¡Hola a todos! Bueno, para empezar quería aclarar que este fic no es mío, sino una traducción. El fic original es francés y se titula "Moi, ma femme et son esclave", un Draco&Ginny de chaton weasley, cuyo perfil personal es: /u/1022040/.

La historia ha tenido muy buena acogida en su idioma, así que espero que guste también en español. Voy a mantenerme totalmente fiel a la historia así que, lo dicho, espero que os guste mucho. ¡Besos a todos!

Mi mujer, su esclavo y yo

- Señor Draco Malfoy, ¿acepta usted a la señorita Ginevra Molly Weasley como su legítima esposa?

- Acepto.

- Señorita Ginevra Molly Weasley, ¿acepta usted al señor Draco Malfoy como su legítimo esposo?

- … Acepto.

- Os declaro marido y mujer.

Y así es como yo, Ginevra Molly Weasley, acabo de casarme con el enemigo del hombra de mi vida. ¿Cómo he hecho para llegar a esto? ¡Muy fácil!

Capítulo 1: Señora Ginevra Malfoy

Hace seis meses que la guerra acabó, con la victoria de Voldemort. Todos los miembros de la Orden del Fénix fueron asesinados; todos salvo yo, que fui enviada a Azkaban.

Hace dos meses me condenaron a sufrir el beso del dementor, pero mientras esperaba la sentencia, Draco Malfoy apareció y me propuso un trato.

- Hola, Weasley.

- …

- Cuando se saluda, lo mínimo que debe hacerse es contestar.

- Hola, Malfoy- respondió con hastío.

- ¿Cómo te va?

- ¿A ti que te parece?

- Me imagino que mal, por eso estoy aquí.

- ¿Cómo?

- Te ofrezco la libertad.

- ¿Perdón?

- Tengo la posibilidad de liberarte.

- ¡Voy a morir, así que lárgate!

- Mi padre es el brazo derecho de quien-tú-sabes, así que tiene mucho poder.

- ¿Y qué tendría que hacer para conseguirla?

- Casarte conmigo.

- ¡¿Quéééé?!

- Si aceptas casarte conmigo, te sacaré de aquí.

- ¿Tan desesperado estás? ¿Y qué pasa con Parkinson?- preguntó ella con ironía.

- ¡Nunca he soportado a Parkinson! Además, tú eres una sangre-limpia…

- ¿Sólo por eso? ¿Y no será más bien para tener aquello que más amaba Harry Potter?

- Quizá.

- …

- ¿Qué dices?

- …

- Está bien. Te dejo una hora para que reflexiones.

Entonces el joven se alejó de la celda de la chica. Al cabo de dos horas, la chica solicitó ver a Draco, por lo que un hombre la llevó hasta la sala donde el chico estaba.

- Me has hecho esperar, Weasley. ¡Te había dado una hora, no dos!

- ¿Quieres mi respuesta sí o no?

- Te escucho.

- Lo primero, tengo varias condiciones.

- Adelante.

- No quiero vivir con tus padres.

- Tendremos nuestra propia casa.

- No pienso ni dormir ni acostarme contigo.

- Cada uno tendrá su propia habitación.

- No quiero que haya ningún pariente tuyo en la boda.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Yo no tengo parientes, así que tú tampoco podrás invitar a los tuyos. Será lo mismo para ambos.

- Tal vez podamos invitar a tu…

- ¡Ningún pariente mío está vivo, ¿está claro?!

- Está bien.

- En ese caso… acepto tu propuesta.

Draco se acercó a la chica y le besó la mano.

- Vendré a buscarte cuando todo está preparado.

Entonces Ginny apartó la mano y Draco volvió a su casa para prepararlo todo. Por fin iba a tenerla. Dos semanas después, Marcus Goyle, el director de la cárcel, fue a buscar a Ginny a su celda.

- Weasley, es hora de arreglarse.

La cogió por el brazo, haciéndola salir de la celda y llevándola a una sala donde había un cuarto de baño y ropa limpia.

- Prepárate, tu futuro marido vendrá a buscarte en media hora.

Entonces dejó a Ginny sola. La joven se duchó; hacía dos meses que no tenía ese privilegio, desde que fue encarcelada. Después, se vistió con la camisa blanca y el pantalón negro que la habían dado. Justo cuando estaba a punto de salir de la habitación, alguien llamó a la puerta.

- Venga, Weasley, no lo hagas esperar.

Entonces Ginny salió del cuarto de baño y se encontró con la mirada de admiración de su futuro marido, cuando éste se la acercó.

- ¿Estás lista?

- Sí- contestó ella con miedo.

El hombre la cogió por las manos y se transportaron.

- ¿Dónde estamos?- preguntó Ginny, cuando llegaron a una playa, en el momento en el que se estaba poniendo el sol.

- En Hawai. Querías una boda íntima, ¿no?

- Sí, pero es tan…

- Romántico.

- Sí. ¿Por qué quieres casarte conmigo?

- Ya lo sabes.

- ¡No, no me has dicho nada!

- Eres una sangre-limpia.

- No soy la única.

- Ya, pero eres la única con la que podría tener una conversación.

- ¿Y si me niego a hablar?

- Bueno, Weasley, dejémonos de tonterías que el cura nos espera.

- ¿El cura?

- Hace falta un cura para casarse.

Draco sacó su varita y la apuntó hacia Ginny.

- ¿Qué haces?

Draco lanzó el hechizo y, al momento, Ginny observó que llevaba un vestido rosa palo así como Draco llevaba un pantalón de lino y una camisa blanca.

El cura llegó.

- ¿Son ustedes los señores Malfoy?

- Aún no- rectificó Ginny.

- Sí, es cierto, pero lo solucionaré de inmediato.

Entonces el cura los llevó a una pequeña colina en medio del océano y los casó; Ginny Weasley era ya la señora de Draco Malfoy.

Draco invitó a su mujer a cenar, pero ésta no resultó ser una compañía agradable; comió muy poco y apenas habló.

- Creo que deberíamos irnos a casa.

- …

- ¿Es que no piensas hablarme nunca?

- Me has pedido que me case contigo, no que tenga que hablar contigo.

Draco decidió acabar con la conversación y volver a su casa, así que le cogió las manos y ambos se transportaron. Llegaron a casa al anochecer, donde Winzy, el elfo doméstico, los recibió.

- ¡Buenas noches, amo!

- Buenas noches, Winzy. Te presento a Ginny, mi mujer.

- Señora- contestó el elfo, inclinándose ante la joven mujer a modo de saludo.

- A partir de ahora será también tu ama, por lo que deberás obedecerla igual que haces conmigo.

- De acuerdo, amo.

- Puedes retirarte.

El elfo se alejó, sin dar la espalda a sus amos. Viendo que Ginny aún no había hablado, Draco decidió darle conversación.

- ¿Te gusta la casa?

- …

- ¡Por lo menos podrías contestar, al fin y al cabo también es tu casa!

- ¿Dónde está mi habitación?

- Arriba. Sígueme.

Draco subió por les escaleras, seguido de Ginny. Mientras caminaban por un pasillo, se paró delante de una puerta.

- Ésta es tu habitación. Me he tomado la libertad de comprarte algo de ropa, pero podrás comprarte más tú misma más tarde.

- …

- Está bien. Si necesitas cualquier cosa, mi habitación está al otro lado…

- No creo que necesite saberlo.

- De acuerdo. Buenas noches, entonces.

Draco se dirigió hacia la puerta cuando se paró, añadiendo:

- Si quieres comer algo, díselo a Winzy.

Se alejó de la habitación, cerrando la puerta y dejando a su mujer sola en su nueva habitación. La joven consideró bastante agradable la habitación. Entonces se dirigió al cuarto de baño, magnífico en su opinión. A continuación se dirigió al armario, donde había un centenar de prendas. Y Draco le propuso comprar más, ¿en qué estaba pensado? Ginny cogió un camisón, observando que todo aquello era sobrio y bonito. Cuando cerró el armario, pijama en mano, se sobresaltó del susto; no se había dado cuenta de que el elfo doméstico estaba detrás de ella dado que no lo había oído entrar.

- ¿Quieres algo?

- Desearía saber si la señora desea comer algo.

- No, gracias. No necesito nada.

- ¿La señora está satisfecha de su vestuario?

- Sí, gracias.

- El señor ha estado dos días eligiendo las prendas, ¿lo sabía?

Ginny fue a cambiarse al cuarto de baño, dando así a entender a su sirviente que no quería seguir conversando. Se bañó de nuevo; se sentía sucia, como si siguiera en Azkaban. Una hora después se acostó en su nueva cama, bastante más confortable que la de su antigua celda. La joven se durmió rápidamente.

Draco se encontraba en el salón bebiendo un vaso de whisky solo, cuando Winzy se le acercó.

- ¿Está durmiendo?

- Sí, amo.

- ¿Le ha gustado el vestuario?

- Sí, amo.

- ¿Ha comido?

- No, amo.

- Está bien. Puedes retirarte, no voy a necesitarte más.

- Gracias, señor. Buenas noches.

El elfo se retiró, dejando sólo a su amo con sus pensamientos. Una hora después, Draco se levantó del sofá y subió al primer piso, dirigiéndose a la habitación de Ginny. Entonces se sentó en un sillón y permaneció durante dos horas observando a la joven dama. Después de haber estado largo rato contemplándola, se levantó y se dirigió a su habitación: era su mujer, pero no le pertenecía.

Al día siguiente Draco se levantó para ir a trabajar; Voldemort le había nombrado Presidente del Wizengamot. Dejó a Ginny sola en casa pero la joven no salió de su habitación durante todo el día ni tampoco comió. Cuando Draco volvió a casa por la tarde, el elfo lo recibió.

- Buenas tardes, amo.

- Buenas tardes, Winzy. ¿Mi esposa no está? ¿Ha salido?

- No, señor. Sigue encerrada en su habitación y hoy tampoco ha comido.

- Vale. Gracias, Winzy.

El elfo volvió a sus quehaceres mientras que su amo subía al primer piso, en dirección a la habitación de su mujer. Al llegar llamó a la puerta, pero dado que no obtuvo respuesta decidió entrar.

- ¿Puedo pasar?- preguntó en el marco de la puerta.

Observó que su mujer estaba sentada en un diván, delante de la ventana que daba al exterior de la magnífica propiedad de los Malfoy.

- ¿No has comido en todo el día?

- …

- ¿Ginny?

- ¡Me has pedido que me case contigo, no que coma a todas horas!

Finalmente Draco, harto del comportamiento de su esposa, se acercó a ella y giró el sofá con violencia para que su mujer lo mirara a la cara.

- ¡¿Piensas morirte de hambre?!

- …

- ¡Está bien, entonces te ordeno que cenes conmigo esta noche!- exclamó, dejando a su mujer sola, en la habitación.

A la hora de la cena, Ginny se encontraba ya en el comedor, tal y como le había pedido Draco. Entonces ambos pasaron a cenar; Ginny comió, aunque poco, tal y como su marido le había ordenado.

- Me gustaría invitar a mis padres el sábado, ¿qué te parece?

- …

- Ginny, me gustaría saber tu opinión. Además, así podrás conocer a tus suegros.

- ¡Estoy muy impaciente de conocer a mi suegrito!- respondió ella con ironía.

- Creo que es mejor que no lo llames así.

- ¡Está bien, amo!

- No soy tu amo, soy tu esposo.

- Por mí soy tu esclava, no tu mujer.

- No estabas obligada a casarte conmigo. Además, si fueras mi esclava te trataría mucho peor.

Entonces Ginny se levantó, dispuesta a irse del comedor, cuando Draco se lo impidió.

- ¿Qué estás haciendo?

- Si no soy tu esclava no tengo ninguna obligación de obedecerte, así que voy a volver a mi habitación. ¡Buenas noches!

Y dicho esto abandonó la habitación, dejando a su marido solo y frustrado.

Ginny se encerró en su habitación, de la que estuvo sin salir durante dos días. Finalmente, el sábado Draco se acercó a la habitación de Ginny para recordarle que esa noche tendrían invitados y que contaba con ella para la cena. Sin embargo, cuando llegaron los padres de Draco Ginny aún no había salido de su cuarto.

- Y bien, ¿dónde está tu esposa?- preguntó Lucius con un tono desdeñoso, sobre tono en la última palabra.

- Vamos, cariño, ten un poco de paciencia. ¡Las mujeres jóvenes siempre se hacen esperar…!

- Tienes toda la razón, madre- contestó Draco, aliviado de que su madre lo apoyara en su elección, al contrario que su padre.

El chico acompañó a sus padres al salón y volvió al hall para hablar con el elfo.

- ¿Me ha llamado, amo?

- ¡Sí! ¿Dónde está mi mujer?

- En su cuarto.

- Dile que baje, nuestros invitados ya han llegado.

- Enseguida, amo.

Rápidamente el elfo se dirigió hacia el cuarto de su señora.

- ¡Señora!- la llamó, entrando en la habitación.

- …

- Señora, ¿estáis aquí?

- Sí- contestó Ginny en su sofá, del que no se había movido.

- El amo reclama vuestra presencia.

- No voy a ir.

- ¡El amo insiste!

El elfo se dirigió al armario de la joven, con el objetivo de buscar una prenda de ropa.

- Tomad, poneos esto. ¡Al amo parecía gustarle!

Entonces Ginny se dirigió al cuarto de baño para vestirse. Cuando volvió escuchó al elfo murmurando algo, pero no tuvo tiempo de preguntarse nada porque enseguida se encontró peinada y maquillada simplemente, aunque estaba muy bella.

- Ya está, ¡estáis hermosa! Ahora ya estáis lista para reuniros con los invitados.

Y, por vez primera desde hacía mucho tiempo, Ginny sonrió. El elfo se había convertido en un aliado suyo; no sabía por qué, pero sentía que podía confiar en él. Entonces se encaminó hacia el salón, para encontrarse con su esposo y sus suegros.

Cuando la vio llegar, Draco se quedó estupefacto por la belleza de su esposa. Se levantó para recibirla y, cuando los padres del chico notaron su presencia, lo imitaron.

- Ginny, permíteme presentarte a mis padres: Lucius y Narcissa Malfoy.

Entonces Narcissa se acercó a la joven y la cogió de las manos.

- Encantada, Ginny. Bienvenida a la familia.

- Gracias, señora Malfoy. Es un placer conocerlos- contestó Ginny, habiendo decidido no montar ningún escándalo esa noche.

Las dos mujeres Malfoy se saludaron con la mirada.

- Buenas noches, señorita Weasley. Quiero decir, señora Malfoy.

Ginny, a pesar de sonreír delicadamente a su suegra, lanzó una severa mirada a su suegro. Éste quiso besarle la mano, pero la chica la apartó antes de que lo intentase, sentándose en un sofá, sola.

Estuvieron hablando durante dos horas antes de pasar a cenar. Durante la cena la conversación resultó bastante agradable.

- ¿Y para cuándo un heredero…?- preguntó Narcissa.

Entonces Ginny miró fijamente a su esposo.

- Bueno, verás, madre…- comenzó Draco- Ginny y yo queremos tomarnos un poco de tiempo para nosotros antes de tener un niño.

- Qué lástima- respondió la mujer, deseosa de tener ya un nieto. Al momento posó su mirada sobre Ginny, quien la sonrió- Pero tenéis razón, tomaros vuestro tiempo.

- Aunque no mucho, desde luego. ¡Es fundamental tener un heredero!

- Esperaremos el tiempo que haga falta- respondió Ginny secamente.

Al momento, la recién casada se levantó y se fue del comedor, volviendo a su habitación, donde se presentó el elfo.

- ¿Desea algo, señora?

- Quiero algo para dormir.

- Muy bien. Voy a preguntar si puedo traérselo.

El elfo pidió, pues, permiso a su amo.

- ¿Qué quieres, Winzy?- preguntó Draco, observando que el sirviente no se encontraba muy bien.

- ¿Puedo hablar con vos, amo?- preguntó el elfo con miedo.

- ¡Esto es increíble!- intervino Lucius- ¡Un elfo dando órdenes!

Al escuchar esto, Draco miró con desprecio a su padre y se alejó del salón con su elfo, camino al recibidor.

- ¿Qué ocurre?

- La señora desearía tomar un somnífero. No duerme desde hace días.

- Está bien. Ya sabes dónde están, así que puedes cogerlos.

- Está bien, amo.

Draco volvió junto con sus padres.

- ¿Has hablado ya con tu elfo?- preguntó Lucius.

- ¡Lucius!- gritó Narcissa.

- ¿Qué? ¿QUÉ? ¡Mi hijo está dejándose manipular por su mujer y por su elfo!- gritó Lucius, al tiempo que se levantaba y tiraba la mesa- ¡Un Malfoy es el único amo de su casa, ¿me oyes?! ¡Así que si no puedes amaestrar a tu mujer y a tu elfo, ya lo haré yo por ti!

Al escuchar esto, Draco se levantó a su vez para encararse con su padre, por primera vez en su vida.

- ¡Hago lo que me da la gana con mi mujer y mis sirvientes, ¿me oyes?! ¡Y si no te gusta, ya sabes dónde está la puerta!

- ¡Nadie… Nadie me había hablado nunca así!- gritó Lucius, mientras se encaminaba hacia la puerta. Al llegar a la misma, añadió- ¡Narcissa, date prisa!

La mujer abrazó a su hijo con ternura y se dirigió rápidamente hacia donde estaba su marido, temiendo las represalias.

Winzy, por su parte, apareció en el comedor para limpiarlo todo, encontrándose a Draco apoyado en la chimenea.

- ¡No se preocupe, amo, Winzy va a limpiarlo todo rápidamente!

- ¿Ginny está dormida?

- Sí, señor. Se ha tomado la poción de inmediato.

- Muy bien. Cuando acabes de limpiar podrás ir a acostarte.

Dicho esto, Draco abandonó el salón y subió a la primera planta, en dirección a la habitación de su mujer. Entonces entró y se quedó observándola mientras dormía. Draco permaneció así durante una hora, hasta que la oyó hablando en sueños.

- Te quiero…- susurró con una sonrisa.

El chico se acercó más para poder verla mejor, contento de las palabras que acababa de escuchar. Sin embargo, su felicidad duró muy poco.

- Te quiero, Harry. ¡Siempre lo haré!

Próximo capítulo: "El esclavo de mi mujer"

¡Ya está! ¿Qué os ha parecido? La historia original cuenta ya con 38 capítulos, así que intentaré darme prisa en traducirlos todos. Si queréis comentar algo ya sabéis, mandad los reviews que queráis. ¡Nos vemos! ¡Besos!