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Hola Gente! En un rapto de locura, decidí subir varias historias a la vez… no es que tenga cabeza para escribir tantas historias juntas. La explicación a esto, es que estos fics, ya fueron publicados y terminados en otra página (Espero no ser cansadora con esta explicación) y algunas chicas me pidieron volver a publicarlos. Nobleza obliga, tengo que hacerlo.
Espero que lo disfruten.
La bella durmiente de Hogwarts
Capitulo 1
La princesa se duerme…
Recostada en la cama de su habitación, una muchacha suspiraba, mirando hacia la ventana. El día estaba hermoso, el sol casi se desaparecía detrás del bosque prohibido. Pero a ella eso no le importaba. Trataba de poner en orden sus pensamientos. Estaba tan confundida… Lo que sentía por su gran amigo, era más que cariño de amistad. Estaba convencida de que lo amaba. Pero el… sentiría lo mismo? Volvió la mirada hacia el techo, y una lágrima se escapo de sus hermosos ojos. Se limpio rápidamente, y se sentó. Suspiro. No podía ser verdad. Ella enamorada de su mejor amigo… tenia que pensar… ella sentía algo por el, la desesperante necesidad de estar a su lado. De acompañarlo hasta la muerte, ella junto a él, aunque también estaba el otro. No estaba mal, pero no era él. Se levanto súbitamente y busco un libro. Era lo único que a Hermione Granger, la calmaba cuando tenia esos momentos de melancolía. Es que ella nunca, pensó o imagino, encontrarse en esa situación… estar enamorada de su mejor amigo, Harry Potter. El que era algo así como un hermano, al que fastidiaba para que estudiara, a el y a Ron por supuesto, pero mas a él. Ahora caía en cuenta. Lo fastidiaba para que fuera el mejor… Tanto así lo quería. Pero lo que mas la agobiaba era que había alguien más, en la carrera por el corazón del pelinegro… Ginny Weasley. "Esa coqueta, pelirroja insulsa…que tiene a todos los jóvenes de la escuela tras ella… A todos menos a él" sonrió feliz. "Al menos ella no ganara en eso". Se sentía mal porque la pelirroja había sido su mejor amiga en el mundo mágico… y sabia que estaba también enamorada de Harry, pero a Hermione no le importaba. Ella tenía que ganar en esa carrera, y Ginny, aunque lo lamentara, tendría que conformarse.
Buscó entre los libros que había en su pequeño escritorio, pero nada la satisfacía... Tenía que encontrar algo que la calmara… fue a su baúl y allí al fondo, encontró algo que la hizo sonreír… Era un antiguo cuento, regalo que su madre le hiciera cuando cumplió los siete años. Era su bien mas preciado. Un tonto libro de cuentos, que para ella era lo mas importante. Lo saco rápidamente y volvió a la cama. La tarde ya moría, dejando caer la oscuridad de la noche. Como por arte de magia (Obvio!) Se encendieron unas velas. Hermione acaricio la tapa de su libro. Tenia en la portada a una muchacha dormida sobre una rueca… por encima del dibujo una caligrafía estilizada y de color rojo "LA bella durmiente". Suspiro. Abrió el libro y comenzó a leerlo. Lo sabia de memoria. Era su cuento favorito… El crepitar de la chimenea, unido al silencio reinante hizo que la castaña se recostara buscando una mejor posición para continuar… después de cinco minutos, el sueño la venció… hundiéndola en el sueño más extraño y revelador de su vida…. Y así comienza esta historia…
Había una vez, en un bosque muy lejano una pareja de reyes, muy bondadosa… el rey se llamaba Arthur… y la reina Molly. Eran muy buenos con todos sus súbditos y casi felices, y digo casi felices, porque lo único que les faltaba para ser felices era ser bendecidos con la llegada de un hijo. Habían tratado años, años, años, AÑOS! Y nada. No pasaba nada. La reina lloraba en los rincones, y el rey… bueno se daba cabezazos en las paredes, porque pensaba que no le funcionaba bien… ustedes saben qué ( o como decía el rey, "el que no debe ser nombrado"). Trataron de ver a cuanto medico, sanador, curandero, bruja, etc., etc., había en el reino, pero no había caso, el esperado hijo no daba señales.
- ARTHUR! – dijo la reina desesperada – por qué no tenemos un hijo?
- Y crees que yo lo se? – dijo ofuscado – Ya no se que mas hacer. Somos buenos, humildes, no tenemos esclavos, no matamos a nadie… Ya no sé… querrán que me vuelva gay?
- Eh? – de pronto entro por la ventana, una lechuza, con un mensaje – Que será eso?
- Pues que va a ser, mujer! Una lechuza!
- Ah – dijo entendiendo.- Pero como ha llegado hasta aquí?
- Pues volando!- torció los ojos - Creo que trae un mensaje!
- Ábrelo Arthur, por favor… - el rey abrió el sobre y de el salio un enorme pergamino. – léelo!
- Bueno… aquí dice… "A mis queridos reyes, como ya me tienen realmente patilludo con sus llantitos y sus ruegos, yo, Merlín, el mago, mas famoso del mundo… les voy a dar su deseo por cumplido… Arthur, esta noche, dale duro a la reina y muy pronto recibiré su agradecimiento… o dicho de otro modo, tendrán un hijo…
- Arthur! – dijo la mujer emocionada – tendremos un bebe!
- Déjame terminar! – dijo el rey.
- Eso lo dices todas las noches! – dijo ella enojada.
- Shh! la carta sigue… "Mucha suerte… Merlín P/D: deja de perder el tiempo leyendo esta posdata y llevate a la reina al cuarto! Habré visto un rey tan bo… (Muchas manchas de tinta)
- Qué hacemos entonces Arthur… - el rey la miro. Era muy bonita pero tan estupida. Decidió no decirle nada y levantándola en sus brazos la llevo a la alcoba.
Nueve meses después, el reino se despertó con la noticia de que sus queridos reyes habían tenido una hermosa niña… la princesa Hermione. Su piel era blanca como la nieve, sus labios rojos como el carmín (Un momento, me estoy equivocando de cuento!) Sus labios mejor eran rosados, y su pelo… AGhhh era el pelo mas enmarañado que se había visto en la vida! Pero eso a los reyes no les importaba. Su amor había dado el fruto más hermoso, y rebosaban de felicidad. Tan felices estaban que decidieron dar un tremendo reventón, invitando a todos los que tuvieran una túnica decente, así como también invitaron a todas las hadas…
- Molly, querida – dijo Arthur, ya engalanado y paseando con la niña en brazos.
- Si? – dijo ella sonriendo y acicalando su cabello...
- Invitaste a todas las hadas?
- Siiii…. – dijo ella dubitativa.
- Invitaste al hada Parvati?
- Si.
- A Minerva?
- Aha.
- Al hada Cho?
- A esa presumida, si!
- Al hada Fleur?
- Fue la primera en recibir la tarjeta!
- Al hada Luna?
- UMMM, no muy convencida, pero si.
- Al hada campanita?
- Esa es de otro cuento, Arthur, estaba fuera del área de cobertura!
- Ah… bueno al hada Dolores…
- Ehhhh, si, si – dijo colorada y se levanto de su tocador.- Todas las hadas han sido invitadas amor…
- Quiero que todas ellas bendigan a mi sol… y le den todo lo que necesita para encontrar un príncipe con algo de dinero… tu sabes, que nosotros… bueno somos ricos pero tampoco tiramos manteca al techo!
- Si, Arthur – se acercó y le dio un beso – Verás que nuestra hija se casara con el mas hermoso, rico y caballero príncipe que hayas visto!
- Eso espero. – suspiro – Pero mejor vamos a la fiesta…
En el gran salón la gente estaba asombrada por la belleza de la niña. Uno a uno pasaron por la cuna, que se situaba entre los dos tronos al final del salón. El rey y la reina estaban uno a cada lado. Todos hablaban de lo linda que era… y del problema de cabello que tendría si esa mata castaña, crecía como se veía, enmarañada y difícil de peinar. Después de un par de copas de mas y llenarse el estomago con la mejor comida, llegaron las hadas, y haciendo una extraña coreografía, se situaron frente a la cuna de la niña. Los reyes chochos! La primera en hablar fue el hada Parvati. Esta tenía un vestido de color azul, y su larga cabellera negra adornada con cuanta hebilla dorada hubiera encontrado. Saco su varita y carraspeo.
- Bueno… pequeña princesa… aunque estoy media borracha, te daré mi regalo… - toco a la niña con su varita y de esta salio una luz azulada – Tendrá de mi, el extraordinario don del sentido de la moda – El rey torció los ojos –bueno! Que quieren, una princesa hecha una pordiosera? –ellos negaron – entonces no se quejen! – se fue rápidamente y se mando un trago. Luego vino el hada Minerva…
- Yo, el hada Minerva – Dijo con un tono severo. Te doy el don de la inteligencia… Te comerás los libros, no habrá nadie que no sepa mas que tu…
- Si, si – dijo el rey – gracias Minerva… ese don le será muy útil… - luego le susurro a su esposa – Y como se supone que atrape a un príncipe, si solo querrá leer libros? – Molly solo se encogió de hombros… ella no sabia lo que era un libro. Apareció el hada Fleur. A este punto todos babeaban por el hada. Ella se acerco y moviendo su larga y plateada cabellera, se acerco a la niña.
- Yo – dijo en un tono sensual…- te doy el don de la belleza…
- Si! - dijo el rey parándose y moviendo los brazos – Bueno… que bueno – carraspeó.
- Como decía, te doy el don de la belleza… pero con ese pelo… bueno, solo te diré que tengas suerte…
- Yo soy el hada Cho! – Dijo otra dándole un codazo a Fleur, y lanzándola hacia el costado. – Y como soy súper, hiper, recontra…
- Yegua! – dijo en voz baja la reina.
- Recontra… bondadosa, le daré el don de la bondad… será mas buena que Lassie, mas feliz que perro con dos colas… - Sonrió – y también… como soy mas hermosa que Fleur, le daré el don de la seducción… no habrá hombre que se le resista! Como a mi!
- Si, Si! – gritó mas fuerte el rey – Espero que con eso tengamos suerte de casarla con algún ricachón! – todos aplaudieron, porque ya no había mas hadas en la fila… Pero como estaban tan contentos no se habían dado cuenta que por la ventana… montada en una escoba… aparecía alguien que se suponía que…
- Ejem… ejem… - carraspeó y a todos se les heló hasta el cu…. cuello – bueno, bueno! Ji ji ji – rió con una risita infantil – que tenemos aquí?
- Oh! Ah! – dijo Arthur – Dolores! Haz venido al fin!
- Al fin? – dijo ella moviendo su mano – si mal no recuerdo…
- Te enviamos la invitación… veras… nació mi hija! – dijo él señalando la cuna. El hada, se acercó a ver a la niña. La reina la miró colorada.
- En verdad Arthur? – le dijo mirándolo - pues debes haberla enviado a mi casa de campo… Porque yo no la recibí… es mas no me enviaron ninguna invitación.
- Es por la boba de mi esposa! – dijo el alarmado. Molly lo codeó – Debí enviar las invitaciones yo, y no confiarle el mandado a alguien que no sabe leer!
- Suficiente! – se agachó a la niña – Si, si, tendrá todo lo que mis hermanas le concedieron…
- Que conste que mía, es solo una prima y muy lejana – dijo ofendida Fleur.
- Si, claro…- dijo Dolores – Pero yo no le he dado aun… mi deseo.
- Pues ya que estas aquí… - dijo Arthur – por que no te tomas unos tragos y comes algún bocadito? – le preguntó tratando de que a la bruja desgraciada se le pasara el enojo.
- No tengo tiempo! – dijo enojada – deje el video programado para grabar la novela de las ocho de la noche!
- No te vayas del libreto Hermana! – dijo Minerva
- Si, bueno! – dijo Dolores Colorada – Yo… bueno, como se llama la niña?
- Hermione…
- Bueno Hermione… con ese nombre si tienes suerte de encontrar a algún idiota… Bueno.. serás, hermosa, bondadosa, sexy, inteligente y… Ay Parvati solo a ti se te ocurre darle ese don! – La aludida sólo se encogió de hombros.-…Y tendrás un buen gusto para vestirte…Tu cabello será un desastre… - El rey suspiró… lo del cabello podía arreglarse… pero cuando pensó que ahí terminaba tosió… - Ah, y cuando tengas veinte años te pincharas con un huso y te morirás… Ay! esos sanguchitos parecen ricos! – y se alejo hacia la mesa de la comida. Todo el mundo estaba mudo, mirando como se devoraba la comida… ella los miro – Que?
- Come con la boca cerrada, Dolores! – dijo Minerva
- Bah, eres una rompe…fiestas… ahora se supone que debo irme? – todos asintieron…- bueno, me voy... recuerden, Ella morirá! y ahora me reiré como una bruja jaja, jaja – y haciendo un movimiento de varita, y no sin antes llevarse una bandeja con sanguchitos desapareció.
- La la &° +°... madre que la remil parió! – dijo el rey – estamos hasta los hue… huesos!
- Arthur! – dijo escandalizada la reina…- por favor serénate!
- Que me serene… Que me serene? – La miro – Esto es tu culpa… me dijiste que la habías invitado!
- Bueno… yo – dijo colorada – quizás me equivoqué! –
- Mujer tenías que ser…
- Ey! – dijo la reina – No es justo que me reproches… soy la reina, se supone que para lo único que sirvo es para mover la mano como reina, saludar como reina, y sonreír como reina! Tienes dos mil empleados, que podrían haber hecho las invitaciones… pero no, el señor quería ahorrarse unos pesos y me lo encargaste a mí!
- Cállate… mira. Hoy me voy a dormir con el hada Fleur... al menos ella no…
- Señores – dijo Minerva… - tenemos que arreglar esto, digo la niña, no puede morir… - contó a las hadas – Un momento! Acá falta una… - torció los ojos – donde esta la despistada de Luna?
- Me llamaban? -decía un hada que entraba en ese momento al salón. Tenía el pelo rubio desordenado, y los ojos como de ensueño. Su vestido estaba algo rasgado. Detrás de ella apareció un paje acomodándose la ropa, todo colorado.
- Dónde andabas?
- Bueno… una tiene necesidades…
- Dale tu deseo a la niña… - dijo Minerva
- No se…
- Dale algo para que no se muera a los veinte…
- Se va a morir?
- Vino Dolores…
- La invitaron?
- LUNA! – dijeron las otras hadas
- Perdón! Por que no me cuentan lo que paso? – Le dieron una rápida reseña acerca de los hechos acaecidos esa noche. Ella las miraba y luego pasaba la mirada al paje, con el que había pasado un momento algo agradable por los jardines…
- Enfócate mujer… que harás? - Luna se acerco a la niña. Movió la varita y una luz dorada salio de ella.
- El hechizo de Dolores, es muy potente… No puedo hacer nada por su cabello.
- OYYY! – dijo Minerva – NO ES DEL CABELLO PORQUE NOS PREOCUPAMOS, ES POR LA CONDENA A MUERTE!
- Ahhh! Era eso – y rió - bueno, no puedo hacer nada por el pinchazo… será duro y doloroso…- el rey y la reina se estremecieron – Pero…
- QUE!
- Bueno, mi deseo es que no morirá… al pincharse con el huso, caerá en un profundo sueño, hasta que un apuesto príncipe, se acerque hasta ella y al verla, se enamore de ella, y le de un beso de amor…
- Que suerte! – dijeron todos.
- Pero, no creo que alguien se enamore de ella con ese pelo, mírenla parece una mata seca! No podrá mostrar su buen gusto por la moda! – dijo Parvati.
- Ni su belleza!- dijo Fleur
- Ni su bondad, y su sensualidad! – Cho se tiró de las mechas (o sea el pelo), desesperada.
- Ni su inteligencia! – farfullo Minerva.
- A la mierda la boda! – dijo el rey – como se va a enamorar un príncipe de mi niña?
- Roguemos al cielo… que sea ciego! – dijo la reina apesadumbrada.
Después de los penosos sucesos de la presentación de la princesa, el rey ordeno quemar todos los husos que hubiera en el reino… aunque tuvieran que andar desnudos, su hijita querida, no se encontraría jamás con ese instrumento del mal.
Pasaron los años... Pasaron los días y las noches… El rey y la reina nadaban en harapos. Porque al no haber husos, no podían hilar y mucho menos fabricar telas, para hacer majestuosos vestidos. Y La princesa Hermione… Creció hasta convertirse en una muchacha muy hermosa. Sexy, inteligente, muy feliz, y vestida con harapos de Giorgio Armani. Salvo el pelo, que crecía como una zarza salvaje, ondulado y difícil de peinar. Había logrado todo, pero no había caso. Cuando cumplió los veinte años, se levanto temprano, y fue a la biblioteca, a leer. Era una costumbre que nunca pudo quitarse, Ir todas las mañanas a alimentar su espíritu con innumerables volúmenes. Busco uno que satisficiera sus ansias por leer. Pero o la biblioteca era pequeña o ella en verdad era una tragona de libros, porque después de un largo rato, se dio cuenta que los había leído a todos.
Aunque, al recorrer nuevamente las estanterías, reparó que arriba, perdido en el último estante, se encontraba un pequeño libro de tapas vistosas. Cuando pudo alcanzarlo, se sentó en un cómodo escritorio estilo Luis XV y cuando se disponía a leer apareció por la puerta su doncella. La muchacha era de una inquietante belleza. La princesa no podía dejarse de sentir intimidada ante aquella muchacha. No era demasiado alta, tenía la piel blanca, salpicada por pequeñas pecas que hacían verse más pequeña de lo que era, a pesar de tener 19 años… pero lo que atraía mas la atención de ella, era su abundante cabellera de fuego, y sus penetrantes ojos color avellana. La princesa al verla resoplo resignada… y cerro el libro.
- Su alteza – dijo la doncella – ha ido usted a desayunar?
- Déjate de bobadas Ginevra y trátame como lo haces siempre.
- Ah bueno… - dijo y se sentó desenfadada – Ya comiste cerebrito? – y rió
- No – bufo – estaba tratando de leer algo antes de alimentar mi cuerpo.
- Si que eres rara… - dijo Ginevra - Mira que pasarte la vida leyendo libros.
- Peor seria pasarme la vida conquistando chicos, como otras que conozco…
- No puedes negar que al menos yo me divierto más que tú – la miro.
- Los libros alimentan mi espíritu.
- Los chicos alimentan mi ego.
- Los libros, me mantienen feliz.
- Los libros no te mantendrán de por vida! O crees que ellos te proveerán de alimento y vestido?
- Crees que conquistando a cuanto chico podrás ser feliz?
- Al menos me divertiré de a ratos…
- Y con que fin?
- De divertirme! Pero solo besuqueo eh? Que conste que aunque me gusten los chicos yo también espero a mi príncipe encantado!
- Si, claro… Como yo!
- Por eso mismo… aquí encerrada no lo encontraras… mírate… arreglate ese pelo! Eres bonita, inteligente, sexy…
- Tu también… - dijo sonriendo – la diferencia entre nosotros es…
- Es que yo soy una pobretona y tu una princesa….
- La diferencia es que a ti no te dieron esos dones las hadas… Tu eres así de nacimiento!
- Bueno sabes el dicho, lo que natura no da….
- Eres de lo peor, Ginny! – La pelirroja sonrió
- Y qué lees?
- Ah, mira – le mostró el librito.
- Ey! ese es nuevo!
- Cómo sabes?
- Bueno… es que cuando no estoy de humor para chicos, me vengo aquí y leo un poco…- Hermione se asombró.
- Es que nunca lo podría imaginar de ti… eres una cerebrito igual que yo!
- Eso es lo que siempre pasa contigo, Hermione – La castaña la miro confundida – No verías la realidad aunque te pise… vives en un sueño, y quizás por eso pierdas lo que buscas y que ha estado junto a ti siempre…
- Eso fue muy profundo… - Ginny se puso colorada. Y hablo de su rostro! - Pero por que lo dices?
- No lo sé, yo solo digo eso… tu puedes interpretarlo como quieras. – se acerco – de que se trata?
- No sé – miro la tapa – "Grandes inventos por viejos chiflados"
- Umm que nombre más raro – dijo Ginny observando la tapa. Hermione lo abrió y el libro, comenzó a mover las paginas solas hasta llegar a la pagina 58…
- Wow! Viste eso? – comento Hermione
- Lee a ver que dice – insistió Ginny.
- "De los inventos más importantes de nuestra época sin duda el de mayor auge ha sido la rueca, o como algunos pueden llamarlo el huso… instrumento que se utiliza para la manufactura de los hilos, que luego de complicados procesos darán vida a las fantásticas telas que usamos en nuestros trajes…."
- Wow! – dijo Ginny manoteándole el libro y mirando la ilustración – Nunca había visto una cosa así… no hay ninguna en el castillo!
- Eso es realmente raro… - comentó Hermione. De pronto en el libro comenzaron a aparecer pequeñas letras que como las hormigas comenzaron a deslizarse al pie de la pagina formando una frase – esto es mas raro…
- Léelo!
- "Lo que es raro – comenzó Hermione – Es que no te hayas dado cuenta de que hay uno de estos en la torre del ala norte del castillo, ve Princesa… buscalo y descubre la maravilla del huso!"
- No la!
- Si la!
- Ya la! – dijo Ginny – sabes lo que significa eso Hermione?
- Que veremos un huso?
- No! Tendremos telas para unos hermosos vestidos! Vamos a verla!
- No! – dijo ella levantándose – no creo…
- Tienes miedo?
- Claro que no!
- Entonces…
- Bueno… solo voy porque tu, mi doncella eres una tremenda curiosa… además de una superficial… que le gusta que todos los idiotas anden tras ella – la pelirroja bajó la mirada.
- Por qué piensas eso de mi? Pensé que eras mi amiga Hermione…
- Soy tu princesa y me debes pleitesía… - dijo altanera
- Está bien su majestad… vamos a la torre – llegó a la puerta – después de usted - e hizo una protocolar reverencia. Hermione sonreía malignamente… pero interiormente se sentía mal de tratarla así… la doncella no tenia la culpa de ser mas bonita que ella… al fin de cuentas, la pobre idiota solo podría encontrar el amor de algún cocinero o paje real… en cambio la princesa Hermione, estaba destinada para el mas apuesto de todos los príncipes… Salio de la biblioteca, y enfilo para la torre. Ginny la seguía sin decir una palabra. Hermione de vez en cuando giraba su cara para verla, pero su amiga tenía la vista perdida en el suelo… Había adoptado posición de total sumisión...
- Faltará mucho? – dijo la princesa para cortar el silencio.
Sólo unos pisos mas, mi señora! – dijo en un tono poco entusiasta.
- Ufff ya no puedo mas – cri cri (sonido de grillos) silencio total – Si, ya veo el rellano – "Si, Pensó Ginny, Y yo veo tu gordo trasero" – Ginevra, podrías adelantarte y abrir la puerta, aquí esta verdaderamente asqueroso de mugriento!
- Si, - Ginny ágilmente recorrió los escalones que faltaban y abrió la puerta. La habitación tenía un gran ventanal, por el que entraba el tibio sol de la mañana. E iluminado, por el dios febo, en el centro de la habitación se hallaba el huso… un instrumento de madera con una gran rueda… y cerca del suelo un pedal. Cerca de la rueda, había una gran aguja de metal.
- Este es el huso, Ginevra?
- Así parece, dijo ella acercándose – toco la rueda, y luego piso el pedal… - esto se ve algo difícil de manejar
- No seas tan idiota! – dijo Hermione – No te das cuenta que tienes que poner la materia prima, en el suelo… luego tomar un poco de la lana de la oveja y hacerla pasar a la rueda por donde se estira formando el hilo y luego tendrás que hilarla por esta aguja! – De pronto Hermione sintió un gran pinchazo – Ay
- Si serás idiota! – dijo Ginny alejándola de la maquina – no te das cuenta que eso es una aguja filosa? Como vas a meter el dedo? – Hermione hacia raras muecas – y después dices que eres inteligente… comparada con quien? – decía la pelirroja sin mirar a la princesa – Comparada con el gato idiota ese que tienes que lo único que hace es comer y dormir… y eso que no te digo lo otro porque soy demasiado educada y tu no estas acostumbrada… -PuM! Un gran estrépito la hizo callarse y girar sobre sus talones. Al mirar hacia el suelo, vio que su princesa, estaba desmayada, ahí mismito. –Ay, lo único que me faltaba que esta loca, se me desmaye por el ejercicio! No si yo debo estar bendecida por los elefantes! – De pronto alguien carraspeo.
- Ejem, ejem – Ginny sintió su sangre helarse – Bien, muy bien! Todo lo que prometo lo cumplo!
- Y se puede saber quien diablos eres? – dijo Ginny tratando de hacer reaccionar a Hermione a los cachetazos limpios – Y tu idiota despierta, DESPIERTA!
- No lo hará! – dijo acompañando sus palabras con una risita cantarina… -
- Y tu qué sabes? – dijo levantándose y poniendo sus manos a la cintura. – Quién eres?
- Bueno… yo soy el hada Dolores – Ginny se golpeo la frente
- Ay mi madre! La bruja de mier….
- Qué dijiste?
- Que mi hermana me ha hablado de usted – dijo colorada
- Si, bueno… veo que no sabes la historia…
- Mire, si es por leer algún tipo de libro… Hermione los ha leído a todos… y como ve, no puedo preguntarle nada.
- No seas boba! No sabes el porque ella esta en ese estado?
- Pues por que va a ser? Por tarada! Se creyó que hacer mover eso era tan fácil como soplar y hacer botellas… es una bruja inteligente, le dijo el Hada Minerva… me pregunto a donde va la inteligencia de esta cuando toma vacaciones!
- Ey, para un poco! Quiero exponer mi idea! – Ginny movió la mano como diciéndole que siguiera – Gracias – Carraspeo – bueno yo le di una maldición… le dije que a los veinte, se pincharía con un huso y moriría…
- No!
- Si! Entonces, bueno no conté con que el desgraciado del Rey quemara todos los husos, así que…
- Hiciste aparecer el libro y mostrarnos el camino para ver uno…
- Exacto!
- Vieja sapo – murmuro – Entonces… ella esta muerta? – De pronto se escucharon tropeles en la escalera que subían y se hacían más ruidosos…
- No tengo tiempo de decirte mas… no llores tanto por la tonta princesita… - y desapareció justo cuando la puerta fue golpeada fuertemente, y tras el golpe, apareció el rey, la reina y cuanto viejo estuviera por ahí cerca.
- Qué ha pasado? – dijo el rey mirando a su hija y a la doncella insistentemente. – Mi niña!
- Pues que va a pasar – dijo Ginny con bronca – que esta idiota toco eso… como si en su vida hubiera tocado algo para trabajar, y se pincho – Los reyes se taparon la boca para evitar el grito de dolor – Luego vino una vieja cara de sapo que dijo que se llamaba Dolores… entonces me dice que ella nos tendió una trampa y ahora ella esta muerta! – aquí sus ojos se llenaron de lagrimas.
- Pero que vamos a hacer! Arthur! – el rey solo atino a alzar a la princesa y salir de la torre. Detrás de el salió todo su séquito.
- Arthur… por favor… que haremos ahora?
- Tu, eres un paje real – le dijo a un joven de cabello castaño y algo gordito – Como te llamas?
- Neville Longbottom, su majestad.
- Neville, por favor, ve y busca al hada Luna – al joven le brillaron los ojos. – La conoces? –Claro que la conocía, era el paje con el que el hada había desaparecido la noche en que bautizaron a la princesa.
- Bueno… si… pero vagamente – contesto.
- Ve a buscarla… y dile que venga urgente! – el paje salio volando…. El rey y la reina ordenaron a todos marcharse, y esperarlos en el gran salón. Al llegar al cuarto de la princesa, solo estaban ellos y la doncella. Arthur, la acostó delicadamente en su cama y le acomodo, Como pudo, su cabello. La miro, estaba tan tranquila, y su rostro irradiaba paz.
- Qué haremos amor? – Dijo la reina – Es que… no podré soportar el estar aquí viviendo mi vida, mientras mi pequeña esta dormida, sabrá cuanto tiempo!
- No sé que hacer, querida! – dijo el rey limpiándose los anteojos de montura cuadrada. – Esperemos al hada Luna. – Como siempre el hada se hizo esperar… una hora, dos, tres, hasta que cayó toda despeinada a las diez de la noche… acompañada del paje real, que tenia una sonrisa demasiado extraña en el rostro...
- Su majestad! – dijo ella en un tono impasible – Qué ha pasado?
- Primero, dónde diablos te habías metido? – dijo la reina –
- Ese es mi problema – dijo al descuido y mirando al paje, le guiño un ojo – que puedo hacer por ustedes?
- Mira a la cama y veras el motivo…
- Ay no! – dijo Luna – quien fue el papafrita que dejo un huso en el castillo?
- Como si no conocieras a Dolores, Luna! – dijeron los reyes.
- Bueno… y ahora que vamos a hacer? – dijo Ginny – supongo que debemos esperar… a que?
- Bueno, debemos esperar que un príncipe la bese y se enamore de ella – dijo tranquila Luna.
- Y cómo se supone que lo hará? – Dijo Ginny – pondremos un anuncio en el periódico? – dijo sarcásticamente – Ah, ya veo el clasificado "Princesa dormida, requiere la presencia de un apuesto príncipe, con experiencia en el ramo y muy buena presencia, para que le de un beso… aventureros abstenerse, inútil presentarse sin currículo vitae" – bufo
- Bueno, pero entonces, debemos soportar verla así, hasta cuando? – dijo sollozando la reina
- Hasta que aparezca un bobo que la bese – dijo Luna
- Yo no quiero estar así… Pueden pasar años, siglos… - el rey la abrazo – Arthur haz algo!
- Podríamos nosotros estar hechizados igual que ella?
- Puede ser… - dijo Luna – si, se podría, solo debo mover mi varita mágica, Y todos los habitantes que se encuentran en el castillo quedaran profundamente dormidos…- miro al paje, que estaba alarmado – Y solo despertaran cuando el príncipe rompa el hechizo…
- Hazlo – dijo el rey – sólo así aplacare mi dolor.
- Está bien – miro a Neville – tu, ve a mi casa y búscame algo para comer... – le guiñó el ojo. El hada era algo despistada pero no tonta…El paje salió corriendo y desapareció –bien ahora el hechizo.
- Un momento! – dijo el rey – nosotros nos vamos al salón… si el príncipe viene y la besa será medio embarazoso para mi ver ese espectáculo – se fueron
- Contaré hasta treinta – dijo Luna – y tu que harás? – le dijo a Ginny, mientras veian irse a los reyes.
- Yo me quedaré con mi señora… - sonrió – Ni loca me pierdo el chisme!
- Bueno… pero busca algún lugar donde dormir, cuando haga el hechizo caerás redonda al suelo – Ginny vio un gran sofá y allí se acomodo – bien… ahora el hechizo – Luna movió la varita murmurando algunas palabras, y una extraña estela de colores brillantes salio de la varita, inundando todo el castillo haciendo que todos los habitantes, cayeran en un profundo sueño. Hasta los animales fueron alcanzados por el. Luna al ver su trabajo realizado, guardo su varita y sonrió – Ahora tendré que ver en la Internet algún príncipe que este mas o menos y mandarlo para acá – miro a la princesa – cuando despiertes me deberás una muy grande chiquita…- sonrió – Pero antes de buscar al príncipe, creo que tendré un tiempito de llegarme hasta la casa y besuquearme con el paje real… - y haciendo una floritura con su varita en el aire desapareció.
Nota de la autora: Este fic, solo tiene tres capítulos… Dejen reviews…
Saludos Silvia