Notas¡Feliz 2006, después de siglos de no escribir, aquí les traigo una nueva historia que es un tributo (y/o adaptación) a mis series "cursis" (shoujo) favoritas, así que si has visto Hana Yori Dango, Marmalade boy, Peach girl, KareKano y Ai shiteru baby, probablemente este fic te puede interesar, porque este fic es la fusión de todas esas historias. Habrá muchas parejas, pero por ahora Sora y Yamato se perfilan como los principales… y bueno, sin más que decir los dejo con la lectura.

Digimon y las historias de las series que utilizo para este fanfic, no me pertenecen; hago esto por diversión y sin fines de lucro

-nota extra: si hay errores en el cap, se deben al formato de este sitio que me cambia los signos de interrogación, de admiración y la puntuación en general... por más que trato de corregir eso, nada da resultado.-

Fic dedicado a mi amiga Atori-chan

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Digital Cuatro

por CieloCriss

Nuevo ciclo escolar. Viento suave. El sol rellena los espacios sin sombra del colegio más exclusivo de todo Tokio. Pueden observarse, bajo los cerezos en flor, las figuras de jóvenes caminando por los corredores, con maletines en mano y sonrisas frescas. Los edificios lucen más espectaculares que el año escolar anterior; de alguna manera, si los miras, puedes notar el reflejo de las ventanas, que pintan el cielo, que está ausente de nubes, pero más azul que nunca.

Un grupo de muchachas parlotea animadamente. Sus rostros, de vez en cuando, muestran mejillas llenas de rubor, y las miradas avispan por todo el campus del instituto para vislumbrar a los chicos más guapos y a los amigos que todavía no ven. Un nuevo ciclo escolar… otra vez.

–"Sólo tendré que soportar dos años en esta escuela"–susurró una joven de cabello rojizo y piel morena.

Se inclinó en uno de los puentes para ver los jardines principales de la escuela: muchas rosas, prados, bancas. Ella suspiró; cualquier chica estaría feliz de estar en esa nueva escuela, pero Sora Takenouchi prefería la vida tranquila en escuelas ordinarias, si por ella hubiera sido, jamás habría abandonado su antiguo instituto. Había algo que particularmente le irritaba de esa escuela, ese algo no eran precisamente las instalaciones, por el contrario, su problema radicaba en los estudiantes de ese colegio. Llevaba apenas dos horas de haber llegado a su primer día del segundo de preparatoria y ya había tenido que escuchar comentarios absurdos y superfluos sobre ropa de moda, dinero, accesorios… a Sora, como a cualquier chica, no le disgustaba hablar de ello, pero le molestaba la manera en que sus nuevos compañeros lo hacían: eran pláticas de ricos, y ella -lo sabía perfectamente- era lo que esos ricos llamarían pobre (Sora prefería decir "chica ordinaria con vida y parientes comunes"). Se recargó aún más en el puente y escuchó, de repente, un suspiro generalizado que la desconcertó. Todas las mujeres a su alrededor gimieron de manera eufórica, alzaron las manos y saludaron con devoción a cuatro jóvenes que iban pasando por uno de los pasillos principales del colegio.

Sora frunció el ceño, sin entender qué era lo que pasaba.

–"¿Qué sucede?"– preguntó al azar, mientras la mujer que estaba a su lado la miraba azorada.

–"¿Cómo¿no sabes¿es que eres nueva?"– preguntó con rapidez a Sora.

–"Sí, soy nueva"–se apresuró a decir Sora (evitó agregar: soy estudiante con beca y odio estar aquí).

–"Pues tendrás mucho que aprender. Soy Jun Motomiya"– le susurró la chica, que tenía una amplia cabellera castaña bastante desordenada. Sora distinguió en la joven una euforia fuera de lo común, pero evitó juzgarla duramente, después de todo la tal Jun era la primera que le dirigía la palabra en su primer día.

–"Yo soy Sora Takeno…"

–"¡Shhh¡ahí vienen!"–gritó Jun, abalanzándose en el puente. Sacó las manos y exclamó– "¡Yamato-sama, te amo!"

Sora alzó la ceja muy extrañada, volteó hacia abajo y notó que las sombras de los muchachos por los que suspiraban las niñas se habían convertido en cuatro jóvenes que parecían ser bastante distinguidos.

–"Saluda, chica¡son los D4!"– gritó Jun, aplaudiendo –"¡Te amo, Yamato-sama¡Tai-san, un beso por favor¡Oh Dios, están los cuatro juntos¡Ehh, voltea a verme Koushiro-kun!"

Los cuatro mencionados ni siquiera miraron hacia Jun y las otras chicas, prácticamente a Sora le pareció que caminaban como divos. El que era rubio parecía ligeramente molesto, un pelirrojo lucía indiferente; el moreno, con los cabellos parados y ojos chocolates, continuamente lanzaba besos al aire; a Sora le punzó el estómago de desagrado. El cuarto joven iba más atrás que los primeros tres, usaba gafas y era muy alto, aunque de reojo veía a su 'público', era claro que ese chico iba más concentrado en un libro.

Sora miró cómo Jun y las demás chicas que estaban cerca, seguían con la mirada al cuarteto hasta que lo perdieron de vista. Luego hubo otros suspiros generalizados y el ambiente frívolo que Sora distinguió desde su llegada, se reinstaló en todos los estudiantes del instituto.

–"Ay, no puedo creer que tenga tanta suerte"– susurró Jun, con las manos juntas– "es mi primer día en mi segundo año de instituto y ya he podido verlos… ahh, qué divinos".

–"¿Quiénes son?"–preguntó Sora, dubitativa.

–"¡Los D4, por supuesto!"– rugió Jun, como si Sora hubiera dicho una majadería– "son los cuatro jóvenes más populares del colegio".

–"Ahh".

–"Qué ordinario decir 'Ahh' en un momento como este, esos cuatro chicos son preciosos… además, son los cuatro más ricos de toda la escuela, deberías saberlo".

Sora iba a contestar que no informaban de eso en el formato de inscripciones pero se contuvo porque pensó que discutir con esa mujer no le iba a servir de nada; además, no quería ser grosera en ese primer día, quería sobre todas las cosas tener una estancia tranquila en ese colegio.

–"¿Los más ricos?"

–"¡Sí! Guapos y ricos. Yamato-sama, por ejemplo, es el hijo del dueño de la televisora más importante del país".

–"¿Ah, sí?"

–"Y Koushiro-kun es el hijo del dueño de la empresa Pineapple, ya sabes, de las computadoras".

–"¿De verdad?"

–"¡Y luego está Tai-san, que es el heredero de la familia Yagami".

–"¿De la industria automotriz Yagami?"

–"Sí, niña, sí. Sin contar que Joe-senpai es el hijo del médico más famoso de Japón".

–"Entonces"– dijo Sora, tratando de no sonar irónica –"son todas unas personalidades¿Eh?"

–"Exacto"– respondió Jun, con ingenuidad. –"A propósito¿no se te hace una grosería que no me hayas dicho tu nombre?".

–"Sora Takenouchi"–mencionó Sora, rápidamente.

–"¿De quién eres hija, no me suena tu apellido".

–"Ni te sonará, porque no vengo de familia millonaria. Escucha, iré a clases, nos vemos después".

Ese primer día, Sora supo que las cosas en ese instituto no le iban a resultar fáciles. Los D4, como los había presentado Jun, eran más que unos jóvenes ricos y engreídos: eran unos patanes. A la hora del almuerzo el de cabello castaño golpeó a varios estudiantes con los que tropezó accidentalmente; el rubio era un malcriado de lo peor que ignoraba a quien le dirigía la palabra, también era agresivo, pero no tanto como el moreno. El pelirrojo, que lucía más joven que los otros tres, estaba ensimismado en una computadora, de vez en cuando alzaba la mirada y le pedía a los transeúntes que se cruzaban por su camino, que no se acercaran a él. Al otro chico, el más alto, Sora no lo había vuelto a ver desde la mañana.

–"Jun-san¿y si nos sentamos en otra parte?"– Sora lo propuso con la mayor sutileza posible. Desde la mañana había tenido que soportar a Jun, quien había resultado ser su compañera de clases y la había invitado a seguir a los D4 durante las horas libres (por eso Sora sabía tanto de esos jóvenes en tan poco tiempo).

–"Aunque son mis amores, sé que con ninguno de ellos hay que meterse"– le explicó Jun a Sora– "Tai-san y Yamato-sama eligen a sus compañías y no hay que molestarlos nunca… ahh, ojalá alguno de ellos me pidiera una cita… Yamato-sama es más reservado, pero la última vez salió con una chica por una semana¡qué afortunada aquella mujer!".

–"¿Una semana¡Ja!" – rió Sora –"yo no soportaría a ese engreído más de diez minutos".

–"Sora-san, no digas eso, Yamato Ishida es el más hermoso de los cuatro chicos¡cualquiera querría tenerlo!"

–"No cualquiera, Jun-san…"

–"Ay Sora-san, no sabes lo que dices"– susurró Jun –"Yo todavía tengo la esperanza… es difícil con Yamato-sama, pero dicen que Taichi-san y Jou-senpai cambian de chica más a menudo… en cuanto a Koushiro-kun, pues él contacta a sus citas por e-mail".

–"¿Eh?"

–"Koushiro-kun es un genio de las computadoras, dicen las malas lenguas que tiene una base de datos de todas la chicas del instituto… él revisa los expedientes y si alguna joven le parece bonita e inteligente, la contacta por e-mail".

–"¡Suena terrible!"– rugió Sora –"Sólo un enfermo haría tal cosa".

Jun volvió a suspirar.

–"Sora-san, eres muy sincera"– rió Jun –"dices lo que piensas, qué encanto. Pero poco a poco vas a ir enamorándote de esos chicos, como yo. De hecho, creo que ellos cuatro son lo único bueno de esta escuela".

–"Debe haber algo mejor que ellos cuatro, sin duda alguna".

–"Si tuviera alguna amiga sería casi mejor que los D4. ¿Tú serías mi amiga, Sora-san, es que en esta preparatoria nadie es amigo de nadie. Los hombres se pelean por ser los mejores para formar parte de la pandilla de los D4, en cambio, la mayoría de las chicas trata de conquistar a los millonarios…".

–"Somos amigas, claro"– dijo Sora, creyendo que lo mejor era llevarla en paz y tener de compañía a Jun.

–"¡Qué bien, ahora no sólo tendré a los D4, también te tendré a ti!"– dijo Jun, ilusionada, mientras de su bolso sacaba un almuerzo perfectamente empaquetado –"¡Mira, Sora-chan, porque ahora puedo decirte así¿verdad?... mira¿qué te parece?".

–"¿Un almuerzo?"

–"Pasé toda la noche haciéndolo, se lo quiero regalar a Yamato-sama"– explicó brevemente– "como ahora soy tu amiga, tú me das ánimos. Vamos, Sora-chan, acompáñame".

Sora asintió no muy convencida mientras Jun la jalaba del uniforme hacia unas escaleras.

–"Jun… este… no veo al chico por ningún lado; es el rubio ¿Verdad?".

–"Sí. Pero sé donde está. Yamato y los demás se reúnen en su lugar especial los últimos minutos del descanso… ahí hablan de sus cosas".

Jun comenzó a subir los escalones con rapidez. Sora la siguió algo fastidiada. Le parecía agradable tener una nueva amiga, pero detestaba que Jun sólo pensara en los cuatro mocosos engreídos.

Mientras corrían, Sora levantó la mirada y notó varias sombras arriba de ellas, eran las mismas sombras de la mañana.

–"¡Jun, espera!"–dijo Sora, pero Jun corría con tanto entusiasmo que se estrelló contra esas sombras (que desgraciadamente -en breves segundos- se convirtieron en los D4). Jun gritó del susto, soltó el almuerzo y comenzó a caer hacia atrás, Sora la sostuvo a como pudo, pero quedó paralizada al ver las miradas de los cuatro jóvenes en ellas, parecía que con la vista comían sentimientos.

–"¡Mi camisa!"–rugió el joven rubio al notar que su prenda de vestir tenía el almuerzo de Jun desparramado.

El que era moreno soltó una risa tenebrosa mientras Yamato se sacudía la ropa.

–"¡Ay no!"– exclamó Jun, al ver que su almuerzo había terminado embarrado en la vestimenta de Yamato Ishida. –"¡Perdón, Yamato-sama!"

Jun inmediatamente se hincó, puso los ojos llorosos. Sora frunció el entrecejo.

–"Y era tu camisa nueva, Yamato"– rió Taichi –"Estas chicas de hoy no tienen ni un trozo de cerebro en ellas¡mira que chocar contra nosotros, esto, definitivamente no se queda así".

–"¡Por favor, perdónenme!"– chilló Jun –"Yo… no quise…".

–"Si el mundo se resolviera con disculpas"– bufó el de cabello azuloso y gafas– "entonces todos se arrastrarían como perros".

–"Bien dicho, Joe, bien dicho"– aduló Taichi –"¿Tú que dices, Yamato?"

El rostro de Yamato comenzó a enrojecerse. Levantó la vista y bajó varios escalones más.

–"¿Quién es esta chica, Kou?"

El pelirrojo que estaba con ellos –que parecía el menor de los D4-, abrió su computadora portátil y se puso a teclear unos segundos.

–"Motomiya Jun, clase 2-C"– explicó Koushiro–"Ahora que lo pienso, esa es mi nueva clase..."–agregó el D4 pelirrojo más para sí mismo que para los demás.

Yamato Ishida se detuvo a la altura de Jun. Sora pudo ver el hermoso rostro del muchacho, de verdad hermoso. Yamato era rubio, de ojos grandes y celestes. Tenías las facciones finas, pero masculinas; la piel clara, lisa, varonil.

–"Yamato-sama… perdóname… no vuelve a ocurrir".

–"No deberías dirigirme la palabra"– calló Yamato, sin mirarla de frente –"Estás a punto de recibir tu sentencia".

–"¡Es que yo no quería!"

–"Silencio. Cállate. Es fácil obedecer, nada más cierra la boca".

Jun quedó paralizada. Sora comenzó a apretar los puños, lo que estaba ocurriendo era inconcebible.

–"¿Se te hizo divertido correr por la escalera, niña¿Te pareció novedoso ensuciarme con tu basura?... ¿Crees que es gracioso?".

–"No... yo…".

–"¡Cállate!"– Yamato sonrió con sarcasmo –"Tienes suerte de ser una chica, si no, temo que la pasarías todavía peor".

–"¡Ella ya te ha pedido disculpas!"– gritó Sora, sin poder contenerse –"Te ha dicho que lo lamenta¡no era su intención, ella sólo quería regalarte su almuerzo!".

Los D4 alzaron la ceja al mismo tiempo, Yamato dirigió su mirada a Sora.

–"¿A ti quién te dio permiso de hablar?".

–"¡A mí nadie me da permiso de hablar!"–exclamó Sora –"Si creen que es válido andar por los pasillos de la escuela pavoneándose y humillando a los demás, están muy equivocados".

–"Kou¿quién es esta insignificante charlatana?"– indagó Yamato, con una calma siniestra bastante lóbrega.

–"Es…".

–"¡No necesito que un nerd de computadoras me anuncie, me llamo Sora Takenouchi".

Sora rugió como león mientras su respiración se descontrolaba un poco y le dominaba la ira. Jun y los demás que pasaban por ahí estaban estáticos, como si el tiempo se hubiera detenido.

–"¿Quién se cree esta chica para 'nerd de computadoras', Kou?"– cuestionó Joe, cruzando los brazos. Koushiro encogió los hombros.

–"Ni siquiera aparece en el registro, debe ser nueva o de primer ingreso"–explicó con voz pausada.

Yamato, de un solo movimiento, sujetó con fuerza la muñeca derecha de Sora y la hizo descender de la escalera.

–"¡Suéltame idiota¡me lastimas!"

–"Está claro que si no aparece en los registros esta chica es nueva en la escuela… aún así no debería tener esa actitud¿no lo crees, Taichi?".

–"Definitivamente no"– complementó Taichi, sin embargo por un instante quedó mudo y miró fijamente a Sora.

–"En todo caso, creo que deberíamos imponerle un castigo".

–"Es lo justo"–respondió Taichi, interesantísimo.

­–"Si me besa los pies y se declara mi esclava, a lo mejor la podría perdonar…" –comenzó a decir Yamato.

Sora, al estar sujetada por Yamato, tuvo una sensación de miedo que se transformó en una rabia que se le fue subiendo de los tobillos a las rodillas, de los muslos al abdomen, de los pechos a la cabeza.

–"¡Jamás!"– gritó la pelirroja, mientras movía su mano hasta estrellarla en la mejilla de Yamato –"Un chico engreído y egoísta como tú jamás podría ordenarme nada. NUNCA".

A como pudo, Sora se soltó y salió corriendo a toda velocidad del sitio; no pensó en nada, sólo en escapar: correr y correr para salir de esa horrible escuela y nunca volver.

Yamato se tocó el rostro, todavía lucía impasible.

–"Una cachetada…"– susurró Ishida, incrédulo.

–"Tiene tarjeta roja"– murmuró Joe Kido, su voz sonó como una orden.

–"Qué chica más energética"– opinó Taichi, sonriendo –"vaya que estuvo entretenido… los altercados que tenemos con varones terminan en golpes, los de las chicas se tornan excitantes… un momento, esa chica, se parece… no, no, ella es… ¿acaso es…?"– pero Taichi se silenció a sí mismo cuando notó que sus camaradas comenzaban a caminar nuevamente.

……………..

Sora no pudo salir del Instituto porque la puerta estaba cerrada. Se soltó llorando una hora entera entre las rejas mientras le suplicaba al conserje que la dejara salir.

–"No, chica, no"– rugió el anciano que cuidaba la puerta –"a menos que traigas un permiso de la dirección podría dejarte salir a deshoras".

Sora había retornado lentamente a su salón, había perdido dos horas clases pero aún quedaba la asignatura de Historia.

Cuando entró a su aula, vio que sus compañeros la miraban con sorna, a excepción de Jun, quien nada más escondía la cabeza. Sora apretó los puños 'paciencia y fuerza, Sora, estos niños ricos no te van a vencer'. Cuando la pelirroja quiso sentarse en su mesa-banco (butaca), notó que éste había desaparecido.

–"¡Disparen!"– gritó la jefa de grupo. Sora no supo de donde, pero sus compañeros del salón comenzaron a lanzarle huevos. Ella se arrinconó en una esquina, trató de cubrirse. El maestro que impartía la clase parecía no ver lo que acontecía; uno de los D4, el pelirrojo, estaba en el mismo grupo pero no hacía nada para evitar los lanzamientos.

Sora se cubrió con unos libros y corrió hacia la salida, pero una chica gorda le impidió el paso.

–"De aquí no sales, estúpida¿cómo te atreves a desafiar a los D4?".

–"¡Profesor!"– llamó Sora, pero el profesor nunca la volteó a ver, prácticamente ignoraba lo que estaba pasando.

Sora notó que el pelirrojo sonreía con despiste y de repente le miraba muy interesado. Sora tuvo ganas de cachetearlo a él también.

–"Profesor Tonho"– dijo el pelirrojo D4, con un tono de voz educado.

El profesor levantó la vista.

–"¿Qué sucede, Izumi-san?"– Preguntó el maestro –"¿Es que acaso le aburre la clase, dígame si necesita algo, por favor".

–"Debería cesar sus lecciones por el día de hoy". –mencionó Koushiro Izumi mientras Sora se paralizaba al oír la voz del que ella había llamado nerd.

–"Como… como usted diga… aunque si gusta puedo mejorar y…".

–"Por ahora lo único que quiero es que se acabe la clase".– el tono de Izumi era imperativo, lo que Sora no podía creer era la manera en como el profesor idolatraba al muchacho y obedecía sus órdenes.

–"La… la clase ha terminado… lean la primera lección del texto".

El profesor guardó su libro, borró la pizarra y salió disparado del salón de clases. Koushiro Izumi sonrió.

–"Izumi-san¡ya es nuestra¿qué quiere que hagamos con ella?"– indagó la chica gorda, quien le bloqueaba la salida a Sora.

–"Nada".– susurró Koushiro –"Dejen de lanzar huevos; si comienzan a apestar el aula, creo que decidiré no venir más a este salón".

Inmediatamente los alumnos bajaron sus brazos. Sora ensombreció la mirada.

–"¿Seguro, Izumi-san?".

–"Ahora quiero que salgan de aquí y se vayan a sus casas".

–"Pero Izumi-san…".

–"No quiero repetir mis órdenes".

Todos los presentes, a excepción de Sora y Koushiro, salieron del salón de clases muy extrañados. Sora permaneció firme. ¿Qué pretendía ese pelirrojo, ella no sabía si la había salvado o si el chico de ojos negros tenía un plan macabro en contra de ella.

–"Yo no… no voy a agradecerte". – Koushiro encogió los hombros.

–"No me lo agradezcas. No lo hice por ti"– dijo el chico –"Es que este tipo de cosas me fastidia, eso es todo".

–"¡Odio esta escuela!"– exclamó Sora, sin poder evitarlo; Koushiro rió con algo de ironía.

–"Y prepárate, porque tienes tarjeta roja. No vas a durar mucho".

–"¿Tarjeta roja?"

–"Ya lo averiguarás… después de todo no necesitas que un 'nerd de computadoras' te advierta y te comunique nada".

…………….

Sora apretó con fuerza su maletín, avanzó por los pasillos del instituto con lágrimas en los ojos. No entendía a su madre ¿Por qué la había obligado a entrar a esa escuela tan nefasta con gente que nunca pensaría como ella, la desdicha que tenía adentrada en su piel se fue convirtiendo en furia. Ella sólo quería llegar a su casa y echarse a llorar; quería pelearse con su madre y nunca, pero nunca volver a hablarle.

Cuando comenzó a atravesar los jardines del lujoso colegio, un quinteto de jóvenes con aspecto de malandrines le impidió el paso.

–"Háganse a un lado¡llevo prisa!"–dijo Sora con indignación.

–"¿Qué dices, no, perra, no sabes en el problema que te has metido… una tarjeta roja significa tu fin"– Sora retrocedió un poco, sintió miedo. De repente pensó que los D4 eran un círculo vicioso de perdición y terrorismo, así que se dio la vuelta con rapidez al notar que los cinco esclavos de los D4 se abalanzaban hacia ella.

'¡Me quieren golpear!' pensó Sora, desesperada, mientras saltaba con agilidad los setos de unos jardines.

–"¡Ah ella!"– gritó uno de los gorilas que la perseguía.

–"Si le entregamos esta zorra a Ishida-sama, seguramente nos recompensará".

Sora tropezó al no ver una escalinata, lanzó un gemido de dolor y cayó abruptamente al suelo. Lo siguiente que sintió fue una patada en el cuerpo; ella se abrazó a sí misma.

–"¡Déjenme en paz!"– gritó al notar que los cinco jóvenes reían entre ellos y la rodeaba en un círculo.

–"Mañana no te quedarán ganas de regresar, pinche zorrita".

Sora gritó y se incorporó con dignidad; el hombre que la había pateado tuvo la intención de repetir su acto; Sora se cubrió el rostro, pero nada pasó.

–"¡Alto!­"–escuchó la pelirroja Takenouchi que ordenaban. Ella abrió los ojos y se encontró con una sonrisa mordaz y unos cabellos esponjados y marrones.

–"¡Yagami-sama!"– gritaron al unísono los cinco estudiantes, casi reverenciando.

–"Jeje, buen trabajo chicos".

–"Sé que no nos mandaron a hacerlo, Yagami-sama, pero los muchachos y yo queríamos darle una sorpresa a usted y a Ishida-sama".

–"Sí, claro, nos fascina que torturen chicas y las pongan a nuestra merced, pero temo que ahora yo me haré cargo del resto"– eso lo dijo con sorna, pero el quinteto de gorilas no lo notó. –"Eso es, regresen a sus casas y seguramente recibirán su recompensa pronto, muchachos".

Los cinco hombres asintieron y se les enrojecieron las mejillas, como si les hubieran dado alguna medalla. Sora miraba atónita la escena. 'Primero el pelirrojo me salvó de mi grupo… me pregunto qué querrá este chico despeinado'.

Yagami Taichi sonrió cuando el séquito de gorilas desapareció, luego le ofreció la mano a Sora.

–"Sora-chan, de verdad, eres muy valiente".

Sora no cogió la mano del chico.

–"¡Vaya, eres una dama con mucha dignidad, deberías considerar un privilegio que te haya salvado… hasta podrías tocar mi mano".

–"¡Jamás!"– gritó Sora, poniéndose de pie mientras sacudía su uniforme.

–"Claro, Sora-chan no haría esas cosas nunca".

–"¡Deja de llamarme Sora-chan!"– volvió a gritar la pelirroja.

–"Sora-chan, no te enojes ¿Quieres¿así te comportas con el chico que te salvó el pellejo?".

Sora bajó la mirada.

–"Cínicos… ustedes¡ustedes han provocado todo esto, me dijo Izumi que tenía tarjeta roja y que no duraría mucho en esta escuela!".

–"Sí, claro, tienes tarjeta roja… le faltaste el respeto a Yama, supongo que era inevitable… pero, quiero que sepas que ninguno de nosotros ha ordenado que te maltraten, eso es cosa de nuestros fans".

Sora comenzó a caminar en dirección contraria a Taichi, quien la siguió.

–"Sí…"–murmuraba el castaño– "definitivamente te has puesto muy bonita… claro, quizás tienes unos kilos arriba, pero qué va, luces preciosa".

–"¡Cállate!"

–"De verdad, Sora-chan, nosotros no te mandamos golpear… tal vez nuestros adeptos le presentaron la propuesta a Joe, pero él no nos ha informado nada al respecto".

–"¿De qué hablas¡Déjame en paz!... si lo que quieren es que me vaya, pues me iré; ¡Ni siquiera quería venir a esta escuela en primer lugar!".

–"Entonces, te darás por vencida"– meditó Yagami –"es extraño, la Sora-chan que yo conozco nunca se rendía… de alguna manera siempre salía adelante".

Fue entonces cuando Sora se detuvo súbitamente.

………..

Cuando Sora llegó a su casa, lo primero que hizo fue suspirar. En esa respiración desfalleció por completo y se dejó caer en el suelo de madera. Tenía la mente y todo su cuerpo hecho un revoltijo de sensaciones y sentimientos: mucha ira, desprecio, enojo, tristeza, ansiedad, desesperación, pesimismo, decepción, angustia, abatimiento… cansancio y hastío ante todo; lo único bueno que le había ocurrido hoy se traducía en añoranza.

–"Yagami Taichi"– susurró para sí misma, con el rostro contraído por asombro –"… No puedo creer que se trate del Tai-chan que conocí en el Jardín de Niños".

Sora recordó entonces a un chico de escasos cinco años pateando un balón de soccer, un escalofrío le recorrió la piel 'No importa que haya sido amigo mío en la infancia… Tai-chan ¡quiero decir, Yagami-san, se ha convertido en uno de esos chicos odiosos que se creen los reyes de la escuela; aunque se trate de la misma persona¡no voy a tenerle más consideraciones que al odioso chico rubio o al pelirrojo excéntrico!' pensó Sora con decisión mientras se quitaba los zapatos y los ordenaba en la entrada.

–"¿Mamá?"– Sora llamó a su madre, pues no había oído el clásico saludo de su progenitora. De haber sido un día normal eso no le habría importado, pero como se trataba del día de hoy, Sora especialmente quería verla: tenía que reclamarle tantas cosas. En un principio quería renegar de la nueva escuela a la que su madre había insistido en inscribirla, quería decirle que se rendía, que era un chica normal y que la odiaba (a su madre) por quererla perfecta.

–"… es que¡es que nunca seré como ella quiere!"–se murmuró Sora Takenouchi a sí misma –", por eso papá no pudo permanecer al lado de mi madre… eran, eran muy distintos".

Su madre, la mujer más tradicionalista que Sora había conocido, no estaba en casa. Sora se preguntó dónde podría estar, pero la respuesta la encontró en la cocina.

'Sora' se titulaba la nota que su mamá había dejado en la mesa del comedor. La hija desdobló la hoja; pensó que era extraño que su 'okasan' le dejara una nota:

'Sora, hija:

Hoy es un gran día para tu madre; cuando conozcas el motivo de mi felicidad comprenderás por qué te he obligado a tantas cosas estos días. Sabrás por qué tienes una nueva escuela y por qué te exijo más cosas en casa.

Por favor, ponte el vestido del que hablamos el otro día y alcánzame en el restaurante italiano Giovanni a las 6 de la tarde.

Tu madre'.

Sora apretó en puño la hoja y volvió a suspirar. Definitivamente no era su día. ¿Qué sucedía con su madre, en la nota su madre le decía que por fin iba a conocer el motivo que la hacía feliz, Sora ni siquiera sabía que su madre había encontrado la felicidad.

–"¿El vestido del que hablamos el otro día?... ella sabe que lo odio"–optó por mencionarse Sora, deslizando los brazos en sus costados. Pero entonces una sonrisa humilde y sincera se asomó al cuerpo de la muchacha de piel apiñonada: 'Aún así, mamá, me da gusto que hayas encontrado esa felicidad que yo nunca vi en ti y que a lo mejor jamás entenderé en mí misma'.

……...

Era un kimono gris, con rosas azules, el que lucía la joven de 17 años. Traía el cabello suelto, de modo que las puntas rojizas le tocaban los hombros. Sora se había sombreado los ojos y había cubierto sus labios de un lápiz labial transparente, de modo que su boca brillaba a lo lejos y llamaba la atención. Caminó sin prisa, con los brazos cruzados, los ojos perdidos, hasta que se topó con el letrero del restaurante Giovanni.

–"¡Wooow!"–comentó Sora Takenouchi al ver la majestuosidad del restaurante.

–"¿Disculpe, tiene alguna reservación?".

–"Ehh, necesito encontrarme con mi madre"– susurró Sora al encargado mientras azoraba pensaba en si su mamá se había sacado la lotería; de otro modo nunca en la vida la invitaría a cenar ahí.

–"¿Cuál es el nombre de su madre?"

–"Takenouchi".

–"Takenouchi… ah, sí claro, viene con el señor Ishida; pase por favor, señorita".

Sora agradeció con el rostro y siguió al mesero.

'Mamá quiere compensarme por haberme inscrito en esa horrible escuela de niños ricos' dedujo la pelirroja con mucha esperanza 'debe tratarse de eso, pero de ninguna manera va a chantajearme con ello, yo no quiero saber de los D4 nunca más'.

–"Está en este cubículo privado, señorita; me retiro porque ha llegado un nuevo cliente".

–"Gracias".

Sora avanzó a través del salón y observó a su madre, sentada en una mesa lujosa con un hombre de cabello castaño y expresión cansada. Sora abrió mucho, mucho, mucho la boca y soltó un bufido de susto.

–"Oh, Sora, hija, pasa por favor".– dijo la señora Takenouchi, mientras ella y el hombre con el que estaba se ponían de pie.

Sora asintió y avanzó unos pasos, las rodillas se le cubrieron de nervios.

–"Eh, hija, esto es repentino… nunca te hablé de ello, pero…"

–"¡Es…¡Es tu novio¿verdad?"– dedujo Sora, asombrada, sin saber si estaba o no de acuerdo. Sus padres se habían separado hacía dos años y su madre nunca había mostrado interés en nadie más mientras que su padre había rehecho su vida con otra persona.

–"Soy… soy su prometida"– dijo la señora Takenouchi. A Sora su madre nunca antes le había parecido tan frágil y sumisa.

El prometido de su madre sonrió con lasitud.

–"Voy a casarme con él, Sora"– siguió diciendo la dama Takenouchi– "al lado de Ishida me siento feliz y junto a él sé que puedo darte lo mejor".

Sora tenía los ojos tan abiertos que parecía que se iba a desmayar.

–"Tenía ganas de conocerte, Sora-chan"– dijo el señor Ishida, de manera sincera, aunque a Sora todavía le pareció un hombre de expresión cansada y ausente.

–"Gra-gracias"–optó por decir Sora, tocándose el pecho. Le habían pasado tantas cosas hoy que ya no podría suceder nada más.

–"Ah, Sora, todo va a cambiar para bien de ahora en adelante, Ishida tiene un hijo estupendo que es de tu edad, según sé, y se la llevarán muy bien juntos y…".

'¿Por qué mamá le llama a su futuro esposo por el apellido?' se preguntó Sora mientras esperaba la respuesta del tal Ishida.

–"Oh sí, a Yamato le gustará conocerte" –dijo el señor con expresión nerviosa.

Sora siguió estática mientras a sus espaldas, unas pisadas nuevas se arrastraban en el salón privado y se detenían justo detrás de ella.

–"Ah… así que te casas otra vez"– dijo una voz varonil que le puso a Sora los pelos de punta.

–"Sí"–comentó el señor Ishida–"¿No te había dicho?"

–"¿Acaso alguna vez me dices algo?"

Cuando no pudo más, Sora dio media vuelta y se topó con la hermosa imagen de Yamato Ishida, uno de los líderes de los D4.

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Espero sus comentarios sobre esta historia… y bueno habrá que esperar a ver que pasa entre Sora, Matt, el matrimonio de sus respectivos padres y los D4, las fans y la tarjeta roja.

El concepto de D4 lo saqué del F4, el club de chicos más populares en Hana Yori Dango.

Esperen el próximo capítulo pronto

Se despide CieloCriss