Todos los personajes de la serie de Inuyasha pertenecen a la genial Rumiko Takahashi ninguno de los personajes me pertenece a mi aunque lo que diera por poder tener aunque sean los ojos de Inuyasha Ahaaa vv….aclarado esto aquí vamos.

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AROMA

Por Mimi chan

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Epilogo:

Todo el grupo estaba junto en ese momento, Kagome y Kikyou una frente a la otra, en esta ocasión ambas vestían los trajes de sacerdotisa, pero desde la transformación de Kagome no podían ser más distintas, magia, instinto poder rodeaban el aura de Kagome y una belleza exótica casi felina cubría sus rasgos, desde que había logrado su completa transformación al dar a luz a sus hijos, su cabello negro azulado y eléctrico, sus ojos ámbares casi dorados y las peculiares orejas sobre su cabeza, acompañadas por colmillos desarrollados y uñas gruesas y largas le conferían la imagen de una peligrosa criatura salvaje, Kikyou lucía casi pequeña delante de ella, Miroku, Sango, Kirara e Inuyasha estaban algo alejados de ellas, lo que eso era realmente inusual.

- Aquí esta – dijo con su usual tono serio.

Kikyou extendió la perla de Shikon en sus manos y se la dio a Kagome, estaba negra por completo lo que desconcertó un poco a Kagome.

- ¿Por qué no las has purificado? – se apresuró a preguntar

- Ya no es mi labor - dijo sencillamente - hice lo que debía hacer, lo que sabía que pasaría, no más.

Kagome tomó la perla en sus manos, apenas tuvo contacto con ella la perla brilló en su original rosado, era impresionante tenerla de nuevo en sus manos completa, había olvidado la sensación que había experimentado desde la primera vez hacía tantos años.

- Veo que tenías razón – le dijo Kagome tranquila al tener la perla en su poder de nuevo después de tantas desgracias.

- Fue arriesgado – ninguna emoción se dejaba filtrar por sus palabras - aun temía que Naraku fuera lo suficiente fuerte como para poder soportarlo.

- Ven –dijo casi con la misma seriedad – creo que es una historia que todos deben escuchar.

Ambas mujeres se acercaron al grupo, para nadie pasó desapercibida la mirada casi ambienta que Kikyou puso sobre Inuyasha, él cual ya no respondía de la misma manera, era tan extraño de alguna manera, Kikyou que lucia casi todo el tiempo, como si no sintiera nada y al mismo tiempo era tan consolador que Inuyasha la hubiera por fin dejado de mirar igual que ella. El grupo se sentó, todos mirándose y esperando la historia que la sacerdotisa había de contar.

Hacía más o menos un mes, Kikyou había aparecido en la aldea a la mitad de la noche, la primera en advertirlo había sido Kagome, salio en su encuentro y la sacerdotisa le pidió un importante favor, que le diera el ultimo fragmento de la perla de Shikon, le explicó que había encontrado el nuevo escondite de Naraku y que tenía una oportunidad importante para destruirlo, había sido una importante prueba de fe, pero Kagome había accedido a dárselo, con la promesa de que si su plan no funcionaba debía buscar al grupo y descubrirles el escondite de Naraku para terminar esta pelea de una vez por todas.

El grupo se había vuelto de algún modo mucho más fuerte, la transformación de Kagome que la tenía casi al mismo nivel que Inuyasha, y la fuerza adquirida por Sango; de alguna forma ambas al saber que tenían una familia que proteger las hacía más fuertes, sabían que podían derrotarlo, quizás todos por separado nunca, pero todos unidos, con la ayuda de Sesshomaru, al que Inuyasha acudiría por acuerdo con su esposa en el momento indicado y también la ayuda de Kikyou y como casi venganza también la de Kouga.

Pero la batalla no se había dado, Kagome esperó pacientemente el mes entero desde que Kikyou se había ido hasta esa mañana que había regresado con la perla entera.

La historia era increíble. Naraku había estado oculto todo ese tiempo en una montaña llamada Maboroshi, donde había un portal más, parecido al del pozo que lo escondía entre el limite de este mundo y un mundo pasado, al que a pesar de querer llegar por algún motivo no había podido, pero había estado seguro entre las dos dimensiones, se alimentaba del poder de la misma montaña, ella había descubierto su escondite en medio de su solitario viaje, Naraku había jugado todas sus cartas, había absorbido esta vez a todos sus esbirros, consumiendo el poder de todos para lograr hacerse por completo más poderoso, pero digerir toda esa fuerza lo había dejado vulnerable, solo hacía falta un golpe, pero él se mantenía alerta de cualquier tipo de ataque, solo un ataque que no lo pareciera podría pasar, así se presento ella, con el ultimo fragmento de la perla y se lo entrego, la ansiedad quizás de tener la perla completa lo obligó a querer absorberla también, pero la maldad que había acumulado la perla había sido demasiada, quizás a Naraku como un complemento habría podido absorberla, pero así, como partes perfeccionándose había sido imposible, las partes separadas de Naraku habían sido incapaces de soportar todo el poder maligno de Naraku y se habían destruido, todos y cada uno de los demonios que construyan a Naraku murieron y eso destruyo lo que Naraku era, dejando a la maldita perla como lo único sobrante de ello.

- Irónico – dijo el monje budista siendo el primero en hablar, él había sido el primero en saber de la muerte de Naraku cuando había desaparecido la kazzana de su mano derecha – pero al mismo tiempo justo.

- Yo también había supuesto que algo así pasaría – dijo Kagome – pero no tenía el valor de arriesgarme, como dijo Kikyou, Naraku se había convertido en un ser demasiado poderoso, con la perla completa hubiera sido casi indestructible, era necesario encontrar un punto débil, un momento que fuera vulnerable – volteó a ver a la sacerdotisa – has sido muy valiente Kikyou, ninguno de nosotros había salido de…

- Ustedes tiene cosas más importantes que cuidar ahora – la sacerdotisa puso una significativa mirada en el regazo de Sango donde su pequeña hija dormía y se levantó en silencio.

- Kikyou… - quiso detenerla Kagome

- No tengo nada más que hacer aquí – dijo dándole demasiados sentidos a sus palabras – debo seguir mi propio camino.

La sacerdotisa echó a andar, no pudo alejarse demasiado antes de que Kagome la alcanzara y la detuviera.

- ¿Qué vas a hacer ahora? – le preguntó sin rodeos.

- Debo regresar a el lugar al que pertenezco – dijo sin ningún sentimiento en su voz – no tengo nada que hacer aquí.

- Eso no es cierto Kikyou, tienes mucho que ofrecer en este mundo, no eres el único ser sobre natural en este mundo, no hay por que sentirse incomoda por eso – dijo tratando de sonar divertida, la sacerdotisa la miró con una mirada apagada, era obvio que no sabía mucho de ser divertida, al menos no de la forma en la que sabía Kagome – se que a pesar de todo, tu alma sigue deseando hacer lo que hacían en vida, se que has vivido en algunas aldeas cuidando de las personas que lo necesitan, que sigues siendo la misma sacerdotisa de corazón puro que eras¿Por qué no te quedas? – la esperanza sonaba en su voz – estoy buscando el modo de que las almas que has consumido sean capaces de alimentarse a ellas mismas de alguna forma y así no tengas que seguir robando más, se que encontrare la forma y…

- ¿Por que quieres que me quede? – le preguntó con curiosidad - no soy una amenaza para ti.

- Ya no… - dijo sinceramente.

- ¿Tan segura estas de él? – dijo con una expresión casi de reto.

- Si. – dijo con seguridad pero negándose a hablar de él ahora – escucha se que eres una buena persona, y si has regresado a esta vida ha de ser por algún motivo importante no solo por el deseo de Urasue, lo se, más que por Naraku, has vengado tu muerte injusta y aun así aun estas aquí, debe haber algo más, solo quiero que lo descubras, tienes que darte la oportunidad.

Kikyou la miró con una expresión que oscilaba entre la sorpresa y la frialdad, Kagome la miro directamente, ellas dos… ellas dos a pesar de todo eran como una misma, ella misma no hubiese querido irse si tenía la oportunidad de conservar esa vida de alguna manera.

- No te entiendo niña – dijo revelando su confusión en un pequeño casi imperceptible entrecejo.

- Es suficiente que yo me entienda – dijo con una calida sonrisa - por favor, quédate, si no quieres quedarte aquí puedes ir a algún otro lugar, yo lo digo por que quizás no te sientas a gusto junto a Inuyasha.

- ¿O quizás sea que tú no te sientas segura conmigo aquí? – dijo sin más malicia.

- Quizás… – dijo con sinceridad.

- Estoy sitiada en una aldea que esta más allá del rió Ishikari – dijo dándole la espalda – si tienes la solución búscame, no iré a ningún lado por el momento, pero no esperare demasiado.

Kagome no le dijo nada, más una parte de ella estaba contenta de que Kikyou hubiera aceptado de tan buena gana sinceramente pensó que le tomaría mucho más esfuerzo. Merecía una segunda oportunidad, merecía vivir un poco de la vida que Naraku le había robado, quizás de alguna manera también podía cambiar la forma en la que sentía pero eso dependía solo de ella misma.

Kagome regresó junto a su grupo después de hablar con Kikyou, Inuyasha estaba allí esperando por ella, casi suplicante con sus ojos que le dijera que había dicho Kikyou. Cierto malestar se formó en la boca del estomago de Kagome pero lo dejó pasar, Inuyasha la amaba a ella, pero seguía teniendo en el fondo de su corazón amor por Kikyou, ella sabía que ese amor nunca lo abandonaría, pero como había escuchado en una película en una ocasión, Kikyou quizás estaba en un altar, pero ella, ella estaba en sus brazos.

- Dijo que esperara, pero no mucho – respondió a la pregunta silenciosa y los ojos de Inuyasha se volvieron mansos – no te preocupes, estoy seguro que lo encontrare.

Su esposo le pasó un brazo por los hombros y la atrajo a su lado, mientras el grupo entero se echaba a andar.

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3 años después….

El día era precioso esa mañana, un suave y calido viento de verano cepillaba el pasto suave en la tierra, las aves volaban libres en el cielo azul adornado por esponjosas nubes blancas, las mariposas danzaban sobre las flores silvestres, todo era tan pacifico y calmado, bueno casi todo.

- Muy bien los quiero abajo ahora mismo – la joven mujer de kimono rojo estaba aplastando con su pie en las raíces de el frondoso árbol con impaciencia.

Kagome apenas había cambiado en esos tres años, sus facciones seguían siendo casi las mismas de cuando tenía 18 años, podía sentir en ella misma que la longevidad hacia mella en ella, no había sentido casi el paso del tiempo en ella misma, lo que era realmente confuso, por que mientras ella no envejecía al igual que Inuyasha, sus hijos crecían de una forma sorprendente.

- Pero mamá… - dijo el segundo de todos los chicos.

- Hablo muy en serio Dai - dijo alterada - bajen ahora mismo.

- Pero solo estábamos… - quiso alegar otro.

- Ya se lo que estaban haciendo Inuyasha – lo interrumpió deteniendo la diversión que le provocaba la actitud de Inuyasha casi como la de un crió, no, debía mantenerse sería delante de sus hijos - y ya lo habíamos discutido, no hasta que cumplan al menos 5 años.

- Pero Kagome… - quiso reclamar su esposo.

- Nada de pero, me entiendes - dijo con un tono de voz que hacia pensar que estaba molesta y apuntando enérgicamente el piso con el índice - los quiero a los tres aquí abajo AHORA.

Resignados Inuyasha tomó a los dos cachorros en brazos por la cintura y bajo del árbol. La joven hanyou hembra miró a sus tres chicos con dureza sobre todo a su esposo, extendió las manos y los chicos empezaron a extender bombas de humo y palos largos para pelear.

- Lo sentimos mamá – dijeron los dos chicos mientras entregaban sus armas - nosotros se lo pedimos a papá.

- Lo se niños – dijo más tranquila cuando le dieron todo lo que traían - pero prometimos que deberían esperar al menos a tener 5 años, son muy jóvenes para cazar demonios aun ¿Lo entienden?

- Lo entendimos mamá – dijeron los dos chicos en coro

- Ahora vayan a casa – los palmeo en la espalda mientras se echaban a andar - la clase de pergaminos no tarda en empezar.

Los dos chicos corrieron a la aldea de donde venían, así quedaron solo Inuyasha y Kagome uno frente al otro, Inuyasha lucía como si quisiera ser una avestruz y meter sus cabeza en la tierra mientras su joven esposa tenía los brazos cruzados sobre su pecho, y las orejas sobre su cabeza se crispaban de ve en vez..

- Lo se pero ellos insistieron mucho – dijo intentando poner sus ojos de cachorro que sabía que la afectaban el 50 de las veces, esa vez no entró en estadística, ella solo acomodó sus brazos más debajo de su busto y levantó una ceja, él tuvo la necesidad de defenderse – además mujer, los cachorros ya lucen como si tuvieran 6 y no 3.

- Pero tienen tres y quiero que disfruten su niñez antes de que los pongamos a cazar demonios.

- Pero ellos…

La hermosa mujer puso un dedo sobre sus labios, y enterró sus pupilas ámbares, brillantes y felinas en las doradas de su esposo, oh si ella sabía que esa mirada lo afectaba un 98 de las veces, y esta vez lo hizo de nuevo, su esposo guardo silencio.

- Una promesa es una promesa Inuyasha, además – dijo y le dio una mirada afilada – me parece ofensivo que hayas traído solo a Dai y Akai y hayas dejado de lado a Mei.

- Mei no quiso venir, sus hermanos trataron de convencerla pero ella se negó a desobedecerte, estaba jugando con Nami en el prado.

- That's my girl – dijo contenta la chica e Inuyasha puso una expresión extrañada – no me hagas caso volvamos a la aldea, antes de que eso dos pequeños demonios destrocen algo

- Semi demonios – se apresuró a aclarar casi por costumbre.

- Es solo una expresión Inuyasha – dijo la chica tomando de un brazo y jalándolo a la aldea - quiere decir que nuestros adorables hijos pueden llegar a ser tan destructivos como cualquiera de ellos.

Y así el día se volvió pacifico de nuevo. Habían pasado ya tres años desde el día que Kikyou había aparecido en la aldea de la anciana Kaede con la perla de Shikon y la vida de todos ellos había cambiado de muchas maneras.

En primer lugar no habían podido continuar mucho más tiempo en esa aldea, desde que los monstruos sabían que habían recuperado la poderosa perla habían empezado de nuevo los ataques constantes contra dicha aldea en busca de apoderarse de la perla, lo que la mayoría de los monstruos no sabían es que dos hanyous eran los que protegían la perla esta vez, era virtualmente imposible poder derrotar a Kagome e Inuyasha cuando peleaban juntos, pero el temor de que algo le pudiera pasar a su familia era inevitable. En una ocasión habían llegado a secuestrar a su adorada Mei, lo cual no le había caído en gracia a ninguno de los dos orgullosos padres, y el demonio que pensó que había sido aquello una buena idea no había tenido más vida para arrepentirse, y cuando la bebe de Sango había nacido, todo el grupo tomó una importante decisión.

La única manera de poder mantenerse a salvo de estos monstruos era armar una aldea entera de exterminadores, no había más exterminadores en ese territorio desde la penosa tragedia que había sufrido Sango, ese era el principal motivo por el cual había tantos monstruos sueltos y ya era hora de mirar hacia delante, Sango tenía los conocimientos necesarios sobre los métodos de exterminación, Inuyasha era perfecto para enseñar a pelear, Kagome en métodos de purificación y Miroku en pergaminos, todos los elementos necesarios para crear todo una generación de exterminadores inigualables y emprendieron la tarea de hacerla realidad.

Les había tomado varios meses poder encontrar un lugar adecuado, volver a la antigua aldea era una idea demasiado dolorosa para Sango, así cuando lo hallaron empezaron a pregonar la voz, las primeras en llegar había sido aquellas dos pequeñas niñas que habían ido un día a robar armas hacia años, y después poco a poco empezaron a llegar jóvenes guardias que había desertado del ejercito, monjes errantes que estaban interesados en el arte de poder exterminar criaturas malvadas, y algunas familias que buscaban más refugio que otra cosa en realidad y ofrecían a su hijos para ese trabajo e incluso uno que otro ser sobrenatural que buscaba la manera de protegerse a si mismo. Algunos como había llegado se había ido de nuevo al ver que la aldea era manejada por toda una familia de monstruos. Pero los que pudieron ver que los dos hanyous y sus tres hijos eran completamente pacíficos se quedaron allí.

Bueno completamente pacíficos era mucho decir, más bien no eran agresivos… bueno quizás decir que no eran agresivos también era mucho decir, más bien…. Bueno no eran agresivos con las personas de la aldea… bueno no con todas… bueno, la gente que se habían quedado allí se habían dado cuanta que vivir con ellos no era tan malo ni tan peligroso como todos imaginaban. Si, eso.

Después de un año, la aldea era tan grande como lo había sido la misma aldea de Sango hacia años, la fama de los exterminadores se extendió entre la gente del territorio y los monstruos en cuanto supieron que en esa misma aldea también se encontraba la perla de Shikon, monstruos y seres sobrenaturales no había perdido una oportunidad para intentar apoderarse de ella, sin ningún resultado pero mantenía a la aldea entera siempre ocupada.

Y todo ese tiempo había sido realmente bueno para todos, los tres hijos de Inuyasha y Kagome había tenido la oportunidad de crecer entre todas las diferentes criaturas, viendo seres sobrenaturales, humanos y hanyous y youkais en un mismo lugar en mutuo respeto, aprendiendo solo las reglas básicas de supervivencia, que incluían a todo tipo de criatura, tacita y limpia "matar o morir".

Y podía decirse que los jóvenes hanyous por lo menos los varones morían de ganas por poder aplicar la regla. Kagome tenía la idea de así como en su época los niños pequeños desean ser policías o bomberos, sus cachorros deseaban ser exterminadores de monstruos, sus pequeños había estado observando a todos los que entrenaban en la aldea todos los días, prácticamente creían que su padre era un héroe cuando empezó a enseñarles a pelear y a usar los poderes que la naturaleza les había dado, así como habían nacido, desarrollándose demasiado rápido, también habían crecido de la misma manera, Kagome había sufrido horrores cuando al año los tres niños ya podían incluso caminar y no había manera de tenerlos quietos, y a sus tres años tenían la apariencia de chicos de 5 años, sanos y fuertes desde pequeños eran imparables, con todas sus fuerzas deseaban ser exterminadores de monstruos pero Kagome les había dicho que por lo menos debían cumplir 5 años para poder ir con su padre a cazarlos, no antes, pero desde el anuncio habían intentado hacerlo cada vez que podían.

En cambio Mei era otro asunto. Era hasta cierto punto desconcertante lo mucho que Mei se parecía a Kikyou, Mei era sería, serena y tranquila, la mayor parte del tiempo se la pasaba en las clases de Miroku escuchando como se preparaban los pergaminos o al lado de su madre, aprendiendo de hierbas medicinales y el fino arte de ser una sacerdotisa. No solo su carácter parecía el de Kikyou si no su apariencia, Kagome casi se sentía extraña en algunas ocasiones, era como mirar a una pequeña Kikyou y si no hubiera salido de su propio vientre juraría que era hija de ella y no suya, su cabello era negro azulado, pero liso y lacio sus ojos marrones eran calmos y seremos, casi parecían tristes a excepción cuando la niña miraba algo con admiración cuando jugaba alegremente con Nami la pequeña hija de Sango que seguía a Mei a todos lados o tenía una sonrisa en los labios, que era la mayor parte del tiempo. Mei era una pequeña copia de Kikyou si ella hubiera logrado tener una vida feliz.

Sobraba decir que la pequeña era un imán para todos los niños de la aldea, los pequeños que vivían allí la miraban con admiración y muy a menudo cortaban flores para ella o le dejaban recados entre la hierba que ella juntaba cuando salía con su madre a buscar hierbas medicinales, la mitad de ellos eran interceptaos por sus dos hermanos celosos y peor aun por su padre, que con una sola mirada había ahuyentado a la mitad de su pretendientes.

Hablando de Kikyou….

Kagome había logrado pronto encontrar la forma de poder hacer que Kikyou siguiera con vida y había matado de hecho dos pájaros de un tiro, había logrado hallar la manera de que ella tuviera de nuevo emociones.

La investigación de Kagome la había llevado a los viejos mitos griegos, y a dar con seres que era capaces de alimentarse de las emociones de las personas mediante sus sueños. Los mitos decían que eran seres que velaban el sueño de los mortales haciéndolos tener sueños pacíficos y tranquilos y de la energía que las personas producían podían alimentarse. Ella sabía bien que la energía de las personas la rodea, la preserva y alimenta el alma, así que si lograba la manera de poder tomar al menos un poco, una pequeña porción que no afectara a esa persona y la pudiera recibir Kikyou, alimentaría las almas que vivían dentro de ella y no habría necesidad de cambiarlas por otras nuevas. Inicio investigaciones exhaustivas sobre los objetos que guardan las energías que las canalizan y encontró que las piedras podían lograr eso, le costo mucho trabajo lograr una aleación de diferentes piedras y armar una piedra, no una piedra una joya que lograra atrapar las energías de las personas que estuvieran a su alrededor, nunca le dijo que el camafeo guardaba también un pequeño fragmento, apenas una astilla de la poderosa perla de Shikon que ella había extraído para incluirla en la aleación, Kikyou quizás nunca la hubiera aceptado.

Cuando estuvo lista fue a buscar a la sacerdotisa al lugar donde le había dicho, y la encontró en un templo como siempre cuidando de las personas que buscaban protección en él. Con la ayuda de barro Kagome había incrustado la piedra en el centro de su pecho, le instruyo en como funcionaria el camafeo y le advirtió que procurara que las emociones con las que estuviera en contacto no fueran malignas o la piedra podría contaminarse, al ser Kikyou una sacerdotisa podía purificar esas energías antes de que entraran en contacto con ella.

Se quedo con ella durante tres días para comprobar que la piedra trabajaba correctamente y se dio cuenta que así era, que todas las personas que la rodeaban tenían agradecimiento, cariño, admiración por la bella sacerdotisa y la piedra recibía la energía con suficiencia y al estar incrustada en su cuerpo, la energía se filtraba directamente a las almas en su interior que se mantenían vivas llenas de sentimientos, la sacerdotisa estaba llena de sentimientos, quizás no podía crearlos, pero lograba sentirlos, en su estancia junto con Kikyou Kagome se dio cuenta que Kikyou tenía en realidad una hermosa sonrisa y un bello corazón y entendió por que en su momento Inuyasha se había enamorado de ella.

Bueno, Kikyou vivía feliz en esa aldea y solo un par de ocasiones había vuelto a verla, la primera cuando uno de sus cachorros había enfermado y había acudido a ayudar y en otra para pedir ayuda con un monstruo que era particularmente malvado y ella había preferido no intervenir.

Si, la vida era realmente buena la mayor parte del tiempo, los principales problemas dentro de la aldea eran o por que los pequeños hanyous destruyan algo en medio de sus travesuras, cuando Inuyasha y Kagome tenían algún pleito cuando Miroku volvía a las andadas y Sango tenía que atizarlo con su Hiraikotsu en la cabeza.

Hablando de Miroku y Sango….

Ellos había contraído formalmente matrimonio poco después de que su bebe había nacido, la promesa había sido que cuando Miroku pudiera deshacer la maldición que sufría su familia desde sus antepasados se casaría con ella, así que no había tenido escape.

Había sido una realmente linda ceremonia budista, Sango enfundada en un albo y virginal kimono blanco que había traído Kagome de su época en una oportunidad a la que solía ir el día de luna nueva, a pasar la noche en su casa y con su familia.

Desde entonces habían dedicado casi todo su esfuerzo a la aldea sin nada más de lo cual preocuparse, la principal preocupación de Sango había cesado, la del destino de su hermano Kohaku. Aun la confundía en realidad pero estaba tranquila, Kohaku estaba ahora viajando con Sesshomaru, nadie sabía aun el motivo por el cual Sesshomaru llevaba a Rin y Kohaku con él, pero le consolaba saber que estaba libre del hechizo de Naraku y que estaba bien, había venido a la aldea por temporadas cortas un par de veces esos años, pero siempre volvía al lado del youkai por algún motivo, Sango empezaba a pensar que el motivo se llamaba Rin que se había transformado en una linda jovencita de in tempestuosos ojos caoba y andar orgulloso, que si bien aun no se convertía en mujer lo haría en un par de años, algo le decía que Kohaku viajaría con Sesshomaru hasta entonces.

Así entre tantas ocupaciones Sango y Miroku solo tenían a Nami, que era una risueña y alegre de hermosos ojos azules y cabello largo y lacio y castaño que seguía a Mei por todos lados como si fuera su sombra aunque las dos niñas no podían ser más diferentes, de esa reverencia y seriedad que a todos les recordaba a Kikyou de Mei, Nami era impetuosa y hasta cierto irascible como su madre al mismo tiempo que era risueña, casi coqueta como su padre, ella sería un dolor de cabeza para un celoso padre seguro en el futuro.

Bueno solo podía decirse que las cosas caminaban realmente bien después de todo. Todos vivían en paz… bueno decir en paz quizás era mucho decir, siempre habían un problema que entender en la aldea de exterminadores.

- ¡¡FUEGO. FUEGO!! - gritaba uno de los aldeanos que corría a la campana para alertar a todos los aldeanos, cosa que casi no era necesaria pues todos corrían al siniestro - ¡¡RAPIDO TRAIGAN AGUA!!

En cuanto escucharon los gritos Inuyasha y Kagome corrieron a prisa a la aldea para ver una de los salones ardiendo en llamas, primero pasaron la vista por todos los que debían estar en aquel lugar a esa hora, incluidos sus tres hijos, todos estaban llenos de hollín pero sanos y salvos, Miroku era sostenido de cerca por Sango que revisaba que nada en la anatomía de su esposo estuviera mal, mientras la pequeña Nami lloraba a su falda y Mei trataba de consolarla.

- ¿Qué ha pasado? – pregunto Inuyasha en cuanto llego a un lado de Miroku que sostenía las manos de su esposa en su cara.

- Me lo preguntas a mí – le dijo Miroku, dándole un beso a Sango en una mejilla llenándola de hollín pero dejándola tranquila, volteó con un entrecejo a el joven hanyou frente a él – ¿Me lo preguntas a mi? pregúntaselo a tus pequeños demonios.

- Semi demonios – aclaro casi a fuerza

- Oh sabes de lo que hablo Inuyasha – dijo dándose la vuelta y mirando a Dai y Akai agazapados juntos con caras llenas de ceniza, mientras su madre les limpiaba con un paño. – yo estaba muy tranquilo enseñando conjuros para la manipulación del aire, no se como es que ellos se hicieron de mis pergaminos en un segundo y les intereso mucho más la manipulación del fuego y decidieron ponerlo en practica, allí mismo, usando de leños el salón de clase.

- ¿Es eso cierto? – dijo enfrentando a los jóvenes que se pegaron más a la falda de su madre.

- Nosotros no creímos que fuera peligros papá - respondieron juntos

- El fuego es peligroso, creo que habían quedado asentado la vez que Akai se quemo la cola en la fogata – dijo poniendo las manos en la cintura.

- No me la queme – dijo el menor – Dai me la quemo.

- Bueno – dijo su padre con un suspiro cansado – la cuestión es que el fuego es peligroso y ustedes lo sabían, además saben que no deben intentar nada que Miroku no supervise, con los pergaminos.

- Pero es que la clase de Miroku es muy aburrida, nosotros queríamos algo más interesante,- dijo dai que era conocido pro ser el instigador de los dos - además es básicamente lo mismo, se repite el mismo conjuro a excepción de la llamada al elemento. ¿Verdad Akai?

- Si, hicimos lo mismo, - respondió con casi inocencia su hermano - y la ráfaga de fuego se levanto igual que la del aire.

- Si, con la excepción de que el aire rebotaría en la madera del salón sin hacer daño – dijo Miroku agitando su puño – no consumiría el techo del salón casi echándonoslo encima.

Inuyasha se llevó una mano al rostro, y el silencio se hizo, los niños esperaban el mayor regaño que habían recibido… esa semana…. Cuando vieron a su papá que inflaba un poco el pecho se sintieron realmente asustados, solo hasta que Inuyasha empezó a reír, poco al principio y luego con más fuerza.

- Inuyasha… - lo regaño Kagome – que todos nuestros hijos estaban allí adentro además de todos los estudiantes, no se que es lo divertido.

- Perdón – dijo entre risas – perdón Kagome pero es que la idea de Miroku con un tejado encima me parece irresistible.

- De verdad Inuyasha, no me parece nada divertido a mi tampoco – dijo Miroku frunciendo el ceño.

- Te lo parecería si me hubiera pasado a mi monje.- dijo en un gruñido el hanyou

- Bueno… - dijo y le dedico una suave sonrisa al final – creo que tienes razón.

- Hombres – dijeron Sango y Kagome al mismo tiempo.

- De hecho Okasama monje y hanyou, ninguno de los dos son hombres – intervino Mei desde su lugar todavía consolando a Nami – creo que la definición que buscas sería machos.

- Tienes razón Mei – dijo Kagome y vio después a su marido y dejo soltar la palabra casi con desdén – machos

- Tu hija no nos ayuda Inuyasha – se quejo Miroku viendo a la pequeña que le dedicaba una mirada entre la curiosidad y el estudio clínico.

- No puedo ayudarlos cuando ustedes son tan irrazonables – dijo la pequeña y se contrajo un poco, de alguna manera la palabra no parecía lo adecuando – ¿Eso no se oyó bien verdad Okasama?

- Creo hija que la palabra que buscas es algo como… irracionales – le respondió Kagome.

- Si, eso – se corrigió y levantando su mentón lo soltó tratando de imitar el desaire de su mamá – irracionales.

La aldea entera soltó una contagiosa carcajada y Mei se sintió un poco ofendida, ella se esforzaba mucho por aprender todos los días, que no escogiera la palabra adecuada no era motivo de risa, su madre vio su entrecejo e intervino enseguida.

- No es por ti Mei, es por los machos de tu tío y tu padre, irracionales seria poco que decir. Y ustedes – dijo y sus cachorros que aun se ocultaban con ella se retiraron solo un poco – se quedaran toda la semana castigados, tendrán que ayudar al monje Miroku a volver a escribir todos sus pergaminos, ayudar a construir todo el salón que quemaron y… - los cachorros sabían que seguía lo peor – se quedaran sin la chocolatina de postre durante todo un mes.

- Pero mamá… – se quejaron de nuevo, esa chocolatina era casi adictiva para ellos. Era uno de los pocos dulces del futuro que codiciaban como el oro.

- Sin peros.

- Si mamá. – los dos niños se rindieron y fueron a donde los aldeanos aun apagaban los troncos encendidos de el salón.

Cuando los aldeanos y los cachorros de hanyou empezaron ajuntar los maderos chamuscados, la calma se volvió a plantar en la aldea, las travesuras de los dos hermanos era el pan de cada día, si no atraían algún monstruo al pueblo inventando formulas de humo que se supone los debían ahuyentar y en lugar de eso los atraían, cuando no atraían una nube de desgracia a la aldea que les dejaba caer un chaparrón de días enteros, la ultima antes de incendiar el salón habían sido que Dai habían dejado a uno de los niños que perseguía a su hermana, nadando toda la tarde en el pozo hasta que un aldeano fue por agua y lo ayudo a salir.

Mientras todos en la aldea volvían a sus respectivas labores Inuyasha acorralo a Kagome un momento antes de que se marchara también a sus ocupaciones.

- ¿Esto lo afecta? – dijo en un tono auténticamente preocupado.

- No Inuyasha – dijo dedicándole una sonrisa cómplice – nada lo afecta.

Le dio una mirada calida y un beso dulce en los labios y se alejó de él, la sonrisa de satisfacción y de alivio de Inuyasha era irrepetible.

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La luna llena iluminaba el cielo, brillante y dándole un toque prístino a todo lo que la fría luz tocaba, el viento soplaba con velocidad, las ramas de los árboles se mecían en dirección del mismo, todo estaba en silencio a excepción del rumor de las hojas acunadas por el aire. Había magia en el aire esa noche.

Esa era su noche.

Los poderes de hanyou que los dos poseían estaban en su cenit, la naturaleza bestial e indómita de los dos era la máxima esa noche, por ello la habían convertido en su noche.

Un manchon blanco cruzo con velocidad de una copa de árbol a otro, una más color rojo la siguió de cerca, se escuchaba el sonido de algo que se movía en medio del bosque, las demás criaturas que no dormían se mantenían alerta y alejados de aquello que dominaba el bosque durante la luna llena.

Las dos figuras llegaron a la orilla de un lago, la mancha blanca cayó pesadamente al piso, la roja del otro lado del lago frente a ella, ojos dorados y miel se miraron con ardor unos a los otros, la atracción salvaje de las dos criaturas se convirtió en una energía que contamino todo lo que tocaba.

- Empiezas a volverte lento Inuyasha – dijo la mujer con un tono de burla – ¿Acaso los años empiezan a pesarte?

- Nadie dijo que tenía que alcanzarte – dijo con los ojos brillantes – además, me gusta lo que veo cuando estoy detrás de ti

Kagome casi saboreó lo que dijo, la forma animal y sin decoro con la cual hablaba enviaba escalofríos por su espina, la parte de su mente que le decía que ese comentario era indecente estaba completamente dormida en ese momento.

- Pues si quieres un poco de eso mí querido hanyou vas a tener que alcanzarme – dijo con una sonrisa que mostraba sus comillos largos.

Inuyasha solo sonrió y brincó con dirección ella, Kagome se puso en cuatro y se movió a un lado, él la imitó y empezó a perseguirla, los dos se sentían como perros salvajes que se perseguían en un juego, demasiado rápido para el ojo normal, pero siempre Inuyasha era el ganador.

No por ser más fuerte o por ser más veloz si no por que ella lo dejaba ganar.

Inuyasha la logró alcanzar de una de las piernas y la jaló por detrás, ella calló sobre la tierra y en medio de una risa escandalosa trato de huir pero se era más que obvio que era jalada por su libre voluntad, Inuyasha la jaló hasta que tuvo el pequeño, pero no delicado cuerpo bajo el suyo, una película de sudor por el esfuerzo los cubría a los dos, el olor de tierra removida y hierba silvestre se había impregnado a ella en su espalda, nunca había creído en los cuentos de espíritus de los bosques, ahora si, tenía al suyo propio bajo él.

- Te tengo Kagome – dijo con una sonrisa triunfal.

- Eso es lo que tu crees – dijo y en un ágil movimiento se puso en arcadas sobre él – yo soy la que te tengo a ti.

Apretó su cadera sobre la de su esposo y sintió como él se tensaba y se empujaba a si mismo contra ella, sintió algo rígido en medio de las piernas y simio con él, se reclino sobre él dejando sus pechos juntos y enterró una mirada ardiente en sus ojos.

- Yo siempre he sido la que te tiene a ti – dijo con una sonrisa sensual

Inuyasha tuvo deseos de decirle que él era el macho alfa, que era el quien dominaba, quien la poseía, pero en el momento en que ella bajo sus labios sobre su cuello y lamió su sudor y mordió ligeramente su carne con sus colmillos supo que era mentira, era la verdad, era ella quien lo poseía a él, en todos los modos que alguien podía ser poseído.

Kagome casi espero que él replicara, que saliera con la perorata de el macho alfa, pero no le dio la oportunidad de hacerlo, se reclino contra él, dejando que sus pechos quedaran encima del suyo propio, disfruto del descarado placer se sentir sus pezones erectos contra su pecho, de el aroma salvaje de tierra mojada de su piel, del sabor salado y dulce de su cuello, él era su droga, su vicio, su pasión, él lo era todo.

Y lo más importante él era suyo.

Antes de que pudiera notarlo él la cambio de posición y empezó a abrirse camino en medio de su kimono, que importaba si estaban en medio de un prado abierto, que importaba si algunos aldeanos llegaban a ir por agua a ese lago, pobres de ellos si no sabían que esa noche ninguna otra criatura era dueña del mundo si no ellos. Ella arqueo la espalda cuando la boca de él alcanzo uno de los pezones duros y jalo de él con los dientes, rasguñando su piel con sus colmillos, elevando al borde su deseo. Ella no se quedaría atrás.

Inuyasha mordió ligeramente más fuerte el pecho que tenía en su boca cuando la sintió bajar su mano y meterla dentro del kimono y ahuecar lo que había adentro, sintió una descarga de electricidad cuando ella tocó lo que escondía mientras seguía mordiendo su cuello, amaba cuando hacía eso, amaba a Kagome cuando era un animal salvaje con él, cuando las inhibiciones desaparecían y era exactamente lo que él siempre había deseado en una compañera.

Un hanyou, salvaje y apasionado exactamente igual que él.

La joven sintió la intima parte de él en sus manos, sentir el calor que amaba, la suavidad de la piel viva, la forma en que él mordía con más pasión en sus pechos dejándose arrastrar por la sensación placentera y gruñía para ella era el cielo. Movió la mano por todo el eje sintiendo el deseo y el placer de él contra su propio cuerpo, aumentando el suyo propio, quería esa parte de su cuerpo enterrada en su cuerpo, quería sentirla resbalar y llenar dentro de ella, quería ser devorada por ese ser sobre natural que ella tanto amaba.

- Inuyasha… - dijo lamiendo y mordiendo el lóbulo de su oreja, su voz era ronca y rasposa dentro de su garganta – cómeme.

No tuvo que decirle nada más, él dejó vagar sus manos por sus hombros, luego por sus brazos arrastrando sus afiladas garras por su piel, Kami, amaba la forma en que sus garras rasguñaban su piel, enviando pinchazos de placer directamente bajo su piel. Llegó a sus manos y las tomó juntas levantándolas sobre su cabeza, besó todo el camino en medio de sus pechos, pasó por el estomago liso y siguió avanzando, hasta llegar a el lugar que ella desesperaba por que el probara. Soltó un gruñido fiero cuando él alcanzo ese lugar y dejó deslizar su lengua húmeda y fresca por el camino calido de ella.

Ese era el aroma de la amurita, no había otra manera de describirlo, desde que había percibido por primera vez ese aroma había vivido para ser esclavo de ella, desde que había probado la primera vez aquel lugar supo que ella sería la única que lo podía hacer vivir y morir por ella, por poder tenerla para él, para reclamar de su cuerpo el elixir de vida que ella escondía en ese lugar secreto entre sus piernas. Paso su nariz gentilmente entre el vello crespo y suave de su entrepierna, negro como la noche con destellos azulados, suave como la seda o mejor, y el aroma, sentía que la bestia interior gruñía por la fuerza en la que la hembra en celo lo reclamaba, hundió su boca en ese lugar y dejó a su lengua vagar en el canal, el liquido espeso y dulce que creaba era la mejor cosa que probaría en el mundo, la forma en que lo alteraba como droga no se comparaba con nada, nunca. Paseó su lengua recogiendo todo lo que pudiese de la deliciosa ambrosía Kagome bajo de él había hundido sus garras en sus propios hombros, un camino rojo bajo por su pecho trayéndole el aroma de la sangre nublando aun mas sus sentidos y casi mordió aquella parte de ella.

Kagome arqueo aun más la espalda cuando sintió los dientes y los colmillos de su amante rozando dentro de su intimidad, enterró aun más fuerte las uñas en sus hombros y el aroma de la sangre la llevo más allá del limite, apretó el eje caliente en sus manos y lo escuchó aullar con fuerza, sacó la mano dentro de sus pantalones y la lamió con deleite, el sabor salado la hizo estremecer.

Inuyasha subió su rostro al lado del de ella, bordos rojos teñían sus ojos dorados, oscuros como la miel añeja, los de ella no eran diferentes, los oscuros marrones tenían una corona escarlata alrededor de ellos, se arrojó a ella con un beso apasionado, atronador, casi violento que ella respondió con la misma furia, las lenguas se enredaron con el sabor latente que solo se encontraba en la intimidad de los dos y ahora también en sus bocas.

Los dos cuerpos juntos se empezaron a rozar como la naturaleza demandaba, el vello en la entrepierna de los dos de enredo en sus movimientos, el caliente eje de él se empapo en los fluidos de ella y el instinto de los dos los reclamo a la entrega.

Inuyasha se sentó en el suelo y la trajo a ella con él, como pudo deslizo la parte del kimono que solo la cubría la espalda y los brazos destrozándolo con las garras, ella no se inmuto, si no que participo con él tratando de deslizar la ropa de su cuerpo aun dándole la espalda, él se inclinó sobre ella mordiendo sus hombros, ella siseó con deseo mientras llevaba sus manos sobre su cabeza, para atraerlo a un beso más en sus labios, enterrando una de sus manos en su nuca en medio de las hebras plateadas de su cabello, sintiendo su pecho desnudo en su espalda, y eso solo era el bordo de lo que venía.

Él la logró acomodar en medio de sus piernas y sin previo aviso, sin delicadeza, sin ceremonia de enterró profundamente dentro de ella.

Kagome aulló sintiendo sus cuerdas vocales esforzarse con ella.

Inuyasha enterró su boca en su cuello y probó el sabor de su sangre, cubrió los tensos pechos con las manos, deleitando las terminales sensibles de sus manos con el tacto de ella. El ritmo de los envistes, era salvaje, despiadado violento, ya había tiempo para delicadezas todo el mes, esta noche, eran los dos animales salvajes apareándose como la naturaleza dictaba.

Kagome se sentía llena, intensa placentera y perversamente invadida, sentirlo dentro de ella era lo mejor de este mundo, sentía que moría y revivía en sus brazos, sintiéndolo parte de ella, sentir como sus comillos la sujetaban y la controlaban, se sentía poseída, adueñada, y no quería nada más en el mundo que ser de él, de ser poseída por él, por su fuerza, por su instigo, pero sobre todo por su amor.

Lo envites cobraron mayor fuerza y la sensibilidad del cuerpo subiendo a niveles peligrosos, Inuyasha soltó uno de los pechos y lo llevó a la entrepierna, sabía después de los años que hacía a Kagome retorcerse, lloriquear de placer y no quería nada más en el mundo que eso, que ella fuera conciente que nadie en el mundo la haría sentir así más que él. Llevó la mano a su entrepierna y enterró la mano en medio de la mata de vello color media noche y la sintió casi convulsionarse cuando encontró ese lugar mágico que ella poseía.

Cuando su garra se deslizó con delicadeza sobre ese lugar sintió que su alma la abandonaba, el placer se esparció por todo el cuerpo, por cada terminar nerviosa, por cada centímetro del cuerpo, por cada célula, el ritmo de su mano sobre ese delicado lugar con los envites de él desde su espalda, la hicieron llorar, el cuerpo apenas podía controlar las emociones, Inuyasha siguió moviéndose más rápido, más fuerte, con más brío, mordió más fuerte su cuello, sujetándola sin darle escape, y su mano apenas rozo lo que lo hacia más delicioso, no pudo más, su cuerpo realmente no pudo controlarse más.

Inuyasha sabía perfectamente que ella no podía más en el momento que gruñidos y aullidos completos salieron sin control de la garganta de Kagome, empezó a empujar más fuerte buscando unirse a ella en el paraíso.

Inuyasha empujaba, ella se dejaba resbalar a si misma contra él, sentía casi dolerse de los huesos de su cadera pero ese dolor era eclipsado por el placer que la azotaba, en un ultimo empuje él la envió más allá de la realidad, sintió la explosión de un orgasmo monumental introducirse por todo su cuerpo, aulló con toda la fuerza de sus pulmones.

Inuyasha se olvido de pronto de él mismo, sintió como la cordura era relegada lejos y el instinto lo guió, empujo más fuerte con más profundidad, cuando ella grito y las paredes de su pagina apretaron su miembro fue demasiado, la sensación lo rebaso, y un orgasmo lo envolvió, soltó el cuello de Kagome y gruño con fuerza al cielo, sintiendo como se regaba dentro de ella, la sensación de dejar su semilla dentro de su cuerpo, como ella literalmente lo estrujaba dentro de ella, era el cielo.

Después los dos se derrumbaron en la hierba fría, la energía que había inundado ese lugar empezó a dispersarse en brillos en la oscuridad, el viento empezó a circular de nuevo sobre ese lugar enfriando su cuerpo lentamente.

La luz de la luna ilumino los dos cuerpos desnudos un lado al otro, ambos se miraban a los ojos pacíficamente. Y sin previo aviso soltaron una sincera y tranquila carcajada, se enredaron en un abrazo desnudo y se hablaron al oído durante la noche.

La vida era buena, de una forma extravagante, extraña y problemáticamente buena, pero que vida no era de esa forma.

La vida seguía y las historias no terminarían mientras hubiera vida para vivirlas.

Fin

25 de Junio de 2007

11: 46 p.m.

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Nota de autora: bueno pues este a sido el final, después de dos años exactamente y creadme fue solo una casualidad, "Aroma" ha llegado a su conclusión, esta historia que cree solo por ustedes, espero que hayan disfrutado cada uno de los capítulos, gracias por toda la atención que han puesto en ella, entre los casi 1400 lectores de Fanfiction, wow cada vez que leo la cifra me da algo jaja, y la nominación para los premios de el portalfic, me ha dejado un montón de buenos recuerdos que siempre llevare conmigo.

las ultimas responsivas de esta historia snif snif:

Kiarakagome: bueno pues aquí el último capitulo de aroma, espero que todas las dudas que quedaran de la historia hayan quedado resultas aquí, el destino de todos limpio y claro, me gustan los finales felices que puedo decir, gracias por haber leído mi historia, espero y me dejes un review de despedida .

Hermione-Mai: gracias por tus comentarios, me alegra que te haya gustado la historia llegamos por fin al final, espero y me dejes un review de despedida bye bye.

Bake-tsuki: 1.- si pario antes por ser un hanyou, 2.- ya vez que se hizo completa hanyou para estar con el, 3.- de veras no son mi fuerte pero me exprimi el seso para ue no sonaran parecidos, espero y te haya gustado la historia hasta su final, y espero y me dejes un review de despedida bye bye.

3-CiNdY-3: lamento la demora, pero no podrás decir que no valió la pena jeje, por fin el final sensual feliz jeje, gracias por leer toda mi historia y aguantar los dos años jeje espero y me dejes un review de despedida

Laureo: Has de decir que no tengo descaro, pero ya esta listo, dolo dame un poquilito más de tiempo, perdon perdonespero y me dejes un review de despedida

HawkAngel XD: tanks aquí el finalespero y me dejes un review de despedida

Akai Inazuma: jajaja apuesto que al leer las travesuras de los pequeños ya no te quedaron tantas ganas de ser mamá jajajaja, pues aquí el final feliz, gracias por seguir mi historia después de tanto tiempo espero y me dejes un review de despedida

InuKillua: perdón por la espera pero aquí esta por finespero y me dejes un review de despedida

kyori282: jeje que puedo decir, los lemon me llegan solo por inspiración y ha como tardan jeje pero aquí esta el final,espero y me dejes un review de despedida

2007-04-23

Carolina. Lamento la larrrrrrrrrga espera pero aquí esta el final feliz, espero y te haya gustado, gracias por seguir mi historia después de tanto tiempo espero y me dejes un review de despedida

StarFive: Espero que hayas sido muy paciente por que si que me tarde de nuevo, pero que puedo decir los lemon no son lo mió pero hago lo mejor que puedo, por eso me tardo heeeeee espero te gustara el final feliz de Kikyou, yo personalmente siempre me ha gustado muco el personaje, (pero muyyyyyyy lejos de Inuyasha) bueno, me despido espero y me dejes un review de despedida

TLAP: aqui el final sniff sniffespero y me dejes un review de despedida

Yelitza: bueno, aquí el final, y si aquí si esta el lemon que todas queríamos ver jeje espero en este ultimo capitulo hayas despejado todas tus dudas y te haya gustado, gracias por seguir mi historia después de taaaaaaaaaanto tiempo jejeespero y me dejes un review de despedida

Salina: aquí el epilogo lamento la esperaespero y me dejes un review de despedida

Meryinustar: bueno después de este fic lucha por el en los demás que lo encuentres, bien merece la pena luchas por un hombre como este jeje gracias por seguir mi historia, espero y te haya gustado espero y me dejes un review de despedida

Lalix: bueno espero que todas las dudad que te hayan quedado de la historia se hayan despejado aquí, de Kikyou de Miroku y Sangay de la familia completa de hanyous jeje gracias por seguir mi historia después de tanto tiempo,espero y me dejes un review de despedida

yuiren3: jeje así la quería yo, que defendiera lo que era suyo, que bueno que te gustara, este es el final, anhelo que hayas disfrutado de toda la historia,espero y me dejes un review de

TanInu: Oh vaya pues cualquier día intégrame en tus contactos y quedamos para un café, discutir de anime créeme me puede llevar horas y horas jeje aquí el final, snif snif, deseo y te haya gustadoespero y me dejes un review de despedida

Dita-chan: jejeje oh dita pues snif snif aquí el final de la historia, pero a pesar de que ha sido un final muy conciso creo que ha sido un lindo final, Miroku y Sango con Nami que me la imagino adorable de verdad Inu y Kag con sus dos diablillos y esa niña que ha me encanto, tan lista y tan linda al mismo tiempo, eso de irrazonable e irracional me gusto mucho, además de que Kikyou también merecía un final feliz, y… ahora que me acuerdo deje volando n la loma a Kouga… significara eso que no me gusta jeje, espero que hayas disfrutado de esta historia que ha tenido una espera tannnnnnnn larga, te juro cuando vi la fecha y la casualidad enorme de que terminara el mismo día que empezó casi salto jeje, la disfrute mucho, espero y ustedes también,espero y me dejes un review de despedida

Arce: perdón por la larga espera pero aquí esta el final feliz para todos, creo que al único que olvide fue a Kouga jeje, espero y te guste yespero y me dejes un review de despedida

Lorena: jaja creo que no te gusta Kikyou jaja, pero tenía que darle su final feliz, no te apures en su vida estará nada más que lo necesario, a mi en realidad me gusta el personaje (mientras este muyyyyyyy lejos de Inuyasha) pero toda historia llega a su final y este es el de aroma, deseo que lo hayas disfrutadoespero y me dejes un review de despedida

Nos veremos pronto de nuevo.

¿Me dejan un review final?

GRACIAS

Mimi chan