DisclaimerLos personajes de Naruto no me pertenecen, solo pido prestado a todos los integrantes de Akatsuki para cumplir mis más perversas fantasías, WAHAHAHAHAHAHA! Ahora, Itachi es oootro tema... XD

Parejas:Este fic es ItaDei, quizás tenga un poco de KakuHidan como pareja muy secundaria. También pequeños toques PainKonan, PainDei y PainIta, pero demasiado leves.

Advertencias:Es el primer multi-capítulos que voy a escribir, y va a tener YAOI y LEMON (relaciones entre hombres). Si no te gusta ver que dos hombres del mismo sexo se toquen después no me vengas a insultar en el review, no es asunto mío uuU.

SPOILERS: Sepan que pienso contar la vida de Deidara desde sus comienzos en Akatsuki, su relación amor/odio con Itachi, siguiendo todos los sucesos que Kishimoto nos mostró en el manga hasta el día de la fecha (y muchas cosas más que según las fanáticas del ItaDei, censuró XD).

Dedicatoria: Le dedico este fic a mis compiches fanas del ItaDei: Paula, Malale, Deihime y Andy (quién betea, repara y sube esto. Gracias linda!)

Sin más que decir, les dejo con la lectura. n.n


AI NO BIJUTSU

Capítulo 01

Hacía más de dos días que habían emprendido camino hacia la Aldea de la Roca. Infinidad de interminables montañas se podían ver en cualquier dirección a la que uno girara. Kisame se detuvo algo agotado, y sacó de su capa lo que parecía ser un mapa. Posiblemente un mapa que los llevaría hacia allí, pensó en sus adentros Itachi, observando cabizbajo a cada uno de sus camaradas.

-Ya está anocheciendo, será mejor emprender camino mañana por la mañana.- comentó.

Comenzó a observar a sus alrededores, a ver si podía hallar algún lugar donde pasar la noche. A lo lejos divisó unas pequeñas cuevas a unos kilómetros de donde estaban.

-Vamos allí.- señaló con su dedo índice. Igualmente ya no debían de estar muy lejos de su objetivo.


Unas sombras comenzaban a aparecer en la cueva. El líder había dado la orden de reunirse todos juntos. Al parecer era importante, y quería que todo el Akatsuki estuviera presente.

-Ya tenemos en la mira a gran parte de los bijuu a capturar. Esperaremos un poco más de tiempo para comenzar con nuestro objetivo, pero para eso...

-No estarás diciendo que...- comenzó Kakuzu, pero Pain no lo dejó terminar.

-Exacto. Tú y Sasori necesitarán un compañero.

-Si es por eso yo me las arreglo solo, no hace falta un compañero para mí.- fue la réplica de Kakuzu.

-No. Es verdad que eres muy fuerte, pero no podemos tomar a la ligera a nuestros enemigos. Además, entre dos se pueden ayudar mutuamente y así evitaríamos muertes innecesarias.- respondió Pain.

Kakuzu guardó silencio, cosa que el líder aprovechó para continuar.

-El bijuu asignado a Kakuzu aún no ha sido localizado, como tampoco un compañero. En cambio... tengo en la mira un compañero para ti, Sasori.

-¡TSK!- fue lo único que dijo el marionetista.

Pain le dirigió una mirada sugestiva a Zetsu, dándole a entender que les cuente toda la información reunida.

-Su nombre es Deidara y pertenece al País de la Roca. Actualmente hace trabajos de infiltración y terrorismo, - no te olvides de lo demás... -No me olvido... Suele hacer tratos con los insurgentes por poca cantidad de dinero, ocasionando explosiones masivas.

-¡TSK! Terminará matándose él mismo.- comentó Sasori.

-¡Jajajaja!- parecía que todo el asunto le causaba risa a Kisame. Zetsu continuó con lo suyo.

-Sus habilidades son muy buenas. -Sí, ya lo iba a decir yo... Él acabó con la vida de la tercera parte de su aldea... -Incluyendo al mismísimo Kage, sí.

-Jejeje. Eso me recuerda a alguien- dijo Kisame, desviando su mirada hacia Itachi. Pero no obtuvo respuesta alguna de su compañero, para variar.

-¿Y entonces yo qué hago mientras tanto?- le preguntó Kakuzu a Pain.

-Tú sigue reuniendo fondos como has hecho hasta ahora, que los demás se encargarán de reunir información.

Ya con todo aclarado, Kakuzu dió por terminada la reunión y desapareció del lugar.

-Bueno, eso es todo por ahora.- continuó Pain. -Sasori, Itachi y Kisame irán contigo.

-¿Qué?- exclamó un sorprendido Kisame.

-...- Itachi, como siempre, se limitó a guardar silencio.

-Lo que me faltaba...- se quejó Sasori.

Pain les tiró un pequeño cuaderno con información importante acerca del nuevo miembro, así como sus datos personales y una foto del mismo. Kisame lo atrapó e inmediatamente comenzó a releer la información. Su rostro había cambiado completamente, una mueca algo divertida se podía ver en sus labios.

-Jeje¿me dices que esta "niña" en verdad es un "niño"?

Sasori se acercó para echarle una ojeada a su próximo compañero, mientras que Itachi mantenía un semblante bastante tranquilo, como de costumbre en él.

-¡Vamos! Pero si es solo un niño... ¡no hará más que estorbarme en todo el camino, tsk!

A Sasori no le había caído nada bien. Kisame se podría decir que llevaba cierto interés en el nuevo miembro, mientras que Itachi mantenía sus ojos cerrados esperando nuevas órdenes. Pain no dio demasiada importancia a las réplicas del marionetista, de hecho le importaban bien poco.

-No dice nada sobre su causa de pelea.- señaló Kisame.

-Sus razones no me interesan, lo que me interesan son sus habilidades.- le aclaró Pain.

Sasori no pudo más que rechistar. Pain sabía el cuándo, el cómo y el por qué de las cosas, él tendría sus motivos para mandarlo con los otros dos. Giró su rostro para su lado izquierdo, posando sus ojos molesto en la esbelta figura de Itachi, que dió la media vuelta dando por sentado el final de la charla.

-Ya vámonos.


El sol estaba cayendo. La temperatura estaba disminuyendo considerablemente, por lo cual Kisame se tomó la trabajosa tarea de buscar algunas ramas secas para al menos armar una fogata. Claro, siempre y cuando Itachi se prestara a usar uno de sus famosos katon para crear una. Si él se había rebajado a juntar pedazos de ramitas¿por qué el Uchiha no iba a ayudar también? Pasar la noche sin fuego en un lugar así era un suicidio. No solo por toda la clase de animales salvajes que pudieran aparecerles a la media noche, si no que a esas horas la temperatura bajaba considerablemente y al menos tenían que tener calor cerca si no querían terminar muriendo de hipotermia.

Sasori no decía ni una sola palabra. Itachi menos, él se mantenía al margen escuchando, según Sasori, las estupideces que decía Kisame. Por su parte este deduciendo del tiempo que les tomaría llegar.

-Si salimos temprano de aquí, calculo que estaremos al mediodía en la Aldea de la Roca.

-Puff...- Itachi se apoyó contra una de las paredes de la roca y cruzado de brazos cerró los ojos. Lo único que quería era terminar cuanto antes este trabajo. Y mientras más rápido lo hicieran, más rápido volverían.

Kisame sacó ahora de su capa el otro papel.

-Así que nuestro amiguito es un terrorista muy peligroso... Según dice acá, él asesinó al Kage de su aldea.- Siguió releyendo unas cuantas hojas hasta detenerse en una que al parecer llamo su atención. -No solo eso¡acabo con toda la tercera parte de su aldea!

Kisame dirigió una mirada algo peculiar a su compañero. Este tenía los ojos cerrados, pero una incómoda sensación le inundó por completo al sentirse fijamente observado. Indiferentemente, Itachi abrió un ojo.

-¿Qué es lo que pasa?

-¿Te has puesto a pensar que tú y él tienen muchas cosas en común?

-...- A pesar de no obtener respuesta, eso no desanimó a Kisame.

-Y yo que pensé que tú eras un tipo despiadado.- dirigió su vista nuevamente al cuaderno –¿No te parece interesante el niño, Itachi-san?

-Kisame...

-¿Sí?

-Si le dices niño a él, me lo dices a mí también. Tenemos la misma edad.

-Je... jeje... no fue mi intención, Itachi-san.

Itachi volvió a cerrar sus ojos. Kisame lo miró interesado. -Espero que no te haya ofendido mi comentario, jeje.- curvó una sonrisa de medio lado algo extraña.

-Pues para mí SÍ parece un niño.- dijo Sasori, dirigiéndole una mirada ponzoñosa al Uchiha. Este ni se inmutó ante el comentario, es más, procedió a contestarle de la misma forma.

-Al menos su cuerpo se ve más fuerte y grande que el tuyo... Aún no me creo como es que puedes caber ahí dentro.

-¿QUÉ HAS DICHO?

Kisame se apresuró a intervenir ante la agitada discusión que se avecinaba. –¡Cálmate! Si nos peleamos aquí mismo será un problema. Mejor mañana de día¿no?

-¡TSK¡Ésta me las pagas, Uchiha!- molesto, Sasori se dirigió a uno de los costados de la pequeña cueva, perdiéndose en la oscuridad de esta.

Kisame suspiró y se dedicó a observar a Itachi. Últimamente lo había tomado como pasatiempo, nunca acertaba en lo que el Uchiha pudiera estar pensando y eso lo divertía, adivinar lo que pasaba por su cabeza en todo momento era todo un reto para él.

-¿Me pregunto en que estarás pensando ahora?

Itachi no le devolvió respuesta alguna.

-Supongo que por más que insista no me lo dirás.

-...

Kisame suspiró resignado. Dejó el cuaderno a un lado y prefirió buscar un lugar cómodo donde poder descansar. Mañana les tocaba un poco más de camino.

Itachi abrió uno de sus ojos observando a sus dos compañeros. Desvió su vista concretamente hacia aquel cuaderno.

–¿Cosas en común, eh?-curvó una pequeña sonrisa. Al menos no era el único que en ocasiones deseó aniquilar y destruir el mundo tan injusto que lo rodeaba.


El camino siguió completamente en silencio. Desde el día anterior que no habían cruzado palabra alguna ninguno de los tres, excepto alguna que otra vez Kisame, que pedía parar para descansar un poco. Es normal, pensó en sus adentros un hastiado Sasori, es un pez. Itachi de verdad parecía un muñeco hecho a hacer. A Kisame le sorprendía que no le afectara el cansancio. A pesar de haber caminado más de cinco horas seguidas sin descansar, este mantenía el mismo semblante de siempre.

-No creo que te haga mal mostrar tus sentimientos y debilidades de vez en cuando.- Kisame se pasó parte de la manga de su saco por la cara limpiándose las pequeñas gotas de sudor que caían por su frente. Observó unos instantes: el Uchiha había levantado una mano, señalando algo a lo lejos. Inmediatamente se giró para ver en aquella dirección. Al fin habían llegado a la Aldea de la Roca.

La ciudad estaba infestada de gente. Al entrar pudieron ver infinidad de tiendas y puestos de mercaderes. Viejos y grandes edificios adornaban las angostas calles de lo que al parecer era la zona de los miserables. Llegaron a una gran fuente en el medio de una gran plazoleta. A lo lejos pudieron divisar algo que parecía ser un invernadero. Era grande y tenía una gran variedad de hortalizas y legumbres, así como algunas especies de hiervas medicinales, incluso había una pequeña cosecha de opio, y por supuesto plantas y flores silvestres.

-¿Puedo ayudarles en algo?- Todos se giraron intentando dar con la dueña de esa voz. No tardaron en dar con una pequeña anciana que recogía en un cesto de mimbre algunos hongos y champiñones.

-Buscamos a Deidara.- respondió Itachi.

Todos los transeúntes que estaban en ese momento comprando se quedaron horrorizados ante la pregunta. Unos los miraban con una mueca de terror en sus ojos, otros simplemente balbuceaban cosas inteligibles, pero de seguro nada buenas viendo las facciones en sus rostros. Sasori y Kisame observaban a su alrededor una gran cantidad de gente que se agolpaba cuchichiando cosas entre sí, mientras que algunas se metían a sus casas horrorizadas.

-¡Por suerte está muerto!- les contestó un hombre enojado -¡Sus restos están en aquel lugar!- Los Akatsuki se miraron entre sí.

-¿Dónde queda "aquel" lugar?- fue la pregunta de Itachi.

Las personas a su lado los miraron aterradas. ¿Cómo es que querían ir a aquel lugar? Nadie iba a ese lugar desde que había pasado aquel incidente. Ese lugar había sido clausurado por el consejo, y lo habían catalogado como maldito desde hacía más de seis años.

-Aquel lugar se encuentra por el lado oeste de la aldea,- les contestó la pequeña anciana -Él se encuentra allí.- pudieron oír en lo bajo antes de que se fuera. Algo les decía que aquella anciana misteriosa sabía algo que ninguno de los aldeanos de la aldea sabía.

Siguieron caminando por un camino desolado y solitario. Las calles parecían volverse más estrechas a medida que caminaban, y al parecer muchas casas parecían estar abandonadas. Comprensible. Itachi codeó a Kisame, que estaba a su lado, para que viera lo que había frente a ellos: la entrada al tan nombrado "aquel" lugar. Allí pudieron ver una gran cantidad de viejas vayas que cruzaban ambos extremos al igual que grandes pedazos de tablones y maderas cruzadas entres sí. Itachi curvó una extraña sonrisa, que a ojos de Kisame, parecía una mueca algo nostálgica.

-Te hace acordar a tu viejo barrio¿no?- le preguntó a Itachi.

-Seguramente así debe de estar en estos momentos...- La verdad era que no había pisado el barrio Uchiha desde aquel entonces, pero se podía imaginar como habría quedado después de muchos años. -Vamos.

Fueron entrando por entre los huecos accesibles (N/A: no me pregunten como fue que entró Sasori, por que no tengo la más mínima idea XD). Ahora comprendían el terror que sentían los aldeanos de la aldea al nombrarlo. Un lugar completamente derruido y devastado los rodeaba. Restos de escombros decoraban las bastas calles que antes eran. Incluso si uno observaba bien, se podían ver algunos que otros huesos humanos que sobresalían de entre los pedazos de concreto.

-Jejeje, me había parecido despiadado... pero esto SÍ que es de alguien inhumano.- comentó Kisame.

Sasori comenzó a caminar golpeando cuanto escombro y huesos se le cruzaban por el camino.

-No me hagas reír, Kisame... tú eres igual de inhumano.- El aludido lo miró con una mueca de disgusto antes de responder.

-A veces me sale mi lado sensible.- Se giró para mirar ahora a su otro compañero. Itachi parecía mantener la vista fija en algo en particular.

-¿No fuiste tú quién le quería cortar las piernas al jinchuuriki Kyuubi?- le dijo mientras con la mirada le señalaba un lugar en particular.

-Es que ese día se me apetecía cortarle las piernas a alguien, jejeje... ¿Qué miras?- instintivamente, Kisame dirigió su propia vista en la misma dirección hacia dónde el moreno estaba mirando.

A lo lejos, muy lejos de ahí, entre medio de escombros y tanta devastación se encontraba un templo antiguo. Este era viejo, pero era lo único en todo aquel lugar destruido que estaba intacto y muy bien cuidado. Definitivamente era un lugar que llamaba mucho la atención. Itachi comenzó a mover las piernas en aquella dirección, dejando a sus dos compañeros atrás.

-¡Kuso¡Ese Uchiha!- gruñó entre dientes Sasori.

Llevar tantos años acompañando a Itachi no era nada fácil. Kisame tenía que reconocer que le costó mucho tiempo aprender a lidiar con el carácter del Uchiha. Su personalidad era bastante complicada, y lo había sacado de quicio más de una vez. El hombre pez se acercó a Sasori y le susurró en un oído con una voz algo insinuante.

-Te recomiendo no tenerlo de enemigo, de verdad es alguien muy peligroso.

-¿Pero por quién me tomas, Kisame¡Si no fueras mi compañero ten por seguro que ya te habría matado, BASTARDO!- lo amenazó Sasori.

-Bueno, bueno, fue un consejo de sabios nada más...

Al llegar, comenzaron a subir por las escaleras, y oyeron un "¡KATSU!" salir desde el interior del viejo templo, acompañado de una estruendosa explosión. Se adentraron silenciosamente encontrándose con una figura que permanecía sentada en el medio del lugar, de espaldas a ellos. También pudieron notar a sus lados, pequeños restos esparcidos de lo que parecía ser una especie de... ¿masa?

-¿Tú eres el difunto terrorista?- dijo Kisame enfatizando la palabra difunto, no pudiendo evitar reírse en lo cabizbajo por su propio comentario.

El joven aludido se giró para echarles una ojeada a sus nuevos invitados y comenzó a guardar sus pertenencias en un pequeño bolso, sin emitir palabra.

Itachi pudo observar como se llevaba grandes trozos de aquella masa que estaban esparcidos por todos lados a su mano derecha, para que a los pocos segundos, esa gran bola se convirtiera en pequeñas esculturitas que iba guardando de a poco.

-¿Tienen un trabajo para mí, un?- El rubio lentamente se puso de pie y se giró para quedar de frente a ellos. Parecía que en efecto, se trataba del tal Deidara.

-Jejeje, no.- se limitó a contestar Kisame.

Deidara puso los ojos como platos. ¿Qué era lo que querían de él si no era para volar cosas y admirar su gran arte y poder? Realmente no cabía en su mente tal respuesta. Cerró fuertemente sus ojos y se llevó una de sus manos atrás de su nuca para sacudirse su hermoso cabello rubio incesantemente. Los demás pudieron notar que el comentario no le había hecho mucha gracia.

-¡Lo lamento, un! Si hubieran querido mis habilidades maestras yo se las hubiera podido dar como caridad o amor al arte, si eso NO les interesa... a mí tampoco hacer otra cosa por ustedes.

Dicho todo esto, Deidara comenzó a caminar hacia la entrada, dándoles la espalda. No había puesto un pie fuera que uno de los extraños le contestó.

-¡MIERDA! Se más especifico, Kisame... el niño aún no entiende a los adultos.

-¿QUÉ HAS DICHO, UN?- Deidara se había girado enojado, clavando sus ojos azules en los de aquel prepotente- ¿ME ESTÁS TOMANDO POR UN NIÑO, UN?- frunció ligeramente el ceño dándoles a entender que su visita le estaba irritando bastante.

-¡Cálmate! Sasori siempre es así con todo el mundo. Ya te acostumbrarás.- interrumpió Kisame.

Deidara frunció aún más el entrecejo. ¿Desde cuándo estos desconocidos lo trataban con tanta familiaridad?

-¡Tranquilo, tranquilo!- se apresuró a decir el hombre pez al ver la expresión que iba tomando la cara del rubio. -Nuestra organización, Akatsuki, necesita de tus habilidades.

Ahora la cara de Deidara había cambiado de disgusto a sorpresa.

-¿Akatsuki, dices¿Qué diablos es eso¡Ya déjenme, intento crear arte, un!

Sasori giró su rostro clavando su vista en Kisame, ignorando por completo la pregunta del rubio.

-Si nos lo llevamos terminará matándose a sí mismo. No entiendo por que el líder quiere a este niño, seremos nosotros los que tendremos que aguantarlo durante todo el camino.- se quejó el marionetista.

-Órdenes del líder. Sus habilidades pueden sernos útiles.- le replicó Itachi.

-Ya, Ya, no hace falta que me lo repitas, Uchiha.

Deidara observaba la "pequeña" discusión, pero fuera de todo eso... ¿cómo es que estos extraños lo conocían tan bien?

-¿Qué saben ustedes de mí, un¿Quiénes son?

Kisame y Sasori comenzaron a reírse en lo cabizbajo.

-Sabemos que has estado cooperando con los insurgentes de los países vecinos, actuando como terrorista y causando explosiones perjudiciales.

Deidara permaneció escuchando todo le que decía el hombre azul en absoluto silencio.

-¿Qué propósito tienes en mente, ahora que has aniquilado gran parte de tu país?- Kisame dirigió su mirada por detrás del rubio, donde se podían ver parte de las ruinas que habían quedado de aquel incidente.

-¿Yo¿Propósito...?- una extraña mueca de satisfacción estaba apareciendo en los labios del artista -¡No tengo ninguno, un!

Todos, inclusive Itachi, se habían quedado perplejos. Todas las personas en el mundo tienen un objetivo en mente, excepto que se tratase de un pensamiento de una mente extremadamente retorcida y haya aniquilado gran parte de su aldea por puro placer.

-¡La gente me pide que vuele algunas cosas, y yo los satisfago...- Deidara comenzó a revolver en aquella pequeña bolsita que traía del lado izquierdo de su cintura, sacó un trozo de arcilla y comenzó a hacer unos movimientos raros con sus manos. -...con mis esculturas, un!- Al abrir su mano, una pequeña figura de una araña hecha con su arcilla apareció en esta.

-¿Esculturas?- preguntó Sasori.

El rostro de Deidara era la emoción personificada, sus facciones eran todo un poema. Miraba su gran obra de arte como si fuera lo más hermoso en este mundo.

-¡EXACTO, UN! Este es el resultado de combinar deformaciones artísticas y dos dimensiones altamente detalladas. ¡ESTO SÍ ES ARTE, UN!

-¡MIERDA! Acá va...- exclamó el marionetista.

Kisame no aguantaba la risa, viéndose forzado a ocultar su boca con una de sus manos. -Eso parece.

-¡Pero es solo el principio, un! Mis esculturas no son solo modelos, un. ¡MI ARTE ESTÁ VIVO¡MI ARTE RESPIRA¡MI ARTE EXPLOTA, UN!

Sasori lo observaba hastiado, cualquiera que pudiera leerle la mente deduciría que estaría pensando en alguna forma de asesinar a través de la mirada. Kisame negaba algo entretenido con la cabeza, mientras que Itachi lo observaba inexpresivamente. Aunque le importaban bien poco sus explicaciones, desde que lo había comenzado a observar hablar no pudo evitar desviar su vista a sus labios. Tenía que admitir que la sonrisa de Deidara era... como decirlo, algo llamativa.

-En ese momento, cuando mis ojos se satisfacen con mi arte... solo en ese momento cuando explota se puede considerar verdadero arte, un. ¡PORQUE EL ARTE ES EXPLOSIVO, UN!!

-Mierda, pero que pesado eres, niño.- Sasori ya estaba más que hastiado.

-¿Ya ha terminado?- preguntó Kisame.

-Está bien... ya es suficiente. Pelearé contra él.- declaró Itachi.

Deidara furtivamente clavó sus ojos azules en los de su enemigo. Se llevó una gran impresión al ver que los ojos oscuros del moreno habían cambiado a un hermoso rojo sangre.

Sus ojos... ¿Qué paso con sus ojos, un? Instintivamente, Deidara tomó posición de pelea -¿Conque quieres pelear?- Se llevó lentamente una de sus manos a su pequeña bolsa, mientras que en la otra sostenía aún la pequeña araña de arcilla. Sus miradas se cruzaron penetrantes por primera vez en ese día.

-Si te gano, te unirás a Akatsuki.- fue la condición de Itachi.

-¡NUNCA subestimes mi arte, un¡Mi ninjutsu es la esencia de la creatividad!

Deidara sacó la mano que tenía dentro de la bolsa y comenzó a formar un ciempiés de arcilla. Curvó una pequeña sonrisa de superioridad. Estaba seguro que suarteganaría, no había nada en este mundo más perfecto que sus habilidades. Su arte era la perfección absoluta. No había forma de perder.

En un movimiento rápido tiró la pequeña araña hacia Itachi. Este no tardó en reaccionar y dio un salto hacia atrás, quedando en el aire atrapado contra la pared.

Ya lo tengo, un. Levantó su mano haciendo el sello correspondiente. -¡KATSU!

Una gran explosión retumbó en el templo, haciendo que del techo se desprendieran pequeños pedazos de concreto. Una polvoreada se había formado, y de esta, la silueta de Itachi salió disparada hacia fuera. Para sorpresa de Deidara, no tenía ni una herida superficial.

Es bueno, un. Sus miradas se cruzaron nuevamente. Del suelo, Deidara hizo salir al ciempiés, atrapando por la pierna derecha a Itachi.

-¿Eso es todo lo que puedes dar, un?- Curvó una sonrisa perversa, levantando sus dos manos para hacer el sello correspondiente. Esto era el fin. ¡Estás acabado!

Al instante, el cuerpo de Itachi estaba atrapado. Aun así, la cara del Uchiha mostraba una calma exasperante...y esa calma, a Deidara le inquietaba.

-Deberías fijarte en tí.- dijo estoicamente Itachi.

Otra vez, aquella mirada fría penetrando profundamente en la suya. Ese último comentario sacó a Deidara de su ensoñación. Fue bajando su mirada a su propio cuerpo, para ver que su misma obra de arte lo estrujaba de la misma forma que a Itachi.

-Por poco... Un segundo más y el artista se habría convertido en un suicida, jajaja.- rió Kisame.

-Te dije que moriría...- acotó Sasori.

-Grrrr...- Deidara comenzó a morderse el labio inferior con furia. -Ge-genjutsu... ¿Cuándo has...?- Su mirada irradiaba odio. Había caído en una ilusión tan fácilmente... fue patético, lo habían humillado. Sus miradas se volvieron a unir. La de Deidara llena de ira... la de Itachi, de indiferencia.

-Fue en el momento en el que comenzaron.- le explicó Kisame -Cuando lo miraste a los ojos, quedaste atrapado en su ilusión.

Una fuerte luz apareció cegándolo por unos instantes. Deidara abrió sus ojos con mucha dificultad, pero lo que vió a continuación realmente no estaba en su imaginación. El arte parecía haberse personificado, frente a él, Uchiha Itachi, parado entre medio de dos viejas esculturas. Si uno no lo conociera pensaría que fuera parte de esa colección de obras de arte. Una fuerte claridad salía de sus espaldas, dándole un toque celestial. Realmente parecía un ángel sagrado caído del cielo. Una verdadera obra divina.

E-eso... eso es verdadero arte. Por un instante, Deidara quedó completamente anonadado. Si antes había dicho que sus esculturas eran las más hermosas del mundo, se había equivocado. Aquellos ojos sobrepasaban su propia perfección.

Sus miradas se compenetraron, parecía que el tiempo se había detenido y habían estado mirándose una eternidad. Una pequeña roca cayó del techo derruido, sacando a Deidara de esa especie de estado abrumadoen el cual había caído atrapado. Notó la mirada de Itachi posándose nuevamente en él. No pudo evitar girar su rostro, que tomó un alborotado color rojizo. Sin darse cuenta, se estaba descubriendo él solo, empeorándolo más aún cuando intentó ocultarlo con una de sus manos.

¿Có-cómo pudo atraparme con eso¡Fue patético¡Me niego¡ME NIEGO A LLAMAR A ESO ARTE!

-Perdiste.- fue lo último que le oyó decir a Itachi.


Habían pasado la zona montañosa. Ahora caminaban por lo que parecía ser un grandísimo y basto prado. Pequeñas hierbas cubrían sus pies, las cuales a Kisame le molestaban mucho porque "me causan cosquillas las malditas". Itachi caminaba en el centro, obviamente sin decir una sola palabra y un poco más adelantado que sus compañeros. Sasori a su lado gruñía entre dientes. Como odiaba que el Uchiha tomara el liderazgo del grupo, igual no le hacía mucho caso. De todas formas le molestaba sobremanera. Por otro lado, unos cinco metros más atrás iba Deidara. Este iba sentado cómodamente sobre el lomo de una gran ave de arcilla que había creado. No era su caso ir caminando por entre molestas hierbas que se te metían entre los dedos del pie, él prefirió ahorrarse esa molesta situación montando encima de un ave en todo el camino. Así ahorraría energías.

¡Esos jodidos ojos! La vista de Deidara estaba centrada en la parte de atrás de la cabeza de cierto moreno

¡Esos malditos ojos que ignoran por completo mi arte¡LOS ODIO! La mirada del artista irradiaba un odio descomunal.

¡Le explotaré esa cara de nada que tiene! Observaba al Uchiha hablar con sus dos compañeros, pero no prestaba mucha atención a sus conversaciones.

¡ME JODE¡ME JODE MUCHO SU CARA¡Esa mirada que juzga y no aprecia mi arte! Se mordió el labio inferior con furia.

¡Esa mirada que contempla mi arte sin una pizca de asombro! De repente, la voz de Itachi interrumpió los pensamientos de Deidara.

-Falta solo un poco.

El rubio se reincorporó en el lomo del gran ave, hasta hace poco había venido durmiendo. Frunció aún más el entrecejo. Hasta su voz odiaba, TODO del él odiaba.

-¿Deidara...?

Deidara miró a Kisame algo desconfiado. No se fiaba de estos extraños que hacía tan poco tiempo había conocido, aunque el azulado parecía simpático. -¿Qué, un?

-¿Así que tu arte consiste en esculturas explosivas? Que interesante.- El hombre pez comenzó a caminar un poco más atrás que los otros dos, hasta quedar al lado de Deidara.

Kisame pensó que sería buena idea entablar un tema de conversación, desde hacia muchas horas que no habían hablado nada durante todo el camino y eso le restaba puntos. De todas formas no era que le interesara entablar una amistad con el nuevo integrante, pero si iban a trabajar juntos en la misma organización muchas veces se cruzarían las caras. Sería buena idea al menos ir conociéndolo un poco.

-¡Sí, un!- la cara del rubio había cambiado y una gran sonrisa había comenzado a dibujarse sobre sus labios.

-¡Tsk! Pero que inútil.- dijo Sasori lo suficientemente bajo como para que Kisame no pudiera oírlo, pero lo necesariamente alto para que el Uchiha sí. -Piensa que hablando con él se ganara puntos. Jaja, que iluso.

Itachi giró su cara para observarlo, sin decir una sola palabra. Sasori fue hacia atrás para unirse a la conversación, dejando a Itachi caminando adelante solo.

-No quieras caerle bien, Kisame.- El recién llegado le envió una mirada diabólica al aludido, pero inmediatamente giró su vista hacia Deidara. -Te advierto que Kisame no es alguien de fiar. Que no te extrañe que a veces quiera quitarte alguna extremidad de tu cuerpo, jajaja.

Deidara puso los ojos como platos y observó a Kisame por el rabillo del ojo.

-¡HEY¡Eso solo pasó una vez y fue sarcasmo!

-¡Bah!- Sasori se llevó al arista hacia un lado, dejando al pobre Kisame hablando solo.

-¡Está bien que tengo un color raro en la piel y que mis dientes no inspiran mucha confianza, pero no muerdo!

Itachi se mantenía al margen de todo, pero no despegaba la oreja de la conversación que mantenían sus compañeros. Una extraña mueca adornó sus labios: el comentario de Kisame le había hecho gracia.

-Mejor hablemos nosotros...- continuó Sasori con su nuevo acompañante. -Yo también creo arte¿sabes?

-¿De verdad¿Y en qué consiste su arte, un?- Deidara curvó una pequeña sonrisa de medio lado. Algo le decía que esta conversación no terminaría nada bien.

-¡Con los cuerpos disecados de mis víctimas creo mis grandes obras de arte!- Deidara abrió sorprendido sus ojos ante la declaración de su acompañante. -Así, mis marionetas soportan la prueba del tiempo de forma bella y con gracia. ¡Mi arte es la belleza eterna!

-Ja... jaja... ¡Jajajajaja!

-¿De qué mierda te ríes?- preguntó el marionetista ofendido.

-Sasori¿no es así?- dijo Deidara entre risas.

-...ajá.

-¡Sasori-donno¡Respeto sus ideas como artista, un! Pero debo admitir que su ideología me parece estúpida, un.

-¡¿Qué has dicho?!

-Para mi la esencia del verdadero arte... ¡son las explosiones, un!- Deidara sacó de su pequeña bolsita un poco de arcilla, comenzando a formar una pequeña lechuza con ella. -El arte es la belleza que dura solo por unos instantes, aquello que florece para después de unos segundos marchitarse.

-Ja... ¡jajaja!- ahora era el turno de Sasori de reírse un poco.

-¿Un?- Deidara curvó el entrecejo molesto.

-Parece que eres el que no entiende lo que es el verdadero arte.

-No... es usted el que no entiende.

Sasori se detuvo en seco, clavando sus afilados ojos en los azules del artista -¡¿QUÉ DICES?!- Todos, incluyendo a Itachi, se detuvieron ante tan agitada conversación. -¡NO QUERRÁS CONOCERME ENOJADO¿O SÍ, MOCOSO?

-¡Tranquilo, Sasori-donno¡Yo solo doy mi humilde opinión de su arte, un!- Mientras Deidara seguí hablando, Kisame se fue acercando a ellos de a poco, por si había que evitar enfrentamiento innecesario -No puede culparme si me viene una imagen mental a la cabeza de usted haciendo un teatro marionetista por la calle, un.

Pero el hombre pez no tuvo ni que molestarse, se quedó estático sin saber si arriesgarse a una encarnizada pelea con su compañero marionetista o echarse a carcajadas, el comentario del rubio fue muy gracioso. Itachi por su parte curvó una mueca divertida, aunque obviamente se la guardó para él solo.

-¡MORIRÁS!- En un movimiento rápido, Sasori estiró su cola intentando darle una estocada, pero fue en vano, ya que Deidara se adelantó remontando vuelo aún más alto de lo que ya estaba.

-¡Es muy lento Sasori-donno, un!- El artista siguió mofándose de él: graciosamente levantó sus dos manos a la altura de su rostro, para a continuación sacarle la lengua con cada una de sus tres bocas.

-¡ME LAS PAGARÁS, MOCOSO!

-Basta los dos.- Interrumpió Itachi. Todo le había parecido gracioso, pero las bromas de Deidara habían llegado demasiado lejos, y más tratándolas con Sasori, cuya paciencia tenía un límite bastante limitado.

Todos permanecieron en completo silencio, hasta que el moreno comenzó a hablar otra vez.

-El líder quiere el cuerpo de él entero, no querrás llevárselo en pequeñas partes¿verdad?- Itachi se dedicó a observar a ambos de reojo, especialmente al rubio. -Y tú, Deidara, deja de provocar a los demás, Sasori será tu compañero muy pronto.

-¡Tsk¡Me niego a hacer grupo con este niño!- exclamó Sasori.

Deidara volvió a clavar su vista en Itachi. - Grrrr... no me des órdenes...- Su mirada volvía a irradiar odio, manteniéndola fija aquellos ojos carmesí.

-No es una orden, tómalo como un consejo.- Nuevamente, sus miradas penetrantes se volvieron a cruzar. Sin más, el Uchiha se dio la media vuelta, retomando su camino.

¡Maldito¡Esa cara¡Te destrozaré esa maldita cara de indiferencia que tienes¡HARÉ CON ELLA ARTE!

El viaje se les hizo largo, muy largo... pero finalmente habían llegado. Una enorme cueva se encontraba en frente de ellos. Esta tenía una entrada oculta, decorada a ambos lados con unos grandes pedestales rojos. La entrada estaba por sobre la superficie del agua, así que era muy difícil encontrarla, excepto que uno fuera caminando por el agua alrededor de las húmedas rocas por toda la costa. Se fueron adentrando en ella. Esta era profunda y un fuerte olor a humedad se podía sentir por todas su paredes. Después de caminar unos largos e interminables pasillos y haber doblado infinidad de esquinas llegaron a un lugar extendido y enorme. La oscuridad reinaba en toda la enorme cueva, como habían llegado del exterior era normal que sus ojos tardaran en acostumbrase. Deidara seguía a sus nuevos compañeros mediante sonidos que estos realizaban, hasta que se detuvieron. Una horrible sensación le recorrió toda la piel, erizándole todos los bellos. Podía sentir una enorme cosa frente a ellos. No la veía, pero lo sentía...

-Reúnanse todos inmediatamente.- ordenó una voz atrayente y demandante, captando de inmediato la atención de Deidara, que centraba sus ojos en dirección de donde provenía aquella extraña voz.

Un ligero silencio se hizo presente en aquella enorme cueva. Deidara sintió como alguien lo observaba fijamente, como si no quisiera perder detalles de él. Para distraerse, se dedicó a observar boquiabierto todo el enorme lugar, más concretamente, al gran ídolo contenedor frente a sus admirados ojos. Ahora su vista había comenzado a acostumbrarse a aquella oscuridad, notando la enorme criatura frente a él.

–¡¿P-pero qué es esa cosa!?- Nunca se imaginó que bajo una gran cantidad de roca sólida pudiera llegar a ver un lugar subterráneo con tanto espacio, capaz de alojar a semejante criatura.

-Buen trabajo, Itachi, Kisame, Sasori...- Pain les dedicó una mirada con un atisbo de orgullo en ella. Deidara escuchaba aquella voz grave proveniente desde la cima de la enorme criatura, que se calaba por todo su cuerpo y le provocaba una incomoda sensación. Pero debido a la oscuridad que reinaba el lugar su rango de visibilidad era demasiado bajo, por lo tanto aún no le había podido ver la cara al hombre que seguramente sería su líder. No sabía que hacer o decir, sus compañeros a su lado se giraron para observarlo.

-¿Te comieron las lenguas los ratones?- atacó Sasori con el mayor desprecio del mundo, dirigiéndole una mirada fría. No había olvidado lo que le había hecho por el camino y aunque fuera poco, se las pensaba ir cobrando a partir de ahora.

Deidara lo miró de reojo, dedicándole una mueca de burla. Pudo percibir también que unas fuertes cantidades de chakra se acercaban a aquel lugar. Seguramente eran los demás integrantes que faltaban del grupo, dedujo el artista, pero no pudo percibir la cantidad de personas que eran en total. Primero hizo aparición un hombre que parecía tener una planta a su alrededor, luego un mujer con una flor en su cabello, y al poco tiempo otro hombre más, solo que este iba encapuchado y traía en sus manos un viejo maletín.

-¿Has traído fondos para refaccionar la cueva?- gesticulaba Kisame queriéndole gastar una broma. -Necesitamos otro baño, las peleas por las mañanas son patéticas, jeje.

-¡¿Pero tú sabes lo que cuesta levantar un baño?!- Kakuzu señaló molesto a Kisame con su dedo índice. Su voz denotaba un tono autoritario -¡Son fondos para la organización!- de repente cambió su tono a uno un poco más calmado -...y lo demás es mío, por los intereses.

Deidara presenciaba algo desconcertado toda aquella conversación. Akatsuki tenía gente bastante extraña, pensó. La voz grave de Pain lo sacó nuevamente de su ensoñación, y volvió a dirigir la vista hacia arriba.

-Bueno, basta.- El líder miró de reojo a los recién llegados –Ahí está...– Los recién llegados posaron su vista en la persona que yacía parada en medio de todo el lugar. Por otro lado Deidara tragó saliva, algo nervioso. Se sentía incomodo ser observado por tanta gente a la vez, lo miraban escrutadoramente como si fuera un fenómeno de espectáculo. El silencio no duró mucho.

-Entonces era verdad lo que dijo Kisame... tiene la apariencia de una chica.- opinó Kakuzu.

Deidara se tensó ante el comentario, frunciendo el entrecejo ferozmente. ¡Cómo le jodía que unos extraños que no hacían ni un minuto de haberlo conocido lo trataran con tanta familiaridad¡Le hervían los nervios! Cerró sus puños con fuerza reprimida y comenzó a apretar sus dientes con violencia. El lugar estaba oscuro, pero eso no impidió que Itachi, que estaba a su lado, observara en silencio el arrebato que por momentos tenía el artista.

-¿Me pregunto si también actuará y hablará como mujer?- ironizó el avaricioso hombre observando a lo lejos, la figura del rubio.

-¡NO SE METAN CON MI HOMBRÍA O HAGO VOLAR TODO ESTE MALDITO LUGAR!- fue la respuesta de Deidara.

Una horrible tensión se apoderó de la enorme cueva, hasta que...

-Me gustas...– Pain había quedado maravillado ante el carácter explosivo e impulsivo del artista.

En un súbito movimiento, la figura del líder había desaparecido de encima del ídolo, apareciendo en cuestión de segundos, en frente del rubio. Deidara no pudo evitar dar un paso hacia atrás. Le dio un ligero espasmo, al fin pudo divisar al dueño de esa voz tan atrayente y demandante. Su capa se había levantado elegantemente por el viento que había provocado la voluta de humo, quedando justo a unos escasos centímetros de él. Su tensión fue en aumento cuando pudo ver que sus ojos se posaban por sobre todo su cuerpo, y más aún se tensó al ver que el hombre que tenía frente a sus ojos comenzaba a levantar sus manos muy lentamente. Se alzaban como si estuviera venerando a un ser celestial o un Dios. Y sin apartar su profunda mirada del nuevo integrante, vociferó.

-¡Bienvenido a Akatsuki!¡A partir de este momento eres miembro oficial del grupo de criminales más peligrosos que hayan existido jamás!

Continuará...


No se si me habrá salido bien, jeje, es el primer fic que escribo con más capítulos y se me hace algo difícil de llevar XP. ¿Qué les pareció, les gustó o no les gustó? Este primer capi no fue tan interesante, más que nada conté como fue que Dei llego al Akatsuki... ahora el próximo tendrá más interacción entre ellos, jojojojojojo. Tomatazos, flores, chocolates o lo que sea, PLEASE REVIEW! n.n

PD: Antes de que pregunten, el título significa "El hermoso arte del amor".