Notas de Mayumi: Hola! Aquí os traigo el epílogo. Estoy bastante orgullosa porque he sido bastante constante con el fic, creo que nunca he tardado más de dos semanas en actualizar. Ha sido más de medio año que he podido disfrutar de compartir mis ideas con vosotros regularmente, y eso me hace muy feliz.

He querido hacer un final básicamente SasuNaru, pero dando algunas pinceladas de otras cosas que habían quedado pendientes... espero no haberme dejado nada importante!

Muchísimas gracias a todos los que me habéis animado a continuar, bien sea desde el principio o incorporándoos por el camino. Os aseguro que cuando me bajaba la moral, vuestro apoyo me ayudaba a seguir adelante. Agradecería que me dejaseis un último comentario, para decirme que cositas tengo que mejorar en próximos intentos. Por ahora he empezado a subir otro fic SasuNaru, se llama "Y volver a ti", por si todavía no os habéis cansado de mí y os animáis a leerlo.

Un beso muy grande a todos y de nuevo mil gracias!!

P.D: Si queréis que conteste vuestro último revi y no tenéis cuenta en ff tendréis que dejarme vuestro correo para que os pueda responder por mail.

Basado en Naruto

Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto

OoOoOoOoOoOoOoO

Epílogo: Un año a tu lado

-De verdad que estoy bien- aseguró Hinata, mientras giraba con dificultad la llave de la puerta de su casa y se volteaba para abrirla con el trasero, ya que llevaba un montón de bolsas de la compra en las manos y le era más cómodo empujarla así. Había perdido la cuenta de cuantas veces le había confirmado al inquieto rubio que se encontraba perfectamente a lo largo de esa tarde. Dejó los paquetes en el mármol de la cocina y pensó que quizás sí se había pasado comprando. Hizo una mueca de cansancio.

Naruto miró con aspecto preocupado a la kunoichi y dejó las bolsas que él cargaba, que eran las más pesadas, junto al resto de la compra. Se acercó a Hinata y la examinó con ojo crítico.

-Hina-chan… ¿Por qué no vienes a dormir esta noche conmigo? Ya sabes que la casa de Sasuke es muy grande, y tú no deberías quedarte sola- ofreció, mientras le quitaba de las manos la leche y la guardaba él mismo en la nevera.

La chica sonrió divertida ante el comentario y el gesto exageradamente protector.

-Naruto, estoy embarazada, no inválida. Puedo cuidar de mí perfectamente- afirmó, mientras continuaba guardando las cosas bajo la atenta mirada de su amigo.

-Pero es que estás muy embarazada- objetó, clavando la vista en la enorme barriga de ocho meses. Estaba convencido de que la pobre Hyouga iba a estallar de un momento a otro- Ven a dormir a mi casa, total…

Pero Hinata le puso un dedo en los labios para acallarlo. Agradecía mucho que Sasuke y Naruto cuidaran de ella cuando Neji estaba fuera en una misión, y lo cierto es que con gusto aceptaría la invitación del rubio como de costumbre, pero hoy no podía ser.

-No insistas, Naruto. Aún tengo que demostrar a todos que me puedo cuidar sola- exhortó. Luego preparó té para los dos, mientras acababan de colocar todo en su sitio.

Hinata sonrió divertida. Desde que Neji y ella habían anunciado su estado, a penas dos meses después de su boda, se habían vuelto todos unos exagerados. Naruto y Sasuke no la dejaban quedarse sola en casa, se la llevaban a dormir con ellos cada vez que su marido salía de la aldea. Tenía que pelearse con Gaara cada semana para enviarlo de vuelta a Suna, porque venía a visitarla cada sábado y luego era un delirio lograr que se alejase de "su linda barriguita", según palabras textuales del pelirrojo. Y Kiba había insistido en que Akamaru la acompañase a todas partes… hasta que Neji acabó harto del perro y convenció a su dueño, con métodos poco amables, de que no necesitaba levantarse cada mañana pisando un charco de pis a los pies de su cama. Suspiró. Definitivamente, se habían vuelto todos paranoicos. Bueno, era el primer embarazo del grupo y por tanto les pillaba de novedad, pero esperaba y deseaba que en los próximos se pasase la histeria. La chica miró el reloj.

-Naruto, ya me las arreglo yo sola, puedes volver a casa.

-Pero…

Hinata resopló. Desde luego, era un testarudo.

-Naruto- dijo adoptando un tono más serio- no me va a pasar nada en absoluto, no soy la primera kunoichi embarazada. Te recuerdo que Sakura, que es la supervisora del equipo de ninjas médicos- recordó innecesariamente, sólo para dar fuerza a sus palabras- dice que estoy sanísima. Además, ahora me voy a dar un baño…- sonrió de manera maliciosa- ¿o quieres bañarte conmigo?

-Oh, no, Hinata, lo siento, no quería molestar…- dijo algo azorado, y finalmente se despidió y se puso en marcha hacia casa sin demasiado entusiasmo. Total, no le esperaba nadie allí.

Ya estaba anocheciendo, y le gustaba el aire fresco que soplaba cuando el sol comenzaba su descenso. Ralentizó el paso, mientras pensaba en todas las cosas que habían pasado el último año. Al final Sasuke le convenció para que se fuese a vivir con él cuando salió del hospital, después del examen que les había convertido a todos en jounins. Tampoco había tenido que insistirle mucho, para ser sincero, el rubio se moría de ganas de compartir su vida con él. Sonrió divertido al recordar las primeras semanas de convivencia. El consejo de ancianos había decretado que Itachi pasaría un periodo de prueba de cuatro meses en la aldea, transcurrido el cual se decidiría que hacer con él. A Sasuke y Naruto les había recaído el peso de su custodia, por lo que había vivido esos meses con ellos. Había sido la primera vez que Naruto había tenido una familia de verdad. Se levantaba casi cada mañana con los gritos de Sasuke persiguiendo a su hermano porque había echo alguna de las suyas, o en su defecto cuando la casa temblaba por culpa de algún chidori o cualquier otra técnica. Además Itachi tenía el don de la inoportunidad, apareciendo siempre en la situación más comprometida. Nunca en su vida había visto a Sasuke tan irritado como cuando su hermano les interrumpía con cualquier chorrada, y lo cierto es que estaba encantador así de enfurruñado. Transcurrido el periodo de prueba la Hokage había decidido readmitir a Itachi en la aldea, le había devuelto su rango de anbu y le había otorgado un puesto especial. Él y Hinata eran los encargados de mantener una continua relación con Suna, organizando entrenamientos y misiones compartidos por las dos aldeas ninjas para reforzar las relaciones. Así, Itachi pasaba la mitad de tiempo en casa del Kazekague, y la otra mitad en casa de Naruto, porque Sasuke había acabado harto de él y se había negado a compartir techo con su hermano.

Naruto suspiró. No tenía ganas de ir a casa aún. Fue paseando hasta las estatuas de los Hokages y contempló con admiración los rostros de las personas que habían defendido Konoha hasta su último aliento. Algún día su propio rostro estaría entre ellos, se dijo con convicción. Por ahora tenía un grupo de gennins revoltosos a su cargo, que había dejado hacía unas horas atados en unos árboles del campo de entrenamiento. Tsunade le había ofrecido, unos seis meses atrás, al igual que a Neji, Sasuke, Ino y Shikamaru, un puesto entre los anbu, pero él lo había rechazado. No se conocía ningún Hokage que hubiera sido anbu y, a excepción de la Godaime, que no era precisamente un modelo de Hokage a seguir, todos habían entrenado a un grupo de novatos. Sonrió al pensar en sus gennins y, seguro de que no habían necesitado ni cinco minutos para deshacerse de las ataduras, se encaminó finalmente hacia casa.

Abrió la puerta y se quitó las sandalias con lentitud. Se sentía un poco desanimado. Hacía exactamente un año que había empezado su relación con Sasuke, y aunque habían decidido no hacer nada especial para celebrarlo, le hubiese gustado que el moreno se encontrase a su lado. Pero la Hokage le había asignado para esa mañana una misión de nueve días junto a Neji, sin hacer caso de las insistentes protestas que el rubio le había dirigido durante toda la semana. Suspiró y fue a la cocina, dispuesto a prepararse un enorme tazón de ramen. No se molestó en encender las luces del pasillo porque se conocía la casa de memoria, por lo que no se dio cuenta de la silueta que le contemplaba, sonriendo de medio lado, sentada en el marco de la ventana, con su máscara de Anbu dejada caer hacia un lado y sus ojos atentos a cada uno de sus movimientos. Palpó por la pared en busca del interruptor. Y dio un tremendo bote cuando unos fuertes brazos lo apresaron por la cintura, aplastándolo contra un bien formado cuerpo.

-¡Sasuke-teme¿Es que quieres matarme de un susto?- gruñó a su novio, mientras encendía la luz de un manotazo y se giraba para encararle con el ceño fruncido. De repente pareció ser consciente de lo que aquello significaba- ¡Sasuke!- exclamó, lanzándose al cuello del Uchiha para abrazarle con fuerza, olvidado todo rastro de enfado.

Sasuke lo recibió con un apasionado beso, haciendo que sus lenguas se saludasen como era debido, enroscándose con familiaridad, buscando el mutuo contacto con ansiedad.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Naruto con una sonrisa estúpida en los labios.

Sasuke se metió en la cocina y dejó la máscara de anbu sobre la mesa. Suspiró como si estuviese agotado y se dejó caer sobre una silla antes de responder.

-Al final logré convencer a Tsunade para que enviase a Shikamaru en mi lugar, aunque me hizo prometerle que te dejaría entrenar con tu equipo, por lo que me buscó una ocupación durante el día- explicó, y se puso pálido con el último comentario.

-¿Qué ocupación?

-Me obligó a ir de compras con Temari y Sakura- respondió, poniendo cara de susto al recordar el difícil día que había vivido. Notó como Naruto le miraba con creciente curiosidad- No preguntes. Hay un montón de cosas para el bebé de Hinata encima de la cama- sacudió la cabeza, intentando olvidar aquel día de pesadilla.

Naruto estalló en carcajadas, cuando una imagen de Sasuke, cargado de paquetes de regalos y arrastrado por todo el centro comercial por unas alborotadas y emocionadas Sakura y Temari cruzó por su mente. Hubiese dado lo que fuera por verlo.

-No tiene gracia- bufó un molesto Sasuke, pero Naruto le ignoró y continuó riendo- Además, a última hora Tsunade me ha hecho escoltarla hasta un bar de apuestas de muy dudosa reputación…

-Gracias- dijo el rubio, cuando al fin se le pasó el ataque de risa. Era consciente del esfuerzo que le había supuesto aquello a su pareja. Sasuke hizo un gesto quitándole importancia-. ¡Te prepararé la cena!- ofreció alegre Naruto, y corrió hacía la nevera. De pronto se acordó de algo, así que se volvió a medio camino- Por cierto, tu hermano ha enviado un pájaro con un mensaje.

-¿Cuál de ellos?- preguntó un resignado Sasuke, que después de un año sin que nadie tuviese en cuenta su opinión, había dejado de insistir en que los Sabaku no eran sus hermanos.

-Gaara- puntualizó el rubito, mientras se sentaba sobre la mesa, delante de su novio. Colocó los codos sobre las rodillas y la cabeza sobre las manos entrelazadas-. Quería avisarnos que viene el fin de semana a ver a Hina-chan y pasará la noche aquí.

Sasuke resopló con fastidio. No entendía para que se molestaba el pelirrojo en escribirles, si cada semana hacía lo mismo. Llegaba el sábado por la mañana con Kankurou, al cual enchufaba por ahí nada más llegar, pasaba el día con su mejor amiga y luego se instalaba a dormir en la mansión de los Uchiha. Temari, que hacía poco que se había mudado a Konoha, aprovechaba la ocasión para quedarse también a pasar la noche con ellos y así enterarse de los últimos cotilleos de la Arena, e Itachi, que no perdía nunca una oportunidad de molestar, se apuntaba encantado a la reunión familiar. ¿El resultado? Los fines de semana su casa estaba más concurrida que la posada del pueblo, con peleas por la ducha, por el mando de la televisión, por decidir quien fregaba los platos o cualquier otra cosa absurda. Sacudió la cabeza, alejando esas imágenes de su mente. No tenía sentido molestarse por algo que no se podía evitar.

-Naru-chan- llamó el moreno. El kitsune se agarró del borde de la mesa y se inclinó hacia delante, para dejar su rostro a muy poca distancia del suyo. Dudó durante un instante, pero ya que lo había hecho era mejor decírselo cuanto antes- Yo… tengo algo para ti- susurró avergonzado. Naruto le miró expectante, con sus hermosos ojos azules brillando de emoción. Sasuke hizo una serie de sellos con las manos y un paquete cuadrado, de unos cuarenta centímetros, apareció entre ellas.

El kitsune hizo un puchero enfurruñado.

-Quedamos en que no nos regalaríamos nada- le acusó, aunque en el fondo le encantaba que hubiese tenido el detalle.

-No es exactamente un regalo- corrigió Sasuke.

Naruto enarcó una ceja y observó con atención la caja. Estaba envuelta en papel brillante de color anaranjado, y decorada con un lazo de raso azul marino.

-Pues tiene toda la pinta de regalo- se obstinó el rubio.

-Ábrelo de una vez- gruñó Sasuke.

Naruto lo cogió con una mano. No pesaba demasiado. Sasuke puso cara de preocupación cuando lo zarandeó en un intento de adivinar que era. Deshizo con cuidado el lazo, y después quitó el papel. Miró la caja de cartón unos segundos. Iba a ponerla encima de la mesa para abrirla, pero no hizo falta porque la tapa salió volando sola. Y bajo ella apareció la adormilada carita de un cachorro de gato, atigrado, de un brillante pelaje grisáceo y enormes ojos verdes. Naruto contempló al animal con interés.

-Bueno, como siempre dices que paso mucho tiempo fuera por las misiones…- empezó a hablar Sasuke- pensé que quizás una gatita te podría hacer un poco de compañía- desvió la mirada, incómodo-. Puede que hubieses preferido un perro, pero dan más trabajo, y como a veces has de salir con tus gennins…- interrumpió su torpe intento de excusa porque Naruto se estaba riendo de él- ¿Qué?- quiso saber, molesto.

-Nada, sólo estaba pensando que has escogido un gato porque son tan ariscos como tú- aclaró Naruto, al parecer de lo más divertido.

-Si no te gusta puedo dárselo a Sakura- replicó el Uchiha, visiblemente enojado, y haciendo el intento de coger al animal.

-¡Noooooo!- Naruto dejó caer la caja al suelo y abrazó al gatito contra su pecho, en actitud protectora- Es mío. Momo quiere quedarse conmigo… ¿a que sí, Momo?- preguntó el rubio.

La gata maulló alegremente, empezando a lamer a Naruto.

-¿Momo?- repitió Sasuke.

-¿No te gusta el nombre?- preguntó el kitsune con preocupación.

El moreno asintió con la cabeza y contempló complacido como su koi empezaba a juguetear con la gatita. Así tendría un poco de compañía cuando estaba solo en casa. Naruto hizo una bola con el papel de regalo y se la lanzó a Momo, que enseguida se puso a perseguirla por toda la casa. Naruto se quedó mirando como desaparecía dentro de una de las habitaciones. Estaría entretenida un buen rato explorando el enorme lugar.

-Yo…- Naruto miró al Uchiha con algo de vergüenza- Yo no te he comprado nada- dijo.

Sasuke le dio un inocente beso en la mejilla.

-Tú eres mi regalo- ronroneó, mientras recorría con sus labios una de las mejillas de su pareja, en una dulce caricia. Le miró a los ojos para perderse en aquel azul infinito.

El rubio sonrió ante el comentario. Y entonces tuvo una idea una idea. Recogió la cinta de seda que decoraba el paquete de encima de la mesa y se la envolvió entorno al cuello.

-¿Y si soy tu regalo… por qué no me desenvuelves?- preguntó a Sasuke, con una mezcla de inocencia y picardía arrebatadoras.

El moreno se quedó inmóvil unos segundos, procesando todos los posibles dobles significados de la proposición. Finalmente le devolvió la sonrisa y acercó su boca a uno de los extremos del lazo. Lo cogió entre los dientes y tiró de él, deshaciéndolo con extrema calma, como si fuera a cámara lenta. Rodeó con sus brazos la cintura de Naruto y lo atrajo hasta si, haciéndolo caer de la mesa a su regazo. Pasó la boca por el cuello, en el mismo lugar en que el rubio se había atado el lazo. Encontró una marca amoratada que estaba empezando a desaparecer, así que succionó con fuerza, renovando la inconfundible huella. Naruto dejó escapar un gemido al notar la creciente presión, ladeando el cuello para permitirle mayor acceso. Sasuke empezó a excitarse con los sugerentes sonidos que salían de la boca de su rubio. Cerró los ojos, concentrándose en ellos, mientras sus níveas manos empezaron a moverse con roces expertos, deslizando las yemas de los dedos por el rostro y el cuello de Naruto. Se encontró con el borde de la camiseta e hizo una mueca de desagrado. El kitsune no dudó en hacer volar la prenda por los aires, para permitir a Sasuke pleno acceso a aquella piel que tanto le atraía.

-¿Tú no eras un regalo?- inquirió Sasuke con burla, al notar las manos del rubio intentando desabrochar su chaleco de Anbu.

-Ahá- corroboró, mientras lograba por fin soltar las trabillas de la espalda- Pero vengo con las pilas incluidas- susurró con una expresión traviesa adornando sus grandes ojos azules- Así que relájate y disfruta, Uchiha.

Sasuke sonrió de medio lado. Naruto era su perdición, una deliciosa adicción que le absorbía y le arrastraba a la más dulce y placentera de las locuras.

Naruto cogió una de las manos del moreno y la llevó hasta su boca, mordiendo la tela del largo guante negro para tirar de él con los dientes, sin apartar su sugerente mirada de los negros orbes de su koi. Cuando se lo hubo sacado hizo lo mismo con el otro, caldeando con aquellos gestos juguetones la temperatura del ambiente. Resiguió con su dedo índice el tatuaje de anbu que había quedado al descubierto en su brazo izquierdo. Tiró de la ajustada camiseta de tirantes para dejarlos en igualdad de condiciones. Miró con deseo el pálido torso, los marcados pectorales en los que sobresalían los rosados y erectos pezones. Cuanto más le miraba más se convencía de que Sasuke era perfecto. Y toda aquella perfección era sólo para él.

El moreno se estremeció sin poder evitarlo cuando el kitsune puso sus manos en sus mejillas y lo atrajo hasta sus labios. Se detuvo a escasos milímetros de su boca, haciendo que sus alientos se entremezclaran, rozando muy sutilmente sus labios cuando tragó saliva por la expectación. Sasuke entreabrió la boca, esperando recibir el beso, pero cuando Naruto rompió la distancia lo hizo posándose sobre la comisura de la misma, haciéndole soltar un gemido de protesta. El rubio sonrió, no había nada que le gustase más que notar la impaciencia de Sasuke por sentirle, por besarle, por hacerle suyo. Se deslizó con una lentitud desesperante por la mejilla del Uchiha, besándolo una y otra vez hasta llegar a la clavícula y el hombro. Intentó continuar bajando, pero en aquella postura no podía, así que se dejó caer de rodillas al suelo para poder perderse en el vientre de Sasuke.

-Naruto…- le llamó el Uchiha- levanta del suelo…

Pero el kitsune no le hizo el menor caso e introdujo la lengua en el ombligo del moreno, quien sintió un intenso hormigueo erizarle la piel al contacto de aquella húmeda calidez. Su respiración se disparó, seguida de los latidos de su corazón, cuando las manos de Naruto empezaron a desabrocharle el pantalón. Se aferró de manera instintiva a los bordes de la silla al notar las manos de su koi introducirse bajo los boxers, dejando a la vista parte de su notoria erección. Tembló cuando las manos del rubio la acariciaron, jugueteando con sus dedos entorno a ella y endureciéndola hasta su punto más álgido. Sintió el calor abrasador extendiéndose por todo su cuerpo, la excitación adueñándose de su mente y de sus actos. Cogió las mejillas de Naruto y lo obligó a volver hasta su altura, apresó sus labios con violencia, al tiempo que se ponía en pie, arrastrando consigo a su koi. Estampó al rubio sobre la mesa, con brusquedad, dedicándole una mirada cargada de deseo y lujuria.

Y entonces Naruto se empezó a reír.

-¿Qué?- preguntó Sasuke con paciencia. Nunca estaba seguro de querer saber de lo que se reía Naruto, pero siempre acababa preguntando.

-Nada, acabo de acordarme que la última vez que lo hicimos aquí se nos quemó la cena.

Sasuke soltó un gemido lastimero. Efectivamente, se habían olvidado de que tenían la comida en el fuego y habían provocado, no sólo una considerable humareda, si no una fea mancha en el techo. Aquel fin de semana Itachi y Temari se lo habían pasado de lo lindo intentando adivinar si habían interrumpido el polvo para apagar el fuego o habían seguido a lo suyo, porque ninguno de los dos se creyó la torpe excusa que dio Naruto en un intento de explicar como se había producido la mancha. ¿Por qué les parecería tan divertido a sus hermanos airear sus intimidades? Él no se metía en sus vidas privadas…

Naruto atrajo de nuevo su atención palpando sus pómulos con mimo, devolviéndolo a su mundo de caricias y deseo. Sus ojos azules le miraban, expectantes, aguardando a que se decidiera a retomar el pasional juego que llevaban. Y Sasuke no quería hacerle esperar. Le quitó a su koi la ropa que aún le cubría, impidiéndole disfrutar al completo de su atrayente piel bronceada. Pasó a degustarla con voracidad, desde la mandíbula hasta el vientre, saboreando todo cuanto encontraba a su paso.

Naruto tembló cuando Sasuke le colocó las piernas flexionadas sobre la mesa y mordisqueó una de sus rodillas, descendiendo lentamente por la parte interna del muslo. Respiraba de manera entrecortada. Sin duda el moreno sabía que tenía que hacer para desesperarlo. El Uchiha le clavó una mirada penetrante, que le hizo estremecerse. Sin duda los ojos afilados de Sasuke eran siempre hermosos, pero su forma de mirar habitual no podía compararse a aquella cargada de deseo, a la manera en que parecía querer hacerle el amor con la mirada, logrando que todo su ser se electrizara sin control, que quisiera que le poseyera en ese mismo instante. Gimió de impaciencia. Sasuke sonrió satisfecho ante ese acto y se perdió entre sus piernas, pero no se dirigió a su erección como el rubio pensaba, si no que dejó que su lengua recorriera los alrededores de su entrada. Una tremenda contracción de placer le sacudió cuando aquella lengua juguetona se introdujo en su interior, abriéndose paso entre las estrechas paredes de su cavidad, lubricando y dilatando la zona con movimientos lujuriosos, mientras sus manos se deslizaban con cariño por los torneados muslos. Abrió la boca, pero la sensación que le provocaba aquella húmeda intrusa era tan intensa que no logró articular ningún sonido.

Sasuke se colocó sobre Naruto, acomodándose entre sus piernas, friccionando su despierta erección contra el perfecto trasero del kitsune y pidiéndole en silencio permiso para entrar. El rubio se lo concedió también sin palabras, mientras se daba cuenta de lo bien que se entendían. Sasuke le tomó de la barbilla, obligándolo a mirarle. Siempre buscaba algún gesto que le distrajera de la primera penetración.

Naruto sintió a su koi abriéndose paso en su interior con una potente y profunda embestida. El moreno acarició una de sus mejillas sonrojadas, esperando unos segundos a que se acostumbrara a la nueva invasión. Sólo cuando notó las paredes internas del rubio relajarse empezó a moverse, aumentando gradualmente la velocidad de sus embestidas, a las que Naruto correspondía con suaves jadeos y con un balanceo enloquecedor de su pelvis. Sus cuerpos se movían acompasadamente, mientras que sus bocas parecían querer devorarse la una a la otra.

La máscara de anbu cayó y rodó por el suelo, pero ninguno de los dos le prestó atención. La mesa tembló con las potentes embestidas, pero aguantó sin dificultad los golpes.

-Sasuke…- jadeó Naruto, cuando el moreno dejó la velocidad para centrarse en arremeter más profundamente. Llegaba con sus movimientos a varios puntos erógenos en su interior- más…- pidió con voz excitada.

El moreno contempló a su pareja con deseo y lo tomó por la cintura, apretándolo contra su cuerpo y alzándolo a peso. Cargó al rubio, que se aferró a su cuello y cintura con los brazos y las piernas, hasta la pared, y apoyó la espalda de Naruto contra ella. Dio una profunda embestida, que empotró a su koi contra la pared.

Un brutal sonido brotó de la boca del rubio al notar a Sasuke introducirse en lo más profundo de su ser. El moreno le contempló preocupado, sin lograr distinguir si era un gemido de dolor o de placer.

-No me desmonto tan fácilmente- fingió ofenderse Naruto.

Sasuke sonrió con lujuria y arremetió de nuevo, deseoso de complacer a su excitado koi. Naruto se aferró con más fuerza a Sasuke. La presión sobre los puntos internos que le enloquecían hizo que perdiese por un momento la noción de donde estaba. Sentía tal placer cuando hacía el amor con Sasuke que a veces pensaba que perdería la cordura.

-Te quiero- susurró de pronto Sasuke en su oído.

Naruto se sorprendió ante aquella confesión espontánea.

-Y yo a ti- dijo, atrapando los labios de su koi con ansiedad.

Sasuke le correspondió con igual intensidad, perdiéndose en el dulce y excitante sabor de su boca, ahogando sus gemidos en aquella cálida y húmeda cavidad que tan bien conocía, que nunca se cansaba de explorar y degustar, al tiempo que continuaba moviendo sus caderas con ímpetu y velocidad. Los gemidos de Naruto resonaban como la más excitante de las melodías, a pesar de ser parcialmente apagados por la presión de su boca.

Naruto sentía con cada acometida la fricción del cuerpo de Sasuke sobre su miembro, estimulándolo ligeramente. Los besos, las embestidas, el calor asfixiante y las contracciones de placer que sacudían con violencia su cuerpo, todo alcanzó un ritmo tan intenso que pronto tuvo que echar la cabeza hacia atrás, separándose del moreno para poder respirar de manera entrecortada mientras el orgasmo se adueñaba de cada parte de su cuerpo y su mente.

Sasuke notó las conocidas contracciones sobre su miembro, rítmicas, deliciosas y asfixiantes. Un calor abrasador se apoderó de su cuerpo, un tremendo cosquilleo se extendió por todos sus rincones, las piernas le temblaron, apretó con fuerza las caderas de Naruto, jadeó pesadamente antes de que un ronco gemido brotara de su garganta, mientras el placer anulaba cualquier otra sensación.

Naruto desenroscó las piernas del cuerpo del moreno, quien salió de su interior para que pudiera volver a apoyarse en el suelo. Sasuke se dejó caer sobre el cuerpo de su koi, con su pecho subiendo y bajando mientras luchaba por recuperar la respiración tras el esfuerzo. Unos dedos bronceados palpando con cariño su mejilla atrajeron su atención hacia el rubio.

Se miraron a los ojos, con toda la intensidad del azul y la profundidad del negro, conectando sus almas en aquel momento tan íntimo. Una sonrisa instintiva adornó los dos rostros, un reflejo de lo bien que se sentían con la presencia del otro, bien fuera demostrándose cuanto se querían haciendo el amor hasta acabar exhaustos o simplemente disfrutando de la compañía del contrario. Iniciaron una cariñosa tanda de besos y caricias.

Y de repente Momo saltó desde una estantería al hombro de Sasuke. Se acomodó encima del sorprendido moreno y empezó a ronronear.

Sasuke torció el gesto con irritación mientras el rubio intentaba contener la risa.

-Al menos tiene más vista que tu hermano- comentó divertido Naruto, al caer en la cuenta de que no les había molestado hasta que habían acabado.

Sasuke se dijo que era muy triste que su koi tuviese razón. Acarició un par de veces al cachorro y se lo sacó de encima.

La gata maulló con energía y se refregó contra él.

Sasuke se agachó para acariciarla de manera instintiva y miró el reloj de la pared.

-Aún no es muy tarde- comentó- Podemos ducharnos e ir a cenar al Ichiraku.

-¡Ramen!- exclamó Naruto, empujando a Sasuke para que se quitara en medio y correr hacia el cuarto de baño.

El moreno le contempló partir con una expresión divertida. No hacía falta más que nombrar su comida preferida para que se volviese loco de alegría. Se giró para examinar con seriedad a Momo, que estaba a dos patas intentando cazar con sus pequeñas zarpas uno de sus mechones de pelo. Recogió la ropa que habían dejado desperdigada por la cocina, la puso para lavar y fue a la habitación, donde había dejado, entre todas las compras, la comida y la caja de la arena de la gata. Mientras les buscaba un sitio en la casa, escuchó a Naruto desde la ducha, que tarareaba a pleno pulmón la alegre cancioncilla del último anuncio de ramen. Volvió a mirar el reloj. Seguía siendo temprano. Tenía tiempo de jugar un rato más con su "regalo" antes de ir a cenar. Se metió en el cuarto de baño, con una sonrisa traviesa dibujada en los labios.

OoOoOoOoOoOoOoO

Naruto abrió los ojos y bostezó. A su lado estaba sentado un Sasuke con cara de recién despertado. Miró el reloj con pesadez. Las cuatro y media de la mañana.

-¿Han llamado a la puerta?- preguntó confuso, sin molestarse en disimular un bostezo.

-¡¡¡Malditos criajos de mierda¡O me abrís la puerta de una puñetera vez, o os voy a asignar tantas misiones que se os acabó el follar hasta vuestro próximo aniversario!- se escuchó una voz atronadora desde la planta de abajo.

-Sí, Tsunade ha llamado a la puerta- puntualizó Sasuke, mientras ponía mala cara- Ya voy yo.

-¡Tsunade-sama, ese no es vocabulario adecuado para una dama!- la intentaba tranquilizar una suplicante Shizune.

El Uchiha se puso en pie y rebuscó algo de ropa por la habitación. Se puso unos pantalones cortos y bajó a abrir a la nerviosa Hokage.

-Hola- saludó sin ningún entusiasmo.

-¿Por qué no estás vestido?- le gritó una muy histérica rubia- Te quiero listo en… tres minutos- decidió.

Sasuke la miró con prepotencia, sin moverse un milímetro. A él nadie le hablaba de esas maneras, por muy Hokage alterada que fuera. Shizune rió con nerviosismo ante la grosera actitud de su superiora.

-Sasuke-kun… te necesitamos para una misión urgente… ¿podrías arreglarte lo antes posible?- miró con el ceño fruncido a la sannin, que había empezado a crujir sus puños apretando una mano contra la otra. Suspiró con aspecto cansado- Sabía que tenía que venir yo sola… Los partos la ponen demasiado nerviosa- aclaró al moreno, a modo de disculpa.

-¿Partos?- repitió Sasuke, que empezaba a intuir por donde iban los tiros. Shizune movió la cabeza en un gesto afirmativo- Je… ¿Hina-chan?

-Sí, Hinata-san ha tenido el bebé hace unos minutos… Nos gustaría que fueras a buscar a Neji y lo trajeras de vuelta. Pospondremos su misión- aclaró la ninja médico.

-¿Niño o niña?- preguntó, intentando disimular su curiosidad. La pareja no habían querido saber el sexo del bebé hasta que naciera.

Shizune sonrió ampliamente, mientras que Tsunade pasó de la histeria a la risa compulsiva.

-¿Y bien?- inquirió el moreno, esta vez con un deje de impaciencia.

-Hinata-san dijo que querrías saberlo, así que te invita a pasar a verla por el hospital- le contestó educadamente Shizune.

-Y más te vale no hacer esperar a una dama en su estado- amenazó la Hokage, pero proferida la amenaza volvió a estallar en carcajadas.

Sasuke y Shizune la contemplaron con una enorme gotaza en la cabeza.

-Me voy a vestir- anunció el moreno, que no tenía ganas de aguantar tonterías a aquellas horas- Iré al hospital- dijo a Shizune, porque a Tsunade había decidido simplemente ignorarla. Les cerró la puerta sin miramientos y subió a su habitación.

Naruto se había hecho un ovillo y se había escondido bajo las sábanas, dormitando tranquilamente. Volvió a despertarse cuando Sasuke encendió la luz para buscar su uniforme de anbu.

-¿Te vas?- preguntó el rubio, adormilado. Ya estaba acostumbrado a que la Hokage lo enviase arriba y abajo con prisas.

-Ahá. Hina-chan ha tenido el bebé. Voy a buscar a Neji- explicó mientras se acercaba a su koi para que le abrochase los cierres traseros del chaleco.

-Ya sabía yo que estaba a punto de explotar…

Naruto fijó la prenda de ropa y abrazó a Sasuke por la espalda, recostando la cabeza contra su hombro. Le besó la mejilla y lo estrujó fuerte contra él.

-Te voy a extrañar- susurró el kitsune con voz melosa.

-Seguramente mañana estaré de vuelta, dobe- se burló Sasuke. No creía que le costase demasiado encontrar a aquel par, en un solo día no podían haber llegado muy lejos y sus rastros estarían recientes.

Naruto asintió con la cabeza, pero continuó sin liberarle de su abrazo. Sasuke suspiró al comprender lo que estaba buscando el rubio. Se giró para revolverle algunas de las doradas hebras del cabello.

-Te quiero- le dijo, y al instante una sonrisa iluminó el rostro del kitsune.

-Yo también te quiero- respondió con alegría- Dile a Hinata que la iré a ver cuando haya descansado un poco- pidió, ya que pensaba que ahora la muchacha estaría agotada.

El moreno asintió con la cabeza, besó a Naruto, se puso en pie, cogió la máscara de anbu y se dirigió a la puerta.

-Sasuke-teme- le llamó el rubio cuando estaba saliendo del dormitorio. El Uchiha se giró para mirarle con el ceño fruncido por el insulto- No te pienses que, porque ahora tenga a Momo, te puedes tirar todo el tiempo por ahí- advirtió, fingiendo una expresión seria.

Sasuke puso los ojos en blanco.

-Usuratonkachi, no hay nada capaz de alejarme de ti un segundo más del necesario- le aseguró.

Naruto asintió con satisfacción y se volvió a acostar, haciéndose un ovillo. Aunque no hubiese logrado quitarle a Sasuke su fingida indiferencia, ni había logrado que dejara de burlarse de él, ni le había quitado aquel irritante tono prepotente, y, lo peor de todo, no había logrado que dejase de creerse mejor que él… cuando estaban a solas ya no le costaba tanto expresar sus sentimientos. La gatita se coló bajo las sábanas y se acurrucó en el hueco que quedaba entre sus piernas y su estómago. Naruto esbozó una sonrisa, que se transformó en un nuevo bostezo. Sasuke estaba dispuesto a regresar a su lado, pasara lo que pasara. No necesitaba más para ser feliz.

OoOoOoOoOoOoOoO

Notas finales: Bueno, como veis, tampoco en el epílogo he dejado un final absolutamente cerrado. Eso se debe a dos motivos: el primero, algunos de vosotros me habéis sugerido la posibilidad de que haga OVAs o extras. No descarto esta posibilidad, aunque de decidirme sería de aquí a un tiempo. El segundo motivo es que personalmente me gustan los finales abiertos. Soy de la opinión que, aunque cierres una etapa de tu vida, siempre quedan muchas más cosas por delante, que se verán influidas por las experiencias previas, así que no me convencen los ciclos completamente cerrados.

Sólo espero que hayáis disfrutado leyendo este fic un poquito de lo que yo lo he hecho escribiéndolo. Muchos besitos y espero que tengamos ocasión de volver a vernos en algún otro fic.

Respuestas a los revis (mil gracias por ellos):

Hitomimiri: Jajaja, bueno, igual sí eres un poco exagerada, pero ya va bien que me subas la autoestima un poco, estoy un poco perdida con esto de terminar el fic. A mí también me gusta que acaben felices, y con un poquito de lemon de tanto en tanto que es saludable Bueno, por ahora he empezado a subir uno nuevo, solo está el primer capi, que es un poco la introducción, pero espero poder llevarlo igual de bien o mejor que este. Muchos besos para ti también, nos vemos!!

Itnuzi Desli: Bueno, no te preocupes por no haber dejado revi antes, si lo has leído y lo has disfrutado un poquito yo me alegro un montón. Jeje, además, a mi también me dan flojera muchas cosas, creo que todos tenemos una parte de Shikamaru en nuestro interior. Gracias a ti por haber seguido este primer intento de fic largo, espero que te haya gustado también el epílogo Un beso, nos vemos!

Jennita: Pues sí, yo creo que el parte se animaron porque les parecía emocionante la idea de que les podían pillar… que tiene su rollito, aunque no me imagino la cara de susto que hubieran puesto si llega a entrar alguna enfermera XD Bueno, ya ves que en el epílogo no he podido evitar poner un poquito de lemon, es que estos niños me pierden, jeje. Un beso!

Kirimi.Tsuki: Bueno, me alegro que te hayan gustado los últimos dos capis, jeje. Ay, espero que los exámenes te hayan ido bien y no te hayan sido demasiado pesados, y si mi fic te los ha hecho olvidar un ratito, pues estoy súper contenta! Jeje, a la que me despisto me asalta la vena romántica, así que tengo tendencia a escribir cositas azucaradas y tiernas. Reconciliar a los dos hermanos Uchiha es mi debilidad, no podía dejarlos peleados eternamente… si es que no he visto otros hermanos como ellos! Pues ya está el epílogo, a ver que te parece como ha quedado, y si los exámenes no te dejan tiempo no te preocupes, es más importante que te salgan bien. Un besazo!!

Kohri-chan: Hola Khori-chan! Ua, me alegro que te haya gustado tanto, me estás sacando los colores. Bueno, lo del lemon es complicado, porque a veces me preocupa que al detallarlo tanto me quede demasiado vulgar… no me gustan los lemons en plan grosero a menos que sea estrictamente necesario para la situación, soy una maniática. Jaja, ya lo dicen, que el amor es ciego, sordo y un poco tonto, así que ya ves como se quedaron de absortos en su propio mundo y que monos que están cuando se quieren tanto. Bueno, yo creo que un crío de siete años alguna pataleta infantil ha de tener contra el hermano que te ha destrozado la vida, jaja, si hasta Itachi tuvo que aguantar la risa, aunque seguro que la primera impresión era de desconcierto y digna de ver. Eso eso, viva el SasuNaru, a ver si Kishi-sama toma nota y nos da algún gustito en el manga… que yo creo que las yaoi-fans se lo comían a besos, jeje. Y aquí estaba el epílogo, no sé que te habrá parecido, pero yo lo puse con mi mejor intención. Bueno, si aún no te has cansado de mí, he empezado a subir otro fic SasuNaru, se llama "Y volver a ti", así que si quieres nos vemos por allí. Un besazo enorme, nos leemos!!

Kotori-Sensei: Sí, me quedaba este pequeño epílogo y aquí lo tienes, para acabar de cerrar el tema de que se había hecho con Itachi, o que había pasado con Hinata y Neji. Ains, a mí me daba penita Sakura al principio, pero no puedo negar que me hacían gracia algunos de los líos en los que se metían por su culpa… pero como soy una blanda, pues al final tenía que arreglar las cosas entre todos, si no, no me sentía bien. Bueno, no ibas tan desencaminada con la idea del epílogo, jeje, espero que haya sido una buena manera de cerrar el fic, me tenía un poco preocupada porque nunca había escrito un fic largo y eso del final siempre da respeto. Muchas gracias por haberme acompañado hasta aquí, y un besazo!

Sakuramar: Me alegro que te haya gustado el final, es el primer fic largo que he terminado en mi vida y no tenía muy claro como hacerlo. Intentaré seguir dando la lata con mis ideas y seguir mejorando, muchas gracias por tus ánimos! Un beso!

Uialwen: Bueno, por muy Uchiha y muy suyo que sea Sasuke, un niño de siete años no deja de ser un niño XDD Además, con quien más infantilmente le he visto comportarse en la serie es con Itachi, me parece que podría provocarle una pataleta como esa, jeje. Bueno, intento mantenerlos a todos en su carácter, aunque como todo el mundo vayan cambiando un poco por las experiencias que pasan en la vida, pero Sasuke siempre intentará mostrarse orgulloso e indiferente, y Naruto siempre será Naruto, jajaja. Bueno, yo también soy un poco pastelona XD Aunque intento combinarlo con otras cosas más propias de la serie Naruto. Tampoco me gusta el SasuSaku, el NaruSaku me da igual... lo que no me gusta nada tampoco es el NaruHina, cada una con sus manías. Hay que ver cuanto trabajo ha dado poder ponernos en contacto, por favor... pero ya está. Claro que me leeré tu fic, ya me has dejado con la cuirosidad, jajaja, pero te tendrás que esperar un poquito que ahora estoy de lo más liada... ya te contaré. En fin, un beso muy grande, cielo!

Yo-chan1: Bueno, pues me alegro que el final te haya gustado, espero no haberlo estropeado con el epílogo, jeje. Sip, me apetecía ponerle un final donde todos acabasen bien, que ya lo pasan bastante mal los pobres durante la serie... Además, que soy muy romanticona y positiva, jeje. Me gusta ver a todo el mundo contento y feliz. Un beso!