Yu-Gi-Oh!

"Il trillo del Diavolo"

«-------»

Notas1:

Oh, Ra…

Aclaración: ¿YGO? No es mío. ¿Il trillo del Diavolo? No, de Giuseppe Tartini. ¿La idea? Tal vez no es la más original del mundo, pero sí es mía. xD

Advertencia: Shonen-ai. KaibaxJoey. (Wohuhuuu! (8))

Dedicación: Feliz cumpleaños a mí! Feliz cumpleaños a mí! Feliz cump---- Ehrmr… ¡Ejem! Feliz cumpleaños Kaiba, feliz cumpleaños Kaiba, un poquito atrasado, pero feliz cumpleaños, Kaiba! (Gracias a Marineneko, por todo el apoyo, aunque indirecto, y la información.)

n.n Espero les guste.

.-

«-------

.-

.-

Parte 1era: Larghetto.

.-

.-

Por más que trataba, no podía quitarse de encima las sábanas que se pegaban como una segunda piel a su cuerpo sudado. A pesar de estar en otoño, hacía un calor del demonio dentro de su encerrado cuarto, que a penas y lo dejaba respirar con regularidad. Con un suspiro agotado dejó de luchar, y se acomodó en su cama con el fin de, al menos, dormir unas horas. Frunció el entrecejo al recordar que en la primera clase del día tenía un examen de matemática.

Ojalá no olvidara nada de todo lo que estudió esa tarde. ¡Si Ra era tan grande como Yami hablaba de él, esperaba que no lo dejara olvidar ésas insulsas fórmulas!

Joey frunció el entrecejo al notar que sus cabellos rubios, de repente, se unieron a la moda de pegarse a su piel, más específicamente a su cara.

.-Odio el calor.- Dijo en voz alta con un dejo de molestia, a pesar de que no abrió los ojos por ningún momento.- ¿Por qué habrá tanto?

Estaba en verdad agotado. Ése día había sido muy movido y agitado para él; aunque, ahora que lo pensaba, aquel era su estilo de vida, prácticamente. Levantarse muy temprano para repartir los periódicos, casi volar a la escuela, y luego enfocar la mitad de su energía para no dormirse y la otra mitad para entender las clases. Eso sin contar por factores endógenos: sus amigos y Kaiba.

¡Bien! Sus amigos eran una maravilla. Golpearse con Tristán era casi tan entretenido como molestar a Duke; sin contar las agradables charlas con Yuugi o Yami (incluyendo uno que otro duelo diario). Pero Kaiba… Kaiba siempre era un tema aparte.

.-… Bastardo ricachón…- Balbuceó a penas conciente, empezando a ser arrullado por el mismo sueño que sentía.

Dialogar con Kaiba había pasado de ser una molestia, a una masoquista adicción. Si bien odiaba cada una de sus palabras desdeñosas e hirientes, no podía evitar responderlas tratando de ironizar mejor que él, de pensar más rápido, de controlarse mejor: toda una batalla perdida, si le preguntaban.

Y más pronto de lo que Joey hubiera supuesto, le empezó a encantar verse reflejado en el mar profundo y tormentoso que eran los ojos azules de su antítesis. Comenzó a adorar quedar sin aire al notar una sonrisa de superioridad en Kaiba; y terminó por simplemente desear absolutamente toda su atención.

Por consiguiente, las peleas y malos tragos subieron en número e intensidad. A veces estaba seguro de que volvía a odiarlo, para sólo descubrir luego que tan sólo sentía rabia al serle insignificante.

Pero es que, a Joey Wheeler no le gustaba cualquier mortal, sino Seto Kaiba. Un hombre cuyo sólo nombre inspira respeto, su sola presencia impone, su voz se hace ley. Y el hecho de saber que era muy posible que jamás lo tendría como quería, le hacía desear saber aún más de él, pasar todavía más tiempo con él, conocer hasta su más mínimo gesto; y para cuando despertaba de su obsesivo ensueño, caía en cuenta que estaba irremediablemente atrapado en un callejón sin salida ni vuelta atrás.

Nadie habló de amor; pero incluso los gustos obsesivos pueden matar. Aunque estaba más que seguro, que lo suyo no era, para nada, algún tipo de fanatismo.

Sin saber cuando había caído del todo dormido, incluso a nivel inconsciente, sintió que la temperatura del cuarto empezaba a subir gradualmente más y más.

Como si quisieran cansarlo, atraparlo y por último cocinarlo; subiendo los grados del calor del aire poco a poco, de una forma casi imperceptible. Entre sueños, sin entender bien qué le molestaba, se quejó bajamente.

De repente, el calor se hizo asfixiante. Retirando totalmente la delgada sábana que lo cubría, esperó sentir algo de alivio a su cuerpo caliente, pero sólo consiguió sofocarse más y más.

Sin haberlo previsto, un jadeo salió de su boca, gracias a la dificultad en la respiración. Empezó a notar el ambiente mismo pesado, cargado, impregnado de una esencia que no podía explicar, pero que lo hacía sudar y casi retorcerse de una manera que él jamás creyó.

Cuando empezó a sentir en carne viva que se quemaba, abrió los ojos al tiempo que se sentaba en la estrecha cama y su semblante dejaba escapar la alteración que sentía.

Al principio creyó que no podía ver nada porque aún estaba algo dormido, por lo que, aún aguantando el calor, cerró los ojos tratando de tranquilizarse. Lentamente los abrió y más despacio de lo que hubiera querido, se dio cuenta de que su vista no había mejorado en nada, por el contrario, ahora veía mucho menos y el calor seguía igual de quemante.

"O ya me volví loco," Pensó moviendo su cabeza de lado a lado tratando de observar algo a su alrededor "o de tanto andar desabrigado en pleno octubre por fin me enfermó."

Blanco. No había más que una blancura infinita expandiéndose hasta el punto de no saber diferenciar las paredes del techo o el piso. Supo que aún estaba sentado en su cama gracias a la textura del colchón, pero se sentía tan perdido y desorientado, que una alteración casi imposible de controlar se adueñó de él, notando que el calor persistía. Pero era, casi, un calor imposible.

"¿Fuego, acaso?" Pensó bastante asustado, sintiendo (no así viendo) como la ropa se le pegaba más y más a la piel sudada.

.-¿Qué está pasando?- Preguntó bastante cercano a gritarlo, lo cual, al menos, le dio la certeza de que escuchaba su propia voz.

.-Siempre ladras, perro, siempre. ¿No te cansa que la gente normal no te entienda¿Será por eso que te la pasas con des-adaptados?

Joey estuvo seguro de que había abierto los ojos el triple al reconocer la voz que tan calmadamente le hablaba. Justo con ése toque de desdén y burla que lo caracterizaba. ¿Sería posible que sus sentidos no le engañaran?

.-¿Kaiba?- Preguntó dudoso; sintiéndose ya de por sí estúpido por preguntar al no poder ver.

.-Algo así, perro. Jumh. Velo por ti mismo.

Al instante, el rubio iba a reclamarle que no podría, pero las oraciones murieron en su garganta al notar que poco a poco los colores se filtraban nuevamente a su vista, dejando el ambiente pintado de un rojo casi pálido. Al principio creyó que el calor lo estaba volviendo a afectar con alucinaciones de colores, sin embargo, ésta vez supo que veía realmente al observar su propio cuerpo.

Se alegró de verse a sí mismo vestido con el mismo boxer negro y la camisa azul claro con el que se acostó. Sus manos estaban muy resbalosas debido al sudor, pero con el exagerado calor que hacía, no le extrañó.

De la nada vio una sombra a su lado y el cuerpo que la proyectaba se detuvo justo en frente de él. Un escalofrío le recorrió toda la espinal dorsal, con una sensación vagamente familiar y embriagante; algo dudoso subió la vista, y nadie lo había preparado para lo que encontró.

Delante de él, de pié con toda su elegancia y altivez innata se encontraba Seto Kaiba. Si ya su sola presencia lo ponía nervioso, encontrarlo vestido de traje formal gris combinado con tonos de azules, no hizo más que explicarle porqué el calor le llegaba a las entrañas.

Una delicada sonrisa burlona se formaba en sus deseables labios, y losojos azules los sentía más agudos que nunca.

.-¿Qué… ah… qué diablos t---?

.-Precisamente.- Sonrió de medio lado- Jamás creí que pudieras captarlo tan rápido; ahora veo que es cierto eso de que, a veces, la mascota sorprende al amo.

No pudo evitar apretar los dientes para después hacer el intento de saltar fuera de su cama, pero, si ya de por sí estaba sorprendido, quedó prácticamente aturdido al darse cuenta de que, ahora, no podía moverse.

.-¿Qué está pasando!- Gritó viendo al alto directamente a la cara, sintiendo como ahora el mil veces maldito calor se le subía a la cabeza.

.-Te até.- Respondió simplemente- Sabía que reaccionarías así de estúpidamente impulsivo, por lo que tuve que tomar medidas.

Joey no supo si fue el tono calmado y sutilmente insinuante el que hizo que, ahora, fueran sus hormonas las que danzaran alegremente.

¡No, no, no¡Tenía que controlarse¡Era Kaiba, con un demonio!

.-¡Dime qué carajo está pasando¿Qué haces en mi casa a esta hora, y cómo es que no puedo moverme?- Pregunto revelando sin importarle toda su alteración; después de todo, estaba seguro que Kaiba lo había notado desde el principio.

.-¿Tu casa?- Ahora cerró los ojos y se cruzó de brazos, sin dejar la sonrisita de lado- No, perro malo. Esta es casa, yo te traje aquí. No empieces a marcar tu territorio ahora, eso me fastidia.

.-Grrr ¿De qué demonios hablas¡Dime de una buena vez qué sucede!

.-Oh, ladras de nuevo.- Negó con la cabeza, para luego abrir los ojos, revelando sus pupilas más azules y brillantes que nunca, dejando a Joey, sólo por un segundo, sin aliento- Para que ya no des tantas vueltas persiguiendo tu propia cola, te diré: no soy, exactamente, Seto Kaiba.

El rubio frunció el entrecejo con molestia de una forma tan espontánea, que ni lo sintió. Ah, claro… y él era Paulina la gallina.

.-¡Déjate de estupideces de una buena vez, y suéltame de lo que sea que me tengas atado!

.-No quiero- Le respondió el ojiazul con simplicidad-, tendrás que aguantarte.- Ahora, desapareció la sonrisa, y pasó a estar tan serio como siempre- No repito las cosas, pero lo haré esta vez teniendo el cuenta que procesas lentamente lo que digo, ya que yo hablo y no gruño.- Aquí Joey reprimió un gruñido que concientemente iba a soltar- No soy Kaiba, soy Lucifer.

El catire no estuvo seguro de cuánto tiempo pasó en total silencio, con la sola conciencia del calor mismo, no obstante, de un momento a otro, estalló en risas que pronto se volvieron carcajadas.

Notó como Kaiba fruncía el entrecejo como era normal, sin embargo, ese gesto pareció animar el chiste. Luego de incontables segundos, el rubio se tranquilizó un poco, tratando de recuperar vanamente el aire perdido, sintiéndose pegajoso por el calor.

.-Así que ¡jejejeje!... ¡ejem!- Carraspeó- ¿Lucifer, eh?- Reprimió otro ataque de risa- ¿Hace cuánto me quedé dormido?

El ojiazul le observó visiblemente fastidiado de la situación, aunque, luego de un suspiro que buscaba paciencia, volvió a tener el mismo semblante indiferente.

.-No seas estúpido, esto no es un sueño. Esto es tan real como el calor que sientes que te quema, porque, bueno, estás en mi casa, así que…

.-¡Oh¿Estoy en el infierno?- Cuestionó Joey aparentemente divertidísimo.- ¿Tú haces de guía turística?

.-No te conviene gastar aquí mi paciencia, Wheeler, créeme.- Tardó unos segundos en seguir- Sin embargo, te he traído ya que quiero hacer un pacto contigo.

Joey aún sonreía, ya sin sentirse nada intimidado o enojado. ¿El Rey de las Tinieblas tenía algo que ofrecerle¿Qué sería¿Cordura? Lastimosamente, a él le quedaba poca, así que…

.-Dime¿qué quieres? Te informo que cobro caro.

Inesperadamente, Kaiba sonrió.

.-Me alegro, porque yo también.- No dejó que el atado interrumpiera- Y te brindo la posibilidad de tener todo lo que desees por un día. Absolutamente todo. Mmmh… ¿Entendiste, o lo deletreo?

A pesar de que no pudo evitar molestarse nuevamente con el arrogante que tenía al frente, Joey no cayó en ningún tipo de provocación, simplemente, siguió el juego.

.-Claro…- Sonrió- Tú me das todo lo que yo desee durante un día¿cierto?- Reprimió un ataque de risa cuando vio a Kaiba asentir- O sea, te transformarás en mi hada madrina ¿eh?

.-Si lo quieres ver de un modo infantil. Aunque no te apenes, entiendo tu posición de cachorro.

El rubio no pudo evitar soltar un nuevo gruñido de rabia. ¿Es que ni en sueños Kaiba dejaba de compararlo con un can!

.-¿Y qué tendría que darte a cambio?- Preguntó suspicazmente.

Kaiba sonrió bastante divertido, gesto que alarmó a Joey de una forma imprevista.

.-Eso luego lo discutiremos.- Se descruzó de brazos, para pasar a ver al catire directamente- ¿Qué me dices¿Aceptas?

.-¡Ja-ja!- Volteó la cabeza- ¿Aceptar¡Pero si no me sé todos los términos del contrato! Luego quedo en la bancarrota y no hallaré dónde quejarme. O… ¿tienes sucursales en la tierra¡Tú dime!

El supuesto Satanás giró los ojos algo cansado de la burla. No era que no pudiera contestarle, es que se le agotaba el tiempo.

.-Si no estás seguro, te puedo dar mi palabra que ni sentirás lo que tomaré.- Sonrió.

.-Mi mamá me dijo alguna vez que no confiara el hombres de traje que se creen el Diablo… ¡Vaya! Creo que morirá sin saber lo literal de su consejo…

.-Me encantaría seguir con esta conversación, perro, pero se me acaba el tiempo.- Dio un paso al frente, quedando bastante cerca de la cama de Joey, de modo amenazante- Dilo ya¿sí o no?

El rubio no pudo contener una carcajada rápida, para luego volver a calmarse relativamente.

.-¡Caramba¿Tener a Seto Kaiba, (o Lucifer, para no herirte) todo un día de esclavo¡Oh, Dios!- Kaiba bufó bajamente- ¿Dónde firmo? Apuesto que nada puede valer tanto como eso…

.-Entonces aceptas.- Sonrió un poco el ojiazul.

.-Y tú cumplirás todos mis caprichos del día. ¡Jajajaja! Vaya… ¡ya quiero ver a Duke utilizando un traje de perro!

.-Cerremos el trato de una manera oficial.- Kaiba cerró los ojos, para después bordear la cama, y quedar mucho más cerca del rubio.

El de ojos mieles observó bastante curioso como el más alto quedaba increíblemente cerca de él; para cuando se dio cuenta de la cercanía descarada, se puso nervioso.

Pudo ver que Kaiba alzaba una mano, que con su sólo movimiento, hizo que su propio cuerpo se moviera hacía arriba con voluntad propia. Su cara quedó a tan sólo unos centímetros de Kaiba, y sus mejillas se tornaron de un fuerte tono rojo, a la par que volvía a ser conciente del endemoniado calor.

El castaño lo miraba intensamente y bastante complacido; como si le encantara verlo tan sumiso y su merced, ya que, después de todo, no podía moverse según sus deseos.

.-No lo olvides, Joey.- Le dijo con una voz condenadamente sensual, increíblemente cautivadora y hechizante.

En un moviendo, Kaiba quebró la minúscula distancia que separaban sus labios, y, cerrando los ojos, empezó el beso más intenso y embriagador que el rubio hubiera recibido jamás.

Un escalofrío igual de vehemente que en trueno bajó por su espalda, sólo para sentir que el calor empezaba a quemarle mucho más de lo que recordaba; casi llegaba a dolerle. Sin embargo, una lengua húmeda y atrevida parecía pedirle perdón por eso mientras lamía sus labios.

Aquel era, sin duda alguna, el mejor beso de su perra vida.

Con una sacudida despertó alterado, sentándose en su cama tan rápido que a duras penas lo notó. Todo su cuerpo sudaba y como recordaba, la sábana yacía en el suelo, no obstante, ahora era diferente: tenía en extremo frío.

Se estudió a sí mismo con atención, para luego pasar a su alrededor. Todo estaba igual a como recordaba; nada parecía fuera de sitio, o tan siquiera ligeramente quemado por algún cambio de temperatura. Para cuando comprobó que podía moverse a libertad nuevamente, empezó a temblar de frío.

Con torpes movimientos, se agachó hasta tomar la sábana para luego cubrirse con ella, aunque no había servido de mucho para calmar -ahora- la falta de calor, rogó por aclimatarse pronto.

Sentía su corazón latir muy aceleradamente y sus labios ardiendo con fuego. ¡Por los dioses¡Que sueño más loco había tenido¿Kaiba de Diablo?… Bueno… podría ser… ahora que lo pensaba…

.-Definitivamente, mucho estudio tampoco es bueno para la mente.- Se dijo a sí mismo, acomodándose mejor en su cama ya sin temblar.

¡Y en el sueño Kaiba lo besaba! Se sonrojó un poco al recordar tan apasionado beso. Que increíble había sido. No obstante, ése simple beso le hacía caer en cuenta de que tan sólo había sido un sueño; es decir ¿Kaiba besándolo¿El arrogante-agradece-que-puedas-verme-porque-no-puedes-tocarme número uno del mundo¿A él? ¿Al Perro?

.-Sin duda un buen sueño- Suspiró un poco más tranquilo- Pero, como sueño al fin, nunca pasó.- Sonrió de medio lado- ¡Pero al menos lo recuerdo!

Cerró los ojos algo más descansado. Pronto, otro recuerdo invadió su memoria con una rapidez casi pasmosa: él había hecho un pacto con el Diablo. Había aceptado el trato.

¡Jaja! Sí, claro. ¡Ojalá fuese cierto que durante todo un día todos sus deseos se cumplieran!

Demonios, ahora que lo pensaba, había sido un sueño fantástico. Eso, claro, si dejaba de lado el calor horroroso que había sentido.

.-¡Bah!- Dijo acurrucándose un poco más contra su almohada- Sólo quiero dormirme…

Y al segundo siguiente, su pedido se había hecho realidad.

.-

.-------»

.-

Fin del capítulo 1.

.-

Notas:

Hoy cumplo 17 años! Felicítenme! ¬¬U No oígo. (xD Nah! Nah!)

Bueno, la idea de éste fic no es la más original (es decir, existen un trillón de versiones en las cuales una persona vende su alma al diablo, y todo lo demás); pero, hey! Ya veremos qué sucederá.

El título es la melodía de Tartini, que ya se sabrá más. El del capítulo, es la primera parte de dicha melodía.

Espero que les haya gustado; miren que metafóricamente me quedé sin neuronas escribiendo.

Mí email -- zelshamada (arroba) hotmail/yahoo (punto) com Ya saben cual es el MSN.

¡Gracias por leer!

¡No te pierdas!

Zelshamada.