Aclaro, esto NO ES UNA CONTINUACIÓN; es el punto de vista de Link.

Celos:

Después de todo...

Regresé hace cerca de un mes y no me siento bien. Físicamente mis heridas están sanado, pero anímicamente no puedo decir lo mismo. Todo lo que sucedió al final me dejó algo desconcertado y no he podido decirle esto a nadie, mejor dicho no he querido decírselo a nadie. Cuentos las historias, pero al final son sólo eso historias.

Se que la única persona que lo entendería ahora esta encargándose de reconstruir el castillo y de Hyrule ¿Porqué habría de molestarle con mis tonterias?

Antes de regresar a Ordon, hubo una fiesta en el pueblo del castillo y pensé que ahí podría hablar con ella de lo que había sucedido. Pero cada vez que queríamos cruzar una palabra siempre éramos interrumpidos. No podíamos estar solos por más de cinco minutos.

Cuando estaba a punto de irme, me llamó y me pidió que dejara la espada en el pedestal. La espada estaría a salvo de ese modo. No podía caer en las manos equivocadas.

Quise decirlo algo más pero no pude y ella solo me dio las gracias y que si necesitaba algo, lo que fuera, podía pedirlo. Estuve a punto de decirle que quería hablar con ella pero no me atreví; me sentía avergonzado.

No sé si la princesa también extraña a Midna. Pero yo la extraño mucho, más de lo que pensé que podría hacerlo. Le tomé cariño a esa sarcástica duende.

Es verdad que me siento contento de haber regresado el lugar que considero mi hogar, de ver a las personas que han sido mi familia a salvo de todo peligro. Y aún así extraño correr por el campo de hyrule, todos esos lugares que visité, el peso del escudo y de la espada en mi espalda, inclusive de combatir. No sé que hacer.

Una parte de mi siente que aún sigue viajando.


Hoy volví a ir al rancho, eso me distrae aunque solo es por un momento.

De vez en cuando Ilia y los niños van a verme, me pregunta todo lo que viví aunque trato de no mencinar mucho acerca de la princesa y de Midna.

No importa a quien se lo diga, nunca menciono quienes eran en verdad.

Sigo pasando mucho tiempo con ellos, aún así de vez en cuando quiero estar solo para pensar.

Aún me siento como si no hubiera regresado ha pesar de ya haber pasado un mes completo.


Ya no puedo soportar esto mucho tiempo.

Ayer cuando regresé en la noche a mi casa, como siempre, iba a quitarle la silla a Epona y las riendas para que descansara pero tuve un impulso enorme de montarla y correr hacia Hyrule de nuevo.

Creo que ella también lo percibió, por que comenzó a señalar con su cabeza la montura casi invitándome a que se la colocara de nuevo. Ya había tenido este tipo de ansias antes pero me había controlado preguntándome ¿a donde iba a ir y que iba a hacer?

Solo me engañaba, sabía a donde iba a ir primero y que quería hacer.

– Hoy nos iremos de nuevo Epona.

Relinchó feliz y me apresuré a cambiarme de ropa por la túnica verde y tomé mi escudo, junto con algunas armas, tal vez podría necesitarlas.

Antes de irme deje una nota escrita, explicando que iba a viajar a Hyrule por razones importantes.

Nunca creí que fuera a hacer algo así pero lo hice y no me arrepentía de ello. Cabalgué toda la noche y al amanecer llegué al pueblo.

Descansé unas horas antes en el bar de Telma. Se había sorprendido cuando toqué a la puerta.

Cuando desperté ya era cerca de medio día. Estaba nervioso, no sabía si era una buena idea o no.

Estaba nervioso, no sabía si me iban a dejar entrar o si la princesa no estaría ocupada para recibirme.

Para mi sorpresa los soldados me reconocieron y me dejaron entrar como si nada, observé que el castillo estaba siendo reconstruido y aún tenían trabajo por hacer.

Pregunté por su alteza y uno de los soldados fue a buscarla, regresando unos minutos después diciéndome que la princesa no tardaría mucho en venir a mi encuentro.

Cuando la vi, venía acompañada por lo que creo eran los encargados de la construcción. Se despidió y se dirigió a mi con una sonrisa que denotaba algo de tristeza.

No sabía que decirle, me sentía nervioso y cuando estaba a punto de hablar ella dio el primer paso y me pregunto como había estado.

Por su puesto contesté que bien pero estaba mintiendo y ella se dio cuenta.

–¿En verdad? –preguntó.

Sonreí apenado.

–La verdad no. Algunas veces no puedo dormir y tengo ganas de salir corriendo de mi casa.

–Entiendo lo que siente. A mi me pasa lo mismo. Casi no puedo dormir.

Estuvimos hablando de ello todo el día hasta que oscureció. Me sentí mas relajado y mejor que antes y creo que ella también. Lo único que ambos necesitábamos era desahogarnos.

Se veía más animada y yo sentía que tenía un peso menos encima.

Creo que ambos necesitábamos hablar con alguien.


No se como pasó, pero después de ello me di cuenta que pasé dos semanas completas en compañía de la princesa…

Siempre que puedo voy al castillo para ver como van las reparaciones y ayudar con el re entrenamiento de los guardias, ofrecí mi ayuda. Ashei se había unido a la causa antes que yo.

Ya casi van seis meses y el castillo está casi reconstruido. Ella me comentó que esperaba viajar a las otras provincias. Quería ver como iban las reparaciones y que todo estuviera en orde.

Si eso pasa iré con ella claro. Pero antes regresaré a Ordon solo para no preocupar a Rusl y Uli, y claro está a los demás miembros de la villa.


Creo que Ilia está molesta e intenta no demostrarlo. Sobre todo lo corroboré ayer cuando fuimos por provisiones al pueblo y descubrió que había estado yendo al castillo.

Ese mismo día, había acordado encontrarme con Zelda en el pueblo. Cuando la vi quise abrazarla, fue prácticamente un reflejo, pero… no pude sabía cual era mi lugar y el suyo, para mi sorpresa ella se rió, tomó mis manos y me abrazó brevemente.

Tengo miedo de que estarme sintiendo demasiado cómodo con ella. Hace poco me pidió tutearnos. Al principio fue incómodo y lo sentía fuera de lugar. Después era como si lo hubiera hecho toda la vida.

Una parte de mi se hace ilusiones y otra quiere pensar que son tonterías mías. Los sueños de un simple pastor.


Han venido mas cartas del castillo, diciendo a donde va a viajar la futura reina y para solicitar mi ayuda aunque dentro de los sobres siempre hay algunas cartas escondidas escritas por ella. Siempre me da gusto saber como está.

Un día Ilia me vio leyendo una y pregunto por que me reía; claro que no se lo dije. No podía decirle que secretamente la futura reina enviaba cartas dirigidas a mi.

Esta vez decidí ir no solo, así que le dije a Colin, Ilia y los demás niños que vinieran conmigo a villa Kakariko.

–Del castillo – Le dije

– Lo sé vi el sello cuando la estabas leyendo ¿Qué es tan gracioso?

–Eh, bueno no fue nada en particular.

– Entiendo ¿Es importante?

–Si, así es. La princesa quiere que vaya a la villa Kakariko pide mi ayuda para revisar como va la reparación de la villa.

Entonces se me ocurrió invitar a Ilia a venir conmigo. Después de todo los niños también iba y le serviría de descanso.

–Collin y los demás niños vendrán conmigo ¿Porqué no vienes tu también?

-¿De verdad? ¡Claro que iré contigo!- Me contestó emocionada.

Al llegar nos encontramos con Renado y a su hija quienes nos contaron que mucha gente había comenzado a vivir en el pequeño pueblo. Inclusive Impaz ahora estaba viviendo con él; petición de la misma princesa.

Después fuimos al encuentro de Zelda.

Al verla Ilia comentó:

– Se ve muy fría y distante.

– Pero no lo es.

Dije sin pensar, era cierto que a primera vista podía parecer una persona fría pero en verdad era todo lo contrario y lo sé, por que había llegado a conocerla más, ya no veía solo a la monarca de Hyrule. Ahora entendía que era una persona, otro ser humano.

Renado me apoyó, diciendo que hasta donde había podido ver era una persona amable.

Me disculpé con ellos y fui a saludar a Zelda y al Goron que estaba con ella.

En cuanto nos despedimos del Goron, el cual me dio un abrazo que hizo que mis huesos tronaran haciendo reír de paso a la princesa, hablamos un rato.

Ambos nos fuimos con el pretexto de que íbamos a ver lo demás del pueblo. Sólo hablamos de otras cosas, de ciertas inquietudes, de todo, de lo que pensábamos, de lo que nos sucedía. Hablamos de todo y finalmente de la reconstrucción.

Tal vez... lo que siento no es del todo una tontería.


Hace unos cuantos meses sin querer dije lo que sentía mientras la acompañaba a Zora´s Domain. Quise salir corriendo pero antes de poder hacerlo ella me sujetó del brazo y me abrazó; hice lo mismo.

Fue una acción que dijo más que cualquier cosa que me hubiera dicho. Sin embargo en voz baja admitió que se sentía feliz por ser correspondida.

Desde entonces podría decirse que es más que mi amiga. Claro que aún no es algo que podamos decir abiertamente por razones obvias.

Ayer me llegó una carta oficial diciendo que llegaría a Ordon, y como siempre, una dirigida a mi diciendo que ella llegaría antes.

Iré por ella después de salir del rancho.


Pensé que tendría que ir más lejos pero ella ya estaba cerca. Cuando llegué hasta donde se encuentra el puente de Faron, divisé un caballo tordo y a su jinete, que en cuanto me vio apresuró el paso de su montura.

No tenía duda de que era ella.


Caminamos un rato y llegamos al santuario de Ordon. Dejamos a los caballos ahí para que descansaran y luego regresamos a mi casa caminando.

Estuvimos de acuerdo en que era mejor que nadie de la villa supiera que ella ya estaba aquí.

No habíamos pasado tiempo juntos y aunque solo fueran unas horas, yo quería estar a solas con ella.

Platicamos un gran rato y después nos quedamos en silencio, disfrutando de los ruidos nocturnos y la compañía del otro hasta quedarnos dormidos.

Desperté al sentir que alguien jugaba con mi cabello, nunca hubiera sospechado que solo bastaba besarla una vez, para que ambos termináramos en los brazos del otro.

Sabíamos que estaba mal, pero sin embargo nos dejamos llevar.

En la mañana me alarmé al escuchar a Fado tocar a mi puerta, tomé una de las mantas con la estabamos cubiertos y me dirigí a la entrada de mi casa.

Le dije a Fado que no me sentía muy bien y que lo alcanzaría más tarde, contestó que si quería que me tomara el día si así lo deseaba.

"–Eres un mentiroso"– me dijo una voz desde lo alto

Sonreí al verla despierta.

Tenía el cabello revuelto y al decírselo, solo mostró una expresión pícara diciendo que yo tampoco me veía muy bien; subí corriendo para arrojarme de nuevo junto a ella para abrazarla.

Así estuvimos jugando y riendonos del otro. Hasta que en algún momento ella se recosto encima mio.

Fue cuando caí en cuenta de lo que habíamos hecho.

Si no fuera una integrante de la familia real, tal vez no me hubiera sentido asustado en ese momento. Sin querer, le pregunté si estaba arrepentida de haber pasado la noche conmigo.

– No ¿Tú si?

– No.

Ella me sonrió, me besó y se recostó encima mio.

Nos quedamos en silencio y el sueño regresó de nuevo a nosotros.

Después de eso, no supe, que pasó. Entre sueños escuché que alguien entraba pero no estaba seguro.


WUJU, despue de mil años lo logré terminar. Ya hasta se me había olvidado de este fic.