S e g u n d a O p o r t u n i d a d
§ Alexeigirl §
Capitulo 6.
Á n g e l e s e n l a n o c h e
No podía dormir.
Pasar las próximas noches en la misma cama donde incontables veces hacia hecho el Amor con Yamato, no le resultaba el lugar mas idóneo para dormitar ahora. Mas aun si al respirar inhalaba su embriagante aroma, impregnado entre las sabanas de seda que ahora cubrían su cuerpo; tal y como alguna vez lo había hecho la Piel desnuda de su amante esposo, y no negaría que los recuerdos de aquellas noches le resultaban demasiado inquietantes para sus ya perturbados sentidos.
En verdad no es necesario Yamato, me quedare en otro cuarto, y tu en la alcoba., Es lo justo y de ninguna forma quiero ser una molestia. – le había dicho, cuando él le había ofrecido que durante su estancia usara la habitación que habían compartido durante su matrimonio.
Porque para Sora eso significaba demasiados recuerdos encerrados en un solo lugar, buenos e inquietantes a la vez, pero inoportunos si es que deseaba seguir con la mente y sangre fría.
No es ninguna molestia, al contrario, seria de gran ayuda que estuvieses más cerca de los niños que Yo. Esta será su primera noche aquí, así que deben estar algo inquietos; sobretodo Naomi, no dudo que despierte llorando a media noche y asuste a Isamu, así que tú podrías acudir a ellos mas rápido por obvias razones – termino se marido señalando su pie enyesado con fastidio.
Si, pero será lo mismo si me quedo en cualquier otra habitación, además es incomodo para mi estar "ahí", donde…- trato de alegar, pero sabia que Yamato terminaría convenciéndola, siempre había tenia cierto poder de persuasión en ella, y el lo sabia.
¿Dónde hacíamos el Amor hasta la extenuación?, Cielo, no solo "Nuestra" habitación esta impregnada de esos maravillosos recuerdos, de hecho toda la casa lo esta ¿Recuerdas? .
Si, el lo sabia, y solo le basto una mirada insinuante y aquel tono seductor que solo el sabia usar para que el muro que había logrado construir a su alrededor durante esos años, para contener sus emociones, cimbrara desde sus cimientos.
Pero ella se había propuesto sepultar aquella parte de si, que solía derretirse entre sus brazos y ardía con todas y cada una de sus caricias, dispuesta a entregarse sin pausas ni limitaciones al hombre que amaba.
Eso era lo que sentía debía hacer, pero ya habían pasado tres horas desde que habían cobijado a los niños y seguía sin poder conciliar el sueño, solo moviéndose de un lado al otro de la cama, culpando al aroma de su marido de su Insomnio, y que en parte era cierto, pero lo cierto es que también tenia demasiadas cosas en mente, e igual numero de sensaciones en su cuerpo.
Pero sabia que era su culpa por haber cedido a los caprichos de Yamato, de haberse mantenido firme no estaría en aquel enorme lecho…vació y frió, lo que le hacia sentir la apremiante necesidad de compañía; de "su" compañía, sin la necesidad de estarse recordando que debía cerrar su corazón a cualquier sentimiento por el, y por esos dulces niños que ahora, al contrario de ella, gozaban de un profundo sueño.
- Tengo que salir de aquí en la primera oportunidad una vez que este lió se haya solucionado - se decía, pero entonces otra voz la llamaba cobarde, por no atreverse a ir a la habitación de aquel hombre, único capaz de satisfacer sus necesidades carnales y espirituales, Cobarde por no haber depositado un beso en las mejillas de esos angelitos, cuando sus ojitos se lo estaban pidiendo a gritos.
Mientras otra, apenas audible dentro de la oscuridad de su corazón, le suplicaba en silencioso llanto que lo intentara, que cualquier sentimiento de culpa era innecesario por algo que había sido cosa del destino, que su sufrimiento y soledad no traería a la vida a su Amada hija…
Aiko, su hermoso Ángel…
¿También sufriría al verla así?
¿Al ver a sus padres separados?
Ese accidente era algo que jamás debió de haber pasado, y ni el recordar su apacible y sonriente rostro antes de lanzar su ultimo aliento de vida, le servia de consuelo.
De pronto, escucho como la puerta se abría lentamente dando paso a una pequeña figura que parecía asomarse con temor, y las lagrimas que se negaban a ser vertidas le hicieron ver la figura de su pequeña hija Aiko, pero solo basto que parpadeara un par de veces para darse cuenta de que se trataba de Naomi. Pensó en incorporarse y preguntarle que se le ofrecía, pero el sigilo de los movimientos de la pequeña infante le advirtieron que la intención de la niña era pasar desapercibida, así que solo fingió estar dormida.
Tras unos momentos en los que simulo una profunda y acompasada respiración, sintió como su menudo cuerpecito luchaba por subirse a la cama, y logrando su hazaña, teniendo en cuenta que su cama era ciertamente alta, la pequeña parecía mirar con curiosidad el rostro de la pelirroja, preguntándole en un susurro, deseando que no le escuchara…
.- Tía ¿Estas despierta?...
Al no recibir contestación y comprobar que la mujer dormitaba, la pequeña se deslizo con cuidado entre las sabanas, buscando instintivamente el calor que la durmiente emanaba. Sora estaba a punto de incorporarse confundida por las acciones de la pequeña, pero antes de poder siquiera moverse…
.- M a m a…
La escucho murmurar tras un profundo suspiro, y casi podía jurar que al instante Naomi había quedado totalmente dormida.
Extrañaba a su madre, no era necesario buscar mas explicación que esa, y a pesar de que le había negado a su corazón el derecho de sentir no pudo evitar que la ternura por esa pequeña la invadiera, fue una oleada tan fuerte e inesperada que sus sentimientos casi de desbordaban por sus ojos en forma de lagrimas.
Inconciente de sus acciones, acaricio los sedosos cabellos castaños de Naomi tal y como lo hacia con los finos y dorados cabellos de su hija cuando dormía sobre su regazo; total, no perdía nada con proporcionarle un refugio a su soledad a ese pequeño ser, después de todo, ambas lo necesitaban, la dulce infante extrañaba a su madre, y ella echaba de menos a su hija, así que solo por esa noche, Sora ocuparía el lugar de Mimi, y la pequeña Naomi el de Aiko. Y por primera vez en mucho tiempo, la pelirroja durmió profundamente, por que por muy imposible pe pareciera, podía jurar que la pequeña desprendía una calidez muy parecida a la de su hija.
Y si bien, ahora ambas mujeres gozaban de un tranquilo y profundo sueño, Yamato al igual que su esposa minutos atrás recibía la ingrata visita del insomnio.
Aunque era cierto que física y mentalmente estaba agotado, el pensar en los últimos sucesos le impedían caer victima de los hechizos de Morfeo.
En las últimas horas su vida se había convertido en una absoluta ironía. Pues la muerte le había arrebatado a su familia y ahora gracias a ella tenia la oportunidad de formar una nueva.
Todo parecía una retorcida broma, y si era así, el aceptaría lo que viniera con ello y sacaría lo mejor de ello, eso era lo que había decidido desde el momento en que había escuchado la ultima voluntad de su fallecido mejor amigo y esos niños, sus hijos, valían el mejor de sus esfuerzos.
Y parte de esa ironía era que por un accidente había perdido a su esposa, y ahora por otro accidente (bastante ridículo por cierto) y después de dos años, ella estaba "devuelta". Pero lo triste de ello era que la mujer que ahora dormía en su antiguo lecho matrimonial no era del todo "ella", y que no había regresado por el; por ellos, sino por puro y mero remordimiento.
Entonces, cuando pensaba en ello sentía que "Su Sora" había muerto en ese mismo accidente junto a su hermosa Aiko, y eso lo entendía pues una parte de el mismo había dejado de existir desde ese día. Pero ella se fue, y con su ausencia supo lo que realmente era estar muerto en vida. Dos años en los que no recordaba nada en especifico porque los había vivido por mera inercia.
Dos años en los que había tratado de olvidarla, guardarle rencor y hasta odiarla; lo que fuera para sacarla de su vida. Si, también había metido a otras mujeres a su cama, pero hasta en esos momentos de placer sin sentido, era con Sora con quien deseaba estar, eran sus caricias las que ansiaba sentir, que fueran sus besos los que cubrieran su cuerpo, su voz llamándolo anhelante, y al final, y mientras sus acompañantes descansaban exhaustas, el terminaba en el piso del baño vomitando todo lo que traía en el estomago hasta que quedara tan vació como su alma.
Finalmente se había refugiado en el alcohol, y solo ahí, aunque fuera por unas horas lograba olvidarse de su soledad y de ella. Así empezaron las fiestas, donde su hogar se llenaba de gente a la que en ocasiones ni conocía ni lo conocían, personas que no les importaba cuan solo se sentía…quizás tan solas como el pero que no se daban cuenta de lo estupido que era tratar de llenar ese hueco con una vida frívola, alcohol, fiestas y sexo, aunque en verdad no era quien para juzgarlas, después de todo, el solo se dejaba llevar por ese falso mundo al que una vez, en sus años de adolescencia vivió sin saber que todo eso era solo una ilusión, el verdadero mundo, el real, lo había conocido cuando conoció a Sora.
Pero lo cierto era que gracias a ese mundo de falacias, una vez mas ella entraba a su vida.
¿Alguien dudaba que su vida era una completa ironía?
¡Y todo por haberse roto un pie!...de haber sabido antes, se hubiese roto los dos hace mucho tiempo.
T O C T O C
De pronto escucho que alguien tocaba la puerta suavemente, y una cabeza color chocolate entraba tras ella, mostrando a un Isamu temeroso.
.- Tío, ¿Pu-edo Pa-sar? – En sus expresivos ojos chocolate se veía un poco de inseguridad, y Yamato sentía que si no le respondía, posiblemente ese pequeño se pondría a llorar.
.- Adelante – respondió sencillamente, pero mostrándole una sonrisa que sin duda le brinco confianza al pequeño al sentirse bienvenido.
Isamu entro entusiasta, estirando sus pequeños pies estirarse para alcanzar la perilla y cerrar la puerta tras de si, mientras el rubio lo miraba curioso reposando desde la cama con la ayuda de una almohada que ayudaba a sostener su pie fracturado.
.- Y bien ¿Qué pasa? –
.- Nada… solo imagine que quizás no podías dormir, y me pregunte si talvez no querrías compañía…digo, por si necesitas ayuda…¡Yo puedo ayudarte!...si quieres.
Eso fue lo que digo el niño entre una extraña mezcla de inseguridad y ansiedad, claro que entre líneas Yamato pudo leer la verdadera petición del pequeño: ¿Puedo dormir contigo?. Claro que siendo hijo de Taichi, jamás diría las cosas claramente, y ante eso Yamato no podía dejar de sonreír ante esa muestra de torpeza, sinceridad e inocencia que solo un Yagami podía combinar.
.- Eso seria Genial, ¿Me acercarías un vaso de agua si tengo sed?.
.- ¡Siii! también puedo leerte un libro, traerte el periódico, tu desayuno, ayudarte a peinarte ¡Lo que quieras!.
.- De acuerdo, ¡Me convenciste! Anda, sube.
Yamato, moviéndose tanto como podía se hizo a un lado, indicándole al pequeño que subiera a la cama y se recostara a su lado, a lo que Isamu obedeció sonriente, y con agilidad trepo al lecho.
.- ¿Y Naomi? ¿La dejaste sola?- pregunto curioso porque era realmente extraño que Isamu dejara sola a su pequeña hermana en su primera noche dentro del nuevo hogar, claro, esto si era tan protector como el recordaba ser con Takeru cuando era un niño.
.- No, ¡Ella fue la que me dejo solo Tío!
.- ¿Eh?, Pero, si Sora los dejo durmiendo en la misma habitación ¿no es así?.
.-¡Pues si, pero no! Cuando desperté Nao-Chan no estaba, imagine que tal vez había ido a la cocina por un vaso de leche, y como es tan distraída pensé que podía perderse en la casa y fui a buscarla, pero cuando iba por el pasillo me di cuenta de que la puerta de Tía Sora estaba entreabierta, así queme asome un poco y ¡Ahí estaba! ¡Naomi y mi Tía estaban durmiendo juntas! ¡¿Puedes creerlo? ¡Me dejo solo! ¡A mi! –
Exclamo el niño con falso aire de indignación por que en realidad no podía enojarse con su hermana, solo estaba un poco…contrariado, al igual que el mayor al enterarse de la situación de su esposa, cuando juraba que ella evitaría cualquier tipo de contacto emocional con los niños, pero esto tendría que ser una buena señal ¿No?...quizás tanta ironía tenia una razón de ser…
.- ¡Tío! ¿Me estas escuchando?
.- Lo siento…Vaya, esta es una extraña noche familiar ¿no?
Isamu asintió sin entender del todo a que se refería, después de todo, estaba tan confundido por todo lo que estaba pasando como seguramente los adultos estaban, pero para el su mayor preocupación era su hermana, y así lo expreso:
.- Tío… ¿Crees que ella se moleste con Nao-Chan?...digo…quizás no se a dado cuenta, y cuando despierte…después de todo…Tía no quiere que estemos con ella…estoy seguro que Naomi extraña mucho a Mama y por eso…
El rostro afligido del infante desgarró el corazón de Yamato, era cierto, el que fueran niños inocentes no implicaba que no se dieran cuenta de las cosas y que no temieran salir heridos.
.- Entiendo, y no te preocupes, quizás Sora haya cambiado pero se que jamás lastimaría a tu hermana ni a ti; créeme Isamu, ella tiene tanto miedo como ustedes. Naomi estará…ambas estarán bien.
.- ¿Tío?...
.- ¿Mmm?
.- ¿Seria posible uno de estos días, pudiéramos ver a mis abuelitos Yagami y a mi tía Hikari?, los extraño mucho.
.- Claro, les alegrara mucho verlos.
De eso no había duda, estos pequeños serian recibidos con los brazos abiertos por todos sus amigos, aunque no estaba seguro si a el lo recibirían de igual forma, pues después de la partida de Sora se había alejado de todos, hasta de su propio hermano, ¿Ahora como se presentaría ante ellos?.
El chiquillo asintió confiando en las palabras de Yamato, y con ello llego la tranquilidad suficiente para dejarse llevar por el sueño por que dio un gran bostezo en señal de lo cansado que estaba, después de todo y a pesar de la diferencia de horarios entre Norteamérica y Japón, el día había sido muy agotador. Y llevado por el sueño, se acurruca al lado del rubio, sumergiéndose rápidamente al mundo de los sueños, Yamato no pudo mas que sonreír tiernamente, arropándolo y deseando en el fondo que el pequeño no tuviera las mismas formas de dormir de su padre, o de segura su pie lastimado recibiría algunos golpes mientras dormía.
.- ¿ T i o ? – susurro el niño, ya mas dormido que despierto.
.- ¿Si? –
.- …Gracias…por todo…
Un sincero e inocente agradecimiento que lleno de calidez en espíritu de Yamato; lo suficiente para darle un poco de paz, y concederle el descanso que su cuerpo y mente necesitaban esa noche.
Noche en la que sin ser concientes de ello, Isamu y Naomi Yagami se habían convertido en dos pequeños Ángeles que con su inocencia le habían traído un poco de paz a dos adultos, que heridos y sin saberlo, habían caído a un profundo abismo lleno de oscuridad.
Una noche en la que todo su ser necesitaba descansar; por que mañana…mañana empezaría el delicado trabajo de unir a una familia.
Muchas gracias los que esperaron con paciencia, a los que leyeron este fic y han dejado un comentario (igual a los que no), a los que agregaron esta historia (y a esta irresponsable "escritora") entre sus favoritos durante todo este tiempo de ausencia, en verdad, muchas gracias por su apoyo y Paciencia.
Se que este capitulo es muy corto, pero es algo así como un pequeño "respiro" para los protagonistas.
Cualquier error, mil disculpas ^^U.
