El desayuno transcurrió sin mayores comentarios, ya que concluyeron que por el tiempo que se había tardado quizá su amiga la estaba pasando bomba con Touya, que tenía que ser su visitante. No se imaginaban que ella iba rumbo al aeropuerto, de regreso a Alemania. :(

Durante toda la tarde de ése domingo no la vieron y nadie sabía de ella. Hasta que llegó la noche y la preocupación los volvió a invadir.
-¿Dónde estará? –preguntó Kazuki preocupado, sentado en una de las gradas -No puede ser que nadie sepa dónde está –lo secundó Ken pensativo -¿Y si Sawaki y ése grupo de zopencos la raptaron? –propuso Koike alarmado -Koike... –le advirtió Kawabe- Deja de alucinar con tu animé.
-Para tu información –se indignó Koike- Eso le escuché en una novela -¿Qué hacen aquí muchachos? –les preguntó el conserje curioso -Esperando a Paolita Wakabayashi –contestó Kazuki apenado -Pues pierden su tiempo –les explicó el hombre- Esta mañana su familia se la llevó, según oí, de regreso a su país -¡QUÉEEEE! –exclamaron todos los presentes al unísono -No, no puede ser ¡dinos que es una broma! –le exigió Kazuki tomándolo de la camisa -Cálmate muchacho –le pidió el conserje zafándose- ¿Por qué haría un broma tan pesada? Es cierto, la secretaria me comentó que sus padres vinieron a recogerla y que se fueron a Alemania -¿Quién se fue a Alemania? –preguntó Kojiro, que desde la mañana tenía un mal presentimiento -Paola... –alcanzó a decir Ken en un hilo de voz, mientras el conserje se marchaba, mirándolos con pena -No puede ser –murmuró Takeshi entristecido

Enfurecidos, y al saber ya que no tenía sentido esperarla, sus amigos se fueron retirando a sus habitaciones, no sin antes exclamar una serie de improperios contra toda la familia Wakabayashi.
-Debiste hacer algo –le reclamó Ken seriamente a Kojiro, cuando sólo él, Kazuki y Takeshi quedaron -¿Yo por qué? –preguntó su amigo confundido -¡Deja de hacerte el desentendido! –exclamó Ken molesto- ¿Crees que me chupo el dedo¡Hace mucho que me di cuenta que a ti te pasan cosas con Paola!
-¿Cómo? –preguntó Kazuki sorprendido -Así es –aseguró el portero japonés- Es más, ayer yo los vi en el jardín, y no me entrometí, porque sé que sería inútil -Inútil por qué –preguntó Kojiro resuelto -Porque ella me demostró que no puede quererme como yo quiero que me quiera (bah, me salió trabalenguas :)) –admitió el muchacho con algo de tristeza- Ella te quiere a ti Kojiro, y tú la quieres a ella ¿por qué no se lo dijiste y quedaron así? Al menos sabiendo que era correspondida ella hubiera luchado por quedarse -¿A ti también te gusta Paola? –preguntó Takeshi confundido -No Takeshi, yo quiero a Paola –explicó Ken sin dejar de mirar a Kojiro como culpándolo- Por eso no la lastimaría, tampoco la obligaría a que me acepte, sabiendo que eso no la haría feliz -¡Yo no tengo la culpa! –se defendió Kojiro- ¡No podía hacerte eso!
-¡Hacerme qué! –preguntó Ken confundido -¡Traicionarte, ESO, TRAICIONARTE!
-Ja, vamos Kojiro, tú no me traicionarías –aclaró Ken calmándose un poco- Traición sería que te negaras lo que sientes y fingieras que no te pasa nada, lastimando a Paola, eso sí sería una traición -No quería herirte.
-Me dolió, lo acepto, pero más me duele verlos separados, y que tú no hagas nada por impedirlo –concluyó Ken, marchándose

Toda esa semana el curso de los amigos de Paola parecía un velorio. Apenas hablaban, y entre Kojiro y Ken se había establecido una especie de muro invisible: fingían no verse y se evitaban a como de lugar. Ken aun lo consideraba culpable por omisión y Kojiro se sentía ofendido por ser injustamente acusado. Cuando Touya se enteró que se habían llevado a su hermana furtivamente, se molestó tanto que inició una batalla legal contra sus padres, aunque sabía que no tenía muchas posibilidades de ganar.

Una noche, mientras dormían, la puerta se abrió sigilosamente y una sombra se acercó lentamente hasta quedar junto a Kojiro. El muchacho no se percató de nada, cuando sintió un roce en la mejilla, que creyó era una mosca y trató de espantarla con una mano, pero no resultaba.
-Pero qué... –murmuró Kojiro de mal humor, entreabriendo los ojos -Hola –saludó alguien en un susurro, dándole sin previo aviso un suave beso en los labios- Volví.
-¿Paola? –preguntó Kojiro emocionado, incorporándose en su cama -Shhh, no los vayas a despertar –le advirtió la muchacha con una sonrisa, indicándole con un gesto de la cabeza al resto de sus amigos que dormían plácidamente -¿Pero cómo.
-Mis padres me obligaron a volver a Alemania, y allí estuve aprisionada una semana –contó la muchacha, sentándose junto a él- Pero...resultó que mi hermano tenía conciencia, y me ayudó a escapar para regresar a Japón -¿Genzo?
-Ahá, Genzo.
-Me alegra tanto que hayas vuelto –confesó el muchacho sonriendo -A mi también –lo apoyó Ken sonriente, que se hallaba sentado sobre su cama- ¿No piensas saludar a los demás?
-Ups, lo siento no quería despertarlos –se disculpó Paola -Pues entonces deberías ser más recatada y no ponerte a contar tus Paola-aventuras tan noche –le reclamó Kazuki burlón, bostezando- ¿Cómo estás?
-Feliz de estar aquí –respondió su amiga -Entonces –añadió Koike, con la voz medio dormida- ¿Tú y el capitán formalizarán o no?
-No sé –dijo Paola, encogiéndose de hombros- Si él me acepta.
-¿Me aceptas tú a mi? –le preguntó Kojiro mirándola a los ojos -Hummm, no –contestó ella tranquilamente- No...lo dudes

Kojiro le sonrió y la besó, frente a sus amigos que los veían estupefactos, porque jamás se hubieran imaginado una reacción así de su serio amigo.
-Eh... lo siento –se disculpó Kojiro sonrojado -No pues, ustedes síganle –bromeó Ken, sonriendo- Nosotros no estorbamos, nos iremos a dormir a la habitación de Shimano ¿verdad muchachos?
-Como sea –respondió Kazuki tranquilamente, poniéndose de pié y saliendo con un osito en el brazo- ¡Qué! No me vengan a reclamar lo de mi Teddy, Tsubaki me lo regaló.
-Ridículo... –lo espetó Koike saliendo tras él- Ustedes sigan con confianza.
-Bueno, hasta mañana –se despidió Ken, cerrando tras de sí la puerta -¿Seguro que está todo bien? –le preguntó Kazuki a Ken una vez afuera -No del todo, verás, el verlos juntos de esa forma me va a costar un poquito –admitió el muchacho algo triste- Duele¿sabes?
-¿Crees que tomaste una decisión justa para ti? –le preguntó Koike curioso -La justicia absoluta no existe –respondió Ken- Y no todos podemos quedar contentos, pero me alegra que al menos ellos sí lo estén -Yo no sé si podría hacer lo que tú –admitió Kazuki pensativo -Mira, el caso es que ambos son mis grandes amigos –explicó el portero japonés- Y me alegra verlos felices -Mucha lealtad... –opinó Koike, enarcando las cejas -¿Lealtad? Lealtad, mi querido amigo, es velar porque tus amigos sean felices, y porque la persona que amas también lo sea –siguió Ken- Aunque no sea precisamente a tu lado -Lealtad es buscar la felicidad de quien amas, porque si lo amas de verdad... –continuó Kazuki -Debes dejarlo ir... –concluyó Koike sonriendo, aunque no del todo convencido

OWARI

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