****EPÍLOGO****

Iba hecha una fiera, sentía sus manos temblar y todos sus músculos se encontraban contraídos a causa de la rabia que le recorría el cuerpo. Era la última vez que le permitía ese tipo de comportamiento, de eso se encargaría ella no en vano tenía el cargo de Comandante, se lo había ganado a pulso y no permitiría que un piloto le faltara el respeto y desobedeciera sus órdenes cuando se le diera la gana, su paciencia se había agotado – Esto se termina ahora – dijo mientras cruzaba el hangar hacia la pista en donde el Skull había aterrizado hacía unos minutos luego del último patrullaje.

Lo vio hablar con el técnico que revisaría el varitech de Rick luego de su aterrizaje y en cuanto hicieron contacto visual las chispas empezaron a salir por sus miradas, el técnico sabiamente se hizo a un lado apenas vio a la primera oficial del Sdf-1 acercarse como huracán, el junto con el resto de los que la conocían sabían que enojada era una arma letal.

- Escúcheme bien Teniente Hunter – dijo haciendo énfasis en el rango del piloto y parándose justo en frente de el – Si vuelve hablarme de la forma en que lo hizo, me encargaré personalmente de que lo refundan en un arresto por una semana – era cierto que Lisa era una persona amenazante, pero por alguna extraña razón a el no le provocaba ni un mínimo de miedo, todo lo contrario, por instinto siempre que ella le daba una orden su boca se abría de inmediato y terminaba desafiándola y desobedeciéndola.

- No puede arrestarme solo por que se le da la gana – dijo en tono defensivo mientras observaba como los ojos de ella empezaban a brillar cada vez más

- Póngame a prueba Teniente – habló con tanta calma, con tanta acidez que el técnico que había presenciado toda la escena tuvo unas ganas enormes de salir corriendo de ahí.

Rick estuvo a punto de contrariarla de nuevo, pero justo en ese momento las alarmas de la nave comenzaron a sonar de nuevo, Lisa lo vio fríamente una vez más mientras que regresaba de prisa al puente. En cuanto entró observó que el Capitán Gloval se encontraba parado en una de las consolas con la radio pegada a su oreja

- ¿qué sucede? – lisa se acercó a Claudia y esta en cuanto la vio le hizo un ademan para que guardara silencio – Uno de los Comandantes de la flota enemiga está pidiendo una tregua –

El capitán Gloval tomó asiento mientras parecía escuchar atento lo que le decían por la radio comunicación - Entiendo – dijo fríamente – lo recibiremos en el hangar norte - dejo la radio en cuanto la comunicación terminó. Dio una mirada extraña a Lisa y luego de eso le pidió a la Comandante Grant que lo acompañara a su oficina, orden que Claudia acató de inmediato saliendo del puente detrás de el mientras dejaba a Lisa con una gran incógnita ya que era la primera vez que el Capitán Gloval la excluía de información tan relevante como la conversación entre el comandante zentraedi y el.

Claudia entró a la oficina del Capitán Gloval bastante intrigada, de igual forma que Lisa se preguntaba a que se debía que esta vez el Capitán hubiera decidido no compartir la nueva información con su primer oficial, no tuvo que esperar mucho para saberlo.

- Comandante Grant, he hablado con uno de los comandantes de la flota enemiga, su nombre es Bretaii y como les dije está pidiendo una tregua, me ha dicho brevemente que toda la flota enemiga esta presentando división entre ciertos grupos y no desea seguir peleando hasta estar seguro de que está defendiendo los intereses correctos de su civilización – hasta ahí nada era extraño – Me ha informado también que ha logrado rescatar a un humano que ha estado prisionero de una de las naves desde hace muchos años – se sentó y encendió su pipa – Lo traerá un pod enemigo al hangar norte – Claudia estuvo a segundos de preguntar que tenía de especial la información que el Capitán le estaba dando hasta que el se levantó de nuevo y su mirada se tornó preocupada – El prisionero se hace llamar Karl Riber -

Claudia como pocas veces se quedó sin habla, estaba demasiado sorprendida y pudo entonces comprender el por que era ella quien estaba ahí. Tomo asiento en una de las sillas, llevó sus manos hacia su cabeza y habló en voz alta - ¿Pero como es posible? La base Sarah fue atacada hace casi diez años –
- El comandante Bretaii no me dio más detalles – respiro hondo – Necesito que se haga cargo con la mayor discreción posible del recibimiento, creo que ambos estamos consientes del porque la Comandante Hayes no es apta para participar en esta misión – caminó hasta el ventanal de su oficina – Primero hablare yo con el, en cuanto verifiquemos que su estado de salud y mental esta en optimas condiciones le informaremos de la situación a Lisa ¿entendido? – Claudia apenas asintió levemente, si ella no podía creer la noticia que el Capitán Gloval le daba ¿Cómo lo tomaría su mejor amiga?

Salió de la oficina para hacer los arreglos pertinentes y aunque sabía que la decisión tomada por el Capitán acerca de mantener a Lisa alejada de la nueva información era la correcta, no podía dejar de preocuparse por ella, más aun sabiendo lo que el nombre de Karl Riber representó para su mejor amiga.

***

La entrega se dio en medio de la madrugada, solo un grupo de oficiales estuvo al tanto de la operación entre ellos Claudia Grant que estuvo presente en el hangar en el momento en que el gigantesco Pod enemigo entraba, mientras varios cazas VT resguardaban el perímetro, estaban al tanto de que aquella maniobra fuera una trampa del enemigo. La comandante Grant observó como la compuerta de acceso del Pod se abrió y por el se asomaba un gigantesco zentraedí que salió cuidadosamente con las manos al aire en clara señal de que no estaba armado, tomó una pequeña cápsula y la coloco en el piso, luego de eso se introdujo de nuevo en su nave y salió del hangar en forma silenciosa.

Un grupo médico estaba a la espera de que la puerta de la pequeña cápsula se abriera y cuando esto sucedió un hombre salió de dentro, primero con pasos vacilantes, a lo lejos se podía ver que era un hombre adulto, tenía una copiosa barba y aunque esperaban que sus ropas estuvieran desgastadas y maltrechas no fue así, llevaba una especie de uniforme.

Durante todo el camino él rogaba y rezaba para sus adentros para que todo saliera bien, deseaba que su travesía terminará, pero él ya había aprendido a lo largo de los últimos años a no confiar ciegamente en los zentraedi. Sentía dentro de la cápsula como se movían, abrazaba sus piernas fuertemente mientras escondía su rostro en el hueco que dejaban sus rodillas, ya no podía percibir miedo, parecía que se había vuelto inmune. Sintió que se detenían, se puso de pie, escucho algunos ruidos leves fuera…luego algo lo movió de lugar y después de eso hubo silencio. Pegó su oído en la puerta metálica para intentar escuchar algo, pero no percibía nada; dio varias vueltas dentro de la cápsula y
recordó las palabras del último zentraedi con el que había tenido contacto – Te dejaremos en el hangar enemigo, lo que ellos hagan contigo ya no será mi responsabilidad – apretó sus manos en fuertes puños y tomó valor, no tenía idea de que le esperaba del otro lado pero el simple hecho de saber que podían ser humanos le hacía aventurarse una vez más.

Abrió la puerta y una intensa luz le hizo entrecerrar los ojos, dio primer un paso, luego otro, se sostuvo de la puerta de la cápsula y al fin pudo enfocar el exterior, soltó una sonrisa en cuanto reconoció a personas de su mismo tamaño, no le importo en lo más mínimo que fueran soldados apuntando hacia donde él para Riber lo único que importaba es que al fin luego de diez años estaba de nuevo entre humanos…sus piernas se doblaron irremediablemente y minutos después perdió la conciencia.

***

Despertó en una habitación pequeña, parecía ser una especie de barraca, la puerta estaba entreabierta y por ahí podía ver a un soldado resguardando la habitación. Se incorporó hasta quedar sentado y tuvo que tomarse unos segundos para recordar como es que había llegado hasta ahí, el soldado afuera pareció hacer una llamada luego de que viera que estaba despierto. A lado de él en el buró vio una jarra con agua, tomó uno de los vasos y caso la bebió por completo, tenía años que él no probaba agua dulce. Volvió a recostarse, estaba seguro que alguien iría a verlo y no se equivoco, unos cuarenta minutos después de que él despertara el Capitán Gloval entró a la habitación.

- Buenas tardes – se acercó hasta donde estaba Karl recostado y tomó una de las sillas para poder sentarse. No obtuvo una respuesta inmediata

- Buenas tardes señor -
- Bienvenido a bordo del Sdf-1 soy el Capitán de la nave, Henry Gloval – por primera ver en muchos años alguien le extendía la mano para poder saludarlo y en un principio el gesto le resultó extraño, a lo largo de los años había perdido muchas de las costumbres humanas.
- Soy Karl Riber – extendió su mano con mayor confianza – estuve asignado en la base Sarah – dijo con pesar
- ¿Sabe usted que es el Sdf-1? – el negó lentamente
- El Sdf-1es una nave alienígena que se estrelló en el océano pacífico en el año de 1999, fue remodelada y reconstruida por los ingenieros Robotech y hace aproximadamente un año en la ceremonia de inauguración fuimos atacados por vez primera por la civilización zentraedi – Gloval hizo una pausa, intentaba ver en la reacción de Riber alguna señal de que estuviera entendiendo la información, pero no reflejaba nada. Se mantenía callado -

luego del ataque en una maniobra de trasposición llegamos a la órbita de Plutón, justo ahora estamos en el viaje de regreso a la Tierra, a lo largo de los últimos meses hemos tenido enfrentamientos constantes con el enemigo hasta ayer que el comandante que ordeno su liberación ha pidió una tregua – el Capitán encendió su pipa – ¿Usted tiene alguna información que nos pueda ser relevante? – lo vio soltar una sonrisa amarga, parecía cansado
- No tenía idea de que los zentraedi habían atacado a la Tierra hasta hace unos seis meses – dijo en tono de derrota – en donde yo estaba no se me daba mucha información
- Hasta hoy yo no tenía idea de que la base Sarah fue atacada por zentraedis – Riber levantó su mirada con interés
- ¿Qué explicación les dieron entonces? -
- Un ataque terrorista – sentencio

No le sorprendió que el ataque haya sido encubierto por el GTU, si no respondieron a sus llamados de auxilio durante la invasión no esperaba que hubieran sido honestos respecto a la sucedido en la base Sarah; era como si él y el resto de las personas con las que trabajo se hubieran convertido en fantasmas. El mismo se sentía un fantasma.

- Me gustaría contar con algún reporte suyo,
- Me gustaría pedir su apoyo, toda la información que nos pueda proporcionar respecto al enemigo será de mucha ayuda, justo ahora estamos en el punto más crítico de la guerra y cualquier observación suya puede ayudarnos – Riber por primera vez desde que llegó a ese lugar se sintió enojado y sobre todo incomprendido
- ¿Los zentraedis con los que están luchando se caracterizan por no responder a otro tipo de comportamiento que no sea la guerra? – el Capitán afirmó con su cabeza – Entonces – dijo mientras se levantaba – no tengo mucho que decirles, lo que han experimentado ustedes de la civilización en un año, es lo mismo que yo viví durante casi una década – finalizo – Agradezco su hospitalidad Capitán, pero en este momento solo quiero asimilar el hecho de que ya no estoy rodeado por esos gigantes, quiero concientizarme de que sigo vivo y de que mi vida parece haber sido rescatada -

El Capitán podía ver en su rostro marcas muy visibles de su cautiverio, sus ojos se veían vacíos, cansados; y era cierto que él estaba ahí para poder recopilar toda la información que el pudiera dar de los zentraedis aunque era obvio que ese proceso sería lento, pero fuera de los protocolos militares también estaba ahí para hablar de su primera oficial, tarde o temprano tendría que decirle que Karl Riber estaba vivo, pero primero deseaba asegurarse que el soldado que tenía en frente no le haría ningún daño.

- ¿tiene familia? -
- No – respondió de forma fría
- ¿Hay alguien que desee que contactemos?
- No – su voz era amarga, no tenía familia, no tenia nada ni a nadie, su vida había sido robada
- ¿esta seguro? – Karl Riber giró su rostro para encontrar la mirada serena del Capitán, le parecía intuir que la insistencia de él se debía a algo, desecho la idea luego de analizarlo por unos segundos más. ¿Qué interés podía tener ese militar en saber si él tenía alguien a quien acudir? La frustración le ganó la batalla, cerro sus puños fuertemente y golpeo una de las paredes, había alguien…había alguien que el conservó en su memoria durante muchos años, pero estaba seguro que recurrir a ella sería una perdida de tiempo. Ella, seguramente estaría a miles de kilómetros de distancia, junto a alguien, viviendo una vida feliz.

Gloval pudo ver la batalla que el hombre frente a el estaba viviendo, intentaba estar en sus zapatos y definir como podría sentirse en ese momento pero le era imposible, aunque lo deseara jamás podría entender lo que él estaba pasando, asi que decidio darle una oportunidad y hablarle sin rodeos. Parecía estar cuerdo.

- ¿Reconoce el nombre de Lisa Hayes? –

Los ojos de Karl se abrieron por completo, escuchar el nombre de ella de parte de otra persona era algo que deseo durante muchos años, era la confirmación de que el recuerdo al que él se aferró no era producto de su imaginación, hubo veces en que creyó que la mujer que llegaba a sus sueños por las noches era solo una proyección, algo que su mente había creado para no terminar hundido en la locura. Entonces él se dio la media vuelta y se acerco hasta el

- ¿Usted la conoce? – el Capitán asintió y le hizo un gesto para que tomara asiento frente a el, cosa que Karl hizo de inmediato, al fin parecía que había captado su atención por completo.
- Ella esta en esta nave – dijo sin rodeos – Lisa es mi primer oficial – tuvo que cerrar los ojos para poder asimilar lo que le decía, llevó sus manos hacia su cabeza y la apretó un poco
- ¿Ella sabe que estoy aquí? -
- No – Gloval iba a ofrecerle un poco de agua, pero notó que la jarra estaba vacia, en un ademán rápido le pidió al oficial que resguardaba la habitación que trajera más agua – ella no sabe que usted esta aquí, yo conozco la historia y no me parecio prudente que ella se enterara de una forma tan brusca de su regreso – Riber se inclino hasta hacer que sus codos tocaran sus rodillas – saberlo muerto la afectó muchísimo y no pienso exponerla hasta que yo esté seguro de que usted es una persona confiable.
- ¡Yo jamás le haría daño! – elevó su voz de forma inesperada - ¡Jamás! – deseaba hacerle tantas preguntas de ella que no sabía ni por donde empezar
- Le daré un par de días para que se reponga un poco y entonces si ella desea podrá verla – El capitán Gloval se puso de pie y le dio una apretón en uno de sus hombros
- Ya está en casa Teniente Riber -