El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000. Esto no tiene fines de lucro.

Advertencias y aclaraciones: No es necesario haber leído el fic "Yo soy tú y tú eres yo" para leer este fic, pero es recomendable. La idea de este par de fics nació antes de la publicación del último libro de la serie, por lo que no hay ningún contenido de éste. Es posible que la personalidad de los personajes esté un poco distorsionada a lo que ha inventado JK Rowling y también que la trama sea un poco vulgar y hasta subida de tono (no sexualmente hablando, sino en chistes y diálogos). Sólo les digo esto para que no me lleguen reviews diciendo que cambié todo.

"Yo te ayudo y tú me dejas en paz"

Capítulo 1: 'Tratando de definirlo'

La verdad es que no sabía cómo llamar a la percepción que sentía de su amigo. No era ni desagradable, romántico, loco… Era diferente. Bueno, debía admitir que Harry Potter nunca había sido fácil de comprender. Después de acompañarlo en búsqueda de la Piedra Filosofal hasta la última batalla con Voldemort se había acostumbrado a tener que lidiar con lo terco y poco sensible que era. Vamos, para qué mentir si ya es de reconocimiento mundial que el humor de Harry tiene más cambios que el valor del dólar, que no piensa en todas las posibilidades que habían antes de elegir y que en cuanto a mujeres… Pff, sí, estaba en un lío.

Todo había empezado exactamente hacía un mes y medio atrás. Harry, Ron y ella estaban pasando las vacaciones en La Madriguera mientras llenaban solicitudes de ingreso para la Academia de Aurores, en el caso de ellos, y para la universidad, en el caso de ella. Ése verano estaba totalmente desquiciada porque Ronald Weasley aún no le decía que sentía algo más que simple amistad, era clarísimo que ambos se amaban locamente –bueno, quizás se exagera un poco al decirlo así- y alguien necesitaba tomar el valor. ¿Podría ella tomar las riendas del asunto y decirle a Ron que quería algo más que ser buenos amigos? Si estuviera total, completa y satisfactoriamente segura de que él sí tenía esas intenciones, podría tomar el valor… Pero necesitaba rectificar sus creencias. Tenía que comprobar que Ron sentía lo mismo que ella por él.

-¿Qué me dices? – preguntó nuevamente Harry al notar que su amiga no le tomaba atención.

-Mira, acepto que esto es un tema delicado y hay que freírnos los sesos para tener buenas ideas que completen las expectativas… - dijo volviendo a la realidad y miró fijamente a su amigo – Pero te estás pasando un poco de la línea.

-¡Te di un par de buenas ideas, Hermione!

-Si te refieres con un par a secuestrarla y llevarla a un lugar parecido a una cabaña abandona en un bosque o acosarla dejándole mensajitos en papeles hasta en el espejo que guarda en su cartera – Arqueó una ceja al ver que Harry sólo reía – Hay que tomar el asunto con más seriedad… Harry, deja de reírte y piensa en algo.

-Que yo sepa somos dos, no sólo yo.

-Que yo sepa yo no soy la interesada en una pelirroja y tengo que llamar su atención para demostrarle que sí valgo la pena – contestó cruzándose de brazos – No sé por qué tuve que aceptar que fuera tu ayudante en esto… Estás loco.

-No más que tú. Al menos no he salido con ideas retorcidas como usar una poción.

Le miró enojada y él sonrió. Mierda, y muchas otras palabrotas que diría Ron en una situación como esa. ¿Por qué la culpabilidad funcionaba tan bien en ella?

-Idiota. Sí, sí, yo soy la retorcida y tú el…

-¿El qué?

-¿Por qué mejor no piensas en otras ideas que sí sean realizables, que no nos detengan y nos manden a Azkaban, que no dañen nuestra imagen pública y que cumplan los requisitos de Ginny?

Recapitulemos: El plan de Hermione se volvió perverso. No por nada era una de las mejores estudiantes de su generación en Hogwarts y tenía grandes conocimientos a su disposición para cumplir su objetivo. Era desesperado, pero años de espera y una larga lista de insultos que se habían dado con el pelirrojo requería aquellas medidas. Lo único que necesitaba era un cómplice… Más bien dicho, un idiota que le sirviera para llevar a cabo su plan. Y el idiota perfecto era Harry.

Su amigo se encontraba hundiéndose casi en una depresión porque Ginny Weasley lo ignoraba. La muchacha no le hablaba, no le dirigía la mirada, no hacía ningún gesto que diera a entender que Harry estaba viviendo en el mismo techo que ella. Y Harry la acosó por los primeros días de vacaciones, pero ella pasaba por alto olímpicamente sus persecuciones de la cocina a su cuarto y sus miradas de corderito degollado. Él se sentía horrible. Quería mucho a Ginny y creyó que ya con Voldemort fuera de su vida, podría ser feliz con ella… Pero no era así. ¿Ginny lo seguía queriendo, al menos?

¡Era perfecto! La vulnerabilidad de Harry en esos momentos era el elemento necesario que lo haría flaquear ante Hermione. Tendría que manipular a su amigo. Una tarde conversó a solas con él y le explicó el simple plan: Tomarían la poción multijugos y cada uno estaría en el cuerpo del otro. Ella siendo Harry podría tener una charla de hombre a "hombre" y sabría si Ron amaba desesperadamente –bueno, eso sí es exageración- a Hermione, sin saber que le confesaba esto a ella misma haciéndose pasar por Harry. Lo mismo en el caso de Harry siendo ella. Como buena amiga de Ginny, podía inmiscuirse en su vida, por lo que sería provechoso para que Harry descubriera que ella lo quería aún. Luego del escepticismo y la negación de Harry, Hermione estuvo segura que aceptaría unos días después. Acertó. Harry lo pensó mejor y aceptó participar en la locura de la castaña.

Bueno, cada uno siendo del sexo opuesto no fue nada fácil. Tuvieron sus complicaciones y lo hicieron más de una vez. Lo que causó problemas, entre los que se puede mencionar que Hermione tuvo que jugar Quidditch con Ron y se lesionó, ocasionando que el verdadero Harry después tuviera que hacerse el enfermo por varios días. Pero finalmente obtuvo su logro: Supo que Ron la quería, y después de una pequeña conversación, se hicieron novios.

Aunque para Harry las cosas fueron difíciles. Ginny lo descubrió. Descubrió que Hermione no era más ni menos que Harry en el cuerpo de ésta. Jugó con él y planeó su venganza. Él estaba entrando en una crisis de nervios. Había sido un idiota por haber hecho todo eso, ya que ahora si que Ginny lo odiaría de por vida. Lo que no contaba nadie fue que Hermione tuvo una extraña conversación con Ginny donde le dio a entender los motivos que movieron a Harry a hacer esa locura y la pelirroja reformuló su venganza… Sería peor.

Finalmente, luego que Ginny dejara calvo a Harry por medio de unos polvos de la tienda de sus hermanos, le hiciera una linda broma dejando su sostén (n/a: corpiño) en su cama para que Ron, los gemelos y ella vieran lo que tenía el inocente Harry en su cuarto; tuvieron una de las mejores escenas que se podría pedir para una película romántica con toques de dramatismo y humor: Un juicio en el baño, siendo Hermione la jueza y los implicados… Bueno, Harry y Ginny.

Ver como Harry y Ginny se peleaban por un problema que había sido causado por ella partió su corazón. ¡Se había aprovechado del estado de Harry para que aceptara ayudarla! Era la culpable y trató de detenerlos, de decirles que ella debía cargar con todo el peso y se disculpó, aún sabiendo que no se merecía nada de ellos. Pero el sorprendente giro que tomó la historia fue que Harry se adjudicó la culpa por haberle hecho caso a Hermione y Ginny admitió que sí quería a Harry, lo que le complicaba era que realmente le había dañado que la dejara para salvar el mundo y no podía volver con él como si nada hubiera pasado. Si quedaban oportunidades con ella y la poción multijugos ciertamente jamás fue una de ellas.

-Bueno… Esto sí que es diferente y… útil – dijo la castaña tomando el fajo de papeles que le tendía su amigo. Estaban sentados en la escalera de caracol de La Madriguera y anotaban en los papeles las ideas que se le ocurrían a Harry – Esto realmente funcionará.

-¿Ves que mis ideas no son tan malas?

-Me sorprendes… - Harry le quitó las hojas y empezó a escribir - ¿Aún tienes más ideas?

-Claro. Guardaba las mejores para el final – respondió mientras escribía.

¿Cuál era el término exacto que describía lo que percibía de Harry? Este lío había culminado la semana anterior y desde entonces Harry parecía haber vuelto a la normalidad. Convenció a la señora Weasley que era bueno que Ron y Hermione tuvieran momentos de intimidad, ya que confiaba en que ellos no pasarían a llevar su confianza y debía tener presente que una pareja necesita espacio para demostrar sus sentimientos a solas. Hablaba un poco más con sus amigos y siempre los molestaba por besarse al frente suyo. Su ánimo mejoró considerablemente y cada vez que aparecía Ginny en el lugar donde ellos estaban, ya no bajaba la cabeza triste, si no que le sonreía sin sentirse mal porque la pelirroja le ignorara. Ella le había dicho que haría como si nada hubiera pasado y tenía que ganarse su oportunidad.

Pero había otra realidad: Harry estaba demasiado feliz, para gusto de Hermione, con la idea que volvería con Ginny. Sus planes para que ella aceptara salir con él eran de escabrosos a repugnantes. Hermione pensó que era un poco difícil que no hubiera nada cursi, si estaban hablando de salir con alguien lo que conllevaba cariño y la palabra amor en el término. Todo por culpa de su amiga que odiaba las cursilerías y… Ella misma por iniciar con su maldita poción multijugos. Si hubiera sabido que terminaría soportando estar subordinada a las órdenes de Harry… Merlín, esto era mucho.

-Esto es ciertamente…

-Brillante – terminó de decir Harry cerrando la botellita de tinta – Creo que los tres últimos deberíamos hacer.

-Mira, estoy de acuerdo con el primero y el tercero. De hecho son tiernos y todo… Pero el segundo es… Raro – Dobló los papeles y lo miró con el ceño fruncido.

-¿Qué tiene de malo?

-Necesitaríamos que la casa estuviera a solas, si no los señores Weasley se alarmarían. Después tendríamos que hacer una cantidad de hechizos y encantamientos enorme y… A menos que puedas conseguirte un dementor para dar miedo… - Se encogió de hombros.

-Oh, mi querida e inocente Hermione… - Le sonrió dulcemente – Todo a la vez. Primero lo primero. Haremos el plan de la salida.

La castaña asintió tratando de olvidarse de la otra idea. ¡Era desquiciada! Suspiró y le dijo a Harry que le dijera qué iban a hacer.

Cuando el muchacho había terminado, ella sólo dijo:

-Ginny me va a matar.

-Sí – asintió sin darle importancia – Trata de hacerlo hoy. Mañana me cuentas y allí haré las averiguaciones.

-¿Tienes idea que vas a dejar a Ron sin su novia por esto? – preguntó aún conmocionada.

-Sólo te va a decir un par de palabritas, no te dejará en San Mungo internada.

-¿Sabías que la universidad va a perder a una de sus mejores estudiantes?

-No se sabe si te admitieron aún… Además no creo que mueras.

-¡Harry, hola! Estamos hablando de Ginny Weasley.

-Lo sé muy bien – asintió el muchacho y se puso de pie – Ahora vuelve a hacer lo tuyo con Ron y yo haré mi vida normalmente. Mañana me informas.

Volviendo al principio… ¿Cómo se le podía denominar a su amiga? Desquiciado… ¡Maníaco! Intrépido. No, no, no. Era algo parecido a intrépido, pero en realidad andaba volando en las nubes y por eso se atrevía a realizar planes que no haría si estuviera cuerdo. Lo de maníaco calzaba un poquito más. ¿Cómo se podría definir a Harry Potter en ese mismo momento? Ninguna idea de le venía a la mente. ¿Qué había pasado con su amigo testarudo y flojo que conoció en su primer año? Oh, extrañaba tanto a ese Harry… No se involucraban en la vida amorosa de nadie.

Hermione suspiró haciéndose la idea que tendría que convencer a Ginny de hacer algo que nunca haría en sus cabales. Cerró los ojos mientras bajaba la escalera y se dirigió a la cocina para tomar un vaso de jugo. Tenía que prepararse bien antes de enfrentarse a Ginny.

OoOoO

Ginny le hizo unos gestos no muy elegantes a su hermano mientras él le daba la espalda.

-Ron, es mi mascota, no la tuya – repitió con una voz exasperada.

-Pero es estúpido que lo alimentes con… - Movió las manos elocuentemente – ¡Con eso!

-¿Qué tiene que le de legumbres a Arnold?

-Primero que nada, las legumbres es comida sólo de seres humanos… Y dan gases…

-¿Qué estás insinuando? – preguntó mirándolo incrédula.

-Que tu estúpido Plimpy Puff dejó un olor asqueroso en mi cuarto.

El susodicho, Arnold, el Plimpy Puff rosa de Ginny, miraba entretenido la discusión de los hermanos. Dio unos pequeños y tiernos saltitos –a gusto de Ginny- alejándose un poco para poder apreciar mejor las expresiones faciales que colocaba cada uno con las palabras que decía el otro. Incluso parecía que se reía, pero era imposible que un Plimpy Puff riera, o al menos eso pensaba Ron, ya que tenía toda la idea que esa pelusa pequeña se burlaba de él todo el tiempo.

Harry entró en el cuarto –que a todo esto era el de Ron- y se sorprendió de ver a Ginny allí. En general la pelirroja había publicado a casi todos sus conocidos que no le gustaba entrar en los aposentos de Ron porque tenía muy malas experiencias de niña allí. Es decir todas las bromas y hasta peleas a golpes que tuvo con su hermano.

-Menos mal que llegas, Harry – dijo Ron aliviado de ver a su amigo.

-No sé qué tiene de bueno que llegue cuando están en medio de su pelea – murmuró cerrando la puerta.

-Por favor dile a la señorita aquí presente que su animalejo deja un olor nauseabundo en nuestra alcoba.

-Sólo te diré este simple par de palabras hermanito… - dijo ella poniéndose seria. Alzó su dedo su índice – Primero: Estar con Hermione te hace hablar como un estúpido. ¿Alcoba? Ni que fueras la princesa de un cuento de hadas – Harry lanzó una risotada y Ron trató de obviar el comentario. Alzó otro dedo de su mano – Y segundo: No es mi problema que no sepas lo que es bañarte y usar perfume.

Harry e incluso Arnold se rieron. El muchacho se lanzó en su cama a reírse mientras que Ron tenía una competencia del rojo de su cara al de su pelo. Y Ginny lo miraba aún seria.

-Lo único que quiero decir es que dejes de darle legumbres a tu pelusa gay.

-¡No es gay!

-¿Crees que es macho eso que es rosa, pequeño y peludo?

-Tú eres peludo y eres hombre – se defendió ofendida.

-O al menos trata que… no deje olores…

-Como si tu tuvieras un aroma tan agradable – comentó volteando los ojos – Ven, pequeño – le dijo a Arnold encuclillándose y lo tomó delicadamente. El Plimpy Puff se inclinó para acariciar dulcemente el sector donde estaban sus diminutas orejas acariciar dulcemente la mano de su dueña – No te preocupes que Ron nunca más volverá a hablar mal de ti porque no dejaré que entres acá…

-¡Sí! – lanzó un grito de triunfo Ron y Harry miraba la escena divertido.

-… porque no quiero que mueras con el olor a hombre que hay – terminó oliendo fuertemente hacia todos lados mientras Ron miraba su hermana enojado – Vamos, pequeñito. Ay, eres tan lindo, te juro que te amo – Su voz era empalagosamente tierna.

-No puedo creerle que le hables así a tu mascota.

La pelirroja se puso de pie y acercó a Arnold a su pecho.

-Pero si Hermione te habla de la misma forma cuando están solos – Le sacó la lengua y la única respuesta que recibió antes de salir fue la risa de Harry. Claro que antes de cerrar la puerta se atrevió a mirar directamente al muchacho a los ojos y le sonrió débilmente, haciendo que él se sintiera bastante más feliz de lo que ya estaba.

-No sé si es peor que esa pelusa rosa viva en la casa o que te guste mi hermana – comentó sentándose en su cama.

-Creo que es peor que le declare su amor a la pelusa rosa mientras estoy presente sabiendo que me encantaría que me dijera lo mismo a mí – presentó Harry sonriendo.

Se quedaron unos segundos en silencio.

-Oye, Harry… ¿De verdad crees que aquí huela a hombre y huela feo?

Harry sólo atinó a reírse.

OoOoO

Fue a la cocina para rellenar el tazón de comida de su Plimpy Puff. Estaba segura que después se una semana, sus semillas, vegetales y otro tipo de alimentos ya debían ser inexistentes y debía tenerle alimento a Arnold.

Entró sin mucha prisa y le sonrió a Hermione, quien tomaba rápidamente agua. Nunca podría haber sabido que ese era el octavo que ya se bebía su amiga. Comenzó a hablarle de lo estúpido que era su hermano al decirle que Arnold dejaba mal olor en su cuarto sin darse cuenta de la cara de pánico que ponía la chica. Hermione estaba rara.

-Er… Ginny, necesitamos hablar.

Le hizo una señal animándola a que le dijera qué necesitaba decirle mientras terminaba de poner las semillas en el tazón. Guardó el paquete de semillas en una gaveta y puso el tazón en la mesa mientras miraba como Arnold, quien ya estaba en la mesa, daba entretenidos saltitos para llegar hacia el tazón.

-Necesito tu ayuda.

En su voz se percibía un dejo de preocupación y desesperación. Su mirada cambio, pasando de una divertida a una seria. Con su rostro impasible esperó a que su amiga hablara.

-Quiero que me ayudes a cocinar – contó Hermione ceremoniosamente.

-¿Era sólo eso? – preguntó descolocada. La castaña asintió – Ah, menos mal. Me esperaba lo peor… Algo así como que tu relación con Ron se iba a pique o que en la universidad no te habían aceptado.

-Mañana me llega la carta de la universidad – La verdad no sabía para qué le decía ese detalle si estaba pensando en algo diferente – Quiero cocinar algo yo misma, sólo yo con mis manos para… Bueno, odio que siempre piensen que por estar entre libros, no pueda hacer labores hogareñas – "Soy una pésima mentirosa" se recriminó mentalmente.

-¡Pero si eso es genial de ti! – replicó molesta – No todas las mujeres tienen que saber cocinar ni ser amas de casa. Hay que cultivar la mente también y tú eres un ejemplo de mujer luchadora, emprendedora y que podría ser una líder política. ¿Por qué quieres demostrar que quieres calzar en el machismo si la mujer es para más que estar confinada a una casa y cuidar niños?

-No es el tema del machismo aquí. Es que quiero demostrar que puedo hacer de todo. De cocinar, hacer una ecuación química, descifrar runas, saberme a la perfección los trece encantamientos de defensa y… ¡Quiero demostrar que puedo hacerlo todo!

-Pero… ¿Cocinar?

-Dentro de todo está cocinar.

-Pues, vaya, es raro, pero si así lo quieres tú… - Se alzó de hombros y miró a Arnold - ¿Por qué no le pides ayuda a mamá? Ella sabe cocinar muchísimo mejor que yo, además que estará encantada de hacerlo. Yo no soy muy cooperativa en el tema.

-Necesito a alguien de confianza. No es que en tu mamá no confíe, pero es diferente a que me ayude mi mejor amiga – dijo tratando de poner una voz falsamente suplicante – Por favor.

-Está bien – aceptó después de unos segundos en silencio pensando muy bien la propuesta de su amiga. La verdad es que no quería, pero estaba segura que Hermione le insistiría mucho y odiaba cuando la hostigaba de esa forma - ¿Y cuál es tu plan?

-Mañana podríamos ir al pueblo a comprar lo que necesitemos y podríamos preparar el almuerzo o la cena.

-Opto mejor por la cena – Suspiró teniendo que recurrir a todos los conocimientos culinarios y hogareños otorgados por su madre – Nos demoraríamos hasta dos hora sen el pueblo y en hacer el almuerzo nos demoraríamos. Hasta las dos de la tarde es la hora límite para servir el almuerzo en esta casa. Así que con la cena podríamos tener toda la tarde.

-Genial – "Con tal que Harry me deje en paz, me sacrificaré" pensó resignadamente – Entonces mañana iremos a comprar.

-Claro.

OoOoO

'Harry:

Es antes de lo planeado, pero creo que deberías saber que actuando bajo presión no suelo pensar muy bien. Ginny aceptó no muy feliz, pero aceptó finalmente. Tendremos que adelantar el plan y se realizará mañana. A las nueve de la mañana te quiero despierto y vestido. En el desayuno te diré mi excusa y… Esperaré a que ella venga a matarme gracias a tu inteligente idea.

Bota este papel de inmediato después que lo leas quémalo, rómpelo y elimina su existencia porque si alguien lo llega a encontrar (específicamente que Ron lo encuentre encima de tu cama) estamos perdidos.

Suerte y nos vemos en la cena.'

OoOoO

Era bastante extraño que Hermione no estuviera levantada. Casi siempre era la castaña quien comenzaba abriendo las cortinas, con el abrir y cerrar la puerta para ir y volver del baño, con el festival del maldito chillido de su oxidado candado del baúl y tarareaba cualquier melodía por el simple hecho de molestarla. Ginny necesitaba dormir sus diez horas diarias y no era como Hermione. Eso era lo único que odiaba de tener que compartir habitación con ella. No podía dormir en paz. Estaba en su naturaleza ser así y no era natural que casi a las nueve de la mañana no estuviera en pie.

Mientras terminaba su leche con chocolate vio como su madre sacaba un gran recipiente para buscar la ropa sucia en cada cuarto de cada habitante de la casa. Ese día abría lavado. Menos mal se salvaría de aquella odiosa tarea por tener que ayudar a Hermione en su afán de cocinar. ¿Qué bichito le había picado tan de repente?

En la mañana abrió los ojos casi aterrada. No escuchaba nada. Ya casi por costumbre había aprendido a despertar temprano en el verano por los festivales de ruidos de Hermione y debían haber pasado unos diez minutos en donde no reinaba más que el silencio. Se giró para costarse del lado izquierdo y miró hacia la cama donde su amiga reposaba dándole la espalda. Parecía estar durmiendo tranquilamente. ¿Pero durmiendo a esa hora? Era bastante raro. Siguió esperando un par de minutos segura que de repente se levantaría a abrir las cortinas e iluminar con el tan siempre bien recibido sol en las mañanas, pero nada pasó.

Dejó la taza en el fregadero y prefirió lavarla para que su mamá no perdiera tiempo haciéndolo. Ya tenía mucho trabajo con lavar la ropa sucia.

-Y yo pensé que odiabas las tareas hogareñas…

Giró la cabeza haciendo su mayor esfuerzo para poder ver a Harry detrás. Él estaba en la entrada de la cocina y le sonreía.

-Buenos días – saludó ignorando su comentario. Secó la taza y la guardó en una gaveta - ¿Qué quieres desayunar? – le preguntó en un tono nada cortés, pero el darle desayuno a Harry también le quitaría tiempo a su mamá.

-Ya desayuné – respondió secamente.

"Vaya, que madrugador es" pensó la pelirroja en silencio y trató de evitar su mirada. Miró hacia las escaleras deseando con todas sus fuerzas que Hermione bajara. Incluso cuando ya se había bañado y vestido, su amiga aún seguía durmiendo. No quiso despertarla porque estaba con casi todas las sábanas tapándole la cara y en general eso siempre hacia ella misma cuando quería dormir un poquito más. Era raro en su amiga, pero no todos nuestros días deben empezar bien.

-Si esperas a Hermione te quedarás haciéndolo eternamente – dijo Harry acercándosele con lentitud.

-¿Por qué? – Lo miró desconfiada. ¿Qué iba a saber él?

-Antes de bajar estaba en el baño. Al salir me encontré con ella en el pasillo y tenía una cara horrorosa… Estaba pálida y grandes ojeras. Me dijo que se sentía muy mal. Tenía hasta ganas de vomitar y mareos.

-Oh, no. Iré a verla – dijo algo sorprendida y corrió preocupada, pero la voz de Harry la hizo detenerse.

-Me dijo que no te preocuparas y que de verdad quería que la ayudaras en eso de cocinar. Aunque se sienta mal quería hacerlo y me pidió que te dijera que fuéramos a comprar al pueblo de todas formas.

Su mirada no fue nada agradable y caminó hacia Harry extrañada. Alzó una ceja y con una sonrisa burlona lo enfrentó.

-Gracias por ser mi lechuza mensajera, pero preferiría que corrigieras el error de decir "nosotros". No hay ningún "nosotros", nada en plural entre tú y yo.

-Hermione me dijo que fuera contigo, no podrías hacerlo sola. Así que anda a lavarte los dientes y vamos – Le pasó un brazo por los hombros divertido por ver a la pelirroja enrojeciendo de rabia – Estaremos toda la mañana juntos. Ahora sí habrá un tú y yo en plural.

Su primer plan para que Ginny quisiera salir con él estaba ya en su segunda fase. Hermione ya cumplió su parte. Ahora sólo quedaba ver cómo salía todo en el pueblo. ¿No sería tan difícil, no?


Notas de la autora: ¡Hola, mundo! He aquí la pedida secuela de "Yo soy tú y tú eres yo". Traté de no demorarme mucho para no recibir reclamos, pero de todas formas me he tardado un poquitito… Es que entre volver a clases (oh, sí, ya empecé el segundo semestre de tortura desenfrenada) y leer 'Harry Potter and the Deathly Hallows' no me dio mucho tiempo para tener terminado el capítulo antes.

Lo más importante y lo principal que quiero decirles es que gracias a ustedes y a sus reviews hice la secuela. Tenía muchas ganas de hacerla, pero su apoyo me impulsó a hacerlo, así que esta secuela es debido a ustedes y les agradezco por la cantidad de reviews que me enviaron. Muchísimas gracias por comentarme, apoyarme y leer mis proyectos; de verdad no saben cuánto lo valoro.

¿Qué les puedo decir de este fic? Creo que será hasta un poco más cómico que el anterior, porque debo aceptar que hubieron capítulos realmente decepcionantes que eran más depresivos y no cabía en lo humorístico que debía tener la historia. Espero que aquí no se repita y trataré de siempre estar de buen humor para escribir y así que las locuras de Harry sean muy graciosas… Ya tengo todo planeado. Este fic no sé si hará más corto que el anterior, pero no lo haré más largo. Sólo hasta 9 capítulos podría extenderse. Creo que si ya han leído mis varios fics, se darán cuenta que tengo mucha experiencia en historias muy largas y es un gasto de tiempo terrible. Ya estoy con otro fic en proceso y ese sí es largo ("Orgullo y Prejuicio", no sé si recordarán, es DG) y ya con otro largo moriría. Necesito también tener tiempo para poder estudiar, salir, hacer imágenes con programas de fotos y ahora me nació la diversión de hacer videos y subirlos a Youtube… ya hice un de Harry y Ginny xD! Algún día comentaré más de eso.

Ya saben que me encantaría que me dejaran sus reviews y si tienen ideas de los otros dos planes que Harry puede hacer, pues mándelas en un review. La verdad tengo las ideas, pero no me convencen mucho… Todas las sugerencias, opiniones, reclamos, críticas constructivas y peticiones serán aceptados.

Bueno. Nos vemos en otra oportunidad. No sé cuándo actualizaré, ya que ahora me dedicaré a escribir el capítulo de mi otro fic, pero espero estar inspirada para no hacerlos esperar mucho.

Cuídense, besitos y abrazos para todos, adiós!