El fic esta dedicado concebido y creado para KEa Langrey te amo pkño!

Nota Autor: Este fic está basado en los capítulos 44 y 46 del manga, los dialogos en cursiva son los originales. Todo lo demás es mio XD

Recognition

ACTO 1

El sonido de la puerta abrirse y cerrarse nuevamente me hace levantar la vista y por fin, después de una angustiante espera te veo salir de la oficina del superior. Tu rostro se ve tranquilo y hasta indiferente, como si nada hubiera pasado en el aula de clases.

-¿Haru te regañaron? – Momiji te pregunta preocupado a lo que tú sólo respondes que llamarán a la casa y te recogerán de la escuela. Inconscientemente suspiro aliviado por escuchar que tu actitud no pasará a nada más que un reto. Te veo avanzar hasta Honda, te disculpas por tu comportamiento y ella, como siempre, te sonríe sinceramente, sin rencores. Luego haces lo mismo con Kyo, aunque sin hacerlo parecer una disculpa.

No puedo evitar una mínima sonrisa por ello, nunca cambiarás.

Quiero decirte algo, pero antes de que pueda hacerlo te veo alejarte de nosotros, alegando que esperarás por "tu ma" en la salida del colegio. A pesar de tu caminar lento y tu suave hablar, mi instinto me dice que algo te está molestando… y me preocupa.

-¿Estará bien si lo dejamos solo?

-Yo lo acompaño…- respondo a la pregunta de Momiji impulsivamente y de igual manera mis pies ya avanzan para seguirte. Escucho un quedo lamento y me giro para ver a Tooru; su bello rostro turbado por ti, le sonrío para tranquilizarla y le pido que se adelante a casa sin mí, titubeando acepta y yo me vuelvo hacia el pasillo por donde desapareciste. Tengo que alcanzarte.

El recorrido no es largo. Mi marcha es súbitamente detenida cuando te veo frente al solitario salón, echando un vistazo sobre su destruido contenido a través de la ventana rota. Observarte ahí, de pie y con tus manos dentro de los bolsillos me pareces tan desolado… siento mi pecho hundírseme dentro ante tal imagen.

-¿Haru…qué haces? – volteas a verme al escuchar mi voz, una muy tenue sonrisa aparece en tus labios al reconocerme. Me dices que querías limpiar el salón, aunque éste ya se encontraba listo… no hallas explicación, y es para ti un misterio.

Por segunda vez en el día, antes de que pueda pronunciar nada, me descontrolas al mencionar a Honda y hacer notorio que no soy capaz de llamarle por su nombre; a diferencia de Kyo, quien no sólo lo pronuncia con naturalidad, también es capaz de abordarla en cualquier momento, platicar abiertamente con ella y hasta tocarla sin hesitar.

Prueba de ello fue su intervención entre ustedes cuando eras Black Haru y trataste de sujetarla.

¿Cómo puedes preocuparte por mí? ¿cómo incluso en tu ofuscación pudiste verme?; por qué me prestas atención cuando eres tu quien se encuentra mal, ¿de dónde nace esa misteriosa amabilidad que exudas por los poros Haru? Mi pecho vuelve a contraerse con un inexplicable sentimiento… me confunde.

-Ahora no importan más cosas, ahora lo importante eres tu Haru.

Te replico elevando un poco la voz, levantando la mirada hasta toparme con tus serenos ojos azul grisáceo fijos en mí; curioso y divertido por mi repentino exabrupto. Un súbito azoramiento me invade al verme reflejado en tus pupilas y tengo que desviar la mirada pues tus ojos me aturden, tu paciencia me avasalla, la dulzura de tu comportamiento me abruma. ¿Cómo es posible que me brindes esta comprensión cuando algo a ti te aflige? No entiendo.

-Haru tu siempre piensas en los demás, pero yo… nada más pienso en mí mismo-

Siempre sumido en mi propia infelicidad, en mis traumáticos recuerdos y en mi frágil valía personal. Siempre pensando en mantener el control, en ocultar mis sentimientos. Siempre pendiente de mi rivalidad con Kyo, de mi repudio por Akito, de mi necesidad de Honda. Siempre inmerso en lo que deseo y quiero tener para mí…

-Pero una persona egoísta no viene a buscarme para preocuparse por mí… gracias.

Y ahí está de nuevo, su amabilidad y su sedante voz trayendo consigo aliento a mi pesimista alma. Soy tan egoísta. Incluso ahora, en este instante es él quien me consuela a mí. Me siento apenado, inmerecedor de su amistad y cariño, y no puedo más que agachar la cabeza avergonzado por mi comportamiento.

-Yo también, normalmente sólo pienso en mí mismo, si no hubiera sido así, no me hubiera convertido en "negro".

Te miro en silencio, esperando. Sé que seguirás y sé que no es agradable pues tu rostro se entristece. Te recargas en la pared sin enfrentarme y un extraño cosquilleo nace en mi estómago; nuevamente veo esa sombra de desaliento rodearte y no me gusta. Cada segundo que tardas en hablar incrementa proporcionalmente mi ansiedad y nerviosismo.

Entonces escucho tu voz y salen palabras que aunque reconozco, no soy capaz de procesar instantáneamente.

-Mi novia me cortó…-

Sé que mis ojos se han abierto anormalmente, de entre todo lo que pudiste decir, eso fue lo que jamás cruzó por mi mente. ¿cómo podría si yo ignoraba la existencia de alguien más en tu corazón?

Mi respiración comienza a dificultarse y aquella punzada en mi pecho se vuelve intensa y profunda hasta convertirse en un agudo dolor en el centro de este palpitante órgano dentro de mi cuerpo.

Escucho a medias tu voz contándome lo que pasó, el por qué te volviste tan agresivo al grado que nada podía controlarte. Puedo percibir la pesadumbre y la tristeza impregnar el tono con el que hablas. No tienes idea de cuánto quisiera poder borrarlo.

En medio de mi sorpresa, una alarma dentro de mi cabeza comienza a sonar y hace que mi fugitiva voz regrese y te pregunte del conocimiento de Akito sobre esto. Para alivio de mi torturada angustia, niegas que esté enterado y mencionas lo secreto de tu relación por tratarse de ser entre los signos. Esta confesión me asfixia, me desconcierta al verte agachar el rostro hasta casi enterrarlo entre tus brazos, luego de que resbalaras hasta sentarte en el piso y medio abrazaras tus rodillas.

Te ves tan vulnerable… quisiera abrazarte y desaparecer esa opacidad que roba el brillo de tus profundos ojos grisáceos.

-Haru…- susurró tu nombre en mi mente, sigo escuchándote mientras continuo enterándome de lo mucho que te duele y de cuánto la extrañas. No entiendes por qué había estado evadiéndote, ni por qué terminó tan tempestivamente contigo. Yo tampoco lo comprendo, pues nadie que conozca tu inmensurable ternura y ese rebelde atractivo tuyo sería capaz de alejarte.

Las palabras han cesado. Ahora nos rodea el silencio, tu no hablas más pues estás sumido en tus recuerdos y yo, no sabría que decirte para poder consolarte y porque esta mezcla de sentimientos dentro de mi, turban mi alma.

Un cansino suspiro deja tus labios y entonces trato de indagar un poco más.

-¿qué piensas hacer?

-esperar que me regañe mi familia por ser tan agresivo.

Parpadeo confundido, fui tomado por sorpresa ante esa respuesta. Fijo mis ojos en ti, que has levantado el rostro para verme y me miras con infantil inocencia en tus pupilas y un dulce gesto en tus facciones finas pero siempre varoniles. Viéndote así, me pregunto cómo puede alguien rechazar tal belleza.

-hmm… no me refería a eso

-Sí, bueno… todavía no sé qué hacer…- una tenue sonrisa curva mis labios, como reflejo del travieso gesto que adorna los tuyos. No decimos más, no me siento capaz de elaborar ningún pensamiento coherente, así que permanecemos juntos en silencio, simplemente haciéndonos compañía. Simplemente esperando juntos y eso se siente confusamente bien.

Sin embargo, luego de verte abordar el carro que te lleva a la casa principal, quisiera no sentir este ahogo que aprieta mi garganta, ni esta intranquilidad por saber que estarás bien.

Sé que no descansaré hasta no verte otra vez.

Continua