Disclaimer: Los personajes de Fullmetal Alchemist no me pertenecen, sólo la idea de la historia es mía.

Épilogo

Observando a dos pequeños jugar, en el patio de su casa, su hogar, se encontraba un hombre joven, atractivo y fuerte, sonreía al sentir una calidez recorrer su cuerpo, al percibir la felicidad y sonrisas dibujadas en los rostros de sus hijos, un pequeño rubio de 6 años corriendo detrás de su pequeña hermana, una princesita pelinegra huyendo de su persecutor.

¿ Qué haces? - preguntó el recién llegado, entraba al despacho cerrando la puerta una vez que se sabía observado por el joven militar.

Observar – respondió volviendo la vista hacia el lugar donde estaban sus pequeños.

Y pensar, que hace años que ofrecí la mano de mi nieta a un joven militar – guardó silencio mirando de reojo al militar, intentado no perder de vista su reacción – éste dijo que dejáramos la decisión a ella – sonrió complacido al verse captar por completo la atención del joven.

¿ A qué viene esto? – cuestionó sin saber el mismo el origen de su pregunta.

Si ese joven hubiese aceptado mi propuesta se hubiera ahorrado muchos años de soledad – respondió el anciano que estaba situado a un lado de él – desde siempre he pensado que su respuesta fue estúpida –

Roy Mustang, un joven militar que hacia pocos años había tomado la decisión de disfrutar de la felicidad, ignorando las leyes de la alquimia, había confesado su amor a la mujer que amaba cuando pensaba que la vida se le arrebataría y con ello ya no habría más tiempo, había escuchado millones de veces " Hay más tiempo que vida", pero en ese momento se daba cuenta de la verdad " la vida y el tiempo se terminaban juntos".

El que no arriesga no gana – escuchó decir – Los demonios del pasado son liberados a medida en que tú des ese permiso -

Roy le miró interrogante, admiraba a ese hombre, sabiduría, eso llevaban cada de una de sus palabras, los años de vida no eran en vano, al contrario, años de vivencia, años de experiencia, sonrió al darse cuenta que aún seguía temiendo… a lo desconocido, había visto muchas cosas, las necesarias para saber que todo en esta vida tenía un precio, la mayoría era alto, sin embargo, no siempre era como la Alquimia pedía.

Temo perderlos – suspiró – los amo tanto, a ella , mi Riza, Roy, Elizabeth, mis hijos, tengo miedo de descubrir que todo es un sueño , algo creado en mi mente , un anhelo de mi corazón nacido de mis fantasías – dijo clavando su vista en la del anciano.

Los sueños son realidades alternas de nuestros deseos inconscientes – giro su rostro observando a sus bisnietos – Y la realidad , es parte de la conciencia, ellos son reales , ninguno se desvanecerá – sonrió el anciano al ver que su nieta se unía al juego de sus hijos – esas son sonrisas, muestras de felicidad, reflejos de paz –posó una mano en hombro del militar para darle ánimo y valor – ve con ellos, únete a su felicidad… ellos son tu familia –

Roy asintió, agradeciendo en silencio al abuelo de su esposa, el apoyo y las palabras que le brindaba le ayudaban a darse cuenta que tan importante era perdonarse a si mismo de sus pecados.

Cuando el arrepentimiento viene de corazón…

Un perdón sincero llena nuestra alma…

Roy salió al jardín quedando a escasos pasos de su redención, observó a su mujer e hijos sonreír, un desborde de felicidad, no había duda sus rostros reflejaban los secretos de su corazón.

- Cariño – lo llamó su mujer caminando hacia él.

- ... - Roy guardó silencio , la vio caminar hacia él, sin apartar su vista de su contrastante figura, un enigma, como podía esconder tal fragilidad, su alma, en un estuche tan resistente, su cuerpo.

Riza rodeo el cuello de su esposo y acercándolo al de ella rozó sus labios – sabes que te amo¿Cierto? –

El hombre asintió fijando sus oscuras pupilas en los hermosos ojos miel de su esposa, rodeo su cintura abrazándola , Riza recargó su cabeza en su pecho, escuchando los latidos del corazón del hombre que la mantenía fuertemente cercada con sus brazos .

La respiración acompasada y los latidos de su corazón susurraban una suave melodía – gracias – musitó Roy cerrando sus ojos, perdiéndose en el aroma embriagador del perfume de su esposa.

-ahhh- quiso incorporarse para mirarle, sin embargo la ligera fuerza presentada por lo brazos de su marido no le permitieron moverse.

-No sé cuanto más durará – guardó silencio meditando en las siguientes palabras – pero todos los años que has estado a mi lado han sido los mejores – finalizó deslizando sus dedos entre los cabellos dorados que caían libres en la espalda de su esposa.

Riza esbozó una sonrisa – los suficientes para seguir disfrutando de nuestra felicidad – respondió apartando su cabeza de su pecho, buscó su mirada para inyectarle un poco de calidez, sin embargo fue un intento inútil al darse cuenta que sus ojos se encontraban cerrados.

- Tal vez falte poco – susurró abriendo sus ojos, cruzando su mirada con la de su mujer – recuerda la ley de equivalencia de intercambio -

- No puedes seguir pagando...

Roy levantó su dedo índice a la altura de los labios de Riza interrumpiéndole, - Tu y yo sabemos que esto no es eterno - sonrió – mientras este a tu lado, lo disfrutaré como si cada minuto fuera una última oportunidad – dirigió su mano libre para acomodar un mechón rebelde detrás de la oreja de la rubia, deslizó su dedo indice para aprisionar la barbilla de su esposa entre éste y el dedo pulgar, acercó su rostro y deposito un dulce beso en sus suaves y rosados labios.

- de acuerdo – dijo contra los labios masculinos.

- ¡ PAPÁ ! – grito Elizabeth abrazando las piernas de su padre, interrumpiendo el momento romántico de la pareja.

Ambos dirigieron sus miradas hacia donde estaba la niña pelinegra , soltando risitas al ver que su hermano se acercaba, se movió para protegerse del agarré de su hermano, se metió entre el hueco que había sus padres, abrazándose más fuerte.

- Te atrape – dijo el niño rubio que jalaba de su vestido.

- No – dijo la niña – papá sube – la pequeña elevó sus brazos para que su padre la cargará.

- Eso es trampa Elí – el niño frunció el ceño – papá no juega -

- Si, papá juega – dijo la pelinegra mientras su padre la tomaba en brazos.

- Mi pequeña traviesa – besó su frente – hasta cuando dejarás de hacer enfadar a tu hermano – brindo una sonrisa llena de dulzura a su hija.

- Roy, cariño avisa al abuelo que ya es hora de irnos a comer – dijo Riza poniéndose a la altura de su hijo, pasó un dedo delineando desde su frente hasta la punta de su nariz-

- Si mamá – el niño sonrió al sentir el delicado contacto de su madre, se acercó a su rostro para darle un beso, después corrió hacia la casa en busca del abuelo.

- Yo tanien quiello – dijo la niña observando a su hermano correr hacia la casa.

Roy la dejó en el piso para verle perderse en el pasillo, era una niña sana, llena de vida, igual que su Riza.

- Me preguntó – hizó una pausa observando a su esposa incorporarse – hasta cuando me acostumbraré a esos dos niños -

- Pues... – Riza le miró con una sonrisa traviesa bailando en sus labios – que tal si la idea de tres empieza a caminar por tu mente –

Roy abrió sus ojos con sorpresa, pero la mano de su esposa fue más rápida, la poso en su nuca y lo atrajo para besarle con ternura, con suave lentitud, agradeciendo por todo el amor que él estaba dispuesto a dar a su familia.

- Te amo – susurró atrayéndola más hacia él, sus manos se asieron a su cintura, demostrándole que jamás le dejaría ir.

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- Y pensar que hace muchos años esos dos se resistían a su destino – sonrió un hombre de edad avanzada que contemplaba la escena desde una ventana.

- Tito – se escucharon los gritos de sus bisnietos – a comer -

- Ya voy – se giró saliendo del despacho para ir al encuentro de los niños.

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El álbum de fotografías de la familia Mustang se encontraba completo, el pequeño Eliot de Cabellos negros y ojos ámbar ocupaba un lugar espacial en él, al igual que los otros pequeños, Roy Y Elizabeth estaban felices con la llegada del nuevo miembro de la familia.

- Ahora lo sé, la ley de equivalencia de intercambio es justa , mi tiempo de pagar por mis pecados se terminó en el momento en que mi Riza sacrificó su vida por mí, en ese mismo momento supe que el amor no tiene valor que le asemeje, ahora estoy seguro , que mi tiempo de disfrutar a lado de mi esposa e hijos es ahora y es así como comprendí que tenía derecho a ser feliz – Roy escribía en las hojas blancas que se encontraban en la parte final del álbum.

- ¿ Trabajando General ? – se escuchó la voz femenina desde la entrada .

- No, sólo terminó de acomodar recuerdos de la familia – cerró el álbum, fijando su vista en las letras doradas – Familia Mustang / Hawkeye – sonrió al recordar en la insistencia del abuelo de Riza en grabar también el apellido de la rubia.

- Roy¿ ocurre algo ? – preguntó preocupada Riza al observar a su marido demasiado tranquilo, eso era muy extraño, si de alguien sus pequeños habían heredado lo activos, era de él , de su General.

- Nada – respondió – Y los niños – preguntó.

- Durmiendo – dijo acercándose a su esposo, puso sus manos en los hombros de Roy empezando a mover sus manos con cuidado, suavemente – Tú también deberías ir a dormir -

- Hai – Roy asintió, se levantó de su asiento, rodeo la silla acomodándola en su lugar, girándose fijo su vista en su esposa, se veía hermosa, a la luz de la luna, como un ángel, se acercó a ella sin darle tiempo la alzó en brazos y la llevó hacia su alcoba.

Riza paso sus brazos al cuello de su marido sintiendo como sus pasos lentos les llevaban hacia su habitación, sintió la suavidad de su cama cuando el le deposito con suma delicadeza , antes de soltarle le besó en los labios.

Después de un tiempo de esperar a que su esposa se entregará a un sueño reparador, a un mundo de descanso, le contempló, su fino perfil, tan bien delineado nuevamente gracias a los rayos de luna que entraban por la ventana, se acercó y la abrazó acercándola a él.

- Te amo, mi Riza, a ti , Ángel de mi vida – susurró contra su cuello, cerrando sus ojos, trayendo a su mente el rostro de su esposa, nunca se cansaría de observarlo, esa era la regla de la acepción.

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" Cuando la ley de equivalencia de intercambio te hace creer merecedor de una vida de sufrimiento, es entonces cuando las normas cambian y las reglas se rompen, es cuando la balanza se equilibra , y es por fin que la liberación de un alma conoce la felicidad.

El amor es la excepción que rompe la ley de equivalencia de intercambio, todos tienen oportunidades de trazar su propio destino, todos tienen en sus manos la elección de amar "

Memorias del General de Brigada Roy Mustang

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Hola, disculpen la demora, ya estoy acá por fin dejando el épilogo, espero sea de su agrado, es mi primer Royai y he quedado satisfecha, pues ya pronto subiré el segundo, así que estén al pendiente.

Agradezco a todas las personas que leyeron este fic y en especial a las que tomaron de su tiempo para dejar sus reviews: Neko chan, Lady chan( mi sobri), Forsak, Hanae chan, The Hawk Eye, Mary, Vale chan, Xris chan, Unubium, TAO Chan, Walking, lucero.

Hasta la próxima entrega

Les aprecia AL chan.