Bien, lo primero de todo es pedir disculpas. han pasado casi 10 meses, y tengo una excusa. Veréis, resulta que unos...ehmm...etto...¡Duendecillos mágicos! me secuestraron y...uhmm...eh...me llevaron a...¡Marruecos! Sí, eso. Pero cuando iba a cruzar el estrecho me cruce con...ehmm...¡Un gato negro! Y tuve que dar un rodeo por...etto...¡Ah sí!; el Sáhara, el canal de Suez, el desierto Sirio, el Caúcaso, los Cárpatos, los Alpes y los Pirineos. Y por fin pude llegar a casa...

¿A qué viene ese silencio?; ¿No me creéis? : S

Ahora en serio, aparte de que ha sido un capítulo muy difícil de escribir, mis estudios y demás cosas no me han permitido terminarlo en un periodo de tiempo razonable. Y por todo ellos os pido disculpas. Pero para compensar tenéis delante un capítulo muy importante (en mi opinión el mejor hasta ahora y puede que el de todo el fic), amén del más largo (casi un 50 por ciento más, como en las ofertas de los supermercados XD). Estoy más contento con el resultado de este que con el de los dos anteriores y creo que no tiene tanto relleno, ni situaciones forzadas, pero sigo con la impresión de que me he dejado cosas en el tintero y que podrían mejorar más el texto. Veré si en el futuro puedo arreglar eso.

Una cosa, si hace más de uno o dos meses que no has leído la historia, deberías leerla otra vez. Lo digo porque sé lo que es leer un fic que tarda mucho en publicarse, y sinceramente, se te olvidan muchas cosas que hacen que lo que lees adquiera sentido. Es un consejo, pero creo que vendrá bien a algunos (no penséis que pongo esto para tener más hits...XD). Además, como todo está editado, si lo vuelves a leer tal vez encuentres algo nuevo.

He de decir que mantengo aquello de que subiré los capítulos cuando estén terminados. No tengo tiempo para escribir tanto.

Lo primero de todo: los grupos de puntos suspensivos que veis abajo los he puesto para que los leáis con un intervalo de unos 5 segundos. Osea, que leéis "Oscuridad" y a los 5 segundos "Dolor". Quiero crear esa sensación mientras leéis. Luego deciros que hay un personaje al que le he puesto acento sureño, y por tanto lo he escrito tal cuál suena, si no, no hubiera servío pa ná XD. También tenemos música en este capítulo, concretamente dos canciones.

La primera, por suerte o por desgracia, solo he podido encontrarla en un video de YouTube (el enlace está en mi perfil). Ábrelo ahora y déjalo que se cargue, porque solo quiero que oigas el solo de guitarra al final de la canción (que aunque sea excelente también, el solo es sencillamente increíble, y se adapta como un guante a la situación, tanto que si no lo oyes mientras lo estás leyendo sería lo mismo que saltarte partes de lo que hay escrito. Por eso te pido que lo oígas, porque considero que es una parte inseparable del fic). Una vez que se haya cargado busca el minuto 04:50 en la barra del reproductor, a partir de ahí es donde empieza el solo. Dale al play cuando llegues al lugar donde te digo que empeices a escuchar y comienza a leer justo después de que le des al botón, la duración (por suerte) está sincronizada y no puedes perder tiempo. Por contra, no he podido sincronizar la música con el texto, así que tal vez deberías leerlo escuchándola varias veces. También te recomiendo que veas luego el video en si, ya que las imágenes también se relacionan en cierto sentido con lo que leerás.

La segunda canción es de la B.S.O. del anime (1º temporada). Así que os pondré el link para que la escuchéis on-line en mi perfil, aunque supongo que la mayoría de vostros la tendréis. Es "Sadness and sorrow" del primer disco, la pista número 8. La canción está en "dos" partes del fic. En realidad debería ser una, pero un par de párrafos se saltan el estilo de la canción e interrumpirían el ambiente si solo fuera una parte. Así que la escucharás, luego vendrá una parte en la que no deberías oírla, y después otra vez, unos párrafos en los que sí que deberías oírla.

Y como sé que estarás ansioso por leer después de tanto tiempo, aquí lo tienes, disfruta:


6º capítulo:

Cuando el valor se sobrepone a lo demás

Oscuridad………………………………………………………………………………Dolor…………………………………………………………………………Silencio…

Oscuridad………………………………………………………………………………Dolor…………………………………………………………………………Silencio…

Oscuridad………………………………………………………………………………Dolor…………………………………………………………………………Silencio…

Oscuridad………………………………………………………………………………Dolor…………………………………………………………………………

Un débil eco se oyó en la distancia; resonando en su cabeza, y causando un intenso dolor. La oscuridad absoluta era constante, no se inmutaba ni un ápice. El frío era atroz, doloroso y penetrante. Su cuerpo parecía tener peso infinito, y lo único que sentía era la intensa congelación, junto al agotador cansancio. El intento que hizo por moverse fue en vano, su brazo no respondía. Ni siquiera pudo abrir los párpados, no tenía fuerzas para ello. Tampoco tenía fuerzas para pensar…¿Por qué le faltaban las energías?; ¿Dónde estaba?; ¿Qué había sucedido…?

Naruto…¿Dónde estaba él?; ¿Estaría bien?; ¿Qué pasó después de que se desmayara? Poco a poco, Sakura empezó a recordar qué había pasado.

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Estaba hecha polvo, había pasado toda la noche curando a ninjas heridos y no había tenido ni un miserable descanso. Le costaba mantener el equilibrio al andar y tenía las piernas agarrotadas. Al salir del hospital dudó durante un segundo sobre qué destino escoger, hasta que se acordó de Naruto. Empezó a caminar con cierta prisa en dirección a su casa. Estuvo preguntándose durante todo el camino cómo se sentiría su compañero de equipo después de la interrupción de anoche…su promesa -¡Mierda! Se lo prometí…Maldita sea…¿Por qué tengo tan mala suerte? Bueno, aún es temprano, seguramente estará durmiendo todavía…Pero no puedo entrar sin despertarle…¡Joder! Con lo que me hubiera gustado que al levantarse me viera junto a él…¿Por qué todo es tan complicado?- lamentándose llegó hasta el edificio de apartamentos donde él vivía. El sol aún no había teñido el cielo de color anaranjado, aunque sí se veía algo de luz que le permitía distinguir por dónde iba. Por desgracia, las farolas de la aldea oculta de la Hoja ya se habían apagado. Aunque pudiera ver por dónde caminaba, todos los edificios parecían condenadamente iguales debido a la falta de luz. Había sido un calvario llegar hasta su destino.

Decidió comprobar si aún dormía. Buscó la pared en la que estaba la ventana de su dormitorio y escaló por ella adhiriéndose al muro con chakra. Como era de esperar, el rubio estaba profundamente dormido, con la boca abierta y dejando que la baba se le escapara de ésta. Al ver esto, Sakura se contuvo la risa como pudo. Una vez se hubo recuperado, intentó abrir la ventana con cuidado de no hacer ruido.

El jinchuuriki abrió los ojos con pereza al oír algo. Se encontró con una mancha de color rosa en su ventana. Después de frotarse los ojos y de que su vista se enfocara, pudo distinguir de qué se trataba -¿Sakura-chan?; ¿Qué pasa?; ¿Qué hora es?- se acercó a la ventana para abrirla con parsimonia. Seguidamente se sentó en el borde de la cama.

-Eh…no sé…Pero da igual, he venido a cumplir lo que te prometí…- dijo al mismo tiempo que entraba en la habitación.

-¿Lo que…me prometiste…?- la kunoichi desistió en darle una explicación antes de intentarlo y se limitó a sentarse a su lado en la cama.

-Mira, no he dormido en toda la noche y quiero descansar un poco…- deshaciéndose de sus botas se metió dentro de la cama, dejando patidifuso a Naruto -Venga. Te prometí que dormiría contigo, y los dos lo estamos deseando. ¿A qué esperas?; ¿Vas a quedarte ahí mirando?- efectivamente, se quedó allí mirando durante varios segundos. Al final reaccionó y obedeció a lo que le había dicho. Nada más cubrirse con las sábanas, sintió como los brazos de la pelirrosa se ceñían a su cuello y la cabeza de ésta se enterraba en su cuello -Tengo frío…- el jinchuuriki no escuchó lo que dijo, pero aún así hizo lo que ella esperaba. La envolvió con sus brazos casi inconscientemente y la apretó contra su pecho. No tardó mucho en dormirse de nuevo, era muy temprano o muy tarde y tenía que dormir bastante más. Encima el suave perfume del cabello rosado de Sakura no hacía más que relajarle y adormecerle. Ella tampoco aguantó mucho tiempo despierta, la sensación de cansancio y el calor proveniente del cuerpo de Naruto eran unos potentísimos somníferos.

Así transcurrieron unas seis horas aproximadamente, entre lujuriosos sueños, roces involuntarios y demás actos que incitaban a pensar que había algún tipo de tensión sexual entre ellos…Y la había…en cierto sentido.

El Sol ya había ganado cierta altura cuando una potente explosión hizo retumbar el suelo de toda la aldea, incluyendo el apartamento de Naruto. Sakura dormía profundamente, así que no se despertó; todo lo contrario que su compañero, que dio un respingo en la cama -¡¿Qué demonios ha sido eso?!- musitó para si mismo. Se levantó con agilidad impropia de él y se dirigió hacia la ventana para asomarse. La sangre se le congeló al ver como una densa y negra columna de humo se alzaba en el horizonte, cerca de las murallas -¿Un ataque?- se dio la vuelta y despertó a la kunoichi con rudeza.

-¿Qué…qué pasa?; ¿A qué vienen esas mane…?- pero el genin la interrumpió.

-Creo que están atacando la aldea…- dijo con franqueza.

-¡¿NANI?!- con mucha prisa se acercó hasta la ventana. Vio como el humo estaba ascendiendo hacia el cielo azul, manchándolo con su oscuridad -¡Rápido, tenemos que ir a ver a Hokage-sama!- el chico asintió y se cambió de ropa instantáneamente. Cuando se disponían a saltar por la ventana para salir a la calle; otra explosión, más cercana esta vez, les detuvo. Lo que vieron los dejó fuera de combate. Allí estaba él, montado en un pájaro hecho de arcilla, lanzando bombas a las torres de vigilancia y a algunas casas de forma puntual. La impresión fue total; ya que ambos habían visto como el criminal perteneciente a Akatsuki se autoinmolaba delante de ellos; y encima, si estaban aquí era por la simple razón de que le querían a él.

-No…puede ser…- balbuceó con la boca medio abierta. Sintió como la rabia iba creciendo en su interior a medida que veía lo que estaba sucediendo. Otra explosión le sacó de su soliloquio de impresiones. Reaccionando, saltó de la ventana con todas sus fuerzas, cayendo en un tejado apartado. Sakura no pudo responder a tiempo para pararle.

-¡¡No Naruto, no vayas!!- demasiado tarde, estaba a una distancia desde la que no podía oírla. Imitándole, saltó desde el borde de la ventana y empezó a perseguirle tan rápido como pudo; pero ni aún así conseguía darle alcance. Unos minutos más tarde había perdido su rastro completamente. Sin saber muy bien qué hacer, se dirigió hacia la torre de la Hokage. Mientras, se veía como partes de la muralla se venían abajo debido a los combates entre los ninjas de la aldea y los miembros de Akatsuki.

En esos momentos, Naruto seguía persiguiendo a Deidara por los tejados de toda la aldea. Era difícil mantener el ritmo que éste imponía desde la ventaja de su medio de transporte aéreo; incluso así estaba acercándose con cierta rapidez hasta él. Sin embargo, era evidente que el shinobi se había dado cuenta de que le estaban persiguiendo, y debido a eso puso en marcha la segunda parte de su plan. Empezó a reducir su velocidad y paró de bombardear los edificios que había en su camino, cambiando de rumbo al mismo tiempo, hacia los grandes bosques que rodeaban la villa, confiando en que sus compañeros estuvieran listos. Aún así, había algo que no estaba teniendo en cuenta. Y es que había reducido tanto su velocidad al pensar que el jinchuuriki sería incapaz de alcanzarle, que éste consiguió lo que parecía imposible desde un principio. Ayudándose de un clon, se lanzó en la dirección en la que se encontraba el pájaro de arcilla, aterrizando con brusquedad en la parte trasera de la muestra de "arte" del criminal.

Deidara tuvo poco tiempo para reaccionar y poder esquivar el puñetazo que el shinobi le intentó conectar, pero éste siguió sin perder la sonrisa que llevaba implantada en la cara. No podía comprender a que venía ese gesto, aunque en ese momento lo más importante era intentar predecir el próximo movimiento de su contrincante; cosa que consiguió con éxito. Pudo esquivar la patada giratoria sin ningún problema. Y una vez más la enigmática sonrisa seguía en su sitio sin alterarse. Retrocedió unos pasos para distanciarse del ninja rubio y ganar tiempo para poder elaborar una estrategia que le permitiera ganar tiempo. Éste no hizo nada durante el lapso de tiempo que hubo, simplemente desabrochó su chaqueta para mostrar su torso forrado hasta las axilas de sellos explosivos. La sonrisa del sacrificio y de la inmolación…para eliminar el peligro que amenaza a los demás, a los que son importantes…

La reacción del ninja de la Roca fue saltar instantáneamente de su transporte, aunque no consiguió evitar que la explosión le alcanzara. Por suerte, pudo concentrar parte de su arcilla delante de él para amortiguar la fuerza de la deflagración; reduciendo así los daños a, prácticamente, cero -¡Será gilipollas!; ¡Se ha suicidado!; ¡¿Qué mierda les voy a decir ahora?!; ¡No nos sirve de nada si ni siquiera tenemos cadáver!- pensó mientras los pequeños pedacitos de arcilla ardientes se desperdigaban por toda la zona.

Un extraño ruido que le sonaba familiar llamó su atención mientras caía. Antes de que pudiera darse la vuelta completamente, un potente grito resonó en el aire circundante -¡¡¡Odaama, rasengan!!!- no pudo llegar a girar los ciento ochenta grados necesarios para poder usar la poca arcilla que quedaba delante de él como escudo. Pero de nada sirvió, la cantidad que quedaba era irrisoria; se desintegró antes incluso de que el ataque la tocara. Y el criminal no tuvo mejor suerte, el shinobi le alcanzó en la zona izquierda del bajo vientre, más arriba de la ingle. Como resultado, la pierna izquierda de su contrincante se separó casi sin esfuerzo del cuerpo. Naruto no vio lo que pasó con su oponente, simplemente fue lanzado por los aires con una potentísima explosión proyectada hacia delante en forma de cono.

El jinchuuriki aterrizó sobre un tejado cercano y comprobó como su chaqueta tenía algunos pequeños destrozos causados por su propia técnica. Miró su mano durante un segundo, como si no entendiera porqué era capaz de manejar tanto poder. Sin embargo, apenas si pudo esquivar el tajo vertical que provenía de su espalda. Su chaqueta contaba ahora con un pequeño desgarrón en la parte central trasera. Al disiparse el polvo, pudo ver como un hombre con cara de pez le miraba fijamente. La espada que llevaba estaba incrustada en el tejado en el cual se encontraban, y el golpe había sido tan fuerte que lo había atravesado. La polvorienta nube era demasiado grande para que fuera solo producto de un simple impacto…

-Esa técnica ha sío mu bonita…Pero a mí no me vah a pillá con ella, ereh demasiao lento…-

-¿Sabes una cosa? Hoy voy a desayunar shushi…- espetó con arrogancia el ninja rubio.

-Nadie que haya insinuao alguna cosa parecía ha sobrevivío; ¿lo sabíah?-

-No, pero me encantará ser el primero…-

-Kisame.- dijo con calma una voz que no parecía tener cuerpo -Deja de perder el tiempo, la situación se está complicando.- un hombre de cabello anaranjado se mostró, casi materializandose, junto a una mujer de pelo azul.

En la torre de la Hokage, Tsunade daba órdenes a un ritmo frenético. El movimiento no cesaba, los ninjas no paraban de correr por los pasillos a toda velocidad, llevando informes o dirigiéndose a hablar con sus respectivos superiores. Sakura entró de igual forma, buscando a su maestra tan rápido como podía -¡¡Tsunade-sama!!- gritó al verla -Naruto ha…-

-Lo sé, le he visto, tenemos que sacarle de la pelea. Encuentra a Jiraya e id a buscarle.-

-¡Entendido!- se marchó rápidamente del lugar dejando a su maestra con la tarea de defender la aldea.

-Adelante, acaba con él.- el tono del líder de Akatsuki era casi igual al de un superior dando órdenes. La mirada que el jinchuuriki dirigía a éste era de desconcierto y de rabia -No te lo tomes como un juego o no durarás mucho…-

-Sé como peleá, y no creo que luchá contra este enano se puea considerá peleá…- el líder se irritó por el comentario de su subordinado.

-Kisame, tómate esto en serio o no podrás considerar como pelea lo que te va a pasar…- el hombre pez sintió un escalofrío en su espalda, justamente en el lugar en el que estaba clavada la mirada del criminal. Era como una cuchilla afilada y fría que se hundía en la carne con lentitud.

-Bien niñato, acabemoh con ehto rápio.- empuñó su espada con ambas manos y se colocó en posición de combate. Naruto, mientras, sopesó todas las posibilidades que alcanzaba a predecir. Si se quedaba a pelear allí solo conseguiría una matanza incontrolable. Tenía que huir y llevarles a una zona despejada de edificios; o bien sacarles de la villa; con el objetivo de evitar grandes daños en la zona. Al mismo tiempo que pensaba todo esto, aprovechó para hacer una cantidad considerable de clones de sombra -Ehto complica las cosah…Tengo que encontrá ar auténtico.- pensó el shinobi gatana. Juntó con rapidez sus dos manos y formulo el nombre de una técnica -¡Suiton, misubunshin no jutsu!- una masa de réplicas de agua del akatsuki aparecieron junto a él.

-Kuso…Tengo que largarme ya.- instantáneamente, todas las copias del shinobi rubio se dispersaron en todas direcciones, saltando de tejado en tejado. Los clones de agua de Kisame hicieron lo mismo y comenzaron a perseguirles. Sin embargo el líder de la organización y su acompañante de pelo azul no se movieron del lugar en el que estaban.

-¿Crees que le atrapará?- preguntó la mujer.

-Más le vale…De todas formas iremos a darle apoyo cuando encuentre al verdadero…- respondido con calma y frialdad.

-¿Y mientras?-

-Nada, esperaremos…- dirigió su mirada hacia los alrededores de la muralla donde estaba teniendo lugar una encarnizada batalla entre la mayoría de ninjas de la Hoja y tres miembros de Akatsuki. Éstos últimos empezaron a perder terreno con velocidad, y se notaba en que las explosiones y las columnas de humo empezaban a alejarse de la muralla. Ya estaban adentrándose en las profundidades de los bosques que rodeaban la villa de la Hoja -Pero el tiempo no es algo de lo que dispongamos en este momento…- se quedó pensativo durante varios segundos -Zetsu…Ve con Kisame y ayúdale a buscar al jinchuuriki. Cuando le encontréis avísame de su ubicación y cúbrele solo si fuera estrictamente necesario.- la cabeza integrada en una planta carnívora emergió del suelo como si estuviera unida a éste.

-Entendido.- dijo con mucha calma. Recorrió el camino inverso y volvió a fundirse con el tejado.

-Escúchame, sospecho que Deidara puede haber fracasado. Si el plan hubiera salido bien, él estaría en la batalla y ahora no tendríamos una situación tan complicada. Si estuviera peleando con Kakuzu, Hidan y Tobi no habrían retrocedido tanto; además si no está aquí es porque ese mocoso ya debe de haberse ocupado de él…Búscale y dale apoyo o cobertura si la situación lo requiere.-

-¿Qué pasa si no le encuentro antes de que demos con el jinchuuriki?-

-Si le encontramos antes vendrás conmigo, te lo haré saber en cuanto sea consciente de ello.-

-Muy bien, entonces me marcho.- con cierta prisa, se dio la vuelta y se dispuso a saltar, pero la voz del líder la detuvo.

-Recuerda el por qué de todo lo que hacemos. A cada bijuu que capturamos estamos un paso de gigante más cerca de nuestro objetivo. Ten esto en mente en todo momento.-

-Por supuesto. Siempre lo hago.- y de un salto se esfumó del lugar dejando solo al criminal.

-Solo nos quedan tres bijuus por capturar, y a los otros dos los tenemos vigilados las veinticuatro horas. Si triunfamos aquí, todo el camino será cuesta abajo…Aún así perderemos mucho tiempo hasta que lleguemos hasta ellos. Esos jinchuurikis están muy lejos…Al menos son lo suficientemente estúpidos como para permanecer juntos todo el tiempo. Será como quitarle un caramelo a un niño…- de nuevo, giró el cuello para orientar su mirada hacia la batalla en el bosque. Frunció el ceño al ver como habían retrocedido aún más terreno -Esos idiotas…¿ni siquiera pueden hacer una maniobra de distracción en condiciones?-

En las cercanías de la muralla, los tres akatsukis encargados de la estratagema resistían el envite de los ninjas de la hoja como podían. Kakuzu miraba con preocupación a su compañero mientras controlaba los jutsus que realizaba con sus máscaras. Se había visto en la necesidad de mostrarlas; y casi había perdido una por culpa del ataque de un jounin. La temeridad de Hidan solo estaba consiguiendo complicar las cosas aún más. Y Tobi no era de gran ayuda, estaba constantemente acosado por varios equipos de ANBU, los cuales se habían percatado de que era el más débil. La situación no iba a poder seguir sosteniéndose así durante mucho tiempo. Tomando una decisión drástica, Kakuzu optó por enviar una sutil señal a sus compañeros, la cual recibieron sigilosamente. Acto seguido, los dos se retiraron detrás de él; y éste usó una de sus máscaras para liberar un gas. Los shinobis de la hoja, sospechando de una trampa, mantuvieron la distancia e intentaron comprender el movimiento de su rival.

Demasiado tarde, todo lo que había delante de Kakuzu en, aproximadamente, unos doscientos metros quedó carbonizado casi instantáneamente. Tanto aire calentado tan bruscamente provocó una enorme explosión que casi les lanzó hacia atrás. Cuando el humo se disipó, la magnitud del ataque se reveló. Ni siquiera el suelo se había salvado de la combustión; por no hablar de los árboles, la muralla y los edificios que había tras ésta -¡Venga, rematémosles!- gritó Hidan, lanzándose de nuevo a la batalla. No había mucho que rematar, por no decir nada.

-Deja de hacer el idiota y vamos a atacar a otro sitio. Tienen que creer que queremos una guerra abierta para capturar al jinchuuriki, no que les estamos distrayendo.- la molestia de Kakuzu no era capaz de frenar las ansias de destrucción de aquel sanguinario criminal

-Nunca dejas nada para mí maldito egoísta…- replicó su compañero. El ninja de la cascada no le hizo caso y saltó para evitar que su maniobra se descubriera -Este tío es un aguafiestas…Vamos Tobi.- el shinobi en cuestión estaba distraído colocando correctamente su máscara. Al oír la voz se giró, y mientras su vista recorría el camino hasta el emisor de aquel mensaje, pudo ver como cierta kunoichi rubia de pechos de grotescas dimensiones se acercaba.

-Larguémonos…- ordenó Hidan con seriedad. Y justo antes de que el suelo se convirtiera en un enorme cráter se esfumaron de allí.

-Kusooo…- musitó la Hokage -Escuchadme, reforzad todo el perímetro de la muralla; y recordad que son los hombres los que protegen a las murallas y no al revés. Les perseguiré e intentaré alejarles, vosotros encargaos de ocupar las posiciones defensivas y fortificarlas en la medida de lo posible. ¡Venga, vamos!-

Los ninjas que la acompañaban obedecieron sus órdenes y ella, por su parte, comenzó su persecución particular.

Lejos de allí, al otro lado de la villa, los auténticos Naruto y Kisame peleaban encarnizadamente en una lucha a muerte. Todos los clones de sombra y de agua se habían aniquilado mutuamente y ya solamente quedaban ellos. Ambos con una resistencia fuera de lo común, no siendo así la experiencia y la habilidad. Por culpa de estos factores, Naruto llevaba desventaja; ya tenía algunas heridas y notaba como su cuerpo empezaba a resentirse de la lucha.

-Jujuju, chavá, vah a morí.- Naruto se impacientó al darse cuenta de que su contrincante no decía aquello para ponerle nervioso siendo falso. Se dio cuenta de que el líder y su misteriosa acompañante habían aparecido cerca de allí. La pelea se estaba complicando mucho.

-Joder, joder, joder; ¿qué hago? Son tres contra uno…Kuso.- pensó a la desesperada el genin.

-Kisame, eres un inútil sin remedio.- dijo sin muchas ganas la mujer de cabellos azulados.

-Ehte niñato eh máh fuerte de lo que parese.- respondió el cara-pez enfadado.

-Entonces eres más débil de lo que creíamos.- ese comentario terminó de enervar la sangre del espadachín.

-Damme sinco segundoh…y haré puré con él.- se colocó en posición de combate, y justo cuando iba a lanzarse contra su objetivo; el suelo empezó a convertirse en barro -¿Pero qué…?-

-Tenemos compañía.- dijo con calma el líder de Akatsuki. Tanto él como la mujer se estaban hundiendo en el barro, al igual que Naruto y Kisame, aunque daba la sensación de que éstos lo hacían a propósito y de que tenían la situación bajo control. Sin embargo, Naruto se hundía a menor velocidad que los demás, un fino hilo había sido lanzado hacia su brazo y se había enrollado en él. Entendiendo que no podía ser un ataque, se agarró a él; y en ese momento alguien tiró sacándole del la trampa en la que estaba -Pensé que el legendario Sannin Jiraya nos sorprendería con algo mejor…- el mentado apareció de entre los árboles y se apoyó sobre uno de ellos.

-No es momento para ir regalando sorpresas.- respondió mientras suspiraba -Me habéis interrumpido. Estaba en una de mis sesiones de investigación; y hasta que no me pidáis perdón no os podréis ir.-

-Jajajajaja; ¿de verdá creeh que vá a conseguí algo con esa gilipollé?- dijo Kisame mientras luchaba por salir del lodo.

-Me importa poco eso que dices, preocúpate más de lo que hay debajo.-

-¿Eh?; ¿Máh gilipolleceh? Cállate ya viejo loco.- sin embargo el líder y la mujer se dieron cuenta y saltaron inmediatamente. No consiguieron evitar algunos daños producidos por la enorme llamarada que emergió del lodo. La tierra se quebró liberando grandes llamas en unos quinientos metros a la redonda de dónde estaban. La explosión producida pudo oírse a kilómetros de distancia.

En la distancia, a muchos cientos de metros el auténtico Jiraya observaba desde la cabeza de un batracio la escena con precaución -Esa idea de mezclar el barro con el aceite de Gamabunta que se me ocurrió cuando estaba borracho parece bastante buena…- cascotes de roca de grandes dimensiones caían del cielo derribando árboles e incendiándolos, ya que estaban al rojo vivo debido al calor del fuego -Sí, bastante buena. Menos mal que la presencia del kage bunshin les distrajo mientras rellenaba todo el subsuelo con el lodo explosivo. Espero que Sakura haya conseguido sacar de ahí a Naruto…por que si no será peor el remedio que la enfermedad.-

Saltando de árbol en árbol, a la máxima velocidad que les permitían las piernas, iban los dos miembros del equipo siete -¡Baka!; ¿Se puede saber por qué no has huido desde el principio?- preguntó enfadada la kunoichi.

-Eh, eh, que he dejado fuera de combate al que estaba bombardeando la villa y he sacado de ella a tres más.- respondió el rubio intentando excusarse.

-¿Y qué pasa contigo?; ¿No te preocupas por lo que pueda pasarte, eh?- la mirada de Sakura era fácil de interpretar, se preocupaba mucho por él. Naruto sonrío levemente ante aquel gesto, pero su alegría duró poco. Se lanzó hacia su acompañante y la apartó de la trayectoria que describió el espadazo de Kisame.

-¡¡Putoh mocosoh, oh via matá a tooh!!- la ira del shinobi gatana era incontrolable. Pero un fuerte golpe en el suelo detrás de él le hizo mirar hacia atrás.

-Eh tú, pececillo, más te vale preocuparte de otras cosas antes que de esos muchachos.- dijo Gamabunta despectivamente. Jiraya habló con el kuchiyose desde su cabeza.

-Aplástale, lo que importa es que puedan huir.- dijo mientras veía como los dos ninjas escapaban de allí. Un fuerte golpe de la pata delantera del sapo hizo que el miembro de Akatsuki saltara en la dirección opuesta al ataque.

-¡¡¡SOIH UNOH JOPUTAH!!!- la rabia que había dentro de ese "hombre" estaba desbordándole. Sin tener en cuenta que el agua no le haría mucho al sapo, arrasó toda la zona con un inmenso tsunami. Naruto y Sakura se salvaron de ser arrastrados por poco.

-¡Qué tío más pesado! Espero que Ero-sennin le de una buena paliza.- decía el jinchuuriki mientras miraba hacia atrás.

-Tú sigue saltando y no mires atrás.- le recomendaba su compañera de equipo. El incómodo silencio de la marcha dejaba la mente de Naruto libre para pensar en lo que estaba pasando. En cierto sentido la causa de todo era él. Querían capturarle por lo que era, un contenedor. Mientras pudieran extraerle el demoníaco contenido, ellos no se preocuparían de otra cosa; fuese lo que fuese. Daba igual que fuera alguien en su camino o que fuera él mismo oponiéndose a sus intenciones. Solo cabían dos posibilidades: vencer, o morir. Tan simple como desolador.

-¡Eh, Naruto! No te distraigas o podemos meternos en problemas.- él asintió y le devolvió una mirada vacía, angustiada; reflejo de todo lo que había en su cabeza en aquel preciso instante. Sakura no podía, ni tenía tiempo, para tratar de entender lo que veía, y mucho menos, los sentimientos de su compañero de equipo en aquella situación.

Sin embargo, aquello no duró mucho. Naruto de repente desapareció, como si algo se lo hubiera llevado de allí sin que pudiera ser visto. La alarma se activo en la cabeza de la kunoichi y se puso en posición defensiva mientras inspeccionaba la zona y trataba de sentir la presencia del rubio. Al estar acostumbrada a ella no le resultó muy complicado localizarle. Al notar que no se movía los nervios se apoderaron de ella. ¿Y si…?

A toda velocidad se acercó hasta donde sentía el chakra -Ocúpate de ella. No pierdas el tiempo matándola, distráela.- allí estaba el líder, cargando el cuerpo del ninja en su hombro, como si fuera un simple saco. La mujer que le acompañaba se interpuso entre ellos dos.

-Lárgate, ya no puedes hacer nada.- pero la pelirrosa no escuchó lo que le estaba diciendo. Su rabia y su ira hacían que sus puños crujieran y su mandíbula ejerciera una gran presión contra su cráneo. El odio y el instinto homicida se apoderaban de ella al mismo tiempo que sentía una impotencia difícilmente descriptible. Todo ello producido por el miedo a la pérdida. Si no hacía algo, a parte de que podían matarla, explotaría bajo la presión a la que estaba siendo sometida por sus emociones; y sin pensar en nada, sin prever que podía pasar, sin calcular las posibilidades, se lanzó al combate. Todo motivado por el hecho de que ahora era la vida de Naruto lo que estaba en juego, y eso hacía que sus sentimientos la llevaran a perder el miedo; y a arriesgarse hasta límites irracionales, solo por él. Habiendo subestimado la capacidad de la aprendiza de la Hokage, la criminal de Akatsuki recibió un descomunal puñetazo en el estómago que la hizo volar varios cientos de metros, llevándose por medio multitud de árboles y levantando una gran polvareda que se elevaba en el claro cielo del bosque.

Aún así, eso no quiere decir que hubiera subestimado sus propias habilidades, y pudo cubrirse del ataque; aunque no pudo evitar daños menores. Su ropa estaba rasgada y bastante sucia ahora, además, algunas ramas habían herido su piel dejando finos hilos de sangre que se deslizaban hacia abajo con parsimonia. Antes de que su contrincante pudiera alcanzar al líder, se interpuso de nuevo en su camino, haciendo que ésta parara frente a ella -Eres bastante más fuerte de lo que pensaba…- no obtuvo respuesta. Las lágrimas de rabia ya corrían por las mejillas de Sakura, cargadas de desesperación y sed de venganza. Incluso ahora le importaba poco dónde estuviera Naruto, su furia la había cegado por completo; en ese momento, solo existía una cosa en su mente: hacer desaparecer de este mundo a la persona que había delante de ella y luego a la que cargaba con tan preciosa mercancía.

Pero perder el control ante tanto odio, le hizo perder concentración, y eso le pasó factura. Aprovechando el descuido, su rival se acercó a gran velocidad hasta ella, y de un golpe en el cuello la tumbó y dejó inconsciente. No podía rematarla, no había tiempo que perder, tal vez Pein fuera fuerte, pero él solo, llevando una carga, sería una presa relativamente fácil, era un riesgo que no podía correr. Mientras Sakura caía al suelo, ella desapareció de allí.

Cuando despertó, tenía un fuerte dolor de cabeza, más bien debido al choque contra el suelo que al golpe que recibió. Se puso en pie mientras palpaba la herida que tenía en el lateral izquierdo de la cabeza. La cerró con una pequeña cantidad de chakra, y acto seguido, trato de orientarse y recordar que había pasado. Estaba confusa, no sabía que hacía allí, en medio del bosque, sola y herida. Además, estaba cansada, seguramente había estado luchando; y teniendo en cuenta que estaba cerca de Konoha porque veía las mismas montañas que veía todos los días desde la villa, quería decir que tal vez había habido combates en la villa. Guiándose por el paisaje se marchó de allí a buen ritmo mientras intentaba recordar qué había pasado.

Al llegar, pudo ver como las murallas tenían varias aberturas provocadas por ataques y explosiones. Algunos edificios, sobre todo los que estaban junto a las zonas destruidas de la muralla, estaban derruidos; otros estaban ardiendo; y otros tenían graves desperfectos. Entonces todo empezó a llegar a su mente, cómo había empezado el ataque, cómo alejó a Naruto del combate, cómo la miraba de forma tan desoladora y cómo…se lo habían llevado.

En el momento justo en el que se disponía a marcharse de allí para buscarle oyó un grito de dolor. Eso le recordó que ella era una kunoichi de aquella villa, y que su deber era ayudar a la gente herida como médico que era. No podía soportar la idea de dejar que mataran a su querido Naruto, pero dejar morir a muchos inocentes e incumplir con su deber tampoco era algo que pudiera llevar en la conciencia de forma tranquila. Un pesado dilema que podría decidir su futuro se presentaba frente a ella. Tanta presión estaba haciendo que su mente se colapsara y se derrumbara poco a poco, como si la situación quisiera torturarla lentamente hasta el borde de la locura.

Por suerte para ella, su maestra apreció allí -¡¿Sakura?!; ¿Y Naruto?- no fue necesario responder para que supiera que se lo habían llevado. En su cara el gesto de amargura y pesar era evidente, sin tener en cuenta las marcas que las lágrimas habían dejado en sus mejillas. El silencio se extendió durante unos in interminables segundos, el tiempo parecía detenerse en aquel preciso instante -Iremos a buscarle en cuanto nos reorganicemos, mientras vete a ayudar a los equipos médicos que hay cerca de la muralla. Yo iré en cinco minutos. Procura no esforzarte mucho, estás hecha polvo.- cumplió las órdenes y empezó a ayudar a curar tanto a los ninjas heridos, como a los civiles que había en las cercanías de la murallas.

Pasado un rato, apareció "Shu", diciendo que iría a perseguirles. Ella, en un impulsó que no comprendía; pero que sabía que era lo que tenía que hacer, decidió acompañarle, a pesar del rechazo de su maestra. Subió al improvisado y explosivo medio de transporte de "Shu" con él.

-Enróllatela alrededor del cuerpo y no te sueltes de mí, vamos a ir muy rápido.- cogió la cadena que surgía de dentro de la manga izquierda y la usó para atarla entorno a su pecho. Si la hubiera atado en la cintura podría sufrir lesiones en la columna vertebral con más facilidad -Toma, son para los oídos.- le dio un par de tapones y ella se los puso sin preguntar. Se imaginaba la razón de todo aquello, la velocidad que iban a alcanzar sería muy alta y por tanto subirían a mucha altura, con todo lo que ello implica -Le traeremos de vuelta aunque tengamos que perseguirles hasta el infierno.-

Se quedó sorprendida al oír aquello. Pero lo entendió rápidamente, nada les detendría sin matarles. Fue como una inyección de moral instantanea que disipó las pocas dudas que quedaban en su cabeza, y le dio el coraje que tanto iba a necesitar. Sabiéndose en esa condición, borró la expresión de su rostro y la sustituyo por una desafiante. Se agarró con fuerza a "Shu" y se preparó para lo que habría de venir -Vamos.- le dijo con mucha convicción.

Salieron volando dejando tras de si un gran cráter en el suelo; y en unas centésimas de segundo ya se notaba que el aire estaba helado, la presión era agobiante y todo se veía como una mancha borrosa en movimiento. Estuvieron más de un minuto en suspensión, mejor que se hubieran quedado así. El aterrizaje casi les cuesta la vida, de no ser porque el demonio reaccionó a tiempo. En el descenso del siguiente salto, se detuvieron usando la especie de improvisado balancín como freno -¿Qué pasa?- preguntó Sakura extrañada.

-No podemos seguir avanzando a ciegas, tenemos que rastrearles…No te preocupes, no tardaré mucho.- durante unos veinte segundos, se quedó inmóvil y en silencio absoluto, tratando de concentrarse al máximo -Por ahí.- dijo señalando una dirección levemente distinta a la que habían seguido -Venga, no te sueltes.-

Otros dos saltos después, y casi a punto de matarse en los dos, se pararon otra vez para hacer un nuevo rastreo -Estamos cerca, a pie tardaremos unos minutos. No podemos seguir avanzando así, nos descubrirían sin problemas. Sígueme.- a toda velocidad se dirigieron hacia donde provenía la señal de las presencias. Pero "Shu" se frenó de golpe y retrocedió rápidamente agarrando a Sakura. Se cubrieron detrás de una roca -Mierda, hay alguien vigilando; y es muy bueno…Me cuesta esconder nuestros rastros, si no fuera por que esta roca está en medio, nos descubriría.-

-¿Entonces qué hacemos? Si nos acercamos así nos descubrirán y tendrán tiempo de retirarse.- dijo la kunoichi preocupada.

-Tenemos que hacerlo lo más rápido que podamos. No nos queda más remedio que jugárnosla a una carta. Mira, la entrada a la cueva en la que están es más o menos una pared vertical. Aprovecharemos eso para catapultarnos y "rebotar" con un salto. Tú quédate en la entrada esperando a que saque a Naruto. Dejaré un clon para que te ayude a salir de allí rápidamente una vez le haya sacado. Yo lo que haré será entrar en la cueva con una especie de taladro; con él perforaré la entrada y luego lo convertiré en una especie de tubo hueco con el que poder entrar y sacarle de dentro. Después os lo daré al clon y a ti para que os larguéis con él mientras yo me ocupo de distraerles. No te preocupes por mí, tengo un plan para escapar tranquilamente luego y seguir distrayéndoles varios días. Tu dirígete hacia el norte, yo les llevaré hacia el este para que no parezca que les estoy llevando por el camino equivocado.- le preocupaba un poco que aceptara un riesgo tan grande, pero parecía tener la situación controlada.

-Vale, vamos; no hay tiempo que perder.- dijo la pelirrosa asintiendo.

-Venga, agárrate.- repitiendo el proceso de antes, se preparó para el micro-vuelo que les esperaba hasta la entrada a la guarida de Akatsuki. Esta vez, al subir al ingenio del demonio, el salto se produjo después de "girar" noventa grados. A parte de que era necesario para alcanzar con precisión el lugar en el que deseaban llegar, les permitía alcanzar la misma velocidad usando una explosión menor. Aunque no se salvaron de que los descubrieran.

Minutos atrás, los criminales entraban en la cueva con su "trofeo" -Recordad, le necesitamos vivo. Aún no empezaremos la extracción; tenemos que ir a por los otros dos jinchuurikis que quedan. Vigílale tú, Zetsu. Tardaremos al menos tres meses en llegar hasta ellos, te tendrás que encargar de él tú solo. Los demás nos dividiremos en dos grupos para buscarles.- después de atender unos asuntos, empezaron a prepararse para salir, pero Zetsu les advirtió.

-Tenemos compañía.- dijo con calma. El líder le miró con inexpresividad.

-¿Cuántos son?- preguntó sin mucha prisa.

-Uno, no parece tener un chakra muy poderoso comparado con nosotros…- se quedó concentrado un segundo intentando averiguar la personalidad del poseedor de aquel chakra -Es Haru…- no le dio tiempo a acabar de decir el apellido cuando una explosión atravesó la roca de la entrada. Por el hueco se coló una sombra fugaz que aterrizó frente al cuerpo inconsciente del contenedor de Kyuubi. Mientras le cogía con su brazo izquierdo, esgrimió su katana cortando el aire que había delante de él; produciendo una pequeña explosión que actuó como cortina de humo y le permitió escapar de allí. Saltando a través del agujero por el que había entrado salió al exterior. Justo después de haber salido, lanzó al shinobi hacia su clon, que lo atrapó al vuelo. Mientras el auténtico se ponía en guardia para evitar que sorprendieran a la réplica y a Sakura huyendo, éstos se subían al balancín y eran catapultados en dirección norte.

La puerta de la cueva se abrió y dejó ver a los nueve miembros de Akatsuki. Sí, nueve, incluso Deidara había recuperado su pierna de la misma forma que sus brazos -Ahora matarnos no te bastará para perdernos de vista…-

Sakura y el clon que cargaba al rubio bajaron del balancín que acababan de usar para aterrizar después del segundo salto que habían realizado -He de irme, la pelea no me va a dejar perder concentración en una réplica. Sigue avanzando hacia el norte, por la noche cambia de rumbo hacia Konoha.- le entregó a su compañero de equipo inconsciente y se desvaneció. Lo primero que hizo fue dejarlo en el suelo y comprobar su estado. Estaba grave, pero sobreviviría al viaje con un poco de primeros auxilios. Estabilizó como pudo sus constantes vitales y le cargó en su espalda. Para evitar que los pies le rozaran en el suelo tuvo que subirlo más aún. Todo el hombro le sobresalía por encima del suyo, y su espalda era más ancha que la de ella; así que le costaba mantener el equilibrio con una carga así, no por la masa que tenía, si no por el tamaño, que provocaba que el peso se distribuyera de una forma a la que no estaba acostumbrada.

En ese momento la cabeza de la aprendiza de la Hokage estaba hirviendo en un caldo de ideas. Cuando había visto su cara y pudo ver que estaba vivo, su corazón se alteró; y una profunda felicidad se apoderó de ella. Por un lado estaba tremendamente contenta, las lágrimas corrían por sus mejillas mientras saltaba de árbol en árbol al saber que la persona a la que amaba estaba a salvo y había escapado de la muerte una vez más. Cuando miraba hacia atrás y se encontraba con su cara frente a frente podía notar cómo su pulso se disparaba hasta las nubes. La felicidad la embargaba, pero al mismo tiempo estaba tremendamente preocupada por su futuro cercano; ¿qué pasaría si los alcanzaban los criminales de Akatsuki?; ¿Cómo iba a defenderle? Si para acabar con uno de ellos necesitó la ayuda de una marionetista experta; ¿qué iba a hacer teniendo que cuidar de un herido estando ella sola? Eso sin contar que fuera solo uno.

-¿Y qué pasa si tiene alguna hemorragia interna que no he podido detectar?; ¿Y si…? O no, pero entonces tal vez…- esos pensamientos se cruzaban por su mente atormentándola continuamente. La idea de perderle no era "pensable", no tenía valor para eso, el corazón se le comprimía dentro del pecho solo intentando pensar que tendría que ver como enterraban su cadáver. Era como si algo lo agarra, lo retorciera, lo estrujara y lo pisoteara. Se sentía fría, vacía más bien, como si estuviera muriéndose. Pero al volver a mirarle, todo eso se iba y la inundaba una confortante tranquilidad. Siguió avanzando en dirección norte hasta el atardecer, cuando decidió descansar un poco y volver a comprobar el estado de Naruto.

-¿Cómo cojones está ahí? Lo único que dejé fue la sangre del tintado del gorro…Mierda, tienen que tener algún as escondido para resucitar a los muertos…¡Maldita sea!- Itachi miraba con tranquilidad al hombre que había delante, en especial a su anillo. Un duelo de miradas se cruzó entre ambos, los ojos de un demonio contra los de un asesino con una herencia excepcional. El líder se adelantó -Itachi…esta vez se ocuparán Kisame, Hidan y Tobi. Tú vendrás conmigo junto a Kakuzu. El resto irán en otro grupo. Buscaremos al jinchuuriki por distintas zonas.- al Uchiha no le hacía ilusión aquella orden, pero debía acatarla como todas, o se metería en problemas. Se dividieron en los tres grupos acordados, aunque cuando se disponían a dispersarse, una barrera de oscuras llamas surgió detrás de "Shu", elevandose muchos metros. El demonio no había preparado sus armas, lo único que había hecho era lanzar su gorro hacia las llamas, ardiendo éste antes de tocarlas.

Sus ojos eran ahora visibles, no parecían tener efecto perceptible sobre ninguno de ellos, pero él sabía que siempre se producía éste, aunque fuera mínimo.

Las llamas siguieron consumiendo el suelo, creando un extenso foso de roca fundida y una enorme columna de gases extremadamente calientes encima. La visión de lo que había más allá de aquel pequeño río de magma estaba distorsionada por estas corrientes gaseosas que causaban un intenso viento en la zona. Asegurándose de que solo le oían sus subordinados, el líder les habló -Da igual, no podemos perder tiempo con esto, rodearemos esa cosa y os dejaremos el asunto a vosotros.- se marcharon a gran velocidad de allí en dirección contraria al lugar donde quedaban los cuatro combatientes, dejándoles solos.

-Bah, ehto, no merece la pena…me encargaré yo solo…- dijo Kisame dando unos pasos al frente.

-Ni hablar, le mataré yo.- replicó Hidan acercándose a Kisame con intención de detenerle. Ambos se encararon mirándose de forma desafiante -Veamos quién le mata antes…- dijo de forma retadora.

-D'acuerdo.- contestó el hombre-pez. Tobi, mientras, se sentó dispuesto a dejar que le hicieran su trabajo sin tener que mover un dedo. Los dos se pusieron en guardia listos para atacar. Mientras habían perdido el tiempo hablando, el demonio se había lanzado hacia ellos; y cuando se pusieron en guardia tenían a "Shu" delante de ellos, pegado al suelo. Había usado su enorme velocidad para avanzar casi a ras del suelo sin ser detectado. Con un ágil salto se volvió a colocar en pie, desenvainando su katana, lanzó un tajo horizontal de izquierda a derecha que tanto Kisame como Hidan bloquearon con sus respectivas armas. Cuando el demonio vio que su sable había impactado contra el mango de la guadaña, en el espacio entre la hoja superior y la central, su mente ideó un pequeño plan táctico para ganar ventaja. Ambos criminales estaban a la misma altura, igual que sus armas. Blandiendo su sable con ambas manos y habiendo bloqueado a sus rivales, sacó ventaja de la situación variando al ángulo con el que la katana frenaba el avance de las armas de sus oponentes.

Con un rápido movimiento, giró su arma de izquierda a derecha, cambiando ésta su posición horizontal a una de bastante inclinación, con la que consiguió que el sable tocara ambas hojas de la guadaña, cada una por un lado. Ahora, usando un veloz movimiento de muñeca, empujó la guadaña y a Hidan hacia atrás, dejando que Kisame se adelantara ligeramente. Una vez que la diferencia era suficiente, aprovechó que la guadaña estaba en la posición ideal para aprisionar a Samehada contra el suelo. Para realizar tal maniobra, "Shu" había quedado con el lateral izquierdo frente a Hidan, que estaba a la derecha de Kisame. Antes de que pudieran reaccionar, dio medio salto mortal para apoyar cada pie en la cabeza de cada enemigo. Habiendo concentrado algo de sus llamas explosivas en sus pies antes, el resultado fue fácil de predecir. Salieron volando en direcciones opuestas, creando la explosión un rastro de roca fundida de forma cónica alrededor del camino que habían recorrido los criminales durante su vuelo.

Si el demonio había conseguido lograr tal hazaña solo era por una razón, había escogido el momento justo en el que habían bajado la guardia al intentar buscar la mejor forma de protegerse. Eso unido a su velocidad y reflejos hicieron el resto. Los dos miembros de Akatsuki no pudieron reaccionar debido a eso y sufrieron las consecuencias. Tobi se levantó apresurado y se puso en guardia al ver como sus compañeros habían sido apartados del combate con suma facilidad, esquivó con dificultad una cadena que salió proyectada hacia él. También tuvo que esquivar una enorme cantidad de agua que se dirigía hacia allí, Kisame no se preocupaba mucho por poder dañar a sus compañeros con sus ataques. El demonio, por su parte, se rodeó de una columna hueca de tenebrosas llamas en la que se resguardó de la gran ola. El shinobi gatana había conseguido interponer su espadón entre la explosión y él, así que éste había perdido todas las vendas que lo cubrían. Hidan había perdido partes de su abrigo negro con nubes rojas, y tenía quemaduras en los brazos.

-Maldito bastardo…¡¡Te voy a rajar tanto que vas a desear que no te haya rajado tanto!!- vociferaba el criminal de la aldea de la lluvia.

-¡¡¡Hoy me ehtáih tocando loh cohoneh putoh sopla poyas de mierda!!!- gritaba aún más el ninja de la Niebla. "Shu" evaluaba la situación mientras le insultaban. Ahora los cuatro estaban de pie sobre la superficie de agua estancada que había quedado después de la técnica del hombre-pez.

-Les tengo en el bote, si consigo que el tercero venga a por mí también podré largarme de aquí…Aunque…Debería matarle, en conjunto es lo que más me conviene.- dicho y hecho. Aprovechando que los otros dos se lanzaron para atacarle, les esquivó en un solo movimiento; eso sí a costa de llevarse un buen corte en su túnica de Akatsuki robada. Usando el impulso que ya llevaba, se dirigió hacia Tobi y le atacó con su katana con un tajo vertical de abajo a arriba. El criminal apenas pudo detener la hoja con ambas manos. Solo era una distracción para poder inmovilizarle las piernas enrollando la cadena en ellas. Al mismo tiempo que hacía eso, el demonio giraba sobre si mismo hacia su izquierda liberando la katana de la prisión de las manos del miembro de Akatsuki. Usando su sable e invirtiendo el sentido de la punta haciendo que ésta mirara hacia arriba, apuntó a la nuca de su presa. Pero Tobi pudo moverse un poco y desviar el lugar de impacto hasta su hombro derecho.

Sin darle tiempo a "Shu" a destrozarle el cuello, se dejó caer hacia adelante sacando la katana de su herida. Éste reaccionó tirando de la cadena y lanzándole por los aires, antes de que llegaran los ataques de sus otros dos contrincantes. Esta vez tendría serias dificultades para esquivar los dos cortes al mismo tiempo. No tuvo más remedio que estirar de la cadena de nuevo y atraerle hacia donde estaban. Dando un paso lateral y girando al mismo tiempo, se libró del ataque de Hidan y se situó en el lugar óptimo para poder detener el de Kisame con su katana; rechazándolo después de unas centésimas de segundo de contacto. Justo en ese momento aterrizó Tobi, y "Shu", viendo una excelente oportunidad salió disparado hacia el cielo usando de nuevo sus llamas explosivas y soltando la cadena; que produjo una gran deflagración al reventar.

Tanto Kisame como Hidan saltaron y evitaron sufrir daños, pero del otro combatiente no quedó rastro -Demasiado fácil, pero ahora no puedo pararme a pensar en trampas, tengo que irme o no alcanzaré a esos grupos que se han dispersado.- el demonio decidió acabar con la lucha y empezar a huir de allí. Sus dos contrincantes comenzaron a perseguirle también, pero perdían terreno debido a la diferencia de velocidad entre ellos. "Shu" sabía eso, y lo usó para poder escapar de ellos con su estratagema preparada previamente. Ahora la persecución se desarrollaba en un bosque. Buscó las zonas más tupidas y con más vegetación, le sería útil para poder despistarles. Mientras avanzaba tratando de esquivar los ataques que recibía, creó un clon justo delante de él; haciendo que se desplazara con los mismos movimientos del original, de modo que no se pudiera ver desde atrás.

Sin embargo, el plan no se detenía ahí. Otros dos clones más aparecieron fuera del alcance de la vista de los perseguidores. El primero adoptó el aspecto de Naruto; y el tercero sufrió el cambio más drástico. En una osadía, "Shu", forzó su habilidad al límite; para intentar convertir la materia prima de la que se componía el clon; en una copia del chakra de Kyuubi. Él sabía que podía convertir sus llamas, con las que realizaba sus réplicas, en chakra normal, pero lo que trataba de hacer ahora era casi descabellado. Si quería intentarlo para tener alguna posibilidad, necesitaría tiempo, cosa que precisamente no le sobraba. Tenía que apostarlo todo a una carta de nuevo, y ahora si fallaba moriría.

Sin más opción, optó por crear una barrera como antes. Con un giro, perfectamente sincronizado con las tres réplicas para evitar que fueran descubiertas, se dio la vuelta y encaró a sus rivales. Ahora usó un movimiento de manos, mediante el cual las llamas emergieron del suelo, y se expandieron, creando el foso de la misma forma de hace un rato. Los dos miembros de Akatsuki se detuvieron frente a la columna de aire extremadamente caliente. Muchos de los árboles cercanos ardían y otros ya habían caído al suelo.

-Puto cabrón…- musitó Hidan. Mientras Kisame se esforzaba por comprender aquello. Tras unos segundos hizo unos sellos con las manos y una potente corriente de agua formó un túnel a través de los gases que se desprendían. Mucha agua se evaporaba debido al contacto con el fluido gaseoso a altas temperaturas. Cuando cruzaron el obstáculo, no había rastro de su objetivo -Mierda; ¿por dónde vamos ahora?- preguntó irritado el shinobi. Kisame estaba intentando sentir alguna presencia o buscar alguna pista que les pudiera ayudar. Se sorprendió al sentir el chakra de Kyuubi.

-¡Tiene ar shico! Eh er chakra der bijuu. Lo d'antes ha sio una treta pa separarnoh. ¡¡Cuando le pille le via dá lo que se merese!! Pó allí.- ambos emprendieron una persecución condenada a ser estéril, no solo porque lo que creían que era su objetivo era un engaño en realidad, si no porque el demonio estaba conduciéndoles hasta el segundo grupo que se había separado para buscar al jinchuuriki.

-Bien, bien. Ahora, tengo que ir a ayudar a Sakura…- pensaba "Shu" mientras emergía de la roca fundida dentro de un caparazón llameante. Aquella crisálida protectora que le había permitido esconderse dentro del foso se abrió y le liberó de su encierro. Rápidamente se volvió a esconder entre la densa vegetación, como medida preventiva en caso de que su estratagema no hubiera funcionado. Desde allí pudo observar que no había sido así y que tenía el camino libre para seguir con su plan…

Pero las cosas no son tan fáciles, había un detalle que había pasado por alto -No, no, no; ¡no!; ¡¡no!!; ¡¡¡no!!!; ¡¡¡ahora no!!!; ¡¡¡Maldita sea!!!- a medida que esos pensamientos atravesaban su mente, el dolor empezaba a atravesarle el cuerpo.

No era una sensación nueva para él, ni sería esa la última vez que la sufriría. Pero en aquel momento suponía una catástrofe. Sakura no podría llegar sola hasta la villa cargando a Naruto. Aunque en ese momento, aún podía moverse, en unos segundos estaba tirado en el suelo, luchando contra el dolor inmotivado que le castigaba. No gritaba, apretaba su mandíbula con todas sus fuerzas para mitigar la desagradable compañía que le ofrecía el sufrimiento que padecía. Ni un rincón de su cuerpo se salvaba, todos dolían en la misma cuantía que no era precisamente poca. Ni siquiera su improvisado "método" funcionaba, durante las próximas horas solo le esperaba el dolor; un dolor que no parecía provenir de ninguna herida ni de ningún daño. Lo único que sabía de él era que su origen estaba en su naturaleza demoníaca.

A medida que pasaba el tiempo, el dolor aumentaba a un ritmo constante, muchos ya se habrían vuelto locos. Para él, no existía esa posibilidad, se había acostumbrado a esa tortura y ese no sería el resultado. Difícilmente se podía describir lo que sentía; era una especie de mezcla de todos los dolores posibles, como si todo su cuerpo creyera que todo le estaba atacando. Se quemaba, se congelaba, se aplastaba, se cortaba, se fracturaba, se empalaba, se corroía…todo ello al mismo tiempo, en todos los nervios de su cuerpo, con una intensidad exagerada. Empezó a retorcerse, maldiciendo el nombre del culpable de todo aquello.

(Ahora, empieza la música.)

Soportar tal martirio a esos niveles solo tenía una solución. Odiar, quemarse a si mismo en su propio odio, crear más dolor para combatir el dolor, una espiral que se hacía más grande, produciendo más sufrimiento en un círculo vicioso sin fin que le absorbía y le hacía perder la cordura. Trató de volcar todo el rencor que sentía hacia sus enemigos sobre su dolencia en aquel momento; en un intento por mitigar todo su sufrimiento. Debido a esto, su mente entraba en un estado de descontrol, como un animal rabioso que no distingue lo que le conviene o lo que no. Llegó a un punto en el que ni siquiera podía controlar su poder y las llamas se arremolinaron alrededor de él, creando un torbellino oscuro que creció hasta que cubrió el bosque completamente, incendiándolo. Tal era la falta de luz que prácticamente se hizo la noche en aquella zona, y lo único que iluminaba tenuemente el paisaje en destrucción eran las propias llamas que emergían del desbocado demonio. Los resplandores rojos eran intensos, y daban un aspecto infernal a todo, aderezado por los desgarradores gritos de angustia infinita y desesperación sin límite que aquel desgraciado profería contra el vacío que se estaba creando delante de él gracias a la devastación que provocaba su falta de dominio sobre si mismo. Sus ojos empezaban a salirse de sus órbitas mientras se llevaba las manos a la cabeza y se estiraba del pelo con toda su fuerza, tratando de distraer a su mente de todo cuanto la maltrataba. La totalidad de lo que había ocupado ese lugar en el que se encontraba se había consumido producto de la abrasadora materialización del sufrimiento y la rabia incontenibles, solo la tierra desnuda soportaba los rigores del castigo que recibía.

Su cabeza, ahora en pleno caos, se asemejaba a lo que estaba pasando en el exterior. Todo era un crisol ardiente de dolor y de odio que trataba de sobreponerse al sufrimiento físico que experimentaba para intentar evitar la aliviadora tentación del suicidio. Él ya no era un ser racional como acostumbraba a ser, se había convertido literalmente en lo que era. Su cuerpo sufría el efecto del abrasador calor reinante, lo que aumentaba su dolor, y por tanto, el ciclo de autodestrucción que estaba teniendo lugar en él. El tiempo tendía a ralentizarse hasta su mínima expresión, y todo parecía volverse en contra de él para torturarle hasta que su mente se colapsara y fuera él mismo quien terminara con su mortificada vida de una vez por todas. Hasta su ropa intentaba asediar aún más su mente, ya que empezó a arder; y por tanto; a adherirse a la maltratada piel de "Shu". Las heridas que se extendían por su cuerpo no recibieron bien aquel aporte extra de tormento.

(Ya puedes parar de escuchar la música.)

De forma casi metafórica, la bandana que llevaba puesta cayó al suelo debido a que la parte hecha de tela se quemó. Era casi como si su naturaleza demoníaca tratara de insinuarle que no iba a permitir que estableciera una conexión con ninguna persona o sociedad. Ella se encargaría de quemar cualquier cosa que osara a tratar de acercarse a él. Incluso la parte metálica de la bandana comenzó a sufrir el efecto del calor y empezó a estar incandescente.

Y así continuó sufriendo hasta que perdió el conocimiento y por fin se detuvieron los desesperados alaridos de agonía infinita que inundaban el aire desde el momento en el que no pudo soportar más la presión. Por esta vez había ganado la partida a su destino de inevitable dolor; la próxima vez tal vez no tendría tanta suerte…Tanto lo que rodeaba al demonio como él mismo siguieron sufriendo desmesuradamente hasta que no quedó nada que no pudiera ser flagelado por la ola de destrucción que había arrasado todo. Lo que antes era un bosque ahora era una yerma llanura carente de ningún tipo de vida que se extendía kilómetros en todas las direcciones; aún cubierta por la oscuridad del negro humo que había surgido de la rápida combustión de todo lo que allí había. La columna del susodicho humo se veía en decenas de kilómetros a la redonda, su espesor era tal, que la luz del sol no la atravesaba, y proyectaba una descomunal sombra que se extendía en la distancia hasta perderse en el horizonte. Una noche digna del averno se apoderó de la zona, el aire era completamente irrespirable debido a la cantidad de gases procedentes del fuego, y la tierra se había convertido en una planicie de aspecto volcánico, en la que las rocas se habían deformado y ennegrecido por el calor. La devastación era total, lo único que quedaba era el cuerpo inconsciente de "Shu", tendido en el suelo, al que solo quedaban retazos de ropa semi-quemada. Su piel había ardido por completo en la mayor parte de su cuerpo y había dejado los músculos desnudos, expuestos al contacto con la dura superficie de la roca desnuda. El charco de sangre que había alrededor de su cuerpo se mezclaba con el hollín procedente del humo de la atmósfera, lo que hacía que se oscureciera hasta volverse prácticamente negra.

Con su vida pendiendo de un hilo, ahora le tocaba a la suerte decidir si saldría de aquella situación…

Muy lejos de allí, al atardecer; Sakura se detenía para descansar un poco y comprobar que Naruto siguiera estable. Después de varias horas de viaje extenuante, paró cerca de un pueblo, para no llamar la atención y dejó a Naruto sentado en el suelo, apoyado sobre un árbol. Se acercó a él y empezó a examinarle. La mayoría de las cosas no habían cambiado mucho desde la última vez que compró su estado, algunas habían mejorado, otras habían empeorado; pero en conjunto seguía igual. De nuevo los pensamientos de tranquilidad y de inquietud la asaltaron, recordó todas sus preocupaciones sobre posibles lesiones que pudieran haber pasado desapercibidas. Sin perder un segundo, empezó a comprobar todo con detenimiento y precisión. Poco a poco se fue alarmando.

Tenía hemorragias internas, decenas de ellas, pero eran tan diminutas que su efecto tardaba en manifestarse; era como si por dentro estuviera hecho un colador. Y encima, el chakra de Kyuubi estaba causando más mal que bien tratando de curarle. Por no hablar de los daños que había sufrido en su sistema de "conductos" de chakra a causa del sobreesfuerzo.

(Ahora, pon la canción de la B.S.O.)

No tardó en empezar a notar temblar su propio pulso y a sentir que las lágrimas corrían por sus mejillas, cayendo después sobre la ropa del rubio. Se sentía impotente, desamparada, desconcertada ante tantos cambios. Hace apenas un día, era feliz, sabiendo que pronto conocerían mutuamente los sentimientos del otro. Ahora estaban casi perdidos, sin saber muy bien hacia dónde ir, completamente agotados, Naruto estaba inconsciente, la muerte le acechaba desde las sombras crecientes del ocaso de aquel fatídico día, ella estaba conmocionada por todo lo que estaba viviendo, varios grupos de los mejores ninjas del mundo estaban buscándoles para sus tenebrosos objetivos y no se veía capaz de reaccionar ante lo que sucedía frente a ella.

Abatida, y bloqueada por el miedo, solo alcanzó a dejarse caer lentamente sobre su pecho, llorando desconsoladamente. No sabía que podía hacer ante esa situación, estaba asustada -No…¿Por qué Naruto…?; ¿Por qué…? Esto no puede ser el final, no puede serlo…- apretaba con fuerza su tórax, atrayéndole hacia ella. Quería poder notar el escaso calor de su cuerpo en lo que pensaba sería la última vez que le vería, y, tal vez, la última vez que vería cualquier cosa…

-No puedes…- no pudo decir la palabra "morir", se le helaba la sangre solo de intentarlo -No Naruto…no puedes irte, no puedes dejarme…Yo no sabría que hacer sin ti…¡¡Por favor!!- decía mientras sollozaba sobre la destrozada chaqueta que cubría el torso del shinobi. Su chillido hizo que los pájaros que estaban en las copas de los árboles alzaran el vuelo -Tú…tú nunca has dejado de luchar por mí…te daba igual lo que pasara…- al mismo tiempo que hablaba alzó la mirada hasta sus ojos, como si quisiera confesarle algo porque no aguantaba más los remordimientos -Pero yo…yo no soy como tú, no…tengo tanta fuerza de voluntad como tú…yo…hasta hace poco dependía de ti…yo…¡¡¡no puedo hacer nada ahora que me necesitas más que nunca!!!- este otro grito rasgó el atardecer. Siguió gimoteando contra su pecho, sin que nada pareciera mejorar, lamentándose por su inhabilidad. Se sentía como si fuera basura por no poder ayudar a su amado en ese momento; ¿tan débil era? Levantó la mirada entre sollozo y sollozo para contemplar su rostro y poder acariciarlo.

(Seguramente, ahora la canción estará a la mitad. Como lo que viene a continuación no se ajusta a la canción, puedes volver a leerlo para acabar de escucharla y luego seguir leyendo sin música.)

Con los ojos enrojecidos y la visión distorsionada por las lágrimas, distinguió los rasgos de su cara. Algo había cambiado. Una sonrisa. ¿Era real…? Lo cierto es que no, posiblemente fuera un fruto de su imaginación debido al miedo, o tal vez al dolor, o simplemente había visto algo que no era una sonrisa y la había confundido. Pero el caso es que ella creyó haberla visto y no tuvo dudas de si era real o no. ¿De dónde había salido esa tierna expresión?; ¿Por qué estaba allí? Tal vez solo por abrazarle ya era feliz aunque estuviera inconsciente, al menos eso fue lo primero que pensó. Aquel gesto fue el revulsivo para que saliera de su estado catatónico y reaccionara. Al ver la supuesta sonrisa, todo cambió. Era esa sonrisa que tenía cuando realmente estaba contento. No podía soportar el hecho de dejar que esa expresión que caldeaba sus sentimientos se perdiera; era como inmolarse en vida, como si tratara de momificarse viva a si misma en espera de una muerte que habría de llegar. Se separó de él y puso sus manos sobre su pecho -Naruto…te voy a sacar de ésta…Te juro por que te quiero más que a nada en el mundo que vas a vivir…¿Me oyes?...Te lo juro. Y hasta que no estés perfectamente no me voy a separar de ti.- no lloraba, no. Ahora las lágrimas se habían ido y en su lugar solo quedaba una mirada determinada por la férrea voluntad de la kunoichi. El chakra comenzó a fluir y a penetrar en su interior sanando las pequeñas heridas que había. Parecía que nunca acabaría, descubría una tras otra, era casi como si alguien las colocara intencionadamente así para que no acabara nunca. Empezaba a notar que toda la fatiga proveniente de todos los esfuerzos que había realizado caía sobre sus hombros en ese preciso instante. Los brazos empezaron a fallarle, y cuando no pudo más se desplomó sobre el cuerpo de su compañero de equipo.

-Toda…vía no he…acabado…- dijo con torpeza debido al cansancio y a la extenuación de su cuerpo. Volviendo a alzarse, con sus doloridos músculos; concentró el chakra de nuevo y siguió curando todo cuanto pudo -Te he pro…metido que…ibas a so…brevivir a esto…y que iba a…quedarme a tu lado…sin importar…lo que pasara…- hablar solo la debilitaba más, pero no aguantaba callarse aquello, necesitaba verbalizarlo para liberar parte de la enorme presión emocional que la aplastaba. Cayó de nuevo ante la falta de fuerzas que sufría.

Se levantó. Volvió a caer. Se levantó. Volvió a caer. Se levantó. Volvió a caer…

(Vuelve a poner la canción, esta vez desde el principio.)

El dolor se extendía por todo su cuerpo, engarrotando sus músculos y dificultándole el movimiento. Su visión se estaba nublando, y sentía como poco a poco iba perdiendo la consciencia. Esos últimos segundos fueron un infierno para ella. Había fallado. No había podido cumplir lo que había prometido, y encima ella también iba morir…La desesperación, la tristeza, el pesar, la impotencia, la consternación, la congoja, el abatimiento, el desconsuelo, la aflicción, la agonía, la desolación, la decepción, la amargura…

Todo se cebó sobre ella, atormentándola en sus últimos segundos de lucidez. Sus pensamientos solo alimentaban con más dolor su corazón. Ni siquiera tenía fuerzas para llorar. Sus ojos se iban cerrando poco a poco, mientras que se maldecía a si misma por no poder hacer nada más, por ser una inútil…Solo sus propias palabras resonaban en su cabeza: -"Lo que pasa…es que no quiero ser incapaz de ayudarte…si la situación se presentara…Tengo miedo de lo que pueda pasarte…Ya sabes…Akatsuki." "Naruto…No quiero separarme de ti nunca…"- y el diálogo con su compañero: -"Sé que no me pasará nada si tú estás aquí…No importa lo grandes que sean mis heridas, sé que tú me curaras." "Pues claro que lo haré, no lo dudes."-

Para terminar de rematarla, un flashback de su horripilante visión en la cima del volcán la atacó. Al ver la similitud entre ambas situaciones solo pudo desear que todo aquello solo fuera otra ilusión, o una cruel broma del destino. Todo lo que había sentido en aquel momento, volvía. Y habiéndolo vivido, ahora se le añadía miedo. Miedo no solo por lo que ocurría fuera de su mente, si no por lo que sabía habría de venir dentro de ella. ¿Merecía eso acaso?; ¿Por qué no podía cumplir lo que había prometido?; ¿Y si era porque no le quería lo suficiente…¿Le merecía después de su fracaso? No, había insistido más allá de donde su cuerpo le permitía. Había insistido más allá de donde su voluntad le permitía…¿Era eso suficiente? No parecía serlo…Había dado más de lo que ella jamás hubiera imaginado que podría dar por alguien, hasta llevarla al borde de la expiración…Y no era suficiente. ¿Entonces, para qué tanto esfuerzo y sufrimiento?; ¿No solo para no salvarle, si no para morir también ella y no poder vengar aquella atrocidad?; ¿O tal vez para darse cuenta en su lecho de muerte de que todos sus sentimientos por él no eran más que un capricho de su corazón; una mera ilusión; unos sentimientos que a la hora de la verdad fallaban cuando los necesitaba para alentarla a salvarle?; ¿Una maldición la condenaba a amar a personas en las que sus sentimientos no producirían frutos que demostraran tales emociones con tal de que su amor fuera correspondido?; ¿El amor estéril y unilateral hubiera sido su compañero vitalicio de no ser por que la parca iba a llevársela…? Y no solo a ella, también a él. Sentía como si algo estuviera tirando de una parte de su ser tratando de arrancarla con un hierro al rojo vivo; una parte que dejaría una cicatriz seguramente incurable; y un dolor que nadie debería experimentar.

Deseó la muerte con toda la fuerza de su ser durante un pequeño instante para no tener que soportar más aquel martirio. Su estado tanto físico como mental no le permitiría seguir viva por mucho más…En un último intento desesperado por salvarse tanto a él como a ella, trató de alargar su brazo y llegar a sujetarse a él, pero no lo consiguió. Cayó de espaldas hacia atrás, golpeándose la cabeza y quedando fuera de combate definitivamente.

Allí estaban los dos. Él sentado con la espalda apoyada sobre la base del tronco de un árbol, con algunas hemorragias internas sin curar aún y muchos daños producidos por quemaduras de chakra. Ella tirada en el suelo, con una brecha en la nuca y el cuerpo destrozado debido al esfuerzo sobrehumano que había tratado de acometer para salvar la vida del chico que estaba a su lado. Todo aderezado por la semioscuridad del crepúsculo, dado que el sol ya había muerto; se había ocultado completamente y solo despuntaban algunos destellos de luz en el horizonte occidental.

(Seguramente habrás tenido el tiempo justo para oírla entera y acabar de leer hasta aquí. Ya puedes dejar de escucharla.)

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¿Qué ocurrió después? Necesitaba saberlo urgentemente. Tenía que saber si seguía vivo, no podría perdonarse el incumplir su palabra…su promesa. No sabía de dónde sacaría las fuerzas para moverse pero tenía que hacerlo. Empezó por abrir los ojos con titánico esfuerzo. La luz la cegó instantáneamente, aunque no podía cerrar los párpados. Se acostumbró a la luminosidad unos segundos más tarde. Una mancha negra se enfocó delante de ella -No sé cómo has despertado después de haber hecho todo lo que hiciste…Pero me alegro de ello.- "Shu" estaba allí delante. Aún no distinguía bien el entorno que la rodeaba y su voz sonaba distinta, pero la reconoció inmediatamente. Unos minutos pasaron hasta que por fin consiguió ver con claridad su alrededor. Estaba tumbada en una cama del hospital, vestida con el pijama que tan hortera le parecía. La luz de la mañana entraba por la ventana que había a su izquierda.

Algo había cambiado en el demonio, su cabeza estaba vendada en su totalidad, a excepción de la boca y las fosas nasales. Ya no llevaba la llamativa túnica de Akatsuki. La había reemplazado por un largo y fino abrigo negro que le caía hasta los talones. Solo iba cerrado hasta la cintura, de ahí hacia abajo no tenía abrochada la cremallera, dejando libres las dos mitades laterales. Las mangas eran amplias, y lo suficientemente largas como para cubrirle la mano por completo; al igual que el pantalón, también negro, bastante ancho y largo. Sin duda, le gustaba la oscuridad. Algo de gran valor simbólico había desaparecido…la bandana de la villa.

Eso no importaba, nada de lo que había en esa habitación lo era, solo Naruto era relevante en ese momento. Haciendo acopio de todas sus fuerzas, intentó articular con torpeza su nombre. Su voz no salía de su garganta, sentía como sus cuerdas vocales no se movían. Seguía sin importar, tenía que intentarlo otra vez. Otros tantos minutos pasaron mientras Sakura continuaba tratando de hablar desesperadamente. Al final consiguió abrir ligeramente su boca y pronunciar algo con un fino e inaudible hilo de voz -N…Na…Na…-

El dedo enfundado en el guante negro de "Shu" se quedó a unos centímetros de su cara en señal de silencio -No hables, tienes que descansar.- dejó el libro que tenía entre manos en la mesita de noche y se acercó al cabecero de la cama. Giró hacia la derecha toda la cama para mostrarle lo que tanto anhelaba.

Allí estaba él, dormido, iluminado por los tenues y cálidos rayos de sol que bañaban su cuerpo. En su cara había una suave sonrisa que se fundía con una expresión serena -Gracias a ti, está aquí con nosotros. Quien le salvó la vida fuiste tú, que no te quepa la menor duda de ello. Puedes estar orgullosa…- se paró durante unos segundos -No te preocupes por él, despertará en unas cuantas horas. Tú concéntrate en descansar…-

Estaba a salvo…y además era debido a ella que estaba a salvo…

Eso significaba algo que el demonio ignoraba completamente. Ella creía que él moriría porque no era capaz de ayudarle. Si lo que decía era cierto, entonces todos los pensamientos negativos habían sido solo una consecuencia de la situación, producto de su miedo. Tan concentrada estaba en seguir curando sin descansar, que ni siquiera se fijó en si estaba acabando de hacerlo. Le hacía gracia en cierto sentido, se reía mentalmente; tanto por tan poco.

Un inmenso alivio la recorrió, ahora que conocía de lo que era capaz, las dudas sobre su habilidad y sus sentimientos desaparecieron de un plumazo, y más aún al volver a mirarle a la cara y verle en perfectas condiciones. Poco a poco empezó a surgir de lo más profundo de su corazón una alegría que la mantendría en un estado cercano al éxtasis durante horas. Aunque todas las sensaciones de su cuerpo fueran amargas y desagradables, no lo eran así las de su mente. Por eso no importaba que tuviera un frío helador penetrándole en los huesos. No importaba que el dolor de sus músculos la estuviera volviendo loca. No importaba que no pudiera moverse. No importaba que no viera nítidamente del todo. No importaba que no oyera bien. No importaba lo que le hubiera pasado a ella. No importaba que hubiera estado al borde de la muerte. No importaba que tal vez hubiera incumplido su deber para intentar salvarle. Nada importaba en ese momento; solamente importaba que él estaba bien. Y como había dicho "Shu", se sentía orgullosa de poder ser capaz de ayudarle, de cumplir su promesa, de liberarse del miedo a perderle, de demostrarle que podía confiar en ella…y que no estaba solo. Toda esta tormenta de emociones junto con su felicidad por saber que no había fallado se manifestó exteriormente con una leve sonrisa y una única lágrima de felicidad inconmensurable que resbaló con suavidad por su mejilla perdiéndose en su cuello.

-Bueno, he de irme…No te muevas y descansa…- vio como cogía el libro de la mesita de noche y salía silenciosamente por la puerta.

Ni siquiera se había molestado en volver a poner la cama en su sitio…¿Acaso lo había dejado así intencionadamente? Los intentos de ser un alcahueto de "Shu" llegaban a ser molestos…aunque convenientes. Aprovechando esto, la pelirrosa siguió contemplando con tranquilidad a su convaleciente compañero de equipo. Su sonrisa era distinta, ahora que la veía mejor no parecía ser la típica sonrisa que estaba acostumbrada a ver. Ésta era más…auténtica. No era esa máscara tan perfecta que siempre veía y que servía de tapadera para ocultar sus auténticos sentimientos.

Pero por mucho que quisiera verle, su condición no le permitía mantenerse despierta. Además se conformaba con saber que estaba bien. Ya podría poner en orden todo el caos de horripilantes recuerdos y pensamientos que había en su cabeza en otro momento. Con algo de descontento cerró los ojos y se relajó para que Morfeo la llevara hasta su reino.

De nuevo, un agudo y punzante dolor recorrió su espalda. Al menos ahora no tenía frío y el dolor en el resto de su cuerpo era menor. Abrió los párpados con lentitud, encontrándose con dos manchas azules, que, poco a poco, fueron enfocándose en dos ojos terriblemente familiares. Naruto reaccionó de forma extraña cuando vio que Sakura despertó. Ella esperaba que apareciera esa sonrisa auténtica y cálida que había visto antes, no que rompiera a llorar sobre su cabeza. Estaba tumbado en su cama, abrazado a ella, dentro de las sábanas, y ahora había apretado el abrazo más aún, al mismo tiempo que sollozaba sobre el pelo rosado -Gra…Gracias…Gracias por lo…que has hecho…por mí…- ya debían de habérselo contado. La tranquilizó el saber que lloraba por verla despertar de un largo sueño. Se dio cuenta de que quería agradecerle el hecho de que le había salvado; y que quería hacerlo cuanto antes.

Sin embargo, sentir cómo sus brazos la rodeaban y le daban su calor; cómo su corazón latía desbocado, como si quisiera salirse del pecho y fundirse con el suyo le impedía pensar en cualquier otra cosa que no fuera lo que tenía delante.

-No…Ahora estamos en paz…- dijo con una voz débil y una suave sonrisa en su rostro. El muchacho se impresionó un poco por lo que le había dicho.

-¿En paz?-

-¿Recuerdas cuando…peleaste contra Gaara?- la pregunta dejó mudo al genin rubio -Pues esto…es lo mismo.-

-¿Lo mismo? No entiendo…-

-Tú…Tú peleaste con todas tus fuerzas…solo para salvarme a mí…Cuando te vi en el suelo tirado y medio muerto…sentí como todo se derrumbaba alrededor de mí…Y recordé que tú jamás te habrías rendido…nada te habría hecho cambiar de opinión…habrías luchado hasta el final…- aún tenía algo de dificultad para hablar, pero el deseo de contarle todo esto a Naruto la empujaba a seguir; de la misma forma que estaba describiendo. Él estaba en un estado de trance al oír sus palabras. No podía creer que todo lo que había hecho por ella fuera correspondido del mismo modo ahora.

Boquiabierto, y sin dejarla terminar de hablar, se acercó más a ella, casi de forma involuntaria, y fijó la mirada en sus pupilas. Estaba llorando…por su culpa, además. Sentía como una fría y afilada daga de hielo se le clavaba lentamente en el corazón al ver eso. Puede que fuera algo inevitable que se entristeciera al recordar el momento que estaba mencionando, sin contar con todo lo que debía estar pasando por su cabeza, pero tenía que hacer algo para consolarla -No llores…- dijo al mismo tiempo que acariciaba con su dedo los rosados labios de la kunoichi para indicarle silencio. El shinobi hizo una larga pausa antes de seguir hablando -Nunca me separaré de ti, haré todo lo que pueda para estar a tu lado…Te lo prometo; y sabes que yo nunca retiro mis palabras.- en aquel instante, Sakura pudo ver aquella sonrisa cálida y auténtica que tanto le gustaba contemplar. Sin saber muy bien cómo, las lágrimas se esfumaron de sus ojos y dibujó otra sonrisa para corresponder a la que el jinchuuriki le estaba ofreciendo.

Unos segundos después, se acomodó; con mucho esfuerzo y dolor; colocándose encima del cuerpo de Naruto, sin romper el estrecho abrazo que les unía. Continuaron perdiéndose en sus miradas de forma mutua durante un par de minutos hasta que el genin rompió el silencio -Sakura-chan.-

-¿Sí?- preguntó con un tono intrigado.

-Te quiero.- por alguna extraña razón incognoscible, ella se lo esperaba. Es más, lo sabía desde el momento en el que Sasuke le contó que fue él el que la salvó de las garras de Gaara. Y oírlo la salvaba de una tormenta de dudas sobre lo que él sentía.

-Lo sé.- se pegó más a él para acercarse a su oído -Yo también te quiero.- dijo sin dudar ni un momento. Su compañero de equipo se sorprendió de algún modo, aunque también se podía ver que, otra parte de su ser se lo esperaba, de la misma manera que ella. Ahora que estaba junto a su amado, después de haberle visto desaparecer de su vida en la ficción y casi haberlo hecho en la realidad, no iba a permitir que se le escapara otra vez. No podía hacerlo. Ya sabía de lo que era capaz, lo había experimentado en sus carnes, más bien sufrido. Y sabía que si era necesario, podría llegar hasta el fin del mundo si hacía falta.

No tuvo que separarse mucho de su oreja para hacer lo que tenía pensado. Sin vacilar, sin hablar, sin abrir los ojos…le besó, le besó con todas las fuerzas que tenía; aunque no eran muchas, sí que eran suficientes para ello. El rubio se quedó fulminado al sentir como los suaves labios de la kunoichi se adherían a los suyos. Estuvo varios segundos en una situación en la que no tenía ni idea de qué debía hacer. Al final respondió y con sumo cuidado posó ambas manos sobre las mejillas de la aprendiza de la Hokage para poder controlar un poco la situación. Ella, por su parte, elevó sus manos hasta la nuca del jinchuuriki y agarró con la escasa fuerza que le quedaba las greñas doradas de su cabello.

No podía parar, estaba poseída por el deseo. Intentando calmarse un poco, aprovechó la pausa que hizo al acercar la lengua hasta los labios del muchacho rubio; dándole una señal de lo que quería hacer. Éste no entendió muy bien el significado del gesto, pero intuyendo algo, abrió la boca y dejó que sus lenguas se fusionaran. Aún así, ambos fueron adaptándose a la situación con sorprendente rapidez, disfrutando de cada abrasador contacto, jugueteando con sus lenguas e inspeccionando cada rincón de sus bocas. En sus estómagos había una especie de bandada de furiosos pájaros que trataban de escapar a cualquier precio, creando una sensación de nerviosismo que era agradable. Todo lo que sentían era maravilloso, indescriptible, confortante y por qué no decirlo, excitante. Después de casi un minuto, se separaron para poder respirar; eso sí, sin romper el contacto visual que mantenían.

-…Creo que…- un dedo rozó sus labios con objeto de indicarle la necesidad del silencio.

-Shh…No hables…- dijo de forma cariñosa Sakura. Acto seguido volvió a fundirse con él en otro largo beso. Sentía que le necesitaba, sentía que debía estar con él, sentía que así todo era mejor, sentía que…era feliz. Y podía decir lo mismo de él. De nuevo volvieron a romper el beso para poder atrapar el aire necesario. En este momento, la kunoichi bajó la cabeza hasta el cuello de su compañero de equipo y apoyó todo el peso de su cuerpo en el del aprendiz del ermitaño.

Largos minutos pasaron, casi horas. Pero a ellos les parecieron un breve soplido de fugaz tiempo. El simple hecho de estar compartiendo el calor de sus pieles y el estar acariciándolas suavemente con sus dedos eran motivos más que suficientes para que su concepción del paso de tiempo se distorsionara. Sin embargo, Naruto quebrantó el silencio -Al menos esta vez no nos han interrumpido…- la ligera y alegre sonrisa que tenía impresa en su rostro hizo que la chuunin se quedara con la mirada fijada en la suya.

-Sí…- la voz no era demasiado audible ya que estaba hablando desde el nacimiento del cuello del genin. Unos segundos más tarde siguió con la conversación -¿Quién imaginaría que sería así…tan…?-

-¿Placentero?- interrumpió Naruto con una sonrisa pícara.

-…No iba a usar esa palabra, pero sí…Placentero…-

-No sé…Tal vez no sea el beso, si no nosotros…- la aprendiza de la Hokage levantó un poco la mirada.

-No entiendo del todo…- dijo con confusión.

-Quiero decir que tal vez si besáramos a otra persona no sería una sensación tan increíble como la que tenemos nosotros…¿Me entiendes?-

-Sí…Creo que te entiendo perfectamente…- bajó de nuevo la mirada y se acurrucó entre sus brazos, para sentir el calor de su pecho. El rubio puso una mano sobre su cabeza y la movió con suavidad intentando acariciarla. Ella, debido a la mezcla de cansancio y a la situación relajante que estaba viviendo, se quedó profundamente dormida. Él sonrío complacido, parece que siempre le tocaba acunarla cuando se dormía…A él no le hacía falta dormir, de hecho ni siquiera hacia falta que siguiera en el hospital. Ya le habían dado el alta, pero insistió en quedarse hasta que se la dieran también a Sakura.

Un rato después, entro Tsunade por la puerta. Al contemplar la escena, dudo entre contenerse la risa o conmoverse. Decidió mantener el tipo -Naruto…Deberías dejarla descansar tranquila.-

-Eso hago.- dijo en voz baja para no interrumpir el sueño de la kunoichi -Cuando estoy con ella está más tranquila.-

La Hokage le miró extrañada -Bueno. Parece que te has instalado en una nueva cama, pero de todas formas vístete y siéntate en el sillón, que para eso está. Dentro de un rato traerán a otro paciente a la cama en la que estabas, así que déjales descansar. A los dos.-

-Claro que sí, Tsunade-baachan.- respondió sonriendo. La sannin le miró de mala gana y se fue. Antes de salir, se quedó mirándola.

-Increíble…No sé cómo pudo salvarle. Si no llega a ser por ella…ahora él estaría muerto. Y habría agonizado durante días. De verdad es una kunoichi increíble.-

Él se quedó allí, sin moverse, durante bastante tiempo, disfrutando de la agradable sensación que le brindaba el abrazo. Reparó en que tendría que responder a preguntas incómodas si les veían a los dos dentro de la misma cama, así que con un cuidado desmesurado, la alzó un poco con sus brazos y se levantó sin apenas moverla de su posición anterior. Pero ni aún así consiguió que Sakura no se encogiera todavía más cuando desapareció la fuente de calor. Con un poco de sentimiento de culpabilidad, la tapó lo mejor que pudo con las sábanas y cogió una manta que había en la cómoda de la habitación.

Ahora tenía que cambiarse. Se dio cuenta de que solo llevaba puesto el pijama del hospital, sin nada más debajo… -Mierda, si se despierta y me ve sin nada…mi suerte habrá tocado fondo. Aunque depende de cómo se mire jejejejejeje.- cerró la puerta, y, mirando a su compañera de equipo para asegurarse de que estuviera dormida, se cambió lo más rápido que pudo. Una vez con su ropa normal, se sentó en el sillón que había al lado de la cama que había ocupado y fijó su mirada en su amada.

Especialmente en su cara -Jo…qué guapa es…Con esa cara redondita, esos labios, esos ojos, ese pelo…- también se fijó en como se contorneaba su figura por encima de la manta -Y esas piernas, y esas curvas, y esas tetas, y…- y la mente del jinchuuriki entro en su particular mundo de fantasías eróticas. Solo con imaginársela semidesnuda empezaban los problemas… -Joder, ahora no. Venga, abajo. ¡He dicho que abajo!; ¡¿Pero por qué no me haces caso?!- mientras trataba de controlar su erección alguien llamó a la puerta. Se levantó como pudo tratando de disimular la "tienda de campaña" y abrió la puerta de lado, ocultando el bulto. La enfermera se extraño al verle así, y sobre todo al verle sudar tanto, pero pasó dentro con la silla de ruedas en la que iba una chica rubia. La dejó allí y se marchó a buscar algo, no sin antes mirar aún más extrañada a Naruto, que seguía sin moverse un ápice.

-Eh, Naruto; ¿qué haces ahí parado?; ¿Qué escondes?- preguntó Ino curiosa. Había girado la silla de ruedas para mirar al rubio.

-¡¿Qué?!; ¡Nada!; ¡Nada! Es algo totalmente normal en un hom…Quiero decir; ¡nada!- tal vez era por la falta de sangre que tenía en la cabeza, pero lo cierto es que se estaba comportando como un idiota.

-Pues no parece nada…¿Seguro que no hay nada ahí?-

-¡No!-

-Bueno vale. Estás un poquito alterado…- se acercó a su rival, que seguía durmiendo -¿Cómo está?-

-Pues para comers…Quiero decir, mejor mejor. Se ha despertado hace poco y estaba más o menos bien.- no podía soportarlo más. Es como si hubiera alguien que lo estuviera manejando todo para que pasara por una situación embarazosa, como si solo fuera el personaje de una historia que sufre los caprichos de su perverso autor…

-Estás muy raro, Naruto.- dijo alzando una ceja. En ese momento llegó la enfermera. Dejó lo que había traído y ayudó a Ino a instalarse en su cama poniéndole ambas piernas escayoladas en alto. Luego se marchó cerrando la puerta de golpe, dejando al descubierto la dichosa erección. Se hizo el silencio. Ino estaba perpleja ante tal visión, se quedó boquiabierta. El aprendiz del ermitaño, por su parte, se convirtió en un tomate humano y trató de alcanzar el sillón lo más rápido posible para disimular su estado pasando una pierna por encima de la otra.

-¡¡¡¿QUÉ ESTABAS HACIENDO MALDITO PERVERTIDO?!!!- gritó la rubia señalándole con el dedo. Sus ojos se salían de sus órbitas y se habían vuelto completamente blancos. Se incorporó, y se hubiera levantado si no tuviera rotas ambas piernas -¡¿Qué le has hecho a Sakura?!- dijo después de asociar ideas sobre la presencia de la pelirrosa.

-¡Nada, no he hecho nada!; ¡Ha sido ella…!; ¡Quiero decir; ha sido su culpa!; ¡O sea no…Que no le he hecho nada y punto!- en aquel momento solo deseaba que se lo tragara la tierra, o lo que fuera, pero quería desaparecer de allí.

-¿Por qué hacéis tanto ruido por algo así? Ni que fuera malo.- Sakura dejó de fingir que estaba durmiendo, llevaba un poco despierta, lo suficiente como para entender la situación. A ella en realidad no le importaba la reacción del rubio, es más, en cierto sentido se sentía alagada, era una especie de reconocimiento a su belleza…Aunque por otro lado sintiera ganas de soltarle un buen sermón. Parece que había madurado lo suficiente como para entender que era algo natural, pero aún así le fastidiaba que no se controlara a si mismo, y menos delante de alguien ajeno a todo aquello.

El pobre shinobi salió de la habitación corriendo completamente abochornado. Por suerte para él, el pasillo estaba casi vacío, solo algunas personas lejos de allí -¿A dónde vas tan contento?- preguntó "Shu" jocosamente. Estaba apoyado en la pared de la habitación, y tenía pinta de haber estado escuchando durante todo el rato -No me mires así, era demasiado divertido como para perdérselo.- el muchacho se resignó y aprovechando que estaba casi solo, metió una mano dentro de su pantalón y "colocó las cosas en su sitio" para tratar de disimular. Se fijó en su aspecto, que había cambiado radicalmente.

-¿Qué te ha pasado?- preguntó extrañado.

-Nada, me peleé conmigo mismo.- el shinobi rubio arqueó una ceja -Ya te lo explicaré luego…Pero ahora tengo que decirte una cosa sobre tus chakras.- se puso algo nervioso por oír hablar de eso.

-¿Qué es?- preguntó inseguro.

-Cuando te hablé de eso no te dije nada de que hubiera un límite de tiempo para unirlos; ¿verdad?- empezó a notar cómo su pulso se iba alterando, y cómo le temblaban las manos.

-Verdad.- acertó a decir balbuceando.

-Pues lo hay. Tenemos veinticuatro horas antes de que sea demasiado tarde.- dijo concisamente.

-…-


a) ...¿Qué mente podría crear algo así? Ack; ¿seguro que no te has escapado de un manicomio? (Seguro, hay demasiados guardias vigilando XD.)

b) ¿Qué?; ¿Te crees guay con eso de: "Es como si hubiera alguien que lo estuviera manejando todo para que pasara por una situación embarazosa, como si solo fuera el personaje de una historia que sufre los caprichos de su perverso autor…"?; ¿Te crees que eres Dios?; ¡Y encima luego se las haces pasar canutas a Naruto y después quieres matarle!; ¡¡¡Deberían arrojarte a los fuegos de Mordor!!! (No es para tanto...Además, en mi fic yo soy Dios, la trinidad entera y hasta chuck Norris, puedo hacer lo que quiera ha-ha.)

c) Pobre Sakura...Lo ha pasado tan mal, sniff, sniff. Pero luego lo ha pasado tan bien :D. ¡Qué kawai!; ¿Y luego qué pasa?

d) Seguro que has hecho un copy-paste de la biblia en verso, porque algo tan largo (aquí también podéis ahorraros chistes sobre penes) no puede ser parte de un fic. Ni siquiera he podido leerlo, mi cerebro se ha auto-desconectado.

e) Me divertiría más contándome los pelos de la cabeza mientras hago el pino sobre una cuerda a 100 metros de altura...

f) Mierdaa, voy a suspender...Ah, no, que esto no es un examen de esos de tipos test. Uf, menos mal. Pues sinceramente, para haber esperado 10 meses no merece la pena.

h) ¡Idiota! Ahora va la "g" no la "h". (Huy, se me fue el dedo.)

En fin, yo y mi costumbre de desvariar...Pero no podréis negar que no es gracioso.

Y ahora, recemos lo que sepamos (yo nada, así que no me miréis con esa cara) para que el 7º tarde menos que el 6º.

Saludos y hasta la próxima.