Polvo de Cuerno de Unicornio
por
Julieta
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Summary: Esta historia empieza semanas después de que Harry inicia su sexto año, cuando Hermione está furiosa con él porque utiliza las anotaciones y los hechizos escritos por el misterioso y autonombrado Príncipe Mestizo... entonces, una tarea les cambiará la vida a ambos. Y de qué manera.
Género: Romance/General.
Clasificación: NC-17 por situaciones sexuales.
Pareja: Harry/Hermione.
Disclaimer: El libro "Harry Potter y el Príncipe Mestizo" (en el cual se basa esta historia) es propiedad intelectual de la talentosa señora JK Rowling, así como todos los personajes, lugares y demás.
Advertencias:
o Spoilers del libro mencionado.
o Lenguaje adulto y situaciones sexuales. Algunos capítulos contienen escenas lemon (sexo explícito)... Por lo tanto, no te recomiendo la lectura si eres menor de edad.
o Una última cosa... los primeros capítulos (exactamente del 3 al 7) encontrarán a un Harry muy diferente. No les diré más, solo les pido que si lo que leen (respecto a su comportamiento) no les gusta... me den una oportunidad, ya que todo tiene una razón de ser. Deberás seguir leyendo para averiguar porqué se porta como un... bueno, como se porta. ¡Jaja!... ¿A poco creías que te lo iba a adelantar?
Nota de la autora:
Escribir este ff ha sido mi alivio y mi terapia para soportar la decepción de comprobar que la mejor escritora de fantasía del siglo XXI no sabe escribir romance. Claro, algún defecto tenía que poseer. Pero la perdono porque ella nos ha dado cinco libros maravillosos dónde nos obsequió pasajes completos en los que yo leí que Harry amaba a Hermione y ella a él. Así que dedico este ff a todos los ilusos del mundo que, como yo, creen que el amor es algo más que una bestia rugiendo en tu estómago.
Mil gracias a las betas que me han ayudado durante el desarrollo de los capítulos, ellas son: Sky, Hibari, NewSunrise y en la edición final: Allalabeth. Su ayuda y paciencia incondicional ha logrado que este fic sea mejor.
Capítulo 1
La tarea de Slughorn
Aunque no era que se sintiera culpable, Harry no podía dejar de sentir cierto remordimiento por superar a Hermione en clase de Pociones. Suponía que para ella había sido un golpe muy duro darse cuenta de que en la primera sesión le correspondería ganar la poción Felix Felicis si Harry no hubiera contado con la ayuda del Príncipe Mestizo, ya que (siendo honestos) la poción de Hermione fue la mejor después de la de Harry... y ésta no hubiera salido nada bien si hubiera seguido los pasos del texto como todo el mundo.
Pero. ¿cómo le pedía ella que dejara de seguir los consejos de aquel misterioso personaje si esto le convertía en el mejor alumno en esa materia, en la cual siempre había sido un desastre?. ¿No era eso lo que quería Hermione?. ¿Qué se comportara a la altura de las circunstancias y fuera mejor alumno? Harry refunfuñó mientras se acomodaba en su lugar de siempre, entre ella y Ron, pensando que nunca lograría comprender a las mujeres y decidido a seguir usando las anotaciones del Príncipe.
Hermione se mantenía seria, pero ya no parecía muy enfadada, pensó Harry al mirarla de reojo. Los tres sacaron sus libros y se acomodaron frente a sus calderos sin decir palabra. Ron, notó Harry, les echaba furtivas miradas a los dos como esperando que estallara otra discusión en cualquier momento. Pero dijera lo que dijera su amiga, Harry no iba a cambiar de opinión.
Pero, para su buena suerte, aquella clase transcurrió con cierta calma, ya que la primera hora el profesor Horace Slughorn la dedicó completa a hablar sobre antídotos para venenos y hacer de vez en cuando alguna pregunta, las cuales, Hermione contestaba correctamente, como siempre. Esto parecía haberle devuelto su buen humor y su habitual sonrisa de autosuficiencia. Harry la observaba divertido, le alegraba verla de nuevo segura de ella misma.
-¡Bien, jóvenes! –Exclamó el profesor sacando a Harry de sus cavilaciones. -Ahora… ¿Quién puede decirme algo sobre las aplicaciones mágicas del cuerno del unicornio, específicamente hablando de antídotos? –Slughorn volteó hacia Hermione, aún antes de que ella levantara su mano. –Díganos, señorita Granger.
-El cuerno de unicornio tiene muchas y muy variadas aplicaciones mágicas, especialmente purificatorias. Se dice que su sola inmersión en agua envenenada o contaminada la devolvería a su estado puro –Hermione tomó aire antes de seguir. –Su presentación en fino polvo es muy apreciado por los magos para elaborar antídotos contra varios venenos, pociones de la buena suerte, de la abundancia y potajes de larga vida, entre otros. Es difícil de conseguir, escaso y de precio muy elevado –concluyó como anotación final.
-¡Excelente señorita, otros diez puntos para su Casa! –dijo Slughorn moviendo su gran bigote con emoción. Harry disfrutaba enormemente de la cara que ponía Malfoy cada vez que Hermione ganaba puntos para Gryffindor, motivo por el cual lo observaba siempre que esto ocurría.
-Se suponía que tendríamos que realizar alguna de las pociones mencionadas por la señorita Granger –escuchó decir al profesor sin dejar de mirar a Malfoy, -pero debido a los altos precios de la principal materia prima, tendremos que omitir esa práctica. Creo que los tiempos no están para despilfarrar ingredientes que en una emergencia real nos pueden salvar la vida, jóvenes –agregó para acallar las exclamaciones de decepción que hicieron algunos estudiantes.
-Pero... –agregó después de un momento, como quien no quiere la cosa, -si alguno de ustedes lograra conseguir un poco de cuerno de unicornio por sus propios medios... –miró a la clase. Algunas chicas se ruborizaron, entre ellas Hermione. Harry no entendía por qué. Slughorn continúo con una sonrisa misteriosa -En ese caso podríamos elaborar nuestras pociones sin remordimiento y aquella pareja que nos dotara de tan valioso material tendría asegurada una muy buena nota. Después de todo, no es ningún secreto que en nuestro querido bosque hay unicornios. Debemos aprovechar nuestra buena suerte. ¿No creen?. ¿Alguna pareja voluntaria?
¿Pareja?. ¿Cuerno de unicornio?. ¿De qué diablos hablaba Slughorn? Harry se encontraba sumamente desconcertado. Miro a su alrededor y vio que Ron lucía, como casi siempre, igual de despistado que él mismo. En cambio, Hermione estaba extrañamente encogida en su lugar, como si quisiera pasar desapercibida. A Harry este comportamiento le pareció muy extraño, ya que su amiga no desperdiciaba oportunidad alguna de ganar puntos extras en cualquier materia. Además. ¿no se suponía que los unicornios eran muy difíciles de ver, y ni hablar de atraparlos?. ¿Cómo se atrapaba un unicornio, después de todo?. ¿Eso no estaba prohibido?. ¿No morían si se les quitaba el cuerno?
Aunque nadie parecía dispuesto a ofrecerse voluntario, el profesor no dejaba de sonreír. Al contrario, parecía esperar aquello. De repente se giró hacia Harry, para desconcierto de éste.
-Bueno, en vista de la falta de gente valiente creo que será una tarea especial asignada al alumno más brillante del curso – Harry notó que Hermione lo miraba con furia al escuchar a Slughorn decir lo último. – ¡Así que, la misión te será otorgada a ti, querido Harry!
Todos voltearon a mirarlo, algunos parecían no poder aguantar la risa. Harry deseó saber en qué consistiría la misión, pero si preguntaba no parecería el alumno brillante que Slughorn pregonaba que era. En ese momento deseó fervientemente haber leído algo sobre captura de unicornios, algo que le dijera porqué todos lo miraban con sorna. Sonrió tímido al profesor y asintió con la cabeza apenas perceptiblemente. Notó de reojo la mirada asombrada de Hermione, como si ésta no creyera a Harry capaz de aceptar hacer algo así. Pero... ¿algo así, QUÉ?
-¡Muy bien, querido muchacho, sabía que tú lo harías! –Slughorn pareció un poco abochornado al preguntarle: -¿Y quién será tu pareja?. ¿La elegirás de entre esta clase?
El primero que a Harry se le vino a la mente fue su amigo de siempre.
-¿Puedo elegir a Ron Weasley?
Casi la clase entera (o por lo menos lo que sabían de lo que se estaba hablando) estalló en carcajadas. Hasta Hermione se rió con ganas. Ron se puso colorado hasta las orejas y parecía quererse meter debajo del pupitre.
-¡Ay, mi querido muchacho! –dijo Slughorn con lágrimas en los ojos. –Eres igual de bromista que tu padre... es obvio que esta tarea sólo la podrás realizar con una compañera. Ya sabes, del sexo femenino –le cerró un ojo con picardía. -Dudo que el señor Weasley tenga los atributos necesarios para atraer al unicornio.
Todos volvieron a reír. Harry miró con pena a Ron que ya estaba tan rojo como su pelo. Le pidió perdón con la mirada, cómo diciéndole: no sé de qué diablos están hablando...
Pero bueno, si de pareja femenina se trataba...
–Entonces elijo a Hermione Granger, profesor –dijo Harry de repente, acallando la risa de su amiga que lo miró horrorizada.
Al profesor pareció costarle bastante trabajo dejar de reír, lo mismo que al resto de la clase. Cuando lo logró, dijo:
-¡Perfecta elección! –miró a una ruborizada Hermione, como evaluándola. –Sí, supongo que la señorita Granger tendrá aún lo necesariamente imprescindible para cumplir la misión.
Para sorpresa de Harry, éste comentario despertó una hilaridad mayor entre los demás. Malfoy en particular parecía disfrutar mucho del momento y se reía ruidosamente. Hermione enrojeció hasta la punta de sus cabellos y miró de soslayo a Harry, de una manera tal que éste tuvo la funesta sospecha de que lo asesinaría en la primera oportunidad que se le presentase.
Slughorn permitió salir a los alumnos antes de que finalizara la clase para afinar detalles con Harry y Hermione sobre su "tarea especial". Ron se quedó a acompañarlos, ya que al profesor no parecía molestarle. De hecho, daba la impresión de que ni siquiera se daba cuenta de que estaba ahí.
Harry, que seguía ignorando lo que tendrían que hacer, no quiso pasar la vergüenza de decírselo a Slughorn, por lo que no mencionaba palabra. Por la actitud de Hermione, ella sí parecía estar muy enterada del asunto, así que decidió preguntarle más tarde, cuando estuvieran a solas. Bueno, si es que no lo golpeaba primero.
-Ambos de Gryffindor... ¿verdad? Bien, tendré que hablar con la profesora McGonagall. Seguro entenderá las condiciones especiales… -Slughorn parecía hablar más con él mismo que con ellos. Harry y Ron se dirigieron una mirada de asombro. -Sí, ella es un encanto de dama. ¡Ah! Supongo que el guardabosque tendrá que ayudar. Claro, él conoce el terreno, podrá llevarlos a algún lugar frecuentado por unicornios y quizá pueda ayudar a Harry a sujetarlo… -en este punto Hermione movió frenéticamente la cabeza en un gesto negativo. -¿No, querida? Bueno entiendo, quizás no estés cómoda… Entonces mejor que los deje solos. Creo que Harry podrá… ¡Harry! Supongo que conoces el hechizo para cortar el cuerno. ¿Verdad? Recuerda que es sólo un pequeño pedacito, no vayas a trozar de más, no queremos matar al pobrecito.
Diez minutos más tarde los tres se encontraban fuera de la mazmorra encaminándose hacia el Gran Comedor para la cena. Harry se sentía profundamente mareado por el largo monólogo de Slughorn, además, tenía la extraña sensación de que se había metido en un problema gordo, arrastrando consigo a Hermione. Ésta caminaba muy tiesa y erguida, sin voltear a ver a sus amigos. Harry presentía su enojo, por lo que se abstuvo de hablarle en el trayecto. Primero el libro del Príncipe, ahora esta tarea. Total, que su amiga parecía estar eternamente molesta con él. Súbitamente se volteó hacia Ron.
-Oye, Ron. Perdona por lo que pasó hace un rato. La verdad no sabía que la pareja tenía que ser mujer y no hombre. –Ron se encogió de hombros pero no dijo nada. –Para ser sincero, no sé nada sobre captura de unicornios. ¡No recuerdo haber leído nunca nada al respecto!
Hermione bufó. Ron sonrió un poco más animado.
-Bueno, Harry… Yo tampoco he leído nada, pero por lo que he oído en mi casa, el atrapar un unicornio requiere algo más de maña que de fuerza bruta –miró a Hermione y se rió por lo bajito. –De hecho, creo que a Hermione le tocará la parte difícil. Pienso que Slughorn es un viejo pícaro, si quieres mi opinión. Él sabe que los está poniendo en una situación embarazosa, pero bueno, quizá piensa que no habrá problemas gracias a los años de amistad… -Harry estuvo a punto de interrumpirlo para pedirle que le explicara a que se refería con situación embarazosa, pero Ron dijo: -Para atraer un unicornio se necesita una chica virgen y… pues, este… es obvio que Hermione lo es –terminó de decir Ron volviéndose a poner rojo. Hermione se paró en seco y giró con brusquedad a ver a sus amigos, que también se detuvieron.
De repente Harry entendió de qué hablaba Slughorn cuando mencionó que Hermione todavía tendría… ¿cómo dijo? Ah, sí, "lo necesariamente imprescindible". Harry encaró a la chica y creyendo saber que era lo que le molestaba, le dijo:
-Pero Hermione... ¿Cómo pudiste haber pensado que dudaríamos por un momento de tu… este, de… bueno, de tu virtud?
Para su sorpresa, Hermione pareció enfurecerse aún más con el comentario. Por la manera en que parecía resplandecer de furia, a Harry le recordó a Dumbledore cuando se enojaba. Parecía que quería decir algo sin lograr encontrar las palabras adecuadas.
-Tú… -dijo por fin, dirigiéndose a Harry. –Eres tan… arrogante, incapaz de decirle "no" al único profesor que te ha llamado "brillante"… Me das… -se mordió los labios con rabia. Parecía estar a punto de llorar. –No tienes idea en lo que me has metido. ¿Verdad? En la vergüenza que siento… y como si eso fuera poco, hablan de mi virtud como si fuera algo dado por sentado. ¡Claro! –Harry y Ron dieron unos pasos hacia atrás intimidados. -¿Cómo no iba a ser virgen todavía Hermione la fea, la sabelotodo, la… la…? –Hermione sollozó, y dijo, casi en un susurro: -¿Realmente creen que me conocen?
Hermione corrió en sentido contrario al parecer rumbo al baño más cercano. Harry se sintió el peor amigo y el más estúpido de la Tierra.
-¡Espera! Nosotros no creemos que seas fea. ¡Hermione! –pero estaba seguro que ella no lo había escuchado. –Pero. ¿por qué se pone así?. ¿En qué la ofendimos? –le preguntó a Ron.
-No lo sé Harry… Anda, vamos al comedor, si no, no alcanzaremos ni postre.
Pero, ciertamente, Harry no disfrutó de esa cena teniendo a un lado el lugar vacío de Hermione y preguntándose por qué estaría tan furiosa. No tuvo tiempo de pensar mucho porque, al final de la comida, un chico de primer grado le avisó que la profesora McGonagall lo esperaba en su despacho. Se despidió de Ron y se encaminó hacia allá. Aunque realmente tenía esperanzas que así fuera, no dejó de sorprenderse al ver que Hermione ya estaba ahí, sentada muy digna y sin voltear a ver a su amigo cuando éste pidió permiso para pasar y se sentó a su lado. Por un momento creyó absurdamente que la profesora lo reñiría por molestar a Hermione o algo así, cuando la primera habló:
-Bien, señor Potter y señorita Granger… -ambos la miraron. Lucía francamente avergonzada. –El profesor Slughorn me ha pedido un permiso especial para que ustedes puedan internarse en el Bosque Prohibido teniendo como guía a Hagrid, quién les dejara solos para que se puedan dedicar a la tarea encomendada… Sinceramente esta situación me parece inadecuada, pero si ustedes han aceptado, pues… -miró fijamente a Harry y le dijo: -Sólo espero que tu comportamiento siempre sea el digno de un caballero, como buen Gryffindor que eres, Potter.
Tanto Harry como Hermione volvieron a ruborizarse. Harry se preguntó por enésima vez de qué diablos estarían hablando todos. En eso estaba, cuando Hermione dijo:
-Por favor, profesora. –parecía muy tranquila y su tono era de resignación. –Yo le aseguro que Harry me ve sólo como una hermana, por lo que sé que sabrá adecuarse sin problema.
Harry estuvo seguro de que había amargura en su voz cuando dijo "como una hermana", y se estaba preguntando por qué sería cuando la profesora les informó que la tarea estaba programada para el sábado al mediodía y los sacó de su despacho.
Ya fuera, Hermione caminó hacia la Torre de Gryffindor a paso veloz ignorando a Harry que se apresuró a alcanzarla.
-¡Hermione!. ¡Espera! –le pidió, pero la chica no aminoró el paso. -¡Quiero disculparme!. ¡Escúchame, por favor!
Aparentemente, había dicho las palabras mágicas, ya que Hermione caminó más lento y lo miró a los ojos, aunque todavía de manera indignada.
-¿Y bien?
-Esteee… -en realidad no sabía ni que decir. –Mira, tienes razón. Soy un patán por haber aceptado esa tarea sin saber en lo que me estaba metiendo, y fue todavía peor haberte incluido a ti sin preguntarte. Pero cuando Slughorn dijo que tenía que ser una chica mi acompañante, en la primera que pensé fue en ti. – Harry vio que Hermione esbozaba una sonrisa y se alegró de hacer las paces con su amiga. –Además, como ya te lo dije alguna vez, yo nunca he creído que seas fea. De hecho, creo que eres tan atractiva como para atraer a cualquier chico, Hermione. De verdad.
El rostro resplandeciente de la chica al oír sus palabras le demostraron a Harry que, después de todo, ya estaba empezando a entender a las mujeres.