Antes que nada: He leído (sólo en títulos y unas cuantas lecturas rápidas) ideas sobre Harry vuelve a ser un niño... Hermione niña (por cierto leí algo sobre que Cho usaba relleno n.n) ... y entonces pensé en algo muy interesante - y espero que cómico - Lo lamento mucho por Ron nn

Espero que lleguen a reírse un poco con este fict. Claro que al principio no les va a causar nada de gracia, sólo son escenas intensas necesarias para el desenlace de la historia, luego.. vuelvo a insistir... Pobre Ronnie.


GRANdes POblemas

Capítulo 01:
Dos no siempre es mejor


Finales de Sexto Año, cero presiones, nada de exámenes. La vida rutinaria estudiantil no era para cierto trío, es más, este trío de Hogwarts terminaba el año escolar de la misma forma que en los años anteriores: En la enfermería del Colegio.

Pero sus emociones estaban totalmente alteradas. A partir de ese preciso instante ninguno de los tres volvería a ser como antes. Primero pasarían por una reestructuración de su personalidad al asimilar los hechos, luego forjarían su nueva actitud ante lo que el destino les depara.

La mirada de Harry se clavaba firmemente en el techo, respiraba con profundidad y en absoluto silencio, como si estuviese estudiando la estructura de la enfermería.

Por otro lado Ron se incorporaba lentamente en la cama. Los daños físicos que él recibió con anterioridad se habían resuelto en un abrir y cerrar de ojos pero Dumbledore permitió que se quedara en la enfermería afirmando que no es permisible desligar la amistad en un momento tan delicado como este.

El pelirrojo apenas movió la cabeza y percibió que Harry respiraba. Por unos instantes Ron había recordado a Hermione cuando fue petrificada en segundo curso.

Negando levemente con la cabeza, para sacudir esos recuerdos no gratos, Ron giró la cabeza hasta observar el otro extremo de la habitación.

Hermione seguía recostada de lado, dándole la espalda a Harry. No había dicho ni una sola palabra en todo ese tiempo y eso ya era mucho en ella. A su lado seguía el envase azul púrpura que debía tomar estrictamente cada dos horas y veinticinco minutos por cuarta vez en aquel horrible día. A los cinco minutos Hermione debía botar (vía oral) un líquido verdoso.

- Creo que está haciendo frío afuera - comentó el pelirrojo intentando que el ambiente sea menos tenso.

Harry no respondió, mucho menos lo hizo Hermione. Y tanto silencio le fastidiaba a Ron. Las reuniones entre ellos tenían que ser bulliciosas, ya sea Harry hablándole de algún nuevo descubrimiento, de Hermione explicándoles las tareas o Hermione con él discutiendo mientras Harry hacía de árbitro (uno muy malo, por cierto) o cuando Ron se glorificaba (es que no podía evitarlo) cuando le volvía a ganar a Harry en otra partida de ajedrez mágico.

Ni dos minutos que Ron había hecho el comentario sobre el clima cuando Hermione se levantó y, respirando decididamente, bebió aquella fórmula. Y salió presurosamente de la habitación para irse al cuarto adjunto. La escena de estar escupiendo esa cosa verdosa no debe ser nada grata.

- Creo que con esto ya termina - le comentó Ron a Harry quien apenas apretó las sábanas.

Hace unos momentos atrás el trío había sufrido uno de los más horribles ataques. Habían sido secuestrados, cuando iban a entrar a Las Tres Escobas, por mortífagos; fueron llevados al mismo cementerio en el cual Voldemort había logrado reestablecer su cuerpo.

Voldemort, teniendo como espectadores principales a los horrorizados Ron y Hermione, se disponía a finalizar la profecía con el argumento de 'Yo comencé esto... yo debo terminarlo'

Y para desatar la ira de Harry primero había lanzado un extraño hechizo en Hermione haciendo que la chica vomitara sangre en cantidades tales que en cuestión de horas moriría desangrada.

A Ron no le fue mejor, Voldemort le había lanzado un hechizo a la altura de las costillas, las mismas que se desviaron de su estructura natural bloqueándole la respiración. Dos o tres minutos y la familia Weasley tendría un integrante menos.

Hermione le daba la espalda a Harry cada vez que vomitaba y entre lo poco que lograba decir le exigía a Harry no preocuparse por ellos y le suplicaba a Ron no rendirse. Un mortífago tomó del brazo a la joven y, recalcándole por centésima vez el origen de su existencia, la sacudió, intentando con ello obligarla a callarse; luego la lanzó cerca de Ron cuyo rostro estaba volviéndose verdoso.

Pero Hermione había logrado quitarle la varita al hombre, de inmediato lanzó a Ron un hechizo para que las costillas volviesen a la normalidad y, aunque se las fracturó en el proceso, el oxígeno volvió a recorrer el cuerpo del pelirrojo.

Harry apenas pudo alegrarse de ver cómo el rostro de su amigo recobraba el color cuando Hermione se dobló sobre sí misma expulsando más sangre aún. Se formó un caos en el sitio y Ron tomó la varita que Hermione había usado lanzando algunos hechizos inmovilizadores y de defensa.

Voldemort por su lado perseguía a Harry con el mejor hechizo que conocía y al Tenebroso no le importó siquiera que muchos de sus fieles seguidores eran golpeados con el mortal hechizo en vez de su objetivo, Harry.

Harry finalmente lanzó contra Voldemort las mismas palabras que le había estado lanzando. Pero, como una vez se las dijo Bellatrix, la estúpida prima de Sirius, le faltó esas ganas de matarlo. Cuando Harry vio que Voldemort se levantaba, apenas herido, comprendió que necesitaba mucho más que odio para realizar la Maldición Imperdonable.

Y un sentimiento extraño se desató en él en ese preciso instante. Se volvió hacia su enemigo mortal y le dirigió una profunda mirada desafiante que al mismo tiempo decía claramente 'Hoy no es el día'

Se volvió hacia sus amigos. Hermione seguía vomitando sin cesar y la defensa de Ron se estaba desmoronando como castillo de arena a merced de las olas.

Harry decidió concentrarse en buscar la forma de sacar a sus dos amigos del sitio. Él no estaba huyendo de su enemigo, sólo estaba consciente de que su batalla contra Voldemort va a ser más difícil y él no puede poner en riesgo la vida de Ron y Hermione. Cuando Harry se acercó a ellos parecía que estuviese ingresando con un aire imponente en un majestuoso salón: su mirada era fría y su semblante no reflejaba emoción alguna.

Con unos ágiles movimientos Harry lanzó varios hechizos petrificantes a los mortífagos que atacaban a Ron, luego subió a Hermione a su espalda y puso el brazo de Ron alrededor de su cuello para que el pelirrojo tuviera estabilidad. Y estuvo listo para invocar el encantamiento transportador que había estado practicando los meses anteriores justamente con las dos personas a las cuales llevaba.

Nadie les evitó la huída, los sobrevivientes mortífagos quedaron simplemente estáticos por el semblante de Harry, y por parte de Voldemort, él quizá en el fondo deseaba enfrentarse a esa nueva faceta que el joven había adquirido.

Ron, Harry y Hermione llegaron al castillo jadeantes, sudorosos, empolvados, y empapados de sangre. De inmediato Dumbledore llevó a los dos hombres con la Profesora McGonagall y a la fémina con la señora Pomfrey.

La profesora los dejó en la habitación, de inmediato y sin perder un segundo, fue hacia el cuarto adjunto, en donde seguía Hermione desangrándose. Debían retener esa hemorragia a como dé lugar.

Harry apenas puso un pie en la habitación de la enfermería lo primero que hizo fue echarse en la cama, boca arriba. La respiración era acelerada y la piel le expulsaba sudor a chorros. No le importaba que su sudor se mezclara con la sangre de su amiga, no le importaba que su semblante siguiera mostrándose frío e impávido. Quería cerrar los ojos y despertar, creer que todo fue un asqueroso sueño, de esos que le dan en determinadas temporadas.

Dumbledore ingresó a la habitación, apenas miró a Harry y luego se dirigió hacia Ron.

- Bueno, nuestra querida enfermera y nuestra querida profesora están ocupadas con la señorita Granger, así que prepárese joven Weasley, que voy a acomodarle esos huesos. Será como nunca hubiese pasado nada - Dumbledore hizo algunos movimientos con su varita mientras invocaba el hechizo de reconstrucción ósea.

Y efectivamente Ron sintió cómo su interior se tejía rápidamente y sin dolor. El pelirrojo le sonrió en agradecimiento y estuvo a punto de salir con un comentario cómico, lo primero que se le ocurría en aquellos instantes, pero Harry se le adelantó:

- Sin embargo sí ocurrió. No se puede usar la magia para cubrir lo que ha pasado -

Ron notó el semblante frío que inundaba a su amigo, de inmediato hizo un esfuerzo por decir algo apropiado, en esos instantes extrañaba a Hermione, ella siempre tenía las palabras adecuadas por muy directa o cortante que sonara.

- Pero estamos con vida, Harry - le dijo rápidamente - No te sientas mal -

- Tú estás con vida - le replicó mordazmente mostrando por primera vez en aquellos instantes la rabia que lo invadía desde que fueron secuestrados - Yo estoy harto de todo esto y Hermione está desangrándose en la otra habitación -

- No hay nada que la señora Pomfrey y la profesora McGonagall no puedan remediar, estoy seguro de ello. Saldremos de esta, así como siempre lo hacemos -

Harry chistó irritado y atinó a voltearse bruscamente.

- Bueno, Harry - suspiró Dumbledore algo cansado - Cuando se te pase el coraje bien puedes tomar una taza de chocolate. A mí siempre me reanima - miró entonces a Ron - Y por el momento se quedarán en este sitio, hasta que no se les diga lo contrario -

- Hermione es una estúpida - replicó Harry sacando abruptamente al pelirrojo de sus pensamientos. Ron no le daba crédito a lo que escuchaba - Y tú no te le quedas para nada atrás -

Ah! Ron captó claramente el mensaje: su mejor amigo estaba teniendo otra vez esa fase odio a todo el mundo. Le daban mucho, en especial luego del horrible episodio de Sirius, a finales del año pasado.

El pelirrojo se encogió de hombros mientras Harry seguía maldiciéndolos y enumerando sus defectos (incluso inventándose muchos). Ron decidió acoger el consejo de Hermione de no seguirle ese juego puesto que si Harry no tiene con quien discutir terminará por dejar de decir tantas bobadas.

Y efectivamente todo ocurrió como Hermione le dijo en aquella ocasión. Aunque era notable que la ira de Harry aumentó porque Ron no le contestó para nada. El pelirrojo incluso tuvo que morderse la lengua cuando Harry le había reclamado lo exasperante que era su madre con esa actitud de darle más importancia y crédito a él que a sus propios hijos.

Ron suspiró feliz al ver a Hermione entrar en la habitación. La notó pálida y tambaleante en cada uno de sus pasos, como si ella estuviese a punto de desmayarse, apenas se le notaba un hilo verde que corría por la comisura derecha de sus labios; bien era cierto que Hermione ha tenido aspectos muchos mejores (incluso cuando se despertaba toda despeinada) pero nunca antes el pelirrojo había estado tan feliz de verla. Al fin la tensión que estaba en el ambiente se dispersaría.

- Pero miren quien llegó... - musitó Harry perfectamente entendible.

Ni a Ron ni a Hermione les sorprendió el que Harry hubiese notado la presencia de ella aún dándoles la espalda. Harry ha tenido un extraño crecimiento en sus poderes mágicos desde que los salvó de los mortífagos. Lo que les asombraba más que nada era que el tono que Harry había usado les recordaba mucho a Draco, quien en aquellos instantes debe estar tan feliz que podría ver a los de Gryffindor alzar la copa de la casa por sexta vez consecutiva y no le importaría.

Hermione se sentó en el borde de la cama que había estado ocupando con anterioridad y estuvo a punto de acostarse en la misma, cuando Harry se sentó abruptamente en la cama de él. Obviamente él buscaba discutir, se le notaba en especial por la forma en que las sienes de su cabeza latían y por el brillo de peligro que emanaba sus ojos verdes.

- ...la inservible Hermione - continuó Harry.

Ella le esquivó el rostro pero no pudo evitar apretar el borde de la sábana y morderse el labio inferior, como haciendo un esfuerzo sobrehumano para contenerse. Ron estuvo a punto de bromearle a Hermione sobre su actitud (no podía evitarlo, la alegría era parte de su vida) porque ella siempre parece perder sus actitudes naturales cuando se trata de Harry: Hermione es impaciente, sin embargo con Harry siempre se armaba de paciencia para explicarle algo. Siempre les decía que no les iba a ayudar con las tareas pero bastara con que Harry se lo pidiera (unas cien veces, eso sí) y entonces ella cedía. Y entre otras cosas, ahora que Hermione insistía en ignorar el mal genio de Harry, parecía que ella la primera en que se sentía afectada.

- Porque ahora no me vendrás a decir que me fuiste completamente inútil, no? -

Ron miró abruptamente hacia Harry, el tono de sus palabras increíblemente podían sonar más duros, hirientes y fríos. Acababa de hablarle a Hermione de tal manera que cualquiera pensaría que ella era una sirviente de él.

- Pero qué más podía esperarse de ti - siguió diciendo Harry mientras el rojo se adueñaba de su rostro y una tembladera comenzaba a envolverle el cuerpo - De-una-maldita-sangre-sucia-como-tú -

Ron saltó de su sitio pero las palabras llegaron demasiado rápido de la persona menos pensada que se quedó paralizado sin poder reunir el enojo suficiente para golpearlo. Si alguien se lo hubiese preguntado Ron diría que aquel insulto primero salía de sus propios labios antes que los de Harry. Ahora... simplemente no podía creerlo.

- Bien - murmuró Hermione apenas entendible. Ahora Ron comprendía el porqué ella antes no hablaba, su voz era tan débil y roncosa - Nunca más, y puedes jurarlo Potter, nunca más me tendrás cerca de tu patética existencia -

Contrario a la lógica, Harry soltó una mueca que trataba de parecer una sonrisa y se levantó de su sitio concluyendo así ese horrible intercambio de palabras con una Hermione conteniendo con fiereza las lágrimas.

Harry empujó toscamente a Ron al pasar junto a él y se dirigió hacia la puerta de salida, pero una fuerte ráfaga de aire la cerró. Harry dio, por impulso, dos pasos hacia atrás mientras buscaba con su mano derecha la varita dentro de sus ropas. Luego pareció recordar que tenía una actitud detestable para Ron y Hermione y no la de un joven que buscaba protegerlos. Así que tomó la manija de la puerta e intentó abrirla, pero parecía estar atorada.

Harry apretó los dientes mientras apuntaba a la cerradura murmurando Alohomora (de paso recordando a la persona a quien le había aprendido el hechizo y a quien había herido mucho más que el mismo Voldemort)

Y la puerta no cedió ante el encantamiento.

- ¡Maldita puerta, ábrete! - le reclamó Harry como si gritándole la puerta cedería.

Y enfurecido tiró la varita contra la puerta, luego comenzó a darle tantos golpes con el dorso de sus manos que fue cuestión de segundos para hacerse unas heridas que ya brotaban sangre.

Hermione pasó una mano por su rostro, secando a dos fugitivas lágrimas, y se levantó hacia Harry. A Ron le pareció que ella estaría más a salvo si fuera directo hacia un colacuerno húngaro.

Hermione lo volteó bruscamente e hizo algo que parecía que Harry necesitaba.

Lo abofeteó.

Ron se puso a la expectativa. Hermione estaba en grandes problemas sin duda alguna, pero él la defendería, sino no sería digno de llevar el papel de gran amigo de ella. Así ello signifique enfrentarse a uno de los magos más poderosos de Hogwarts, porque había que admitirlo, su amigo ha desarrollado una fuerte cantidad de poderes. Muestra clara de aquello era el haber derrumbado a un ejército de mortífagos.

Cualquier signo de lágrima desapareció de los ojos de Hermione. Se la notaba tensa y dispuesta a esperar a la misma muerte. Por ello ni siquiera se movió cuando vio que Harry iba a hacer algún movimiento, sin embargo la dejó sorprendida cuando Harry cayó de rodillas y se abrazó a su cintura. Por dos segundos Hermione quedó paralizada, luego se arrodilló y ocultó el rostro de Harry entre sus brazos quien se aferraba con fuerza hacia ella.

Ron respiró aliviado y optó por sentarse en la cama que anteriormente había ocupado Harry. Definitivamente sus dos amigos están menos cuerdos que Fred y George, al menos lo que delataban esas extrañas actitudes.

Sin embargo no podía dejar de sentirse incómodo y poco servible para sus afectados amigos quienes murmuraban constantes Perdóname... Lo siento... Deja de decir estupideces entre el notable miedo y angustia que los invadía.

Él debía hacer algo para quitarles esas horribles sensaciones. No sería digno de Ron Weasley ver sufrir a sus dos mejores amigos y no ayudarles.

¿Y qué podría hacer él, un simple pelirrojo pecoso, delgado que cada año crece más¿Qué puede hacer él, un simple mago?

Un simple mago.

¿Qué puede hacer un mago?

Magia! Va a hechizar a sus amigos para quitarles el miedo y la angustia. ¡Qué fantástica idea acaba de ocurrírsele!

Ron sonrió satisfecho no sólo de su ingeniosa idea, sino de lo pasivo que se los veía durmiendo abrazados. Aunque Ron consideraba que el piso de la enfermería no era nada cómodo. Igual, no importaba, era lo mejor.

Mañana será mejor, cuando les de una simple poción para tranquilizarlos.

Ron fue directo a la habitación que compartía con Harry, Neville, Seamus y Dean y del baúl del primero obtuvo el Mapa del Merodeador y la Capa Invisible. Llevó también consigo su varita mágica.

Y en cuestión de instantes había ingresado a la biblioteca. El pelirrojo rió para sí mismo: el husmear nocturnamente era de Harry, el ir a la biblioteca era de Hermione. Vaya manía que se le pegan de sus mejores amigos.

- Pociones... Pociones... - murmuraba Ron leyendo lentamente los libros tratando de no respirar aceleradamente y dando leves pasos que parecía un fantasma deslizándose por los estantes de libros. Y en su intento de pasar desapercibido no se había dado cuenta que había cruzado hacia la sección prohibida de la biblioteca.

Al pelirrojo le llamó la atención un finísimo y desgastado libro, el cual tomó y lo guardó entre sus ropas. Luego caminó apresuradamente hacia su recámara. Sus compañeros seguían durmiendo plácidamente, ignorantes por supuesto, de lo que les había pasado al famoso trío de Hogwarts.

Ron se golpeó el rostro con ambas manos, buscando quitarse el sueño y decidido, como nunca antes, a preparar a la perfección la fórmula de la página... quince, la misma... que no tenía título.

Ron se cruzó de brazos y luego se rascó la cabeza un tanto dudoso. Bueno, la descripción decía algo sobre ver el mundo sin temor ni recelos. Definitivamente a Harry le hacía falta quitarle el temor de verlo a él o a Hermione al borde de la muerte. Y a Hermione no le caería nada mal ser un poco menos estricta.

Más abajo la información acerca de la poción agregaba, entre sus virtudes, vitalidad y energía (eso le sería bien a Harry para cuando le toca jugar al Quidditch y luego hacer la tarea en las semanas)

Y lo mejor de todo, para Ron, es que los ingredientes estaban a su alcance!

¿En serio que lo estaban?

Claro que sí.

- Dobby... Dobby... - comenzó a llamar Ron con una sonrisa de oreja a oreja.

De inmediato apareció un elfo doméstico que portaba unos calcetines sin combinar. Sus ojos recordaban a aquellas snitch defectuosas, que no eran doradas ni mucho menos tan pequeñas.

- Usted llamó a Dobby, señor. Para Dobby es un placer que le llamen, a Dobby le encanta servir a los magos que están bajo la tutela del señor Dumbledore. Él es un mago extraordinario que aceptó a Dobby cuando nadie lo quería porque Dobby fue liberado por Harry Potter, el grandioso Harry Potter... -

- Sí, sí - le cortó Ron - Quiero que me busques estos ingredientes -

Ron le pasó, en un pedazo de pergamino, nombres extraños para la gente no mágica, conocida como muggles, pero para Ron no eran nada extraños, pero sí algo complicados de obtener por sí mismo. En especial porque los ingredientes se hallaban en la habitación de Severus Snape, el más detestado profesor de Hogwarts por su más detestable carácter mas no por sus conocimientos, porque algo que nadie podía negar era que el pelo grasiento sabía lo que hacía a la hora de fundir ingredientes... A diferencia de cierto pelirrojo...

Pero esta vez iba a ser distinto, en verdad que haría todo lo posible por hacer la poción más perfecta del mundo.

Dobby asintió feliz y en menos de cinco minutos estuvo con todo lo solicitado... al doble. Porque si algo hacía que reconocer en este elfo es el esmero en que pone en sus acciones.

- Y bueno, muchas gracias - dijo Ron secamente. Este chico sí se las ingeniaba para ser, en ciertas ocasiones, poco delicado. Claro que era algo que no lo hacía a propósito. Simplemente no se daba cuenta.

Y el elfo era demasiado humilde para reclamar algo. Simplemente hizo una reverencia mientras desaparecía orgulloso de haber ayudado a uno de los pupilos de Dumbledore y al mismo tiempo a uno de los mejores amigos de Harry Potter.

Entonces Ron se alzó la túnica de su brazo derecho y se dispuso a preparar una simple poción a la cual él había denominado 'Sin miedo ni recelos, vital y energética'

Continuará...


Notas finales: No se impacienten que aún no comienzan los problemas. Cualquier crítica se acepta sin duda alguna, sólo les pido que sean constructivas.

Y para quienes no lo sepan de un tiempo para acá siempre termino los capítulos del fict con un fragmento de cualquiera de los libros de Harry Potter recalcando, por supuesto, que esto no tiene fines lucrativos, que todos los personajes NO son míos y pertenecen a yasabenquien y que sólo busco hacerles quemar el tiempo para quienes no tengan nada que hacer que se ponen a leer las locuras (a las que suelo llamar ficts) que pasan por mi mente. Nos vemos en el siguiente capítulo n.n

... La profesora Umbridge arqueó las cejas y Harry se dio cuenta de que estaba impresionada, a su pesar - Pero yo no estoy de acuerdo - añadió Hermione.

Las cejas de la profesora Umbridge se arquearon un poco más y su mirada adquirió una frialdad evidente.

- ¿No está usted de acuerdo?

- No - contestó Hermione, quien, a diferencia de la profesora, no hablaba en voz baja, sino con una voz clara y potente que ha había atraído la atención del resto de la clase - Al señor Slinkhard no le gustan los embrujos¿verdad? En cambio, yo creo que pueden resultar muy útiles cuando se emplean para defenderse.

- ¿Ah, sí! - exclamó la profesora Umbridge olvidando bajar la voz y enderezándose - Pues me temo que es la opinión del señor Slinkhard, y no la suya, la que nos importa en esta clase, señorita Granger.

- Pero... - empezó a decir ella.

- Basta - la atajó la profesora Umbridge; a continuación se dirigió a la parte delantera de la clase y se quedó de pie delante de sus alumnos; todo el garbo que había exhibido al principio de la clase había desaparecido - Señorita Granger, voy a restarle cinco puntos a la casa de Gryffindor.

Sus palabras desencadenaron un arranque de murmullos.

- ¿Por qué? - preguntó Harry, furioso.

(Harry Potter y La Orden del Fénix, Págs. 332 - 333)