¡Hola! Mi nombre es Criswolf, y dese hace tiempo tenía muchos deseos de escribir una historia de twilight, aunque a decir verdad se me habia ocurrido otra historia mas a tono con la original, pero este fic AU seguia como una espinita en mi mente, o una polilla revoloteando que no me dejaba en paz.

Este es el primer capitulo, y sera un poco lento, espero que con el tiempo la historia se torne mas rápida; ademas de que debo añadir que el resto de la historia no continuara en elmismo lugar. Ya veran a donde, las situaciones llevan a los personajes.

Tambien, se encontraran con algunas frases o situaciones parecidas a las del libro. Es que es tan genial que no pude evitar ponerlas... ademas de que esta es una historia de como habría sido twilight de haberse desarrollado en un tiempo donde ser vampiro era un mito no tan improbable, y más bien una realidad a la que los supersitciosos temian.

Solo me resta añadir que twilight no me pertenece a mi. Obvio. Sino que a la magnifica Stephanie meyer. Una ovasión de pie para la mujer que creó un libro que me mantuvo despierta hasta las 5 de la mañana.

Prefacio

El clamor de la muchedumbre se había calmado, ahora estaban expectantes, impacientes. Era mi muerte el evento al que asistían, no querían demoras como todo buen publico que había pagado su parte para verlo.

Reconocí todas las caras ahí presentes; como no iba a hacerlo si los conocía desde mi nacimiento; inclusive podía reconocer perfectamente los rostros de mis amigas de la escuela, unas mirándome aterradas y otras con una regocijada curiosidad, probablemente preguntándose cuando empezaría todo.

Mientras me amarraban al poste de madera, rodeado de paja para avivar la hoguera, pude ver el crepúsculo romper el firmamento. Se estaba despidiendo de mi, y yo agradecí el gesto.

Ya no estaba asustada por mi muerte; tal vez si un poco ansiosa porque todo acabara pronto. Nunca he sido masoquista, esperaba perder el conocimiento antes de que el fuego empezara a pelar mi piel.

No estaba sintiendo nada, probablemente eso fue lo que mas me sorprendió; ni siquiera el necesario arrepentimiento que mis vecinos gritaban que concibiera. Cuando la vida te ofrece un regalo que supera por mucho tus expectativas, no es razonable lamentarse de su resultado.

Le di una ultima mirada de soslayo al crepúsculo, antes de que tiraran la antorcha en la paja a mis pies, y un pensamiento de esperanza me lleno: Pronto, muy pronto estaría viendo el mismo ocaso con él, aunque este fuese en el infierno.

Ocaso eterno

Capitulo 1

"El dios de la justicia"

Yo nací en un tiempo donde las brujas y los demonios de la oscuridad existían... o al menos lo seguían haciendo en la cabeza conciente colectivo del pequeño pueblo en el que vivía, aun cuando estábamos a mediados de un milenio lleno de cambios e iluminaciones científicas.

Era el año de 1865, aunque en realidad los acontecimientos que cambiarían por completo mi vida empezaron ya hacia dos años antes.

Estaba viviendo una temporada en Londres, junto con mi tía Maggy. Tenía leucemia. Y en aquel tiempo, aun gobernado por algunos pensamientos ignorantes tener una enfermedad desagradable o demasiado escandalosa significaba un exilio a la soledad; ninguno de sus hijos se digno a cuidarla. Pero yo si fui ante su llamado.

No soy tan altruista como parezco; porque la verdad solo quería una excusa para escaparme de Forks. El pequeño y semniptero pueblo americano que me vio nacer, y siempre gobernado por un manto gris en el cielo y una brisa helada en el entorno.

Londres no es tan diferente de Forks en ese sentido, ya que el clima promedio de la ciudad era uno invernal; pero a diferencia del pequeño pueblo, Londres estaba lleno de vida y lugares por conocer. Era fácil perder tus pensamientos ahí, y dejarte llevar junto con el resto de la gente; y lo más maravilloso, aparte de las librerías, es que nadie te conoce ni te observa. O al menos eso creía.

Esa noche en especial hacia un frío excepcionalmente gélido, señal de que el invierno estaba cerca.

Las calles estaban sumidas en oscuridad, pero no me importo. Tía Maggy se había puesto bastante mal, y no podía esperar a que el medico acabara con la visita a domicilio que tenia con otra paciente. Era un parto y supe que tardaría; por eso ignorando todas las reglas de etiqueta o de lógica me aventure a enfrentar las sombras de las calles londinenses.

La dirección no estaba tan lejos como pensaba, y aun había unos pocos rayos de sol en el cielo, así que no tarde tanto como esperaba en llegar. La consulta fue rápida y salí sin mas demora, pero aun así cuando pise de nuevo la calle, la noche ya había caído.

Tarde un poco mas en encontrar el camino de regreso, no se me daba bien el orientarme en la noche, a veces suelo ser bastante despistada; probablemente por eso no los vi.

Eran cuatro hombres, y no me di cuenta que me seguían hasta que uno no me silbo. Volteé sin pensarlo, aunque instintivamente apresure mas el paso. Ellos no parecían tener tanta prisa, confiados de algo que yo no sabia.

Me dije a mi misma que no podía saber a ciencia cierta si me seguían o no; volví a voltear llena de incertidumbre. Solo habían dos. Eso significo un alivio para mi, pero aun así los restantes me seguían por muy poco.

Intente desviarme de mi camino inicial, perderlos o encontrar una avenida abarrotada de gente ¡Era Londres por Dios! Alguien debía haber afuera.

Y definitivamente lo había.

Di unos cuantos rodeos mas, pero al parecer había perdido a los hombres. Termine varada en un callejón sucio y cerrado, pero no me importo mientras me hubiese librado del peligro.

Cuatro sombras se aparecieron por la calle, y temblé instintivamente. Sus caras por fin se dejaron ver en la salida del callejón oscuro. Eran morenos y altos, con ropas bastante harapientas. Obreros de seguro.

Pro alguna razón mi mente se negaba en asimilar la situación de peligro en la que estaba. Di un paso adelante, sopesando las oportunidades que podría tener para escabullirme; ellos también dieron uno, y rieron con fuerza, de seguro preguntándose hasta donde llegaba mi estupidez. Yo también lo estaba haciendo; aquellos hombres me pastorearon como a una oveja tonta.

Decidiendo que la diversión ya había acabado, o por el contrario ya debía comenzar, los hombres acabaron con el espacio que teníamos de diferencia. Me acurruque contra la pared buscando cobijo, pero era obvio que no iba a obtener nada.

Uno se quedo observando el callejón, por si se presentaba alguien ante los gritos que empecé a profería. Los otros dos me tomaron de los brazos, desgarrando de paso parte del cuello de mi vestido, mientras que el moreno alto que me había silbado, se peleaba con mi falda intentando levantarla.

Grite con fuerza, como nunca antes lo había hecho. Esta era la ventaja y la desventaja de Londres, a nadie le interesabas.

Ya había dado por perdidas todas mis esperanzas y oportunidades de escape, cuando escuche un rugido colérico que hizo un eco aterrador a trabes del helado callejón.

Y esa fue la primera vez que le vi.

Un hombre se encontraba sobre la azotea de un edificio. Su cabello color bronce refulgía bajo la luz de la luna, y su rostro perfecto, parecido al de algún dios griego estaba crispado en una mueca de odio y furia.

Un segundo se encontraba observando la escena desde lo alto, y al siguiente estaba entre las sombras del callejón junto al cadáver del hombre que estaba de vigía en el callejón.

-¿Q… que demonios es eso? –pregunto con voz torpe uno de los hombres.

-Un monstruo –respondió con un temblor otro.

-¿Monstruo? –repitió el extraño con la voz mas suave y hermosa que nunca hubiese escuchado, aunque eso no escondía su nota de sarcasmo y de furia.

Por alguna razón no me sorprendió que pudiese habernos escuchado antes, sino de lo joven que parecía. Tenia mi edad.

-Señores… -empezó intentando contener lo mas que podía el sarcasmo en su voz, y acercándose lentamente hacia nosotros.- no se si han visto. Agrediendo a una joven señorita… ustedes son mas monstruosos que yo.

-Es un demonio… -murmuro otro, al ver mas de cerca su rostro.

Su cara se veía tan gloriosa como en las alturas, pero pude ahora observar que se me habían escapado el color de sus ojos. Eran rojos como el rubí… o la sangre.

-Aquí nadie esta agrediendo a nadie. Ella esta aquí porque quiere –bramo el moreno.

El joven se detuvo y vi. sus ojos posarse sobre los míos. Su mirada era intensa, y contenía la furia de la situación al principio; pero por un segundo pude ver un ligero brillo de asombro y después de confusión.

La escena bien pudo haber durado unos cuantos segundos, pero a mi me parecieron horas. Por fin recupero su mascara dura, y se dirigió hacia mi.

-Señorita, ¿Usted desea estar aquí? –pregunto con cierta incomodidad. Como si no estuviera acostumbrado a ello.

Por un segundo me quede pasmada al darme cuenta de que, en efecto se dirigía hacia mi; pero me recupere de mi repentino aturdimiento y negué obstinadamente con la cabeza. Me había olvidado de hasta como hablar.

-Lo ven –aseguro el joven y en menos de lo que dura un pestañeo, aparto con brusquedad al hombre moreno y estampo su cabeza contra el muro de ladrillo.

Pude escuchar el crujir de sus huesos, y el aire se lleno del aroma a oxido y sal de la sangre. Estaba aterrorizada pero no pude moverme, ni siquiera cuando mis captores me soltaron y caí lánguidamente al piso; o cuando vi, como mi salvador les daba caza a medio camino y con brusquedad asía su rostro en sus cuellos, dejando que mas liquido carmesí cayese al suelo.

El silencio impero, yo estaba ahí sentada sin poder ni siquiera pestañear, y él también estaba quieto como una estatua dándome la espalda. Dio un paso adelante listo para irse.

-¡Espera! –grite reencontrando mi fuerza.

El se detuvo en su lugar, pareció vacilar. Pero por suerte para mi se dio la vuelta y camino lentamente hacia mi.

Se detuvo a varios metros de distancia. Realmente parecía estar luchando con un dilema interno, finalmente habló, como tanto deseaba que lo hiciera.

-¿Estas bien? –pregunto con voz dulce y aterciopelada. Su rostro era glorioso, y a pesar del sadico evento que había presenciado, no había ni una gota de sangre o sudor en su cara o en sus ropas. Esto debía de ser un sueño o una pesadilla de seguro, mi mente ya no tenía fuerzas para defender la coherencia, o la falta de ella, en los hechos.

Intente recordar como respirar.

-Si –conteste con voz queda- gracias.

El me sonrió desde la penumbra, y creí que mi corazón se detendría.. Pero su sonrisa flaqueo, y me volvió a mirar intensamente. Nos retuvimos la mirada, y al pasar unos cuantos segundos mas, pareció que yo había ganado la contienda de ese extraño juego, porque el aparto su mirada. Pude ver insatisfacción en su mirar.

-Esta se supone que es la parte donde te desmayas o huyes despavorida... –murmuro tan bajo que pareció dirigirse a si mismo.

-No veo porque –le respondí desafiante aun así.

El volteo su hermoso rostro hacia mi y lo ladeo. ¿En serio era real ese tipo? ¿Qué tanto de todo esto lo era. De seguro todo era un sueño y pronto me despertaría jadeando en mi oscura y pequeña habitación.

-Soy un asesino –dijo al fin, con cierta cautela y examinando detenidamente mis movimientos- es suficiente razón para que me temas y me llames "monstruo".

Fruncí el entrecejo.

-No lo creo –dije mientras me devanaba los sesos para buscarle una razón lógica a mis acciones- tu me has salvado la vida; sino fuese por ti de seguro estaría muerta. So ahora salgo corriendo y te llamo "monstruo", creo que... seria bastante descortés.

El abrió sus ojos como platos, sorprendido por tan sencilla conjetura lógica que creé.

-¿Cómo te llamas? –pregunto de repente, aprecia aun un poco incomodo por tener que hacerme alguna pregunta.

-Isabella Swan –conteste sin pensar- pero me gusta que me digan Bella… -balbucee al final sin estar segura de porque me ponía a desvariar con ese tipo de cosas.

El sonrió amablemente. De seguro estaba soñando, no había duda; y por eso le podía responde tan sinceramente.

-¿Segura que estas bien? –volvió a preguntar, como dudando de mi salud mental. ¡Vaya! Hasta mi mente me hacia sarcasmos.

-Perfectamente –exclame ofendida, y me levante con rapidez. Demasiado rápido, porque me maree y me tuve que sostener de las paredes del callejón.

-No deberá… -empezó el joven, pero le detuve.

-¿Cómo te llamas tú? –pregunte antes de darme cuenta que todo era un sueño o una pesadilla y que mi ángel protector desaparecería.

El alzo una ceja sorprendido, como si esa no fuese la pregunta que esperara.

-E… -empezó, pero en ese momento sucedieron muchas cosas.

Una brisa fría revolvió mis cabellos y después se dirigió hacia el golpeándolo, y en esa mirada tan intensa que tenia, pude ver como el color de sus ojos rojos cambiaba a un negro mas oscuro que la oscuridad misma.

Con la misma rapidez que había bajado de la azotea ahora se encontraba junto a mi. Sus brazos blancos formaban una celda que me aprisionaba contra la pared. Pero yo no era capaz de pensar en escapar, estando tan perdida como estaba en el embrujo de sus ojos. Con un movimiento involuntario gire mi cabeza, pero aunque ya no estaba bajo el influjo de sus ojos, si lo estaba ante el de su olor y su imponente presencia.

Pude sentir su respiración entrecortada contra mi cuello, y su aliento aun mas frío que la noche que me arrullaba la piel.

Pude sentir el sonrojo llenando mis mejillas y cerré los ojos listas para abrazar a la muerte. Eso es lo que debía ser él, un autentico ángel de la muerte. Sus labios recorrieron la ultima distancia que quedaba entre los dos. No pude evitarlo levante mis ojos hacia él y nuestras miradas se volvieron a soldar. Vi mi reflejo en sus oscuros ojos, que poco a poco cambiaron su expresión hambrienta y para después remplazarla por una agónica y torturada. Escuche un quedo "no…" junto a mi oído, y el viento volvió a agitar mi cabello impidiendo mi visión.

No paso nada, y entonces abrí los ojos aturdida y al mismo tiempo aliviada de sentirme libre de lo que sea que me mantuvo en ese estado inconciente.

Estaba sola, pude verlo también; me volví a dejar caer en el piso, y las lagrimas fluyeron por mis mejillas, llorando tal vez por la resolución de que el frío al cual me había entregado se había ido... y nunca le volvería a ver.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Eso es todo para el primer capitulo; pero no se esperen que esta historia continue en londres, porque muy pronto todo se transportará hasta el pequeño y nublado pueblo de Forks, donde iniciará de nuevo esta historia de amor que todos conocemos.

hasta la siguiente actualizacion, bye! y gracias por leer!